Lam-rim 18: El resto de los infiernos calientes; infiernos fríos

Otros idiomas

Hemos estado pensando en lo que ocurre después de la muerte. Después de la muerte, seguirá el renacimiento. Pero antes de nuestros próximos renacimientos, está el bardo. Es un período intermedio, un período de siete días, por lo general, que puede repetirse hasta siete veces, es decir, cuarenta y nueve días. Después de eso, habrá algún tipo de renacimiento, aunque sea por un tiempo muy corto. En cuanto a los tipos de renacimiento que seguirán, solo hay dos posibilidades: un renacimiento mejor o uno peor. 

Como todos sabemos, el budismo afirma la existencia de muchos tipos diferentes de formas de vida. Cuando decimos "formas de vida", no estamos hablando de formas de vida biológicas -plantas y cosas así-: estamos hablando de seres sensibles (sems-can). Los seres sensibles son seres con mentes limitadas, conciencia limitada. Un buda no es un ser sensible porque un buda tiene conciencia omnisciente. Los seres sensibles son seres que participan en actos intencionales y experimentan los resultados de sus acciones de acuerdo con el mecanismo del karma. Prefiero “ser limitado” a “ser sintiente”; aunque "limitado" no significa limitado en el sentido de estar discapacitado.

Dar sentido a los diferentes reinos de la existencia

Una de las formas de relacionarnos con los diferentes seres de los distintos reinos, como los reinos infernales es, en primer lugar, pensar en ellos en términos del continuo mental. Todos tenemos continuos mentales individuales sin principio ni fin. En cada vida, cada continuo mental tendrá asociada una forma física. El continuo mental siempre tiene una base física, un soporte físico. La forma física con la que se asocia en una vida determinada está determinada por el karma que se activó en el momento de la muerte en el renacimiento anterior. Y esa forma de vida, la base física, será tal que será capaz de soportar sensaciones de felicidad e infelicidad hasta un cierto umbral. La felicidad y la infelicidad tienen aspectos físicos y mentales, por lo que, asociados a esa felicidad e infelicidad, pueden estar el placer y el dolor físicos. Pero las principales variables que nos interesan aquí, al hablar de lo que experimentaríamos en un renacimiento determinado, son la felicidad y la infelicidad, más que el placer y el dolor. Podemos ser felices incluso mientras experimentamos dolor físico. Por ejemplo, cuando alguien se saca una astilla, podemos estar muy contentos por ello, aunque sea un poco doloroso. Tal vez un mejor ejemplo sería recibir un doloroso masaje de tejido profundo. Como dice la expresión inglesa: “sin dolor no hay beneficio”. En cualquier caso, ese no es el punto aquí. 

La cuestión es que la actividad de un continuo mental –que no es más que una sucesión ininterrumpida de momentos de la mente, de actividad mental– consiste, en cada momento, en experimentar algo. De hecho, experimentar (myong-ba) es sinónimo de actividad mental o mente (sems). Lo que forma parte integral de esa experiencia momento a momento es sentir niveles de felicidad –desde la felicidad extrema, pasando por sentimientos neutros, hasta la infelicidad extrema– que, de nuevo, pueden ir acompañados o no de sensaciones de placer o dolor. Diferentes tipos de seres que tienen diferentes bases físicas experimentan distintos umbrales de felicidad e infelicidad, placer y dolor. Sabemos, por ejemplo, que cuando se trata de los sentidos físicos, lo que los humanos somos capaces de ver, oír, oler, etc., es solo una parte de estos espectros sensoriales. Muchos animales pueden percibir y experimentar mucho más. No hay ninguna razón lógica por la que no pueda haber otros tipos de bases físicas que puedan soportar niveles de felicidad e infelicidad, dolor y placer que estén más allá de lo que el aparato humano puede soportar. Basándome en esa línea de razonamiento, me parece que empieza a resultar un poco más fácil relacionarme con estas otras formas de vida y considerar que existen otros reinos en los que podríamos renacer.

Meditar en los reinos sin alegría

No hemos profundizado en este punto, pero en los textos del abhidharma hay descripciones de las ubicaciones de estos diversos reinos, los tamaños de los cuerpos de los seres que viven allí, la duración de sus vidas y todo eso. En cuanto a las ubicaciones físicas reales, se describen en los textos del abhidharma en términos de su ubicación relativa al Monte Meru y los cuatro continentes que lo rodean, una descripción que concuerda con la visión general india de la geografía. Cada uno de los sistemas indios parece tener una versión diferente, aunque básicamente se trata de lo mismo. Sin embargo, como ha dicho Su Santidad el Dalái Lama, el objetivo de las enseñanzas budistas no es enseñarnos geografía; el objetivo es enseñarnos cómo superar el sufrimiento. Por lo tanto, si estas descripciones del universo no encajan con la visión científica actual de la cosmología y demás, entonces no hay razón para insistir en la descripción budista; podemos utilizar cualquier descripción que se ajuste a la observación y la ciencia. Así que no deberíamos obsesionarnos con estas descripciones de los infiernos en términos de dónde están ubicados, ya sea debajo de Bodh Gaya (sct. Gayā) en la India, etc. 

En cuanto a los tamaños de los cuerpos y la duración de las vidas, nuevamente se dan medidas precisas. Pero, de nuevo, me parece que la cuestión es simplemente saber que los seres que están allí tienen cuerpos muy grandes y, por lo tanto, mucha más superficie sobre la cual experimentar dolor e infelicidad y que tienen vidas muy largas y, por lo tanto, períodos mucho más largos en los cuales experimentar infelicidad y dolor. 

Como hemos comentado, el objetivo principal de estas meditaciones, y lo que es específico de este nivel inicial de motivación, es comprender los tipos de comportamiento destructivo que nos harían tener este tipo de renacimientos y sentir con mucha fuerza que queremos evitar absolutamente experimentarlos. Las causas del renacimiento en cada uno de los infiernos fríos o calientes son tipos específicos de comportamiento destructivo. Lo que experimentaríamos son cosas que nos suceden que son similares a lo que le hemos hecho a otros, pero que suceden de forma magnificada. Ya hemos hablado de cómo los seres en el primero de los reinos sin alegría, los infiernos resucitadores, luchan y se matan entre sí 500 veces al día con armas que corresponden a las armas que habían usado para matar, golpear o herir a otros en vidas anteriores. Lo que creo que realmente sería un infierno sería tener que hacer eso una y otra vez, siempre matando y siendo asesinado, siempre reviviendo y teniendo que seguir experimentando dolor y miedo extremos en el proceso.  

Además de querer desarrollar una comprensión de los tipos de comportamiento destructivo que traerían consigo ese tipo de sufrimiento, lo que también queremos desarrollar es la compasión: compasión no solo por quienes experimentan un dolor tan extremo, sino también por quienes perpetran actos de violencia porque, como resultado de sus acciones, experimentarán el mismo tipo de horror en una vida futura. Estos son los dos principales énfasis que tenemos aquí.

Cuando hacemos las meditaciones, podemos imaginarnos que estamos en estos diversos reinos del infierno. Es un tipo de práctica muy, muy fuerte, no apta para los débiles de corazón. Una vez más, la razón por la que meditamos sobre estas cosas e imaginamos que nos suceden no es solo porque queremos asustarnos, sino porque queremos tener una pequeña muestra de cómo sería estar en estos reinos del infierno, al menos en nuestra imaginación, porque entonces seguramente querríamos evitarlos. Son meditaciones muy, muy fuertes. No son muy atractivas y no son muy fáciles de hacer de manera sincera. 

Podemos ampliar la meditación para incluir una forma un poco más ligera (que en realidad no es tan ligera), pensando en lo que personalmente nos parece más aterrador e imaginando que nos sucede y, en consecuencia, deseando sinceramente evitarlo. Como dije, este no es un tipo de práctica o meditación para personas débiles de corazón o emocionalmente inestables. Ciertamente no se recomienda para ellas. 

La última vez hablamos de nuestra extrema reticencia a hacer estas meditaciones. Yo, por ejemplo, no quiero imaginar cómo sería que me quemaran vivo. Es algo que personalmente no quisiera experimentar. Me parece realmente horrible. Hablamos de por qué ni siquiera queremos ver este tipo de cosas en una película, o incluso leer sobre ellas en un libro, y examinamos cuáles podrían ser las razones de esa reticencia en nuestros propios casos individuales. No es necesario repetir esa discusión, pero sacó a relucir algunos puntos muy interesantes que tienen que ver no solo con la sensación de impotencia al ver a otra persona en una situación horrible, sino también con sentir mucho miedo al imaginarnos a nosotros mismos en ese tipo de situación. 

Pienso que debemos sentir una cierta cantidad de miedo cuando hacemos estas meditaciones para estar motivados a no crear las causas que nos llevan a nacer en estos reinos. Pero, obviamente, el miedo no es la motivación óptima. El miedo se basa en un fuerte sentido de un “yo” sólido, un dolor sólido y una situación horrible sólida, con la que el sentimiento de impotencia está fuertemente asociado. No queremos que nuestras meditaciones budistas degeneren en el deseo de ser buenos solo porque tenemos miedo de ir al infierno. Estos horribles renacimientos no son castigos. No hay ningún juez. Básicamente, somos nosotros quienes creamos estas situaciones para nosotros mismos al involucrarnos en un comportamiento muy negativo y destructivo, ya sea que dañe a alguien más o no. Por lo tanto, prefiero explicar la motivación que queremos tener como una de cautela en lugar de miedo. La cautela es un fuerte deseo de no experimentar algo. El miedo, como he dicho, está asociado con este fuerte aferramiento a un “yo”. 

A lo que conducen todas estas meditaciones sobre los reinos sin alegría, los fantasmas aferrados, los nacimientos de animales, etc., es a la meditación sobre el refugio o la dirección segura. Este es el antídoto contra la sensación de impotencia. El miedo está muy asociado con un sentimiento de impotencia, de que no hay nada que podamos hacer. Pero cuando tenemos esta dirección segura del refugio, nos damos cuenta de que tenemos una manera de evitar todo esto, que es evitar las causas. Entonces tenemos una dirección muy clara. No estamos indefensos porque somos capaces de evitar que estas cosas sucedan. 

Ahora bien, por supuesto, ir en una dirección segura no es muy fácil para quienes actualmente están experimentando renacimientos en reinos sin alegría. Esa no es exactamente la circunstancia más propicia para hacer meditación en la vacuidad o para evitar los tipos de comportamiento negativo que perpetúan este tipo de estados. Uno tiene que pensar más en términos de prevenir que este tipo de situaciones sucedan en el futuro. Después de todo, ahora tenemos preciados renacimientos humanos, lo que significa que estamos en una situación en la que podemos evitar que eso suceda. Si estuviéramos en un reino animal, en un reino sin alegría, etc., no seríamos capaces ni siquiera de escuchar las enseñanzas del Dharma, y mucho menos de ponerlas en práctica. Así que creo que meditar en el sufrimiento de los seres de los reinos inferiores es más bien una cosa teórica en el sentido de que el enfoque está en prevenir nuestro propio sufrimiento futuro. No nos estamos enfocando en lo que los seres de esos reinos pueden hacer para evitar el sufrimiento que están experimentando ahora y pensando: "Bueno, ¿qué pasa con estos pobres seres de los reinos sin alegría? ¿Qué pueden hacer para salir de esta situación?”.

La posibilidad de construir fuerza positiva en los reinos inferiores

Hay una historia que se cuenta acerca de uno de los reyes famosos, el rey Ashoka (sct. Aśoka). El rey Ashoka estaba muy enfermo en el momento de su muerte. En la habitación había uno de esos ventiladores punkah que se encuentran en la India. Es un tipo de aparato de bambú que se encuentra en el techo y, por lo general, hay un niño pequeño allí que tira de la cuerda para hacerlo girar de un lado a otro. El niño se quedó dormido y el ventilador cayó encima de Ashoka. Se enojó mucho y murió en ese estado de tremenda ira. Aunque Ashoka había hecho muchas cosas maravillosas en términos de Dharma, también había hecho una enorme cantidad de cosas destructivas, como llevar a su país a la guerra y conquistar muchos territorios. En consecuencia, en su siguiente vida, renació como una serpiente en un estanque que estaba cerca del palacio en el que había vivido como rey. Había un maestro indio -no recuerdo quién- que fue al estanque y vio la serpiente, reconociendo que era el renacimiento de Ashoka. Cuando vio que la serpiente estaba a punto de comerse una rana, dijo: “¡Ashoka, no te comas esa rana!”. Esta serpiente que era Ashoka de alguna manera lo entendió y no se comió la rana. A partir de ese momento, la serpiente no comió a ninguna otra criatura pequeña y se murió de hambre. De esa manera, pudo deshacerse de ese karma negativo y renacer nuevamente como humano. Entonces, existe esa anécdota para indicar que, en teoría, es posible acumular algo de fuerza positiva incluso en un reino inferior. 

También está la historia de la mosca que circunvaló una estupa (sct. stūpa) sobre un trozo de excremento de burro que estaba en una inundación y, como resultado de ello, acumuló fuerza positiva, que es otro de esos hermosos ejemplos que encontramos en la literatura budista. Por lo tanto, no es una situación desesperada; incluso en estos ámbitos, de alguna manera podemos hacer algo positivo. En cualquier caso, en realidad solo estamos pensando en términos de que nosotros, como seres humanos, tengamos preciados renacimientos humanos y hagamos algo para evitar peores renacimientos en el futuro.  

Los tibetanos siempre llevan a sus perros a pasear por las estupas o por los monasterios. Serkong Rinpoche, el joven, siempre llevaba a su perro a pasear con él cuando circunvalaba su monasterio. Los tibetanos incluso llevan a sus perros a las iniciaciones solo para plantar las semillas, por así decirlo, aunque el perro obviamente no reciba la iniciación. Siempre utilizo eso como ejemplo: cuando vamos a una iniciación o a un empoderamiento, no deberíamos quedarnos sentados allí como perros, sin comprender y sin participar en absoluto en lo que está sucediendo porque tendrá tan poco efecto en nosotros como lo tendría en un perro, o en un bebé, a quienes también llevan los tibetanos. 

Bien. Sigamos con estas prácticas. No quiero dedicar demasiado tiempo a estos reinos del infierno. Creo que podemos hacernos una idea general con solo repasar algunos de ellos. Además, creo que el punto principal es pensar en términos de los actos negativos que podríamos haber realizado y que nos harían renacer en este tipo de reinos.

Los infiernos calientes (continuación)

El reino del hilo negro

Hablamos del Reino Resucitador (Sanjiva), en el que todos se matan continuamente con armas. El siguiente se llama el “Reino del Hilo Negro” (Kalasutra), en el que los guardias nos ponen boca abajo sobre un suelo en llamas, nos trazan líneas en la espalda con hilo o ácido y luego cortan nuestro cuerpo en pequeños pedazos. Luego nuestro cuerpo se vuelve a unir y pasamos por todo esto una y otra vez. 

Podemos pensar en varias personas –quizás nosotros mismos, en vidas pasadas– que sádicamente cortaban los brazos o las piernas de otras personas como castigo o como acto de guerra. Hace poco estaba leyendo las noticias en Internet sobre las tropas en el Congo que habían cortado los brazos y cosas por el estilo. Piensen en lo absolutamente horrible que sería que nos cortaran el cuerpo de esa manera y en lo mucho que querríamos evitar cometer actos tan sádicos. Los niños pequeños a veces tienen tendencias sádicas. Pueden atrapar un insecto, como una mosca, y arrancarle las alas o las piernas. Este tipo de cosas también darían lugar a este tipo de renacimiento. 

También dice que, incluso si somos muy divisivos, siempre intentamos dividir a los demás, y eso hará que nosotros, nuestros cuerpos, nos dividamos. Ser divisivo es hacer cosas como romper amistades o hacer que quienes están alejados se alejen aún más. Pensemos en la situación entre los israelíes y los palestinos. Ya están divididos, y hay quienes intentan empeorar la situación. Los cuerpos de quienes hacen eso se dividirán, en particular si su comportamiento divisivo va acompañado de acciones físicas violentas. 

Participante: Eso me hace pensar en la investigación que se realiza con animales.

Dr. Berzin: Por ejemplo, la vivisección, es decir, cortar animales en pedazos mientras aún están vivos. Así que ni siquiera tenemos que imaginarnos tipos específicos de infiernos para imaginar que nos suceden cosas similares. Como todos sabemos, existen experimentos en los que los investigadores les dan a los ratones pequeños en el laboratorio alguna enfermedad horrible o les hacen algo realmente terrible para avanzar en sus investigaciones médicas o biológicas. Como resultado, ellos mismos podrían ser víctimas de ese tipo de experimentos, como de hecho les sucedió a algunas personas en los campos de concentración nazis. Este tipo de cosas no son tan descabelladas. 

Creo que es bastante horrible imaginar cosas como que le corten el brazo a alguien o que le corten el brazo a uno mismo. Realmente no animaría a la gente a hacer eso. Personalmente, tengo una gran aversión a pensar siquiera un poco en esas cosas. Lo que más me llevan a pensar estas meditaciones es que ciertamente querría evitar infligir ese tipo de daño a alguien más. Debo confesar, sin embargo, que cuando tenía cuatro o cinco años, una de mis cosas favoritas era salir al porche trasero de nuestra casa con un matamoscas para matar las moscas. El porche daba a la basura del patio trasero, así que había un montón de moscas. Si las atrapaba, de hecho, les arrancaba las patas y las alas. Si hemos hecho cosas así, tratamos de sentir un gran arrepentimiento, incluso si las hicimos cuando éramos muy pequeños, sin saber realmente lo que estábamos haciendo o pensando. Y, por supuesto, pensamos en no querer repetir ese comportamiento nunca más en el futuro, incluso tener el instinto de repetirlo.

[meditación]

Bueno, se me ocurrieron dos cosas: 

Una de ellas es la ingenuidad que tenemos. Yo la tenía, sin duda. Pensamos: “Bueno, esta mosca no tiene sentimientos” o “¿Qué importa si le arranco las alas?”, cosas así. Es una actitud muy cerrada de corazón y de mente. Mucha gente puede tener esa actitud hacia otras personas, no solo hacia los insectos o los animales. 

Desarrollar compasión por quienes infligen sufrimiento a los demás

La otra cosa que me vino a la mente fue que tenemos compasión por aquellos que están experimentando ese tipo de sufrimiento ahora –por ejemplo, cuando les amputan miembros o se los cortan con un machete–, pero no tanta compasión por aquellos que lo causan. Pero, si pensamos en términos de un continuo mental sin principio ni fin y de renacimiento, vemos que el sufrimiento que esos seres están experimentando ahora es solo una consecuencia de sus propias acciones pasadas. Es el resultado de las causas que crearon en vidas anteriores. Por lo tanto, podríamos –incluso creo que deberíamos– extender esa compasión al momento en que, en sus vidas anteriores, cometieron actos destructivos similares. De esa manera, creo que se vuelve un poco más fácil comenzar a desarrollar compasión por aquellos que perpetran crímenes muy violentos. ¿Qué piensan?

Participante: En tiempos pasados, e incluso no hace mucho tiempo, para casi todo el mundo era necesario matar para comer.

Dr. Berzin: Bueno, la agricultura existe desde hace muchísimo tiempo, desde hace miles de años. Pero antes de que existiera, cuando la gente vivía de la caza, en cierto sentido no eran mejores que los animales, ya que tenían que cazar para vivir. Sin embargo, tienes razón en que, en el pasado más reciente, cuando no había tiendas, la gente criaba pollos y cerdos que mataba para comer.

Participante: La cuestión es que, incluso aquí en Europa, sacrificar animales era algo normal. Todo el mundo mataba, y muchos siguen haciéndolo.

Dr. Berzin: Entonces, ¿cuál es la conclusión?

Participante: Es que los peces grandes se comen a los peces pequeños.

Dr. Berzin: Por eso se dice en las enseñanzas que hay muchos, muchos más seres en estos reinos inferiores que en los reinos superiores y que el preciado renacimiento humano es muy, muy raro. 

Participante: Pero ¿cómo se pueden detener todas las matanzas?

Dr. Berzin: Esta es la importancia de este preciado renacimiento humano: que estamos en una situación en la que realmente podemos hacer algo para detenerlo. No podemos ir por ahí tratando de que todo el mundo deje de matar, de que los peces del mar dejen de comerse unos a otros o de que los leones dejen de cazar. Obviamente, no podemos hacer eso. Tratamos de influir en la gente, pero sus instintos son muy fuertes. Recuerden, una de las características del preciado renacimiento humano es no tener los fuertes instintos kármicos negativos que nos llevarían a repetir acciones de matar y demás. Si estamos libres, al menos temporalmente, de ese tipo de instintos, entonces podemos hacer algo. En un nivel inicial, al menos podemos ejercer el autocontrol y no actuar destructivamente. Eso es en lo que trabajamos, en el nivel inicial. Luego, en los niveles intermedio y avanzado, trabajamos para deshacernos de las emociones perturbadoras y la falta de conciencia, o la ignorancia, que son las causas por las que actuamos destructivamente. Y luego, en el nivel avanzado, pensamos, además, en los demás. Entonces desarrollamos una compasión mucho más fuerte. 

Ese es exactamente el sentido del preciado renacimiento humano: podemos hacer algo ahora, pero quizá no podamos hacerlo en nuestras próximas vidas. Eso es lo que estamos tratando de entender con las meditaciones que estamos haciendo ahora. Puede que no tengamos la oportunidad de vivir una preciada vida humana más adelante. No piensen que necesariamente la tendremos.

Conseguir otro renacimiento humano no es algo garantizado

Tengo una muy buena amiga que pasa gran parte de su tiempo en la comunidad tibetana. Es muy cercana a los tibetanos laicos. Dice que los tibetanos de la comunidad laica creen que no van a ser humanos en sus próximas vidas. Nosotros, los occidentales, asumimos que siempre vamos a renacer como humanos. No pasa así con los tibetanos. Los tibetanos –y no estamos hablando de los monjes y monjas que tienen una educación budista más profunda– realmente parecen pensar: “Oye, ¡esto es todo como ser humano! Lo más probable es que, en la próxima vida, sea algo mucho, mucho peor”. Piensan que nosotros, los occidentales, somos bastante arrogantes e ingenuos al pensar que es muy fácil renacer como humano, especialmente uno con un preciado renacimiento humano. 

Eso es algo en lo que no parecemos hacer mucho hincapié en nuestras meditaciones: lo raro y lo difícil que es conseguir un preciado renacimiento humano. Creo que vale la pena tomarnos unos minutos para considerarlo. ¿Cuál es nuestra actitud sobre lo fácil que será conseguir de nuevo preciados renacimientos humanos? ¿Asumimos de algún modo que siempre renaceremos como humanos? Lo hacemos, ¿no? Y como pensamos que siempre renaceremos como humanos, somos perezosos. No hacemos grandes esfuerzos para crear las causas para renacer como humanos porque pensamos que va a suceder de forma automática. 

Creamos o no en el renacimiento, lo importante es motivarnos para construir las causas que nos permitan renacer como seres humanos con un preciado renacimiento humano. ¿Cuáles son las causas? La autodisciplina ética complementada con otras actitudes de largo alcance –la generosidad, la paciencia, la perseverancia, la concentración, el darse cuenta que discrimina– y también las plegarias.

Participante: Sí, pero hay que creer en el renacimiento, de lo contrario no tiene sentido.

Dr. Berzin: Sin embargo, incluso si uno no cree en el renacimiento, es muy beneficioso. Si tenemos más disciplina, paciencia, perseverancia, etc., creamos más felicidad para nosotros mismos y para los demás, incluso en esta vida. Ciertamente no nos beneficia ni nos hace felices estar enfadados todo el tiempo o andar matando gente.

Participante: Me parece que tratar de tener compasión por la persona que hace algo muy negativo ayuda a reducir mi ira. Pero es muy difícil explicarle esa idea a alguien que no es budista o que no entiende nada al respecto. A menudo, lo malinterpretan y piensan que significa que no deben hacer nada cuando alguien intenta hacerles daño. Piensan que les estoy diciendo: “Ah, sí, déjenlos hacer lo que quieran”.

Dr. Berzin: Esto se refiere al punto que mencioné sobre la compasión: si podemos tener compasión por aquellos que sufren ahora, podríamos extender esa compasión al momento en que actuaron de manera muy destructiva, que fue la causa de su sufrimiento actual. De esta manera, sería posible desarrollar compasión hacia aquellos que perpetran violencia, en particular cuando la dirigen hacia nosotros, y responder sin enojarnos y sin devolver el golpe. Pero puede ser difícil tratar de explicar eso a los demás. Pueden pensar que somos muy débiles y que simplemente dejamos que la otra persona nos manipule. Pero Su Santidad dice que, en realidad, se necesita mucho más coraje para no enojarse. Es mucho más fácil enojarse, actuar completamente fuera de control y aumentar la violencia. Además, como señala Su Santidad, el objetivo de las enseñanzas sobre la paciencia, la tolerancia, la compasión, etc. es aprender a no enojarse. Sin embargo, hay ciertas situaciones en las que necesitamos, sin enojarnos, obligar a la otra persona a dejar de ser violenta. Eso, por supuesto, es muy difícil de hacer.

Participante: Eso es difícil de explicar a aquellos que no piensan en términos de karma.

Dr. Berzin: Pero si nos fijamos en cualquier tipo de movimiento no violento, en cualquier movimiento por la paz, no tenemos que entender el karma para estar a favor de la no violencia.

Pero volvamos a nuestro tema. 

El tema inmediato anterior a este fue sobre cómo tenemos la ingenua suposición de que vamos a tener preciados renacimientos humanos todo el tiempo. ¿Se entendió ese punto? Espero que sí, porque la razón por la que meditamos y tomamos en serio estos peores reinos es para que realmente tratemos de seguir teniendo preciados renacimientos humanos. Esa es la primera forma de aprovechar el preciado renacimiento humano: usarlo para asegurarnos de obtener más. Y el punto no es solo obtener más: es usar el preciado renacimiento humano para alcanzar la liberación y la iluminación. Eso, sin duda, va a requerir más de una preciada vida humana para lograrlo, aunque, en teoría, en la clase superior de tantra, es posible lograrlo en una sola vida. Pero eso es increíblemente raro.

El reino de la destrucción masiva

El siguiente de los infiernos calientes es el Reino de la Destrucción Masiva (Samghata). Allí, nos colocan con muchos otros seres atrapados entre dos montañas que tienen la forma de cabezas de carnero u otras cabezas de animales y somos aplastados entre ellas para luego ser devueltos a la vida. Esto sucede 500 veces al día. Esto es para aquellos que deliberadamente pisan insectos, los aplastan, los golpean –como aplastamos mosquitos con nuestras manos– y cosas así. 

Este es un ejemplo de cosas que nos suceden a nosotros en una escala mucho mayor, como cuando Godzilla nos pisa o algo así. De nuevo, está la ingenuidad de que las hormigas y las moscas no sienten nada. Pero si hubiera un gigante que anduviera por ahí aplastándonos entre sus manos o pisándonos con sus pies, nos parecería bastante horrible, especialmente si lo hiciera arbitrariamente, solo por diversión. Simplemente nos ven, corren y nos pisotean. Esa sería una forma de vida bastante horrible. Así que, al pensar de esa manera, como si nos intercambiáramos con otros, poniéndonos en la posición de esa hormiga o mosca que está siendo golpeada, querríamos abstenernos de actuar de esa manera. 

Así pues, hagamos esto como una última meditación sobre estos reinos calientes. No hay necesidad de entrar en el mundo de hervir langostas vivas y, por lo tanto, de que nos hiervan vivos a nosotros mismos, etc. Estoy seguro de que casi no hay nadie que no haya aplastado deliberadamente un mosquito o pisado algo, como una cucaracha, por ejemplo.

[meditación]

Los infiernos fríos

Más adelante, tenemos los reinos fríos sin alegría, los infiernos fríos. Se trata de situaciones cada vez más frías en las que estamos completamente desnudos, experimentando un frío extremo; nuestros cuerpos se agrietan, etc. El renacimiento en estos reinos se produce, por un lado, al arrojar criaturas al frío y, por otro lado, al tener una actitud muy cerrada de mente y de corazón. 

Arrojar insectos al frío es algo que yo también hago. Encuentro un insecto en mi casa y, sea invierno o no, abro la ventana y lo tiro. Puede ser una mosca que pueda volar, pero ¿cuántas veces hemos hecho esto con un pequeño gusano o un escarabajo que no puede volar? Simplemente lo arrojamos ingenuamente por la ventana de un edificio de cinco pisos, como si este bicho fuera a rebotar o no se lastimara al caer desde una distancia increíble al suelo.

Participante: Normalmente, a los insectos no les pasa nada, aunque caigan desde mil metros de altura. Pero si los arrojamos al frío, sin duda los mataremos.

Participante: Cuando traemos leña para calentarnos, a veces encontramos algunos bichitos en ella. Tratamos de sacarlos a algún lugar donde no haga demasiado frío. No esperaba que, si hace demasiado frío, por debajo de cero grados, simplemente murieran. Es difícil decidir qué hacer con ellos. No podemos tenerlos a todos en nuestras casas.

Participante: Quemamos sus casas.

Dr. Berzin: Todo esto forma parte del sufrimiento que todo lo impregna. En un sentido amplio, es el sufrimiento inherente a tener el tipo de cuerpo y mente que tenemos. Eso significa que no solo porque tenemos cabeza, tenemos dolores de cabeza, sino también porque tenemos el tipo de cuerpo que tenemos, no hay manera de que podamos comer, caminar o hacer algo sin matar algo.

Participante: Recuerdo una historia sobre Lama Zopa. Él también tenía muchos insectos en su casa. Entonces compró algunas cajas en el supermercado y guardó todos los insectos en esas cajas en su casa durante el invierno porque hacía demasiado frío afuera. Y probablemente hizo algunas puyas con ellos.

Dr. Berzin: Estoy seguro de que Lama Zopa lo hizo. Pero si no eres Lama Zopa, no es tan sencillo. 

Creo que lo que pasa es que hay ingenuidad y también estrechez de mente y de corazón. Simplemente sacamos insectos sin pensar en cómo van a ser sus vidas. 

De todos modos, pensemos un poco en esto antes de terminar.

[meditación]

Hay solo unos pocos puntos más sobre estos reinos sin alegría, pero podemos dejarlos para la próxima vez.

Top