Lam-rim 30: Primera ley del karma – Certeza del karma; placer versus felicidad

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La certeza del karma – La maduración del karma en felicidad o infelicidad

Hemos comenzado a hablar de las cuatro leyes del karma, de causa y efecto conductual (las-'bras), que son las primeras que se presentan en esta parte del lam-rim. La primera ley, la certeza del karma, no es fácil. Lo que dice es que, si estamos experimentando sufrimiento, el llamado sufrimiento del sufrimiento, es decir, el sufrimiento del dolor y la infelicidad –en realidad, no es tanto dolor como infelicidad, miseria (hoy veremos más profundamente lo que queremos decir con “infelicidad”)–, ese sufrimiento es el resultado de la conducta destructiva; y si estamos experimentando felicidad, es decir, nuestra felicidad ordinaria, convencional –que tiene sus inconvenientes: nunca dura, nunca satisface por completo, etc.–, esa felicidad es el resultado de la conducta constructiva, la llamada conducta constructiva manchada. Está manchada porque la confusión del no darse cuenta todavía está presente.

Entender la conexión entre el comportamiento destructivo y la infelicidad, el comportamiento constructivo y la felicidad

Ahora bien, ¿cómo podemos convencernos de que la infelicidad es el resultado de una conducta destructiva y que la felicidad es el resultado de una conducta constructiva? La última vez comenzamos a investigar la conexión entre la infelicidad y la conducta destructiva, y la conexión entre la felicidad y la conducta constructiva. Creo que se trata de una cuestión importante, que no suele analizarse en profundidad. Pero, si no estamos convencidos de esta conexión, no tendremos una motivación fuerte para abstenernos de una conducta destructiva. Por eso es importante hacer esa conexión. También es importante entender que no tiene nada que ver con el castigo y la recompensa. Si somos infelices, no es porque “fui un chico malo” o “una chica mala”, o “ahora me están castigando con la infelicidad”. Ciertamente no es eso. Tampoco es nuestra “mala suerte”, nuestra “desgracia”, nuestro “destino” o cosas por el estilo. No hay nada de eso en el budismo.

Entonces, ¿cómo empezamos a analizar esto? Primero, analizamos lo que entendemos por “karma” (causa y efecto kármicos) para tratar de entender el mecanismo involucrado. En otras palabras, ¿cuál es la conexión entre la conducta destructiva y la infelicidad, y la conducta constructiva y la felicidad? Si entendemos el proceso, entonces podemos tratar de averiguar por qué el único resultado que se deriva de la conducta destructiva es la infelicidad y no otra cosa. Necesitamos ver que el resultado y la causa comparten el mismo tipo de naturaleza esencial, que encajan entre sí. 

En el budismo, uno de los principios fundamentales de causa y efecto es que el efecto que sigue a una causa es siempre un efecto razonable. La causa y el efecto están relacionados. No puede haber un resultado irrelevante de una causa; de lo contrario, cualquier cosa podría resultar de cualquier cosa. Por lo tanto, deben existir ciertas premisas sobre qué tipos de resultados pueden seguirse de qué tipos de causas (tengan en cuenta, sin embargo, que no son como leyes divinas decretadas por el Buda o algún poder divino, sino más bien como leyes naturales). Este es un punto muy, muy difícil, así que no nos engañemos pensando que es fácil de entender. 

No vamos a dar con todas las respuestas a todo esto, pero lo que quiero intentar hacer es presentar el tipo de análisis, la forma de pensar sobre esto, que puede en algún momento, si realmente lo llevamos a cabo, llevarnos a comprender la conexión entre el comportamiento destructivo y la infelicidad. Esto es realmente crucial porque, de lo contrario, continuaremos buscando remedios para la infelicidad que no abordan, y mucho menos eliminan, las causas reales. Así que, en lugar de abstenernos del comportamiento destructivo, recurriremos al alcohol, a todo tipo de distracciones, pensando que remediarán la situación.

Este es el punto principal del budismo: si queremos deshacernos del resultado, tenemos que deshacernos de la causa. Por lo tanto, aplicamos los entrenamientos del refugio. Podemos recurrir a algunas de estas cosas como remedios provisionales, que ayudan temporalmente. Pero distraernos con sexo, amigos, afecto, drogas, alcohol o comida ciertamente no va a deshacernos de las causas de la infelicidad. Esas cosas en realidad no solucionan el problema; solo le ponen un curita para hacernos sentir un poco mejor. En realidad, no estamos profundizando en la causa.

Hemos visto que existen dos explicaciones principales del karma en la tradición indo-tibetana del budismo. De estas dos explicaciones, hemos estado viendo la que es un poco menos complicada. Según este sistema, el karma (las) es un factor mental (sems-byung, conciencia secundaria), el factor mental de un impulso (sems-pa). Es el impulso que nos lleva a una acción, ya sea física, verbal o mental. 

Antes de que surja realmente el impulso de hacer algo, tenemos la sensación de que nos gusta hacer la acción. Esa sensación de que nos gusta hacerla es lo que realmente produce el impulso. Una vez que la acción ha terminado, hay una tendencia kármica que continúa. Hemos hablado de cómo una tendencia es una imputación sobre el “yo” convencional, que a su vez es una imputación sobre un continuo individual de cinco factores agregados. Una tendencia kármica no es algo físico; no tiene cualidades físicas. Tampoco es una manera de darse cuenta de algo. En otras palabras, si un incidente ocurrió en el pasado, y si existe la posibilidad de que algo similar ocurra en el futuro como resultado de ese incidente, entonces debe haber algo que sintetice, algo que integre o una, estos dos sucesos. 

Lo que llamamos una “tendencia” (sa-bon) a veces se traduce literalmente como una “semilla”, una “semilla kármica”. Pero “semilla” es una imagen demasiado física. Se utiliza esa imagen porque nos resulta fácil de entender en la etapa inicial. Pero no se confundan con la palabra “semilla”. No es algo que esté físicamente ahí, “plantado” en el continuo mental, ya sea directamente o en la parte posterior del “yo” convencional, aunque se utilicen las palabras “semilla” y “plantado”. Más bien, es una imputación sobre el continuo mental. 

Potenciales kármicos, tendencias kármicas y hábitos kármicos constantes

Ahora bien, existe una diferencia entre tendencias y potenciales. Un potencial es un fenómeno constructivo o destructivo, mientras que una tendencia es un fenómeno éticamente neutro (no especificado), es decir, uno que no se especifica como constructivo o destructivo. No necesitamos entrar en muchos detalles sobre por qué existen estos dos tipos diferentes de repercusiones del karma. También existen los hábitos (bag-chags), hábitos kármicos constantes, que son otro tipo de repercusión kármica. Se afirman solo en los sistemas Mahayana y tienen que ver con la creación de apariencias de existencia verdadera que proviene del no darse cuenta que ambos acompañan y es la base de nuestras acciones kármicas. Los potenciales y tendencias kármicas dan sus resultados solo a veces, no siempre. Los hábitos kármicos constantes, por otro lado, dan sus resultados en todo momento hasta la iluminación.

Estas tendencias y potenciales maduran en diversas cosas. Por ejemplo, maduran en un estado de renacimiento, lo que significa que maduran en nuestra experiencia de un estado de renacimiento. Algunas explicaciones dicen que las tendencias y los potenciales son causas que contribuyen al estado de renacimiento en sí, pero el énfasis principal está en experimentar ese estado de renacimiento. Por ejemplo, dentro de ese estado de renacimiento tenemos tendencias a experimentar situaciones en las que nos suceden cosas similares a las que hemos hecho en el pasado (resultados que corresponden a sus causas en nuestra experiencia, myong-ba rgyu-mthun-gyi 'bras-bu), así como tendencias a repetir ciertos tipos de comportamiento que son similares a lo que hemos hecho en el pasado (resultados que corresponden a su causa en nuestro comportamiento, byed-pa rgyu-mthun-gyi 'bras-bu). La tendencia a repetir un determinado tipo de comportamiento, como vimos, madura como una sensación de gusto por hacer una acción, que es lo que luego genera el impulso kármico de realizar la acción similar. 

Esto es lo que hemos presentado hasta ahora. 

La maduración del karma en sensaciones de felicidad o infelicidad 

Lo que me gustaría presentar ahora es el énfasis principal de esta discusión, que tiene que ver con otra cosa que madura a partir de una tendencia kármica, que es la sensación (tshor-ba), es decir, sentir un nivel de felicidad o infelicidad. Este es un factor mental diferente del factor mental de sentir ganas de hacer algo (dga'-ba). Sentir ganas de hacer algo es un factor mental del deseo que da surgimiento al impulso de hacer algo. Ambos tipos de factores mentales maduran a partir de las tendencias que se construyen cuando actuamos los impulsos kármicos de comportarnos de una determinada manera. 

Ahora bien, la sensación de felicidad o infelicidad que madura no está necesariamente en concordancia –si pensamos de una manera más simplista, que la felicidad siempre acompaña a la conducta constructiva y la infelicidad a la conducta destructiva– con las otras cosas que experimentamos en ese momento. Por ejemplo, podríamos actuar de manera destructiva y sentirnos felices por ello: “Estoy feliz de haberle gritado a esa persona. Estoy realmente feliz de haberme vengado de ella”, etc. No necesariamente coinciden porque en cualquier momento están madurando muchos, muchos potenciales kármicos diferentes. Sentir ganas de actuar de cierta manera, experimentar algo similar a lo que hemos hecho antes, sentir un nivel de felicidad o infelicidad: todo esto proviene de tendencias kármicas muy diferentes. También hay otro mecanismo que tiene que ver con el por qué surge nuevamente una emoción perturbadora. Es similar al mecanismo kármico por el cual se construyen las tendencias y demás. Sin embargo, las emociones positivas y negativas surgen de sus propias tendencias, no de tendencias kármicas. Así que lo que experimentamos es muy, muy complejo. 

La semana pasada hablamos con bastante detalle sobre qué factores intervienen en el karma que se experimenta, por ejemplo, al ser atropellado por un coche al cruzar la calle, y sobre cuál es la relación entre nuestro karma y la persona que conduce el coche. Vimos que eso también es muy, muy complejo. 

Entonces, felicidad e infelicidad – ¿por qué está esto aquí? Ese es nuestro punto principal para hoy. Tenemos el factor mental que se traduce como “sensación”. Como he señalado a menudo, la palabra “sensación” tal como se usa en Occidente abarca muchos, muchos significados diferentes. Aquí, en el contexto budista, la palabra que se traduce como “sensación” se refiere exclusivamente al factor mental de sentir un nivel de felicidad. El factor mental de la sensación es una de las cinco conciencias secundarias siempre operantes. Como tal, acompaña cada momento de cognición, ya sea cognición mental o cognición sensorial, y es la forma en que los seres ordinarios experimentan (myong-ba) la maduración de su karma. 

La felicidad y la infelicidad son factores mentales; el placer y el dolor son sensaciones físicas

Cuando hablamos de felicidad e infelicidad, no hablamos de placer y dolor. El placer y el dolor son formas de fenómenos físicos; son sensaciones físicas. Las sensaciones físicas pueden experimentarse con sentimientos felices, infelices o neutros. Por ejemplo, hay algunas personas (masoquistas) a las que les gusta el dolor; las hace felices. También está el estado mental: estar feliz mientras se piensa algo, conocer un objeto mental con conciencia mental (yid-kyi rnam-shes). Por lo tanto, estamos hablando de la sensación que acompaña a la conciencia mental o a la conciencia sensorial (dbang-gi rnam-shes). Esa conciencia sensorial podría ser ver, oír, oler o saborear algo, o podría ser la conciencia de la sensación física de experimentar, por ejemplo, placer o dolor. 

Dado que suele haber una completa confusión entre felicidad e infelicidad y placer y dolor, analicemos esto. Pensemos en ello e intentemos apreciar que estamos hablando de dos cosas diferentes. Las sensaciones de felicidad e infelicidad son factores mentales (llegaremos a la definición de felicidad para poder reconocer de qué estamos hablando). El placer y el dolor son sensaciones físicas. Existe un potencial kármico que hará que experimentemos placer o dolor, y existe otro potencial kármico que hará que nos sintamos felices o infelices en ese mismo momento. Son dos cosas diferentes. 

Intenten también diferenciar entre las sensaciones de felicidad e infelicidad que acompañan a la cognición mental, como pensar algo, y los que acompañan a la cognición sensorial, como ver algo, escuchar algo, comer algo, etc.

[meditación]

¿Tienen alguna pregunta o comentario? 

Participante: ¿Cómo se puede definir el dolor como dolor si es algo que se experimenta con disfrute o felicidad?

Dr. Berzin: Esa es una pregunta interesante. Es como el calor y el frío. ¿Cómo se definen el calor y el frío? Debe haber una definición de lo que hace que algo sea caliente y lo que lo hace frío. Sin duda, la designación mental de ello sería diferente según las distintas personas y las distintas especies. Por ejemplo, podemos sentir un frío terrible y otras personas no sienten frío en absoluto. 

Con el placer y el dolor, estamos hablando de algo totalmente físico. Si estamos hablando de algo totalmente físico, debe tener que ver... Señor Ciencia, ¿qué es el placer y el dolor? Tiene algo que ver con el sistema nervioso y algo en el cerebro. Debe haber ciertos tipos de impulsos eléctricos que van con lo que se considera placer y dolor. Debe haber una diferencia que se pueda medir.

Participante: No lo creo. Creo que depende de la persona.

Dr. Berzin: ¿Depende de la persona si experimenta placer o dolor?

Participante: Se trata de cómo lo percibes. Lo que una persona considera placer, otra puede considerarlo dolor.

Dr. Berzin: Estamos hablando del fenómeno físico en sí y de si nos sentimos felices o infelices al respecto. La forma en que lo percibimos tiene que ver con la etiqueta mental que le asignamos. Bueno, el placer y el dolor son sensaciones físicas. Por ejemplo, si hablamos de comer, hablamos de este o aquel sabor y de tener una sensación de felicidad o infelicidad que lo acompaña.

Participante: ¿Cómo se puede decir que el sabor del chocolate es un placer? No se puede decir que es un placer para alguien a quien no le gusta el chocolate.

Dr. Berzin: Ahora te estás confundiendo con la terminología de “feliz” e “infeliz”. Podríamos comer chocolate y experimentarlo con felicidad o con infelicidad. Ahora bien, en nuestros idiomas no hacemos distinciones tan claras entre placer y dolor, ni entre felicidad e infelicidad. Podríamos decir: “Lo experimento con placer”, pero aquí estamos definiendo el placer simplemente como una sensación física.

Participante: ¿Entonces qué estás diciendo? ¿Comer chocolate es un placer o no es un placer?

Dr. Berzin: La palabra “placer” es irrelevante en este caso. ¿Es una experiencia feliz o infeliz?

Participante: Pero esa no es la cuestión. La cuestión es: ¿es placer o no es placer?

Dr. Berzin: Y lo que estoy diciendo es que la pregunta “¿es placer o no es placer?” no se traduce a la terminología budista. Si tuviéramos que traducirlo a la terminología budista, tendríamos que decir: “¿Se experimenta con felicidad o con infelicidad?”

Participante: Entonces, ¿por qué hablamos de placer y dolor?

Dr. Berzin: Porque el placer y el dolor –tal como los llamamos en el contexto budista– tienen que ver con sensaciones físicas, como el calor y el frío, más que con factores mentales, como la felicidad y la infelicidad. El problema –y es un problema serio– es que la palabra para “felicidad” y la palabra para “placer” son la misma, y la palabra para “dolor”, “infelicidad” y “sufrimiento” es la misma.

La palabra felicidad, por ejemplo, puede referirse a una sensación física (placer) o a un factor mental (una sensación mental de felicidad). Y lo que estoy tratando de decir es que cuando hablamos de karma y de esta primera ley del karma, estamos hablando de un factor mental; no estamos hablando de una sensación física. Por lo tanto, les pido que traten de entender que existe una diferencia entre una sensación física y una experiencia mental de una sensación física.

Participante: Pero la sensación física se relaciona inmediatamente con la felicidad o la infelicidad. Pero si es divertido, no es dolor.

Dr. Berzin: Si es divertido, ¿no es dolor? No. Por eso digo que tenemos que reducir la sensación física a una sensación neurológica. Estamos hablando de un fenómeno físico.

Participante: No puedes llamar placer a algo que no disfrutas.

Dr. Berzin: El problema aquí es que estamos discutiendo sobre las palabras inglesas. Así que olvidémonos de las palabras inglesas y tratemos de entender de qué estamos hablando. Estamos hablando de la diferencia entre una sensación física y un factor mental.

Participante: El problema es que dices que el placer y el dolor son solo sensaciones físicas y que se pueden descomponer en una base neurológica. Ves que “allí en el cerebro hay placer y allí en el cerebro hay dolor”. Pero luego dices que esa base neurológica siempre está relacionada con la felicidad y la infelicidad.

Dr. Berzin: Bueno, sí. No podemos experimentar placer o dolor sin que vaya acompañado de una sensación de felicidad o infelicidad. Sentirse feliz o infeliz es un factor mental que está presente todo el tiempo.

Ahora bien, etiquetar una sensación física como dolor o placer es como etiquetar algo como corto o largo. Su Santidad el Dalái Lama siempre dice que el cuarto dedo es corto comparado con el dedo medio, pero es largo comparado con el dedo meñique, lo que llamamos “pinkie” en inglés americano. Lo mismo ocurre con el placer y el dolor. Se trata simplemente de categorías que se definen en relación. La frontera entre los dos se percibirá de forma diferente según los distintos seres, y así sucesivamente. Por lo tanto, en consecuencia, los designamos con las palabras “placer” o “dolor”.

La variable de sentirse feliz o infeliz no está necesariamente relacionada con la experiencia de una sensación física de placer o dolor. Podemos experimentar la felicidad o la infelicidad cuando simplemente estamos pensando en algo o en alguien, aunque no estemos experimentando una sensación física de placer o dolor en ese momento.

Participante: No podrías tener dolor de cabeza y sentirte feliz al mismo tiempo, ¿verdad? 

Participante: Puedes tener un estado mental feliz, incluso aunque tengas dolor de cabeza.

Dr. Berzin: Hay que diferenciar lo que se siente en términos de sensación física y lo que se siente en términos de estado mental de felicidad o infelicidad. Hay masoquistas a los que les gusta mucho el dolor; les hace felices. También hay personas que se azotan como parte de una penitencia religiosa y se sienten felices por ello. 

Participante: Una sensación física que podría llamarse “dolor” llega al cerebro y está acompañada de varios factores emocionales, que tienen que ver con cómo experimentamos esa sensación física. Hay ciertas terapias que pueden entrenarnos para no experimentarla de una manera desagradable, es decir, que simplemente tengamos el dolor. 

Dr. Berzin: También se utilizan fármacos. Los anestesiólogos, las personas que se ocupan del control del dolor, administran diversos fármacos y sustancias químicas que reducen la sensación de dolor. No se trata de un parámetro de felicidad o infelicidad, sino de algo físico, un impulso físico o lo que sea que se envíe y reciba al cerebro. Cuando hablamos de felicidad o infelicidad, nos referimos a cómo experimentamos una sensación física. 

Otro aspecto es el nombre que le damos a algo. ¿Le damos el nombre de “placer” o “dolor”? Eso es otra cosa: si lo llamamos “placer” o “dolor”, si lo llamamos “feliz” o “infeliz”. Feliz o infeliz, como veremos, tiene que ver con “quiero” o “no quiero”. Así es como lo experimentamos. Ese es el aspecto de la felicidad y la infelicidad. Una sensación física es un fenómeno neutro. Es solo una sensación física, como el calor o el frío.

Participante: Para algunos, es dolor; para otros, es placer.

Dr. Berzin: Exacto. Hay una sensación física. Algunas personas la denominan “placer”, otras “dolor”. Luego está la forma en que la experimentamos, que puede ser felicidad o infelicidad. ¿De acuerdo? 

Esto es muy bueno. Así es como se analiza y, a través del debate y la discusión, se obtiene claridad. Este es el proceso correcto. Así es exactamente como funciona. ¡Así que es maravilloso! 

Sentir un nivel de felicidad o infelicidad es como experimentamos la maduración del karma

Ahora bien, ¿cómo definimos la felicidad y la infelicidad? La sensación es el factor mental que tiene como característica definitoria la experiencia (myong-ba). Esa es la característica principal. ¿Qué se experimenta? Las maduraciones individuales, o resultados, de acciones kármicas constructivas y destructivas con algún nivel de felicidad, infelicidad o sensación neutra. De eso se trata la experiencia. Por eso he dicho que la mayor diferencia entre una computadora (inteligencia artificial) y una mente es que una computadora no siente. No podemos decir que experimenta datos con felicidad o infelicidad. Lo que hace que una mente sea diferente de una computadora es que ella (nosotros) experimenta cosas. 

¿Qué significa “experimentar” algo? Es una palabra difícil de definir, pero tiene que ver con sentirse feliz o infeliz. El espectro de felicidad/infelicidad es como cualquier espectro, por supuesto: no hay líneas divisorias. Entonces, ¿cómo vamos a definirlos? ¿Dónde está el punto de corte entre ser feliz y ser infeliz? Tenemos definiciones. Una definición, por supuesto, es una convención. En cualquier caso, estamos hablando de un espectro. Y la felicidad o infelicidad no tiene por qué ser extrema. La intensidad puede variar. Hay todo un espectro de felicidad/infelicidad. Y sentir algo a lo largo de ese espectro es lo que es experimentar.

Las dos definiciones de felicidad según Vasubandhu

¿Cómo define Vasubandhu la felicidad y la infelicidad? Tenemos dos definiciones: la de Vasubandhu en sus textos anteriores, los textos Vaibáshika, y la de Vasubandhu en sus textos posteriores, los textos Chitamatra. Se trata de dos clases diferentes de textos que escribió. 

(1) Experimentar algo de manera satisfactoria

En sus textos Vaibáshika, como Abhidharmakosha, define la felicidad como “la experiencia de algo de manera satisfactoria”, y el sufrimiento, o infelicidad, como “la experiencia de algo de manera insatisfactoria y atormentadora”. Por lo tanto, es experimentar algo de manera satisfactoria o insatisfactoria. Es por eso que algunas personas traducen estos términos como “satisfacción” e “insatisfacción”. 

Luego define lo que significa “satisfactorio”. Dice: “Nuestra experiencia es satisfactoria si creemos que es beneficiosa para nosotros, sea o no beneficiosa”. Por lo tanto, cuando experimentamos algo como insatisfactorio, creemos que no es beneficioso para nosotros, sea cierto o no. Una experiencia neutra es aquella que está en el medio; no la experimentamos ni con felicidad ni con infelicidad; no la experimentamos de una manera satisfactoria ni atormentadora. 

Así, cuando una experiencia es satisfactoria, creemos que nos beneficia, sea o no así, y somos felices. Cuando no es satisfactoria, sentimos que no nos beneficia, y por eso somos infelices.

Pensemos en esta definición e intentemos examinar si es una buena definición o no. Puede que no sea la definición que usaríamos para definir las palabras “feliz” e “infeliz”, pero así las define Vasubandhu en el Abhidharmakosha, que es un texto importante que todo el mundo budista estudia. La definición es importante porque vamos a tener que relacionarla con el comportamiento constructivo o destructivo. Satisfactorio o insatisfactorio: ¿creemos que es beneficioso o no para nosotros

Recuerden, cuando hablamos de sentirse feliz o infeliz, estamos hablando de conocer algo (estoy pensando algo, no estoy pensando nada, estoy comiendo algo, estoy escuchando algo, estoy sintiendo una sensación física) y, al mismo tiempo, experimentarlo con este factor mental de la sensación, encontrarlo satisfactorio o insatisfactorio, pensar que es beneficioso para mí o no.

[meditación]

Me parece una definición muy interesante y muy buena. Estoy pensando en el ejemplo de trabajar en mi sitio web. Trabajo en él todos los días, todo el día. Ahora bien, ¿es beneficioso para mí y para los demás? Estoy completamente convencido de que sí. ¿Soy feliz trabajando en él todo el tiempo? Bueno, en cierto modo soy feliz. La gente me pregunta: "¿Eres feliz?". Yo digo: "Sí, soy feliz". Pero muchas veces no soy feliz. ¿Por qué no soy feliz mientras trabajo en él? Porque soy impaciente. Soy impaciente porque quiero poder hacer más cosas. Y soy codicioso, codicioso en el sentido de que quiero hacer más y hacerlo más rápido y de manera más eficiente. Por lo tanto, no estoy satisfecho. Debería estar satisfecho porque lo que estoy haciendo en general es muy beneficioso. Pero no estoy satisfecho. Cuando no estoy satisfecho, no soy feliz. 

Lo que vemos aquí es la conexión con una emoción perturbadora: la impaciencia, que es básicamente ira, y también codicia. Quiero más, así que no estoy satisfecho; por lo tanto, no soy realmente feliz. ¿Soy infeliz? Bueno, no soy infeliz, pero tampoco estoy tranquilo cuando estoy en ese estado. Podemos pensar en otros ejemplos. Por ejemplo, tu novia va a venir en unos días. Deberías estar feliz porque tu novia va a venir. Pero tal vez estás insatisfecho porque ella no está aquí ahora y, por lo tanto, eres infeliz. 

Así que, como ven, nuestras actitudes sobre las cosas pueden afectar mucho cómo experimentamos algo. 

Participante: ¿Qué pasa con la felicidad que experimenta un buda? ¿Piensa un buda: “Esto es beneficioso para mí”? 

Dr. Berzin: Bueno, ¿no piensa siempre un buda en beneficiar a los demás antes que a sí mismo? 

En primer lugar, la felicidad de la que estamos hablando aquí es lo que se llama felicidad “manchada”, una felicidad samsárica. No estamos hablando de la felicidad inmaculada de un buda. En segundo lugar, en lo que respecta a la consecución de un buda, la consecución del Dharmakaya es el cumplimiento de los propios propósitos, y la consecución de un Rupakaya (Cuerpo de Forma) es el cumplimiento de los propósitos de los demás. Así que, en términos de beneficio para uno mismo, es beneficioso para mí alcanzar la mente omnisciente de un buda porque entonces me habré beneficiado a mí mismo hasta el punto en que puedo ser de mayor beneficio para los demás. Así que un buda se ha beneficiado a sí mismo porque ahora es capaz de beneficiar a los demás. “¡Mira lo que puedo hacer como Buda! ¡Es genial!”. Así que es satisfactorio.

Estoy mirando este hermoso cuadro que está en la pared. ¿Soy feliz? Bueno, estoy satisfecho. ¿Me beneficia? Bueno, me beneficia mirarlo. ¿Qué significa eso, que me beneficia?

Participante: Creo que en este caso simplemente significa que te gusta.

Dr. Berzin: Exacto. Es beneficioso, satisface. Por ejemplo, comer: “Me beneficia comer este alimento. Me siento feliz de comerlo. Me quita el hambre”.

Participante: Podría ser una comida muy poco saludable.

Dr. Berzin: Podría ser que se trate de alimentos muy poco saludables. No importa.

Participante: En realidad ese es el punto de la definición que me gusta bastante.

Dr. Berzin: Exacto. El que sea realmente beneficioso o no forma parte de la definición.

Participante: Y luego, creer si es beneficioso o no. Por ejemplo, fumar cigarrillos: aunque sé que en realidad no me beneficia, siento que sí lo hace. 

Dr. Berzin: Exacto. Satisface un cierto antojo y te ayuda a estar más tranquilo, etc. Entonces, piensas que es beneficioso. Has sopesado los beneficios y las desventajas y has decidido: “Voy a ignorar los puntos negativos y centrarme solo en lo que creo que es beneficioso para mí. Me siento muy feliz fumando un cigarrillo”. 

Ahora bien, lo interesante es que experimentamos varios sentidos al mismo tiempo, y la experiencia de un sentido puede afectar al otro. Digamos que estamos muy deprimidos por algo en lo que estamos pensando y, al mismo tiempo, estamos comiendo nuestra comida favorita. Entonces, hay infelicidad que va de la mano con el pensamiento mental, pero ¿hay también felicidad que va de la mano con la comida? En un sentido budista general, diríamos que no seríamos capaces de disfrutar de la comida si estuviéramos muy deprimidos. Pero cuando lo vemos desde un punto de vista experiencial, podemos ver que no es que nos disguste la comida; es solo que el placer que experimentamos (ahora estoy usando su palabra “placer”) no es muy intenso. Aun así, nos gusta. Si estamos muy, muy sumidos por nuestra depresión, es posible que ni siquiera probemos la comida. Pero no estamos hablando de ese extremo.

(2) Esa sensación que, cuando ha terminado, deseamos volver a encontrarnos una vez más

La siguiente definición, que se encuentra en el texto Chitamatra de Vasubandhu, describe la felicidad como “esa sensación con la que, cuando ha terminado, deseamos volver a encontrarnos una vez más”. Por lo tanto, encaja con la satisfacción. Cuando termina, queremos que continúe. No significa necesariamente que nos aferremos a esa sensación; no obstante, nos gustaría que continuara. La infelicidad es “esa sensación de la que, cuando surge, deseamos separarnos”. Una sensación neutra es “esa sensación que, cuando surge o termina, no provoca ninguno de los dos deseos”. 

No creo que tengamos que elegir entre una u otra de estas definiciones. Podemos combinarlas.

Por supuesto, a mi mente pequeña y perversa se le ocurre el ejemplo: “Bueno, no siento nada”. ¿Es posible que no sintamos nada? ¿Qué es eso? Pero esa es otra cuestión. “No sé si soy feliz o infeliz. No siento nada”. Algunas personas podrían decir eso, pero no vayamos por ahí todavía. Podemos analizarlo en otro momento. 

Veamos esta definición: “La felicidad es esa sensación con la que, cuando ha terminado, deseamos volvernos a encontrar”. Va de la mano con experimentar algo de manera satisfactoria. Y “la infelicidad es aquello de lo que, cuando surge, deseamos separarnos”. 

Esto, por cierto, va de la mano con el axioma que tenemos en el budismo: todo el mundo quiere ser feliz; nadie quiere ser infeliz.

[meditación]

Algunos puntos finales

La felicidad de la que hablamos es nuestra felicidad ordinaria manchada

Hay dos puntos que me vinieron a la mente. En primer lugar, esta segunda definición tampoco podría aplicarse a un buda. Decimos que “la felicidad es esa sensación que, cuando termina, nos gustaría que volviera a suceder”. Bueno, la felicidad de un buda nunca termina. Por lo tanto, está claro que estamos hablando del tipo de felicidad que es el sufrimiento del cambio. Es una felicidad manchada, una felicidad que no dura. La segunda cosa que me vino a la mente es algo que se remonta a nuestra discusión sobre la sensación física de dolor o placer, que es que un mártir que se golpea a sí mismo con fines religiosos podría sentir: “Esto es beneficioso para mí. Me estoy arrepintiendo de mis pecados. Me estoy limpiando”; por lo tanto, querría que el dolor continuara; no querría separarse de él. Entonces, según estas definiciones, sería feliz.

Participante: Sentirse feliz o infeliz depende entonces de la interpretación. Y una vez que la sensación ha pasado, se lo puede etiquetar como felicidad, aunque tal vez no se haya sentido feliz durante la experiencia.

Dr. Berzin: Ahora bien, este es un punto interesante, un punto muy bueno. El que llames a algo felicidad o infelicidad depende de la interpretación, así que, básicamente, se trata de una etiqueta mental. Cuando reflexionas después sobre lo que estabas experimentando, podrías interpretar lo que sentiste como felicidad; sin embargo, podrías estar malinterpretándolo. Podrías haber olvidado todas las partes infelices, las cosas que eran desagradables, y entonces interpretarlo como: "Me gustaría volver a encontrarme con esa sensación". 

Además, creo que cuando dice: “Cuando cese, nos gustaría volver a encontrarnos con él”, se refiere al momento en que cesa la sensación. No se refiere a diez minutos después o al día siguiente. Eso es parte del sufrimiento del cambio: cuando la felicidad termina, dices: “¡Oh, no!”. No querer que la sensación cambie es parte de “quiero ser feliz”. Por lo tanto, para decirlo en términos muy generales, te sientes bien cuando eres feliz; no te sientes bien cuando eres infeliz. Ser feliz es sentirse bien. 

Las definiciones de “felicidad” e “infelicidad” no pueden ser arbitrarias

Las definiciones de felicidad e infelicidad no pueden ser arbitrarias, porque la felicidad es la manera en que experimentamos la maduración de las consecuencias de una conducta constructiva, y la infelicidad es la manera en que experimentamos la maduración de las consecuencias de una conducta destructiva. Ese es el objetivo de nuestra discusión: tratar de ver la conexión. Esa es la ley de certeza del karma. Si las etiquetas “feliz” e “infeliz” fueran totalmente arbitrarias, entonces la ley de certeza del karma se desmoronaría. 

La felicidad tiene que tener alguna característica definitoria, aunque no necesariamente por sí misma. Pero no vamos a entrar en ese nivel: la vacuidad de la felicidad. La vacuidad de la felicidad no niega la causalidad. La felicidad es causada por el comportamiento constructivo; la infelicidad es causada por el comportamiento destructivo. Por lo tanto, tenemos que identificar qué son la felicidad y la infelicidad y qué son el comportamiento constructivo y destructivo e intentar ver la conexión entre ellos, para entender por qué uno necesariamente se sigue del otro. Si no entendemos esa conexión, ¿por qué querríamos evitar el comportamiento destructivo? 

Este tema es en realidad muy, muy profundo. No basta con decir: “Está bien, lo acepto” y luego seguir adelante. Este es realmente el punto central del budismo: queremos superar el sufrimiento y ser felices. Y, si lo hacemos desde un punto de vista Mahayana, queremos identificar el sufrimiento en los demás. Bueno, ¿con qué nos identificamos en ellos? “No tienen mucho dinero en el banco”. Bueno, ¿es eso realmente lo único con lo que queremos ayudarlos? “No tienen suficiente comida”. Bueno, ciertamente tenemos que darles suficiente comida. Tenemos que darles lo básico en la vida. Pero, ¿esas cosas los harán felices? No necesariamente. 

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