Lam-rim 33: Tercera ley del karma – Resultados kármicos similares a su causa

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Repaso

Estamos estudiando las cuatro leyes del karma, o la relación causa-efecto del comportamiento. La primera ley es la certeza del karma, que establece que, si nos sentimos infelices, es seguro que esa infelicidad es el resultado de un comportamiento destructivo y de las tendencias que se han desarrollado a partir de él, y si nos sentimos felices, es seguro que esa felicidad es el resultado de un comportamiento constructivo y de los potenciales y tendencias positivos que se han desarrollado a partir de él. 

Hemos examinado con bastante detalle la relación entre la conducta destructiva y la infelicidad, qué tienen en común. Vimos que lo que tienen en común es la exageración. Obviamente, tanto en la felicidad como en la infelicidad existe un aferramiento a la existencia verdaderamente establecida, sin el cual no existiría la exageración. 

Cuando actuamos de forma destructiva, estamos bajo la influencia de una emoción o actitud perturbadora, lo que significa que exageramos las cualidades positivas o negativas de algo. Cuando hacemos un gran alboroto por las cualidades positivas de algo que no tenemos, lo deseamos. Entonces, sentimos un deseo anhelante o lujuria: tenemos que tenerlo. Si lo tenemos, entonces no queremos desprendernos de él. Entonces, sentimos apego y codicia: queremos más, incluso si tenemos suficiente. Por otro lado, si exageramos las cualidades negativas de algo o ignoramos las positivas, entonces deseamos deshacernos de ello. Entonces, sentimos repulsión, enojo u odio. 

Así pues, es sobre la base de estas emociones perturbadoras –que surgen de una exageración basada en la construcción de una cosa sólidamente establecida a partir del objeto y sus cualidades y del “yo” que tiene que poseerlo o librarse de él– que actuamos de forma destructiva. Como consecuencia de esas acciones, se construyen en el continuo mental potenciales kármicos negativos, así como tendencias a repetir esas acciones, que en algún momento maduran. 

Hemos visto que los potenciales y tendencias maduran en muchas cosas. Pueden madurar en una sensación de gusto por hacer cierta acción. Junto con eso, suele haber también exageración. Basado en esa sensación, surge el impulso real de cometer la acción. Sin embargo, no siempre actuamos en función de ese impulso. Por ejemplo, tenemos una expresión en inglés: “¡Podría matarte! ¡Tengo ganas de matarte!”. En realidad, no actuamos en función de eso, aunque tal vez tengamos ganas. Al menos, decimos que sentimos eso. Tal vez no sea así. En cualquier caso, hay una diferencia entre la sensación de gusto por hacer algo y la fuerza del ímpetu real, este impulso que nos lleva a la acción en sí. Es ese impulso o fuerza impetuosa lo que constituye el verdadero karma. 

Otras formas en las que maduran los potenciales y las tendencias son repetir acciones similares a las que hemos hecho antes y la experiencia de situaciones en las que nos sucede algo similar a como nos hemos comportado antes. Estas no necesariamente se basan en el gusto por hacer algo; no obstante, experimentamos ese tipo de resultados. Otra forma en la que maduran tiene que ver con el tipo de estados de renacimiento en los que nacemos y el tipo de situaciones que encontramos allí. Hay muchas cosas que experimentamos como maduraciones del karma. Sin embargo, el resultado principal que se analiza en esta primera ley es experimentar felicidad o infelicidad. 

Hemos visto que, para entender qué son la felicidad y la infelicidad, tenemos que fijarnos en las definiciones. La felicidad es la experiencia de algo de una manera satisfactoria. Esto significa que nos resulta beneficioso, sea o no así. Cuando somos felices, estamos satisfechos con la situación; no exageramos, aunque aun así podríamos convertirlo en algo sólido. Cuando somos infelices, no estamos satisfechos con algo. Exageramos las cualidades negativas, por lo que queremos deshacernos de ello, o las cualidades positivas, en cuyo caso, queremos más o algo mejor. Hay muchas formas en las que exageramos. En cualquier caso, hemos visto que la exageración era la conexión entre la infelicidad y el comportamiento destructivo. 

Además, como he dicho desde el principio, es muy importante estar convencidos de que la infelicidad que experimentamos es el resultado de un comportamiento destructivo. De lo contrario, ¿por qué querríamos abstenernos de un comportamiento destructivo? A menos que estemos convencidos de esa conexión, es muy difícil estar motivados para dejar de actuar destructivamente. Podríamos estar motivados por cosas como “Mi maestro me dijo que lo hiciera” o “Quiero ser un buen chico o una buena chica” y cosas por el estilo, pero no entenderíamos realmente por qué. No estaríamos realmente convencidos. Por lo tanto, es muy importante comprender la conexión entre la infelicidad y el comportamiento destructivo, la felicidad y el comportamiento constructivo; el comportamiento constructivo es abstenerse de actuar destructivamente cuando sentimos ganas de hacerlo.

Aumento de los resultados kármicos

La semana pasada, hablamos sobre el aumento de los resultados kármicos, la segunda ley del karma: de una pequeña causa puede derivarse un gran resultado. Vimos que cuando nos inclinamos a actuar de una determinada manera, ya se ha creado un cierto potencial y una cierta tendencia a actuar de esa manera y que, al repetir la acción, aumenta la probabilidad de volver a cometer el mismo tipo de acción en el futuro. De esta manera, se multiplica la fuerza del potencial y la tendencia a repetir la acción y a dar surgimiento a resultados más fuertes. 

Hemos visto que lo que madura a partir de un potencial kármico y la fuerza con la que madura se ven afectados por muchos factores. La frecuencia con la que realizamos una acción es un factor, pero hay otros factores que también pueden hacer que la fuerza de la maduración aumente. En el caso de las acciones destructivas, estas incluyen no arrepentirse de la acción, no hacer nada para contrarrestarla, etc.

Eso nos llevó a una explicación de lo que son estos potenciales y tendencias kármicos. No son como pequeñas pelotas de ping-pong encapsuladas en nuestro continuo mental; no son algo físico. Son simplemente algo que imputamos. Es como unir dos puntos imputando una línea entre ellos. Por lo tanto, estos potenciales no están simplemente ahí con los resultados dentro. Se interconectan entre sí y se ven afectados por muchas otras cosas. Por lo tanto, la fuerza de ellos puede aumentar cada vez más, especialmente los negativos. Nuestras acciones destructivas son numerosas y nuestras emociones perturbadoras son fuertes, por lo que la fuerza de esos potenciales negativos seguirá aumentando. Por otro lado, la fuerza de los positivos también aumenta. Por lo tanto, si realmente estamos involucrados en hacer muchas cosas constructivas, y realmente estamos en un camino espiritual, el potencial positivo acumulado al hacer alguna pequeña cosa positiva aumenta en fuerza.

Por supuesto, existen ejemplos en la literatura en los que una cosa muy pequeña se transforma en un resultado muy fuerte más adelante; por ejemplo, ver una imagen de un buda en una pared y, debido a eso, encontrarse con un buda en el futuro. Creo que, aunque estos ejemplos son buenos, no dan una imagen completa de todas las cosas que habrían sucedido en el medio y que habrían actuado como causas adicionales para que esa acción kármica tuviera un resultado mayor. 

Los resultados kármicos no pueden experimentarse sin haber acumulado las causas

Ahora llegamos a la tercera ley del karma, que es que no nos encontraremos con el resultado kármico de algo sin haber acumulado su causa. 

Ahora bien, por supuesto, esta forma de expresarlo tiene cierta carga porque un resultado presupone una causa: no se puede tener un resultado sin una causa. El término “resultado” surge en dependencia del término “causa”. Creo que lo que se quiere decir es que cualquier cosa que experimentemos no puede surgir sin una causa. En otras palabras, no experimentaremos algo a menos que hayamos creado la causa para experimentarlo. 

Esto nos lleva a una discusión que puede ahondar bastante en el tema de la causalidad. ¿Pueden ocurrir cosas sin una causa? ¿Qué significaría si las cosas pudieran ocurrir sin una causa? Si las cosas pudieran ocurrir sin ninguna causa, todo sería aleatorio. Cualquier cosa podría ocurrir. Ahora bien, podríamos pensar que ese es el caso, que cualquier cosa puede ocurrir.

Participante: Entonces toda la filosofía budista se derrumbaría.

Dr. Berzin: Pero, aparte de eso, pensar que puede pasar cualquier cosa nos lleva a sentirnos muy inseguros, ¿no es así? Pero creo que muchos de nosotros pensamos así: que un rayo puede caer en cualquier momento. Pero cuando cae un rayo, ¿no hay una causa? Tiene que haber una tormenta. Tiene que haber varias causas físicas para que caiga un rayo. O un ataque terrorista: hay causas para eso. Así que ese es un nivel de comprensión de la causalidad. 

Diferentes tipos de causalidad

Pero en realidad no estamos hablando de ese nivel de causalidad, sino de lo que nos hace experimentar estas cosas. De eso es de lo que hablamos cuando hablamos de karma.

Podemos entender por qué cae un rayo cuando conocemos las causas físicas. Podemos entender por qué se produce un ataque terrorista cuando conocemos las causas sociológicas, económicas o doctrinales. Lo que resulta más difícil de entender es por qué experimentamos lo que hacemos, por qué tenemos ganas de actuar de determinadas maneras y por qué nos sentimos felices o infelices. 

Hay tres áreas o aspectos de causalidad que podríamos analizar. 

Sentir ganas de cometer acciones similares a las que hemos hecho en el pasado

Creo que la más fácil es sentir ganas de hacer algo similar a lo que hemos hecho antes. ¿Cuál sería la causa de eso? 

Ahora bien, lo que realmente quiero destacar aquí es la diferencia entre causas y circunstancias. ¿Son las circunstancias suficientes para que tengamos la experiencia de algo? 

Pongamos un ejemplo: me gusta comer chocolate. Podría darse una circunstancia en la que hubiera mucho chocolate a mi alrededor o en la que me ofrecieran chocolate. ¿Sería alguna de esas dos causas suficiente para que lo comiera?

Participante: No sería causa suficiente si no hubieras experimentado antes el sabor del chocolate y determinado que te gustaba.

Dr. Berzin: Exacto. Además, si estuviéramos enfermos o el chocolate estuviera sucio, tal vez no lo comeríamos. Por lo tanto, hay muchas razones por las que no lo comeríamos. Pero ¿no son estas circunstancias más que causas?

Participante: ¿Qué quiere decir con circunstancias?

Dr. Berzin: Las circunstancias influyen en si lo comemos o no: por ejemplo, tener hambre, haber comido cinco barras de chocolate, estar enfermo, etc.

Participante: Creo que el hecho de que te haya gustado el chocolate que has comido anteriormente es una causa.

Dr. Berzin: Yo diría que es el hábito de comerlo, que se basa en que te guste. Pero ¿qué pasa con la primera vez que comes chocolate en esta vida?

Participante: Bueno, esa era tu abuela poniéndote chocolate en la boca y diciendo: "yomi, yomi". 

Dr. Berzin: Pero puede que te guste o no. Tu abuela podría ponerte hígado en la boca y decirte: “yomi, esto está delicioso”, pero a ti te parece horrible.

Participante: Pero eres un ser humano, y a la mayoría de los seres humanos les gusta el azúcar.

Dr. Berzin: Entonces, dices que las circunstancias son que somos humanos y que a la mayoría de los seres humanos les gusta el azúcar. Pero hay muchos seres humanos a los que no les gusta. A la mayoría de los tibetanos no les gustan los dulces, por ejemplo. A la mayoría de las personas probablemente tampoco les guste el hígado, aunque a mí me gusta el hígado.

Participante: Entonces es una cuestión cultural: a los tibetanos no les gusta el azúcar.

Dr. Berzin: Bueno, eso es una cuestión cultural. 

¿Un bebé tiene gustos y disgustos?

Participante: Bueno, a algunos sí, y a la mayoría de los bebés les gusta algo un poco dulce.

Dr. Berzin: De acuerdo. Pero no estamos hablando solo de comida. A algunos bebés les gusta que los sostengan en brazos, a otros no. Recuerdo que tenía un perro al que no le gustaba sentarse en el regazo de nadie y no le gustaba que lo acariciaran. No a todos los perros les gusta eso. A algunos gatos les gusta sentarse en el regazo de las personas, a otros no. Por lo tanto, incluso los animales tienen diferentes gustos y disgustos. No depende solo de las circunstancias. No es que yo golpeara al perro cada vez que intentaba subirse a mi regazo y, por lo tanto, aprendiera a no hacerlo. No es como enseñarle a no hacer sus necesidades en el suelo.

Participante: Entonces, debe haber alguna conexión: hay una cognición sensorial y, con base en eso, te sientes feliz, te sientes bien. 

Dr. Berzin: Entonces, existe una conexión en el sentido de que cuando surge un hábito, también surge con él una sensación de felicidad. 

¿Y qué tal si te gusta hacerlo? Bueno, repito, si te sientes feliz, sientes que es beneficioso para ti. Me pregunto, cuando surge el hábito de gritar, ¿te sientes feliz de gritar y enojarte? Pero tal vez eso encaje con la definición que dice que crees que es beneficioso para ti.

Participante: Primero, obtienes un alivio de la tensión.

Dr. Berzin: Correcto. 

¿Qué pasa con alguien que tiene un hábito que está intentando abandonar, pero no lo consigue y se siente mal por ello? Digamos que fuma cigarrillos: “No puedo evitarlo. Sé que no es bueno. No me siento feliz de fumar. Me siento terrible después de hacerlo”.

Participante: Entonces tu hábito es más fuerte que la voluntad.

Dr. Berzin: Creo que lo que se quiere decir con los hábitos, con las ganas de hacer algo, como fumar, con el impulso de hacerlo, etc., es que tienen causas kármicas y que esas causas kármicas se refieren a hábitos construidos a partir de haber fumado anteriormente.

Entonces, la pregunta es: ¿los hábitos comienzan solo en esta vida o comienzan en vidas anteriores? No creo que nadie discuta que un hábito se puede desarrollar en esta vida, ya sea el hábito de repetir cierto tipo de comportamiento, cierto tipo de patrón de pensamiento o lo que sea. Pero entonces la pregunta es: ¿somos casetes en blanco cuando nacemos? ¿Somos casetes en blanco y luego todos estos hábitos, en cierto sentido, quedan impresos en nosotros a partir de circunstancias externas o se transmiten genéticamente?

Participante: Son ambos. 

Dr. Berzin: Pero ¿son suficientes esas explicaciones? Esa es la verdadera cuestión.

Participante: Bueno, entonces tienes a esos niños que, a la edad de tres años, tocan un instrumento o algo.

Dr. Berzin: Exacto. Y hay niños que son extremadamente inteligentes, otros que no lo son. ¿Pueden suceder estas cosas sin causa? 

Ahora bien, creo que cuando hablan de resultados kármicos, no se refieren a si un vaso puede romperse en el suelo sin la causa de que se caiga. Un resultado kármico, creo, tiene que ver con algo que experimentamos. Entonces, ¿podríamos experimentar algo sin haber creado una causa?

Experimentar que nos suceden cosas similares a las que hemos hecho en el pasado

Participante: Estoy pensando en la vez que me atropelló el coche. ¿Cuál fue la causa? No veo ninguna causa.

Dr. Berzin: Correcto. Ahora tenemos el segundo aspecto de la causalidad, que tiene que ver con por qué experimentamos que nos sucede algo. (No es que ya hayamos encontrado las respuestas a estas preguntas. El objetivo de este curso es enseñarnos a analizar, y el análisis no necesariamente conduce a encontrar respuestas definitivas en nuestras clases). Los ejemplos que siempre se dan en la literatura sobre este tema son, por ejemplo, el de un incendio en el que mueren quinientas personas, pero una de ellas logra escapar. ¿Por qué esa persona logró escapar y nadie más? La razón es que, si alguien no ha creado las causas para morir en un incendio, no experimentará ese resultado. 

Pusiste como ejemplo el ser atropellado por un coche. ¿Existe una causa kármica? Bueno, hay un factor contribuyente: el coche venía. Esa sería una condición que actúa simultáneamente para ser atropellado, pero no la causa kármica. 

Participante: Y el conductor no estaba prestando atención.

Dr. Berzin: Exacto. También estaba la confianza total de que, como cruzaba cuando el semáforo estaba en verde, no pasaría ningún coche. Veo eso aquí en Alemania. Cuando hay un semáforo en verde, nadie mira a ambos lados antes de cruzar la calle. Todo el mundo da por sentado que todos los coches se han detenido. En la India, eso nunca se haría. En la India, cuando hay un semáforo en verde y uno quiere cruzar la calle, siempre se mira. Y se mira a ambos lados de cada carril porque la gente puede conducir en sentido contrario. Así que tu falta de atención fue una condición, una condición contribuyente. 

¿Por qué cruzabas la calle justo en ese momento?

Participante: Hay muchas razones, pero no veo que ninguna de ellas sea la causa principal.

Dr. Berzin: Esa es la pregunta. ¿Existe una conexión entre haber atropellado a otra persona en una vida anterior y el hecho de que hayas sido atropellada por un coche (aunque tal vez no hayas atropellado a la persona con un coche, sino con tu caballo, tu elefante o algo así)? ¿Las circunstancias en las que fuiste atropellada son causas suficientes para que hayas sido atropellada? ¿Fue simplemente tu “mala suerte” el que te atropellaran? 

Participante: No veo la conexión aquí. No veo cómo el resultado está conectado con la causa kármica de haber hecho algo similar en una vida anterior.

Dr. Berzin: Esa es la pregunta. Y es muy difícil de entender. No pretendo que sea fácil ni que yo lo entienda. Por ejemplo, supongamos que un coche atropella a varias personas que cruzan la calle al mismo tiempo, pero solo una de ellas resulta gravemente herida. ¿Por qué? 

Participante: Sé por mi trabajo como psicóloga que las personas que sufren muchos accidentes tienen tendencia a sufrir lesiones. Me preguntaba por qué había esa tendencia en esas personas a sufrir lesiones. Tal vez se deba a que esas personas no son muy conscientes de lo que les rodea.

Dr. Berzin: Y, sin duda, hay personas que siempre salen lastimadas cuando se trata de relaciones. Siempre se sienten atraídas por alguien que inevitablemente las rechazará. Siempre se sienten atraídas por la persona equivocada, diríamos, y por eso son lastimadas una y otra vez. Lo que estás diciendo es que eso también puede suceder en términos de lesiones físicas, no solo emocionales: que las personas se meten en situaciones en las que salen lastimadas físicamente. Hay personas que no tienen cuidado, que practican deportes peligrosos y ese tipo de cosas. Eso es una cosa. Pero ¿qué hay del ejemplo de Marianna, de ser atropellada por un automóvil? He cruzado la calle muchas veces contigo, Marianna. Tienes mucho cuidado al cruzar la calle.

Participante: No quería que me atropellaran.

Dr. Berzin: Sin embargo, lo hicieron. Entonces, de nuevo, ¿por qué?

La forma en que se expresa esta ley es que cuando experimentas algo, no ha sucedido sin una causa. Así que, bien, experimentaste que te atropelló un coche. La causa kármica de eso está en una vida anterior: lastimaste a otros. Si no lo hubieras hecho, nadie te habría lastimado. 

¿Por qué no nos tomamos un tiempo para pensar en esto?

[meditación]

Una de las ideas que se me ocurrieron fue la de la ley de la física que dice que por cada acción hay una reacción igual y opuesta. ¿Podría aplicarse esto aquí, es decir, que si actuamos de una determinada manera, la reacción igual y opuesta sería que los demás actúen de la misma manera con nosotros? Por ejemplo, si mentimos todo el tiempo, otras personas nos mentirán, o si exageramos todo el tiempo y así sucesivamente, nadie nos creerá, que son el tipo de resultados kármicos que encontramos enumerados en los textos. En ejemplos como ese, la ley de causa y efecto tiene sentido, ¿no? Pero el ejemplo de ser atropellado por un coche es más difícil de entender, a menos que hayamos causado mucho daño a los demás, lo que podría significar simplemente haber matado insectos. No tenemos por qué haber estado conduciendo y atropellando a la gente con nuestros coches. 

Buscar las causas kármicas de nuestras experiencias en nuestro comportamiento 

Lo que suelo sugerir a la gente es que, si experimentamos algo que se describe en la literatura budista como uno de los resultados del karma, observemos nuestro comportamiento. Debería haber rastros de la causa, algo que seguimos haciendo y que genera ese tipo de resultado.  

Un ejemplo común es el de las relaciones en las que siempre nos separamos de nuestros seres queridos, ya sea porque los demás mueren, se van, la relación se rompe o lo que sea. ¿Cuál es la causa de que eso suceda? La causa es el lenguaje divisorio. Decimos cosas malas sobre los demás a nuestros amigos, los criticamos, etc. y, en cierto sentido, instigamos la ruptura de las relaciones. Como resultado, nuestras relaciones se rompen. Eso nos da una pista sobre qué debemos trabajar en nuestro comportamiento. 

Este patrón no puede surgir de ninguna causa; debe surgir de una causa similar. Y puedo encontrar en la literatura cuáles son las causas kármicas de diversas cosas. Y si miro con suficiente profundidad, generalmente puedo encontrar un patrón de comportamiento que corresponde a esas causas en mí. Entonces, eso, como dije, me da una pista sobre qué trabajar para evitar que me sucedan cosas similares en el futuro, ya sea en esta vida o en vidas futuras. 

Esa es, por cierto, la aplicación práctica de esta ley del karma. Piensen en ello. Es realmente muy útil. Por lo tanto, traten de pensar en cosas que les suceden con bastante frecuencia y luego traten de ver cuáles podrían ser las causas kármicas, tal como se explica en la literatura. Analicemos: “¿Tengo alguna tendencia a actuar de esa manera, a cometer esa causa?”.

[meditación]

¿Tiene sentido para ustedes? Para mí tiene sentido en función de mis experiencias. 

Participante: Creo que en muchos casos tiene sentido, pero también hay muchos casos de parejas que se rompen porque aparece una chica más joven y atractiva, etc.

Participante: Ese no es el motivo de la ruptura. Es que la relación no funcionaba.

Dr. Berzin: Exacto. Una relación que se rompe porque encontramos a otra persona, porque nos aburrimos y cosas así son circunstancias que tienen que ver con cuándo y cómo se rompe. Estamos hablando de una causalidad más profunda. Estamos hablando de por qué experimentamos que nuestras relaciones no funcionan una y otra vez. Ahora bien, podríamos explicarlo psicológicamente, por supuesto.

Participante: Sí, pero pueden funcionar por un largo tiempo.

Dr. Berzin: Podría ser. Ese es un escenario diferente. Estamos hablando de ciertos patrones que vemos en nosotros mismos y de cómo los abordaríamos si quisiéramos romper esos patrones. De eso tratan las enseñanzas sobre el karma. No se trata de que las cosas que suceden sean simplemente “mala suerte”. Tiene que haber causas. Las enseñanzas pueden ayudarnos a identificar las causas. 

Ahora bien, corregir las causas no diciendo cosas desagradables a otras personas sobre sus amigos, no criticándolos, etc., es un paso. Al menos, estaríamos dando algún tipo de paso. Si siempre estamos criticando a las personas, diciendo cosas no muy agradables sobre ellas a un tercero, ese tercero podría pensar: “Bueno, a mis espaldas, me está criticando”, en cuyo caso, en realidad no querría ser nuestro amigo.

Hay muchos ejemplos diferentes. Este es solo uno, pero es algo que realmente da qué pensar. 

La otra cosa que quería decir es que la importancia de esta tercera ley es que si no estoy experimentando un resultado kármico es porque no construí las causas, como en el ejemplo de la persona que no murió quemada en un incendio porque no había construido las causas. Las personas que sí murieron quemadas habían, en una vida anterior, quemado un arbusto donde vivían muchos insectos o algo así. Ese es el ejemplo clásico. 

Digamos que mi negocio no está teniendo éxito. Si tomamos como ejemplo todos los restaurantes de este barrio, podemos ver que a algunos les va muy bien y a otros no. ¿Por qué? O en la India, por ejemplo, habrá veinte tiendas una al lado de la otra que vendan exactamente la misma ropa. Algunas tienen éxito, otras no. Venden exactamente lo mismo. Bueno, si no estoy experimentando un resultado como que mi negocio vaya bien, es porque no he creado las causas. Según las enseñanzas budistas, la causa principal de que un negocio vaya bien, de que se gane dinero, etc., es ser generoso. Entonces, me pregunto: “¿Soy avaro y, por lo tanto, soy pobre y nunca recibo dinero?”. En otras palabras, no recibir dinero no sucedería sin una causa. Por lo tanto, nos da una indicación de en qué trabajar. 

Ahora bien, esa es, por supuesto, una motivación de nivel inicial: “Quiero que la gente sea amable conmigo y me ayude a ganar dinero, así que voy a ser amable con ellos”. Esa es una motivación muy mundana, pero ese es el nivel inicial: mejorar el samsara y conseguir un mejor renacimiento. Obviamente, a medida que avanzamos en el camino, queremos ser amables con ellos para ayudarlos; todos han sido nuestras madres, etc. Pero en el nivel inicial, nuestro objetivo es simplemente mejorar nuestro samsara y, en particular, nuestras vidas futuras. 

Esta tercera ley del karma se aplica también al preciado renacimiento humano: si no tenemos preciados renacimientos humanos, es porque no hemos creado las causas. Esta es la motivación detrás de la creación de mucha fuerza positiva. Pero, de nuevo, no tenemos que quedarnos estancados en eso de “estoy creando fuerza positiva para ganar algo”. Eso hay que superarlo, hay que ir más allá. Sin embargo, inicialmente nos pone en camino.

Pensemos en esto. Creo que un buen ejemplo es ser pobre. Las enseñanzas dicen que ser pobre es el resultado de no ser generoso, que existe algún tipo de correlación entre ambos. Por otro lado, hay algunas personas pobres que son muy generosas. Ahora bien, cuando observamos a las personas pobres que son muy generosas, podemos ver que suelen ser bastante felices, mientras que las personas pobres que no son generosas están preocupadas e infelices. Por lo tanto, tenemos varias cosas interactuando aquí. Así que pensemos en eso.

Participante: Me preguntaba por el hecho de que Marianna haya sido atropellada por un coche. Digamos que una de las razones del accidente fue que, en el pasado, se había parado sobre una hormiga y la había matado, pero que, debido a algunas causas positivas, solo le atropelló el pie. 

Dr. Berzin: Esto es muy bueno. Para aquellos que no conocen a Marianna, un auto le pasó por encima del pie. No se rompió ningún hueso, aunque sí el pie quedó gravemente herido. Lo que estás diciendo es que pudo haber sido atropellada porque había aplastado muchos insectos en una vida anterior (no creo que pisar una hormiga sea suficiente causa), pero como también había hecho muchas cosas muy positivas, el resultado fue bastante débil en comparación con lo que podría haber sido. Así que, sí, así es como funciona el karma.

De cualquier modo, pensemos en estas cosas. 

Esto es exactamente lo que es importante entender acerca del karma. Es lo que estaba diciendo: un resultado puede hacerse más fuerte, más débil, etc., según la segunda ley, porque no está dentro del potencial, esperando simplemente manifestarse. Esa es la falacia del Samkhya: el resultado ya está dentro de la causa, esperando simplemente manifestarse. En cambio, se ve afectado constantemente. 

Participante: Entonces el resultado se puede cambiar.

Dr. Berzin: Se puede cambiar no solo según las circunstancias sino también según lo que hagas. 

Creo que están entendiendo que todas estas enseñanzas sobre el karma nos llevan a considerar formas positivas de modificar nuestro comportamiento, básicamente para ser más felices. Eso es muy importante, en realidad. Esa es la tercera ley con respecto a los resultados y las causas: la felicidad no va a surgir de la nada.

Preguntas 

¿Qué es lo que conecta una acción kármica con su resultado? Imputación

Participante: No veo esa conexión entre mi comportamiento y lo que experimento. Por ejemplo, en mi juventud, pisoteé hormigas y arañas y las maté. ¿Cómo es posible que esta acción continúe, continúe, continúe y, de repente, en algún momento, aparezca un resultado?

Dr. Berzin: Ahora llegamos a una pregunta muy interesante, que ya hemos tratado un poco antes: ¿cuál es la conexión entre una acción causal y el resultado? Por ejemplo, en tu juventud, puede que te haya encantado matar arañas o pisar hormigas o lo que sea, y ahora, más tarde, como adulto, experimentas que un coche te pasa por encima del pie. ¿Qué conecta estos eventos? Esto es de lo que hablábamos cuando discutíamos los potenciales y tendencias kármicos, como la tendencia o potencial a sufrir un accidente. Lo que los conecta es básicamente una imputación. Hay una causa y hay un efecto. Tiene que haber una conexión. Por lo tanto, una tendencia o potencial, que son imputaciones, es la conexión. 

Ahora bien, podríamos preguntarnos si no es solo un juego decir: “Estoy imputando algo como la conexión”. Sin embargo, no hay conexión de otro modo. Pero esto surge de un malentendido de la imputación. Las imputaciones son fenómenos objetivos. No es que alguien necesite imputarlas activamente para que existan convencionalmente –por ejemplo, la velocidad, la edad y los años–. Pero no lleguemos al extremo de imaginar que las tendencias que conectan la causa y el efecto kármicos existen como cosas sólidas y encontrables que se encuentran sentadas en nuestro continuo mental.

También podemos explicar la conexión en términos de lo que ya no está aconteciendo de la acción (que pasó hace un segundo, luego pasó hace dos segundos, luego hace tres segundos, y así sucesivamente) y la maduración que aún no acontece que, momento a momento, se acerca cada vez más a dar surgimiento a un resultado que acontece en el presente. Hay muchas maneras diferentes de ver la conexión. Y ninguna de ellas es concreta. 

De nuevo, podríamos preguntarnos: "Si no es un juego mental, ¿qué es? ¿Qué son estas imputaciones?". 

Un buen ejemplo que siempre utilizo es el movimiento. ¿Vemos movimiento? Bueno, en realidad, solo vemos un segundo a la vez. Es como una película: solo vemos un fotograma de la película a la vez. ¿En realidad vemos movimiento en un solo microsegundo? No, pero vemos cosas en movimiento, y ese movimiento que vemos es una imputación de lo que vemos a lo largo de esos microsegundos. Hay movimiento debido a una secuencia temporal: las cosas suceden en orden cronológico. No es que el tercer fotograma de la película surja de la nada, sino que surge del segundo, y el segundo surge del primero. Hay un fotograma por segundo.

Participante: Sí. Pero hay un cuadro que va a otro.

Dr. Berzin: Exacto. Los budistas lo explicarían en términos de dos segundos atrás que ya no están aconteciendo, tres segundos atrás que ya no están aconteciendo, cinco segundos atrás que ya no están aconteciendo, etc., y en términos del resultado que aún no acontece. El resultado que aún no acontece es como el año nuevo que aún no acontece. Cada día, ese año nuevo que aún no acontece se acerca más. Ese año nuevo es una imputación. No es algo sólido. Eso es todo. No es una manera de conocer; no es una forma de fenómeno físico. Es un conector, en cierto sentido. 

No es fácil, piénsenlo.

[meditación]

Ejemplo: Una guerra

Creo que tenemos que encontrar un ejemplo para entender cómo la causa y el efecto están conectados de forma abstracta, sin que tenga que haber algo físico que los conecte. 

Tomemos una guerra. Hay muchas causas para que haya una guerra. Este lado hace esto; este lado hace aquello. Pasa un tiempo. Otro lado hace esto; otro lado hace aquello. El tiempo pasa. Suceden algunas cosas económicas. Pasa más tiempo. Entonces se produce una guerra. ¿Hubo algo físico que viajó a través del tiempo, momento a momento, desde las acciones causales hasta el resultado? No. Sin embargo, hay una conexión entre la causa y el resultado, ¿no es así? ¿Qué los conecta? 

Entonces, la pregunta realmente es: ¿la conexión tiene que ser física, tiene que ser mental o puede ser simplemente una imputación, que no es ninguna de las dos? Si no existieran las imputaciones, que no son formas de fenómenos físicos ni maneras de darse cuenta de algo, ¿significaría eso que no puede haber relación entre una causa y un efecto?

Y el potencial de guerra que se había ido acumulando con el tiempo no estaba en ninguna parte. No hay ningún lugar donde estuviera. No es como si estuviera plantado en una especie de cinta transportadora que recorre el tiempo. 

Piénsalo. Creo que es una buena analogía.

Participante: El ejemplo de una guerra es más complejo porque hay muchos factores involucrados.

Dr. Berzin: Eso es cierto. 

En cambio, podríamos pensar en términos de una relación entre dos personas: por ejemplo, un matrimonio que se rompe. Hay muchas causas que pueden provocar la ruptura de un matrimonio. ¿Dónde se encuentran las acciones causales y el resultado? ¿Y lo que provoca la ruptura de la relación está ocurriendo en cada momento? No.

Participante: Si tienes una causa física como una semilla y proporcionas las circunstancias, como agua, tierra y luz solar, la semilla crece gradualmente. O si adquiero el hábito de gritarle a la gente, creo una situación en la que es más probable que me respondan y también que vuelva a gritar en el futuro. Esos son ejemplos en los que la conexión entre causa y resultado es fácil de entender. Pero decir que si hice algo hace veinte años, como golpear a una hormiga o a varias hormigas o lo que sea, algo me debería pasar como resultado, algo debería golpearme físicamente, es mucho más difícil de entender. Es difícil hacer esa conexión.

Dr. Berzin: Dices que es más difícil ver la conexión porque hay un lapso más largo entre esa causa y ese efecto. Eso nos lleva a la cuarta ley del karma (que analizaremos la próxima vez), que dice que, si has cometido una causa kármica, el potencial de experimentar un resultado no se agotará por sí solo. En algún momento dará su resultado, incluso si pasa mucho tiempo. Por lo tanto, que haya un lapso largo entre una causa y un resultado no hace ninguna diferencia.

Participante: ¿Cómo puedes demostrar eso? 

Dr. Berzin: Puedes analizar.

Participante: Pero no se puede probar que algo hecho hace vidas sea la causa.

Dr. Berzin: Bueno, esto nos lleva a lo que sigue después de las cuatro leyes del karma: ¿Es el Buda una fuente válida de información sobre esto?

Participante: No creo que puedas probarlo científicamente.

Dr. Berzin: Entraremos en las discusiones lógicas después de que hayamos terminado las cuatro leyes del karma.

Creo que están recibiendo el mensaje –espero que estén recibiendo el mensaje– de que todos estos puntos son extremadamente difíciles y requieren mucha reflexión y análisis. 

Sin embargo, si van a seguir el camino recomendado por los budistas para modificar su comportamiento y abstenerse de conductas destructivas, necesitan estar convencidos de que es algo válido y que tiene sentido. Necesitan entender por qué lo harían. ¿Es solo porque el Buda lo dijo?

Las leyes del karma no son como reglas creadas por el hombre que deben obedecerse

Participante: Hablas de la “ley” del karma. Eso me hace pensar que, si yo incumpliera una ley, tendría que ir a juicio.

Dr. Berzin: Lo siento, “ley” no es la palabra en tibetano ni en sánscrito.

Participante: ¿Es más bien una “ley” natural de la gravedad?

Dr. Berzin: No es que alguien haya inventado estas leyes, que sean las “reglas” y que, por lo tanto, haya que seguirlas. Es que no tenemos en cuenta estos principios. He utilizado la palabra “ley”, pero la palabra “ley” no aparece en los textos tibetanos ni en los sánscritos. Estas leyes del karma son más bien principios. Como decía Jorge, son como las leyes de la física. No es que las obedezcamos o no las obedezcamos: es simplemente que las cosas son así. 

Existen estos principios del karma. La intensidad con la que experimentes los resultados de tus acciones no depende de cuánto tiempo pase, etc. Y no es que, si haces caso omiso de estos principios, algo “malo” vaya a suceder. Si haces caso omiso de ellos, te quedas sin un curso de acción claro para mejorar tu situación en la vida. Eso es lo que ocurre. Y también puede llevarte a emprender un curso de acción que no te traerá más felicidad. 

Un tema general dentro del budismo es que todos quieren ser felices y nadie quiere ser infeliz. Entonces, ¿cómo ser feliz? ¿Feliz en los tres niveles de felicidad samsárica (renacimientos felices), liberación e iluminación? Esos son los grados de felicidad. Entonces, ¿cómo se logra la felicidad? Bueno, aquí están los principios que se pueden usar como pautas para lograrla, al menos en el nivel más inicial de felicidad mundana: que las cosas salgan bien, conseguir un mejor renacimiento, etc. Y aunque quieres que las cosas salgan bien, no quieres que salgan demasiado bien, no hasta el punto de no estar motivado para hacer nada. Pero en su mayor parte, quieres que las cosas salgan bien. Básicamente, quieres conseguir un preciado renacimiento humano para poder seguir ayudando a los demás y continuar en el camino espiritual.

De todos modos, esa es la tercera ley del karma.

No hemos hablado mucho de que si no somos felices es porque no hemos creado las causas. Esa es una pregunta difícil. ¿Cuáles son las causas de la felicidad? Es abstenerse de la conducta destructiva. No vas a experimentar la felicidad a menos que dejes de actuar destructivamente, aunque, obviamente, no vas a experimentar esa felicidad de inmediato. ¿Y qué es la conducta constructiva? Es abstenerse de actuar destructivamente. Así que tal vez sienta ganas de pegarte o gritarte, pero me contengo; no lo hago. 

Ahora bien, los hábitos pueden ser tan fuertes que uno empieza a gritar, empieza a perder la paciencia, empieza a ser crítico de un modo sarcástico. Pero luego, con el tiempo, te vas dando cuenta cada vez más rápidamente. De esto trata todo el capítulo de Shantideva sobre la disciplina ética. Observa, presta atención y aplica tus oponentes tan pronto como reconozcas que estás empezando a impacientarte, a gritar o a ser desagradable. En cuanto lo notes, corrígelo. Y en cuanto a corregirlo, simplemente hazlo. No le des mucha importancia: simplemente hazlo. O no lo hagas, sea lo que sea. No grites. Detente. Ese es el primer paso. 

Y todo esto se hace con la comprensión de que “si estoy experimentando infelicidad, es porque actué de manera destructiva. Y si continúo, solo voy a experimentar más y más infelicidad. Si soy infeliz, también es porque no he creado las causas para ser feliz. Y si he creado las causas para ser infeliz, entonces –la cuarta ley– voy a experimentar ese resultado a menos que haga algo para cambiarlo. No va a desaparecer por sí solo; no se va a desgastar”. Esos son los principios generales del karma. Luego, se entra en los detalles.

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