Repaso
Hemos estado atravesando las etapas graduales del camino, estas mentes que son el camino que pueden llevarnos, en primer lugar, a renacimientos superiores (con especial énfasis en obtener un preciado renacimiento humano), luego, a la liberación y, finalmente, a la iluminación.
El preciado renacimiento humano
Comenzamos nuestra charla con el preciado renacimiento humano, reconociendo que está lleno de oportunidades maravillosas que enriquecen nuestra vida y nos permiten progresar espiritualmente. También tenemos respiros de situaciones difíciles que nos impedirían practicar lo más plenamente posible. Vimos las causas de estas oportunidades y respiros y nos dimos cuenta de lo poco frecuentes que son y lo difícil que es obtenerlos.
Muerte e impermanencia
Por supuesto, las oportunidades que nos brinda este preciado renacimiento humano no van a durar para siempre. Por eso pensamos en la muerte y la impermanencia. La muerte llegará con seguridad y no hay forma de saber cuándo sucederá. A excepción de las medidas preventivas –en otras palabras, el Dharma– que hemos construido en nuestro continuo mental, nada puede ayudarnos al final de nuestra vida cuando nos enfrentamos al renacimiento.
Tener cautela de los peores estados de renacimiento
Analizamos los peores estados de renacimiento que podrían seguir: como seres atrapados en los reinos sin alegría (las llamadas criaturas del infierno), como fantasmas aferrados (o espíritus hambrientos) o como criaturas (o animales) rastreras. Qué terrible sería renacer en cualquiera de esos tipos de situaciones.
Además, si pensamos en la cantidad de seres que hay en esos otros reinos y en la cantidad de vidas que hemos tenido desde que no hubo principio, podemos apreciar que la mayoría de nuestra vida ha transcurrido en estas peores situaciones. Lo más probable es que, si no hacemos nada para evitarlo, volvamos a caer en una de esas situaciones. Por eso, como he dicho a menudo, citando a Gueshe Ngawang Dhargyey, uno de mis maestros, “es muy bueno considerarnos como si estuviéramos en unas vacaciones temporales de los reinos inferiores y darnos cuenta de que tendremos que regresar si no hacemos algo al respecto”, lo cual es una forma muy útil de verlo.
Por eso desarrollamos un fuerte sentimiento de cautela; realmente no queremos experimentar ese tipo de cosas. La cautela es, podríamos decir, una sensación sana de miedo. No es una sensación malsana de miedo, la sensación de que somos impotentes y de que no hay nada que podamos hacer con respecto a nuestras situaciones futuras. Ese tipo de miedo podría hacernos sentir muy alterados. En cambio, nos damos cuenta de que hay algo que podemos hacer para evitar ir a uno de esos reinos inferiores: podemos dar una dirección segura a nuestra vida, la dirección indicada por el Buda, el Dharma y la Sangha. Si damos esa dirección a nuestra vida, podemos evitar esos terribles renacimientos en el futuro, al menos, hasta cierto punto.
Dirección segura
Vimos lo que significa dar esta dirección a nuestra vida al observar las buenas cualidades de Buda, Dharma y Sangha. No entramos en la lista de estas cualidades, ya que podemos encontrarla en otras fuentes. En cambio, observamos el nivel más profundo de estas Tres Joyas. Este nivel más profundo se refiere a (1) un estado de verdadera detención (“verdaderas cesaciones”) –a saber, del no darse cuenta, el karma, las emociones perturbadoras, etc.– que puede ocurrir en el continuo mental debido a la pureza básica de la mente; y (2) los verdaderos caminos de la mente (“verdaderos caminos”) –es decir, la cognición no conceptual, en general, de las cuatro verdades nobles y, más específicamente, de la vacuidad– que son los que producen esas verdaderas detenciones y que, si las lográramos, evitarían renacimientos posteriores en el samsara por completo, no solo en los reinos inferiores. Aquellos que tienen estas cualidades en su totalidad son los budas, y aquellos que las tienen en parte son la Sangha. Esa es la dirección en la que queremos ir.
Abstenerse de conductas destructivas
Vimos que lo primero que tenemos que hacer para ir en esa dirección es evitar –al menos, empezar a evitar– el comportamiento destructivo. El comportamiento destructivo es lo que acumula los potenciales kármicos negativos y demás que conducen a peores renacimientos. Eso es en lo que trabajamos en el primer nivel. Ejercemos el autocontrol para dejar de actuar de forma destructiva. Luego, en el siguiente nivel, el intermedio, trabajamos para superar las emociones perturbadoras que causan ese comportamiento destructivo. Pero empezamos con el nivel de ejercer la autodisciplina ética, que se reduce al autocontrol, basado en la comprensión de cuáles serían las consecuencias negativas de actuar de forma destructiva. Queremos evitar esas consecuencias; por lo tanto, no actuamos de forma destructiva cuando surge el impulso de hacerlo.
Como hemos señalado, si no tenemos el hábito de cazar, por ejemplo, abstenernos de hacerlo no es el tipo de conducta constructiva más fuerte, aunque, por supuesto, no estaríamos acumulando potenciales negativos al cazar si nunca cazamos. De lo que estamos hablando aquí específicamente es de abstenernos de hacer algo destructivo cuando surge el deseo de hacerlo, como disparar a ese ciervo o lo que sea. Decimos: "No, no lo voy a hacer", y, por lo tanto, nos abstenemos de hacerlo. Esta es la verdadera acción constructiva: abstenernos de cometer una acción destructiva que deseamos hacer.
Hay otro lado de las acciones constructivas, uno que no tiene que ver con abstenerse de acciones negativas sino con participar realmente en acciones positivas, como salvar las vidas de otros, dar medicamentos, cuidar a los enfermos, etc.
Las cuatro leyes del karma
Luego, analizamos los cuatro principios o leyes fundamentales del karma. El primero de ellos es que, si nos sentimos infelices, es seguro que esa infelicidad es el resultado de nuestro comportamiento destructivo; y si nos sentimos felices de manera normal, es seguro que esa felicidad es el resultado de nuestro comportamiento constructivo. Analizamos estos principios en profundidad para ver qué significan realmente y cómo podemos tener confianza en que son ciertos.
Luego analizamos qué hace que una acción sea destructiva. Las constructivas, como dije, son abstenerse de las destructivas. Así es como se presentan principalmente aquí, en el nivel inicial de motivación.
Los cuatro factores que completan el camino de un impulso kármico
Comenzamos entonces nuestra discusión sobre los factores que deben estar presentes en el momento de una acción física, verbal o mental para que se complete el camino del impulso kármico de la acción. Si falta alguno de esos factores, una acción destructiva, por ejemplo, seguirá siendo destructiva, pero será una acción menos destructiva o una que se deconstruirá en otro tipo de acción.
El primer factor que analizamos fue el de la base sobre la que se dirige la acción. En el caso de quitarle la vida a otras personas, la base es otro ser que podría morir como resultado de nuestra acción.
Un estado mental motivador (continuación)
Luego comenzamos a analizar el segundo factor, el estado mental motivador. Tiene tres componentes. Hemos repasado los dos primeros:
[1] Una distinción inequívoca (' du-shes) de a quién queremos matar o herir. Cuando matamos a otra persona por error, la acción sigue siendo destructiva, pero no tanto como cuando matamos a quien pretendíamos matar o a quien distinguimos como al que íbamos a matar.
[2] Intención motivadora ('dun-pa). Es el deseo de hacer algo específico con respecto a un objeto específico – en este caso, matar a una persona específica.
La última vez, analizamos el papel de la intención y lo que significa cometer una acción destructiva sin intención. Aunque matar a alguien sin intención sigue siendo una acción destructiva, no es tan destructiva como hacerlo intencionalmente. Pero no debemos pensar que solo porque la acción no fue intencional, ya no es destructiva: aun así, le quitamos la vida a alguien.
Ahora llegamos al tercer componente.
[3] Emoción motivadora
También debe haber una emoción motivadora. En el caso de las acciones destructivas, se trata de una de las tres emociones venenosas y perturbadoras.
Hemos visto que, en el caso de las acciones físicas y verbales, la emoción motivadora puede tener dos fases, causal y contemporánea, y que lo que determina si una acción física o verbal es constructiva o destructiva es la emoción motivadora contemporánea, no la causal. Esto se debe a que, en la fase causal, cuando se piensa y se decide realizar la acción, la acción es una acción mental; no es una acción física o verbal real. Luego, dependiendo de si la emoción motivadora contemporánea es destructiva o constructiva, la acción, ya sea del cuerpo o del habla, se vuelve destructiva o constructiva.
En el caso de acciones destructivas, la emoción motivadora contemporánea puede ser cualquiera de las tres emociones perturbadoras venenosas:
- Deseo anhelante – cuando no tenemos algo, queremos conseguirlo; apego – cuando lo tenemos, no queremos soltarlo; codicia – cuando lo tenemos, queremos más (por lo tanto, no estamos satisfechos con lo que tenemos).
- Hostilidad, que también puede tener diferentes fases: querer repeler algo antes de encontrarlo o querer deshacernos de ello o hacerle daño una vez que lo hemos encontrado.
- Ingenuidad, que es a la vez ingenuidad sobre causa y efecto – sentir que lo que hacemos no tendrá ningún efecto sobre nosotros ni sobre la otra persona (por lo tanto, también hay falta de consideración) – e ingenuidad sobre cómo existimos nosotros y todo lo demás.
Recuerden, los dos factores mentales que son, en el sistema de Vasubandhu, fundamentales para que una acción sea destructiva son las dos actitudes de:
[1] No tener sentido de los valores (ngo-tsha med-pa, sct. ahrikya), que es una falta de respeto por las cualidades positivas o por las personas que las poseen. En el sistema de Asanga, se denomina “falta de dignidad moral”.
Entonces, la forma de Vasubandhu de definir esta actitud es no respetar las cualidades positivas ni a las personas que las poseen, mientras que la de Asanga es no preocuparnos por nosotros mismos, no tener ningún sentido de autodignidad ética.
[2] No tener escrúpulos (khrel med-pa, sct. anapatrapya) significa que carecemos de autocontrol. No nos importa si actuamos de manera negativa. No tenemos ningún sentido de que no esté bien actuar así, por lo que no ejercemos ningún autocontrol. La definición de Asanga es no preocuparse por cómo nuestras acciones se reflejan en los demás. Esto es algo bastante asiático, pero tal vez algunos de nosotros en Occidente también lo tengamos: no preocuparnos por cómo, si actuamos negativamente, nuestras acciones se reflejan en nuestra familia, nuestra nacionalidad, nuestra religión, nuestro género o cualquier grupo más grande al que podamos pertenecer.
Esas dos actitudes, tal como las define Vasubandhu, tienen que ser parte de la motivación contemporánea para que una acción sea destructiva. Asanga afirma lo mismo en sus definiciones.
Aunque tener como motivación contemporánea una de las tres emociones perturbadoras (deseo anhelante, hostilidad o ingenuidad) hace que la acción sea destructiva, me pregunto si puede haber una acción destructiva que carezca de alguna de ellas y que solo tenga las dos actitudes que tienen que estar presentes en todas las acciones destructivas. Analicemos una acción destructiva con y sin ingenuidad, por ejemplo.
Análisis
En primer lugar, pensemos en un ejemplo en el que hay ingenuidad. La ingenuidad es no pensar en el hecho de que nuestras acciones tendrán algún efecto sobre algo. El ejemplo en el que estoy pensando es el de quemar hojas: rastrillas el césped y quemas las hojas, y eres ingenuo porque crees que allí no hay insectos. Por lo tanto, la acción de quemar las hojas es una acción negativa debido a la ingenuidad. Es negativa, aunque no estés matando a los insectos intencionalmente y no tengas hostilidad hacia ellos.
Un ejemplo en el que no habría ingenuidad, pero sí falta de valores, de escrúpulos, sería saber que hay insectos allí pero no importarnos que los matemos. ¿Se entiende? No me importa el hecho de que haya insectos allí y que los mate si quemo las hojas. No soy ingenuo al respecto, pero no tengo ningún sentido de lo que es positivo y no me abstengo en absoluto de actuar negativamente, etc. Pero si examinamos más profundamente, tendríamos que decir que, aunque no somos ingenuos en cuanto a que los insectos mueren al quemar las hojas, somos ingenuos en cuanto a los efectos kármicos sobre nosotros mismos. Y si decimos que no nos importan estos efectos, seguimos siendo ingenuos porque significa que no nos tomamos estos efectos en serio.
Participante: Pero, por ejemplo, hay castaños que están infestados de polillas que se comen las hojas. Hay que destruirlas para salvar los árboles, así que es muy difícil. Hay que quemar las hojas cuando se caen, y se sabe que eso quemará los huevos de las polillas.
Dr. Berzin: Bueno, hay varias cuestiones en juego aquí. ¿Qué es más importante, la vida de un árbol o la vida de varios miles de insectos? Un castaño que simplemente ofrece sombra en la calle y tal vez da algunas castañas, eso es una cosa. Si se trata de su cultivo de arroz, y su sustento y sus hijos dependen de él para alimentarse, eso es ligeramente diferente, ¿no es así? Eso es lo primero que me viene a la mente.
Participante: Pero son contagiosas, así que todos los castaños morirán.
Dr. Berzin: ¿Qué tiene de terrible que se estén muriendo todos los castaños de Berlín? (Para quienes no viven en Berlín, aquí hay muchos castaños, sobre todo en algunas calles).
Participante: Todos los castaños desaparecerían.
Dr. Berzin: ¿La gente moriría de hambre si no hubiera castañas aquí en Europa?
Participante: Entonces cultivaríamos otros árboles.
Dr. Berzin: Podríamos cultivar otros árboles, otros cultivos. Por eso creo que aquí hay una diferencia de valores: se valora la belleza de la ciudad frente a la vida de los insectos.
Ese es un punto.
Una emoción motivadora causal constructiva disminuye los resultados kármicos negativos de una acción destructiva
Si hay un caso en el que necesitas matar algo –como tener que matar insectos para salvar tu cosecha porque el sustento de la gente y el suministro de alimentos están amenazados– entonces tienes que distinguir entre la emoción motivadora causal y la contemporánea. La causal podría ser la compasión –no necesariamente por los insectos sino por todas las personas que comerían ese alimento. Estás preocupado por ellos; quieres que eviten la inanición. También sientes amor por ellos y, por lo tanto, quieres que sean felices, etc. Maravillosa motivación. Esa motivación positiva creará potenciales positivos y conducirá a sus propias consecuencias, independientemente de las consecuencias de matar. Conducirá a experimentar un tipo de situación feliz.
Ahora bien, en el momento de la acción real de quemar las hojas o aplicar el insecticida –si alguna vez lo has hecho (como yo, tuve que fumigar mi casa porque estaba totalmente infestada de chinches)– lo que realmente está fuerte en tu mente es “¡mueran!”. Realmente quieres que mueran. Por lo tanto, hay hostilidad. No quieres quedarte a medias. Por lo tanto, independientemente de lo agradable que haya sido tu motivación al principio, es muy difícil llevar a cabo la acción sin sentir una fuerte hostilidad, ya que en realidad estás matando las cosas. La acción en sí, la acción física, es destructiva; sin embargo, la pesadez de la misma se verá contrarrestada por la acción mental positiva que te llevó a ella. Por lo tanto, las consecuencias kármicas serán mucho, mucho menos pesadas.
Esto es lo que ejemplifica la historia de Jataka del Buda. En una vida anterior, mató a un remero que iba a matar a todos los mercaderes de un barco. Como bodisatva, reconoció: “Esta será una acción negativa. Sin embargo, estoy dispuesto a asumir las consecuencias negativas de ella para salvar a los demás de ser asesinados y para salvar al remero de un horrible renacimiento como resultado de la matanza”. Entonces, si estás dispuesto a asumir las consecuencias negativas (es decir, sin ser ingenuo al respecto), entonces hazlo. Las consecuencias negativas serán menos graves debido a la motivación causal.
Participante: Por ejemplo, hacemos jardinería. Es imposible hacer jardinería sin matar. Pero tratamos de pensarlo al revés: cuando cultivamos las cosas en nuestro jardín, mueren menos insectos porque podemos ser más cuidadosos que un granjero que utiliza una gran maquinaria. Cuando cultivan, se matan aún más insectos. Por lo tanto, incluso si uno tiene que matar, siempre y cuando no sea ingenuo respecto del hecho de que está matando, cultivar su propia comida sigue siendo mejor que comprarla en un supermercado, porque, para proporcionar la comida al supermercado, se matan aún más insectos.
Dr. Berzin: ¿Existe la posibilidad de que haya arrogancia u orgullo en esto, de que yo sea mucho mejor que los agricultores comerciales porque mato menos animales?
Participante: No es orgullo.
Dr. Berzin: Lo que pregunto es si existe el peligro de que haya orgullo. No lo acuso de orgullo ni de arrogancia.
Participante: Podría ser. Uno podría estar orgulloso de cualquier cosa.
Dr. Berzin: Es cierto. Sin embargo, hay que tener cuidado con pensar que se es mucho mejor: “Yo hago esto de una manera un poco más segura”, o “Yo me dedico a la agricultura ecológica”, o algo así. Es muy fácil menospreciar a los demás y tener una visión crítica de ellos.
Participante: La cuestión no era decir que me dedico a la agricultura porque quiero ser mejor. Uno tiene que matar cuando se dedica a la agricultura. Por lo tanto, hay que tenerlo en cuenta y, de alguna manera, hacer que sea menos destructivo.
Dr. Berzin: Lo que usted quería decir era que se debe disminuir el daño. Por supuesto, tratamos de disminuirlo. Esa es la única manera en que podemos sobrevivir como seres con este tipo de cuerpo. Tratamos de disminuir la cantidad de comportamiento destructivo. Pero esto es parte del sufrimiento general del samsara: debido a que tenemos los cuerpos que tenemos, si caminamos a cualquier lado, vamos a pisar algo; si comemos algo, vamos a tragar y matar algo.
Entonces, ¿cómo podemos disminuir la cantidad de destructividad que causamos sin volvernos fanáticos, sin llegar al extremo del ascetismo, como simplemente sentarnos, no comer nunca, no movernos nunca y morir así? Eso, hasta donde yo sé, es lo que uno hace en la etapa final del camino jainista; no es que mucha gente llegue a esa etapa.
Superar el karma significa eliminar lo que activa los potenciales kármicos
Queremos evitar llegar a los extremos reconociendo que la manera de superar el karma no es detener totalmente cada acción destructiva. Mientras tengamos el tipo de cuerpo que tenemos, eso será imposible. Hacemos todo lo posible por dejar de actuar destructivamente, pero la manera de superar el karma es deshacernos de lo que hace que maduren los potenciales kármicos, lo que los activa. Dos causas principales son el ansia (sred-pa, sed) y un obtentor (len-pa), que son el octavo y el noveno de los doce eslabones de surgimiento dependiente.
El ansia (la sed) se manifiesta como apego. Por lo tanto, cuando surge un sentimiento de felicidad, nos aferramos a él, pensando: “Quiero que dure; no quiero que desaparezca”. Cuando surge un sentimiento de infelicidad, pensamos: “¡Ah! ¡Tengo que deshacerme de eso!”. Es mucho más fuerte que los sentimientos comunes de felicidad e infelicidad, simplemente deseando que la felicidad continúe y que la infelicidad desaparezca. El ansia exagera las cualidades positivas o negativas del sentimiento en el que se centra y desea intensamente no separarse o separarse de él. Ese es el octavo eslabón.
El noveno eslabón es un obtentor. Hay cuatro obtentores: uno es una emoción perturbadora obtentora; los otros tres son actitudes perturbadoras obtentoras. El más importante es la actitud perturbadora obtentora de aferrarse a un “yo” sólido: “Yo quiero ser feliz”.
Con el ansia, nos aferramos a la sensación. Con un obtentor, nos aferramos al “yo” que está involucrado con esa sensación. Esos son los que activan los potenciales kármicos, particularmente en el momento de la muerte, momento en el que activan las repercusiones kármicas del karma que arroja ('phen-byed-kyi las). Luego renacemos.
Esa es, entonces, la manera de superar el karma. No es dejar de hacer nada, porque no podemos dejar de hacer cosas. Esta es una de las cosas que el Buda comprendió. Comprendió la verdadera causa del sufrimiento. La verdadera causa del sufrimiento no son nuestras acciones. La verdadera causa es la falta de darse cuenta, que da surgimiento al ansia y a las emociones y actitudes perturbadoras que activan el karma. Si no hay nada que active los potenciales kármicos, ya no podemos decir que tenemos potenciales. Esa es, entonces, la manera de superar el karma. Mientras tanto, sin embargo, tratamos de disminuir las cosas destructivas que hacemos.
Tengan en cuenta también qué es lo que cultivan en su jardín. Cultivar flores solo para que su casa luzca bonita es muy diferente a cultivar verduras para alimentarse a ustedes y a su familia, ¿no es así? Cultivar flores para que su casa luzca bonita no es una buena razón para matar cosas.
Que no nos importe cómo nuestras acciones se reflejan en los demás
Participante: ¿Lo único importante es cómo mis acciones se reflejan, por ejemplo, en mis profesores o en mis padres, y no cómo se reflejan en las personas que me observan? Por ejemplo, mis hijos podrían verme matar algo y aprender a hacer lo mismo.
Dr. Berzin: Es un punto muy interesante. La definición de Asanga es no preocuparse por cómo nuestras acciones se reflejan en los demás. La de Vasubandhu es no tener ningún tipo de restricción cuando se trata de actuar negativamente, no tener ningún tipo de autocontrol. Pero, en cualquier caso, podemos ampliar su definición. La explicación habitual es que, como nos preocupamos por la reputación de nuestra familia, etc., nos abstenemos de actuar de forma destructiva. Actuar de forma destructiva traería vergüenza a la familia. Eso es algo muy importante en las comunidades asiáticas, también en las comunidades indias, chinas y tibetanas. Pero tú estás preguntando cómo nuestras acciones podrían influir en los demás por el tipo de ejemplos que damos. Por ejemplo, si matamos algo delante de nuestros hijos, podríamos enseñarles, en cierto sentido, a hacer lo mismo.
Es imposible garantizar cuál será el efecto de nuestra conducta en los demás. Estaba pensando que ibas a preguntar: “¿Qué tal si consideramos el efecto que tenemos en los demás?” –por ejemplo, herir los sentimientos de alguien porque no llegamos a tiempo, etc.-. A eso, siempre dicen que la fuerza de un resultado kármico de una acción será proporcional a la cantidad de sufrimiento que le cause a la otra persona. Así que ese es un factor. Además, uno de los votos secundarios del bodisatva es evitar actuar de una manera que pueda hacer que los demás pierdan el respeto por nosotros, por el budismo, etc. Así que eso también está ahí. Pero influir en los demás, dar un ejemplo que, digamos, haga que los niños nos imiten, eso es algo que nunca he oído decir explícitamente. Ciertamente, no podríamos garantizar que tendríamos ese efecto en los demás.
Es cierto que los niños pequeños son influenciables. Aquí en Alemania, la gente no cruza la calle cuando el semáforo está en rojo, especialmente cuando hay niños, porque les preocupa que eso les enseñe a los niños que pueden hacerlo. Supongo que es algo que hay que tener en cuenta, pero nunca lo he visto mencionado en ningún sitio. Pero, sin duda, si existe la posibilidad de ser una mala influencia para los demás debido a nuestras acciones, deberíamos tenerlo en cuenta.
¡Ah! Ahora se me ocurre una categoría en la que esto entra en juego. Si hacemos que otra persona realice una acción, por ejemplo, matar, como el general que ordena al ejército que luche, acumulamos tanto karma negativo como la persona que realiza la matanza. En ese caso, le estaríamos pidiendo directamente que realice la acción negativa. En el caso de los niños que aprenden a hacer algo que nos han visto hacer, solo les estamos enseñando indirectamente a realizar la acción. No teníamos intención de enseñarles a cazar, por ejemplo, pero podrían aprender a hacerlo de todos modos. Probablemente, podría entrar en esa categoría.
Participante: Este criterio para una acción destructiva, el de cómo nuestras acciones se reflejan en los demás, es bastante subjetivo. Por ejemplo, si alguien de una familia adinerada de Alemania o de otro lugar va a un ashram en la India durante un mes o algo así, sus acciones podrían reflejarse negativamente en las personas de su círculo social, porque esas personas podrían pensar que es algo extraño.
Dr. Berzin: Es un punto muy acertado. Si un niño de una familia occidental se va a la India para unirse a un ashram o a un monasterio budista o se hace monje o monja en la tradición budista, no solo la familia podría desaprobarlo, sino que otros miembros de su círculo social podrían desaprobarlo y, por lo tanto, pensar mal de la familia. Podrían pensar que lo que hizo el niño no fue correcto. También podrían pensar que las acciones del niño los perjudican.
Bueno, no lo sé. Según las reglas monásticas, uno necesita el permiso de los padres para ingresar a un monasterio. Ahora bien, no sé si hay una restricción de edad para eso. Si tenemos cuarenta años cuando ingresamos al monasterio y nuestros padres son bastante mayores, no sé si aún necesitaríamos permiso. No obstante, esa es una de las estipulaciones para convertirse en monje: tener el permiso de la familia. Así que eso evitaría que surgiera esa situación. Sin embargo, eso se vuelve muy difícil, porque hay contraejemplos. Dice en las Treinta y siete prácticas del bodisatva que, si la familia está causando que nuestra ira o apego aumenten, lo correcto que debemos hacer como bodisatva es irnos. Entonces, incluso si nuestra familia no quiere que vayamos a la India a estudiar o algo así, vamos.
No tiene por qué ser tan extremo. A menudo ocurre que el marido se opone a que su mujer vaya a un centro budista. La gente pensaría mal del marido y de la familia si permitiera que la mujer fuera a un centro budista. ¿Y qué pasa con eso? ¿Hay que ir? ¿Hay que pedirle permiso al marido? Es muy difícil, ¿no?
Participante: También da la impresión de que cuando obtienes permiso de algún grupo, estás actuando correctamente y que, sin ese permiso, no estás actuando correctamente.
Dr. Berzin: ¿Pero es eso realmente lo que dice?
Participante: Además, significa que las reglas de la sociedad son buenas pautas para un comportamiento constructivo.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Las reglas de la sociedad son buenas pautas para una conducta constructiva?
Participante: No en general.
Participante: Varían muchísimo, desde Turquía hasta Alemania y México. Pueden ser muy diferentes.
Dr. Berzin: Exacto. Las pautas varían de un país a otro y de una sociedad a otra.
Bueno, fíjense en lo que dice este punto. Dice que, si actúo de manera destructiva, mis acciones se reflejarán negativamente en mi familia. Así que ahora estamos argumentando por analogía. ¿Qué sucede si actúo de manera constructiva y mis acciones se reflejan negativamente en mi familia, negativamente según la sociedad? ¿Eso también forma parte de la estipulación? No sé si es necesariamente análogo. No es necesariamente análogo. En el sistema budista, argumentar por analogía no es una forma válida de saber, aunque en algunos sistemas filosóficos indios sí lo es. Así que creo que se refiere solo a acciones destructivas, destructivas según la forma en que se definen aquí en el sistema budista.
Participante: Y no por la sociedad.
Dr. Berzin: Correcto.
Participante: Pero el criterio de Asanga tiene que ver con si se refleja mal o no, ¿no?
Dr. Berzin: Correcto, pero la pregunta es si esto nos afecta a nosotros y a nuestra familia desde el punto de vista de los valores budistas o de los valores sociales. ¿Se refleja mal ante los budas y los grandes maestros, o ante los ojos de nuestros vecinos? Creo que ante los ojos de los budas.
¿Las emociones perturbadoras nos hacen necesariamente perder el autocontrol?
En el sistema de Asanga, el no preocuparnos por cómo nuestras acciones se reflejan en los demás está en su lista de once emociones perturbadoras. Entonces, uno tiene que empezar a analizar por qué es una emoción o actitud perturbadora. Tal vez estoy entrando en un terreno peligroso, uno en el que no sé cómo responder a la pregunta, pero uno de los puntos principales de este curso era aprender a analizar. Entonces, ¿cuál es la definición y cómo la analizamos? ¿Cuál es la definición de una emoción y actitud perturbadora?
Participante: Hace que la mente se agite.
Dr. Berzin: Hace que la mente se sienta inquieta. Nos hace sentir incómodos. La definición es “cuando surge, nos hace perder la calma mental, la paz mental y el autocontrol”.
Participante: ¿Es necesario perder el autocontrol?
Dr. Berzin: Dice ambas cosas.
Participante: Pero me preguntaba sobre el ejemplo que teníamos de la mujer que iba a la clase budista y a la familia y al marido no les gustaba.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Existe una emoción perturbadora cuando ella dice: “No me importa lo que mi marido piense ni lo que la gente piense de él. Voy a ir de todos modos”? Es probable que no esté muy tranquila al respecto.
Participante: Entonces, sus emociones están un poco perturbadas y, también, la relación.
Dr. Berzin: ¿Pero pierde el autocontrol?
Participante: Pero ella podría decir: “Me importa, pero voy a ir de todos modos”.
Dr. Berzin: Exacto. Entonces, ¿qué significa perder el autocontrol?
Participante: Ella puede ir sin ninguna emoción perturbadora. Ella puede ir con una mente totalmente tranquila.
Dr. Berzin: Pero, por lo general, en una relación real, cuando sabes que tu marido te va a gritar y te va a hacer pasar un mal rato, es bastante difícil mantener la calma. Creo que hay que ser una persona bastante avanzada para no ponerse un poco nerviosa por todo el asunto.
Participante: Estamos hablando de analizar, ¿no? Pero estaba pensando que a veces es muy difícil analizar porque tenemos que conocer la motivación. La motivación de la persona es muy importante.
Dr. Berzin: ¡Oh, muy buen punto!
Participante: Lo digo porque estaba pensando en el ejemplo de tener un jardín y en lo que dices de que cultivar flores para embellecer tu casa no es lo mismo que cultivar algo para comer. Sin embargo, cuando embelleces las cosas –cuando la vida es más bella– la gente es más feliz. Creo que puede ayudar mucho a todo el mundo a intentar hacerlo mejor.
Dr. Berzin: La motivación para cultivar flores podría ser una motivación muy positiva y no solo una motivación de apego a que la casa luzca bonita. Podría ser lo que en el budismo llamamos una “ofrenda”. Podría ser una ofrenda a todas las personas que nos rodean, deseando que tengan un entorno hermoso, o una ofrenda a los budas. Ciertamente podría ser eso. Por lo tanto, una vez más, uno tiene que examinar su propia motivación. Tienes toda la razón.
Obviamente, se podría pensar en ejemplos difíciles: voy a salir a matar mil pollos para poder ofrecer un banquete de pollos a todo el vecindario. O al Buda: voy a ofrecerle Kentucky Fried Chicken.
Participante: Eso es ingenuidad.
Dr. Berzin: Muy bien. Eso es ingenuidad.
De todos modos, ¿se pierde necesariamente el autocontrol?
Participante: Pierdes el control sobre la emoción.
Dr. Berzin: Así es. Y podemos estar molestos. Según los ejemplos que se dan, perdemos el autocontrol en el sentido de que es muy probable que hagamos o digamos algo de lo que, más tarde, nos arrepintamos, como dar un portazo al salir de casa. Cuando nuestras emociones están alteradas, es más probable que hagamos algo estúpido. Creo que eso lo podemos entender todos por experiencia propia. ¿Por qué no nos tomamos un momento para reconocerlo en nosotros mismos? Cuando estamos molestos, tendemos a decir y hacer cosas de las que más tarde, tras reflexionar, nos arrepentimos y pensamos: "Eso fue realmente estúpido".
Cuando estamos enojados, ¿no perdemos la paciencia mucho más fácilmente, nos enojamos mucho más fácilmente y decimos cosas duras a otras personas mucho más fácilmente o, al menos, hablamos en un tono de voz más agresivo?
Participante: También podría ser al revés: podríamos ser muy duros con nosotros mismos.
Dr. Berzin: Por lo tanto, se podría girar hacia adentro. Seguro.
[meditación]
También sucede con frecuencia que cuando estamos muy apegados a alguien o estamos dominados por el deseo, solemos decir y hacer cosas completamente autodestructivas e ingenuas.
El tercer factor: la implementación de un método
El siguiente factor que debe estar presente para que un camino kármico se complete y se obtenga un resultado completo es la implementación de un método: “Si no implementamos un método, ya sea intencionalmente o no, que haga que la acción tenga lugar, la acción no se llevará a cabo bajo nuestra responsabilidad kármica”. Por lo tanto, tenemos que hacer algo para que la acción ocurra.
Matar
El ejemplo es la acción de matar a alguien con nuestro coche. Para que eso ocurra, tenemos que atropellar a la persona con nuestro coche. Incluso si atropellamos a alguien sin querer, la acción de atropellar a alguien con nuestro coche se ha producido. Si no atropellamos a nadie con nuestro coche, no hemos cometido la acción. Creo que eso es bastante obvio.
Si pensamos en matar a alguien y decidimos hacerlo, pero no ponemos en práctica ningún método para llevar a cabo nuestra intención, no hemos cometido la acción física destructiva de quitarle la vida a alguien; simplemente hemos cometido la acción mental destructiva de pensar en quitarle la vida a alguien. Por lo tanto, habrá una experiencia de sufrimiento como resultado, pero ese resultado será el de haber cometido una acción mental destructiva en lugar de una acción física destructiva.
¿Hay algo que deba discutirse al respecto? Creo que es bastante obvio.
Participante: ¿Qué pasa con los pensamientos negativos que surgen de repente? Por ejemplo, estás mirando algo y lo siguiente que piensas es en destrozarlo.
Dr. Berzin: Discutiremos eso un poco más tarde.
Participante: ¿Y si lo haces?
Dr. Berzin: Esa es otra variable: si realizas la acción después de pensarlo y decidir hacerlo o si lo haces sin pensarlo dos veces. Aplastar un mosquito en el brazo sin pensarlo dos veces antes y decidir hacerlo es muy diferente a hacerlo deliberadamente y luego a propósito. Pero ya llegaremos a eso.
¿Qué pasa en un sueño? ¿Has cometido la acción de matar si has matado a alguien en un sueño?
Participante: No, no lo has hecho.
Dr. Berzin: No, no lo ha hecho. Las acciones que se realizan en sueños son acciones mentales, no físicas. No hay nadie que pudiera haber muerto. Como ya hemos mencionado antes, según la explicación de Su Santidad, si después de despertarnos, revivimos el sueño en nuestra mente y sentimos que matar a esa persona o ser era lo correcto, hemos cometido la acción mental de pensar con malicia.
El cuarto factor: Final
“Por último, siempre se estipula un tipo específico de resultado”, en otras palabras, se especifica, “que debe ocurrir como el final previsto de tipos específicos de acciones destructivas para que el camino de su impulso kármico se complete”.
Matar
Por ejemplo, en el acto de matar, la persona tiene que morir, y tiene que morir antes que nosotros. Por lo tanto, el final no se alcanza cuando cometemos el acto de matar, sino cuando la persona muere.
Tomar lo que no nos es dado
“Con la acción de tomar lo que no nos es dado, debemos desarrollar la actitud de que lo que hemos tomado es ahora nuestro”. Lo cual es interesante: si hemos tomado prestado algo sin pedirlo y luego lo devolvemos después de usarlo, ¿llegó la acción a su fin? En otras palabras, ¿creíamos que era nuestro?
Participante: No, no pensé que fuera mío, por lo que no se llegó al final de tomar lo que no se da. Pero, aun así, podría haber hecho algo que a la otra persona no le haya gustado.
Dr. Berzin: Exacto. “Voy a tomar prestado tu auto sin preguntarte, pero te lo devolveré”. Entonces, ¿hay alguna diferencia entre pensar que es mío durante el tiempo que lo use y pensar que es mío para siempre?
Participante: Si pienso: “Es mío para siempre. Nunca lo voy a devolver”, eso es una cosa. Si pienso: “No es mío. Solo lo tomé prestado. Lo voy a devolver”, eso es otra cosa.
Dr. Berzin: Lo que hay es ingenuidad.
¿Qué pasa cuando tomas prestado un libro de alguien y te olvidas de devolverlo? Se queda en tu estantería y, al cabo de un tiempo, crees que ya es tuyo.
Participante: En alemán, tenemos una palabra que dice que no se le quita algo a nadie, sino que se lo guarda. Si no se lo devuelves, puedes ser sancionado.
Dr. Berzin: Entiendo. Nuestro abogado alemán ha señalado que el código legal establece que, incluso si no robas algo, sino que tomas prestado algo, pero no lo devuelves, puedes ser penalizado por ley.
Pero esto es interesante. ¿Es tomar lo que no se nos dio?
Participante: En cierto modo lo es.
Dr. Berzin: No, no es así porque nos lo dieron.
Participante: Sí, pero no nos lo dieron para conservarlo para siempre.
Participante: Pero eso es lo curioso. En el código alemán también se hace una división. No es exactamente un robo, es una infracción menor.
Dr. Berzin: En el código jurídico alemán, no devolver algo no es robar, sino otro tipo de infracción. Pero sigue siendo ilegal, incluso si te lo han prestado. ¡Vamos! Cuando pides dinero prestado al banco, sabes desde el principio que el banco no te lo va a dar gratis. Tienes que solicitarlo y demás. Pero, supongamos que no lo devuelves, ¿qué pasa entonces?
Participante: O donde trabajas: Usas las cosas en la oficina y en algún momento, te las llevas a casa.
Participante: Pero si tomas papel de tu trabajo y lo llevas a casa, es un poco como tomar lo que no te dieron.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Qué tal si utilizas Internet en el trabajo para tus correos electrónicos personales?
Participante: Es un robo. Te pagan por este tiempo.
Dr. Berzin: Exacto. Se trata de tomar lo que no se nos ha dado.
Obviamente, hay muchísimos ejemplos de apropiarse de cosas que no se nos dan, y a veces el asunto no está muy claro.
¿Qué tal llevarte a casa las toallas del hotel, los frasquitos de champú, el bolígrafo o la papelería?
Participante: El champú se convierte en tu artículo personal porque usas un poco de él.
Dr. Berzin: Exacto. Luego lo tiran y te dan uno nuevo por la mañana. Lo mismo hacen con el jabón, lo cual es una vergüenza. Usas un trocito de jabón y luego lo tiran y te dan uno nuevo. ¿Llevártelo a casa es robar? ¿Eso es tomar lo que no te dieron? ¿O es parte de lo que pagaste?
Participante: Se dio.
Dr. Berzin: Bueno, ¿led regalaron la cama? ¿Se la van a llevar a casa?
Participante: Bueno, hay un acuerdo común.
Participante: El champú es para utilizar.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Y qué pasa con el bolígrafo?
Participante: Para ellos, eso es publicidad. Se fomenta.
Dr. Berzin: Bueno, eso es recomendable.
Participante: Pero todavía hay codicia.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Realmente necesitas esa botellita de champú? ¿Realmente necesitas ese trocito de jabón?
Participante: Depende de tu mente.
Participante: Existe la motivación de ahorrar el dinero en casa.
Dr. Berzin: Si fueras tan tacaño, ¿te quedarías en un hotel?
Participante: Pienso mucho en salvar el medio ambiente. Es un desperdicio cuando se usa solo una pequeña cantidad y luego se tira a la basura.
Dr. Berzin: Bueno, todo esto se reduce, en términos de tomar lo que no se nos ha dado, a la motivación. Usar el teléfono en la casa de alguien sin pedir permiso es lo mismo... o no pagar los impuestos o el peaje de la autopista o no pagar para ir al cine. Uno realmente tiene que analizar su motivación. Todo esto empieza a volverse muy difícil, ¿no es así?
Decir lo que no es verdad
Decir algo que no es verdad: para que el camino kármico de esa acción se complete, la otra persona tiene que entender y creer lo que hemos dicho. Hay que engañarla. Si piensa que lo que hemos dicho es simplemente estúpido y falso, la acción no ha llegado a su fin. Tenemos que engañar a alguien con nuestra mentira.
Pero ¿tenemos que decir siempre la verdad? He observado que los tibetanos siguen estas normas sin mentir, pero tampoco necesariamente lo cuentan todo. No tenemos que dar más información de la necesaria.
¿Qué pasa con “mentiras piadosas”?
Entonces, ¿qué pasa con lo que en inglés llamamos “mentiras piadosas” (mentiras pequeñas, no grandes)? A veces es necesario decirlas, o al menos, sentimos que es necesario. De nuevo, creo que lo que es muy importante es la motivación porque, en muchos casos, puede que tengamos que hacerlo. El ejemplo clásico es estar en el bosque y ver un ciervo correr en una dirección determinada. Hay cazadores corriendo tras él y preguntan: “¿Viste al ciervo? ¿Por dónde se fue?”. ¿Señalamos en la dirección en la que se fue el ciervo o señalamos en otra dirección? ¿O decimos: “No sé. No lo vi”?
Participante: Los enviamos por el camino equivocado.
Dr. Berzin: Los enviamos por el camino equivocado, pero, como el Buda matando al remero, lo hacemos sin ser ingenuos, pensando que no es una acción destructiva, pensando que no es una mentira. Acepto que es una mentira y acepto que puede haber algunas consecuencias negativas por hacerlo. Quería engañar a los cazadores, pero mi motivación era la compasión, tanto por los ciervos como por los cazadores. Por lo tanto, la acción negativa será mucho menor. Pero no seamos ingenuos al respecto. Creo que ese es el punto.
¿Qué tal si te sientes culpable por haber engañado a los cazadores y haberlos enviado en la dirección equivocada? ¿Te sientes culpable por haber mentido?
Participante: Si tuvieras una buena motivación, sentirte culpable no te ayudaría. Tal vez te sentirías culpable porque tienes miedo. Pero creo que sentirte culpable realmente no ayuda.
Dr. Berzin: Sentirse culpable nunca ayuda. Pero si te sintieras culpable por ello, ¿cuál sería el motivo?
Participante: Porque los cazadores están desperdiciando energía yendo en la dirección equivocada, y soy consciente de ello. Esa podría ser una razón. Llevan dos horas corriendo.
Dr. Berzin: Por lo tanto, podemos sentirnos culpables por haber causado muchos problemas a los cazadores. También podemos sentirnos culpables porque pensamos: “¡Oh, no! Ahora voy a ir al infierno por esto. Soy tan malo”.
Participante: Me sentiría feliz si salvara al ciervo.
Dr. Berzin: O podríamos alegrarnos. ¿Nos alegramos de haber mentido o de haber salvado al ciervo?
Participante: Nos alegramos de haber salvado al ciervo.
Dr. Berzin: Exacto. Pero sería fácil regocijarse por haber engañado a la otra persona, pensando: “Soy muy inteligente; la engañé”.
Entonces, esto tiene que ver con lo que sentiríamos después. Tenemos que estar muy seguros de que no nos sentimos tan listos por haberlos engañado. Si vamos a regocijarnos, que sea por haber salvado al ciervo.
Por lo tanto, nuevamente debemos analizar qué está sucediendo y cuál es nuestra motivación. Encontramos esto en todas las enseñanzas del Dharma.
Participante: ¿Cuál sería en ese caso la acción?
Dr. Berzin: Se podría analizar de dos maneras. Una es que la acción prevista era salvar una vida, el método implementado era decir una mentira y el resultado final previsto era que el ciervo se salvara. El resultado de decir la mentira fue que el cazador la creyó y se fue en dirección contraria. La otra forma de verlo es que la acción era decir una mentira, el resultado final fue que el cazador creyó la mentira y el resultado fue que se salvó la vida del ciervo.
Participante: Entonces me alegré de haber salvado una vida.
Dr. Berzin: Entonces, lamentas haber tenido que mentir al respecto; sin embargo, era necesario y estás dispuesto a aceptar las consecuencias. Por lo tanto, no es que te alegres de haber mentido y engañado a la otra persona.
Participante: En realidad, esa fue también la razón por la que mencioné el ejemplo de la jardinería. Surge ese sentimiento de culpa por matar todas esas cosas.
Dr. Berzin: Correcto. Bueno, como dije, uno tiene que aceptar el hecho de que somos criaturas samsáricas con cuerpos limitados; por lo tanto, no hay forma de evitar cierto nivel de comportamiento destructivo. Pero tratamos de disminuir ese tipo de comportamiento y tener motivaciones causales que sean positivas.
Participante: Lo que noto es que muy a menudo embellezco una historia. Así que, en cierto modo, digo pequeñas mentiras.
Dr. Berzin: ¡Ah! Ahora entramos en la categoría de exageración.
Participante: En cierto modo no hago ningún daño.
Dr. Berzin: De acuerdo. Este es el mismo tipo de ejemplo. Si la otra persona entiende lo que hemos dicho y cree en nuestra exageración, entonces la acción destructiva se parece más a una mentira. Si no nos entiende o no nos cree, ¿en qué acción destructiva se ha deconstruido?
Participante: Charla ociosa.
Dr. Berzin: Exactamente. Es una charla ociosa, básicamente, decir algo tonto.
Ahora bien, no quiero desprestigiar la cultura mexicana, pero en México y en gran parte de Latinoamérica, la gente tiende a exagerar. ¿Te creen cuando dices: “Esta es la comida más fantástica que he probado en mi vida” cada vez que comes algo que alguien ha cocinado?
Participante: Crees que lo que en realidad están diciendo es: "Estuvo bien".
Dr. Berzin: No lo tomamos literalmente, es solo una convención.
Participante: Es una convención y es válida.
Dr. Berzin: Exacto. Pero ¿qué pasa si alguien, por ejemplo, un gringo, un estadounidense, no conoce la convención?
Participante: Puede que lo crean la primera vez.
Dr. Berzin: Exacto. También existe la convención.
¿Qué pasa con la convención que encontramos en muchas culturas, particularmente en las culturas indias y de Medio Oriente de que, cuando le preguntas a alguien cómo llegar, te da algunas indicaciones, incluso si en realidad no las sabe, porque no quiere decepcionarte?
Participante: ¡Odio eso!
Dr. Berzin: ¿Pero eso es mentira?
Participante: ¡Es definitivamente una mentira!
Dr. Berzin: ¿Pero su motivación es no decepcionarte?
Participante: Sí.
Dr. Berzin: Exacto. ¿Es ingenuo?
Participante: Sí.
Dr. Berzin: Pero ¿están intentando engañarte deliberadamente? No.
Participante: Creo que lo que más les preocupa es ellos mismos, quedar mal.
Dr. Berzin: Por ejemplo, preguntas: “¿Harías esto por mí?” y la persona dice: “Sí, sí, lo haré”, cuando no tiene intención de hacerlo.
Participante: Es lo mismo.
Dr. Berzin: ¿Es que no quieren decepcionarte o que no quieren que pienses mal de ellos?
Participante: Creo que es más bien lo segundo.
Dr. Berzin: Ahora bien, la pregunta es: ¿nosotros hacemos eso alguna vez? Si alguien te pide que hagas algo y sabes que realmente no tienes tiempo para hacerlo, ¿a veces dices que lo harás de todos modos?
Participante: Si alguien te pide consejo y no estás completamente seguro de qué decir, dices algo de todos modos.
Dr. Berzin: Exacto. No se trata de decir: “No tengo ni idea. ¿Por qué me preguntas?”. Por lo tanto, se les da algún tipo de consejo, aunque en realidad no se tenga ni idea de lo que se está hablando.
Participante: Podrías decir: “Lo siento. Tal vez deberías preguntarle a alguien más competente”.
Dr. Berzin: Exacto. Solo digo que, si nos examinamos a nosotros mismos, descubriremos que a veces decimos que haremos cosas que en realidad no podemos hacer, porque nos resulta demasiado incómodo decir que no.
Participante: ¿Qué pasa si estás visitando a alguien y te dice: “Vuelve pronto”? A veces digo que sí.
Dr. Berzin: Es un buen ejemplo. ¿Qué sucede si no tienes intención de volver pronto? ¿Qué dices?
Creo que, en esas situaciones, puedes decir: “Sí, ya veré. Veré si puedo”. También es mentira decir: “Lo intentaré” cuando no tienes intención de intentarlo. Pero ¿hieres los sentimientos de la otra persona al decir: “No, no voy a volver”?
Participante: Puedes responder: “Muchas gracias”.
Dr. Berzin: Muy bien. Es muy diplomático, ¿no? Puedes decir “muchas gracias” sin comprometerte a decir “sí” o “no”.
Entonces, hay distintas maneras de afrontar las cosas cuando no quieres herir los sentimientos de la otra persona. Son cosas incómodas en la vida, ¿no?
En resumen, lo principal es pensar en tu motivación y no ser ingenuo.