Repaso
Pasamos por las etapas graduales del camino. Hemos cubierto, solo para repasar brevemente, el preciado renacimiento humano. Hemos visto las oportunidades que tenemos, las libertades temporales o los respiros de los peores estados, etc., y que tenemos todas las circunstancias para poder practicar el Dharma y hacer grandes progresos con este preciado renacimiento humano. Pero es seguro que terminará con la muerte. La muerte llegará con seguridad y no hay certeza de cuándo. Y en términos de vidas futuras, a menos que hayamos desarrollado algunas medidas preventivas del Dharma, desarrollando hábitos positivos, etc., todas las cosas negativas que hemos hecho nos enviarán a peores estados de renacimiento. No queremos eso porque sería bastante horrible.
Pensamos en los tipos de sufrimientos que podríamos tener como seres atrapados en un reino sin alegría, estos reinos del infierno; como un fantasma aferrado, un espíritu errante, que nunca está satisfecho, siempre tiene hambre, sed, calor, frío, etc.; o como un animal, que es devorado vivo por otros animales, etc. ¡Qué absolutamente horrible sería eso!
Por lo tanto, queremos seguir teniendo un preciado renacimiento humano para poder seguir haciendo más y más progreso espiritual, y tenemos cautela de los tipos de renacimientos que tendremos si no hemos hecho nada positivo para asegurar mejores renacimientos. Sin embargo, no es un miedo paralizante, porque sabemos que no estamos indefensos y que la situación no es desesperada. Vemos que hay una salida: el refugio, es decir, ir en la dirección segura de las Tres Joyas, el Buda, el Dharma y la Sangha. En concreto, eso significa trabajar para alcanzar la Joya del Dharma última o más profunda logrando (1) la verdadera cesación de toda nuestra ignorancia, emociones perturbadoras, todos los sufrimientos que causan, y (2) las verdaderas mentes que son el camino, todas las realizaciones que producen esas verdaderas detenciones. Los budas las tienen en su totalidad, y la Sangha Arya las tiene en parte. Al darnos cuenta de que esta es nuestra salida, le damos esa dirección segura del refugio a nuestras vidas.
Vimos que hay muchos entrenamientos, cosas que podemos hacer para mantener esa dirección en nuestra vida todo el tiempo. Lo principal que debemos hacer primero para evitar peores renacimientos, específicamente, es abstenernos de la conducta destructiva. Eso nos llevó a una discusión larga y extensa sobre el karma. Hemos cubierto muchos, muchos puntos sobre eso, por lo que no hay necesidad de repasarlo.
Certidumbre e incertidumbre de la maduración del karma
Estamos hablando de dos tipos diferentes de certeza e incertidumbre con relación a la maduración de las tendencias y los potenciales kármicos. Un tipo de certeza tiene que ver con si las tendencias y los potenciales kármicos madurarán o no. Hemos visto que, en lo que respecta a los potenciales y las tendencias kármicos positivos, podemos debilitarlos muchísimo, pero nunca podemos impedir que maduren. Los negativos, por otra parte, pueden eliminarse por completo con la cognición no conceptual de la vacuidad. Eso elimina los factores que harían que los potenciales y las tendencias kármicos maduren. También pueden debilitarse en gran medida mediante prácticas de purificación, como la aplicación de las cuatro fuerzas oponentes del arrepentimiento, etc.
El otro tipo de certeza tiene que ver con el momento en que los potenciales y tendencias kármicos comenzarán a madurar: en esta vida, en la próxima vida o en cualquier otra vida posterior. En contraste con estos, hay potenciales y tendencias kármicas que no tendrán ninguna certeza en cuanto a en qué vida comenzarán a madurar: podrían comenzar a madurar en cualquiera de esas tres.
Como hemos visto, los potenciales y tendencias kármicos de ciertos tipos de impulsos kármicos seguramente empezarán a madurar en esta vida. La última vez repasamos la lista de ocho de Asanga. Para simplificar, los enumeramos en términos de acciones, en lugar de los impulsos kármicos que las provocan. Se trata de acciones constructivas o destructivas fuertemente motivadas que, en su mayor parte, están dirigidas a quienes han sido más amables con nosotros, como nuestros padres, o que han sido de gran beneficio para los demás en general, como nuestros maestros espirituales.
Solo para repasar, estos ocho tipos de comportamiento, cuyas consecuencias kármicas seguramente comenzaremos a experimentar en esta vida, son:
- Acciones destructivas provocadas por pensamientos de gran estima por nuestro cuerpo, nuestras posesiones o nuestra existencia compulsiva en general.
- Conducta constructiva provocada por pensamientos de fuerte desestimación por nuestro cuerpo, nuestras posesiones y nuestra existencia compulsiva.
- Acciones destructivas provocadas por una fuerte mala voluntad hacia cualquier ser sensible, cualquier ser limitado. No estamos hablando de los budas.
- Acciones constructivas provocadas por una fuerte benevolencia y compasión hacia cualquier ser sensible.
- Acciones destructivas motivadas por una beligerancia extremadamente fuerte hacia la Triple Joya – Buda, Dharma y Sangha – o hacia nuestros maestros espirituales o nuestros padres.
- Acciones constructivas provocadas por pensamientos fuertes de creencia respetuosa y convicción firme en las buenas cualidades del Buda, el Dharma y la Sangha, los gurús, los padres, otros maestros, etc.
- Acciones destructivas provocadas por fuertes pensamientos de ingratitud y con las que vamos en contra o tratamos de dañar a quienes más nos han ayudado, como nuestros padres y gurús.
- Acciones constructivas surgidas de fuertes pensamientos de gratitud y deseo de retribuir a quienes más nos han ayudado.
Aquellas acciones kármicas cuyas consecuencias kármicas con seguridad comenzaremos a experimentar en la próxima vida son los llamados cinco crímenes atroces: matar a nuestra madre, a nuestro padre, a un arhat, causar un cisma en la comunidad monástica budista y sacar sangre a un buda con intención asesina.
Tener estas listas es importante porque si sabemos qué acciones destructivas acumulan los potenciales kármicos negativos más pesados y tenemos la mayor certeza de que comenzarán a madurar dentro de una vida específica, podemos, mediante la aplicación de diversas prácticas de purificación, debilitar mucho esos potenciales y posponer el momento en que experimentaríamos sus resultados o incluso deshacernos de ellos por completo y, así, no experimentar sus resultados en absoluto.
También dimos la presentación de Vasubandhu, en la que enumera cinco tipos de acciones kármicas cuyas consecuencias kármicas tienen la certeza de comenzar a madurar en uno de esos tres marcos temporales. Son:
- Acciones destructivas motivadas por fuertes emociones o actitudes perturbadoras.
- Acciones constructivas motivadas por una creencia en los hechos fuerte y lúcida, como la causa y el efecto.
- Acciones constructivas o destructivas, ya sea que estén o no fuertemente motivadas por emociones perturbadoras o creencias lúcidas, o cometidas repetidamente, que están dirigidas a la Triple Joya, los arhats o aquellos profundamente absortos en varios tipos de meditación.
- Acciones constructivas o destructivas cometidas repetidamente.
- Quitarles la vida a los padres, sin importar la motivación.
La presentación más sencilla de Asanga de los impulsos kármicos llevados a la acción y reforzados
Ahora llegamos a la presentación más simple de Asanga, que se encuentra en el Abhidharmasamuccaya (Antología de temas especiales de conocimiento), de dos variables que conciernen a la certeza o incertidumbre de la vida en la que comenzaremos a experimentar las consecuencias kármicas de nuestras diversas acciones kármicas, a menos que, por supuesto, los potenciales kármicos de estas acciones se purifiquen. Estas variables son si el impulso kármico para una acción física o verbal ha sido reforzado (bsags-pa) o no, y si ese impulso kármico ha sido llevado a la acción (byas-pa) o no. Un impulso kármico que ha sido llevado a la acción es uno para cualquier acción física o verbal que ha causado la ejecución apropiada de la acción; en otras palabras, la acción es realmente cometida, y está implícito que ha alcanzado su final o resultado previsto. Un impulso kármico que ha sido reforzado es uno para cualquier acción física o verbal cuyo potencial kármico se ha intensificado o fortalecido, al haber deliberado sobre la acción durante mucho tiempo antes. Deliberar, en este caso, significa pensar si se debe o no realizar una determinada acción y decidir llevarla a cabo. No se trata simplemente de tener el pensamiento de hacer o decir algo. Si simplemente pensamos en gritarle a alguien, eso es simplemente la acción mental de tener un pensamiento negativo.
Pero como señala Gyaltsab Je, si deliberamos la acción durante mucho tiempo de antemano, incluso si decidimos no cometerla, o incluso si decidimos cometerla, pero en realidad no la cometemos (no le gritamos a la persona), aun así, habremos acumulado un potencial kármico reforzado para que surja un impulso kármico reforzado para la acción.
Cinco tipos de impulsos kármicos “a ser considerados” que pueden o no ser reforzados
En esta presentación más simple, Asanga enumera cinco tipos de impulsos kármicos para acciones físicas y verbales que “han de considerarse”. “Un impulso kármico que ha de considerarse” es la traducción literal del término sánscrito original, saṃcetanīya karma. Considerar cometer una acción significa pensar si se debe o no realizar y llegar a la conclusión de hacerlo. El término sánscrito que utiliza Asanga es un gerundivo, “a ser considerado”, lo que implica que se puede considerar, pero no que necesariamente se debe considerar. Por lo tanto, no queda del todo claro en la presentación de Asanga hasta qué punto pensar en una acción, incluso si es durante mucho tiempo (en otras palabras, deliberar durante mucho tiempo), juega un papel en el impulso kármico para que la acción física o verbal se refuerce o no.
La presentación que Jinaputra Yashomitra hace de estos cinco tipos de impulsos kármicos en la Explicación de “Antología de Temas Especiales de Conocimiento” (Abhidharmasamuccaya-vyakhya) de Asanga, que es una presentación más detallada, hace pensar que otros factores podrían tener más relevancia aquí y que, posiblemente, estos cinco impulsos kármicos son excepciones a los que de otra manera podrían ser reforzados o no. En otras palabras, hay acciones, como matar a alguien, que podríamos considerar cometer o no de antemano, pero aquí hay cinco de esos tipos de acciones en las que no importa si pensamos o no en la acción antes de cometerla. Otro factor afecta que sean reforzadas o no. Gyaltsab Je, en su comentario a estos textos, lo deja bastante explícito.
Gyaltsab Je explica que los tres primeros son impulsos kármicos para acciones del cuerpo o del habla que, hayan sido o no deliberadas de antemano, si son llevadas a la acción, no son reforzadas. No hay certeza de en qué vida comenzará a madurar el potencial kármico de esta acción. Gyaltsab Je menciona luego el caso en el que estas tres acciones se deliberan y deciden de antemano, pero no se llevan a cabo. En tales casos, no obstante, se acumula un potencial kármico fortalecido para que surja un impulso kármico reforzado. Por lo tanto, cuando en el futuro surja un impulso kármico para cometer tal acción, será un impulso kármico reforzado, y habrá certeza en cuanto a la vida en la que su potencial kármico comenzará a madurar, dependiendo de muchos otros factores, como la persona u objeto al que se dirige la acción.
Los dos últimos tipos de impulsos kármicos de la lista son siempre llevados a la acción y son siempre reforzados. Gyaltsab Je no afirma explícitamente que no importe si se deliberan de antemano o no, pero ese es el significado implícito. Ya se han reforzado, por lo que, incluso si se deliberan de antemano, no hay diferencia, y no parece haber posibilidad de que no se lleven a la acción. El potencial kármico de cometer tal acción siempre tiene la certeza de la vida en la que comenzará a madurar.
Repasemos la lista. En mis explicaciones, a veces me basaré en la presentación de Jinaputra Yashomitra.
El primero es:
[1] Un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que proviene de la orden de otros.
En este caso, se nos ordena hacer algo en contra de nuestra voluntad. Como explica Jinaputra Yashomitra, se nos obliga a hacer algo que no queremos hacer. Un ejemplo sería el de un soldado al que un comandante del ejército le ordena por la fuerza que ejecute a un prisionero enemigo. Si ejecuta al prisionero, aunque no quiera hacerlo, se activa el impulso kármico para la acción de matar, pero no se refuerza. No importa si tuvo tiempo de pensarlo antes de aceptar disparar. Como se le obligó a matar a alguien, el potencial kármico de su acción no se refuerza. Piensen en eso. Si alguien nos obliga a hacer algo destructivo que no queremos hacer, ¿no tiene sentido que la fuerza kármica de eso sea más débil y las consecuencias kármicas menos pesadas que si realmente lo deseamos por iniciativa propia?
Participante: ¿Y qué pasa con la persona que da la orden de matar? Yo creo que el comandante del ejército tendría un karma aún más pesado que el del soldado.
Dr. Berzin: Por lo que yo entiendo, la fuerza del potencial kármico negativo acumulado por el comandante es la misma que la acumulada por el soldado. Sin embargo, se acumularía a partir de la acción destructiva de la palabra, no de la acción destructiva del cuerpo.
Participante: Creo que el comandante acumularía potenciales kármicos negativos aún más pesados porque dio la orden deliberadamente.
Dr. Berzin: Probablemente sea correcto, porque la acción del comandante se enmarcaría en el principio de que, si una acción corporal o verbal se piensa de antemano, su potencial kármico se fortalece. Pero en este caso, no importa si la persona que dispara también tuvo tiempo de deliberar antes de hacerlo. El potencial kármico de su acción de matar a alguien no será reforzado.
Participante: Pero si el soldado realmente no quisiera ejecutar al prisionero, no estaría feliz después de matarlo.
Dr. Berzin: Bueno, estamos hablando del impulso kármico que llevó al soldado a cometer el acto de matar. Después, por supuesto, la persona puede arrepentirse terriblemente y sentirse horrible por haber tenido que hacerlo.
Participante: Toda la nación también es parte de esto. Apoyan al ejército que está combatiendo en la guerra.
Dr. Berzin: Esa es una pregunta muy difícil: ¿comparte también la nación el potencial kármico negativo? Por ejemplo, si mi gobierno está librando una guerra que no me agrada demasiado y pago impuestos para comprar armas, ¿estoy acumulando potenciales kármicos negativos a partir de eso? ¿Importa algo si deliberamos de antemano y decidimos pagar nuestros impuestos específicamente para comprar armas? Incluso si no pienso en lo que financiamos con el dinero de nuestros impuestos (puede que ni siquiera nos demos cuenta de que ese dinero se destina a las armas), ¿estoy apoyando indirectamente la guerra y soy kármicamente responsable? En cierto sentido, es lo mismo que comprar carne: uno está apoyando indirectamente la matanza de animales.
Participante: Mi punto era que, si no pago mis impuestos, me procesan.
Dr. Berzin: Sí, pero hay una diferencia: si no pagamos los impuestos, nos procesan legalmente. Si comemos carne, no nos procesan legalmente.
Participante: Pero la próxima vez podría manifestarme y votar por otro partido.
Dr. Berzin: Exacto. Pero seguirías pagando tus impuestos.
Participante: Pero cuando pagas tus impuestos, no es porque hayas deliberado participar en la guerra.
Dr. Berzin: Exacto. Es algo muy indirecto. En realidad, no estamos matando a nadie. Esto es algo que hemos discutido en términos del vegetarianismo. Se podría decir que, cuando compramos o comemos carne, indirectamente estamos creando las circunstancias para que se maten animales, aunque no está claro qué consecuencias kármicas, si las hay, se derivan de crear indirectamente las circunstancias para que se lleven a cabo acciones destructivas. Pero hay una diferencia entre, por ejemplo, elegir una langosta para hervirla viva para poder comerla –que es lo que hacen en algunos restaurantes– y pedir una hamburguesa en McDonald's. Lo que estoy diciendo es que, dentro de la presentación kármica, hay una diferencia entre ordenar específicamente que maten al animal y crear indirectamente las circunstancias. Pagar los impuestos que ayudan a financiar una guerra es algo similar.
Participante: Creo que cualquier acción que realices para contrarrestar las consecuencias de que tus impuestos se destinen a apoyar una guerra podría ser útil y valiosa.
Dr. Berzin: Absolutamente. Si recuerdas, con los cuatro poderes oponentes, una de las cosas que hacemos es tomar alguna acción oponente para contrarrestar lo negativo que hemos hecho. El ejemplo que usamos fue que, si matamos gente en una guerra, después podríamos ayudar a los huérfanos de ese país, ayudarlos con su educación, ayudar a reconstruir el país o algo así. Así que, de manera similar, aunque pagamos los impuestos, podemos ir a protestas, votar por un partido diferente, etc. Son cosas que hacen contrapeso. Eso sin duda marcaría la diferencia. Pero, aun así, hay una gran diferencia entre apoyar indirectamente una acción negativa y proporcionar directamente las causas para ello, como en el caso del comandante que ordena directamente a un soldado que mate a un prisionero, lo que es como si alguien le ordenara a alguien que mate a ese pollo para que yo pueda comer pollo en mi cena.
Bien. Bueno, ese fue el primero: un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que proviene de la orden de otros. El potencial kármico de tal acción no es reforzado.
El siguiente es:
[2] Un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que proviene de la señalización de otros.
El término sánscrito que estoy traduciendo aquí como “señal”, saṃjñapti, significa literalmente “algo que nos hace distinguir algo”, es decir, algo que alguien señala. La traducción tibetana, gsol-ba btab-pa, significa “solicitud”. Creo que el término sánscrito connota una solicitud implícita y también explícita, tal como lo hace el verbo “hacer una señal” en español: comunicarse con un gesto, una acción, un sonido, etc.
Esta acción, como explica Jinaputra Yashomitra, es también una que no deseamos realizar. Por ejemplo, alguien que tiene una enfermedad terminal o que ha sido herido mortalmente en un accidente o en una guerra nos ruega que acabemos con su vida. No queremos quitarle la vida –no albergamos odio hacia esa persona–, pero estamos convencidos de que le beneficiaría acabar con su sufrimiento. Si le quitamos la vida, en realidad estaríamos matando a alguien, y el impulso kármico para la acción sería llevado a cabo, pero, una vez más, no sería reforzado, aunque probablemente lo hayamos pensado antes de decidir cumplir el deseo de la persona. Considerar si vamos a acabar con la vida de alguien y decidir hacerlo cuando nos lo pide –mientras, al mismo tiempo, deseamos no tener que hacerlo– no genera el mismo potencial reforzado para un impulso kármico reforzado que pensar en ello y decidir matar a esa persona por nuestra propia iniciativa.
Esta es una situación difícil, especialmente si alguien nos lo ruega de verdad, más aún si son nuestros padres. Recuerden, Vasubandhu habló de eso: incluso si lo hacemos para ayudarlos a superar el sufrimiento, quitarles la vida a nuestros padres es muy, muy pesado kármicamente. Por lo tanto, es algo difícil. Y nos hace pensar qué sucede si la persona no nos lo pide explícitamente, como en el caso de nuestro perro que tiene una enfermedad terminal y está sufriendo mucho. En cierto sentido, podríamos decir que su condición nos indica que debemos ponerle fin a su sufrimiento. Pero ¿es eso lo que nuestro perro quiere? ¿Lo sacrificamos o no? Para la mayoría de las personas, esa es una decisión terrible de tomar. ¿Qué hacemos en esa situación? ¿Es la acción más fuerte si la deliberamos? Asanga parece indicar que no hay diferencia. No sé cómo podríamos no deliberar, especialmente si realmente no queremos hacerlo. "Voy a llevar al perro al veterinario para que le ponga una inyección". Eso, obviamente, es deliberar. Y, como dijo Gyaltsab Je, si deliberamos y decidimos llevar a nuestro perro al veterinario y muere antes de que podamos hacerlo, acumulamos el potencial kármico para un impulso kármico reforzado de sacrificar a algún ser en el futuro.
El siguiente es:
[3] Un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que proviene de no entender la diferencia entre buena y mala conducta. Cuando se lleva a la acción, el impulso kármico no es reforzado.
Jinaputra Yashomitra añade que este comportamiento proviene de “no estar fuertemente arraigado en una emoción perturbadora raíz”.
Un buen ejemplo es el de un niño de dos años que toma el juguete de otro niño. El niño es demasiado pequeño para entender la diferencia entre el buen y el mal comportamiento. No están impulsados por un fuerte deseo, ira o ingenuidad. La emoción perturbadora de la ingenuidad se referiría aquí a no darse cuenta de que tomar lo que no se le ha dado resulta en sufrimiento e infelicidad. El niño es simplemente demasiado pequeño para poder entender eso – la suposición subyacente con la ingenuidad es que podría haberlo sabido. Estoy basando eso en el hecho de que el término sánscrito aquí no es avidyā, que es el término para el no darse cuenta o la ignorancia, sino más bien avijñaya, que significa “no entender”. Un adulto que va a pescar o cazar por diversión y relajación o alguien que miente por diversión no serían ejemplos adecuados en este caso porque el adulto estaría actuando bajo la influencia de una fuerte ingenuidad y sería capaz de entender. Un ejemplo más adecuado sería un ratón que come la comida en nuestra alacena.
Es difícil imaginar qué significaría deliberar en este caso, sobre todo si pensamos en un ratón. Si un ser no tiene los medios intelectuales para comprender las cosas –ya sea por su estado de renacimiento o por el nivel de su desarrollo dentro de un estado de renacimiento– y no tiene capacidad para diferenciar el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, no tendría las habilidades cognitivas necesarias para deliberar de manera razonada, suponiendo que pudiera deliberar.
Pero Gyaltsab Je incluye este tipo de impulso kármico como uno de los tres que, si se delibera de antemano pero no se lleva a la acción, igualmente sería reforzado. Así, aunque el niño de dos años y el ratón no pueden deliberar de manera razonada si arrebatar o no el juguete o robar la comida sobre la base de si la acción es correcta o incorrecta, aún podrían deliberar si hacerlo o no sobre la base de otros factores y decidir hacerlo. El niño de dos años podría deliberar si quiere jugar con su propio juguete o con el del otro niño y decidir que el otro juguete es más interesante. Pero su madre podría venir y llevárselo antes de que pueda agarrar ese juguete. El ratón podría deliberar en el sentido de ver si es seguro ir a buscar la comida. Revisaría si el gato está cerca antes de decidir subirse a la alacena. Si decide hacerlo, pero antes de que pueda empezar a mordisquear la comida, el gato aparece de repente, huirá inmediatamente.
Veremos con los dos siguientes tipos de impulsos kármicos, que son reforzados solo si son llevados a la acción, que la relevancia de la deliberación para provocar que un impulso kármico sea reforzado se vuelve aún más cuestionable. De hecho, la forma en que se especifican estos dos tipos de impulsos kármicos parece excluir una situación en la que podríamos considerar si cometer la acción física o verbal durante mucho tiempo antes. En cambio, el reforzamiento proviene de una emoción perturbadora profundamente arraigada o de una visión opuesta fuertemente sostenida.
El cuarto es:
[4] Un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que proviene de un atrincheramiento en una raíz de acciones destructivas.
Jinaputra Yashomitra explica esto como “el fuerte arraigo de una mente que está poseída por emociones perturbadoras”. Por eso, utiliza términos aún más fuertes: la palabra “poseído” aquí es la misma que se utiliza para referirse a estar poseído por un demonio.
El ejemplo que se da es el de una persona que ha hecho votos monásticos, incluido uno de celibato, lo que significa abstenerse de participar en cualquier actividad sexual, incluso con las manos. Está decidida a cumplir con este voto, pero, dominada por el hábito fuertemente arraigado de haber actuado con base en el deseo sexual en el pasado, es incapaz de recordar a sus maestros espirituales, el Buda, el Dharma y la Sangha, o sus votos, y simplemente continúa y tiene relaciones sexuales consigo misma.
Aunque se especifica tal acción como una que ha de ser considerada, en este ejemplo estamos decididos a cumplir con nuestro voto, por lo que transgredirlo ni siquiera era algo que consideráramos hacer de antemano. Pero en el momento de transgredirlo, estamos demasiado abrumados, demasiado fuertemente controlados por nuestra emoción perturbadora del deseo anhelante. Estamos, en cierto sentido, fuera de control; “poseídos”, como dice Jinaputra Yashomitra.
Luego, el último:
[5] Un impulso kármico para cometer una acción a ser considerada que ha provenido de lo que es opuesto.
Esto se refiere a una acción que proviene de creer algo que es lo opuesto a lo que es verdad o, como lo dice Jinaputra Yashomitra, una que proviene de tener la visión de que una causa inapropiada dará un resultado deseado en el futuro. Un ejemplo sería alguien que practica sexo común creyendo que es un método tántrico para alcanzar la iluminación. Cuando una persona tiene una visión errónea tan arraigada, ni siquiera se pregunta si tener sexo común es un método de Dharma inapropiado. De manera similar al ejemplo anterior, la persona tiene un hábito tan profundamente arraigado de pensar de esta manera engañosa que no hay lugar para cuestionar esta visión. Simplemente actúa de acuerdo con su creencia errónea.
Diferenciar entre intención y deliberación
Participante: ¿Cuál es la diferencia entre deliberación e intención? ¿No es lo mismo un acto deliberado que uno intencional?
Dr. Berzin: Creo que aquí debemos tener cuidado de no confundirnos debido a los términos que hemos estado usando. Necesitamos ceñirnos al significado de los términos originales en sánscrito y tibetano. Dejemos de usar la palabra “deliberación”, ya que implica el adjetivo “deliberado”, que puede confundirse con “intencional”. De lo contrario, confundimos “acciones deliberadas” con “acciones intencionadas”. Jinaputra Yashomitra especificó “acciones a ser consideradas”, que también se puede traducir como “acciones sobre las que reflexionar”. Como hemos mencionado, significa pensar sobre si cometer o no una acción –en el caso de nuestra discusión, una acción destructiva del cuerpo o del habla, pero no necesariamente un tipo específico de acción– y decidir realizarla.
Las tres acciones destructivas de la mente son buenos ejemplos de tales acciones mentales, pero también puede haber otros ejemplos de tales líneas de pensamiento. Todas ellas están acompañadas por los factores mentales de investigación (rtog-pa), escrutinio (dpyod-pa) y darse cuenta que discrimina (shes-rab). Cuando nuestro amigo el ratón decidió que estaba bien subirse a la alacena y robar algo de comida, ciertamente investigó y escrutó si el gato estaba cerca y discriminó que era seguro. No investigó ni escrutó la ética de tomar lo que no se le había dado ni discriminó entre lo correcto y lo incorrecto, sin embargo, su robo fue algo que pensó de antemano.
La intención (‘dun-pa) es otro factor mental. Es el factor mental de desear un objeto previsto y realizar una acción prevista con respecto a ese objeto. Siempre es específica porque siempre está acompañada por el factor mental de la distinción (‘du-shes), que especifica el objeto previsto y la acción prevista. Sin embargo, puede haber diferentes niveles de especificidad de la acción: el deseo puede ser decir algo duro en general o decir algunas palabras duras específicas. Esta distinción puede o no estar acompañada de certeza.
La acción mental de pensar si se debe o no realizar una determinada acción corporal o verbal y decidir hacerlo va acompañada en todo momento de la línea de pensamiento con la intención de realizar la acción dirigida a una persona o cosa específica. Cuando la acción mental llega a su conclusión con la decisión de realizar el acto, la intención ahora va acompañada de certeza. Si luego procedemos a realizar la acción, entonces diríamos que el acto es deliberado e intencional, pero solo si alcanza el resultado previsto.
Sin importar lo que hagamos, siempre hay una intención, pero el producto que resulta de nuestra acción no siempre es el resultado previsto. Cuando conducimos nuestro coche, nuestra intención es conducir y llegar a nuestro destino, pero podríamos atropellar a alguien por accidente en el camino. Ese no era el resultado previsto de la acción que pretendíamos realizar. Podríamos haber pensado si conducir o no hasta un lugar específico y haber decidido hacerlo, por lo que nuestra conducción del coche fue deliberada e intencional. Pero no pensamos antes de subirnos a nuestro coche si atropellaríamos o no a alguien en el camino y decidimos hacerlo, por lo que atropellar a alguien no fue deliberado ni intencional.
Veamos las permutaciones de un acto en el que pensamos y un acto intencionado, a fin de evitar cualquier confusión entre la diferencia entre estos dos y la diferencia entre que un acto sea deliberado y que un acto sea intencional.
- Si una acción es pensada, necesariamente es intencional. Por ejemplo, si se trata de un asesinato premeditado, lo pensamos y decidimos hacerlo. Mientras tomamos esa decisión, pensamos en nuestra intención de matar a una persona específica. Si realmente la asesinamos, nuestra acción fue pensada y fue la acción prevista. Fue deliberada e intencional.
- Si no logramos matar a nuestra víctima prevista, sino que solo la herimos, o disparamos y fallamos y matamos a otra persona por error, esa no fue nuestra acción prevista. ¿Disparamos deliberadamente e intencionalmente para matar? Sí. ¿Herimos deliberadamente e intencionalmente a la víctima prevista o matamos deliberadamente e intencionalmente a la persona equivocada? No, esa no fue nuestra intención. Verán, no es tan simple.
- Si una acción es intencionada, no necesariamente ha sido pensada. Cuando el soldado al que se le ordenó disparar al combatiente enemigo lo hace y lo mata, tenía la intención de disparar y matar al combatiente, pero es posible que no haya pensado primero si hacerlo o no y haya decidido hacerlo. Antes de disparar, el soldado sin duda habría tenido el pensamiento de obedecer las órdenes y ese pensamiento habría estado acompañado de la intención de disparar y matar al combatiente, pero eso no es lo mismo que pensarlo bien. El soldado no “deliberó”. ¿Disparó y mató al combatiente deliberada e intencionalmente? Sí. Pero no deliberó su acción en el sentido de pensarla y decidirla de antemano. Ya ven lo engañosa que es la palabra “deliberar” como verbo y “deliberar” como adjetivo.
- Puede haber una acción que no haya sido pensada ni intencionada, por ejemplo, atropellar accidentalmente a alguien mientras conducíamos nuestro coche. No lo pensamos ni decidimos hacerlo de antemano, ni teníamos intención de hacerlo. Atropellar a alguien con nuestro coche no fue ni deliberado de antemano ni intencionado, ni tampoco intencional.
Participante: ¿Qué pasa con los insectos que se comen mis plantas? Yo hice una promesa de no matarlas, pero luego veo que estos pequeños insectos se comen mis plantas y entonces los quito. No los mato deliberadamente, y no tengo la intención de matarlos, pero al quitarlos los mato sin darme cuenta.
Dr. Berzin: Este es un muy buen ejemplo. Tú has hecho un voto de no matar. Ves que los insectos se comen tus plantas y no tienes intención de matarlos, pero has pensado en torno a si quitarlos o no y has decidido hacerlo. No pensaste que los matarías accidentalmente y sin querer, pero lo haces sin darte cuenta.
Participante: Quiero deshacerme de ellos.
Dr. Berzin: Esto podría ser un caso de ingenuidad. Quiero decir, esto me pasa a mí, y estoy seguro de que le pasa a cualquiera que intente seguir el ejemplo de sacar una mosca o un mosquito de su habitación atrapándolos en un vaso que coloca contra la ventana donde aterrizaron, deslizando un trozo de papel debajo del vaso y llevándolos afuera, o atrapándolos con la mano cuando están volando en el aire. Bueno, a veces funciona, y a veces, sin querer, lo matas. Eso sucede. Entonces, estoy deliberando salvarlo y no tengo la intención de matarlo. Pero lo mato de todos modos.
Participante: Cuando tienes un montón de moscas de la fruta en tu cocina y quieres deshacerte de ellas, pero sabes de antemano que, sin importar cómo las saques, algunas morirán. ¿Qué es eso?
Dr. Berzin: Correcto, si pasas tu mano por un montón de ellas en el aire e intentas atraparlas, por supuesto que inevitablemente aplastarás algunas de las que consigas atrapar. Esperas que eso no suceda, por lo que aplastar a algunas de ellas no es tu intención. Por lo tanto, el resultado es mixto. Pensaste y decidiste tratar de salvarlas y sacarlas a todas, y esa era tu intención, por lo que deliberadamente e intencionalmente pasaste tu mano por el aire para atraparlas mientras volaban alrededor de tu tazón de fruta.
Uno de los resultados (salvar y sacar a algunas de ellas) era el esperado, pero era ingenuo pensar que se lograría con todas las moscas de la fruta. Sin intención ni deliberación, aplastas y matas a algunas de las que capturas, lo que no era el resultado previsto.
Pero ¿qué sucedería si no fuéramos ingenuos y nos diéramos cuenta de que mataríamos a algunas de ellas? ¿Cómo lo analizaríamos entonces? ¿Acaso no nos preocupaban las consecuencias de nuestras acciones sobre las moscas de la fruta, porque solo nos preocupaba proteger nuestra fruta? ¿Fuimos estúpidos al creer que nuestro intento de atraparlas todas era un método infalible? Es difícil decirlo.
De cualquier modo, sigamos adelante.
La presentación más compleja de Asanga de los impulsos kármicos llevados a la acción y reforzados
Bien. Esa fue la explicación más sencilla de los impulsos kármicos llevados a la acción y reforzados, aunque en realidad no es tan sencilla. Asanga tiene una presentación más compleja, que resulta muy interesante porque trata de los sueños y cosas así. Se deriva de su Fundamento para la conducta yóguica (rNal-'byor spyod-pa'i sa, sct. Yogācārabhūmi), a menudo denominado La sección principal de “Fundamento (para la conducta yóguica)” (Sa-yi dngos-gzhi, sct. Maulya Bhūmayah). Tsongkhapa cita esto en su Lam-rim chen-mo, Una gran presentación de las etapas graduales del camino. Permítanme tratar de hacerlo lo más simple posible.
Las variables
En esta presentación, Asanga primero enumera varios tipos de impulsos kármicos:
- Llevado a la acción y no llevado a la acción
- Reforzado y no reforzado
- Pensado y no pensado
- Que tiene certeza y que no tiene tal certeza.
A continuación, define cada uno de ellos:
- Un impulso kármico llevado a la acción es aquel que, ya sea pensado de antemano o incluso después, ha causado que surja una acción corporal o verbal.
- Un impulso kármico no llevado a la acción es aquel que, ya sea que no se haya pensado en él después o incluso antes, no ha causado que surja una acción del cuerpo o del habla.
- Un impulso kármico reforzado es uno para una acción de cuerpo o del habla que es distinto a la lista de diez (que repasaremos en un minuto).
- Un impulso kármico no reforzado es uno para una de las acciones del cuerpo o del habla indicadas en la lista anterior.
- Un impulso kármico para una acción que se piensa es aquel en el que el pensamiento ocurre (1) antes de cometer la acción, al pensar y decidir cometer la acción de antemano o (2) si no se piensa ni se decide de antemano, se refuerza después de cometer la acción al pensarla y no arrepentirse de la acción y no aplicar fuerzas oponentes.
- Un impulso kármico para una acción que no implica pensar en ella es aquel en el que cometer la acción no ha sido pensado ni decidido de antemano, independientemente de que después se piense y se lamente.
- Un impulso kármico que tiene certeza es aquel que tiene certeza de la vida en la que comenzará a experimentarse la maduración de su potencial kármico. Es uno para una acción del cuerpo o del habla que ha sido pensada y decidida, y que no ha sido lamentada posteriormente.
- Un impulso kármico que no tiene certeza es aquel que no tiene certeza de la vida en la que comenzará a experimentarse la maduración de su potencial kármico. Es uno para una acción del cuerpo o del habla que no se ha pensado ni decidido de antemano, independientemente de que después se lamente o no. Sin embargo, si después se lamenta la acción y se limpia el potencial kármico, no hay ninguna certeza de que el impulso kármico madure.
Obviamente, esta presentación es más compleja y complicada que la explicación anterior de Asanga que vimos. Sin pasar por todas las permutaciones de estas variables, veamos simplemente la lista de impulsos kármicos para las acciones del cuerpo o del habla que no son reforzadas. Creo que el objetivo de esto no es el estatus legal de todas ellas, sino considerar los diferentes tipos de acciones que realizamos. A veces tenemos la intención de hacerlas, a veces no tenemos la intención de hacerlas; a veces planeamos hacerlas, a veces no planeamos hacerlas. Y en cualquiera de estos casos, es posible que realmente las hagamos, o tal vez no. Creo que mucho de esto depende de toda la cuestión de la culpa. ¿De qué nos sentimos culpables? ¿De qué somos responsables? ¿Qué es más pesado que otros tipos de acciones y en qué nos enfocamos cuando hacemos la purificación? Tal vez eso sea más significativo.
Participante: ¿Podríamos intentar hacerlo un poco más general y sencillo? Por ejemplo, si realmente cometí una acción destructiva, pero fue por accidente, eso es bastante malo. Pero si tenía la intención de hacerlo, eso es peor. Y si no solo tuve la intención, sino que lo planifiqué, eso es lo peor.
Dr. Berzin: Bueno, para generalizar: si hago algo destructivo por accidente o sin intención, es bastante malo, incluso si es en un sueño o en un videojuego violento y nadie muere. Pero si tengo intención de hacerlo, es aún más fuerte. Y si, además, lo planifico de antemano y es por costumbre, o es algo que hago repetidamente, es aún más fuerte. Esa es, sin duda, una generalización que podemos extraer.
Participante: Fácil de recordar.
Dr. Berzin: Sí, es fácil de recordar. Repasemos esta lista.
Los diez impulsos kármicos no reforzados
Asanga enumera diez tipos de impulsos kármicos que corresponden a acciones del cuerpo o el habla que son llevadas a la acción, pero no reforzadas. Los dos primeros corresponden a acciones que se realizan sin haberlas pensado de antemano ni decidido hacerlas, pero que se piensan después y no producen arrepentimiento.
[1] Un impulso kármico por una acción cometida en un sueño (mi-lam-du byas-pa).
Una acción cometida en un sueño, como matar a alguien o decirle palabras duras, en realidad no es una acción del cuerpo ni del habla, porque se realiza con conciencia mental y no con conciencia sensorial. Técnicamente, es una acción de la mente. Pero, ya sea que se considere una acción del cuerpo o de la mente, el impulso kármico que la impulsa no está reforzado.
Sin embargo, Asanga presenta este esquema de clasificación en el contexto de su análisis de las diez acciones destructivas. En esta lista de diez acciones destructivas de la mente solo hay tres: pensar con codicia, pensar con malicia y pensar distorsionadamente con antagonismo. Soñar con matar a alguien no se incluye en esta lista. Si matar a alguien en un sueño se considera una acción del cuerpo, el camino del impulso kármico para tal acción del cuerpo no es un camino completo porque la acción no llega a su final. La persona asesinada en el sueño no muere en realidad ni se siente herida por las duras palabras, aunque podríamos soñar que sí.
Al comentar este pasaje, Su Santidad el Dalái Lama explicó que se ha dicho que si, después de despertar, revivimos y recordamos el sueño y nos fijamos fuertemente en él, aferrándonos emocionalmente a él, el camino del impulso kármico para matar en el sueño se ha convertido en el de una acción de la mente de pensar con malicia. La implicación es que el camino del impulso kármico para la acción de la mente de pensar con malicia llega a su final aquí con el pensamiento, después de despertar, de que matar a la persona fue una buena decisión que se tomó, incluso si fue solo en el sueño.
[2] Un impulso kármico para una acción cometida sin comprensión (mi-shes-par byas-pa).
Al explicar esto, Su Santidad el Dalái Lama ha puesto el ejemplo de un niño pequeño que toma el juguete de otro niño y juega con él. Si el niño pequeño no piensa que el juguete ahora es suyo y pronto pierde interés en él, el camino kármico del impulso kármico de tomar lo que no se le ha dado está incompleto. No ha llegado a su final: considerar lo que se ha tomado como propio.
Sin embargo, como Su Santidad ha explicado, si después de tomar el juguete, el niño pequeño se fija en él y se aferra fuertemente a él como “mío”, completa el camino del impulso kármico para la acción destructiva de tomar lo que no se le ha dado con la acción destructiva de la mente de pensar codiciosamente. En este caso, el camino del impulso kármico del niño pequeño no se convierte en el camino de una acción kármica de la mente de pensar codiciosamente. Es el camino del impulso kármico para una acción del cuerpo, ya que esa acción se llevó a cabo con conciencia sensorial, no conciencia mental. Matar en sueños, por otro lado, se realiza con conciencia mental, no con conciencia sensorial, por lo que es una acción de la mente.
Repasemos el resto de la lista más brevemente. Los seis siguientes son impulsos kármicos para acciones que están precedidas por una reflexión y decisión de realizar una acción corporal o verbal que no es la que realmente realizamos.
[3] Un impulso kármico para una acción cometida que no concuerda con lo que pensábamos hacer (bsams-bzhin min-par byas-pa).
Por ejemplo, pensamos y decidimos disparar a un ladrón para detenerlo, no para matarlo; sin embargo, nuestro disparo hace que el ladrón muera a causa de la herida.
[4] Un impulso kármico para una acción cometida sin intensidad y no repetidamente (drag-po min-la rgyun-chags-min-par byas-pa).
“Sin intensidad” significa sin una fuerte emoción perturbadora que acompañe la acción. Un ejemplo sería ir a pescar una o dos veces solo para divertirnos y relajarnos: no sentimos rencor hacia los peces, pero como en realidad no lo disfrutamos, decidimos no volver a hacerlo nunca más.
[5] Un impulso kármico para una acción cometida por error (nor-bar byas-pa).
Un ejemplo sería bombardear y matar a civiles inocentes cuando arrojamos bombas sobre lo que creemos que es un campamento enemigo. Habíamos pensado y decidido matar a soldados enemigos, pero nuestra acción mató a civiles por error.
[6] Un impulso kármico para una acción cometida por olvido (brjed-pas byas-pa).
Por ejemplo, hemos hecho un voto de no matar, pero cuando un mosquito empieza a zumbar alrededor de nuestra cabeza, nos olvidamos de nuestro voto (lo que significa que perdemos recordación de él) y lo aplastamos y lo matamos cuando se posa en nuestra mano. En este caso, habíamos pensado y decidido cumplir con nuestro voto de no matar, pero en el momento, olvidamos nuestro voto y matamos al mosquito de todos modos. Esto sucede muy a menudo, ¿no es así? Hacemos votos, pero a veces simplemente lo olvidamos.
[7] Un impulso kármico para una acción cometida sin querer cometerla (mi-'dod-bzhin-du byas-pa).
Por ejemplo, nuestro perro viejo tiene cáncer y se está muriendo. Lo pensamos y decidimos dejarlo morir de muerte natural. Pero luego, al ver cuánto está sufriendo, cambiamos de opinión y decidimos sacrificarlo, aunque no queramos hacerlo. Asanga no limita esto solo a los casos en los que alguien nos obliga o nos ruega que cometamos alguna acción en contra de nuestra voluntad. Además, no creo que esté hablando simplemente de tomar la decisión al final de sacrificar a nuestro perro, sino de quitarle la vida nosotros mismos.
[8] Un impulso kármico para una acción cometida a través de alguna acción naturalmente no especificada (rang-bzhin-gyis lung-ma-bstan-pa).
Por ejemplo, caminar es una acción que no está especificada de forma natural (el Buda especificó que no es ni constructiva ni destructiva) y, al hacerlo, sin darnos cuenta pisamos y matamos pequeños insectos, como las hormigas. No nos damos cuenta ni decidimos pisar hormigas cuando salimos a caminar, pero, incluso sin saberlo, matamos algunas de todas formas.
En los dos últimos casos, las acciones kármicas, independientemente de si se piensan y deciden de antemano, son seguidas después por pensamientos sobre ellas con arrepentimiento o con una fuerza oponente, de modo que sus potenciales kármicos negativos se limpian.
[9] Un impulso kármico para una acción cuyos potenciales kármicos son posteriormente limpiados por el arrepentimiento ('gyod-pas bsal-ba).
Si cometemos una acción destructiva del cuerpo o del habla y luego nos arrepentimos, el impulso kármico para cometer esa acción no es reforzado.
[10] Un impulso kármico para una acción cuyos potenciales kármicos son posteriormente limpiados por fuerzas oponentes (gnyen-pos bsal-ba).
Lo mismo ocurre con la aplicación de fuerzas oponentes, como la meditación de Vajrasatva o la meditación en la vacuidad.
Estos son, entonces, los diez tipos de impulsos kármicos que no son reforzados.
Las cuatro permutaciones relativas a los impulsos kármicos llevados a la acción y reforzados
En Compendio de afirmaciones de “Fundamentos para la conducta yóguica” (rNal-'byor spyod-pa'i sa rnam-par gtan-la dbab-pa bsdu-ba, sct. Viniścayasaṃgrahaṇī), también citado por Tsongkhapa en Una gran presentación de las etapas graduales del camino, Asanga tiene una tercera presentación. Aquí, presenta cuatro posibles permutaciones de impulsos kármicos llevados a la acción, no llevados a la acción, reforzados y no reforzados, pero sin definir estos términos ni discutir cuáles tienen certeza en torno a la vida en la que comenzarán a madurar y cuáles no tienen tal certeza. Es importante, entonces, al estudiar estas permutaciones, no interpolar las definiciones de impulsos kármicos llevados a la acción y reforzados de las presentaciones de Asanga en los dos textos anteriores.
Aquí, Asanga, ilustra estas permutaciones en términos de los impulsos kármicos para cometer la acción de quitarle la vida a otro ser y afirma que un análisis similar se aplica a los impulsos kármicos para el resto de las acciones del cuerpo y del habla, desde tomar lo que no ha sido dado hasta parlotear sin sentido.
Impulsos kármicos que son llevados a la acción, pero no reforzados
En primer lugar, hay impulsos kármicos que son llevados a la acción, pero no reforzados. Entre ellos se encuentran los impulsos kármicos de quitarle la vida a algún ser:
- Cometido por un niño pequeño sin saberlo (byis-pa mi-mkhas-pas byas-pa), como un niño pequeño que abraza a un conejo bebé con tanta fuerza que, sin saber que al hacerlo lo matará, le quita la vida.
- Cometido en un sueño (rmi-lam-na byas-pa), como asesinar a alguien en un sueño,
- Cometido no deliberadamente (ched-du ma-byas-pa), como matar a nuestro invitado a la cena sirviéndole pollo, lo que hace que muera atragantado con un hueso,
- Cometido al ser obligados por otra persona a cometerlo contra nuestra voluntad (mi-'dod bzhin-du gzhan-gyis nan-gyis byed-du bcug-pa) como, por ejemplo, ser obligados por las autoridades a sacrificar nuestros pollos durante un brote de gripe aviar.
- Cometido solo una vez y luego devastando fuertemente la fuerza de sus consecuencias kármicas con un flujo constante de pensamientos de arrepentimiento y pensamientos sobre los inconvenientes de lo que hicimos, y luego siendo muy cuidadoso de no repetir la acción, habiendo asumido un voto de abstenerse de cometerla.
- Cometido, pero antes de que sus consecuencias kármicas hayan comenzado a madurar, devastar la fuerza de sus consecuencias kármicas al usar solo métodos mundanos para separarnos del deseo anhelante, como la meditación sobre la suciedad de los fluidos corporales.
- Cometido, pero antes de que sus consecuencias kármicas hayan comenzado a madurar, devastar completamente sus consecuencias kármicas con un camino supramundano de la mente para liberarnos completamente del deseo anhelante, como la meditación en la vacuidad.
Impulsos kármicos que son reforzados, pero no se llevan a la acción
Por otra parte, puede haber acciones kármicas en las que los impulsos kármicos no se llevan a la acción, pero son reforzados. El ejemplo que da Asanga es el de investigar y analizar a fondo durante mucho tiempo si se debe quitar la vida a algún ser, pero darse cuenta de que, si se lleva a la acción, se produciría una construcción reforzada del potencial kármico negativo de la acción destructiva de quitar una vida, sin llevar a cabo esa acción. Tengan en cuenta que este ejemplo es el impulso kármico para la acción del cuerpo de quitar una vida, no el impulso kármico para la acción de la mente de pensar con malicia si quitar una vida.
Impulsos kármicos que son llevados a la acción y reforzados
Los impulsos kármicos que son llevados a la acción y reforzados incluyen todos aquellos impulsos para quitar una vida que realmente son implementados y que no están incluidos en las dos primeras permutaciones – a saber, los impulsos kármicos que son llevados a la acción, pero no reforzados y los impulsos kármicos que son reforzados, pero no llevados a la acción. Un ejemplo es quitarle la vida deliberadamente a alguien por iniciativa propia después de investigar y analizar durante mucho tiempo y, después, no arrepentirse de lo que hemos hecho.
Impulsos kármicos que no son llevados a la acción ni reforzados
Los impulsos kármicos que no son llevados a la acción ni reforzados incluyen todos aquellos impulsos para quitar una vida que no están incluidos en los tres anteriores. Por ejemplo, un impulso kármico repentino de aplastar y matar un mosquito que se ha posado en nuestra mano, pero que se va volando antes de que podamos aplastarlo y matarlo.
En resumen, todas nuestras acciones tienen algún tipo de consecuencia kármica
Entonces, ¿qué podemos resumir de todo esto? Lamento si esta ha sido una clase confusa con demasiada información, pero los textos sobre el karma en el Kangyur y los escritos por los grandes maestros indios y que encontramos también en todos los comentarios tibetanos, entran en extremo detalle sobre todas las diferentes posibilidades, y cada texto tiene una presentación diferente.
Supongo que podemos preguntarnos por qué necesitamos todas estas variables. Como dije, creo que tiene que ver con examinar lo que hacemos y lo que necesitamos purificar. Lo que creo que es importante es darnos cuenta de que, incluso pensar en cometer una acción destructiva, ya sea que nos obliguen a hacerlo o no, ya sea que cometamos la acción o no, sigue siendo una acción destructiva. Creo que ese es el punto principal de todo esto. Puede haber varios niveles de pesadez en los resultados que experimentamos y diferencias en el marco temporal en el que comenzamos a experimentarlos, pero la única manera de que no haya consecuencias kármicas en absoluto es purificar nuestra mente de todo esto.
Por lo tanto, no hay forma de que podamos cometer una acción que no cuente desde un punto de vista kármico. Ya sea jugar videojuegos violentos, tener la intención real de matar a ese invasor espacial o extraterrestre, o hacer algo horrible en sueños, todo este tipo de cosas construyen y refuerzan hábitos negativos. Las acciones que cometemos o que pensamos en cometer acumulan potenciales y tendencias kármicas que nos hacen perpetuar ese tipo de comportamiento y tal vez incluso cometer acciones kármicamente más pesadas en el futuro.
Preguntas
¿Ver películas violentas genera una propensión a actuar violentamente?
¿Qué opinas de todo este asunto de que los niños vean tantas películas violentas? ¿Influye en ellos para que cometan este tipo de actos violentos? ¿Influye en ellos en el sentido de que realmente desarrollan una tendencia kármica o, en lenguaje común, una propensión a cometerlos?
Participante: Creo que sí.
Dr. Berzin: ¿Por qué? Hay una diferencia entre decir “creo que sí” solo porque así lo crees y decirlo porque tienes una razón. Entonces, ¿puedes dar una razón kármica?
Participante: Creo que ver a gente morir muchas veces reduce el umbral de matar. Es como en una guerra. Lo que explican los soldados es que la primera vez que ven morir a la persona a la que han disparado, se sienten terriblemente mal. Puede que ni siquiera sean capaces de disparar la primera vez. Después se les hace más fácil. Así que, incluso el simple hecho de ver películas de asesinatos, me parece, crea un hábito en la mente.
Dr. Berzin: Así que se vuelven un poco inmunes al sufrimiento que causan. Pero me pregunto: ¿alguien que ve a mucha gente morir una y otra vez en una película o en una guerra desarrollaría la propensión a matar?
Participante: No creo que necesariamente desarrollen la propensión a matar. Creo que jugar a un videojuego de guerra, por ejemplo, es mucho más activo y es más probable que desarrollen una propensión a la conducta violenta que ver películas violentas; al menos, un gusto por la conducta violenta.
Dr. Berzin: Exacto. En ese caso, en realidad estás disparando. Pero ¿por qué ver una película violenta no aumenta la propensión a matar? En cualquier caso, creo que lo que ocurre es que no te tomas muy en serio la realidad de la causa y el efecto.
Participante: Creo que también depende de la edad de la persona que está mirando.
Dr. Berzin: Los adolescentes son muy influenciables. Los adultos que no son muy estables psicológicamente también pueden serlo.
Participante: Creo que es más peligroso para un adolescente.
Dr. Berzin: Exacto. Es más peligroso para un adolescente o un niño que no ha desarrollado un fuerte sentido de la ética.
Participante: Creo que se convierte en lo que uno hace: pelear, en lugar de discutir. La violencia se convierte en una forma de lidiar con el conflicto.
Dr. Berzin: Esta es una de las causas de que surjan las emociones perturbadoras: la influencia de fuentes externas. En este caso, no es que ver películas violentas te incite a la violencia, sino que te hace pensar que la violencia es la forma normal de afrontar las cosas. Así, matar o llevar un arma, etc., se convierte en la forma normal de afrontar las cosas. En ese sentido, ver películas violentas podría actuar como una influencia negativa. Pienso en la pornografía y en cómo verla aumenta el deseo sexual.
¿Ver películas violentas es un acto destructivo o un acto no especificado?
Entonces la pregunta es: ¿ver películas violentas es una acción destructiva o una acción no especificada?
Participante: Ver películas violentas podría hacer que hablemos y pensemos más sobre ellas. Eso podría ayudarnos a ser más conscientes de las circunstancias involucradas y tal vez incluso a evitar involucrarnos en ellas.
Dr. Berzin: Entonces, estás argumentando que ver películas violentas es una acción no especificada, lo que significa que no necesariamente generaría una tendencia o propensión destructiva. Podríamos, por ejemplo, ver una después de clase y convertirla en un tema de análisis. Eso podría incluso hacer que nos alejemos de la conducta destructiva. Por lo tanto, es no especificada en el sentido de que podría ir en cualquier dirección; podría convertirse en una acción destructiva o constructiva, dependiendo de la motivación. Pero si la distinción entre lo que es destructivo, lo constructivo y lo no especificado se vuelve amorfa, casi cualquier cosa podría volverse destructiva.
Participante: Recuerdo a Oliver Petersen, el tutor del programa de estudios budistas en Hamburgo. Tiene una amplia formación en psicología. Habló de algunos experimentos con personas en los que se utilizaban neuronas espejo. De estos experimentos se desprendía claramente que, incluso cuando las personas no se sienten atraídas por películas violentas o por lo que sea que vean, o no quieren verse influenciadas por ellas, se ven igualmente influenciadas y el umbral para ser influenciadas negativamente se reduce.
Dr. Berzin: Me imagino que cuando ves una película violenta, hay muchas posibilidades de que sueñes con algo violento, ya sea haciendo algo violento o siendo víctima de algo violento.
¿Y qué decir de todos esos dibujos animados violentos? La mayoría de los dibujos animados, al menos en Occidente, son extremadamente violentos. Es muy interesante: visito Rusia con bastante frecuencia y los dibujos animados infantiles allí no son violentos. En su mayoría son cuentos de hadas, pero no como los cuentos de hadas de los hermanos Grimm sobre brujas que te convierten en galletas, se comen a los niños pequeños y cosas así. Es bastante interesante. Tom y Jerry, el Correcaminos o cualquier otro tipo de dibujos animados estadounidenses son increíblemente violentos. ¿Tienen una influencia negativa en los niños? ¿Y por qué se los muestran a los niños? Un argumento es que les enseña que el mundo no es un lugar tan agradable y que tienen que defenderse, etc.
Pero es muy interesante. ¿Qué es destructivo?
Participante: Creo que también depende de la motivación de la persona que hace la película. También puede ser para mostrar lo destructiva que es la violencia o lo constructiva que es otra cosa.
Dr. Berzin: La motivación podría ser enseñarnos una lección: si actuamos de manera destructiva, nos atraparán, etc. Pero ¿qué pasa con estos dibujos animados violentos? En los dibujos animados de Tom y Jerry, el ratón es aplastado por completo por un yunque o algo así. Luego, al segundo siguiente, el ratón está perfectamente bien. Por lo tanto, tiende a enseñarnos que podemos hacer algo terriblemente violento a otra persona y, al minuto siguiente, esa persona estará bien. Por lo tanto, realmente enseña una visión muy errónea de la causa y el efecto.
Esto se convierte entonces en un problema: ¿tratamos de impedir que nuestros hijos pequeños vean este tipo de dibujos animados? ¿O no hay forma de impedírselo porque, de todos modos, los van a ver en algún momento? Y a los niños les gustan estos dibujos animados, lo cual es especialmente extraño.
De todos modos, estos son los tipos de cosas que empezamos a preguntarnos a medida que profundizamos más y más en los detalles de esta discusión kármica. ¿Hasta qué punto podemos realmente evitar las influencias destructivas? ¿Y el mero hecho de ser testigos de un comportamiento destructivo, que es algo que sucede inevitablemente, va a influirnos necesariamente de forma negativa? Creo que, si somos muy débiles, podríamos ser influenciados. Si somos bastante fuertes, podríamos convencernos más de abandonar ese tipo de comportamiento. De todos modos, estos son algunos de los problemas con el karma.