Repaso
Atravesamos las etapas graduales del camino para nuestro desarrollo espiritual. Estas etapas se dividen en diferentes niveles de motivación. Existe la motivación inicial, que consiste en trabajar por vidas futuras, para obtener renacimientos cada vez mejores, específicamente, renacimientos humanos valiosos, para poder continuar en el camino. Luego está la motivación intermedia, que consiste en liberarse de todo renacimiento, todo renacimiento samsárico, y alcanzar la liberación. Finalmente, está la motivación avanzada, que consiste en ir más allá para alcanzar el estado iluminado de un buda y así ser de la mejor ayuda para todos.
Vimos que desarrollamos estas motivaciones paso a paso. Cada etapa se basa en la anterior. No podemos saltarnos ninguna. Si lo hacemos, tendremos graves inconvenientes en nuestra forma de practicar y en nuestro propio desarrollo.
Nivel inicial
Comenzamos con el nivel inicial. Sin entrar en demasiados detalles, hablamos de los preciados renacimientos humanos que tenemos: cómo nos liberamos de los estados sin descanso y cómo podemos trabajar en nosotros mismos y desarrollarnos espiritualmente. Qué afortunados somos de que nuestra vida se enriquezca con tantas oportunidades para recibir enseñanzas, practicar y crecer. Pero estas circunstancias no durarán para siempre; por eso, reflexionamos sobre la impermanencia y, específicamente, sobre la muerte. La muerte puede llegar en cualquier momento, y llegará con toda seguridad. En el momento de la muerte, cuando sea que ocurra, nada nos servirá, excepto los potenciales positivos que hemos acumulado durante nuestra vida como medida preventiva para evitar peores renacimientos.
Si analizamos objetivamente nuestros estados mentales y comportamiento en esta vida, por no hablar de vidas anteriores, podemos ver que, sin duda, hemos actuado de forma destructiva y hemos estado bajo la influencia de emociones perturbadoras con mucha más frecuencia de la que hemos actuado constructivamente. Lo que se derivaría de ello, naturalmente, sería un estado de peor renacimiento.
Luego analizamos los sufrimientos, problemas y limitaciones que tendríamos si naciéramos en uno de los peores estados. Consideramos renacer como un ser atrapado en un reino sin alegría (los llamados reinos infernales), como un fantasma aferrado (el llamado espíritu hambriento) y como una criatura rastrera, un animal. Al considerarlos con seriedad e imaginar lo horrible que sería terminar en una de esas situaciones, desarrollamos una sana sensación de temor y miedo. No es un miedo malsano, basado en la impotencia y la desesperanza, en la sensación de que no hay salida. Es, en cambio, una sensación sana, que nos permite ver que hay una manera de evitarlo. Realmente no queremos tener uno de estos peores estados de renacimiento, y nos esforzaríamos mucho por evitarlo.
Vimos que la manera de evitarlo es orientar nuestra vida de forma positiva y segura, esforzándonos por alcanzar lo que se conoce como la Joya del Dharma más profunda. En otras palabras, la dirección que queremos seguir es la de (1) la verdadera detención de todos estos sufrimientos y sus causas para que nunca vuelvan a surgir, y (2) la verdadera mente que es el camino, el verdadero estado mental que provocará dicha detención, resultando así en la liberación de estos sufrimientos y sus causas. Estos existen plenamente en los continuos mentales de los budas y, en parte, en los continuos mentales de la Sangha Arya, los seres altamente realizados que han tenido cognición no conceptual, en general, de las cuatro verdades nobles y, en particular, de la vacuidad.
Vimos que, en el nivel inicial, nos enfocamos principalmente en el sufrimiento del sufrimiento, que es el sufrimiento del dolor y la infelicidad, tal como se caracteriza en los reinos inferiores. Para evitar este tipo de sufrimiento, necesitamos evitar el comportamiento destructivo. Por lo tanto, intentamos superar nuestro no darnos cuenta o confusión sobre la causa y el efecto del comportamiento y comprender que el comportamiento destructivo conduce a la infelicidad de estos estados más graves. Analizamos a fondo el karma, todo este proceso de causa y efecto, y los factores que hacen que diversas acciones, tanto destructivas como constructivas, tengan resultados más o menos fuertes. Con esto concluimos nuestra discusión sobre el nivel inicial de la motivación.
En conclusión, nos tomamos las vidas futuras muy en serio y nos proponemos trabajar para beneficiarlas. Este proceso es doble: por un lado, necesitamos construir causas positivas mediante un comportamiento constructivo, pero al mismo tiempo, debemos evitar el comportamiento destructivo. No basta con hacer cosas constructivas, con decir: “Bueno, estoy haciendo muchas cosas constructivas, pero realmente no estoy prestando atención al autocontrol ni a evitar las cosas destructivas”. Esa no es la manera de hacerlo. La manera de hacerlo es poner el mismo énfasis en evitar las cosas destructivas. De hecho, en la explicación tradicional del nivel inicial, el énfasis principal está en evitar el comportamiento destructivo, basándose en comprender cuáles serían sus consecuencias en vidas futuras y en el deseo de asegurar que sigamos teniendo valiosos renacimientos humanos para continuar en el camino.
Nivel intermedio
Luego comenzamos el nivel intermedio de motivación, comprendiendo que, independientemente del tipo de renacimiento que tengamos, ya sea uno de los mejores o uno de los peores, seguirá siendo una base para el sufrimiento. Seguiremos padeciendo cierto sufrimiento, incluso como seres humanos con preciados renacimientos humanos, así como el sufrimiento del cambio, que es nuestra felicidad ordinaria, una felicidad que nunca satisface. Por lo tanto, queremos desarrollar la renuncia como base de todo esto, que es el renacimiento incontrolablemente recurrente.
Para iniciar el proceso de desarrollar la motivación de la renuncia, la determinación de liberarnos del renacimiento samsárico, necesitamos analizar más específicamente la primera y la segunda verdades nobles: el verdadero sufrimiento y sus verdaderas causas, y cómo surge. El sufrimiento que analizamos aquí es el sufrimiento del renacimiento incontrolablemente recurrente, el llamado sufrimiento que todo lo impregna que abarca los demás tipos de sufrimiento: el sufrimiento del sufrimiento y el sufrimiento del cambio.
Los seis inconvenientes generales del samsara (continuación)
Hemos presentado esto tal como se presenta en algunos lam-rims (cada uno de ellos tiene una forma ligeramente diferente de organizar el material), analizando, primero, el sufrimiento del samsara en general. Hemos analizado los dos primeros tipos de inconvenientes o sufrimientos: el sufrimiento de la falta de certeza y el sufrimiento de la falta de satisfacción. Ahora llegamos al sufrimiento, o inconveniente, de tener que abandonar nuestros cuerpos repetidamente. Este inconveniente encaja con el siguiente, que es tener que adaptarse a nuevos renacimientos repetidamente.
[3] El sufrimiento de tener que abandonar nuestros cuerpos repetidamente, [4] El sufrimiento de tener que encajar en nuevos renacimientos repetidamente
Cuando se trata de abandonar nuestros cuerpos repetidamente, creo que lo principal que debemos considerar es nuestro apego e identificación con ellos. Tendremos que renunciar a nuestros cuerpos actuales. ¿Cuán dispuestos estamos a hacerlo y cuál es el sufrimiento que ello conlleva?
El siguiente sufrimiento, como dije, es tener que adaptarnos a nuevos renacimientos repetidamente. Eso significa que tenemos que acostumbrarnos a otro cuerpo y a todo lo que conlleva. No hay ninguna garantía de que vayamos a tener renacimientos humanos, y mucho menos preciados renacimientos humanos. Podríamos renacer como una rata, una cucaracha o cualquier otra forma de vida. Sea cual sea el tipo de cuerpo que tengamos, nos acostumbramos a él. Pero, luego, tenemos que renunciar a él de nuevo. Como dicen los textos, la cantidad de cuerpos que hemos tenido que aceptar y renunciar alcanzaría la altura del Monte Meru.
Pensemos en esto un momento: tener que renunciar a este cuerpo y a cualquier cuerpo que tengamos una y otra vez. Creo que una forma de imaginarlo es pensar en momentos de nuestra vida en los que tuvimos que renunciar a una situación y adaptarnos a otra. Quizás tuvimos que mudarnos o cambiar de trabajo. Quizás, de niños, tuvimos que cambiar de escuela. Sea cual sea la situación, intenta recordar lo inseguro que te sentiste y lo difícil que fue adaptarte al principio. Es doloroso dejar lo acostumbrado y adaptarse a nuevas situaciones, ¿verdad? Y si eso es doloroso incluso estando en el mismo cuerpo, imagina cuánto más difícil sería tener que cambiar de cuerpo también, sobre todo teniendo en cuenta que, al comienzo de un renacimiento, somos bebés; estamos totalmente indefensos en esa etapa.
[meditación]
Para apreciar nuestro apego a nuestros cuerpos y el sufrimiento que implicaría tener que renunciar a ellos, imaginamos que hemos muerto, que estamos en el bardo y que podemos mirar atrás y ver nuestros cuerpos viejos siendo incinerados o devorados por gusanos. ¿Cómo nos sentiríamos al respecto? Sería muy pesado, ¿verdad?
[meditación]
Lo terrible es que cada vida terminará con la necesidad de renunciar a nuestros cuerpos. Esto es algo que ha sucedido sin principio, y si no hacemos nada al respecto, continuará sin fin, una y otra vez.
[meditación]
Volviendo al primer tipo de inconveniente, la falta de certeza: no hay certeza sobre qué tipo de cuerpo tendremos la próxima vez. Y sea cual sea el tipo de cuerpo que tengamos, tendremos que adaptarnos a él, acostumbrarnos, ya sea un cuerpo animal, un cuerpo fantasmal, un cuerpo humano, un cuerpo masculino, un cuerpo femenino, uno sano, uno deforme, uno bonito, uno feo, uno en una familia amable, uno en una familia abusiva, etc. No hay certeza.
[meditación]
Bueno. ¿Alguna idea, algún comentario?
Participante: Al imaginarme tener que mudarme a otros lugares, a otras situaciones, pensé en lo difícil que a veces es amar algo que no conoces.
Dr. Berzin: ¿Podrías explicar eso?
Participante: Por ejemplo, cuando vamos a una nueva escuela, queremos amar a la gente que aún no conocemos. O cuando entramos en un nuevo apartamento, queremos amar y cuidar este lugar que aún no conocemos. O amar una nueva rutina… Pensaba que quizás es difícil porque tenemos que dar mucho de nosotros mismos para aprender cosas nuevas. Tenemos que esforzarnos mucho sin saber qué esperar. No podemos tener muchas expectativas porque no estamos acostumbrados a la situación. Y no sabemos qué cosas buenas podemos esperar. Solo podemos seguir adelante e intentar aprender, adaptarnos y afrontar los desafíos. Creo que se trata de esforzarse sin tener grandes expectativas y sin estar seguro de lo que va a ser.
Dr. Berzin: Repito, cuando hacemos un cambio, queremos intentar amar el nuevo lugar, el nuevo trabajo, el nuevo apartamento, etc., pero no sabemos realmente cómo será la situación. Al principio, quizás podamos mostrar nuestro amor provisionalmente e intentar integrarnos, pero la única manera de lograrlo con éxito es no tener expectativas ni proyectar nada sobre la situación. Es cierto. Creo que debemos ser muy abiertos a lo que hay y estar dispuestos a amarlo, a que nos guste. Pero puede que no nos guste.
Participante: Cuando estamos en un cuerpo nuevo, el esfuerzo es amar este nuevo cuerpo.
Dr. Berzin: Es muy cierto. Incluso si nuestros cuerpos presentan alguna deficiencia —por ejemplo, si nacemos ciegos o sordos—, debemos intentar sacarles el máximo provecho. Debemos tratarlos con cariño y aprovecharlos al máximo.
Siempre pienso en estas personas con parálisis. No pueden controlar sus movimientos y tiemblan constantemente. Se las ve aquí en sillas de ruedas. Tienen que estar ligeramente sujetas; de lo contrario, podrían golpearse la cabeza. No tienen control y les cuesta hablar. Una vez, aquí en Berlín, hubo algo así como un simposio con personas así; sus mentes eran perfectamente normales. Hablaron de su vida sexual. Hablaron de las experiencias humanas habituales. ¿Cómo sería tener ese tipo de renacimiento y encajar en ese tipo de cuerpo, llegar a estar en paz con eso y poder hacer todo lo posible para sacarle el máximo provecho?
No tomar por dados los preciados renacimientos humanos futuros
Creo que este es un punto muy importante del lam-rim: no tomar por dado que tendremos renacimientos humanos maravillosos y valiosos cada vez. Podríamos encontrarnos en situaciones terribles. Y aquí, estamos hablando solo de situaciones humanas. Imagina ser un pollo en una de esas granjas avícolas tipo prisión donde nos cortan el pico, no podemos movernos y simplemente nos alimentan para, al final, convertirnos en comida para perros. ¡Qué horrible sería! Bueno, ya pensamos en el sufrimiento de los peores renacimientos, pero aquí, la cuestión es darnos cuenta de que probablemente tendremos que pasar por eso una y otra vez. Y aunque necesitamos aprender a sacar lo mejor de cada situación, qué maravilloso sería si no tuviéramos que hacerlo. Ese es el punto. Es reconocer que esto es algo de lo que realmente nos gustaría salir.
Como he dicho con frecuencia sobre la renuncia, la emoción que la acompaña no es de miedo, ni de ira, ni siquiera de asco, aunque la experimentamos en el camino hacia la renuncia. Creo que debemos ir más allá del simple disgusto con el samsara: debemos sentirnos profundamente aburridos. "¡Ya basta! Es tan aburrido y desagradable tener que hacerlo una y otra vez. Quiero salir".
Participante: Jangtse Choje Rinpoche, cuando estuvo en Múnich, lo describió como una tristeza, una tristeza inmensa. Dijo que, si observas toda la locura samsárica que está ocurriendo, sientes tristeza.
Dr. Berzin: ¿Está hablando de mirarlo en términos de otras personas o en términos de uno mismo?
Participante: Él estaba diciendo que intentar obtener la felicidad samsárica es como intentar equilibrar dos o tres fresas una encima de otra: nunca podrás lograrlo.
Dr. Berzin: Entonces, nunca va a funcionar.
Participante: Es una bonita imagen, en realidad.
Dr. Berzin: Bueno, el samsara es triste. Es triste que estemos en esta situación samsárica. Pero ¿sentirnos tristes por ello nos motivaría a intentar salir de ella? ¿O simplemente nos deprimiríamos? ¿Por qué razón no nos deprimiríamos?
Participante: Hay una salida.
Dr. Berzin: Es porque hay una salida. Es exactamente la misma razón por la que no sentiríamos un miedo debilitante al pensar en los peores estados de renacimiento: vemos que hay una manera de evitarlos. Así, al pensar en los sufrimientos del samsara, vemos que hay una manera de evitarlos. Por lo tanto, no nos deprimimos por lo terrible que es la situación, pensando: “Esto va a durar para siempre y no hay nada que pueda hacer al respecto”.
Creo que la tristeza, en este caso, es más efectiva cuando pensamos en los demás: en lo triste que es que estén en esta situación. Eso nos motivaría a ayudarlos a ellos.
Además, yo describiría con más intensidad el sufrimiento del cambio, intentando encontrar la felicidad samsárica, como ver lo patético que es. No es solo triste: es patético. Intentamos conseguir un poco de felicidad, pero la felicidad que consigamos nunca durará, nunca nos saciará. ¿Qué intentamos lograr? Comer bien; solo volveremos a tener hambre.
Todos estos aspectos son útiles. Sin embargo, creo que hay que tener cuidado para evitar malentendidos y sentirse realmente triste, melancólico y pesimista ante todo esto. ¿Cómo podemos evitarlo?
Participante: Supongo que, a corto plazo, podrías evitarlo siendo realista sobre la felicidad que tienes, siendo realista sobre su alcance, lo que realmente puede o no puede hacer por ti y, a largo plazo, viendo que hay una solución, que es salir del samsara.
Dr. Berzin: Eso es muy bueno. Sea cual sea la felicidad ordinaria que tengamos, debemos ser realistas al respecto, no sobreestimarla ni exagerarla, no esperar demasiado de ella y disfrutarla tal como es.
Participante: Y recordar lo que pasó antes, cuando lo teníamos.
Dr. Berzin: Además, recordamos lo que vendrá después: que terminará. Creo que esto es especialmente cierto en el caso de las relaciones profundamente emocionales. Así, vemos que este tipo de felicidad no es una solución, pero también vemos que hay una manera de evitar o superar todo esto.
Si fuéramos arhats, seres liberados, y siguiéramos apareciendo en forma humana para continuar el camino hacia la iluminación, sin duda tendríamos que pasar por las etapas de ser un bebé, crecer, etc. Pero ¿qué sería diferente? No tendríamos apego, lo que significa que no existiría el sufrimiento que normalmente conlleva el proceso de morir y renacer. Nuestros renacimientos no estarían bajo la fuerza del karma ni de las emociones perturbadoras. No tendríamos más potenciales kármicos que pudieran madurar en infelicidad o felicidad, nuestra felicidad ordinaria. ¿No sentiríamos nada? No. O tendríamos una felicidad no perturbadora, libres de todas las emociones perturbadoras, etc., o tendríamos un entumecimiento de las sensaciones, como el que experimentaríamos durante las absorciones meditativas superiores.
Como ya he dicho, creo que es importante comprender qué sucederá tras la liberación del renacimiento samsárico. De lo contrario, es una gran incógnita. Y pensar en salir de algo sin saber en qué nos meteremos después crea una situación muy insegura, ¿no?
Pero para apreciar realmente estos puntos sobre tener que renunciar al cuerpo repetidamente y tener que adaptarse a nuevos renacimientos repetidamente, uno debe pensar en términos del continuo mental sin principio que continúa eternamente —y que continuará de forma samsárica para siempre a menos que hagamos algo al respecto— y no limitarse a pensar solo en términos de esta vida. Ya es bastante malo tener que renunciar al cuerpo de esta vida... ¿pero tener que hacerlo una y otra vez?
[5] Sufrimiento de tener que cambiar de estatus repetidamente de ideal a humilde
Además, piensen, para presentar el siguiente sufrimiento, la desventaja de tener que cambiar de estatus repetidamente de ideal a humilde: ahora tenemos preciados renacimientos humanos, y hemos trabajado un poco, pero no con mucho esfuerzo, para hacer cosas positivas, pero hemos cometido muchas cosas destructivas, bajo la influencia de una enorme cantidad de lujuria, codicia, ira y cosas por el estilo, lo que significa que caemos en horribles estados de renacimiento. Luego, pasará mucho tiempo antes de que ese karma negativo desaparezca y obtengamos otro preciado renacimiento humano. Cuando lo tenemos, lo desperdiciamos, una vez más. Y entonces, de nuevo, caemos.
Así que no hablamos solo de lo que puede suceder en una vida. En una vida, por lo general, las cosas tienen altibajos: no siempre tenemos éxito ni siempre fracasamos. Nos referimos a cómo el samsara experimenta altibajos de tantas maneras diferentes. Así que, intenten analizar estos puntos desde una perspectiva más amplia.
Participante: Lo siento, no entendí realmente este punto.
Dr. Berzin: La cuestión es que todo tiene altibajos. Podemos hacer algunas cosas positivas en esta vida, pero si hemos hecho muchísimas cosas negativas, caeremos en situaciones peores. Ese karma negativo se disipará con el tiempo y volveremos a estar en situaciones mejores, pero luego, de nuevo, caeremos en situaciones peores. No es que la salida del samsara sea una progresión lineal. Si permanecemos en el samsara, si continuamos teniendo renacimientos recurrentes sin control, las cosas siempre subirán y bajarán, subirán y bajarán. Eso crea una situación muy insegura, ¿no? La clave para comprender esto es estar insatisfecho con esa situación y ver que es algo que sería genial superar, deshacerse de ella.
Así que este sufrimiento no se trata solo de ser muy rico y luego perderlo todo en la bolsa, ni de tener un trabajo muy bien pagado y luego perderlo, ni de ser despedido y quedar desempleado. Eso, por supuesto, está incluido aquí, pero tiene que ver con algo más.
Podríamos tener muy buena salud, pero luego sufrimos un accidente de coche y quedamos lisiados. O podríamos ser muy pobres, pero un familiar rico muere y nos deja un montón de dinero, así que vamos de menos a más. O podríamos haber aprendido muchísimo, haber tenido una educación excelente y habernos vuelto muy hábiles, pero luego morimos y tenemos que empezar de cero como bebés y aprenderlo todo de nuevo. Qué aburrido. Incluso tenemos que aprender a caminar de nuevo.
[meditación]
Bien, ¿tienen alguna idea que les gustaría compartir?
Participante: Me siento agresivo: “¡Qué fastidio!”.
Dr. Berzin: Esto es lo que decía sobre nuestra respuesta emocional a todo esto: una de las etapas por las que pasamos es sentir ira —"Esto es una tontería. De verdad que no quiero esto"— y sentirnos molestos.
Pero estar molesto significa que hay una ligera perturbación mental. No es una mente tan estable como para salir. Y tener miedo, incluso si es sano, es, creo, un estado mental demasiado duro. Lo mismo ocurre con el asco. Por eso dije que, al menos desde mi punto de vista, uno llega a un estado de aburrimiento, que es un estado mental mucho más tranquilo. “Estoy tan aburrido de esto que voy a hacer algo. Voy a ponerme las pilas y hacer algo al respecto”.
Participante: Pero la agresión tiene la energía: “¡Necesito hacer algo al respecto!”
Dr. Berzin: Aquí es donde se puede usar esta energía agresiva de forma positiva. El problema de usarla para motivarnos a hacer algo es que no siempre nos lleva a pensar con claridad. Es necesario combinar esa energía intensa con calma interior y claridad mental. Es como con las artes marciales: externamente, hay que ser muy agresivo y contundente, pero internamente, para practicar artes marciales correctamente, hay que estar completamente tranquilo y sereno. Esto no es fácil de lograr.
Es lo mismo cuando practicamos tantra con las deidades enérgicas. Nos imaginamos como estas figuras feroces con llamas y colmillos, pisoteando diversas cosas que representan nuestras emociones perturbadoras, nuestro egoísmo, etc. Así, intentamos aprovechar y utilizar una tremenda energía poderosa, pero para realizar esta práctica, debemos basarnos en la comprensión de la vacuidad de todo esto para que, internamente, estemos completamente tranquilos. Esto está muy bien representado por la figura búdica de Yamantaka. Yamantaka es una figura muy fuerte y poderosa en el exterior. En el corazón de Yamantaka está Manjushri, por lo que, internamente, es muy pacífico, tranquilo y claro. Así, intentamos combinar ambos aspectos. Y en el corazón de Manjushri hay una diminuta sílaba que nos mantiene muy, muy concentrados. Así, hay una tremenda energía en el exterior y una claridad y un enfoque absoluto en el interior.
Se necesita un equilibrio entre todas estas cosas. Pero sí, necesitamos una enorme cantidad de energía para superar la pereza de hacer algo con respecto a estar en esta situación samsárica.
Sin embargo, tengan en cuenta que, en este punto, ya tenemos la disciplina para abstenernos de comportamientos destructivos. Ya tenemos el nivel inicial. Así que, aquí, con el nivel intermedio, lo que pensamos va más allá: que incluso con toda esta disciplina, seguimos atados al samsara. La disciplina no es suficiente.
Participante: Eres adicto al samsara.
Dr. Berzin: Somos adictos al samsara.
Participante: Incluso después de haber dejado de actuar de manera destructiva.
Dr. Berzin: Incluso después de haber dejado de involucrarnos en conductas destructivas, somos adictos al samsara.
[6] El sufrimiento de no tener amigos
Ser adicto al samsara es la razón por la que el siguiente sufrimiento, el último en esta lista, el sufrimiento de no tener amigos, es bastante significativo. Somos adictos a tener amigos, a tener a nuestros maestros y a tener un renacimiento humano cómodo y preciado; es decir, a las cosas buenas del samsara. A esas cosas también tendremos que renunciar repetidamente. Tendremos que renunciar a ellas una y otra vez. Puede que nunca volvamos a ver a esas personas. E incluso si las volvemos a ver en una vida futura, la persona que es nuestro amigo ahora podría renacer como un perro o como una mosca que se posa en nuestra nariz. ¿Qué nos hace pensar que seremos grandes amigos, marido y mujer, compañeros de vida o lo que sea en vidas futuras? Como dicen: nacemos solos; morimos solos.
Entonces, esta adicción a las cosas buenas del samsara es algo muy, muy importante de superar porque se basa en la ingenuidad de pensar que siempre podremos mantener estas relaciones, incluso en vidas futuras.
Participante: En el caso de un amigo, ni siquiera depende de nosotros.
Dr. Berzin: Obviamente, el tipo de relación que tendremos con otras personas no depende solo de nosotros; depende también de ellas.
La imagen que Gungtang Rinpoche utiliza en su Entrenamiento para Meditar sobre la Impermanencia es la de las hojas que caen de un árbol y son arrastradas por los vientos del karma. Por un momento, las hojas pueden caer juntas, pero con el tiempo, se separarán.
Aceptar las cosas como son; no tener expectativas
Participante: ¿Acaso afrontar esta situación no sería simplemente cuestión de vivir el presente? Al fin y al cabo, las cosas cambian de todas formas.
Dr. Berzin: Sí, solo podemos vivir en el presente porque ahí es donde estamos.
Participante: Y luego aceptamos el presente sin expectativas.
Dr. Berzin: Eso es exactamente: aceptar el presente sin tener expectativas.
Viajo mucho, enseñando. Es una situación muy buena para aprender esto. Sobre todo antes, cuando viajaba mucho. Cada pocos días, estaba en una ciudad o un país diferente, con gente completamente distinta. Siempre viajaba solo y tenía que integrarme. Tenía que dejar atrás la situación en la que me encontraba y adaptarme a la siguiente. Podían ser situaciones increíblemente distintas: un día estaba en Asia, al día siguiente en Europa, al siguiente en África. Situaciones completamente diferentes, idiomas, costumbres, comidas completamente diferentes...
Participante: Podrías ser muy conocido y exaltado en un lugar y no ser conocido en otro.
Dr. Berzin: Sí, he pasado por eso. En un lugar, la gente viene a pedirme un autógrafo. Firmo libros, salgo en televisión y cosas así. Y luego, en otro, nadie sabe quién soy. La mayoría de la gente no tiene esta experiencia.
Participante: Los cambios ocurren muy rápidamente.
Dr. Berzin: Correcto. Pero ilustra que hay que vivir el presente, aceptar la situación actual, no aferrarse a ella y reconocer su impermanencia.
Participante: Además, cuando uno envejece, el cuerpo ya no es tan divertido como antes.
Dr. Berzin: Es totalmente cierto. Pero a menos que tengamos un cáncer muy doloroso o algo similar, no queremos renunciar a ese cuerpo. Pero incluso con un cáncer doloroso, no hay mucha gente que elija la muerte. Todavía existe el pensamiento: "Quiero conservar este cuerpo y tener buena salud, en lugar de renunciar a él y partir hacia lo desconocido". ¿No creen?
Participante: Sabes que se va a desmoronar. Ya está empezando a desmoronarse. Uno empieza a aceptar que se va a desmoronar.
Dr. Berzin: Bueno, aceptamos que esto va a empeorar cada vez más. Pero ¿de verdad queremos dejar este cuerpo? Ciertamente, todavía estoy muy apegado a él. Y realmente no me entusiasma —suponiendo que renazca como humano— tener que pasar por todo lo ridículo de ser un niño, recibir una educación y pasar por todos los traumas de la adolescencia, etc., antes de poder volver a una etapa en la que pueda hacer algo productivo con mi vida, beneficiando a otros con el trabajo del Dharma. Me parece terriblemente aburrido.
Participante: Así te sientes ahora. Pero cuando estés en ese renacimiento…
Dr. Berzin: Cuando estás ahí, en el nuevo renacimiento, no sabes nada más. Pero debo decir que no disfruté nada de ser niño. Creo que muchos niños quieren ser adultos, quizás solo porque así podrían trasnochar y no tendrían que decirles qué hacer.
Participante: Creo que, si fuera una hormiga en la próxima vida, haría todas las cosas que hacen las hormigas.
Dr. Berzin: Aun así, tendrías que adaptarte a la situación de ser una hormiga. Bueno, eso vendría casi automáticamente como parte de las huellas kármicas de ese renacimiento en particular.
Participante: ¿Me pondría triste? No lo sé. Simplemente estaría haciendo cosas de hormiga.
Dr. Berzin: Creo que, durante un renacimiento como hormiga, probablemente no estarías triste. No serías consciente de ello. Pero si piensas en trabajar hacia la liberación y la iluminación, ciertamente no querrías renacer como hormiga.
Participante: No me gustaría ser una hormiga ahora.
Dr. Berzin: Como hormiga, no podrías hacer mucho.
Participante: Dudo que realmente fuera infeliz siendo una hormiga, una abeja o lo que sea.
Participante: Creo que son demasiado primitivos, en realidad, para estar tristes porque no piensan en sí mismos.
Dr. Berzin: Bueno, tienen miedo.
Participante: Pero es necesario tener conciencia de uno mismo para poder estar triste.
Dr. Berzin: No lo sé. Cuando tenemos miedo, ¿estamos tristes? En cualquier caso, no hay forma de zanjar esta discusión. Simplemente no lo sabemos. No hay forma de medir ni preguntarle a una hormiga si está triste. Pero su vida sin duda está llena de sufrimiento y limitaciones extremas.
Verán, uno atraviesa el lam rim de dos maneras. Una es la forma inicial, sin tener idea de qué sigue; desarrollamos cada nivel de motivación etapa por etapa. La otra es, después de haberlo recorrido todo hasta cierto punto, repasar todas las etapas con la idea de "quiero alcanzar la iluminación para beneficiar a todos". Si tenemos esa motivación, nos damos cuenta de que, si realmente queremos beneficiar a todos, ciertamente no querríamos tener que pasar por todos los traumas del renacimiento y todo el tiempo perdido, básicamente, de ser un bebé, una persona mayor, senil y cosas por el estilo.
Participante: Quizás necesites que un grupo de búsqueda de lamas te busque dos o tres años después de tu muerte. Podrían encontrarte y podrías ingresar en un monasterio.
Dr. Berzin: Pero no hay garantía, ni en mi caso ni en el de nadie, de que volvamos a tener renacimientos humanos valiosos, de que alguien esté interesado en encontrarnos, de que quienes nos buscan tengan éxito y puedan reconocernos correctamente, ni de que, debido a las innumerables huellas kármicas que cada uno de nosotros ha acumulado desde tiempos inmemoriales, la forma en que fuimos criados, etc., tengamos las circunstancias que activen las huellas que nos impulsen a continuar en el camino. Conozco a muchos tulkus que, en alguna vida, no han dedicado su vida a continuar el camino de forma activa.
Participante: Es increíble ¿no?
Dr. Berzin: Es asombroso. Pero que alguien sea un tulku no significa que se haya purificado de todo karma negativo. Aún queda mucho, y aún puede activarse.
Participante: El renacimiento es todo un riesgo.
Dr. Berzin: El renacimiento es un riesgo enorme. Ese es el punto. Ese es el primer punto: la incertidumbre. No hay certeza de qué conjunto de elementos kármicos se activará. Puede haber cosas positivas, pero también muchas negativas. Siempre habrá una combinación. Quizás hayamos aprendido a vivir con lo que tenemos ahora, lo que, para muchos, probablemente nos ha llevado mucho tiempo: aceptar nuestras limitaciones, conocer nuestras fortalezas y ser capaces de trabajar con ellas. Pero antes de que podamos usar nuestras fortalezas productivamente y no dejarnos agobiar por nuestras limitaciones, nuestras deficiencias, tenemos que conocernos realmente a nosotros mismos, aceptar estas cosas y aprender a trabajar con ellas. Eso requiere una enorme madurez y mucho tiempo, además de las circunstancias adecuadas, que quizá no tengamos en el futuro. Esto es lo terrible. Así que, darnos cuenta de eso nos motiva aún más a hacer algo al respecto, algo realmente significativo, en esta vida.
Si hemos reflexionado lo suficiente sobre esto, empezamos a analizar las causas de nuestro sufrimiento. Esto —las verdaderas causas— es lo que vendrá después de analizar el sufrimiento de los humanos, los antidioses y los dioses. Luego, empezamos a adentrarnos en todas las emociones perturbadoras, el no darse cuenta, etc., para ver cómo podemos deshacernos de ellos y evitar activar los potenciales kármicos que ya hemos acumulado y acumular aún más. Ese es el punto. Pero, primero, debemos sentir un profundo hastío por el sufrimiento del renacimiento. Luego, debemos sentirnos totalmente hastiados y aburridos por las emociones perturbadoras que lo perpetúan. Eso no es fácil. Nada de esto es fácil porque tenemos pereza, ingenuidad, etc.
Renuncia – Pasar del hastío al aburrimiento
Participante: Dijiste que estar hastiado no es bueno.
Dr. Berzin: Queremos ir más allá del hastío, pero es una etapa por la que pasamos. Primero, nos enojamos mucho. Luego, nos hastiamos. Y finalmente, nos aburrimos. Entonces, es la combinación de estas cosas lo que nos lleva a hacer algo, yo pienso. Esa, al menos, es mi forma de entenderlo. La connotación emocional del término tibetano para renuncia no es fácil de traducir.
Participante: ¿Cuál es el término tibetano?
Dr. Berzin: Ngejung (nges-'byung) es el término. La mente se vuelve "establecida" o algo así. Es parte de toda esta determinación de salir. Pero ¿cuál es el sentimiento emocional detrás de esto? Esto es lo importante. Creo que, además de tener la fuerza necesaria para hacerlo, tiene que haber cierta calma. Estoy pensando en la perseverancia gozosa, una de las seis perfecciones o actitudes de largo alcance. Con la perseverancia, tenemos un entusiasmo y una fuerza tremendos: "No me voy a rendir". ¿En qué se basa? No se basa en sentir ira y agresión hacia las cosas que queremos superar. En cambio, se basa en disfrutar de superarlas. Y cuanto más libres estemos de ellas, más gozosos nos volvemos.
Hay tres posibilidades, entonces, en cuanto a la enorme fuerza que necesitamos para superar algo. Podría basarse en una energía y una agresividad muy fuertes: "¡Voy a salir de esto! ¡Esto es terrible!". Podría basarse en el aburrimiento, que es un estado mental mucho más tranquilo. O podría basarse en un estado mental más alegre, uno en el que realmente disfrutamos trabajando para superar algo. Así que, creo que es interesante cómo desarrollamos la renuncia.
Justo estaba leyendo unas notas sobre las actitudes de gran alcance que tomé en un curso que Su Santidad impartió en Copenhague. Habló de polos opuestos, como el calor y el frío. A medida que el frío baja, el calor sube. Decía que, en lo que respecta al sufrimiento, debemos oponerle la felicidad, no la felicidad samsárica. Hablaba de esto en términos del tantra: queremos experimentar la gozosa conciencia de la vacuidad en lugar del sufrimiento del no darse cuenta.
Así que, aunque en el nivel intermedio no hablamos de disfrutar de la liberación del samsara, creo que, con el tiempo, ese es el estado mental que debemos desarrollar, en contraposición a un estado mental que, en esencia, sigue siendo infeliz. “No estoy contento con el samsara; por lo tanto, quiero salir”. Piensen en eso: la diferencia entre “No estoy contento con el samsara; quiero salir” y “me alegra la posibilidad del nirvana y quiero salir del samsara”.
La renuncia es compasión dirigida a nosotros mismos
Participante: Un paso intermedio, creo, podría ser tener compasión por nosotros mismos.
Dr. Berzin: Definitivamente. La compasión dirigida a uno mismo es lo que es la renuncia. La renuncia, la determinación de ser libre, dirigida a los demás es compasión. Ahora bien, es interesante que no pensemos en la renuncia como una dimensión de la compasión. Pero tienes toda la razón. Si la compasión es renuncia dirigida a los demás, entonces la renuncia es compasión dirigida a uno mismo. ¿No es así?
Pensemos en lo que eso podría significar. Y no significa tratarnos como bebés ni consentirnos. Para nada.
[meditación]
Lo principal que me viene a la mente al pensar en esto es que es fundamental no ser dualista: “Yo siento compasión por mí mismo”, como si hubiera dos “yos”. Así como nuestra compasión por los demás no puede ser dualista: pensar que hay un “yo” separado y sólido aquí y un “tú” separado y sólido allá por los que siento compasión. De igual manera, cuando se dirige hacia nosotros mismos, no puede ser dualista. Y eso no es fácil de desarrollar.
Participante: Lo mejor sería encontrar una salida a esta situación.
Dr. Berzin: Exactamente. En otras palabras, uno simplemente añade renuncia a toda la experiencia momento a momento de las cosas, y tiene a la bondad como tono subyacente, en lugar de la ira —“¡Cómo pude ser tan estúpido! ¡Cómo pude ser tan perezoso!”, etc.—, pero sin que esa bondad se dirija de forma dualista a un pobre y sufriente “yo” que reside en mi cabeza.