Lam-rim 60: El sufrimiento de encontrarnos con lo que no nos gusta

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Repaso

Recorremos estas etapas graduales, analizando y trabajando con cada una de ellas, punto por punto. Se trata de diferentes maneras de pensar y comprender, diferentes perspectivas y actitudes que, en conjunto, actúan como vías para alcanzar los tres niveles de metas espirituales en el camino budista: las metas inicial, intermedia y avanzada. Estas son, en primer lugar, alcanzar uno de los mejores renacimientos, en concreto un preciado renacimiento humano; luego, liberarse por completo de los renacimientos incontrolablemente recurrentes; y, finalmente, alcanzar el estado iluminado de un buda. 

Dos maneras de acercarse al Lam-Rim

Hemos hablado de dos maneras de superar estas etapas. Una es hacerlo sin saber qué nos espera. En ese caso, nuestra motivación se amplía cada vez más a medida que avanzamos en este entrenamiento espiritual. Primero, pensamos más allá de esta vida, en las vidas futuras. Luego, considerando lo horrible que será cualquier renacimiento en cuanto a los sufrimientos que conlleva, pensamos en cómo liberarnos de él. Finalmente, pensamos en cómo liberar y ayudar a todos los que se encuentran en la misma situación. 

Una segunda vía, que supongo es la que he estado enfatizando, es, tras haber superado estas etapas, al menos superficialmente, volver a recorrerlas con el objetivo final de alcanzar el estado iluminado de un buda. De esta manera, desarrollamos cada una de las etapas anteriores como peldaños, teniendo presente ese objetivo final. 

Así que, en cuanto al nivel inicial, pensaríamos: “Si de verdad quiero ayudar a los demás, hacerlo solo en esta vida no es suficiente. Si renazco como un insecto o algo similar, y me tomará eones obtener un preciado renacimiento humano de nuevo, ¿cómo podré ayudar a los demás? Sería terrible, así que tengo que seguir obteniendo preciados renacimientos humanos para poder seguir ayudando a los demás de una forma u otra”. 

En cuanto al nivel intermedio, pensaríamos: “Si realmente quiero ayudar a los demás, necesito superar las limitaciones del renacimiento habitual, incontrolablemente recurrente, y todos los factores que lo acompañan y lo perpetúan”. ¿Qué conlleva? Son todos los impulsos kármicos que conducen a todo tipo de situaciones difíciles y limitaciones, como ser un bebé, ser una persona senil, una persona mayor, enfermarse, etc., y experimentar cambios de humor, altibajos, emociones perturbadoras, enojarse con la gente, apegarse a ella, ser perezoso, no poder concentrarse y, básicamente, aferrarse al yo como si fuera maravilloso u horrible, y a ti como si sufrieras terriblemente, etc., y, por lo tanto, convertir todo en una existencia sólida. Si hacemos eso, ¿cómo podemos realmente ayudar a los demás? En realidad, tendremos muchas limitaciones. Por lo tanto, queremos alcanzar la liberación para ayudar a los demás. 

En última instancia, pensamos en cómo podemos realmente saber cómo ayudar mejor a los demás. Para ello, debemos alcanzar el estado iluminado de un buda. Así que, en el nivel avanzado, inicialmente, por supuesto, debemos trabajar para cambiar nuestro enfoque, de nosotros mismos a los demás, pero eso no es suficiente. Tenemos que alcanzar la bodichita, que es el anhelo por la iluminación. ¿Por qué queremos alcanzar la iluminación? Queremos alcanzarla porque entonces sabremos realmente cómo ayudar a los demás; de lo contrario, simplemente andaremos a tientas, por así decirlo. 

Así que vamos motivándonos, paso a paso, de esta manera. 

Nivel inicial

Comenzamos con el nivel inicial, observando el preciado renacimiento humano y valorando que estamos temporalmente libres de los peores estados que nos impedirían cualquier tipo de desarrollo espiritual. En cambio, nuestra vida está llena de factores y oportunidades maravillosas y enriquecedoras para desarrollarnos espiritualmente. 

Lo que quería mencionar, ya que lo tengo muy presente, es que ayer mi tía de 99 años falleció de neumonía. Era muy cercano a ella. Era una mujer increíble. Se llamaba Bell Bernstein. La última vez que hablé con ella fue una semana antes de su fallecimiento. Después de eso, se mostró bastante incoherente. Pero la última vez que hablé con ella, estaba hospitalizada con neumonía. Me dijo: “En el poco tiempo que me queda, me gustaría hacer algo significativo y útil con mi vida”. Me pareció increíblemente inspirador. Así que, en cuanto a la actitud que debemos tener ante un preciado renacimiento humano, creo que esto lo ejemplifica a la perfección. Para cumplir su deseo de hacer algo significativo y útil, comparto esta historia porque a mí parece muy inspiradora, y quizás también pueda inspirar a otros. 

Aquí estaba una mujer que se dedicó por completo a ayudar a los demás tanto como pudo durante su vida, e incluso en su lecho de muerte, aún albergaba el fuerte deseo de hacer algo significativo y beneficioso para los demás. Así que, esta es la actitud que deberíamos tener, que necesitamos tener, sobre este preciado renacimiento humano: que, sin importar cuánto tiempo nos quede, queremos aprovecharlo, aprovecharlo bien, aprovecharlo significativamente. 

Vimos que las causas para alcanzar un preciado renacimiento humano son la disciplina ética, que implica principalmente refrenarse de comportamientos destructivos, y las actitudes de largo alcance, a saber, ser generoso, paciente, disciplinado, tener perseverancia, concentración y darse cuenta que discrimina. También, por supuesto, necesitamos hacer plegarias; debemos desear o querer alcanzar preciados renacimientos humanos para que, en cierto sentido, nuestro continuo mental "vaya" en esa dirección. Vimos que es muy, muy raro tener un preciado renacimiento humano. Es mucho más raro que simplemente tener un renacimiento humano. La mayoría de los humanos no están interesados en el desarrollo espiritual ni siquiera consideran la posibilidad de hacerlo.

También vimos que este preciado renacimiento humano terminará. Eso es seguro. Nunca sabemos cuándo terminará; la muerte puede llegar en cualquier momento. Lo único que nos ayudará son los hábitos beneficiosos que hemos desarrollado en nuestro continuo mental en términos del Dharma. "Medidas preventivas" es lo que Dharma significa. Significa hacer algo que evite que las cosas empeoren o surjan problemas. Esto se refiere a nuestra práctica espiritual budista, aunque, obviamente, ser amable, cariñoso, etc., incluso sin saber específicamente sobre el budismo, también es de gran beneficio, como en el caso de mi tía. Eso es lo único que nos consolará o ayudará: saber que hemos desarrollado hábitos beneficiosos que pueden llevarnos a un futuro cada vez mejor después de morir.

Vimos que, si no hemos tomado estas medidas preventivas o no las hemos hecho en la cantidad suficiente, podríamos anticipar uno de los peores tipos de renacimiento. Analizamos los sufrimientos y los inconvenientes de estos. En el budismo, hablamos de muchos reinos diferentes de seres donde nuestro continuo mental experimentaría mucho más sufrimiento que el actual, tanto a nivel físico como mental. Así, analizamos a los seres atrapados en los reinos sin alegría, los llamados reinos infernales. Analizamos cómo sería ser un fantasma aferrado, un espíritu siempre frustrado, incapaz de conseguir comida, bebida o lo que desea: estos llamados espíritus hambrientos. Y analizamos cómo sería ser un animal, siendo perseguido, no solo por humanos, sino por todo tipo de animales más grandes, y sin poder hacer mucho por nosotros mismos.

Entonces vimos que hay una manera de evitarlo: temerle sanamente a este tipo de futuro. "Sanamente" significa que realmente no lo deseamos, pero que tampoco nos sentimos impotentes ni desesperanzados porque vemos que hay una manera de evitarlo. 

Luego, revisamos las Tres Joyas del Refugio e intentamos orientar nuestra vida en esa dirección segura. De estas tres Joyas, la principal es el Dharma. El Buda dijo: “Que el Dharma sea tu guía después de mi fallecimiento”. Aquí, el Dharma se refiere no solo a las enseñanzas, que son Dharma en un nivel relativo, sino también, en un nivel más profundo, a los logros que se obtienen de ellas. Estos son básicamente la verdadera detención de todos nuestros oscurecimientos —karma, emociones perturbadoras, ignorancia o no darse cuenta, etc.— y las verdaderas mentes que son el camino, las comprensiones que traerán las verdaderas detenciones y que resultarán de ellas. 

Estas verdaderas detenciones y mentes que son el camino deben ocurrir en el continuo mental de alguien. Ocurren plenamente en el continuo mental de los budas. Son ellos quienes revelan o muestran esto no solo en sus enseñanzas, sino también en su propia forma de ser; por lo tanto, existe el refugio del Buda. Luego está la Sangha, que se refiere a la Sangha Arya, los seres altamente realizados que han alcanzado estas verdaderas detenciones y mentes que son el camino en parte. Ellos también nos muestran el camino.

Vimos que, inicialmente, para avanzar en esta dirección, lo principal es evitar la causa primaria de los peores renacimientos, que es el comportamiento destructivo. Esto significa que, cuando surge el impulso o la sensación de querer actuar de forma destructiva, utilizamos la discriminación para ver que esto sería perjudicial no solo para los demás (nunca sabemos si será perjudicial para los demás o no; no podemos predecir las consecuencias de nuestro comportamiento), sino también para nosotros mismos. En otras palabras, vemos que sería autodestructivo. 

Al haber discriminado de esa manera, usamos la autodisciplina, la autodisciplina ética, que básicamente significa contenernos; nos refrenamos de actuar de esa manera. Necesitamos hacerlo con perseverancia, con una perseverancia gozosa, lo que significa perseverar, no rendirnos y disfrutar haciéndolo porque vemos que nos beneficiará, que nos ayudará. Esto es muy importante. 

También necesitamos ser pacientes, pacientes ante las dificultades, porque a veces queremos actuar de forma destructiva, como aplastar un mosquito, por usar un ejemplo clásico. Podría ser mucho más complicado colocar un mosquitero o atrapar el mosquito sin matarlo —lo cual no es tan fácil— y expulsarlo de la habitación. Pero debemos ser pacientes y no actuar de forma instantánea. 

Y, por supuesto, necesitamos ser generosos, generosos en el sentido de salvar la vida de este ser que quizás fue nuestra madre en una vida anterior. Así, al practicar cualquier nivel del camino del lam rim, siempre podemos aplicar las seis actitudes de largo alcance. Y, obviamente, la concentración también es fundamental. Necesitamos concentración incluso para ser conscientes de que sentimos deseos de hacer algo destructivo, de modo que podamos controlarnos antes de hacerlo.

Luego tenemos todas las enseñanzas sobre el karma. Las analizamos con bastante detalle. 

Nivel intermedio

En el nivel intermedio, analizamos cómo serían nuestras situaciones incluso si logramos mejores renacimientos. Hemos tomado algunas medidas para evitar peores renacimientos, pero obviamente no podremos evitarlos por completo hasta que alcancemos una etapa muy avanzada. Así que no debemos ser ingenuos al respecto. No podremos evitarlos por completo hasta que hayamos alcanzado una combinación de shámata y vipáshana, que es una mente tranquila y estable, acompañada de una sensación de gozo, junto con un estado mental excepcionalmente perceptivo enfocado en las cuatro verdades nobles: el verdadero sufrimiento, las verdaderas causas del sufrimiento, la verdadera detención del sufrimiento y la verdadera mente que es el camino, que es la verdadera comprensión de la vacuidad, etc., que producirán dicha detención. No solo necesitamos ser capaces de tener esa concentración total con ese estado mental combinado de shámata y vipáshana durante cuatro horas seguidas sin ningún problema, sino que también necesitamos tenerlo en nuestros sueños. Cuando alcanzamos ese estado, podemos estar seguros de que no tendremos peores renacimientos. Esta es la tercera de las cuatro etapas del llamado camino de preparación, la mente que es el camino de aplicación, en la que aplicamos shámata y vipáshana de forma conceptual. 

En cualquier caso, refrenarnos de comportamientos destructivos puede brindarnos un respiro temporal de peores renacimientos, pero es solo el comienzo. Sin embargo, es un comienzo muy importante y necesario. Es algo que sin duda debemos seguir haciendo si queremos beneficiar a alguien, porque al actuar de forma autodestructiva, disminuimos nuestra capacidad de ayudar a los demás. Y también podríamos hacerles daño. Y aunque deseamos alcanzar estos estados superiores, en particular los preciados renacimientos humanos, para usarlos como trampolines, es importante que no nos apeguemos a ellos. 

Como hemos explicado en detalle, si nos hemos convertido en seres liberados y queremos seguir ayudando a los demás, podemos hacerlo en una tierra pura o con preciados renacimientos humanos. Si bien los budas pueden ayudar a otros en forma de puente, animal o lo que sea, en un plano más práctico, ayudar a los demás sería, para nosotros, como seres humanos. Por lo tanto, queremos seguir con preciados renacimientos humanos, pero en un estado liberado, en el que no experimentamos ningún tipo de sufrimiento ni estemos a merced de los vientos del karma, que nos arrastran de un lado a otro, y en el que nos suceden todo tipo de cosas que no deseamos. 

El sufrimiento de los humanos (continuación)

Hemos analizado los sufrimientos generales o los inconvenientes del samsara, y ahora analizamos las deficiencias del renacimiento humano. Hemos pasado por los sufrimientos del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. La última vez, hablamos del sufrimiento de estar separados de lo que amamos. 

El sufrimiento de encontrarse con lo que no nos gusta

El siguiente sufrimiento es el de encontrarnos con lo que no nos gusta. Creo que es bastante similar al sufrimiento de separarnos de lo que nos gusta. Es justo lo contrario. Lo que discutimos la última vez es por qué nos gustan ciertas cosas. El mismo análisis se aplica a por qué no nos gustan ciertas cosas. ¿Qué nos desagradan y por qué no nos gustan? ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué nos sentimos infelices cuando ocurren estas cosas? 

Participante: Es como dijimos antes: la razón no depende de si lo que nos gusta o no nos gusta es bueno o malo. Por ejemplo, podemos sufrir al dejar una droga a la que somos adictos. Nos beneficia no tenerla, pero sufrimos por no tenerla.

Dr. Berzin: Lo que nos gusta puede ser bueno o malo. También podríamos estar separados de nuestro maestro espiritual. Estar con un maestro espiritual sería muy beneficioso, pero sufriríamos si nos separamos de él o ella. Por lo tanto, hay dos factores aquí: uno es simplemente estar separados, y el otro es si experimentamos o no infelicidad. El simple hecho de estar separados, por sí solo, no nos trae necesariamente infelicidad. Creo que esto es lo importante. No es que cuando nos liberemos, siempre tendremos lo que nos gusta y deseamos. 

Participante: Recuerdo que una de las cosas que dijimos es que somos felices porque pensamos que necesitamos esta cosa para ser felices y que una forma de lidiar con el hecho de estar separados de ella es reconocer que en realidad no necesitamos esta cosa para ser felices.

Dr. Berzin: Lo que comentamos la última vez también es relevante: nos sentimos infelices cuando nos privamos de lo que nos gusta o deseamos porque creemos que lo necesitamos, aunque quizás no sea así. Pero hay cosas que sí necesitamos, como el contacto social, la comida, el aire, el agua, etc. Este punto también se mencionó la última vez.

¿Por qué siempre estaremos separados de lo que nos gusta?

Me gustaría que nos enfoquemos en separarnos de algo que nos gusta. ¿Por qué, pase lo que pase, nos separamos de lo que nos gusta? ¿Cuál es la razón? 

Impermanencia

Participante: Es porque todo lo que está hecho de partes llegará a su fin.

Dr. Berzin: La impermanencia, básicamente: todo lo que surge de causas y condiciones dejará de existir cuando esas causas y condiciones ya no estén allí para sostenerlo. 

Participante: Entonces, la cosa o la persona de la que me separo fue una de las razones por las que me sentía feliz o cómodo. Así que, cuando me separo, la razón para sentirme feliz desaparece.

Dr. Berzin: Entonces, cuando estabas con esas personas, te generaban felicidad, pero cuando ya no están, te sientes infeliz porque no tienes esa fuente de felicidad. Pero, claro, esa felicidad es el sufrimiento del cambio.

Participante: Aun así, había una razón para sentirse feliz, y ahora ya no está.

Dr. Berzin: ¿Había una razón para sentirse feliz? Bueno, sí. Pero quizás no te sentiste feliz cada segundo que estuviste con esa persona. Probablemente no. Eso también es algo muy importante que analizar: ¿Cuál es la causa de sentirse feliz? ¿Es estar con otra persona? ¡No! 

Desde una perspectiva budista, la causa de la felicidad es el comportamiento constructivo previo. Estar con esta persona simplemente creó las condiciones para que los potenciales kármicos de sentirse felices maduraran. Sin embargo, estar con esta persona no necesariamente actúa como una circunstancia para que otros se sientan felices. Además, estar con esta persona no siempre actúa como una circunstancia para que maduren los potenciales de sentirse feliz. Y además, muchas, muchas otras cosas suceden en nuestra vida. Estas también actúan como circunstancias para que maduren los potenciales de sentirse feliz o infeliz. Por lo tanto, es fundamental deconstruir la sensación de que “estar con esta persona me hace feliz”. Piénsenlo. 

[meditación]

De hecho, estar con cierta persona puede, a veces, actuar como una circunstancia para sentirnos felices. No lo negamos. Sin embargo, no siempre será así. Además, hay otras cosas que suceden en nuestra vida. 

[meditación]

Es muy importante entender esto, sobre todo si creemos en el mito de que conoceremos a la persona perfecta, el príncipe o la princesa sobre un caballo blanco, y viviremos felices para siempre. Es un mito que realmente necesita ser deconstruido, es decir, destruido, porque tal cosa no existe. 

Participante: O pensamos que seremos felices solo cuando tengamos el próximo trabajo o lo que sea.

Dr. Berzin: Así es, o la casa perfecta, el coche nuevo, el último aparato electrónico.

Participante: Pero, aun así, lo que pienso racionalmente es una cosa; cómo me comporto es otra. Mi comportamiento es: “Si este chocolate me hizo feliz ayer, me hará feliz de nuevo si lo como ahora”. Así que lo tomo.

Dr. Berzin: Aquí tenemos un desfase temporal. Ayer comí un chocolate y actuó como una circunstancia para que la felicidad madurara. Y como concibo el chocolate como una verdadera causa de felicidad, creo que si como otro chocolate hoy, seguirá actuando como una verdadera causa de felicidad. Es lo mismo con encontrarme con un amigo o estar con mi pareja: creo que es la verdadera causa de mi felicidad. Ahora bien, quizás haya algunos factores hormonales que nos hagan sentir bien. Pero estos tampoco perduran.

Participante: Si lo piensas, también es tu cuerpo. No es la otra persona la que te hace sentir de cierta manera: es una sustancia química en tu cuerpo.

Dr. Berzin: Es una sustancia química del cuerpo que causa cierta sensación física y la sensación mental asociada. Es cierto. 

Pero hay un punto que quiero destacar, y que no quiero olvidar. Regresa a nuestro tema: separarnos de lo que nos gusta. ¿Por qué nos separamos de las personas que nos agradan? Profundicemos un poco más en la impermanencia. ¿Por qué es así?

“Vientos del Karma”

Participante: Es debido al karma.

Dr. Berzin: La maduración del karma, sí, eso es. 

Entonces, ¿qué nos unió? Fue una especie de "viento del karma" (las-kyi rlung), por usar la imagen del tantra. Un viento de karma que maduraba desde su propio lado y desde el nuestro es lo que nos unió.

Ahora bien, ¿qué causa esta impermanencia? Cuando la causa de nuestra unión ya no está presente, ya no está actuando, no tendremos el efecto. Así, ciertos vientos del karma nos unieron inicialmente, pero luego madurarán otros vientos del karma, tanto para esta persona como para nosotros. No es que el karma inicial que nos unió siga madurando una y otra vez. Ahora bien, ciertos potenciales kármicos maduran una y otra vez, pero también hay otros potenciales kármicos presentes. Hay otras cosas sucediendo en la vida de la otra persona y otras cosas sucediendo en nuestra vida; por lo tanto, impermanencia: nos separaremos

Gungtang Rinpoche usa una imagen muy hermosa. La de las hojas mecidas por el viento. A veces, el viento las une, pero otras veces, las separa. Solo estamos juntos un rato. 

Me gusta esta imagen de los vientos del karma que afectan a todos nuestros conocidos. ¿Qué vientos del karma los afectan, incluso a nuestra propia esposa o esposo? Bueno, está su familia y todos los vientos del karma que los llevan en esta o aquella dirección debido a lo que sucede en su familia. Incluso si quisiera unirme a esta otra persona y dejarme llevar por el viento con ella, experimentando también todo lo que sucede con su familia, seguirían ocurriendo otras cosas en mi familia. Además, ellos tienen su trabajo, y yo tengo el mío. Todo nos lleva constantemente en direcciones diferentes. A esta persona le gusta esto o aquello. A mí me gusta volar en avión; a esta persona no. Entonces, tenemos que llegar a un acuerdo. Bueno, ¿voy a seguir con ellos? ¿Voy a seguir solo? Nuestros gustos son diferentes. Los gustos de cualesquiera dos personas son diferentes. Por eso, nos separaremos de lo que nos gusta. Esto es solo parte de la naturaleza de las cosas.

¿Podemos evitar el sufrimiento cuando nos separamos de lo que nos gusta?

La pregunta es: ¿tenemos que sufrir necesariamente cuando nos separan de lo que nos gusta? De ese sufrimiento hablamos: de sentirnos infelices por estar separados. El problema no es tanto el hecho de estar separados. Eso siempre va a pasar. El problema es cómo vemos las cosas. ¿Percibimos mal lo que tanto nos gusta? ¿Y concebimos mal el hecho de que tendremos que separarnos, lo que luego causa que suframos o experimentemos infelicidad?

Así que, primero que nada, piensen en los vientos del karma que nos llevan a todos en diferentes direcciones. Realmente intenten trabajar con esa imagen.

Verán, estos vientos del karma no son como el continuo mental. Este continuo cambia de un momento a otro, pero lo que lo sostiene —la causa y la circunstancia que lo originó— es el momento previo de conciencia. Por eso, no tiene fin. Así pues, hay fenómenos cambiantes e impermanentes que perduran eternamente porque lo que los genera se renueva constantemente. Pero ese no es el caso de las cosas que nos gustan. Ya no son nuevas: nos gustaban porque eran nuevas. Eran el último modelo. Ahora, un año después, ya no lo son; por lo tanto, lo que las hacía tan emocionantes e interesantes ya no existe. Podemos pensar en muchos ejemplos similares. 

Entonces, primero, pensemos en estos vientos del karma que soplan a todos en diferentes direcciones y, luego, cómo podemos evitar sentirnos infelices por eso. 

[meditación]

Bien, ¿cómo evitamos sentirnos infelices por el hecho de que, debido a nuestro karma, todos vamos en direcciones diferentes?

Participante: Creo que cómo evitar la infelicidad podría no ser la pregunta. Nos sentiremos infelices por las muchas maneras en que nos aferramos a lo que nos gusta. Debido a ese apego, maduran los potenciales kármicos para sentirnos infelices. Pero tal vez, cuando el potencial de experimentar infelicidad madure de nuevo, la idea sería afrontarlo de otra manera, por ejemplo, siendo más positivos. Es como siempre dices: no le des tanta importancia a la infelicidad. 

Dr. Berzin: Entonces, dado que nos vamos a sentir infelices porque aún tenemos el potencial kármico para sentirnos infelices, lo que podemos hacer provisionalmente cuando nos encontramos en una situación en la que surge la infelicidad es no darle demasiada importancia. "Bueno. Me siento infeliz. ¿Qué hay de nuevo? No es para tanto, y pasará". O podemos ver el lado positivo. Como dijimos antes, siempre hay cosas positivas ahora y otras cosas que pueden suceder en nuestra vida, etc. 

Sin embargo, a un nivel más profundo, lo que necesitamos hacer es aceptar la realidad de la situación. Si la aceptamos, no nos sentiremos tan infelices. Y todo esto nos lleva a la idea de: “Tengo que alcanzar la liberación para liberarme de estos potenciales kármicos que me hacen sentir infeliz”. A eso nos lleva todo esto. ¿Y cómo nos deshacemos de esos potenciales? Aceptando la realidad, viendo la realidad; en otras palabras, enfocándonos en la vacuidad de todas estas cosas, viendo que no existen sólidamente como creemos y superando nuestra consideración errónea de lo impermanente como permanente. 

Además, lo que quiero señalar, por ser tan común, es la futilidad, la inutilidad, de pensar: "Quiero que esta persona vaya en 'mi viaje'" —para usar el inglés coloquial, es decir, que queremos que forme parte de nuestra vida y haga todo lo que hacemos— o "Quiero ir al viaje de esa persona y ser parte de todo lo que haga", o "Haremos que sea nuestro viaje". ¿Por qué son todas esas cosas inútiles, imposibles? 

Participante: ¿Cada uno tiene su propio karma?

Dr. Berzin: Cada uno tiene su propio karma. Así es. "Quiero que alguien sea mi compañero y compartiremos todo lo que hacemos". Pero incluso si hiciéramos todo igual juntos, nuestros sentimientos, gustos y deseos serían diferentes. No hay forma de que podamos fusionarnos con otra persona, aunque, a menudo, nos gustaría hacerlo. 

Pareces un poco confundido.

Participante: Preguntaste cómo podemos evitar la infelicidad al separarnos de alguien que nos gusta. Pero, si lo pienso bien, es algo que no quiero evitar. Es algo con lo que tengo muchos problemas en el budismo.

Dr. Berzin: Entonces, ¿quieres sentirte infeliz?

Participante: No es que quiera volverme loco de infelicidad.

Dr. Berzin: No quieres volverte loco de tristeza, pero podrías decir que es saludable sentirse triste, como en el caso de mi tía, que acaba de fallecer. Es saludable llorar y sentirse triste.

Participante: Bueno, entonces está bien. Lo entendí mal.

Dr. Berzin: Por eso es relevante lo que dijo Andreas. A nivel provisional, nos damos cuenta de que, bueno, la infelicidad está por llegar. No le damos mucha importancia. Aún tenemos el potencial kármico para experimentar la infelicidad, y aquí hay una circunstancia para que madure; en mi caso, fue la muerte de alguien muy cercano y a quien amaba mucho. No le doy mucha importancia. No tengo que azotarme ni arrancarme el pelo. Pero claro, es triste. Así que, si nos sentimos tristes, nos sentimos tristes.

¿Es inhumano no sentir tristeza cuando muere un ser querido? ¿Qué significa ser humano?

Participante: Pero la tristeza no es solo temporal. Entonces, me pregunto: ¿de verdad aspiro a un estado en el que no me sentiría infeliz ni triste si alguien a quien quería falleciera? Y pienso que no. Entonces dejaría de sentirme humana. 

Dr. Berzin: ¡Ah! Tienes un buen punto. Dices que si no te sintieras triste cuando alguien cercano falleciera, no te sentirías humano. 

Bueno, cuando anhelamos la liberación, ¿buscamos sentirnos humanos? ¿O buscamos ir más allá de sentirnos humanos? Es un punto muy interesante, ¿verdad? Convertirse en un ser liberado o un buda significa ir más allá de la biología, de ser humano. Hemos estado hablando de todo el sufrimiento humano. Entonces, ¿cuál es el punto? Es que no queremos ser humanos comunes. Bueno, ¿es ese un objetivo al que realmente nos gustaría aspirar? Dices que no, que no te gustaría. Bien. Por eso debemos analizar los inconvenientes de ser humano y experimentar una vida humana, incluso si es una vida humana valiosa. Y aunque desearíamos el vehículo de una vida humana valiosa para poder ayudar a los demás, ¿querríamos los inconvenientes que normalmente conlleva, o podríamos tenerla sin ellas? 

Este es un punto difícil. De verdad que lo es. ¿Sentirse humano se trata de tener apego? Obviamente, eso depende de lo que signifique sentirse humano. Recuerdo algo que dijo mi tío. Dijo que, sin todos los altibajos, la vida no sería interesante, que lo que la hace interesante son los altibajos. ¿Es esto lo que llamaríamos una consideración incorrecta? ¿Qué es? Estos son los verdaderos y esenciales problemas que debemos abordar si vamos a trabajar con el nivel intermedio. ¿De verdad queremos la liberación auténtica? La liberación auténtica no es algo ligero, en absoluto. Que sea posible o no, es otra cuestión.

Participante: Entonces, ser un ser liberado no debe confundirse con ser un robot insensible.

Dr. Berzin: ¡Ah, muy bien! Ser liberado no significa ser un robot insensible. 

Participante: ¿Cuál sería la diferencia entonces?

Dr. Berzin: ¿Cómo reaccionaríamos ante la muerte de alguien si fuéramos seres liberados? Bueno, recuerdo estar con Su Santidad el Dalai Lama cuando falleció su madre. Su Santidad estaba impartiendo una enseñanza en Bodh Gaya y anunció que acababa de enterarse del fallecimiento de su madre. Pidió a todos los presentes que recitaran OM MANI PADME HUM y sintieran compasión por su madre en el bardo. Así que todos los presentes —no recuerdo cuánto tiempo, quizá cinco minutos o algo así— recitaron OM MANI PADME HUM. ¿Se sintió triste Su Santidad? No lo sé. Pero desde luego no se tomó un tiempo para lamentarse. No canceló la enseñanza. 

Es algo interesante, supongo, y algo que puedo compartir —me gusta compartir mis propias experiencias—, así es como reaccioné ante la muerte de mi tía. Como mencioné, era muy cercano a mi tía. Hablaba con ella cada semana. Fue como una madre sustituta después de la muerte de mi madre. Mi madre falleció hace quince años. Mi tía era una mujer extraordinaria. Sabía que se estaba muriendo y que durante los dos últimos años de su vida había deseado morir. Su calidad de vida en la residencia donde vivía era pésima. Tuvo la suerte de vivir hasta los 97 años con mi tío, quien tenía 98 cuando falleció. Vivían en su propia casa, aunque recibían ayuda con la limpieza. Fue extraordinario. Pero después de que mi tío falleciera y ella ya no pudiera valerse por sí misma, ingresó en una residencia. Su calidad de vida empeoró muchísimo. Se aburría muchísimo en esa residencia. Era una mujer muy despierta.

En fin, murió. Había deseado morir; ya no podía más. Contrajo neumonía y fue hospitalizada. No tenía ganas de comer, beber ni hacer nada, ni podía. Era evidente que estaba a punto de morir. Así que falleció. Me enteré ayer por la mañana por correo electrónico. ¿Qué hice? Bueno, me sentí triste, pero tengo mi trabajo. Estos días estoy corrigiendo la ortografía de nombres chinos, tibetanos y sánscritos en urdu. Tenemos una sección en urdu en mi sitio web y hay muchísimas inconsistencias y errores ortográficos. Nadie más puede hacer este trabajo, así que tengo que hacerlo yo. Es un trabajo bastante tedioso. Empecé a hacerlo, pero mi mente seguía yendo a mi tía y a mis recuerdos de ella. Lo que suelo hacer cuando pienso en ella es recitar OM MANI PADME HUM mentalmente y enviarle pensamientos de amor y de "que no tengas miedo", con relación a lo que está sucediendo. Esto lo aprendí de la experiencia del fallecimiento de mi madre: es fundamental no considerar a la persona como un continuo mental impersonal, etiquetada mentalmente como "mi tía", y que ahora está evolucionando hacia algo más. Es mucho mejor, durante el período del bardo, considerar a la persona en términos de su identidad anterior y relacionarse con ella de esa manera, si uno realmente cree en la existencia del bardo. 

Como mi mente seguía pensando en mi tía, decidí que no estaba lo suficientemente concentrado como para seguir con la ortografía del urdu. Así que, como necesitaba cocinar (no tenía comida, y tengo la costumbre de cocinar una olla enorme que me dura semanas, y luego congelo porciones), decidí que esta sería la oportunidad perfecta para ir a comprar comida y pasar el resto de la mañana cortando verduras y cocinando. Mientras tanto, podría pensar en mi tía, recitar mantras y demás. No tendría que estar tan concentrado como cuando trabajo con la ortografía del urdu. Para cuando terminé, prácticamente había asimilado la muerte de mi tía y ya no me sentía triste. No puedo decir que me sintiera muy triste cuando supe que había muerto, porque sabía cuánto había deseado morir y lo horrible que había sido su calidad de vida. Así que, en cierto sentido, me alegré por ella.

No enfocarse en el “yo” ni en “mi pérdida”

Pero, ¿qué es triste? Uno piensa: "¿Qué es triste?". Así que lo analicé. Soy budista, así que analizo. ¿Por qué me sentiría triste? Me sentiría triste por mi pérdida. Eso es aferrarse al yo y pensar en . No es pensar en ella; es pensar en mí y en mi pérdida. "Oh, ya no tengo a mi tía. Ya no queda nadie de la generación de mi madre. Los de mi generación son los mayores, y uno de ellos, un primo, ya falleció. Así que somos los siguientes. Tampoco puedo usar su casa...". Solía quedarme en su casa cuando fui a Estados Unidos. Hay todo tipo de cosas, pero todas se centran en el yo. Entonces, si no me aferrara a mismo en términos de mi pérdida, al estar separado de lo que me gusta, no sufriría. No sufriría porque no estaría enfocado en mi pérdida. 

Creo que esta es la fuente del sufrimiento de estar separado de lo que nos gusta. Es el aferramiento al "yo". "Pobre de mí, mi pérdida". Bueno, no soy un ser liberado, así que siento un poco de sufrimiento, un poco de tristeza. Pero no es tan fuerte porque, en lugar de enfocarme en mi pérdida, me enfoco en lo que podría ayudar a mi tía en el bardo y pienso en cuánta inspiración he recibido de ella, de su ejemplo. 

Así que pensamos en cuánto hemos obtenido de la persona en lugar de en lo que hemos perdido. Claro que perdemos. Perdí a mi tía. Pero no he perdido lo que obtuve de ella, a menos que tenga una idea errónea, pensando que lo que obtuve se pierde porque ella no sigue dándomelo. Pero ella sí continúa dándome inspiración. ¿Por qué? Porque la causa ya no existe en el momento del efecto. Así que, claro, ahora estoy experimentando el efecto: la inspiración. ¿Tiene que seguir haciendo algo para seguir inspirándome? Bueno, quizá hubiera hecho cosas nuevas que me hubieran inspirado, pero las cosas que hizo antes eran muy inspiradoras. 

Así es como he estado lidiando con la pérdida. Entonces, ¿eso no es ser humano? 

Participante: Supongo que aún no estás liberado.

Dr. Berzin: Ciertamente, todavía no estoy liberado.

Participante: Entonces, la forma en que lo afrontas suena bien.

Dr. Berzin: Me tomé la mañana para hacer duelo, pero no para hacer duelo arrancándome el pelo, llorando en la cama y cosas así.

Participante: Creo que eso es más fácil, porque ella ya era mayor y quería morir. Y tú estabas preparado. Pero pienso en la gente que lo pasa muy mal; por ejemplo, cuando una madre pierde a un hijo en un accidente.

Dr. Berzin: Es mucho más difícil. Sí, tienes toda la razón. Este fue un ejemplo fácil porque ella tenía 99 años, estaba enferma y quería morir. Tenía una calidad de vida pésima a esa edad. Pero como dices, cuando una madre pierde repentinamente a un hijo, o algo así, es mucho más difícil. 

Pienso en otro ejemplo. Hace un año y medio, falleció mi gran amigo Alan Turner. Tenía 55 años. Gozaba de perfecta salud. Se estaba duchando y sufrió un infarto. Cayó muerto en la ducha, sin más. Fue un shock aún mayor. Sentí una tristeza aún mayor, supongo que porque fue muy inesperado. Con la muerte de mi tía, era muy esperada. Pero hay que afrontarlo de forma similar. Nos damos cierto margen para el duelo, y, por supuesto, cada uno lo hace de forma diferente. Pero no lo convertimos en algo tan horrible. Para analizar, ¿qué nos incomoda? Si lo que nos incomoda es mi pérdida, es algo en lo que podemos trabajar desde una perspectiva del Dharma. 

Lo triste del fallecimiento de Alan fue que había practicado muchísimo tantra. Era uno de los practicantes más fuertes que conocí. Había practicado toda esa meditación, ensayando lo que ocurre al morir: la disolución de los elementos y todo eso. No tuvo oportunidad de hacerlo: simplemente se desplomó. Eso fue triste. Es de suponer que la fuerza de toda su práctica lo habría ayudado a superarlo y que no fue necesario que meditara durante el proceso de morir. 

Así que sí, es mucho peor cuando la muerte es inesperada. Es aún peor cuando estamos muy, muy apegados a la otra persona. Y estar muy apegados a la otra persona es todo sobre yo, yo, yo. 

Digamos que muere un joven. Pensamos: "¡Qué desperdicio de una preciada vida humana! Podría haber hecho mucho más". Eso es triste. Así que, creo que, si vamos a sentirnos tristes, y si vamos a abordar la pérdida de un ser querido desde una perspectiva del Dharma e intentar que la experiencia sea menos terrible, necesitamos sentirnos tristes por algo apropiado, en lugar de pensar: "¡Pobre de mí!". Eso es lo que pienso, no lo sé. ¿Ustedes qué opinan? 

Participante: Estaba pensando que, si estoy triste por otra persona, no estoy seguro de que mi tristeza pueda ser útil para alguien.

Dr. Berzin: Tienes toda la razón. Sentirse triste, incluso por otra persona —por ejemplo, por una oportunidad que perdió— no ayuda a nadie. 

Participante: Si sigo triste cuando alguien se va, no podré seguir inspirándome en esa persona. Y si esa persona sigue ahí, pero sufre, y yo sigo sufriendo, sufriendo, sufriendo, no podré ayudarla.

Dr. Berzin: Absolutamente. Es totalmente cierto. Nos impedimos seguir siendo inspirados por esa persona mientras nos sentimos tristes. Y cuando un ser querido sigue vivo y sufre, el hecho de sentirnos horriblemente tristes por su sufrimiento ciertamente no la ayuda. Tampoco nos permite serle de ayuda porque estamos demasiado obsesionados con el "pobre de mí" y el "soy tan infeliz". Tienes toda la razón. Por eso, para poder ayudar realmente a los demás, tenemos que alcanzar la liberación; lo que no significa, como dijo Jorge, que nos convirtamos en robots sin sentimientos. Aún tenemos amor, aún tenemos compasión, aún tenemos calidez, aún tenemos empatía. Tenemos todo tipo de cosas.

Participante: Sí. Eso pensaba. Como dijiste, y como siempre dices, sentimos, pero no sentimos excesivamente. Necesitamos tener sentimientos humanos para estar motivados a hacer cosas, pero no deberíamos apegarnos a ellos. Como dijiste, si no sintiera compasión, ¿cómo querría ayudar a alguien?

Dr. Berzin: Entonces, todo se reduce a lo que significa ser humano.

Participante: La compasión no es necesariamente exclusiva de los humanos.

Dr. Berzin: Bueno, los animales tienen la compasión de cuidar a sus crías. Es un instinto.

Participante: Un buda también tendría compasión.

Dr. Berzin: Un buda también tendría eso. 

Lo que decías, sin embargo, es que, claro, tenemos sentimientos, pero la cuestión es no apegarnos a ellos. Es totalmente cierto. Esto nos lleva de nuevo a lo que dijo Andreas: Incluso cuando aún estamos experimentando la maduración del karma —es decir, nos sentimos infelices—, intentamos no hacer la gran cosa de ello, que creo que es lo que decías también. No hacemos la gran cosa de lo que sea que sintamos. Lo sentimos. Bien, ¿y ahora qué? ¿Será un obstáculo? ¿Será una ayuda? 

Participante: Me recuerda la historia del jugo que contaste la semana pasada: Se nos acabó el jugo de naranja. Así que, bueno, acéptalo.

Dr. Berzin: Correcto. Tenemos un cupón para obtener un jugo de naranja gratis, pero ya no queda jugo en la máquina. Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Destrozamos la máquina y disparamos a la persona que está en la caja? ¿O simplemente aceptamos que ya no queda, que se agotó todo?

Es un fenómeno interesante, uno que todos debemos haber experimentado: Vamos a tomar el U-Bahn, el metro, y justo al bajar las escaleras, el tren arranca. Así que lo perdimos. ¿Qué sentimos? Normalmente, nos sentimos bastante frustrados y enfadados. No es tan fácil aceptar: "Vale, no pasa nada. Tomaré el siguiente tren". En teoría, estas cosas suenan muy bien; en la práctica, no son tan fáciles. Nada fáciles. 

Separarnos de lo que nos gusta. Como dijimos la última vez, nos gusta tenerlo todo bajo nuestro control. Y eso no puede ser.

Separarnos de nuestros maestros espirituales

Participante: Hablas de personas que amamos y de estar separados de ellas. Pero me pregunto, ¿qué pasa con nuestros maestros espirituales y con estar separados de ellos en diferentes circunstancias?

Dr. Berzin: Hay varias circunstancias por las que nos separamos de nuestros maestros espirituales. Una es separarnos en vida; la otra es separarnos porque han fallecido.

Cuando aún viven, creo que es muy importante comprender que el maestro espiritual no está ahí solo para . Digamos que tenemos un maestro espiritual que es uno de esos lamas de renombre con miles de discípulos en todo el mundo. Bueno, ¿queremos ser egoístas y tener a esa persona solo para mí, para mí, para mí todo el tiempo? Incluso si viajamos con ellos y los acompañamos como asistentes, como hice con Serkong Rinpoche, seguimos sin estar con ellos todo el tiempo. Dedican tiempo a otras personas y están ocupados en otras cosas; por lo tanto, tenemos que separarnos. En esas circunstancias, pensamos: "Bueno, qué maravilloso que otras personas también puedan beneficiarse. No es solo para mí". 

Cuando un maestro muere, como mi maestro Serkong Rinpoche —de hecho, varios de mis maestros han fallecido—, en muchos sentidos, uno se siente más cercano a él. ¿Por qué? Porque cuando solo estamos separados geográficamente, pensamos: “Bueno, podría volver a verlo”. Así, sentimos que nos privan de algo. Sin embargo, cuando mueren, podemos tenerlos mucho más presentes en nuestra mente e interiorizar todas sus enseñanzas y ejemplos, porque ya no tenemos la esperanza de que “bueno, por casualidad están en Nepal o la India, pero volverán”. 

Entonces, ¿es triste? Sí, me sentí muy triste cuando murió Serkong Rinpoche. Pero fui a ver a Gueshe Ngawang Dhargyey. Gueshe Ngawang Dhargyey era uno de mis otros maestros. Acababa de enterarme de que Serkong Rinpoche había muerto, así que subí la colina hasta su casa para preguntarle: "¿Es real?". No podía creerlo. Serkong Rinpoche murió en Spiti. No estaba en Dharamsala. Lo había visto en Spiti un par de semanas antes, y antes de eso lo había llevado a un médico para un chequeo físico. Estaba en perfecto estado de salud. En fin, fui y me enteré de que sí, había muerto. Así que bajé la colina y me detuve en casa de Gueshe Ngawang Dhargyey. En cierto sentido, quería algo de consuelo, pero también quería preguntarle si se había enterado. 

En fin, llegué a su casa. Estaba almorzando con otras personas, unos tibetanos. Estaban, como hacen los tibetanos cuando comen, riendo, bromeando y pasándolo bien. Entré en la habitación y Gueshe Ngawang Dhargyey me dijo: “Siéntate ahí. Terminaremos de comer”. Así que me senté mientras terminaban de comer. Después, se volvió hacia mí y me preguntó: “¿Qué pasa?”. Le dije: “¿Has oído que Serkong Rinpoche falleció? ¿Que murió?”. (Serkong Rinpoche también había sido uno de los maestros de Gueshe Ngawang Dhargyey). Luego dijo: “Bueno, sí...”. Y empezó a enumerar todos los maestros que había tenido que habían muerto. Dijo: “Este ha muerto, aquel ha muerto, este otro ha muerto, y ahora Serkong Rinpoche ha muerto. Todos mueren”. No hubo palmaditas en la cabeza, ni “¡Ay, qué horror!”, ni nada parecido. La vida continúa. Me pareció una enseñanza muy poderosa. Muy, muy poderosa. ¿Se sentía triste? No lo sé. Desde luego, no lo manifestó. No me malinterpreten, no se reía ni bromeaba a carcajadas. Simplemente estaba disfrutando de una comida tibetana normal, haciendo lo que hacen los tibetanos cuando se reúnen. 

Estos no son temas fáciles. Pero creo que el punto aquí, dado que estamos en el nivel intermedio y el objetivo es alcanzar la liberación, es redefinir lo que significa ser humano. ¿Pensamos en ser un humano samsárico o un ser humano liberado? ¿Ser un ser liberado con forma humana, en contraposición a un ser samsárico que actualmente ha renacido como humano y experimenta todas las desventajas del samsara? Ser humano en un sentido liberado incluye todas las emociones positivas, incluye ayudar a los demás, incluye todo tipo de cosas positivas. Lo que no incluye son las emociones perturbadoras, los comportamientos destructivos, la ignorancia, el sufrimiento de la infelicidad y la felicidad ordinaria, etc. ¿De acuerdo? 

Esa fue la desventaja o el sufrimiento de estar separados de lo que nos gusta. Obviamente, podríamos entrar en más detalles, pero creo que es suficiente. Podemos pasar a la siguiente la próxima vez. 

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