Repaso
Estamos atravesando las etapas de nuestro desarrollo espiritual para alcanzar las metas especificadas en las enseñanzas budistas. Estas metas son, en el nivel inicial, asegurarnos de seguir teniendo preciados renacimientos humanos para poder continuar nuestro camino espiritual; en el nivel intermedio, trabajar por la liberación total de los renacimientos incontrolablemente recurrentes y, posteriormente, en el nivel avanzado, alcanzar el estado iluminado de un buda.
Hemos visto que podemos recorrer esta secuencia de dos maneras. Una es sin tener idea de lo que sigue y desarrollarnos paso a paso, ampliando nuestro alcance de motivación a medida que avanzamos. Pero una vez que tenemos una idea general de lo que queremos alcanzar, que es el estado iluminado de un buda, repasamos las etapas anteriores, viéndolas como peldaños para alcanzar esa meta final. Hemos enfatizado esta segunda manera, ya que la mayoría de las personas han leído sobre estas etapas graduales y tienen una idea general del rango de motivaciones que queremos desarrollar.
Si queremos beneficiar a todos —es decir, alcanzar el estado iluminado de un buda—, obviamente necesitamos seguir teniendo preciados renacimientos humanos. Como animales, o incluso peores, ciertamente no podríamos ayudarnos a nosotros mismos y mucho menos a los demás. Incluso con preciados renacimientos humanos, estamos severamente limitados tanto por el cuerpo como por la mente de dicho renacimiento. Seguimos teniendo emociones perturbadoras y seguimos sujetos a los vientos del karma que nos arrastran de un lado a otro y que nos traen todo tipo de problemas y dificultades. Necesitamos superar esto si realmente queremos ayudar a los demás. Necesitamos liberarnos.
Por lo tanto, necesitamos desarrollar nuestra motivación más allá de la inicial, superar nuestra preocupación por nosotros mismos y comprender que, para poder ayudar a los demás, necesitamos especialmente comprender la causa y efecto conductual: es decir, cuál sería el efecto de lo que enseñamos a los demás, cuáles son los antecedentes de cada persona, por qué se encuentran en su situación actual, etc. Lo que debemos superar no son solo las obstrucciones emocionales que impiden nuestra liberación, sino también las cognitivas que nos impiden ver la interconexión de todo. En otras palabras, necesitamos alcanzar la omnisciencia para saber realmente cómo ayudar mejor a los demás.
Nivel inicial
Comenzamos el primer análisis hablando de los preciados renacimientos humanos que tenemos. Un preciado renacimiento humano no es un renacimiento cualquiera; es algo mucho más excepcional. No solo nos liberamos de los peores estados que nos impiden desarrollarnos espiritualmente, sino que también nos liberamos de visiones y actitudes negativas, como la cerrazón y la hostilidad hacia el Dharma. En cambio, estamos abiertos a él, lo cual es bastante inusual, de hecho. Además, nuestra vida se enriquece con factores que nos permiten seguir el camino espiritual budista. Hay enseñanzas disponibles, hay maestros, hay personas que las apoyan, etc. Esto es realmente extraordinario.
Vimos que la causa principal de tal renacimiento es la autodisciplina ética —específicamente, refrenarse de comportamientos destructivos—, complementada con las actitudes de largo alcance como la generosidad, la paciencia, la perseverancia entusiasta o gozosa, la estabilidad mental (en otras palabras, la concentración) y el darse cuenta que discrimina. Es fundamental realizar estas prácticas juntas, partiendo de la autodisciplina ética, y luego complementarlas con plegarias sinceras para tener siempre preciados renacimientos humanos y encontrarnos con las enseñanzas y los maestros espirituales plenamente cualificados.
El preciado renacimiento humano es muy raro y difícil de alcanzar. Sin duda, se perderá en algún momento debido a la muerte y la impermanencia. La muerte llegará con seguridad para absolutamente todos. Nunca se sabe con certeza cuándo ocurrirá: podríamos caer muertos en cualquier momento, ser atropellados por un camión o cualquier otra cosa. Lo único que nos ayudará en el momento de la muerte son los fuertes hábitos de las medidas preventivas que hemos adoptado para evitar peores renacimientos; en otras palabras, los hábitos que hemos desarrollado con el Dharma.
“Dharma” significa literalmente “medidas preventivas”. Es lo que nos impide caer. Es bastante interesante. Hoy nos visita alguien de China. La palabra china para Dharma es fa, que significa “ley”. Creo que podemos entender “ley”, en cierto sentido, no tanto como un conjunto estricto de reglas, sino como algo que nos impide experimentar desastres, causar muchos problemas para nosotros mismos y para la sociedad. Es bastante interesante ver cómo estos términos tan centrales en el budismo se traducen a diferentes idiomas. En cualquier caso, “Dharma” deriva de la raíz sánscrita dhr, que significa “contener”. Por lo tanto, nos contiene; nos previene de las caídas.
Luego vimos lo que podría seguir después de fallecer si no hemos tomado estas medidas preventivas. Lo que podría seguir es uno de los peores estados de renacimiento. Así que, observamos a los seres atrapados en los reinos sin alegría, los llamados seres infernales. Luego observamos a los fantasmas aferrados. Es interesante, el término para estos seres fue traducido al chino como egui (餓鬼, 饿鬼), que significa "espíritus hambrientos". Tiene que ver con los espíritus ancestrales: si no se les dieran diversas ofrendas, pasarían hambre, lo cual sería terrible. Esta es, quizás, una clasificación de los fantasmas, pero en el contexto budista indio, hay muchos, muchos tipos diferentes de fantasmas y espíritus. Lo que tienen en común es que se aferran. Sus mentes están muy apretadas, sus gargantas están apretadas, sus estómagos son enormes, nunca pueden obtener ninguna satisfacción, nunca encuentran suficiente comida o agua ni nada por el estilo.
Luego vimos las criaturas rastreras, los animales. Eso también sería bastante horrible: ser cazados, ser devorados vivos por otros animales, ser explotados por humanos, etc. Así que pensamos en estos sufrimientos y en lo horrible que sería experimentarlos. Es irrelevante si tomamos literalmente la ubicación de los infiernos. Pensamos en cómo una mente, específicamente la nuestra, podría experimentar ese tipo de sufrimiento y en lo horrible que sería.
Desarrollamos un sano sentido de temor a eso. No se trata de un miedo neurótico, de sentirnos indefensos y sentir que la situación es desesperada. Más bien, es miedo en el sentido de: “Realmente no quiero esto, pero veo que hay una salida”. Eso nos da más confianza y un poco más de impulso para evitar esos renacimientos y el sufrimiento que experimentaríamos allí. Esta salida consiste en ver la dirección, la dirección segura, que ofrecen el Buda, el Dharma y la Sangha.
Vimos que, si bien podemos comprender el Buda, el Dharma y la Sangha a un nivel relativo en términos de las enseñanzas, en el nivel más profundo, a lo que se refieren los budas y la Sangha Arya es a lo que ellos mismos han alcanzado. La verdadera y más profunda Joya del Dharma es ese estado en el que todas las emociones perturbadoras, el karma, la ignorancia, etc., han sido completamente eliminadas, detenidas para siempre. Se llama la verdadera detención o cesación verdadera. Los estados mentales, las comprensiones, que actúan como caminos para lograr esa detención y que resultan de ellas, se conocen como los verdaderos caminos. Estos deben ocurrir en el continuo mental de alguien. Ocurren plenamente en el continuo mental, el flujo mental de un buda. Los budas los poseen plenamente. La Sangha Arya son aquellos que los poseen parcialmente. Esta es la dirección que queremos seguir para evitar ese sufrimiento.
Vimos que lo primero que debemos hacer para evitar el sufrimiento de los reinos inferiores es refrenarnos de comportamientos destructivos. Esto implicó la gran discusión sobre el karma. Lo abordamos extensamente. Vimos que el karma (las) se refiere a los impulsos que nos llevan a actuar, hablar o pensar de ciertas maneras, basados en hábitos y tendencias previas que hemos desarrollado; tendencias, por ejemplo, a involucrarnos en situaciones donde suceden cosas similares a las que hemos hecho a otros y, en general, a experimentar infelicidad o nuestra felicidad fugaz, que nunca satisface, nunca perdura y es inestable.
Nivel intermedio
Luego pasamos al nivel intermedio, esto es, tener la firme determinación de darle a nuestra vida esta dirección segura y evitar comportamientos destructivos. Eso es, sin duda, lo que necesitamos hacer, no solo para tener preciados renacimientos humanos, sino para beneficiar a los demás. Cuando se trata de trabajar para beneficiar a los demás, definitivamente necesitamos ejercer autocontrol para no dejarnos llevar por la sensación de pensar, hablar o actuar destructivamente. Así, si surge la sensación de gritarles a otros o hacerles algo aún más desagradable, no actuamos en consecuencia.
Ahora, en el nivel intermedio, reflexionamos sobre las desventajas de los mejores estados de renacimiento que podríamos alcanzar. Primero, analizamos esto en términos de las desventajas de cualquier tipo de renacimiento samsárico, es decir, las seis desventajas o sufrimientos generales del samsara:
- No tener certeza de en qué situación naceremos
- No tener satisfacción: nunca estamos satisfechos, nunca tenemos suficiente.
- Tener que abandonar nuestros cuerpos repetidamente
- Tener que encajar en nuevos renacimientos repetidamente
- Tener que cambiar nuestro estado repetidamente de alto a bajo
- No tener amigos que puedan acompañarnos o compartir lo que experimentamos, cada uno tiene su propio karma individual; los vientos del karma llevan a cada uno en direcciones separadas.
El sufrimiento de los humanos (continuación)
Ahora hablamos del sufrimiento de los seres humanos. Esto es interesante porque, por un lado, deseamos alcanzar preciados renacimientos humanos, pero por otro, también queremos liberarnos de los renacimientos humanos, de sus limitaciones. Como seres liberados —y analizamos lo que esto podría significar—, o bien permaneceríamos en un reino puro o, si deseáramos avanzar hacia la iluminación, aceptaríamos el renacimiento con cualquier forma que beneficiara a los demás. En particular, desearíamos preciados renacimientos humanos para poder ayudar a otros en su camino y también tener mejores oportunidades para continuar en el camino hasta convertirnos en budas.
La última vez examinamos lo que significa ser humano y tuvimos que diferenciar los aspectos difíciles o problemáticos de serlo. Pero como seres humanos, no solo nos limitamos a tener que volver a ser bebés, aprender todo de nuevo, enfermarnos, envejecer, encontrarnos con cosas que no nos gustan y todo eso. También tenemos buenas cualidades que podemos usar para beneficiar a los demás. El renacimiento humano es la base más propicia para desarrollar estas cualidades.
La característica especial que siempre se destaca es nuestra inteligencia. Con ella, podemos discernir entre lo útil y lo perjudicial. Podemos ejercer un autocontrol ético y trabajar en nosotros mismos basándonos en esta inteligencia. Experimentamos la dosis justa de sufrimiento —ni demasiado ni muy poco— para sentirnos motivados a actuar. Como seres liberados, por supuesto, no sufriríamos, pero poseeríamos esta inteligencia y las cualidades de la compasión, entre otras.
Así pues, necesitamos comprender la dinámica que implica lidiar con el sufrimiento de un renacimiento humano. Por un lado, queremos seguir disfrutando de preciados renacimientos humanos que nos sirvan de trampolín, pero no queremos apegarnos a ellos. No queremos verlos como el objetivo final. Queremos ir más allá para convertirnos en seres liberados que puedan disfrutar de un renacimiento humano sin estar sujetos a sus limitaciones. Ya hablamos de esto la última vez.
En cuanto a los sufrimientos particulares de los humanos, hemos pasado por el nacimiento, la vejez, la enfermedad, la muerte, separarnos de lo que nos gusta y encontrarnos con lo que no nos gusta.
Sufrimiento de no obtener las cosas que deseamos
Hoy en día, nos vemos obligados a no obtener lo que deseamos, aunque nos esforcemos por conseguirlo. Esto es lidiar con la frustración. No se trata solo de no obtener lo que nos gusta. En tibetano se usa una palabra más fuerte: lo que deseamos. No nos referimos a desear la liberación y la iluminación, cosas que requieren muchísimo trabajo y, por lo tanto, mucha paciencia. Nos referimos a cosas que nunca podremos alcanzar.
¿Qué deseamos? Como dije, no nos referimos a esos objetivos finales que necesitamos desear, aunque requieran muchísimo trabajo para alcanzarlos.
Participante: Dharmas mundanos.
Dr. Berzin: Bueno, las cosas mundanas. Los dharmas mundanos son los ocho sentimientos mundanos: sentirnos llenos de alegría cuando las cosas van bien, sentirnos deprimidos cuando las cosas no van bien, sentirnos llenos de alegría cuando nos elogian, sentirnos deprimidos cuando nos maltratan o critican, etc.
Pero esta palabra "mundano" es interesante. Mi maestro Serkong Rinpoche siempre señalaba que uno podría extraer (como ordeñar una vaca) mucho significado de la forma en que los tibetanos traducían los términos sánscritos. La palabra para "mundano" en tibetano es jigten ('jig-rten). Jig ('jig) significa "perecer", "desmoronarse" y ten (rten) significa "base". Las cosas mundanas, entonces, son cosas que tienen bases perecederas, cosas que no pueden darnos seguridad. Por lo tanto, se desmoronarán, como la riqueza, el estatus, la fama, las amistades, nuestra vida. Todas estas cosas se desmoronarán. No durarán.
Dediquemos un momento a repasar qué deseamos o queremos realmente en la vida. Y seamos honestos, no solo idealistas. De hecho, puede ser bastante difícil saberlo. A veces nos encontramos en situaciones en las que no sabemos qué queremos, pero lo queremos. Eso es aún más interesante. Pero analicemos primero lo que sabemos que queremos.
[meditación]
¿Está bien? ¿Qué desea alguno de ustedes?
Participante: Felicidad.
Dr. Berzin: ¿Qué más?
Participante: Buena salud.
Dr. Berzin: ¿Tienen estas cosas bases perecederas? ¡Sí! La salud siempre se desmorona. Y la felicidad —si hablamos de nuestra felicidad mundana habitual— se desmorona; nunca perdura.
¿Qué más queremos?
Participante: Buen trabajo.
Dr. Berzin: Bueno, también perdemos buenos trabajos, ¿no? Nunca son estables. Y aunque pensemos que un trabajo es bueno, como cualquier trabajo, tendrá sus problemas.
Participante: Encontrar el sentido de la vida.
Dr. Berzin: Encontrar el sentido de la vida. ¡Ah! Una pregunta filosófica. Sí, es algo más profundo. ¿Qué pasa si encuentras el sentido de la vida? ¿Y entonces qué? ¿Te hará feliz?
Participante: Es una especie de felicidad.
Dr. Berzin: ¿Qué queremos decir con el sentido de la vida?
Participante: Esa es mi pregunta.
Dr. Berzin: Esa es una muy buena pregunta. ¿Cuál es el sentido de la vida? Algunos grandes maestros dicen que el sentido de la vida, su propósito o meta, es encontrar la felicidad. Esto es cierto incluso para los animales. No solo los humanos desean encontrar la felicidad. Es un axioma general del budismo que todos quieren ser felices; nadie quiere ser infeliz. Entonces, si el sentido o meta de la vida es ser feliz, la pregunta es: ¿podemos alcanzar esa felicidad? Si pudiéramos, ¿qué métodos usaríamos? Esto nos lleva al Dharma, porque nuestros métodos habituales no nos brindan felicidad duradera.
¿Qué más? A nivel mundano, a muchos nos gustaría tener amor, ser apreciados, recibir atención, que nos presten atención; todo eso. ¿Qué hay detrás?
Participante: Querer ser feliz.
Dr. Berzin: Querer ser feliz. ¿Quién quiere ser feliz? Yo, el gran "yo". Yo quiero ser amado. Yo quiero ser apreciado. Préstenme atención, a mí, a mí. Aquí estoy yo. Yo quiero un buen trabajo. Yo quiero saber el sentido de la vida. "¡Yo quiero saber!" —yo, el gran "yo".
¿Por qué queremos lo que queremos?
Esto es bastante interesante. Cuando hablamos de lo que yo quiero, en realidad hablamos de lo que surge de las tendencias kármicas. Podría ser que quiera gritarte, abrazarte o lo que sea. Pero lo que sea que queramos se basa en los hábitos y las tendencias que hemos desarrollado. ¿Por qué queremos lo que queremos? "Nunca tuve a alguien que me quisiera de verdad de niño, y ahora, de adulto, quiero que alguien me quiera", o lo que sea.
Piénsenlo: ¿Por qué queremos lo que queremos?
[meditación]
¿Y está el gran “yo” sólido detrás de esto?
[meditación]
¿Qué opinan?
Participante: Lo que te gusta surge no solo del karma sino de un enorme número de causas y condiciones, como tu orientación sexual, tus gustos y disgustos, cosas que sientes que te han hecho feliz en el pasado, etc.
Dr. Berzin: Pero todo eso proviene de tendencias kármicas.
Participante: Entonces, no se trata solo del “yo” grande y sólido.
Dr. Berzin: Bueno, hay muchísimos factores diferentes dentro del karma, pero la cuestión es que el "karma", como un término general, puede explicarlos todos. Es por diversas razones kármicas que conocemos a las personas que nos influyen. Es por razones kármicas que nacemos con este género o aquel, que tenemos esta u otra orientación sexual, que nacemos en este o aquel país, que somos ricos o pobres, lo que sea.
Participante: Eso también plantea la cuestión del contexto. Queremos lo que queremos porque vivimos en un contexto, como una sociedad específica.
Dr. Berzin: Existe la influencia de la sociedad. Vivimos en un contexto, por lo que nuestros deseos pueden estar condicionados por la publicidad, por ejemplo, por lo que tienen los demás, etc. También puede estar condicionado por el clima. Vivimos en un clima frío, por lo que queremos una casa cálida. Vivimos en un clima cálido, por lo que queremos una casa fresca. Hay muchísimos factores. Pero, repito, el lugar y la época en que vivimos se deben a la maduración de las repercusiones del karma.
Pero a lo que quiero llegar es a lo que creo que es el punto más importante aquí, que es que detrás del "yo quiero" está el "yo" fuerte y sólido: yo quiero esto. En resumen, podríamos decir que lo que ese "yo" quiere es seguridad. Y lo que creemos que lo hará sentir seguro es tener amor, atención, un buen trabajo, amigos, conocer el significado de la vida: "Sé cuál es mi propósito". Sea lo que sea que queramos, es asegurar ese falso "yo" —el "yo" que imaginamos con una existencia sólida—. ¿Es posible asegurarlo? No. Por lo tanto, sufrimos de no obtener lo que deseamos, aunque lo intentemos. Nos damos de cabeza contra la pared intentando asegurar a ese "yo" que no se puede asegurar. No se puede asegurar porque ni siquiera existe. Convencionalmente, existimos, pero no como este "yo" grande y sólido que existe aislado de todo lo demás y que tiene que salirse con la suya y conseguir lo que quiere, independientemente de todo lo demás. Ese "yo" no existe. Es una exageración.
Sin embargo, siempre lo intentamos, queremos conseguir algo que esperamos que nos dé seguridad. Lo que deseamos, pensando que nos dará seguridad, proviene de hábitos kármicos pasados. Al menos eso es lo que yo entiendo.
¿Tienen algún comentario?
Participante: Sí. Deseo cultivar más amor. Creo que es posible, a menos que diga: “Bueno, no hace falta”.
Dr. Berzin: Correcto. Pero ya dije al principio que no estamos hablando de objetivos del Dharma, que se pueden alcanzar, como desear la liberación, la iluminación, ser más amoroso, más paciente. Estos son objetivos que, por supuesto, podríamos desear desde la perspectiva del yo, yo, yo: yo quiero ser así. Inevitablemente lo desearemos, porque aún somos seres samsáricos. Pero al menos podemos comprender que esta no es la base sobre la que deseamos que sea y podemos intentar tenerla de forma más realista.
Podríamos frustrarnos porque nos toma tanto tiempo ser más amorosos. Ese es un tipo de frustración diferente a la que surge al querer encontrar a "mi verdadero amor", etc. Ese tipo de objetivo siempre traerá frustración porque es imposible de cumplir, lo que, por supuesto, plantea la cuestión de la paciencia, ¿no? Queremos tener la paciencia para hacer el trabajo duro que implica alcanzar metas espirituales positivas. Pero tener paciencia tratando de encontrar al príncipe o la princesa en el caballo blanco, el trabajo perfecto, la pareja perfecta, la situación perfecta, que son imposibles de encontrar, es una paciencia absurda, ¿no? "Bueno, solo ten paciencia y sigue intentándolo una y otra vez".
De todas formas, piensen en lo que he dicho.
Participante: La seguridad de la que hablas implica permanencia, que no queremos reconocer que las cosas van a cambiar.
Dr. Berzin: Queremos algo permanente. Bueno, el tipo de felicidad que resulta de estar separado para siempre de las emociones perturbadoras y el karma, eso dura para siempre. Cambia de un momento a otro, pero dura para siempre. Sin embargo, queremos un tipo de felicidad diferente, una que creemos que durará para siempre, pero que no puede durar para siempre. Esto se vuelve un poco complicado, ¿verdad? ¿Por qué un tipo de felicidad debería ser permanente y el otro no? ¿Por qué una debería ser segura y la otra no?
Sin embargo, la seguridad deja de ser un problema. Esto, creo, es muy importante: si comprendemos la vacuidad del yo imposible —que no se refiere a nada real—, nos damos cuenta de que intentar encontrar seguridad para este yo imposible es inútil. Entonces dejamos de intentar encontrar seguridad para ese “yo”. ¿Significa eso que queremos encontrar seguridad para el “yo” convencional? No lo creo. Creo que la seguridad ya no es un problema. Piénsenlo.
Hay mucho en qué pensar. Tomémonos un momento para reflexionar sobre ello.
[meditación]
Suena casi a algo taoísta o zen: cuando dejamos de buscar seguridad, nos sentimos seguros. ¿Qué opinan?
Participante: Creo que una vez que no esperas que nada sea permanente y puedes aceptar que todo es impermanente, puedes estar muy tranquilo y sereno al respecto.
Dr. Berzin: Esa es la solución en mi koan favorito: “La muerte puede llegar en cualquier momento, así que relájate”. ¿Por qué nos sentiríamos frustrados por algo?
Participante: La frustración surge de la obsesión por que las cosas salgan como quieres.
Dr. Berzin: La frustración surge de pensar que las cosas deberían salir como yo quiero, este "yo" grande y sólido. Si hubiéramos comprendido la vacuidad del "yo" imposible, ¿nos sentiríamos frustrados por el arduo trabajo que requiere alcanzar la liberación o la iluminación? ¡No! No nos sentiríamos frustrados. Este sufrimiento se refiere al sufrimiento de la frustración: "¡Yo quiero esto, pero no puedo conseguirlo! ¡Ay!". Entonces, hacemos un berrinche.
Participante: “Es un trabajo muy duro”.
Dr. Berzin: “Es un trabajo muy duro. Yo no quiero hacerlo”.
Piénsenlo.
[meditación]
No pretendo menospreciar las metas cotidianas que anhelamos. Digamos que nos quedamos sin trabajo, perdimos nuestra casa o algo similar. Ahora queremos encontrar trabajo o una casa. Es perfectamente razonable. ¿Sentimos frustración por no tenerla? Bueno, es algo en lo que podemos trabajar. Eso no significa que dejemos de intentar encontrar trabajo o una casa. Recuerden, estamos hablando de superar el sufrimiento que conllevan estas situaciones.
Participante: A veces son las pequeñas cosas las que me frustran. No me doy cuenta de que el “yo” está detrás. Por ejemplo, si la computadora no funciona como debería, no puedo hacer el trabajo que tengo que hacer. Así que es frustrante.
Dr. Berzin: ¿Insinúas que detrás de esa frustración no está el "yo quiero que funcione"? Bueno, podrías decir que tiene que funcionar para la empresa o algo así.
Digamos que mi sitio web no funciona. Eso significa que la gente no puede acceder a él. Creo que es beneficioso para la gente acceder a él, así que me gustaría que volviera a funcionar. ¿Me frustraría que no estuviera disponible?
Participante: No puedo hacer el trabajo de otros. Quiero poder trabajar.
Dr. Berzin: No puedo hacer el trabajo por otros. Pero me refiero a la emoción, la dolorosa emoción de sentirse frustrado.
Participante: Eso es frustración.
Dr. Berzin: No sé si tendría que ser frustración. "No puedo hacer este trabajo para otros ahora porque la computadora no funciona. Mi administrador web, que puede arreglarla, tiene el celular apagado y no responde correos electrónicos, así que no hay forma de contactarlo". ¿Se siente uno frustrado? No sé si uno tiene que sentirse frustrado. Creo que uno podría aceptar la realidad de la situación y ver qué hacer mientras tanto. La solución del Dharma para las cosas es básicamente aceptar la realidad. Esta es la realidad. ¿Qué esperaba? Esto es una máquina: las máquinas se descomponen.
Basándonos en la frustración, observen lo que sucede: le gritamos a la computadora. La maldecimos. Golpeamos la mesa por frustración. Soy un poco inteligente, así que no golpeo la computadora; en cambio, golpeo la mesa con el puño. Pero no necesitamos frustrarnos. Si estamos frustrados, es por el gran "yo": yo quiero que sea así. Claro, nos gustaría que la computadora funcionara. ¿Qué hacer? De aquí vienen los dharmas mundanos, esas cosas infantiles: sentirse deprimido y molesto cuando las cosas no funcionan bien y sentirse muy feliz cuando vuelven a funcionar bien. Solo necesitamos aceptar la situación y hacer lo que podamos para cambiarla. Y si no podemos hacer nada para cambiarla, ¿por qué preocuparnos? ¿Por qué molestarnos? Este es el consejo de Shantideva. Un consejo muy, muy inteligente. Un consejo muy sabio.
Así que, eso es lo que anhelamos. Obviamente, aún no somos seres liberados, así que, por supuesto, nos sentiremos un poco frustrados. Pero la cuestión es no dejarnos llevar por esa frustración y, como en el entrenamiento inicial, cuando nos asalte el impulso de maldecir la computadora y golpear la mesa con los puños, nos refrenamos de hacerlo porque sabemos que no servirá de nada. Es una tontería. A la máquina no le importa. No va a funcionar mejor si la insultamos.
Sufrimiento de tener agregados obtentores manchados
El último sufrimiento de los humanos, que en realidad es un tipo general de sufrimiento que Tsongkhapa añade a esta lista, es que “nuestros agregados obtentores manchados” —es decir, nuestros agregados mentales y físicos— “son de la naturaleza funcional del sufrimiento”. “Manchado” a veces se traduce como “contaminado”. “Manchado” y “obtentor” son términos técnicos y se definen de forma diferente en los distintos sistemas de principios budistas. En general, sin embargo, “manchado” significa que el tipo de agregados que tenemos —nuestros cuerpos, mentes, emociones, etc.— derivan de potenciales kármicos y emociones perturbadoras. Los agregados provienen de estas cosas, por lo que están sujetos a ellas. “Obtentor” significa que contienen las actitudes obtentoras, como considerar los agregados como “yo” o “mío”, que obtendrán para nosotros más agregados manchados en el futuro. Y estos producirán más sufrimiento: sufrí de ser un bebé, y seguiré sufriendo (si vivo lo suficiente) de ser un anciano y de morir.
Luego tenemos que estos agregados son de la "naturaleza funcional del sufrimiento". Hay muchas palabras en tibetano para la naturaleza de las cosas, y cada una tiene un significado muy específico. Aquí, la palabra para "naturaleza" significa "naturaleza funcional" (rang-bzhin): para qué sirve, cuál es su función, qué hace. ¿Y qué hacen estos agregados manchados? Traen sufrimiento. Su naturaleza funcional es traer el sufrimiento del dolor y la infelicidad, y el sufrimiento de nuestra felicidad ordinaria, la felicidad que nunca dura. Piénsenlo. Esto es muy interesante.
Sufrimiento que todo lo impregna
Una forma simplista de decirlo es que, si no tuviera cabeza, no me daría dolor de cabeza, lo cual es una forma un tanto desagradable de decirlo. Así que, debido a que tengo cabeza, me da dolor de cabeza. Como nuestro cuerpo es muy frágil, si le clavamos un objeto afilado, sangra. Si lo golpeamos contra algo, duele y se pone morado. Es como un imán: atrae problemas.
Participante: Entonces, aquí se habla del sufrimiento que todo lo impregna, ¿no es así?
Dr. Berzin: El sufrimiento que todo lo impregna es el sufrimiento con el que seguimos experimentando los dos primeros tipos de sufrimiento: el sufrimiento del sufrimiento y el sufrimiento del cambio.
Participante: ¿Sobre la base de estos agregados?
Dr. Berzin: Sí. Entonces, este sufrimiento de ser humano se refiere al sufrimiento que todo lo impregna con el que lidiamos, pero el análisis aquí lo revisa con más detalle.
Debido al tipo de cuerpo que tenemos, cualquier alimento que le demos nos saciará solo por un corto tiempo. Tendremos que volver a comer. Piensen en la cantidad de tiempo que pasamos preparando comida, comiendo y eliminando los desechos que produce. ¡Qué cosa tan ineficiente! Como dicen algunas enseñanzas, este cuerpo es una máquina perfecta para producir desechos. Eso es lo que hacemos: alimentamos esta máquina, y ella produce desechos líquidos y sólidos.
Participante: Y energía.
Dr. Berzin: Y el proceso libera energía. Pero si lo analizamos desde la perspectiva de superar nuestro apego al cuerpo, vemos que este es solo una máquina de producir desechos. Y somos esclavos de él. Constantemente tenemos que arrojarle cosas para producir más desechos. Suena a algo que diría Shantideva, ¿verdad?
Participante: Incluso la energía que finalmente se irradia en forma de calor es otra forma de desperdicio.
Dr. Berzin: La energía, el calor que mantiene el cuerpo en funcionamiento, también es energía desperdiciada. ¿Qué podría hacer? ¿Podría aprovecharse para producir luz eléctrica?
Participante: Difícilmente.
Dr. Berzin: Difícilmente. Recuerden, el objetivo de esta sección es superar nuestro apego al renacimiento humano, no glorificarlo.
Participante: Eso es porque hay otra manera de pensar sobre el cuerpo humano, que es pensar en términos de lo que se puede lograr a partir de uno.
Dr. Berzin: Correcto. Obviamente, necesitamos este cuerpo, también a nivel tántrico. Sin el sistema energético del cuerpo, no podríamos acceder al nivel más sutil de la mente para lograr la comprensión más eficaz de la vacuidad. Por lo tanto, hablamos de apego: glorificar el cuerpo, creer que es algo en definitiva maravilloso.
Si lo piensan, somos, como dice Shantideva, esclavos de nuestro cuerpo. Tenemos que cuidarlo. Tenemos que vestirlo. Tenemos que alimentarlo. Tenemos que ponerlo a dormir. Tenemos que protegerlo. Y envejece. Nos falla. Así que no podemos confiar en él. Ni siquiera podemos confiar en nuestra mente. A medida que envejecemos, olvidamos cosas. Nos volvemos menos conscientes.
Participante: Incluso cuando eres más joven, no puedes confiar en tu mente debido a las emociones negativas.
Dr. Berzin: O por deficiencia de atención, no podemos concentrarnos.
Participante: ¿Qué pasa con las hormonas?
Dr. Berzin: ¿Hormonas? Sí, mira todo eso: el ciclo menstrual, la pubertad, la menopausia. Hay todas estas cosas maravillosas que vienen con el renacimiento humano. No es muy eficiente, ¿verdad?
Participante: Me pregunto si los seres liberados que renacen en el reino humano también tienen que pasar por todo eso.
Dr. Berzin: ¿Un ser liberado, ya sea un arhat o un buda, que aparece en un reino humano, tendría que pasar por todo esto? Ya lo hemos hablado antes. Experimentarían estas cosas porque son las limitaciones de un cuerpo humano. Pero no sufrirían. No sentirían infelicidad.
Participante: Pero tendrían que pasar por ser un bebé.
Dr. Berzin: Tienen que pasar por la etapa de bebé y demás. Ahora bien, ¿tomamos literalmente estos relatos que dicen que cuando el Buda nació, dio siete pasos y dijo: “Aquí estoy”? No lo sé. Obviamente, algunos lo tomarían al pie de la letra. Otros lo cuestionarían. Pero los budas pueden manifestarse en infinitas formas simultáneamente. Así que, aunque un buda es un bebé en una forma, podría ser un adulto en otra. Por lo tanto, no deberíamos pensar que es algo tan lineal, que solo pueden aparecer en una forma o un género a la vez.
Diferentes tipos de arhats
¿Pueden los seres liberados manifestarse en más de una forma? Creo que depende de si han alcanzado la liberación en el camino Mahayana; en cuyo caso, se habrían desarrollado a través de los niveles bhumi de la mente. En cada uno de estos niveles bhumi —según el Prasánguika, la liberación se alcanza al final del séptimo nivel—, se puede manifestar el cuerpo en un número exponencialmente mayor de formas. Por lo tanto, un arhat podría manifestarse en muchas formas simultáneamente. La pregunta entonces es: ¿podría alguien que ha seguido un camino Hinayana, un camino Teravada o cualquier otro, y ha alcanzado la llamada “liberación según los principios”, pero que no ha progresado a través de estas etapas, multiplicar sus cuerpos?
Participante: ¿Por qué deberían hacerlo?
Dr. Berzin: Buena pregunta. ¿Por qué deberían? Es cierto. ¿Podrían, en teoría, hacerlo? No tengo ni idea. Dudo que se hable de eso.
En fin, creo que probablemente tendrían que pasar por la etapa de bebé y demás. Y, en cualquier caso, los arhats que regresan para continuar el camino Mahayana aún tendrían las limitaciones del cuerpo humano, pero sin el sufrimiento. Creo... Es solo una suposición.
Participante: Si el séptimo bhumi del camino Mahayana equivale a convertirse en un arhat del camino Hinayana (la liberación completa), ¿por qué deberían renacer en forma humana? Ese no sería su objetivo, a menos, claro está, que cambien de opinión y sigan el camino Mahayana.
Dr. Berzin: Esto requiere una aclaración. Si un practicante sigue un camino Mahayana desde el principio y, al tener bodichita no elaborada, progresa a través de los niveles mentales bhumi, se libera de los oscurecimientos emocionales al concluir el séptimo bhumi y, así, alcanza el estado de arhat. Si un practicante sin bodichita, pero con una comprensión Prasánguika de la vacuidad, alcanza el estado de arhat (lo que significa que ya se ha convertido en arya) y luego desarrolla la bodichita, que se vuelve no elaborada, comienza el camino Mahayana con una mente que sigue el camino del ver y progresa a través de los bhumis, comenzando por el primer bhumi. Si un practicante sin bodichita ni comprensión Prasánguika de la vacuidad alcanza la llamada "liberación de principios" y se convierte en un arhat de principios y luego desarrolla la bodichita, cuando esta se vuelve no elaborada, alcanzará la primera mente que es el camino, una mente que es el camino de la construcción. Aunque ya habría alcanzado un estado unido de shámata y vipáshana, necesitarían obtener una cognición no conceptual de la comprensión Prasánguika de la vacuidad para convertirse en un arya.
No sé si un arhat de principios puede ir a una tierra pura, pero un arhat Prasánguika que no ha desarrollado la bodichita puede continuar en una tierra pura. Y como ya hemos comentado, la única razón por la que querríamos seguir avanzando en el camino espiritual sería alcanzar la iluminación. Podríamos hacerlo tanto en una tierra pura como en un reino humano. Así, como queremos beneficiar a los demás tanto como sea posible ahora, podríamos regresar y manifestarnos con un preciado cuerpo humano. Pero eso es lo interesante: no sería un cuerpo humano manchado. No se derivaría del potencial kármico ni de las emociones perturbadoras. No sería un cuerpo obtentor: no tendría ninguna actitud obtentora y, por lo tanto, no traería más renacimientos samsáricos.
Participante: ¿Se deriva de la compasión?
Dr. Berzin: Se deriva de la compasión y traerá consigo más preciados renacimientos humanos, también basados en la compasión, hasta alcanzar la iluminación. ¿Tendría ese cuerpo alguna limitación? Tendría las limitaciones físicas del cuerpo humano, por lo que envejecería y moriría. Y tendría las limitaciones físicas del cerebro humano: en un bebé, el cerebro aún no está completamente desarrollado; en una persona con Alzheimer, ya no funciona correctamente. ¿Estarían sujetos a enfermedades? No creo que estuvieran sujetos a enfermedades.
En fin, esto es muy teórico. Intentemos ser más prácticos en nuestra comprensión de este tipo de sufrimiento, que básicamente se relaciona con las limitaciones del cuerpo y la mente humanos, las limitaciones de cualquier tipo de cuerpo y mente samsárico. El cuerpo y la mente constituyen la base de los problemas. Es el sufrimiento que todo lo impregna. Sobre la base de este tipo de cuerpo, seguiremos experimentando infelicidad, dolor y una felicidad efímera.
Entonces, tu pregunta es una pregunta que sigue naturalmente: Sobre esta base, ¿cómo sería si no tuviéramos esas limitaciones? Como dije, creo que aún tendríamos las limitaciones de los elementos físicos. Y, como ya hemos comentado, tendríamos las cualidades positivas del renacimiento humano. Incluso como arhats de principios con una comprensión Teravada del altruismo de las personas, tendríamos un alto desarrollo del amor, la compasión, la paciencia y el resto de las diez actitudes de largo alcance. La lista de diez es ligeramente diferente, pero también hay diez actitudes de largo alcance, o perfecciones, en el Teravada.
Participante: Si los arhats no se enfermaran, ¿no lo habría descrito la ciencia médica?
Dr. Berzin: Posiblemente. Esto nos lleva a la cuestión de si alguna vez ha habido arhats y, de ser así, si alguna vez han sido examinados por médicos.
Pero intentemos enfocarnos en el punto aquí, que es superar nuestro apego al cuerpo humano, al renacimiento humano. Lo queremos como vehículo. Es un vehículo para alcanzar la liberación. E incluso si nos liberamos, podemos seguir usándolo como vehículo para alcanzar la iluminación. Sin embargo, no lo glorifiquemos. No es lo más maravilloso del mundo. Tiene sus limitaciones, así que no le demos mucha importancia. Y tampoco le demos mucha importancia al cuerpo de otras personas: "Oh, quiero tocarlo. Quiero tener sexo con él", etc. Necesitamos tener una visión mucho más realista de los cuerpos de los demás y sus mentes. Cualquiera con quien nos encontremos tendrá emociones perturbadoras. Se enojará, se apegará, se pondrá celoso. Así que, sepamos a qué nos enfrentamos. No lo glorifiquemos.
Pensemos en ello.
Y no esperen lo imposible de ello.
[meditación]
Y así como no queremos llegar al extremo de apegarnos al cuerpo y glorificarlo, tampoco queremos llegar al otro extremo de sentir repulsión por él.
Participante: Ascetismo.
Dr. Berzin: El extremo no es el ascetismo, sino la mortificación del cuerpo. Es lo que es.
Participante: ¿Cómo sabemos que seremos definitivamente más felices al liberarnos de todas las emociones? ¿Cómo sabemos que no sentir nada en absoluto —ni emociones negativas ni positivas— es definitivamente mejor? Ahora al menos tenemos una especie de respuesta a las cosas.
Dr. Berzin: Esto es muy bueno. ¿Acaso nuestro objetivo es no tener emociones en absoluto, ni positivas ni negativas? ¿Es eso mejor que tener algunas, tanto positivas como negativas? De nuevo, hablamos de eliminar las emociones perturbadoras. No de eliminar las positivas. Las positivas existen. Son muy útiles para alcanzar metas espirituales y ayudar a los demás; las emociones positivas son el amor, la compasión, la paciencia, la generosidad, la perseverancia y todas esas cosas.
¿Cuáles son las emociones perturbadoras? Las emociones perturbadoras son la codicia, el apego, el aferramiento, el deseo anhelante, la ira, el odio, la repulsión, los celos, la arrogancia y la depresión, la excitación excesiva que nos lleva a perder el control sobre lo que hacemos e incluso a generar situaciones muy incómodas para los demás.
Participante: Entonces, ¿significaría que mientras el cuerpo humano pueda generar emociones positivas, el cuerpo sirve como base de estas emociones?
Dr. Berzin: Correcto. Ese es precisamente el punto. Mientras un cuerpo y una mente humanos valiosos sean el mejor vehículo disponible para generar emociones positivas, queremos aprovecharlo, sin duda. Pero queremos ver el renacimiento humano como un paso hacia la liberación y la iluminación. Como seres iluminados, podríamos manifestarnos en forma humana. Podríamos manifestarnos en cualquier forma para beneficiar a los demás.
Participante: Disculpa, esto me lleva a mi otra pregunta. Si en esta vida nos enfocamos en obtener otro preciado cuerpo humano en la siguiente, ¿significa eso que no tenemos la oportunidad de alcanzar la iluminación en una sola vida?
Dr. Berzin: Significa que es sumamente difícil alcanzar la liberación o la iluminación en esta vida, aunque es posible. Así que, como una póliza de seguro, podríamos decir, queremos asegurarnos de que al menos podremos continuar hacia esa meta en vidas futuras. Siendo realistas, alcanzar la liberación y la iluminación llevará mucho tiempo. Es un trabajo duro. Superar la ira y el egoísmo no es fácil. Pero es posible. Y habrá una vida en la que nos libraremos de estas cosas para siempre, si nos esforzamos lo suficiente. Sin embargo, no es inevitable. Si no nos esforzamos, nunca sucederá. El budismo no dice que todos alcanzarán inevitablemente la liberación y la iluminación. Dice que todos son capaces de lograrlo.
Participante: Y al menos puedes hacer algún progreso.
Dr. Berzin: Al menos podemos progresar, aunque no seamos arhats. Y cuanto más progresemos, más felices seremos, de hecho, porque nos crearemos menos problemas. E incluso si ocurren cosas terribles, como cáncer o algo similar, al menos mentalmente, no sufriremos tanto.
Entonces, tenemos objetivos provisionales y tenemos objetivos finales.
Participante: Creo que los tibetanos usan esta imagen: cuando quieres cruzar un arroyo, utilizas un bote, pero no lo llevas sobre tu espalda cuando llegas al otro lado.
Dr. Berzin: Sí, a menos que quieras cruzar otro arroyo. Pero sí, usamos una barca para cruzar un arroyo. Pero una vez que llegamos a la otra orilla, dejamos la barca. No la seguimos cargando. Esa es una imagen que se usa.
El preciado renacimiento humano se llama así: la barca para cruzar la corriente del samsara. Esa imagen se usa en poesía, cuentos, etc. Es la barca. Tiene aspectos negativos y positivos. Queremos usar los positivos para deshacernos de los negativos. Queremos usar el cuerpo, pero sin glorificarlo —como digo, "la belleza del cuerpo"— ni sobreestimar lo que es capaz de ofrecernos. Si siempre aspiramos a algo imposible, basándonos en la idea de un "yo" sólido e imposible de existir, siempre nos frustraremos.