Lam-rim 59: El sufrimiento de estar separados de lo que nos gusta

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Repaso

Atravesamos estas etapas graduales de la mente para alcanzar las metas espirituales definidas en el budismo. Estas son, primero, mejorar nuestras vidas futuras y asegurar que sigamos teniendo preciadas vidas humanas; luego, liberarnos de los renacimientos incontrolablemente recurrentes; y, finalmente, alcanzar el estado iluminado de un buda. 

Podemos progresar a través de estas etapas de dos maneras. Inicialmente, trabajamos con ellas etapa por etapa, sin saber realmente qué sigue, hasta que hayamos desarrollado cada una de estas tres motivaciones hasta cierto punto. Sin embargo, hoy en día es muy raro que la gente desconozca lo que viene después. Por lo tanto, la otra manera es tener una idea general del camino completo y, con la mente enfocada en el estado iluminado de un buda, recorrer cada etapa metódicamente, considerándolas como escalones en el camino hacia la iluminación, más que como metas finales en sí mismas. 

Nivel inicial

El preciado renacimiento humano

El objetivo inicial es mejorar nuestros renacimientos —suponiendo que existe el renacimiento— y, en particular, continuar disfrutando de preciados renacimientos humanos para continuar en el camino espiritual. Así pues, comenzamos reflexionando sobre los preciados renacimientos humanos que tenemos ahora, viendo lo inusual que es y lo que realmente significa, especialmente en comparación con los estados más horribles. Estos estados serían un enorme obstáculo para cualquier tipo de progreso espiritual. Apreciamos que ahora no tenemos un renacimiento en tales estados. En cambio, tenemos una liberación temporal, un respiro temporal. Creo que es necesario enfatizar "temporal" porque, desde la perspectiva de los renacimientos sin principio, la libertad que tenemos es en realidad solo temporal. Dado que tenemos confusión, no darnos cuenta y emociones perturbadoras sin principio, a pesar de poseer la naturaleza búdica, sin duda hemos experimentado peores estados de renacimiento con mucha más frecuencia que mejores. Por lo tanto, este es un respiro muy inusual y temporal. Está lleno de ricas oportunidades y es muy importante aprovecharlas. 

Muchos seres nacen ahora como humanos, y diversas enseñanzas están disponibles en muchísimos países. Pero ¿cuántas personas son realmente receptivas a ellas? ¿Y cuántas no son simplemente seguidores que solo asisten a las enseñanzas cuando llega un gran lama y que no realizan un trabajo sincero sobre sí mismas para superar sus trastornos de personalidad, problemas y defectos, ni para desarrollar sus buenas cualidades? Son muy pocos los que realmente realizan ese tipo de trabajo. Por lo tanto, el preciado renacimiento humano implica no solo estar abiertos al Dharma, sino también ser sinceros al aplicarlo, y aplicarlo no solo superficialmente, realizando rituales, sino a un nivel más profundo, trabajando en nosotros mismos, desarrollando nuestras buenas cualidades y superando nuestras deficiencias.

Muerte e impermanencia

Vimos que las causas de un preciado renacimiento humano son realmente muy raras. Es difícil de alcanzar y se pierde con mucha facilidad. Por eso, pensamos en la muerte. Todos vamos a morir, y no tenemos ni idea de cuándo; podría ser en el próximo instante. En el momento de la muerte, nada nos será de mucho consuelo —si pensamos en vidas futuras— excepto los hábitos positivos que hemos desarrollado a partir del Dharma y las medidas preventivas que hemos tomado para evitar que las cosas empeoren. Todos nuestros amigos, todo nuestro dinero en el banco, etc., no nos servirán de ningún consuelo porque no podemos llevarnos nada de eso. Por otro lado, los hábitos positivos que hemos desarrollado continuarán formando parte de nuestro continuo mental, en cierto sentido, y moldearán los talentos, las tendencias y las conexiones que tendremos en el futuro. 

Tener cautela de los peores estados de renacimiento

Luego pensamos en los tipos de renacimientos que podríamos tener si no hubiéramos implementado fuertes medidas preventivas. Serían horribles. Nos tomamos esto muy en serio: el sufrimiento, la infelicidad y los obstáculos que nuestro continuo mental podría experimentar. Pensar en seres físicos que viven en las diversas ubicaciones geográficas, tal como se describen en el abhidharma, no es, en cierto sentido, lo importante. Lo importante es pensar en cómo nuestro continuo mental podría experimentar una infelicidad y un sufrimiento increíbles. El dolor que experimentan estos seres es mucho más intenso que el que el cuerpo humano puede soportar antes de perder el conocimiento. 

Así que, pensamos en estos reinos infernales y los tipos de sufrimiento que experimentan los seres allí, estando atrapados en ellos. Ese es un aspecto importante en términos de la connotación del término tibetano para estos reinos infernales (dmyal-ba), que significa "difícil de salir de ahí". El término sánscrito para ellos (naraka) implica ninguna alegría en absoluto, así que, "reinos sin alegría". "Seres atrapados en los reinos sin alegría" es como me gusta referirme a ellos. Luego pensamos en los fantasmas aferrados. "Aferrarse" es la connotación de la palabra tibetana para este reino (yi-dvags). Se aferran para conseguir incluso un bocado de comida o una gota de bebida, pero no pueden conseguir nada de eso. Luego pensamos en una criatura rastrera. "Rastrera" es la connotación de la palabra tibetana para animal (dud-'gro). Connota un ser que va encorvado hacia el suelo y que vive con el miedo constante de ser atacado por otros, ser devorado vivo, etc. Pensamos lo horrible que sería eso. 

Dirección segura

Entonces, buscamos la manera de evitar ese renacimiento. Vemos que podemos evitarlo al orientar nuestra vida positivamente. Así, con un sano sentido del miedo, sin querer experimentar estas terribles situaciones, pero también con gran confianza en que hay una manera de evitarlas, orientamos nuestra vida hacia una dirección segura. Eso es refugio. Al ir en esa dirección segura, nos protegemos de experimentar estos peores destinos. 

La dirección que queremos seguir está indicada por la Joya del Dharma suprema. Esta se refiere a lo que los budas y los seres arya han logrado: (1) la verdadera detención de todos los factores en su continuo mental que perpetúan el samsara; por lo tanto, el no darse cuenta, las emociones perturbadoras, las fuerzas y potenciales kármicos, etc., desaparecen para siempre; (2) la comprensión y transformación de la mente, los llamados caminos verdaderos, que producen esas verdaderas detenciones y que resultan de ellas. Esto es lo que queremos lograr. Esa es la dirección que queremos seguir. Avanzar hacia la iluminación es aún más lejos, pero este es el primer paso importante: la liberación. 

Los budas han alcanzado estas verdaderas detenciones y verdaderas mentes que son el camino en su totalidad, y los seres arya las han alcanzado parcialmente. Esto es muy alentador, porque al observar los ejemplos de los aryas, podemos ver que alcanzar la liberación y la iluminación es un proceso constante. Es un poco más fácil conectar con ellos. Son nuestros ayudantes, como dicen, en el camino. 

Refrenarse de la conducta destructiva según los principios del karma

Para ir en esa dirección, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de no tener peores renacimientos. Para ello, debemos dejar de actuar de forma destructiva. Esto significa que, cuando surjan impulsos que nos lleven a actuar de forma destructiva y negativa, debemos ejercer autocontrol y refrenarnos de actuarlos, basándonos en la comprensión de las consecuencias que tendríamos nosotros en cuanto a las tendencias y hábitos negativos que se desarrollan y refuerzan en nuestro continuo mental si actuamos de forma destructiva. 

Así que tuvimos nuestra gran discusión sobre el karma. Vimos que lo que experimentamos es algo que debemos deconstruir. Proviene de todo un entramado de causas y circunstancias. No es que solo porque hayamos cometido cierta acción en el pasado estemos experimentando este tipo de sufrimiento ahora. Y, por supuesto, no le agregamos que el sufrimiento que experimentamos es un castigo, que somos culpables, etc. Nada de eso existe en el budismo. Aun así, es importante no simplificar todo el proceso de causa y efecto del comportamiento, reduciéndolo a una sola causa que genera un solo efecto. Esta es una interpretación errónea de la verdad noble de la causalidad, la causa del sufrimiento. 

Hay muchísimos factores, millones de factores, que influyen en por qué actuamos de cierta manera. Hay millones de factores más que, con el tiempo, afectan el poder de la fuerza kármica, los potenciales kármicos que se construyen con nuestras acciones. Además, hay millones de causas y circunstancias que contribuyen a que maduren los potenciales kármicos que hemos construido. Por lo tanto, todo debe ser deconstruido para que no lo veamos en términos de proyectar una existencia sólida verdaderamente establecida sobre todo, como si las cosas simplemente estuvieran ahí, estableciéndose por sí mismas, sin relación con nada. 

Al concluir esa conversación, que es la conclusión del nivel inicial, ¿qué hemos logrado? Lo que hemos logrado es el estado mental de este nivel inicial. Es uno con el que, estando totalmente convencidos de las vidas futuras, definitivamente intentaremos aprovechar la oportunidad que tenemos ahora y no echarla a perder, como diríamos coloquialmente, no desperdiciarla. La aprovecharemos asegurándonos de seguir teniéndola para poder aprovecharla mejor. Pero, primero, al menos debemos lograr que continúe. Lo haremos yendo en esta dirección segura y trabajando para eliminar todos los factores perturbadores en nuestro continuo mental y desarrollar los positivos. La forma de lograrlo, para empezar, es ejercitar el autocontrol basado en el darse cuenta que discrimina, entendiendo que, si actuamos de forma destructiva, nos causaremos cada vez más problemas, cada vez más limitaciones. 

Este es el nivel inicial, uno que no debe trivializarse en absoluto. No es nada fácil sentir con absoluta sinceridad que estamos haciendo algo para garantizar que nuestras vidas futuras no sean horribles. Claro que, además de ejercitar el autocontrol, podríamos estar haciendo cosas positivas para intentar crear circunstancias positivas para nuestras vidas futuras. Pero es importante no pensar que solo necesitamos hacer cosas positivas para nuestras vidas futuras y que podemos salirnos con la nuestra haciendo cosas negativas. Es importante pensar en términos de ambos. Aquí, en el nivel inicial, el énfasis principal está en abstenerse de cosas negativas: formas negativas de actuar, hablar y pensar. Las formas negativas de pensar, obviamente, son mucho más difíciles que las formas negativas de actuar y hablar.  

Nivel intermedio

El objetivo es superar los tres tipos de sufrimiento, no solo el sufrimiento del sufrimiento

En el nivel intermedio, queremos profundizar. Aquí, buscamos no solo detener las causas del sufrimiento del sufrimiento, como se le llama, el sufrimiento del dolor y la infelicidad, que experimentaríamos con mayor intensidad en los renacimientos inferiores, aunque incluso en los renacimientos humanos, existe el sufrimiento de la infelicidad y el dolor. También buscamos detener las causas del sufrimiento del cambio, el sufrimiento de nuestra felicidad ordinaria, que nunca dura, nunca satisface y se convierte en infelicidad. Por ejemplo, al comer nuestra comida favorita, enfermamos si comemos demasiado. Al estar al sol, nos acaloramos demasiado y nos quemamos si nos exponemos demasiado tiempo. Es un tipo de felicidad que en algún momento se convierte en sufrimiento. Por lo tanto, no satisface. No es eterna. No es estable ni confiable. Por lo tanto, queremos superar el sufrimiento de nuestra felicidad ordinaria porque deseamos algo mejor. Nos gustaría algún tipo de felicidad duradera que no se convierta en infelicidad, que no nos deje insatisfechos, etc. 

Más aún, queremos superar la base que nos lleva a experimentar estos dos primeros tipos de sufrimiento. En otras palabras, queremos superar el sufrimiento del renacimiento continuo, el renacimiento incontrolablemente recurrente, que es la base de estos dos primeros tipos de sufrimiento. Por lo tanto, analizamos las verdaderas causas de estos problemas y cómo superarlos. Pero primero, analizamos los sufrimientos específicos del renacimiento samsárico. Eso es lo que estamos haciendo ahora. Más adelante, analizaremos sus causas. 

Los sufrimientos se describen primero en términos de los sufrimientos generales del samsara, que ya hemos abordado. Luego se describen en términos de los sufrimientos específicos de los tres estados de renacimiento superiores: los de los humanos; los de los llamados cuasi dioses, antidioses o aspirantes a divinos (los asuras); y los de los dioses. 

El sufrimiento de los humanos (continuación)

Hemos estado hablando del sufrimiento humano. Hemos abordado los sufrimientos del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. La última vez, hablamos con bastante detalle sobre cómo sería liberarse del samsara; en otras palabras, ser un ser liberado, un arhat. Sé por experiencia propia que simplemente tener una presentación de aquello de lo que uno quiere liberarse no es suficiente. Uno también quiere saber: "Bueno, ¿y luego qué? ¿Qué me queda?". Por eso enfaticé esta pregunta sobre cómo sería realmente ser un arhat, un ser liberado.

En cualquier caso, ahora podemos continuar con el resto de la presentación de estos sufrimientos de un renacimiento humano. 

El sufrimiento de estar separados de lo que nos gusta

El siguiente sufrimiento es el de estar separados de lo que nos gusta. Bueno, todos lo conocemos, ¿verdad? ¿Qué nos gusta? 

Participante: Personas.

Dr. Berzin: ¡Gente! ¿Nos separamos de ellos?

Participante: Cuando nos mudamos.

Dr. Berzin: Cuando nos mudamos, cuando ellos se mudan, cuando hay otros acontecimientos en sus vidas. Por ejemplo, podemos tener un muy buen amigo que empieza una relación con alguien. ¿Y entonces qué pasa? Ya no tienen tiempo para nosotros. Nos gustaría estar con ellos, pero nos separamos.

Participante: O mueren.

Dr. Berzin: Podrían morir, por supuesto. La muerte está ahí; la enfermedad está ahí. 

Participante: También existe el temor de que en algún momento puedan abandonarme.

Dr. Berzin: Eso se conoce como miedo al abandono, un problema emocional y psicológico muy grave para muchas personas. "Me van a abandonar". Es un tema muy interesante. 

Primero, deberíamos pensar en general sobre cómo nos despojamos de lo que nos gusta. Y no solo en un nivel ordinario, como ir a un restaurante y descubrir que se acabó tu comida favorita. Luego analizaremos el abandono, ya que es un tema muy interesante. 

[meditación]

Por favor, traten de considerar si lo que nos gusta siempre es saludable. Con saludable, me refiero no solo a la salud física, sino también a la emocional y mental. 

[meditación]

Entonces, díganme, ¿cuál es la causa del sufrimiento por estar separados de lo que nos gusta? ¿Por qué sufrimos? Es un hecho que nos separaremos de lo que nos gusta debido a la impermanencia. Entonces, ¿por qué sufrimos? 

Participante: Porque no nos gusta la impermanencia.

Dr. Berzin: Vamos a profundizar un poco más. 

Estamos apegados a lo que nos gusta

Participante: Generalmente es por apego.

Dr. Berzin: Exactamente. Nos apegamos a lo que nos gusta. ¿Y cuál es la definición de apego?

Participante: Exageramos las cualidades positivas.

Dr. Berzin: Exageramos las cualidades positivas. Exactamente. E ignoramos las negativas. Por eso, no queremos soltar.

Participante: Y superponemos cualidades que no existen.

Dr. Berzin: Absolutamente. El apego también puede ser apego a esta vida. 

Participante: El sufrimiento surge porque pensamos que necesitamos algo. Pensamos que realmente lo necesitamos para ser felices.

Dr. Berzin: ¡Qué bien! Sufrimos porque creemos que necesitamos estas cosas para ser felices. "Necesito mi música. Si no tengo mi reproductor MP3, mi iPod", o lo que sea, "no puedo ser feliz. Necesito tenerlo todo el tiempo". Creemos que necesitamos estas cosas. ¿Pero realmente las necesitamos? ¿Hay cosas que realmente necesitamos y otras que no? ¿Qué necesitamos realmente? 

Participante: Necesito comida, refugio…

Dr. Berzin: Correcto. Necesidades básicas: comida, refugio, ropa, aire.

Participante: Contacto social.

Dr. Berzin: Sí, el contacto social.

Participante: Y acciones constructivas.

Dr. Berzin: Bueno, solo hablamos de lo que necesitamos para sobrevivir. Sí hay ciertas cosas que sí necesitamos. 

Aquí hay dos aspectos. Uno es el "yo" y el otro es la cosa que necesito. Podríamos exagerar el "yo": " Yo, yo, yo; un 'yo' sólido. No puedo vivir sin esto o aquello". Así que estamos obsesionados con nosotros mismos y somos muy egocéntricos: "Tengo que tener esto; tengo que tener aquello", etc. Luego está el objeto, que podemos necesitar o no. E incluso si el objeto es algo que realmente necesitamos, como un refugio, podríamos exagerar cuánto necesitamos. ¿De qué tamaño debe ser la casa? 

Participante: Hace diez años, la gente podía vivir fácilmente sin reproductores MP3.

Dr. Berzin: Exacto. Tengo la edad suficiente, más que suficiente, para recordar cuando la gente podía vivir perfectamente sin computadoras, incluso sin máquinas de escribir eléctricas. Hice mi tesis doctoral, las 700 páginas, en una máquina de escribir mecánica con papel carbón. Si cometes un error, tienes que volver a escribir toda la página. 

Participante: Lo que crees que necesitas puede ser influenciado por lo que tienen tus compañeros, las personas que te rodean.

Dr. Berzin: ¡Correcto! Esa es una de las seis causas por las que surgen las emociones perturbadoras: la influencia de los demás. “Todos tienen la última moda. Yo no soy popular si no tengo esa moda”.  

Y luego nos separamos de lo que amamos, como perder nuestros trabajos o incluso nuestras casas. Son pérdidas graves. Así que podríamos preguntarnos: "¿Por qué no deberíamos sufrir? ¿Por qué no deberíamos sentirnos infelices por perder nuestros trabajos o nuestras casas?". Vaya, ahora pisamos terreno difícil, ¿verdad? 

Es triste cuando estas cosas suceden. Cuando perdemos a un ser querido, por ejemplo, es triste. Esto plantea una pregunta interesante: ¿Se sentiría triste un arhat? ¿O se sentiría como Spock de Star Trek y no sentiría nada? ¿Es eso lo que buscamos? 

Creo que hay una diferencia. Es triste cuando alguien muere. Es triste cuando perdemos nuestros hogares. Es triste cuando perdemos esto o aquello. Pero eso no significa que tengamos que ser infelices. 

Participante: Quizás sea cuestión de no rumiar en torno a la pérdida.

Dr. Berzin: ¿Qué significa rumiar? Es pensar: "Yo, yo, yo" y hacer la gran cosa de lo que he perdido. Perder la casa o el trabajo es algo muy serio. No pretendo trivializarlo. Pero...

Participante: Depende de qué tan activo sea el “yo”.

Dr. Berzin: Depende de qué tan activo esté el “yo” y demás.

Una forma budista ideal de afrontar estas situaciones sería aceptar la realidad. Podemos sentirnos tristes hasta cierto punto, lo cual depende en gran medida de la duración de la tristeza. Como seres comunes, nos sentiremos tristes. La tristeza surgirá de vez en cuando. Perdemos a nuestras esposas, esposos o padres, y años después, de repente, surge un sentimiento de tristeza y el pensamiento de "cuánto los extraño". Esto es bastante natural, dado que somos seres samsáricos. 

Recuerdo a mi madre. Murió hace quince años. Mi madre era una mujer maravillosa, una mujer muy inspiradora. ¿Me siento triste? No, pienso lo contrario: me alegro de lo maravillosa que era y pienso en las cosas buenas. No pienso: "Pobre de mí, la he perdido". Esa es la diferencia. Así que aceptamos la realidad. ¿Y ahora qué? ¿Qué hago? He perdido mi trabajo. ¿Qué hago ahora? Intento encontrar una solución, en lugar de darle vueltas, como dices, al "pobre de mí" y a mi pérdida. Cuanto más pensemos en "pobre de mí" y en mi pérdida, más infelices seremos. Naturalmente, habrá tristeza, pero lo principal es encontrar una solución. 

Afrontar la pérdida cambiando la base para el etiquetado “yo”

Hay algo que siempre aconsejo cuando las personas se encuentran en situaciones en las que se separan de lo que les gusta, por ejemplo, una relación. Una relación termina. O rompemos con la persona o esta muere. Hasta entonces, la base para etiquetar el "yo" ha sido la relación. Hemos etiquetado al "yo" en términos de una pareja, como miembro de una pareja. Lo tomamos como nuestra identidad. Bueno, esa puede ser nuestra identidad convencional; sin embargo, si la tomamos como nuestra identidad "verdadera", verdaderamente establecida: "eso es lo que soy", entonces, cuando la relación ya no existe como la base que acontece en el presente para etiquetar el "yo", nos quedamos estancados en el pasado y sufrimos cada vez más. 

La manera de superar eso, de desatascarse, es etiquetar al "yo" en función de lo que viene después de la ruptura de la relación. Claro que hay una historia. El "yo" está etiquetado sobre toda la historia. Pero hay que actualizarla. Ponerla al día. Entonces, cuando empezamos nuevas relaciones o sucede algo nuevo en nuestra vida, de repente, nos resulta mucho más fácil lidiar con la pérdida porque ahora tenemos una base diferente para etiquetar al "yo". Así que, superar la pérdida es solo cuestión de tiempo y construir una nueva historia suficiente sobre la que etiquetar al "yo".

Participante: No necesariamente una nueva relación.

Dr. Berzin: Correcto. Un gran error que solemos cometer es etiquetar el "yo" en términos de un solo aspecto de nuestra vida o un conjunto, como el cuerpo, mientras que la base para etiquetar el "yo" es todo lo que sucede en nuestra vida: educación, trabajo, familia, amigos, vida deportiva, etc. No se trata solo de un pequeño aspecto. Por lo tanto, es fundamental que la base para etiquetar el "yo" sea lo más amplia y realista posible. Si seguimos etiquetando el "yo" en términos de "esto es lo que necesito. Esto es lo que debo tener. Esto es lo que soy. Y ahora estoy separado de ello. ¡Aah!".

Participante: Otro ejemplo clásico es la jubilación, ¿no?

Dr. Berzin: Sí. Hay personas, por supuesto, que anhelan jubilarse porque odian sus trabajos y están muy felices de poder finalmente relajarse y tener tiempo libre. Pero hay otras que están muy apegadas a sus trabajos. Lo mismo ocurre cuando la enfermedad o la vejez nos apartan de lo que nos gusta. "Me gusta hacer deporte, pero ya no puedo porque me duele la espalda", o "me gusta bailar, pero no puedo bailar como se baila hoy en día", cosas así.

Participante: Cuando estuve en el Reino Unido durante un tiempo prolongado, empecé a pensar en inglés. Normalmente, pienso con rapidez y precisión, pero debido a mi falta de conocimientos del idioma, no podía pensar con la misma rapidez y precisión que suelo hacerlo en alemán. Así que mi identidad se tambaleó un poco.

Dr. Berzin: Esto, me parece, es interesante porque la gente de Europa, mucho más que la gente de Estados Unidos, habla varios idiomas, no solo uno. ¿Se tiene una identidad diferente al hablar diferentes idiomas? Hablo bastantes. ¿Me percibo de forma diferente en diferentes idiomas? Por supuesto. En el sentido de que puedo hablar con mucha más facilidad y explicarme con mucha más precisión en inglés que en alemán. Además, ciertos idiomas, como el tibetano, tienen niveles de cortesía, formalidad, etc., que no se encuentran en inglés y que aportan un aspecto completamente diferente a la personalidad. 

Es bastante interesante: ¿Quién soy? De nuevo, nos adentramos en la base del concepto del "yo". Pero centrémonos en nuestro tema.

Participante: Bueno, estoy muy identificado con mis funciones cerebrales, de las cuales me separé cuando hablaba en inglés.

Dr. Berzin: Dices que te separaste de tus funciones normales de pensamiento cuando te encontraste en un entorno lingüístico completamente diferente. Es muy cierto. Perdiste tus gustos. Ese tipo de cosas se intensifican con la edad. La memoria ya no es tan buena. La atención plena se pierde. ¡Es increíble cómo se pierde! Lo noto muy a menudo en mí. Voy a sacar algo del armario que está junto al refrigerador donde guardo los alimentos secos, y en lugar de abrir la puerta del armario, abro la del refrigerador, sin siquiera pensarlo.   

Cuando mi madre vivía en un hogar de ancianos en Florida, tenía una vecina muy amable que solía decir que la única forma de afrontar la vejez era simplemente reírse de ella. 

Participante: ¿Reírse de ello?

Dr. Berzin: Tenemos que reírnos cuando hacemos cosas así. ¡Si no, lloramos!

Entonces, separarnos de lo que nos gusta. 

El miedo a separarse de lo que nos gusta: problemas de abandono

Esto se relaciona con el tema que mencioné que era muy interesante analizar: el miedo al abandono, el miedo a separarnos de lo que nos gusta. ¿De qué se trata? Pensémoslo. 

[meditación]

¿Por qué nos lleva, por ejemplo, a mantener relaciones poco saludables? Porque tememos que, si las perdemos, no nos quedará nada

[meditación]

Bien, ¿qué es el miedo al abandono? 

Participante: Creo que todo se reduce al control y al miedo a no sentir un suelo bajo nuestros pies. Cuando perdemos lo que sea, tenemos que reconocer que las cosas no están bajo nuestro control. 

Dr. Berzin: Entonces, si conservamos lo que nos gusta, sentimos que tenemos el control de la situación. Si nos separamos de lo que nos gusta, sentimos que las cosas ya no están bajo nuestro control. Por lo tanto, el miedo al abandono es miedo a perder el control.

Participante: Pienso también que generalmente tenemos el hábito de buscar constantemente mantener las cosas cómodas para nosotros.

Dr. Berzin: Intentamos mantener todo cómodo, o en orden. Sr. Ciencia, ¿qué hay de la entropía? ¿Las leyes de la entropía dicen que las cosas se ordenarán o se desordenarán?

Participante: Se desordenarán. Necesitas invertir mucha energía para que todo siga como te gusta.

Dr. Berzin: Entonces, de acuerdo con las leyes de la entropía, tenemos que invertir una enorme cantidad de energía para que las cosas estén cada vez más ordenadas.

Participante: Demasiada energía.

Dr. Berzin: Eso también es cierto en la vida, ¿verdad? Tenemos que invertir mucha energía en que las relaciones funcionen, etc. Sin embargo, ¿podemos controlar lo que sucede? ¿O es un mito? Es un mito que podamos tener el control total, porque hay un millón de cosas que influyen en lo que nos sucede. Por lo tanto, es una exageración del "yo" pensar que controlamos todo lo que sucede y que todo lo que sucede, ya sea bueno o malo, es debido a

¿Existen otros aspectos del miedo al abandono y el deseo de tener el control?

Participante: Cuando mi esposo llega tarde a casa sin avisarme, me pongo un poco nerviosa pensando que algo podría haber pasado. Así que soy consciente de que necesito algún tipo de control, pero lo exagero.

Dr. Berzin: También podría ser el propio hijo, en cuyo caso uno podría sentirse aún más fuera de control.

Participante: Me temo que pudo haber ocurrido un accidente.

Dr. Berzin: Te preocupas, etc. ¿Pero hay una sensación de abandono?

Participante: No.

Dr. Berzin: “Si algo terrible le ocurriera a mi hijo, a mi esposa o a mi esposo, ¿cómo podría seguir adelante?”.

Participante: No, no es eso.

Dr. Berzin: No, quiero decir que podría ser eso. Sería miedo al abandono, miedo a perder a alguien. 

Participante: Creo que eso cae en el engaño que tenemos de que aquello que nos satisface es externo a nosotros.

Dr. Berzin: Entonces, si es externo y lo perdemos, nos sentimos abandonados.

¿Qué pasa con un niño que se siente abandonado cuando sus padres se divorcian? Se sienten abandonados por quienquiera que se mude, el padre o la madre. Luego, llevan consigo ese sentimiento de abandono hasta la edad adulta y temen ser abandonados de nuevo. Creo que este es un ejemplo muy común. 

Participante: Tu ejemplo me hace pensar en algo: este sufrimiento se debe a la dificultad para afrontar la realidad, en primer lugar, porque temes algo que no sucedió. Puede ocurrir en una relación: que lo que te gusta de esa persona ni siquiera sea lo que realmente es. Así que no es una relación verdadera. Se trata solo de mí, de mí, de mí: de los sentimientos que esta persona me despierta. 

Dr. Berzin: Lo que dices es que, a menudo, nuestro miedo al abandono —a perder lo que nos gusta, a separarnos de ello— se basa en la preocupación por algo que podría ser una proyección completa. Mi hijo o mi pareja llega tarde a casa y pienso que debe haber habido un accidente. Debe haber ocurrido esto o aquello. Pero todo se basa en la fantasía y la proyección. Así que no lidiamos con la realidad de “simplemente no lo sé”. Pero luego, el no saber se convierte en la pérdida de control sobre lo que sucede. El énfasis, entonces, está en . “¡Ay! ¡No puedo con esto!”. 

Además, el otro aspecto que mencionaste es que, en una relación, a menudo proyectamos cualidades en la otra persona que ni siquiera existen: "es la pareja perfecta", etc., cuando no lo es. Entonces tememos perder eso, separarnos de eso. 

Participante: Estar enamorado es bioquímicamente muy similar a una adicción.

Dr. Berzin: Estar enamorado, señala nuestro amigo químico, es bioquímicamente muy parecido a una adicción, lo que significa que sufrimos cuando nos separamos. Sufrimos de abstinencia.

Participante: También tenemos apego a nuestras fantasías, a los conceptos de lo que queremos para nosotros mismos.

Dr. Berzin: "Me gustaría ser un actor exitoso en Hollywood", por ejemplo. Nos alejamos de nuestra fantasía cuando no sucede, lo cual, repito, era solo una proyección y un mito.

Participante: Entonces, tal vez cuando tus padres se separan o alguien se va, tienes que empezar a afrontar la realidad y aprender que en realidad no necesitas esas cosas.

Dr. Berzin: Está bien sentirse triste, pero no sentir que no podemos vivir sin ellos. La vida continúa. 

Pero ¿qué pasa con el ejemplo del niño que se siente abandonado cuando sus padres se divorcian? Muchos niños se sienten así. Uno de sus padres se muda y el niño solo lo ve cada dos sábados o algo así. Es muy difícil saber cuál es la mejor manera de ayudarlo en esa situación. Pero ¿qué pasa cuando el niño crece y sigue teniendo miedo al abandono en cualquier relación que entable? 

Participante: Psicoterapia.

Dr. Berzin: Pero apliquemos una perspectiva budista. Seamos psicoterapeutas budistas. ¿En qué tendríamos que trabajar? ¿Cuál es el problema? Para empezar, está el problema de la proyección. Mi pareja no es mi madre ni mi padre quienes me abandonaron; de hecho, mis padres no me abandonaron realmente. Normalmente, el niño también piensa que es culpa suya que sus padres se divorcien.

Participante: Diría que hay muchos factores involucrados en cualquier cosa que suceda. Así que, cuando algo sucede, no puede ser solo mi culpa.

Dr. Berzin: Correcto. Este es el punto que mencionaba antes: que tendemos a pensar, de forma simplista, que todo lo que sucede es culpa mía. Así, si estamos en una relación poco saludable, por ejemplo, pensamos: "Mejor me callo porque si digo algo malo, será culpa mía que la relación se rompa". Así, toleramos todo tipo de comportamientos desagradables por parte de la otra persona. Esto también forma parte del miedo al abandono: pensar que todo es siempre culpa mía y nunca del otro. 

Participante: Pero también puedes aplicar lo que dijiste, tu consejo para las personas cuyas relaciones se rompen, que deberían repensar lo que creen que es el “yo”, porque siempre han estado pensando que el “yo” estaba ligado a algo o a alguien.

Dr. Berzin: Como dices, si una relación se rompe o cualquier otra cosa y sufrimos, debemos reflexionar sobre nuestro concepto de "yo". Creo que esto es lo que subyace a los sentimientos de abandono. El sentimiento de abandono es la sensación de un "yo" sólidamente existente que, de alguna manera, establece su identidad —e incluso su existencia— en una relación específica, y que teme que, si esa relación termina, ese "yo" deje de existir. Este pensamiento nihilista podría ser una de las razones del miedo al abandono y del sufrimiento de separarse, o incluso de imaginarse separado, de lo que nos gusta, algo que probablemente estemos exagerando. Probablemente solo estemos exagerando lo que nos gusta o proyectando lo que creemos que nos hará felices. Es un tema muy complejo, ¿verdad?

Participante: Es un tema muy complejo. Y quisiera enfatizar que los adultos que han tenido miedo al abandono desde la infancia necesitan psicoterapia. No les recomendaría que hicieran meditaciones sobre la vacuidad. Es como si tuvieras un dolor de muelas terrible... bueno, podrías meditar sobre la vacuidad del yo, pero sería mejor ir al dentista.

Dr. Berzin: Estoy de acuerdo en que intentar meditar sobre el problema por sí solo probablemente no funcione. Podría causar aún más problemas por no tener guía. Necesitamos guía. Necesitamos trabajar con alguien que pueda sugerir maneras de abordar el problema y que nos ayude a hacerlo. Esa persona podría ser un terapeuta. ¿Podría ser un maestro espiritual, un maestro espiritual budista? Creo que aquí es donde surgen algunos problemas.

El rol tradicional de un maestro budista, si lo analizamos desde el contexto tibetano, es simplemente proporcionar el material de trabajo. Luego trabajamos en él por nuestra cuenta. Un maestro budista no es alguien a quien acudir para contarle todos nuestros problemas. Escuchamos al maestro. No nos pasamos el tiempo contándole nuestros problemas. Esto resulta confuso para los occidentales, ya que prefieren ver a los maestros budistas como terapeutas. Pero el terapeuta y el maestro budista tienen roles muy diferentes. Así que, sí, si alguien tiene problemas personales que necesita abordar, creo que sin duda es mejor que acuda a un terapeuta que a un maestro budista, quien realmente no está capacitado para asumir ese rol. Estoy de acuerdo contigo. 

Participante: Creo que también es contextual. En siglos pasados, antes de que existieran los psicólogos, había sacerdotes y rabinos a quienes se podía acudir.

Dr. Berzin: En Occidente, existe la tradición de que los líderes espirituales sean sacerdotes o rabinos, etc. ¿Es un maestro espiritual budista un sacerdote o un rabino? No.

Participante: Pero tal vez la gente que creció en una sociedad de tipo budista, donde tenían ideas diferentes sobre el “yo” y todo eso, ya tenía una especie de terreno de preparación.

Dr. Berzin: Dices que la gente en Asia creció en sociedades budistas donde los conceptos de individualidad, de la importancia del "yo" en contraposición a la importancia de la familia, etc., son muy diferentes. Además, la mayoría de los asiáticos no hablan abiertamente de sus emociones, de cómo se sienten, etc. Así que la situación es muy diferente. Es totalmente cierto.

Pero en lo que respecta a los maestros budistas occidentales, debo decir que muchos de ellos también tienen formación como psicólogos. Así que, de nuevo, los roles se mezclan. 

Pero incluso como terapeuta, ¿cómo abordaría uno el problema del abandono, de estar separado de lo que a uno le gusta y el miedo a estar separado de lo que a uno le gusta?

Participante: Tienes que aprender a aceptar.

Dr. Berzin: Así es. 

Tengo una amiga psiquiatra que usa un ejemplo particular. Lo usa sobre todo con personas que han tenido una infancia terrible: padres alcohólicos y divorciados, con problemas de drogas, delincuencia, etc. Son adolescentes que crecieron en el centro de una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos. El ejemplo es que nos dan un cupón para zumo de naranja gratis. Tenemos derecho a un zumo de naranja gratis. Pero cuando vamos a por él, vemos que no queda. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos enfadamos y disparamos a la persona de la caja o destrozamos la máquina de zumo de naranja vacía? (Los adolescentes con los que trata son bastante violentos). En este caso, teníamos derecho a una buena infancia, a una familia feliz, a unos padres que nos cuidaran. Teníamos ese derecho. Pero, perdón, se nos acabó el zumo de naranja. Así que ahora tenemos que aceptarlo en cierto modo y, de alguna manera, conseguir algo más. Usa ejemplos muy aterrizados.

Participante: Me gustaría retomar tu pregunta sobre qué, desde un punto de vista psicológico, subyace al miedo al abandono. Dijiste que, desde una perspectiva budista, la forma en que te defines podría estar detrás. Un psicólogo diría que la falta de autoestima es la causa, porque desde pequeña te has definido negativamente, como resultado de la ruptura; así que, ya sabes, no hay jugo de naranja para ti. No sé si sientes que no hay mucho ahí, que sientes ese vacío, esa sensación nihilista.

Dr. Berzin: Desde una perspectiva psicológica occidental, un adulto que lidia con sentimientos de abandono debido al divorcio de sus padres en la infancia, en lugar de pensar en términos nihilistas como "si pierdo esta relación, dejo de existir", pensaría más en términos de baja autoestima; por ejemplo, "mis padres rompieron por mi culpa. Soy malo", etc. Esa autoimagen negativa se traduce en un sentimiento de "claro que esta persona me va a abandonar porque soy muy malo". Así que, de nuevo, desde una perspectiva psicológica occidental, uno trabajaría en la autoimagen, algo muy budista en cuanto a trabajar en los factores de la naturaleza búdica y cosas así, y no identificarse con las deficiencias que todos tenemos. 

Creo que, aunque la terminología y los métodos que utilizan los budistas y los terapeutas puedan ser diferentes, el principio no es tan distinto. Por eso dije que la diferencia entre una sesión con un terapeuta y una con un maestro budista tradicional es que la sesión con el terapeuta se centra en nosotros. Con el terapeuta hablamos de nuestros problemas personales. Tradicionalmente, no se hace eso con un maestro budista. Un maestro budista proporciona el material y luego trabajamos con él. Si tenemos preguntas, él o ella las responderá.

Aceptar el hecho de la impermanencia

Participante: Una forma de lidiar con este miedo al abandono es hacer lo que dice el koan: “La muerte puede llegar en cualquier momento, así que relájate”. El fin de una relación, el fin de esta presión, o el fin de esto o aquello, llegará, así que relájate.

Dr. Berzin: Ese es un koan que cito a menudo. Significa que debemos aceptar la impermanencia, que todo llega a su fin. No te preocupes por ello. No hay nada que podamos hacer para evitarlo, así que relájate. Lo cual es muy cierto. No es fácil de aplicar, pero es cierto. 

Ese es el objetivo de meditar sobre estas cosas. Se trata de familiarizarnos con ellas en una situación controlada e intentar ver las relaciones, etc., en términos de "se acabará". Siempre uso el ejemplo de un hermoso pájaro silvestre que se acerca a la ventana. Puedo disfrutar de su presencia, digamos en el comedero de mi ventana, pero el pájaro volará. Si regresa, bueno, soy muy afortunado. Pero si intento atraparlo y ponerlo en una jaula, será muy, muy infeliz e incluso podría morir. Las personas que están en nuestra vida, especialmente los niños, la familia, entran y salen como el pájaro silvestre. Así que, disfrutemos de la belleza del tiempo que pasamos juntos sin aferrarnos ni intentar enjaularlos, teniendo en cuenta que, en cualquier momento, podrían volar. Y volarán, incluso si es en términos de morir. Podrían quedarse con nosotros mientras vivan... o mientras vivamos nosotros. Podríamos morir primero.

Estas imágenes son útiles. En la meditación, uno se familiariza repasando estas cosas una y otra vez, intentando ver la relación y a la otra persona desde estos puntos de vista. Esto no significa tener la paranoia de que se vaya a romper, pensar que no podemos vivir sin ella, etc. Simplemente significa aprender a aceptar la realidad. Creo que esto es lo principal. De esto se trata el budismo: ver la realidad. Como dijo Shantideva, si hay algo que podemos hacer con respecto a una situación, sin pensar que tenemos el control y que lo que hagamos va a cambiar todo en el universo, no te preocupes, simplemente hazlo. Y si no hay nada que podamos hacer, ¿para qué preocuparnos? Preocuparse no va a cambiar nada. 

Participante: Lo que realmente no veo es relajarme y dejar de aferrarme. «Relajarme» podría significar simplemente dejar que las cosas sigan como siempre.

Dr. Berzin: Correcto. "Relajarse" podría entenderse erróneamente no solo como no estar tenso, sino también como seguir aferrándose y dejar que las cosas sigan como siempre; por ejemplo, cuando estamos en una relación poco saludable. Se vuelve muy complejo; hay muchas variables y variantes. Si estamos en una relación poco saludable y proyectamos: "Necesito esta relación; no puedo vivir sin ella. Me convertiré en nada si termina. Si termina, será culpa mía. Así que mejor me callo de todos modos y no provoco que termine", simplemente relajarse y aguantar el mal comportamiento tampoco es la solución. Así que todo está dentro de un contexto. 

Participante: Creo que también es importante ver en qué nivel se encuentra la práctica de uno. Por ejemplo, en un nivel ordinario, mis relaciones, por ejemplo, con mis amigos, me dan alegría, consuelo, etc., y son, en ese nivel relativo, muy importantes. La ilusión es que no podría vivir sin mis amigos. Esa es la ilusión. Pero en un nivel espiritual más avanzado, podría ver que, si uno de ellos muriera, su muerte no sería muy diferente a que se fuera de fin de semana. Pero no debería mezclar los niveles.

Dr. Berzin: Podemos disfrutar de nuestras relaciones con nuestros amigos. Esto es definitivamente así en todos los niveles. No decimos que no disfrutemos de nuestras relaciones. Las disfrutamos por lo que son. Ese es un nivel de ecuanimidad que, como practicantes comunes, podríamos alcanzar. Pero alcanzar un nivel de ecuanimidad completa, pensando que da igual que mi amigo muera, que muera la mosca, que se vaya de fin de semana o que se muera, es mucho más avanzado. 

La ecuanimidad es muy difícil de alcanzar. ¿Tener una actitud igualitaria hacia todos? Es realmente difícil. Tener ecuanimidad hacia los llamados sentimientos mundanos, los dharmas mundanos —si las cosas van bien, si las cosas no van bien, etc.— significa no emocionarse demasiado por uno ni deprimirse por el otro. Simplemente aceptamos la realidad de lo que sea cuando sucede y lo vemos como una ilusión, como una ilusión, como un sueño... “la muerte de mi hijo en un sueño”. Togmey Zangpo usa esa imagen en las Treinta y siete prácticas del bodisatva. Muy interesante.

En fin, reflexionemos un último momento sobre el sufrimiento de separarnos de lo que nos gusta. Es un tema muy profundo, la verdad. ¿Por qué sufrimos cuando nos separamos de lo que nos gusta? ¿Y tenemos miedo de separarnos de lo que nos gusta? 

[meditación]

Podemos ver que las causas de este sufrimiento son el apego y la ignorancia, o el no darse cuenta, con el que nos aferramos a nuestro "yo" como si existiera de maneras imposibles, pensando: "No puedo vivir sin lo que me gusta", etc. Por eso, el nivel intermedio se enfocará en eliminar las emociones perturbadoras y esta ignorancia o confusión. A eso conduce todo esto. 

En otro nivel, este sufrimiento se vincula con uno de los sufrimientos generales del samsara: el sufrimiento de tener que dejar esta vida, este cuerpo, a todos nuestros amigos, todo lo que hemos tenido en esta vida. Luego está el sufrimiento de tener que pasar a algo nuevo, un nuevo renacimiento, algo que realmente no podemos controlar. No sabemos qué será. Lo más probable es que no estemos con los amigos y las personas que apreciamos. Así, ese sufrimiento de separarnos de lo que amamos, incluso si morimos con un dolor terrible, suele ir acompañado de cierto apego. Queremos liberarnos del dolor, pero no queremos liberarnos de nuestros seres queridos. 

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