A menudo, las situaciones o las personas parecen existir engañosamente con una identidad aparentemente concreta, establecida sin depender de nada más que de su propia naturaleza. Necesitamos deconstruir nuestras sensaciones de que la apariencia de las personas, su modo de conducta o nuestra respuesta hacia ellas es fija. Deconstruir las apariencias engañosas que nuestra mente crea no impide instantáneamente que nuestra mente vuelva a fabricarlas y a creer en ellas. Tanto nuestros instintos como estas apariencias son irresistibles y solo pueden debilitarse con nuestro desarrollo de una familiaridad total con ver la realidad.