Metodología para traducir textos budistas

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Me pidieron que hablara sobre algunos de los problemas y métodos que se utilizan al traducir textos budistas, principalmente del tibetano. Durante mi educación, estudié varios idiomas budistas, primero chino, luego sánscrito y tibetano. El japonés es útil para los comentarios, especialmente de los eruditos modernos, aunque debo confesar que no he conservado mi japonés y por eso lo he olvidado en gran medida. Cuando fui a la universidad por primera vez y estudié estos idiomas, el énfasis principal siempre estuvo en la gramática y en tratar de comprender todos los aspectos complejos de la gramática, particularmente el sánscrito. Cuando estudiamos el proceso de traducción, observamos cómo se traducían los textos budistas sánscritos al tibetano y cómo se traducían al chino, y las diferencias en los métodos: estos idiomas son muy, muy diferentes entre sí y diferentes del sánscrito original.

El sánscrito es una lengua indoeuropea y tiene muchas más similitudes con el ruso que con el chino o el tibetano. Tiene muchísimos tiempos verbales diferentes. Tiene singular, dual y plural. Tiene activo y lo que se llama “medio” y pasivo. Medio significa hacerte algo a ti mismo. En cuanto a los sustantivos, hay muchísimos casos, como ocurre en ruso. Así que es un idioma muy, muy complejo y sigue muchas reglas gramaticales, casi matemáticas.

Con respecto al tibetano, los tibetanos no tenían un vocabulario filosófico muy extenso cuando encontraron el sánscrito y, de hecho, no lo tenían muy desarrollado en absoluto. Al traducir del sánscrito, intentaron transmitir algunos de los aspectos del sánscrito, pero fue muy difícil. En sánscrito, al igual que en ruso y en inglés, hay verbos que se componen de una preposición y una raíz principal de un verbo. Como en inglés "under" y "stand". Cuando se juntan estos dos, no hay mucha relación entre "debajo" y "estar de pie". Así, tenemos muchas palabras en sánscrito. Lo que hicieron los tibetanos fue traducir “debajo” y “estar de pie”, e inventaron una nueva palabra. Si no aprendías lo que significaba, basándote en el sánscrito, no tenías idea de lo que realmente significaba.

Además, el orden de las palabras en gran parte de la literatura sánscrita no se basa tanto en juntar palabras que encajen desde la gramática, sino en juntar las cosas según la métrica para que suene muy bien cuando las recitas o las cantas. Esto, por supuesto, causó algunos problemas con los tibetanos y a veces seguían el orden de las palabras sánscritas, que luego tienen un sentido o un significado bastante diferente del original. El tibetano tiene muchas otras particularidades, pero al menos es una lengua que tiene algún tipo de gramática desarrollada, pero para nada tan compleja como el sánscrito.

En cuanto al chino clásico, tiene muy, muy poca gramática, por lo que los chinos, en su mayor parte, ni siquiera intentaron traducir las cosas literalmente, sino que parafrasearon. Pusieron el texto original en palabras ligeramente diferentes, para muchos de ellos, no para todos. Así que tenemos un tipo de traducción al chino bastante diferente.

Cuando fui por primera vez a la India, cuando conocí a Su Santidad el Dalái Lama le pregunté qué debería enfatizar en mis estudios en términos del idioma. Dijo que realmente el chino no sería tan útil, que debería enfatizar más el tibetano y el sánscrito. El chino solo me ha resultado útil cuando he investigado. Por ejemplo, cuando quiero investigar el desarrollo histórico de determinadas ideas. Hice esto para el desarrollo de la ética sexual en el budismo, ya que este es un tema que resulta muy confuso para muchos occidentales. Luego, gran parte de la literatura sánscrita sobre el abidharma no fue traducida al tibetano, se perdió en sánscrito y solo se conserva en la traducción china. Para ese tipo de investigaciones el chino ha sido invaluable, pero en otros aspectos siempre he enfatizado el tibetano y el sánscrito.

En cuanto a cómo se traduce, primero al inglés, creo firmemente que cualquier cosa se puede traducir a cualquier otro idioma. El Buda enseñó de tal manera que todos pudieran entenderlo en su propio idioma. Eso significa que es posible transmitir las enseñanzas budistas en otros idiomas, pero eso no significa que sea fácil. Es muy desafiante y requiere encontrar palabras en el idioma destino que realmente signifiquen lo que significan las palabras originales. Como expliqué anteriormente, hay tantas definiciones de los términos que es necesario ser flexible.

En cuanto al estilo, originalmente, cuando estudiaba en la universidad, lo tradujimos a un tipo de estilo muy artificial. A veces le dimos el sobrenombre de “traduccionista”, porque lo que se intentaba hacer era transmitir todas las estructuras gramaticales del sánscrito o del tibetano al inglés. Produjiste algo que realmente no se leyó muy bien en inglés, pero demostraste claramente que entendías la gramática del idioma original. Esto es muy útil para la precisión. Es muy útil como método de aprendizaje, pero no es muy amigable para el lector porque a veces es muy, muy difícil de entender, especialmente cuando llegamos a comentarios tibetanos que tienen oraciones extremadamente largas y complejas que necesitan ser divididas.

Cuando fui a la India y cuando me reuní por primera vez con Su Santidad el Dalái Lama, después de algunas reuniones le pregunté sobre la traducción. Dijo que deberías traducir de tal manera que tu madre pueda entender lo que escribes. Mi madre no tenía mucha educación, entonces esto significa escribir en un lenguaje sencillo como si se lo estuvieras explicando a tu madre, una madre sencilla, y hacerlo de una manera que ella pueda entender. Luego dijo que las notas a pie de página pueden ser para los eruditos; no es necesario que el texto sea tan complicado. Esta ha sido una guía muy, muy útil.

Otra pauta que dio mi maestro Gueshe Ngawang Dhargyey, que ha sido de gran ayuda, es nunca pensar que la traducción que hagas va a ser la versión final. Si nos fijamos en la historia de la traducción de textos budistas al tibetano, por ejemplo, siempre dice al final: “Esto fue traducido por fulano de tal, y luego fue revisado por fulano de tal, y luego fue revisado una vez más por fulano de tal”. Y así, a lo largo de los siglos, las traducciones fueron mejoradas y corregidas. Así que nunca seas tan arrogante como para pensar que la traducción que hagas será absolutamente perfecta y será el producto final que se utilizará durante siglos en términos de los textos budistas. Esto es muy, muy útil.

Luego fui a otro extremo, en términos de traducción, de ser demasiado literal durante mis días universitarios a ser muy poético y tratar de explicar las cosas de una manera muy simple y traducir de una manera muy simple. Una de las cosas que intenté también fue traducir textos muy hermosos que están escritos de manera poética, para tratar de hacerlos poéticos también en inglés.

Ahora bien, la poesía sánscrita y la poesía tibetana son muy diferentes. También lo es la poesía china. Si eran capaces de traducir cosas de un idioma a otro con métrica y forma poética, no hay razón por la que no podamos hacerlo hoy en día. Aunque los principios de la poesía sean muy diferentes en cada uno de estos idiomas, logran expresarlo en forma poética. En la poesía sánscrita, entonces, todo se hace en términos de métrica, similar al tipo de métrica que tenemos en el latín y otras lenguas occidentales, con sílabas largas y cortas alternadas en varios patrones muy complejos para el sánscrito, similar a la música clásica india con todos sus diferentes patrones. En tibetano lo que hicieron fue traducir las cosas en versos que tienen el mismo número de sílabas, y aunque el acento va después de cierto número de sílabas de manera muy regular, no tiene el tipo de métrica que tenemos en el sánscrito. El chino se vuelve completamente diferente, también en términos de respetar un número estricto de sílabas en cada línea; pero allí puedes tener ciertas rimas que, aunque riman en sánscrito, los tibetanos nunca desarrollaron realmente. Pero en chino puedes hacer eso y puedes tener rimas, no solo en términos del sonido de los caracteres, sino también en términos de partes de los caracteres chinos que se repiten, lo que entonces, por supuesto, se vuelve imposible de traducir.

Lo que también es un problema es que los textos originales son muy concisos. Muy a menudo se escriben como textos raíz, lo que significa que actúan como raíz para muchos comentarios diferentes que lo explican de manera diferente. En el estudio uno memoriza este texto raíz y trata de tener presentes todos los diferentes niveles de significado que podrían asociarse con el texto. Esto significa que muchos de los textos se leen con muchos, muchos pronombres: “Esto es así por esto y aquello”. Para muchos traductores resulta muy incómodo traducir así. Quieren saber exactamente qué significa, no dejarlo tan vago.

En Occidente, desde la herencia bíblica, tenemos esta creencia en “un Dios, una Verdad”, por lo que es muy difícil para los occidentales aceptar que algo pueda tener muchos significados diferentes y que todos ellos sean verdaderos y correctos. Queremos saber qué significa realmente. La tendencia es completar las palabras “esto” y “aquello” con la explicación que encontramos en un solo comentario, el comentario que nos enseñó nuestro maestro. A menudo muchos de nosotros ni siquiera sabemos que existen otros comentarios y otras formas de explicar el texto. A veces lo que completamos se pone entre corchetes o paréntesis, y luego va al impresor y al editor y omiten los corchetes y los paréntesis. De repente no sabemos cuál era el texto original y qué añadió el traductor. Esto se convierte en un gran problema.

Trabajé muy estrechamente con mi maestro Serkong Rinpoche en la traducción; estaba muy preocupado por eso, muy interesado. Se tomó mucho tiempo para explicarme el significado de tantas palabras diferentes. Quería saber el significado de las palabras en inglés que yo estaba usando, y muy a menudo decía: "Bueno, la palabra en inglés que estás usando no significa realmente lo que es la palabra tibetana".

Gran parte de los malentendidos que vi sobre el budismo en todo el mundo, mientras viajaba, traducía y enseñaba, se debían a términos de traducción incorrectos o engañosos. Estos términos fueron acuñados generalmente por los misioneros cristianos, a menudo provenientes de un entorno victoriano. Censuraron muchas cosas que les resultaban incómodas, particularmente las que tenían que ver con aspectos sexuales, y también tradujeron cosas en palabras que tenían connotaciones cristianas muy fuertes que eran totalmente irrelevantes en el contexto budista. Creo que el peor ejemplo es la palabra "pecado". De esta manera, muchas personas tenían una comprensión muy incorrecta y esto afectó muy negativamente su práctica del budismo, incorporando cosas como la culpa, etc., a su práctica. Así que me puse a intentar encontrar vocabulario nuevo.

Esto ocurrió en la historia tibetana: tenemos el antiguo período de traducción, tenemos el nuevo período de traducción. Los chinos también revisaron su terminología. Uno de los patrones de mi vida ha sido ser pionero y comenzar cosas nuevas, así que se me ocurrió un vocabulario nuevo para tratar de transmitir lo que realmente significan las definiciones. También seguí el consejo de mi maestro, que era tratar de hacer lo que hacían los tibetanos, que era traducir absolutamente cada palabra al inglés, incluyendo Buda, Dharma, sutra, tantra, etc. Experimenté con eso y se me ocurrió una manera de traducirlos, y lo usé para algunos libros y para la forma en que traducía para él y enseñaba. Descubrí que esto era extremo y un poco confuso para la gente.

Siempre estuve interesado en el mongol, pero nunca tuve la oportunidad de estudiarlo. En el ejemplo de las traducciones al mongol, encontramos una analogía mucho más cercana a lo que nos enfrentamos en Occidente al traducir tibetano. Siempre hago hincapié con otros traductores en que debemos aprender del ejemplo mongol porque los textos tibetanos fueron traducidos, todos en el Kangyur y Tengyur, al mongol clásico. Zaya Pandita tradujo, creo, unos 175 textos al idioma de los oirates, por lo que no somos los primeros en ocuparnos de los textos tibetanos. Como dijo Confucio: "Aprende de la historia". En el ejemplo de los mongoles, los mongoles conocieron el budismo primero a través de los uigures, no de los tibetanos. Los uigures siguieron un estilo de traducción de lenguas anteriores de Asia Central, que consistía en utilizar muchas palabras sánscritas: bodisatva, mándala, etc., por lo que los mongoles siguieron ese ejemplo. Entonces también estaban familiarizados con las palabras sánscritas. Cuando miramos la forma en que los mongoles tradujeron el tibetano, tomaron un término tibetano que fue traducido del sánscrito a otra palabra tibetana y lo tradujeron nuevamente al sánscrito, solo con la fonética mongola.

Cuando vemos a Occidente, vemos que nosotros, independientemente de la cultura europea de la que provengamos, ya estamos familiarizados con muchas palabras como Buda, Dharma, sutra, tantra, mándala, bodisatva, etc. Hay muchos de estos términos y es un poco inútil tirarlos por la ventana. ¿Qué haces con palabras como “karma”, etc.? Así que volví a un estilo modificado en el que mantuve algunas de estas palabras sánscritas más conocidas popularmente, pero también usé un poco de mi terminología para explicar un poco lo que realmente significaban. En otros casos, se podrían reemplazar algunos de estos términos cristianos con términos más neutrales –por ejemplo, comportamiento “constructivo” y “destructivo” en lugar de “virtuoso” y “no virtuoso”; y potencial “positivo” y “negativo”, en lugar de “mérito” y “pecado”. Pensé que esto podría ser más útil y menos engañoso. Seguí ese estilo en mis traducciones más recientes y en mi sitio web, estoy haciendo que personas traduzcan mi terminología y trabajen con estos principios para todos los demás idiomas del sitio web.

En términos de traducción de textos tibetanos que fueron traducidos del sánscrito, al hacer una comparación muy cuidadosa entre el tibetano y el sánscrito descubrí que, aunque los tibetanos fueron grandes pioneros en la traducción –hicieron un trabajo magnífico considerando que no tenían diccionarios ni formas claras de traducir, aprendieron sánscrito cuando fueron a la India– sin embargo, sus traducciones no son tan precisas como a los tibetanos les gustaría pensar. Aquí entra en juego la budología. En traducciones más recientes que he hecho, como la de Bodhicaryavatara (Involucrarse en el comportamiento del bodisatva) de Shantideva o Manjushri -namasamgiti (Un concierto de nombres de Manjushri), he seguido principalmente el tibetano, pero a partir del sánscrito he completado los tiempos verbales y las partes de la oración, y qué palabras van juntas con qué palabras. Dado que en la gramática tibetana no tenemos todos los tiempos verbales, muchas veces no sabemos si algo es singular o plural; no lo tenemos muy claro: ¿dice primera persona, segunda persona, tercera persona? Cosas como la forma pasiva, etc., se pierden. También tenemos muy a menudo casos de sustantivos que se confunden; dativo y ablativo se confunden muy a menudo, por lo que "por el bien de" o "debido a" se confunden entre sí. Cuando nos apoyamos en el sánscrito de esa manera para la gramática, descubrimos que el texto se lee mucho mejor.

Lo que intenté hacer fue poner las cosas en un inglés realmente agradable. Los intentos de poesía que había hecho al principio de mi carrera se leían como poesía infantil, como una canción infantil, y eso era algo tonto e inmaduro. Pero más recientemente he podido traducir estos textos, tan bellos en el original, a un tipo de métrica no tan regular pero que se lee muy bien. Esto es muy importante. Cuando lees un texto, especialmente si está destinado a cantarse o a practicarse personalmente, es importante que se lea bien y que no se pronuncie con gran dificultad. Para ello necesitamos una especie de métrica o algún tipo de ritmo, y esto (especialmente en inglés, donde hay un vocabulario tan amplio) se puede lograr sin demasiada dificultad.

El proceso de traducción requiere muy buen oído en cuanto a lo que suena bien. Requiere respetar con mucha precisión el texto original, no completarlo tanto que a veces se pierda, pero aun así hacerlo inteligible. Si vamos desde traducciones tibetanas del sánscrito, es importante seguir el original sánscrito en términos de gramática. Cuando hacemos traducciones como esa, creo que estamos mucho más en sintonía con la tradición de traducir el texto de un idioma budista a otro.

También lo que siento que es muy importante, al menos en mi propio trabajo, es tener una terminología consistente. Esto es lo que me preocupa tanto en términos de la práctica del budismo hoy en día. La mayor dificultad a la que se enfrentan las personas es que los textos que leen en su propio idioma, elaborados por diferentes traductores y diferentes autores, utilizan una terminología completamente diferente. No pueden juntar lo que leen en un libro con lo que leen en otro. Nunca lograremos que todos se pongan de acuerdo sobre la terminología; somos demasiado individualistas en cuanto a los traductores, incluido yo mismo. Lo que necesitamos y lo que esperamos desarrollar con las herramientas de mi sitio web es una forma de buscar en algún tipo de herramienta de glosario: “Este es el término que leí en el libro de Jeffrey Hopkins, ¿cuál es la forma equivalente de traducirlo en la obra de Berzin, en la obra de Padmakara”, etc. Creo que esto será invaluable para el futuro, por lo que siempre animo a las personas cuando traducen a incluir el tibetano original para los términos técnicos, o el sánscrito. Puede estar en el texto o en una nota, para que la gente sepa lo que estás traduciendo y pueda unirse con lo que la gente lee en otros materiales.

Esto es, en general, lo que me gustaría compartir con ustedes en términos del proceso de traducción. Requiere mucho, si estamos haciendo traducción textual, mucho conocimiento de ambos idiomas. Originalmente trabajé como parte de un equipo siguiendo el modelo tradicional. Tuvimos un maestro que nos explicaba, un maestro tibetano. Yo hablaba ambos idiomas, pero tenía conmigo a otra persona occidental que no sabía tibetano, pero era excelente con el inglés. Esta persona se aseguraba de que lo que yo tradujera se leyera de manera inteligible en inglés, porque si tú mismo haces la traducción sabes lo que se supone que significa, así que era una muy buena verificación. Y luego trabajé con dos tibetanos, como parte del equipo, que conocían el tibetano mucho mejor que yo y también podían revisarse mutuamente. Después de adquirir una gran experiencia durante muchos años, ahora traduzco solo. Pero siempre que hay dudas, siempre le pregunto a mi profesor, o a varios profesores, que me expliquen lo que podría significar el texto. Y solo a partir de muchos, muchos, muchos años de experiencia se puede empezar a comprender un poco mejor lo que se pretende con varios pasajes, con varias referencias, en los textos que se intenta traducir. Debido a que todos los textos suponen una gran cantidad de conocimiento cultural y una gran cantidad de conocimiento de otros materiales y otros textos, la única manera de poder hacerlo realmente es con mucha experiencia. Por eso, al principio, lo más recomendable sería trabajar en un equipo con alguien que posea una gran formación del lado tibetano.

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