Pautas para construir una comunidad budista

La sangha en Occidente

En Occidente, la palabra “sangha” es utilizada para referirse a los miembros de un centro de Dharma o a un grupos de centros, casi como un equivalente para los miembros de una iglesia, la “congregación”, como se dice en español. Este no es en absoluto el uso tradicional de la palabra “sangha” (la comunidad monástica), pero se ha vuelto una convención en Occidente. Necesitamos tener muy claro a qué se refiere y a qué no se refiere. No se refiere a la Joya de la Sangha, la comunidad de seres altamente realizados, los “aryas”, aquellos con una cognición no conceptual de las cuatro verdades nobles y de la vacuidad (vacío).

Pero independientemente de cómo le llamemos a nuestra comunidad budista (“sangha” o de alguna otra forma), hay muchas pautas en las reglas monásticas de disciplina, los votos de los monjes, que pueden servirnos como guías en torno a cómo construir semejante comunidad. En general, es muy importante para los miembros de un grupo budista:

  • Trabajar juntos de forma armoniosa.
  • Tener como actividad principal aprender, practicar y meditar juntos.
  • Apoyarse los unos a los otros en esa actividad.
  • Trabajar para beneficiar a los demás.
  • Hacer todo lo anterior libres de una motivación samsárica, tanto como sea posible.

De esta forma, podemos ejercer una influencia iluminadora los unos en los otros y también ejercer una influencia positiva en la comunidad que nos rodea, siempre y cuando permanezcamos concentrados en una meta positiva (el significado literal de la palabra tibetana “sangha”) y esa meta es la liberación y la iluminación.

Revisemos algunas pautas de los votos monásticos, de los votos del bodisatva y de los votos tántricos que nos pueden ayudar dentro de este contexto.

Orientación a partir de los votos monásticos

Aun si nuestra comunidad budista está conformada totalmente por hombres y mujeres laicos y no hay ningún monje o monja, los votos monásticos son sumamente relevantes, dado que el Buda los diseñó para construir una comunidad espiritual armoniosa.

No mentirse los unos a los otros acerca de su práctica o sus logros

Nos estamos relacionando los unos con los otros en términos del Dharma, de la práctica, así que necesitamos ser muy honestos acerca de ella, no pretender grandes logros o fingir que estamos haciendo prácticas intensas o avanzadas cuando en realidad no es así; no finjamos ser un gran yogui cuando no lo somos. Asimismo, no debemos ocultar nuestros errores; cuando estamos en el Centro de Dharma quizás fingimos ser muy disciplinados o éticos, pero una vez afuera nos emborrachamos y consumimos drogas, y luego simulamos que no es así. Ser honestos los unos con los otros, no mentir. Ser directos, especialmente acerca de nuestra práctica, porque algo que podemos compartir con los demás es nuestra experiencia, lo que estamos aprendiendo, las cosas que hemos hecho. Quizás algunas personas sientan que es bastante extraño hablar acerca de experiencias meditativas, pero me parece que es importante compartir nuestra experiencia en torno a tratar de aplicar el Dharma a nuestra vida cotidiana. Si hemos sido muy flojos y no hemos hecho nada, no mintamos sobre ello.

Eso trae a colación todo un tema que puede ser muy útil abordar con nuestros amigos de Dharma, el cual es: ¿qué haces cuando no tienes ganas de practicar? Todos tenemos momentos como ese, así que ¿cómo lidiamos con ellos?

No hablarse con severidad los unos a los otros

El siguiente punto es no hablarse de forma abusiva, ponerse apodos o gritarse entre sí; por el contrario, es necesario que nos comuniquemos de forma educada. Ser educados no significa que tengamos que ser formales en términos de nuestro lenguaje, sino solo educados en general. Me refiero a nuestros modales, la forma en la que nos relacionamos, a toda la atmósfera. No decimos cosas como: “¡Oye tú, mueve eso para acá!”. Decimos “por favor” y “gracias”. “Por favor, ¿podrían bajar un poco la voz?”, en lugar de “¡cállense!”. Estamos en un lugar en el que tratamos de generar respeto, así que también es importante que nos mostremos respeto los unos a los otros y no hablarnos de forma ruda o abusiva.

No calumniarse los unos a los otros

No digan cosas falsas de los demás, no inventen historias y ese tipo de cosas. Eso no es útil en absoluto. No hagan falsas acusaciones de los demás. “No viniste porque eres flojo”. Realmente no sabemos por qué una persona no se presentó para ayudar en un proyecto o en una reunión; quizás estaba enferma. Démosle el beneficio de la duda.

No golpearse los unos a los otros

No golpeen ni levanten su mano en contra de otro miembro. Quizás eso no suceda con demasiada frecuencia, pero se encuentra en los votos. Estaba pensando que entre los votos de los monjes y las monjas se encuentra el voto de no hacer cosquillas, pero no incluí ese en la lección. No es agradable que te levantes y le hagas cosquillas a alguien que se encuentra sentado en meditación. Se supone que tampoco debemos salpicar agua.

No provocar ansiedad o preocupación de forma deliberada en los demás

Por ejemplo, alguien deja caer una escritura de Dharma y le dices: “Ten cuidado o te irás al infierno”. O podría ser algo como: “Oh, no vas a ir a este retiro, eso está muy mal”, para hacer sentir culpable a la persona. “¡No asististe a la clase del lunes! ¿Qué clase de monje eres?”. Tratamos de no hacer que los demás se preocupen o se sientan ansiosos de forma deliberada.

No criticar decisiones que se tomaron en grupo

Si das tu consentimiento para que la comunidad lleve a cabo un acto formal de acuerdo con el Dharma, entonces no te eches para atrás después, criticando o desaprobando lo que se ha hecho. Po ejemplo, la comunidad, el centro de Dharma, se reúne y decide como un todo adquirir un nuevo centro o invitar a cierto maestro o comprar una estatua o algo para el centro, y estás de acuerdo con ello. No digas después: “Oh, eso estuvo mal”, desaprobando y criticando. Esto es parte de cómo vivir en armonía. Las instituciones monásticas hacen las cosas por acuerdo, mediante consenso. Es una institución bastante democrática. En este sentido, cuando das tu aprobación, tienes que aceptar lo que se ha hecho. No debes causar problemas ni hacer olas después. Cuando acordamos hacer algo como Centro de Dharma, por supuesto que no va a salir exactamente como lo planeamos como grupo, y ciertamente no va a salir exactamente como lo planeamos en nuestra mente. Sin embargo, si estuvimos de acuerdo con cierta política o con cierto proyecto, entonces realmente estamos comprometidos a hacerlo. No debemos causas problemas. Pero así como Shantideva y Atisha lo aconsejaron, consideren muy bien si realmente pueden terminar un proyecto antes de decidirse a emprenderlo.

No menospreciar a los demás cuando hagan las cosas de forma diferente a como las hacemos nosotros

Supongamos que alguien ha sido elegido por el grupo para hacer algo por el centro y esta persona lo está haciendo de forma apropiada de acuerdo con el Dharma. No la menospreciamos si hace las cosas de manera distinta a como las haríamos nosotros. Quizás no le digamos: “loo estás haciendo muy mal, no eres bueno en ello”, pero le gritamos porque en nuestra mente lo haríamos de forma ligeramente distinta. Necesitamos evitar incluso tales pensamientos.

Por supuesto, todos harán las cosas de manera diferente. Esto pasa todo el tiempo en los centros de Dharma. Se elige a una persona para hacer algo y todos están de acuerdo, y después le hacen pasar un mal momento a pesar de que está haciendo las cosas bien. Si no las está haciendo bien por supuesto que necesitamos corregirla. Pero aun corrigiendo o aconsejando a alguien, digamos, si está un poco perdida y no sabe cómo llevarlo a cabo, tratamos de hacerlo de forma educada, sin hablar de forma abusiva: “eres un tonto, eres incompetente, no eres bueno”.

No evitar el hecho de participar en una decisión grupal

Cuando es necesario tomar una decisión con respecto a algún tema, la comunidad monástica se reúne para decidir. De la misma forma, los integrantes del centro de Dharma necesitan reunirse cada cierto tiempo para decidir ciertas políticas o cosas que se desean hacer en el centro, y no debemos retirarnos de la reunión antes de que el tema se haya decidido o sin haber emitido nuestro voto. Es uno de los votos monásticos y es importante votar cuando hay una reunión para decidir algo. Debemos dar nuestra opinión aunque tengamos que irnos temprano.

Esto plantea un tema interesante: ¿qué tan democráticos queremos que sean los centros de Dharma? ¿Si tenemos una especie de consejo directivo, cómo funciona? ¿Son miembros del Centro de Dharma o son solo personas que acuden ocasionalmente? En un monasterio hay miembros y personas que solo están de visita. De la misma forma, en un centro de Dharma, necesitaría haber integrantes realmente comprometidos de la comunidad, pero también personas que asistan de forma ocasional. También pienso que es importante que en un Centro de Dharma haya integrantes realmente comprometidos. ¿Cómo definimos un integrante: en términos del dinero que paga o en qué términos desean definirlo? Eso es algo que la comunidad necesita decidir. Obviamente, es necesario que ciertas personas realmente sean los administradores, así como se tienen en un monasterio.

En términos de hacer el trabajo físico en un monasterio, como el Monasterio de Ganden, que es con el que estoy más familiarizado, los monjes toman turnos para limpiar el templo, cuidar el altar y cosas por el estilo, porque esas pueden ser labores de tiempo completo. Así que todos toman un turno, por ejemplo, una vez al mes. Quizás no puedan concentrarse realmente en sus estudios y demás porque tienen que hacerse cargo de la limpieza, pero las personas se turnan y no es como si alguien fuera el esclavo permanente. De esta forma, todos tienen el mismo tiempo para estudiar y practicar y todos comparten el trabajo físico.

Como integrantes de un centro, es importante seguir el modelo monástico, por el cual los miembros deciden cuáles son sus políticas, lo que quieren hacer. Por ejemplo, en algunos centros que conozco, el llamado comité decide que el centro de Dharma va a tener un programa de estudio intensivo de este o aquel texto principal, mientras que los integrantes reales no están interesados y los miembros del comité ni siquiera asisten a las clases, así que no saben qué es lo que la gente realmente quiere. Hacen eso y nadie asiste, o solo van una o dos personas. Así que si van a decidir las actividades del centro de Dharma, es importante que los integrantes participen en la decisión; de lo contrario, la gente no asistirá. ¿Qué quieren hacer? ¿Quieren hacer puyas, quieren estudiar o quieren hacer meditación en silencio? ¿Qué es lo que quieren hacer específicamente? Así que los miembros regulares realmente votan y deciden. Por supuesto, siempre va a ser difícil lograr un consenso en el que absolutamente todos estén de acuerdo, pero una vez que se ha tomado la decisión, necesitamos respetarla. De esto es de lo que hablamos antes, no nos quejamos ni entorpecemos el proceso. Si no nos gusta ese tipo de política, no vamos, no participamos. Pero si asistimos y las personas concuerdan con el programa que se llevará a cabo, entonces lo respaldamos.

Una de las características de la sangha en la tradición zen es que todos trabajan juntos en armonía. Así que no lo hagamos como una dictadura. Cuando un centro forma parte de una organización mayor que incluye muchos centros, pueden surgir muchos problemas. He visto este fenómeno en todo el mundo. Hay un consejo central para este imperio de centros y ellos dictan una política; sin embargo, en un lugar particular o en otro sitio que pertenece a esta organización, las personas no están interesadas en ese tipo de programa. Así que se separan y surgen muchos problemas, con acusaciones mutuas: “te robaste mi centro de Dharma” y todo ese tipo de cosas. Esto es muy triste. Me parece que, incluso dentro de esas grandes organizaciones, los centros individuales necesitan un grado considerable de autonomía. Si observamos el ejemplo tibetano, no debemos pensar que todos los monasterios de una misma tradición son como copias al carbón los unos de los otros. No lo son. Los diversos monasterios enfatizan una cosa u otra: puede ser principalmente un monasterio de estudio o de rituales. Eso es permitido dentro del amplio espectro de las tradiciones kagyu, sakya, nyingma o guelug. Provienen del mismo linaje y honran a los mismos maestros del linaje, así que en ese sentido se mantienen juntos, pero dentro de eso se permite la variedad, tal como el Buda lo hizo.

El Buda enseñó muchas formas diferentes a personas distintas. Es triste que el centro de Dharma sea dirigido por un comité que tiene muy poco contacto con las actividades cotidianas y con los miembros comunes. Me parece que este modelo monástico con un enfoque más democrático es muy importante. Que esto sea seguido o no realmente por los monasterios modernos es otra cosa; el modelo original ciertamente era así. Los grandes lamas, quienes son los líderes espirituales de los centros de Dharma y de las organizaciones de Dharma, por supuesto que hacen recomendaciones y sugerencias; los estudiantes avanzados también hacen sugerencias, pero es muy importante que no tomemos esas recomendaciones como órdenes de un general en el ejército. Podemos discutirlas y decidir juntos: “¿Esto es realmente lo que queremos hacer?”. Si es algo que las personas realmente no quieren hacer, entonces es preciso acudir educadamente con el maestro o con los miembros avanzados y decir: “las personas realmente no están muy entusiasmadas con esto. ¿Nos podría explicar con mayor claridad por qué piensa que sería de ayuda para nosotros?”. Si realmente no pueden hacerlo, dicen: “Lo siento, no podemos hacerlo”. “No tenemos suficiente dinero para construir un nuevo centro”, por ejemplo. “No tenemos suficiente apoyo financiero”. Sean honestos con el maestro. De nuevo, una vez que hemos decidido como comunidad que haremos algo, entonces es menester hacerlo y no causar problemas. Si designan a alguien para que se haga cargo de ello, nuevamente, traten de ser de ayuda, no critiquen a la persona ni le hagan pasar un mal momento, porque obviamente no lo van a hacer exactamente como nosotros queríamos.

No evitar la corrección de la conducta no ética de los integrantes

Esto es muy importante en las comunidades monásticas. Los integrantes necesitan seguir las enseñanzas, especialmente las pautas éticas, en su conducta. Es la responsabilidad del grupo decirle a alguien que no las está siguiendo que necesita hacerlo. No se trata solo de regañar a la persona sino también, obviamente, ayudarla. El punto es no solo hacerla sentir culpable. Es uno de los votos secundarios del bodisatva no hacer nada que haga que los demás piensen mal del Dharma. Somos budistas, es importante que los miembros individuales no den mala imagen al centro o al budismo al actuar de forma inapropiada. Así que, si alguien lo hace, es nuestra responsabilidad decirles que se detengan y tratar de corregirlos.

Por ejemplo, algunos hombres pueden utilizar insinuaciones sexuales en su lenguaje, y si acuden a un centro de Dharma les hablan a las mujeres de forma abusiva. Si esta persona hace sentir incómoda a una mujer, queremos que el centro de Dharma corrija a esta persona o la ayude a superar esa conducta. De otra forma, la mujer nunca volverá al centro de Dharma.

Este es un buen ejemplo porque este tipo de conducta hace quedar mal al centro de Dharma. Si las mujeres son molestadas por hombres que tratan de coquetear con ellas, seducirlas o lo que sea, el centro se gana una mala reputación y las personas no acuden a él. Así que, si alguien está actuando de esa forma, es imprescindible corregirlo.

Otro ejemplo es asistir borracho y causar problemas en el centro, incluso afuera de él. Si las personas saben que un miembro del centro se emborracha y se involucra en pleitos, el centro y el budismo adquieren mala reputación. Cuando las personas actúan de esa manera, es responsabilidad del grupo tratar de ayudarlas, corregirlas y hacerles notar su mal comportamiento. Si hay personas así y son cuestionadas por su conducta impropia, esta conducta pobre y negativa, tienen que ser honestos y no permanecer en silencio o ser evasivos. En otras palabras, si nos confrontan porque hemos actuado de manera impropia, tenemos que admitirlo.

Algo que he visto que sucede en los centros de Dharma, especialmente si el maestro es un monje, o incluso si no es un monje: cuando las estudiantes asisten a las clases de verano vistiendo faldas muy cortas y se sientan justo delante del maestro. Una vez me tocó traducir para un Rinpoche ordenado cuando eso sucedió; fue terrible. Así que es necesario corregir a la persona y decirle: “si vas a asistir a las enseñanzas necesitas vestirte de forma un poco más apropiada, mostrar algo de respeto”. Pero algunas veces la persona no lo toma adecuadamente: “¡Qué quieres decir, puedo vestir como yo quiera!”.

El asunto con esta conducta es que, si estamos hablando de un monje, es necesario mostrar respeto por los votos de celibato. Estoy poniendo un ejemplo extremo, una mujer que usaba una falta diminuta y que no llevaba ropa interior. No te expones así delante de un alto monje Rinpoche ni delante de cualquier monje, ni delante de nadie. Sencillamente no es educado. En un sauna, sí, pero en un centro de Dharma durante una enseñanza, no. Esto no significa que tengas que acudir completamente cubierta con ropa o con un velo, solo estamos hablando de no irse a los extremos.

Es solo un asunto de mostrar respeto. Existen diversas reglas acerca de no dar enseñanzas a alguien que usa sombrero o zapatos, ese tipo de cosas. El punto medular de todas ellas es mostrar respeto por lo que hacemos en la comunidad budista.

No criticar a una comunidad budista por expulsarnos si actuamos de forma perturbadora

Si nos han expulsado del centro de Dharma por nuestro mal comportamiento, no criticamos al centro ni hablamos mal de él. Digamos que alguien acude al centro de Dharma completamente ebrio y se sienta en las enseñanzas a hacer comentarios en voz alta y actuar como borracho; quizás sea necesario pedirle a la persona que se retire. Incluso si somos nosotros la persona a la que se le pidió que se retirara, es apropiado que se nos pida que nos retiremos porque estamos molestando a todos los demás y haciendo quedar mal al centro. Así que, aun si somos la persona a la que se le pidió que se retirara, no debemos criticar ni decir cosas malas del centro después. Quizás somos un miembro regular y quizás simplemente sucedió que acudimos borrachos al centro un día por la razón que sea y nos piden que nos retiremos. No criticamos al centro por hacer eso; fue apropiado que lo hicieran. Quizás cuando estamos borrachos no lo entendemos, pero después sí. Sucede que las personas acuden borrachas a las enseñanzas. Que alguien esté ebrio y haciendo comentarios desagradables en la parte de atrás, no es cómodo para el maestro y ciertamente tampoco lo es para los demás asistentes. Todos se sienten mal. De nuevo, desde los votos monásticos, lo importante es el énfasis en la disciplina ética. No queremos hacer nada que dañe la disciplina del grupo o nuestra propia disciplina.

Orientación a partir de los votos del bodisatva

Varios de los votos del bodisatva también son relevantes para la conducta dentro del centro de Dharma. ¿Qué nos sugieren estos votos?

No guardar resentimientos

Si un miembro del centro ha actuado de forma impropia y después se disculpa, es importante aceptar la disculpa y perdonarlo.

No tomar ofrendas hechas a la Triple Joya

Obviamente, si se dona dinero para alguna actividad de Dharma, no lo guardamos en nuestro bolsillo. Si se dona dinero para publicar libros de Dharma, comprar estatuas o lo que sea, lo usamos para esos fines.

No ser tacaños al compartir las enseñanzas

Si alguien desea tomar prestados o usar nuestras notas de Dharma, nuestros utensilios rituales o lo que sea, es importante compartirlos y no solo guardarlos para nosotros. Como comunidad, estamos tratando de ayudarnos los unos a los otros hacia la liberación y la iluminación, así que lo que sea que tengamos que pueda ser de utilidad para los demás y para la comunidad, lo compartimos. En nuestra era moderna eso es muy sencillo, porque podemos sacar fotocopias, usar el internet y ese tipo de cosas, así que es más fácil que darle a alguien tu única copia de algo. Pero aun si tal fuera el caso, es mejor compartir.

No evitar el hecho de ayudar a los necesitados

Los votos se refieren a ocho tipos de personas que necesitan ayuda:

  1. Aquellos que necesitan ayuda para tomar una decisión acerca de algo positivo, por ejemplo, en una junta. Si un centro de Dharma sostiene una junta para decidir el curso de acción que tomará el centro, necesitamos asistir a esta junta. Trasgredimos este voto cuando no asistimos para ayudar por estar enojados, tener flojera o ser indiferentes, o por rencor: “no me agradas, así que no iré”. Si no acudes porque tienes otra cita, estás ocupado o enfermo, eso es otra cosa. Pero no ir porque no tienes ganas o no te importa, es inapropiado. Necesitamos ir, participar.
  2. Aquellos que necesitan ayuda para viajar. Las personas mayores que tienen dificultades para acudir al centro, quizás necesitan que alguien los lleve. Si tenemos un auto, podemos recogerlos y luego llevarlos de vuelta a casa. Ayudarlos a subir las escaleras, ese tipo de cosas.
  3. Aquellos que necesitan ayuda para aprender un idioma extranjero que nosotros conocemos. Digamos que a nuestro centro acuden personas que no hablan español o que lo hablan muy poco. Podemos ayudarles traduciendo las enseñanzas. En ocasiones, algunas personas asisten al centro a alguna conferencia, pero no entienden mucho por problemas con el idioma, así que podemos ayudarles explicándoles lo que se dijo.
  4. Aquellas personas que necesitan ayuda para llevar a cabo alguna tarea que no implique ninguna falta moral. No ayudamos a quienes se van de caza o de pesca, pero si las personas del centro están hacienda labores de limpieza, vamos y ayudamos. Es una cosa neutra.
  5. Aquellos que necesitan ayuda para cuidar una cosa, un templo o sus pertenencias, o vigilar y cuidar el centro. Si pertenecemos a un centro de Dharma, entonces es nuestra responsabilidad colectiva cuidar de él, no solo dejárselo a algún sirviente. En Sudamérica, sucede con mucha frecuencia que personas adineradas donan un centro de Dharma, ya sea parte de su casa o un edificio que les pertenece. Entonces los demás lo ven como el centro de Dharma de esa persona y nadie ayuda a cuidarlo porque lo ven como la propiedad personal del donador. Así, las personas realmente no se sienten como miembros del centro de Dharma. Sin embargo, si todos trabajan unidos para cuidar el centro, eso ayuda a crear una sensación de comunidad. Es mucho más saludable.
  6. Aquellos que necesitan ayuda para detener una pelea o discusión. Si hay algún conflicto o desacuerdo en el centro de Dharma, ayudamos a resolverlo. Esto sucede algunas veces, sea entre grupos diferentes dentro del centro o entre individuos.
  7. Aquellos que celebran alguna fecha especial, como puyas o días especiales. Me parece que es totalmente apropiado que un centro de Dharma celebre ciertas ocasiones especiales, como el día de la Iluminación del Buda, como se hace en cualquier religión. Así que cuando celebramos algo, cuando tenemos alguna puya, ritual o cosas por el estilo, es importante participar y no solo decir: “bueno, yo solo estoy ahí para meditar, no quiero ir a esas otras cosas”. Es importante participar en este tipo de celebraciones como comunidad. En ciertos centros de Dharma, la realización de cierta puya o ritual es parte de su horario semanal. No es necesario que asistan absolutamente todos, pero me parece que es muy agradable asistir si se celebran algunas ocasiones en días de Dharma especiales. Así, las personas pueden celebrar juntas, no solo llevando a cabo el ritual, sino compartiendo algo de comida. Es parte de la costumbre llevar tsog, tener todas las ofrendas y compartir esas ofrendas al final, se comparten los alimentos, es como una celebración.
  8. Aquellos que necesitan ayuda para hacer trabajo de caridad. Si el centro de Dharma tiene algún tipo de programa de caridad, como ayudar a prisioneros, ayudar en hospitales y demás, es muy bueno que participen tantas personas como puedan al menos hasta cierto punto. No tenemos que hacer todo, pero es importante hacer algo.

Un punto adicional acerca de celebrar juntos: me parece que también es muy importante incluir a las familias, especialmente a los niños. Es muy divertido. Si observamos a las personas que acuden a un centro de Dharma, la mayoría son solteros, la mayoría no tienen niños. Es casi como una comunidad monástica, ¿no es así? Es muy interesante. Solo muy pocos tienen familia; me parece que eso no es saludable. Especialmente cuando los centros de Dharma, los residenciales y demás, tienen un gran prejuicio contra los niños. “No queremos niños aquí, hacen ruido, perturban nuestra meditación”. Esa es una actitud poco saludable, aleja a mucha gente. Algunos centros de Dharma tienen clases para niños, eso es excelente. Los niños adoran ayudar en las puyas, ellos pueden ser quienes ayuden a pasar el tsog o ayudar con los recipientes de agua o cosas así. Si tienen edad suficiente, pueden participar. De esta forma, las actividades de nuestro centro de Dharma no son algo que nos separa de nuestra familia, sino que tenemos ciertas actividades, funciones, en las que podemos incluirla.

Es muy interesante observar esto. El budismo también es una religión. Muchas personas que acuden a centros de Dharma se sienten un poco incómodos con esa idea. Sin embargo, si lo vemos como una religión, entonces es algo que tiene que integrar a toda la familia. Así que me parece que es algo que es importante que consideremos: ¿Puede nuestro centro de Dharma actuar como el centro de nuestra vida religiosa, e incluir también a nuestra familia? Sí es así, ¿cómo? No necesariamente tenemos que convertirlos al budismo.

Si revisamos el desarrollo futuro, hay parejas budistas que se están casando, tienen hijos y quieren criar a sus hijos como budistas, y luego van a envejecer. Eso es algo en lo que también vale la pena pensar, cuidar de los budistas mayores, cuidar a los niños, ¿cómo podemos hacerlo como centro?

No descuidar el cuidado de los enfermos o ancianos

Si alguien que acude regularmente al centro deja de asistir, especialmente si es alguien que vive solo, podemos llamar y averiguar si se encuentra enfermo, si necesita alguna ayuda. Si la persona está enferma, ayudamos a cuidarla. En nuestras sociedades modernas hay muchas personas que viven solas y no tienen a nadie a quien acudir para que las cuiden si lo necesitan, si están enfermas, especialmente cuando son mayores. Pienso que una función importante del grupo de Dharma es ser las personas en las que puedes apoyarte, por quienes puedes sentir: “siempre puedo confiar en que mis amigos de Dharma me cuidarán”. Es maravilloso poder cuidarnos los unos a los otros, no solo cuando somos mayores, las personas jóvenes también necesitan ayuda cuando se enferman. Si no tienes a nadie que pueda acudir a ayudarte, entonces las personas del centro de Dharma lo harán. Como miembros del centro de Dharma depende de nosotros estar al pendiente de las personas del centro, porque algunas veces la gente es demasiado tímida como para pedir ayuda.

No descuidar el alivio del dolor mental de otros

No aliviar el dolor mental de los demás. Si una persona ha sufrido la muerte de un ser querido o se encuentra muy deprimida, tratamos de reconfortarla, de ayudarla. Por ejemplo, si alguien se encuentra en el hospital con depresión (lo cual le sucede a muchas personas) tratamos de visitar, tratamos de ayudar.

Orientación a partir de los votos tántricos

No enojarse los unos con los otros

No enojarse con los demás en nuestro centro de Dharma es muy difícil, y realmente es necesario que lo tengamos en mente y tratemos de trabajar de forma armoniosa. Si tenemos diferencias, las resolvemos, no solo nos enojamos.

Crear una sensación de comunidad

Sentarse en círculo durante las enseñanzas

Algo que siempre encuentro útil en las enseñanzas o reuniones para crear una sensación de grupo, es sentarse en círculo en una habitación lo suficientemente amplia. Obviamente no podemos hacerlo si el salón está muy lleno, pero sentarse en círculo nos permite de hecho vernos los unos a los otros, en lugar de mirar solo la espalda de alguien más, o no ver a nadie más que a los que están frente a nosotros. Si estamos sentados enfrente, no vemos a los que están detrás. Es algo relacionado con una cosa física menor, pero verse los unos a los otros realmente ayuda a sentirse parte de un grupo.

Practicar la meditación del amor y la compasión enfocados los unos en los otros

Algo que trato de hacer en mi entrenamiento en la sensibilidad es que, cuando meditamos en temas tales como el amor y la compasión, no lo hacemos simplemente sentándonos a visualizar a todos los seres sintientes, sino que de hecho nos sentamos en círculo para practicarlo los unos con los otros. Vemos a las personas: “que puedas ser feliz, que puedas estar libre del sufrimiento, que puedas ser libre”. Son personas reales y aplicamos este deseo con ellas. Encuentro que esto es muy útil en nuestra meditación. Si pensamos en el sufrimiento, pensamos en cómo cada persona del grupo sufre enfermedad, vejez, muerte, todos por igual, y lo vemos en términos de personas concretas, reales. Eso lo hace más real. Esto nos ayuda, no solo en nuestro desarrollo, sino también nos ayuda a desarrollar empatía, compasión el uno por el otro. Eso fortalece al grupo.

Compartir nuestra experiencia en torno a tratar de aplicar las enseñanzas a la vida diaria

También me parece útil tener regularmente sesiones de discusión en las cuales compartamos nuestra propia experiencia en torno a tratar de poner en práctica las enseñanzas del Dharma en nuestra propia vida, durante la última semana, dos semanas o durante el último mes, dependiendo de con cuánta frecuencia se reúnan. “He tratado de poner en práctica las enseñanzas de la paciencia en el trabajo, pero ha sido muy difícil en esta u otra situación, en la oficina y demás”. Lo discutimos y podemos aconsejarnos o compartir experiencias. “Intentamos esto o aquello”. Esto ayuda a profundizar nuestro entendimiento del Dharma y también nos une como una comunidad que se está esforzando por alcanzar una meta: la liberación y la iluminación. Aquí debemos recordar uno de los votos monásticos, ser honestos. No debemos ser pretenciosos: “¡Oh, yo nunca me enojo!”. Debemos hablar desde nuestro corazón, desde nuestra experiencia. Esto es muy útil e inspirador. De esta forma nos apoyamos los unos a los otros como grupo; es un esfuerzo grupal.

Estamos tratando de avanzar. Algunos de nosotros somos nuevos, otros tenemos más experiencia. Muy similar a lo que sucede en una familia, hay personas jóvenes y personas mayores, así que pueden ayudarse las unas a las otras. Los jóvenes y los viejos no tienen que depender de su edad física, es más en términos de su experiencia. De nuevo, todos estos votos se entrelazan, lo hacemos de tal forma que no hagamos sentir a nadie culpable o tonto.

Relajarse juntos como grupo

Es importante relajarse juntos como grupo algunas veces. Es muy agradable en ocasiones tener picnics o cenas en las que cada quien lleve algo o cosas por el estilo, aunque no como la actividad principal del grupo. Algunos grupos aquí en Berlín hacen eso. Se reúnen en la víspera de Año Nuevo, por ejemplo. Muchas personas no quieren ir a clubes o fiestas ruidosas, pero tampoco quieren estar solas. En esas ocasiones, es muy agradable reunirse en el centro de Dharma. La costumbre es que las personas lleven algo de comida, realicen una puya, socialicen. Me parece que es muy útil organizar algo similar cada cierto tiempo durante el año. Es necesario que nos reunamos también para reírnos juntos, no solo para cosas serias.

Resumen

Estos son algunos de los puntos básicos que he revisado en los votos y que me parece que pueden ser útiles en un grupo budista o en un centro de Dharma. Aunque no es un uso ortodoxo del término “sangha” usarlo para las personas de un centro de Dharma, aun así, el papel de la comunidad en el centro de Dharma es muy importante. No estamos practicando solos, tenemos amigos que nos ayudan y a quienes podemos ayudar a lo largo del camino. Estoy seguro de que podemos inspirar a otros, actuar como una influencia positiva y compartir juntos.

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