Tipos de resultados kármicos

Otros idiomas

Cinco tipos de resultados 

Estábamos hablando de los diferentes tipos de causas y condiciones y, para finalizar esa discusión, enumeremos los cinco tipos de resultados.

En primer lugar, hay resultados madurados. Los resultados madurados son elementos no obstructivos y no especificados unidos al continuo mental de un ser limitado, como el cuerpo, la conciencia, las sensaciones, que provienen de una causa maduradora que estaba unida a su continuo mental. No obstruyen la liberación ni la iluminación. Este es uno de los resultados del potencial kármico positivo o negativo, que proviene únicamente de acciones constructivas y destructivas. Las acciones no especificadas (acciones, como comer, que el Buda no especificó como constructivas o destructivas) no dan ningún resultado madurado.

Por tanto, las sensaciones, como la felicidad y la infelicidad, son no especificadas. Eso significa que el sufrimiento, es decir, la infelicidad, no es algo destructivo. Algo es destructivo si madura en infelicidad o en algún sufrimiento adicional; y el sufrimiento en sí, o la infelicidad en sí, no necesariamente madura en más sufrimiento. De lo contrario, si ese fuera necesariamente el caso, sería imposible deshacerse del sufrimiento. 

Lo mismo ocurriría con la felicidad. La felicidad no es necesariamente constructiva. La felicidad es no especificada. Algo es constructivo si madura hacia una mayor felicidad y, nuevamente, nuestra felicidad ordinaria no es algo que necesariamente nos traiga más felicidad. Entonces, tenemos los resultados madurados.

Luego, tenemos resultados que corresponden a su causa. Estos son de dos tipos: los resultados que corresponden a su causa en nuestra conducta y los resultados que corresponden a su causa en nuestra experiencia. Estos se discuten mucho en el karma. Pueden surgir de potenciales y tendencias kármicas de acciones destructivas, constructivas contaminadas o no especificadas. Entonces, cualquiera de estos dará surgimiento a estos, madurará en estos. Los que corresponden a su causa en nuestro comportamiento son el factor mental de querer hacer una acción en un momento determinado, similar a lo que hemos hecho en el pasado. Eso sería tener ganas de repetir la acción. Podría llevar a desear realizar una acción, en cuyo caso es equivalente a una intención. 

Los resultados que corresponden a su causa en nuestra experiencia sería el sentirnos atraídos inconscientemente a la experiencia de una situación en la que nos sucede algo similar a nuestra acción anterior. Por ejemplo, herimos a alguien y él también nos lastima en alguna vida futura. Por lo que he escuchado, es bastante específico con un ser individual específico. No es que lastimemos a alguien y luego, en el futuro, alguien totalmente diferente nos lastima, sino que vamos a entrar en una situación en la que esa persona nos lastima. El hecho de que esa persona nos haga daño proviene de sus tendencias kármicas. El hecho de que experimentemos ser heridos por ella es el resultado de nuestras acciones kármicas. 

La persona involucrada es específica. Sabemos esto por el ejemplo de cuántos de nosotros podríamos haber tenido la experiencia de conocer a alguien e instantáneamente sentir algún tipo de conexión kármica con esa persona, ya sea positiva o negativa. Aunque aquí también puede haber lujuria u hostilidad, el hecho de que el objeto de esto sea esta persona en particular podría deberse en muchos casos a una conexión de vida anterior. Entonces, es así de específico; no es que fuimos amigos de alguien en una vida anterior y ahora, en esta vida, vamos a ser amigos de alguien más. Es con ese continuo mental específico. Es lo mismo que si hemos lastimado a otro ser, entonces en otra vida vamos a experimentar que ese otro ser nos lastime. Pero tenemos que recordar que nosotros y todos los demás hemos tenido vidas sin principio y por eso le hemos hecho todo a todos, y todos nos han hecho todo a nosotros. No es que alguna vez solo una persona específica nos haya lastimado. 

Sin embargo, esto no es tan sencillo. Puede haber muchos malentendidos o confusión al respecto. Digamos, por ejemplo, que tenemos un accidente. Salimos de nuestra casa, cruzamos la calle y alguien que conducía un coche en ese momento nos atropella. ¿Será que provocamos que la otra persona nos golpeara? Bueno, están pasando muchas cosas desde su lado. ¿Cómo supo esa persona que saldríamos de la casa justo en ese momento para atropellarnos? Bueno, no es así. Todo surge de todos estos diferentes tipos de causas y condiciones que hemos discutido, y cuando las causas y condiciones son apropiadas y completas, entonces madurará cierto potencial kármico. Por eso, por ejemplo, en las 37 Prácticas del bodisatva dice que, cuando en nuestra tierra natal (o en nuestra aldea natal, o en nuestra casa familiar, o lo que sea) hay circunstancias que van a hacer que tengamos apego, o enojo, o que seamos ingenuos, sin educación, etc., es una práctica del bodisatva irse, para evitar las circunstancias negativas, las influencias negativas que serían las circunstancias para que madure más potencial kármico negativo.

Las circunstancias en las que nos encontramos son muy importantes y, en muchos casos, podemos cambiar las circunstancias. Pero cuando las circunstancias se completan, entonces suceden cosas. Podríamos pensar: "¿Cómo supo el rayo que debía caerme?". No es que el rayo sepa que debe caer en nosotros; hay circunstancias climáticas, etc., que se ven afectadas por muchas otras cosas. Entonces, tenemos la experiencia de una situación en la que nos sucede algo similar a nuestra acción anterior. Esta es nuestra experiencia de algo, pero lo que experimentamos es causado por sus propias causas y condiciones previas. Cuando experimentamos ser atropellados por un coche, el resultado es similar a su causa. Lo experimentamos por haber herido, en alguna vida anterior, a esa misma persona que nos atropelló con el coche. No es que necesariamente la atropellemos con un coche, pero ciertamente le causamos daño a esa persona; no fue a cualquier persona, fue a esa persona específica. No es que nuestro karma haya hecho que esta persona decida ese día conducir su coche. Nuestro karma no ha creado su automóvil y no ha creado a la persona. Necesitamos entender estas cosas.

Luego, están los resultados supremos, los resultados dominantes o los resultados abarcadores. Ese es el tipo de entorno o sociedad en el que nos atrae nacer: estar en un país pobre, un país rico, este tipo de cosas, y la forma en que nos trata y cómo nos afecta. También puede madurar en lo que experimentamos con los objetos, como nuestras posesiones. Como resultado de robar, compramos cosas y al instante se estropean, este tipo de cosas. Se les llama resultados supremos porque, como un señor supremo, se extienden y dominan todo lo que experimentamos en un renacimiento particular. En muchos casos, estos resultados se extienden hasta dominar las vidas de muchos otros que, por ejemplo, comparten un entorno por haber acumulado las causas kármicas para nacer y vivir en él.

Luego, hay resultados hechos por el hombre o resultados hechos por una persona, literalmente, y estos son de dos tipos: resultados hechos por el hombre que se producen o desarrollan y resultados hechos por el hombre que son logros. Ambos surgen como resultado directo del esfuerzo de un ser limitado. No maduran a partir del potencial kármico. Por ejemplo, cuando nos golpeamos el pie, el hematoma es el resultado creado por el hombre al golpearnos el pie. O hacemos negocios y obtenemos ganancias, las ganancias son el resultado del negocio creado por el hombre. ¿Por qué una persona tiene éxito en los negocios y la otra no? Bueno, ese es un resultado que corresponde a su causa en términos de nuestra experiencia, pero aquí estamos hablando de algo diferente. En otras palabras, cualquier beneficio que obtengamos, es el resultado creado por el hombre al hacer negocios. No madura como resultado kármico de hacer negocios. 

Un ejemplo del segundo tipo de resultado creado por el hombre –un resultado creado por el hombre que es un logro– sería el logro de una mente que es el camino del ver; en otras palabras, un camino del ver, que sería una cognición no conceptual de la vacuidad como resultado de los momentos previos o secuencia de meditación con una comprensión conceptual de la vacuidad. Ese logro es el resultado de la meditación creada por el hombre. No es algo que madure de la meditación como resultado kármico. 

Debemos tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, los resultados creados por el hombre son cosas que se derivan inmediatamente de sus causas. Por ejemplo, nos golpeamos el pie y nos hacemos un moretón; o vendemos algo por un precio superior al que pagamos por ello y obtenemos una ganancia; o nos sentamos y hacemos una meditación y, al final de la meditación, logramos alcanzar otro nivel mental. Estas son cosas que se derivan inmediatamente de la acción que es su causa, y no son algo que madura a través de un largo proceso de tendencias kármicas o semillas y hábitos kármicos, etc., que son fenómenos de imputación, desde el punto de vista Prasánguika, sobre el “yo” convencional que, a su vez, es un fenómeno de imputación sobre un continuo individual de cinco agregados.

Por último, hay resultados que son estados de estar separado. Se trata de estados estáticos que se alcanzan mediante el esfuerzo, pero que no se producen ni maduran gracias a ese esfuerzo. En otras palabras, meditamos de manera no conceptual sobre la vacuidad, y eso actúa como una circunstancia para una verdadera detención: estar separados de una parte de las emociones perturbadoras. Esa separación dura para siempre y es estática; nada puede afectarla o cambiarla. La meditación en la vacuidad es la circunstancia para alcanzar ese estado, pero no crea ese estado. Un continuo mental nunca ha sido manchado por las manchas fugaces de las emociones perturbadoras y sus tendencias. Por naturaleza, el continuo mental está puro de todas estas cosas; está separado de todas estas cosas. 

Cuando meditamos en la vacuidad de manera no conceptual, eso actúa como una causa para un logro, pero ¿cuál es ese estado que alcanzamos? Ese estado que alcanzamos o esa situación que alcanzamos es el estado que siempre fue el caso, sin principio ni fin; ese estado de ser naturalmente puro o estar separado de cualquier tipo de mancha fugaz o emoción perturbadora es un fenómeno estático. No es producido por nada; no afecta a nada ni produce ningún efecto. Siempre fue así y siempre será así, por lo que técnicamente no es el resultado de nada. 

Así que aquí, cuando llamamos “resultado” a ese estado de estar separados, eso solo está dando el nombre de un resultado; en realidad no es un resultado. Todo lo que podemos decir es que la meditación es la causa para producir el logro, pero ese logro es un resultado creado por el hombre. 

Resumen de causas, condiciones y resultados 

Lo que podemos ver en esta presentación de causas, condiciones y resultados es que solo algunas causas de las cosas son causas kármicas, refiriéndose a potenciales y tendencias kármicas que, después de un largo período, madurarán. También hemos visto que solo ciertos resultados son resultados kármicos que provienen de tal mecanismo. Hay algunas causas que no son kármicas y hay algunos resultados que no son kármicos. Todo el proceso de causalidad es muy complejo y no todo lo que sucede es explicable por el karma o es cien por ciento kármico. 

Además, un fenómeno puede actuar como muchos tipos diferentes de causas para muchas cosas diferentes, y un resultado puede ser muchos tipos diferentes de resultados de muchas cosas diferentes. Este es el punto aquí. No es que una causa cause un resultado, o que un resultado provenga de una sola causa. Para ser más precisos, un potencial o tendencia kármica puede ser diferentes tipos de causas para diferentes cosas. Y, de la misma manera, una cosa que sucede son diferentes tipos de resultados de diferentes tipos de causas. Podría ser un tipo de resultado de un potencial kármico y también un tipo diferente de resultado de una tendencia kármica.

Todo esto es muy importante para intentar entender por qué nos pasa algo. ¿Lo explicamos simplemente en términos de nuestro karma? Bueno, es mucho más complejo, especialmente cuando consideramos toda la cuestión de la elección y que un fenómeno es el resultado de muchas otras cosas y es la causa de muchas otras cosas. Como vimos, muchas de las causas son incluso simultáneas al fenómeno, como los elementos que componen un objeto material, o los factores mentales que acompañan a un momento de cognición. 

Por ejemplo, cuando golpeamos a alguien, también hay enojo y también estamos viendo a la persona. ¿Cuál es la causa de que algo similar a esto vuelva a suceder en el futuro? ¿Es la ira? ¿Es el golpear? ¿Es el ver? ¿Es la combinación de los tres? ¿Cada uno de ellos proviene de causas diferentes? ¿Cómo podemos afectar el resultado de golpear a alguien? ¿Podemos afectar el hematoma que le sale a la otra persona? Bueno, obviamente, no. ¿Podemos afectar los resultados kármicos de lo que hicimos? Bueno, entonces tenemos que analizar. ¿Podemos afectar el resultado de la ira? ¿Podemos afectar el resultado del golpe? ¿Podemos afectar el resultado de ver? ¿Cuántas opciones tenemos en cada uno de estos y cuántas opciones tuvimos en términos de la ira que surge? ¿Y cuántas opciones teníamos para que surgiera el golpe o para actuar ese enojo o para conocer y ver a la persona? ¿Dónde están los espacios en todo este proceso en los que realmente podemos afectar la situación? ¿Qué podemos hacer en realidad?

Todo esto se vuelve muy interesante, ¿no? Por supuesto, es extremadamente complejo. Ahora bien, para entender esto, tenemos que incorporar todo lo que hemos discutido hasta ahora, particularmente la vacuidad. Digamos que vemos a una persona y nuestro ver va acompañado de un darse cuenta que contacta agradable de ella: es una experiencia agradable. La consideramos hermosa. Ahora bien, por supuesto, no es inherentemente hermosa; es nuestra propia manera en la que la consideramos bella, dependiendo de nuestro concepto de belleza. Un cerdo no la consideraría hermosa, y lo que el cerdo considera hermoso, probablemente nosotros no lo consideraríamos hermoso. Entonces, está la experiencia placentera de ver a la persona y luego está la cognición conceptual de ella en términos de considerarla hermosa. ¿Existe un espacio entre los dos? Quizás sea demasiado rápido para darse cuenta.

Pero luego surge la idea de acercarnos a esta persona y comenzar a hablarle de una manera seductora para tratar de seducirla para que tenga un comportamiento sexual inapropiado con nosotros.

En inglés (y en español), lo describiríamos como "tenemos ganas de hacer eso". Automáticamente nos vemos arrastrados a pensar eso como un resultado que corresponde a su causa en nuestro comportamiento. Nos gusta coquetear y seducir a los demás como resultado de haberlo hecho repetidamente antes. Este pensamiento puede llevar al deseo o la intención de acercarse y tratar de seducir a la persona. Pero hay un espacio entre el momento en que surge el pensamiento y el momento en que deseamos actuar en consecuencia. Podríamos evaluar ese pensamiento, discriminar que realmente no queremos actuarlo y así no surge el deseo de hacerlo.

Pero, de todos modos, es posible que queramos acercarnos y tratar de seducir a la persona. En este punto podríamos pensar si hacerlo o no y decidir hacerlo. El impulso kármico de un impulso conduce esa acción de la mente. Podemos decidir: "Sí, voy a acercarme a esta persona y voy a entablar una conversación con ella con el objetivo seductor de lograr que cometa cierto acto sexual conmigo". Por supuesto, podríamos decidir no hacerlo. Pero hay un espacio ahí; en realidad, no tenemos que empezar a pensar de esa manera, aunque nos gustaría acercarnos y hablar con la persona. Hay una diferencia entre ese deseo de ir y luego pensar: "Sí, voy a ir". Hay un espacio entre los dos. En ese momento, podríamos empezar a pensar de esa manera o no pensar de esa manera. Entonces, ¿cuál va a pasar? ¿Cuál vamos a elegir hacer? ¿Está madurando de algo?

Incluso si decidimos acercarnos a la persona, hay otro espacio entre el momento en que tomamos esa decisión y el momento en que realmente nos acercamos a la persona y hablamos con ella. Pero incluso entonces, podríamos detener nuestras acciones corporales y verbales antes de que lleguen a su final. Hay tantos espacios. 

Veámoslo un poco más detenidamente en términos de lo que ya ha madurado aquí y lo que madurará a continuación. Está el encuentro con la persona, que es el resultado no solo del propio potencial kármico que nos arrastra a situaciones en las que repetiremos ciertas acciones, sino también del potencial kármico de la otra persona que la arrastra a situaciones en las que le sucede algo similar a algo que hizo antes. Pero, por supuesto, encontrarnos con ella también es el resultado de caminar y de las razones que cada uno de nosotros tuvo para estar donde nos encontramos. Ver a la persona surge de toda una lista de causas y condiciones para que surja una cognición. Verla va acompañada de un darse cuenta que contacta agradable y una sensación de felicidad. Estos factores mentales surgen de otros potenciales kármicos. Considerar bella a la persona proviene de su propia tendencia, al igual que el deseo anhelante.

Luego hay varias causas kármicas para que surja el deseo o la intención de acercarse y tratar de seducir a la persona. Eso proviene de su propia tendencia kármica. También podría haber influencia de otras personas involucradas aquí. Un amigo dice: "Ah, ve y trata de ligar con esta persona en una relación sexual". Hay muchísimas cosas diferentes que podrían influir en nuestro deseo de hacerlo. Sin embargo, hay una brecha ahí antes de que pensemos si realmente debemos rebasarla. Podríamos descartar la idea de acercarnos incluso antes de comenzar a considerar hacerlo. Nuestro pensamiento y decisión son conducidos por un impulso kármico, un impulso mental. Como resultado de haberlo pensado y haber decidido acercarnos, ahora pensamos con decisión: “Sí, voy a hacerlo”.

Luego, hay otro espacio entre el momento en que pensamos hacerlo y el momento en que los impulsos kármicos conducen a nuestro cuerpo a realmente hacerlo. Hay otro espacio en el que podrían suceder muchas otras cosas e influir en lo que hacemos. Podríamos recordar las enseñanzas sobre el karma. Podríamos recordar las enseñanzas sobre la suciedad del cuerpo humano, o suena nuestro teléfono celular, o suena el teléfono celular de la otra persona, o alguien se acerca a la otra persona, o la otra persona se aleja, o comienza a llover. Quiero decir, podrían pasar todo tipo de cosas. 

Que haya o no deseo anhelante es otra cosa. Podría ser simplemente que nuestros amigos nos incitaran: “Ve y hazlo!”. Tenemos que ser hombres y tenemos que hacerlo, pero en realidad no tenemos el deseo. Hay muchos, muchos factores que surgen. Entonces, existen estos espacios en los que también tienen que confluir muchas circunstancias diferentes, y dependiendo de muchas circunstancias diferentes, diferentes cosas madurarán en ese momento: si recordamos o no las enseñanzas, si existe la influencia de otros que nos rodean, las circunstancias externas y lo que hace la otra persona que nos parece atractiva. Hay muchísimas cosas que afectan lo que sucede aquí.

Entonces, hay muchos espacios en la secuencia de momentos en los que el resultado podría ser diferente. Luego, volvemos a toda nuestra discusión sobre la elección, pero este es el punto central de nuestra discusión sobre las causas y condiciones y los diferentes tipos de resultados. Todo lo que sucede en cada momento es el resultado de tantos tipos diferentes de causas, y hay tantas causas y condiciones diferentes sucediendo en cada momento que es enorme. Lo que hacemos se ve afectado por todo esto.

¿Puede la meditación alargar ese espacio, ese intervalo, para que podamos realmente afectar lo que está sucediendo? 

Claro, ese es exactamente el objetivo de la meditación aquí. Entonces, durante cualquiera de esos intervalos, podríamos, por ejemplo, recordar las enseñanzas sobre la autodisciplina ética y las desventajas y consecuencias negativas que se derivan de actuar sobre la base de las emociones perturbadoras. Pero aun así podríamos pensar: “Oh, esta persona me parece tan bonita”, y luego, aunque recordemos estas enseñanzas, podríamos ir de todos modos y tratar de seducir a esa persona. En ese caso, habiendo recordado las desventajas de actuar con base en emociones perturbadoras, la fuerza de nuestra emoción motivadora será menor, y si la fuerza de la emoción motivadora es menor, eso afecta el resultado de lo que madurará de una acción basada en eso. Muchas otras cosas también afectarán el resultado. Una enorme cantidad de cosas afectan el resultado, no solo durante la acción, sino también después de ella.

Lo que queremos hacer, a través de lo que en Occidente se llama “meditación de atención plena o recordación”, es tratar de notar que, cuando tenemos ganas de hacer algo, existe este intervalo. Tenemos ganas de hacer algo; por ejemplo, tenemos ganas de levantarnos de la meditación e ir al frigorífico. Cuando realmente decidimos hacerlo, es posible que lo hayamos deliberado y pensado: “Sí, me voy a levantar e irme”, o es posible que ni siquiera lo hayamos deliberado. Podríamos haber pensado: “Tengo ganas” y simplemente vamos al refrigerador. Sin embargo, había un espacio entre esos dos pasos, y durante el mismo, podrían ocurrir otras variables, podrían surgir otros estados mentales y lo experimentaríamos como una elección. Decidimos (hay decisión) pensarlo realmente y decidir ir o no. Podríamos decidir ni siquiera pensar en ello, o habiéndolo pensado, podríamos decidir no ir, o incluso sin deliberarlo conscientemente, podríamos decidir no ir. Cuando eso sucede, esa decisión se produce sobre la base de muchas, muchas, muchas causas y condiciones diferentes. Entonces, la elección es en realidad el proceso de pasar del titubeo indeciso entre varias posibilidades a la decisión sobre una.  

No es, como explicamos antes, que haya un “yo” separado de todo el incidente, y que hay opciones separadas que existen en algún lugar frente a nosotros, que podemos presionar un botón y elegir esta o aquella. No es así como existe, pero las elecciones ocurren, las decisiones ocurren. El darse cuenta que discrimina decisivo entre dos alternativas ocurre cuando tenemos titubeo indeciso y llegamos a una conclusión. Se produce la decisión. Además, incluso si pensamos en ello y decidimos: "Está bien, me voy a levantar", aun así, entre el momento en que decidimos levantarnos y el momento en que realmente nos levantamos, hay otro espacio en el que podríamos afectar lo que podemos hacer y cambiar. Cuando tenemos ese trozo de chocolate en la mano, ¿realmente nos lo vamos a llevar a la boca o no?

Aquí es donde resulta útil la llamada meditación de atención plena. Si podemos notar cada momento de la secuencia, entonces notaremos que en cualquiera de esos momentos podríamos cambiar lo que hacemos o, al menos, podríamos cambiar la forma en que consideramos el objeto. Digamos que, si es para comer chocolate, podríamos pensar que eso realmente no nos traerá la máxima felicidad y que, una vez que lo mastiquemos varias veces, se convertirá en vómito. Si cambiamos la forma en que consideramos el objeto, entonces la emoción o actitud motivadora con la que realmente comemos el chocolate, con la que realmente nos lo llevamos a la boca, será mucho menos perturbadora que esa emoción motivadora original de la codicia con la cual decidimos que íbamos a comerlo y nos acercamos al refrigerador y efectivamente lo pusimos en nuestra mano. Como consecuencia, los resultados kármicos de comer este pedazo de chocolate con codicia serán más ligeros.

Por eso es tan importante hacer una diferencia entre la motivación causal que inicialmente nos conduce a realizar una determinada acción y la motivación contemporánea, que es la motivación con la que realmente entramos en la acción. Es en todos estos espacios donde realmente podemos tomar decisiones que pueden afectar lo que hacemos y también pueden afectar el resultado de lo que hacemos.

Esto nos lleva al final de nuestra discusión sobre el karma, el libre albedrío, la predeterminación y el determinismo. Hemos visto que no es un tema muy sencillo. Esto es algo que requiere una comprensión profunda de la vacuidad: la vacuidad del yo y la vacuidad de las opciones que tenemos, y que ninguna de ellas existe independientemente del sistema completo. Es un sistema complejo de causas y efectos que ocurren en cada momento, algunos de los cuales son kármicos y otros no kármicos, algunos de los cuales podemos afectar y otros no. Es sobre la base de estas elecciones que podemos tomar, dentro del contexto de la vacuidad y el karma, de causa y efecto, que realmente podemos tomar las decisiones para trabajar hacia la iluminación en beneficio de todos.

Top