Deconstruir la depresión en los cinco agregados

Revisión

Los cinco agregados son agrupaciones con las que podemos clasificar los distintos aspectos de nuestra experiencia para ayudarnos a comprender mejor lo que está sucediendo en cada momento. Después de todo, el enfoque del estudio y la práctica budista es nuestra propia experiencia y cómo experimentamos la vida.

Los diversos tipos de sufrimiento y dificultades que todos tenemos ocurren dentro de nuestra experiencia. Experimentamos la vida en términos de sentir un nivel de felicidad o infelicidad, que madura a partir de los potenciales kármicos acumulados por nuestro comportamiento compulsivo anterior. A veces, experimentamos cosas en la vida con infelicidad, a lo que generalmente nos referimos como sufrimiento. También experimentamos cosas con una felicidad ordinaria; sin embargo, de hecho, esto también es un problema. Nuestra felicidad habitual no dura ni satisface por completo; nunca es suficiente. Nunca estamos contentos con eso y nunca sabemos lo que vendrá después. Siempre hay un nivel de incertidumbre.

Nuestras vidas suben y bajan así todo el tiempo. Nos sentimos felices y luego infelices; tenemos mucha energía, luego ninguna energía; a veces tenemos ganas de meditar o trabajar, a veces no. Nunca podemos predecir cómo nos vamos a sentir en el próximo momento y esto produce una inseguridad interminable. Así es realmente la vida y, a veces, no es muy satisfactoria, ¿verdad?

El problema más profundo es que este ciclo de felicidad e infelicidad se sigue perpetuando. ¿Qué hace que siga y siga? En realidad, es la naturaleza misma de nuestro cuerpo y nuestra mente. Lamentablemente, lo que tenemos es muy limitado: la gente se cansa, se enferma, etc. Finalmente, también morimos. De hecho, si miramos más profundamente, nuestro cuerpo se desmorona a cada momento, acercándose cada vez más a nuestra muerte. Hay un chiste occidental muy encantador sobre cuál es la definición de vida: ¡La vida se define como una enfermedad de transmisión sexual con una tasa de mortalidad del cien por cien! Ante todo esto, ¿qué podemos hacer al respecto?

La confusión como causa de sufrimiento

Si examinamos más de cerca la causa de la naturaleza insatisfactoria de altibajos de nuestras vidas, encontramos una confusión subyacente en todos y cada uno de los momentos de nuestra experiencia. Esta confusión proviene de no conocer la realidad de cómo nosotros y los demás y todo existimos, o de saberlo incorrectamente. Sin embargo, cuando vemos con mayor profundidad más allá de nuestro cuerpo y mente ordinarios a la verdadera naturaleza de la mente, encontramos que es naturalmente pura. No está manchada por la confusión.

Cuando tenemos un enfoque no conceptual total en la vacuidad, la ausencia total de algo real que corresponda a nuestro malentendido, no tenemos ninguna confusión. Por tanto, esto demuestra el hecho de que la confusión no puede ser parte intrínseca de la mente porque hay situaciones en las que no está presente. De hecho, es posible lograr una verdadera detención de esta confusión manteniendo un estado de enfoque no conceptual en la vacuidad todo el tiempo. Si logramos esta detención, nuestra experiencia no estaría manchada y ya no experimentaríamos estos altibajos.

La vacuidad de las Cuatro Verdades Nobles

Necesitamos adquirir un estado mental que actúe como un verdadero camino hacia la liberación. Este es el estado mental que tiene el conocimiento no conceptual de la vacuidad del sufrimiento, de la causa del sufrimiento, de la cesación del sufrimiento y de esta comprensión misma. En otras palabras, necesitamos la comprensión no conceptual de la vacuidad de las cuatro verdades nobles.

Por supuesto, la vacuidad no es muy fácil de entender. Sin embargo, por ahora, digamos que la vacuidad se refiere a una ausencia total de formas imposibles de existir. Por lo general, nuestra mente hace que las cosas aparezcan de una manera que no corresponde a cómo existen realmente. En palabras muy simples, nuestra mente hace que todo exista como entidades concretas. Es como si todo fuera como pelotas de ping-pong, separadas y encapsuladas en plástico. Pensamos que cada cosa es sólida y concreta, por sí sola, y luego le damos mucha importancia a todo. Pero esto no se corresponde en absoluto con la realidad. Las cosas no existen como unidades aisladas; todo está interrelacionado.

Según nuestra experiencia, parece que las diversas cosas que la componen son como estas pelotas de ping-pong, sólidas, concretas y separadas unas de otras. Debido a que parece y se siente así, en nuestra confusión creemos que es verdad. Sin embargo, lo que creemos que está realmente establecido como pelotas de ping-pong no es cierto en absoluto. Esto es lo que queremos decir cuando decimos que no existe una existencia verdaderamente establecida. Lo que pensamos que es verdad no es verdad. No corresponde a cómo existen realmente las cosas.  

Cuando experimentamos, por ejemplo, estar deprimidos, esto aparece y se siente como algo sólido, sin relación con nada más. Nos identificamos con ello y creemos que durará para siempre. Hacemos la gran cosa de eso. Lo mismo ocurre con una enfermedad, una desilusión en la vida o incluso algo que va bien en nuestra vida; le damos mucha importancia a las cosas cuando, de hecho, así es como la vida fluctúa en cada momento. A veces las cosas van bien, a veces no. Nada especial. 

Así, queremos deshacernos de la confusión que hace que estas cosas en nuestra vida parezcan tan sólidas, así como la creencia de que son verdaderas, que corresponden a la realidad. Cuando creemos y sentimos que las cosas existen de esta forma sólida y concreta, sufrimos, ¿no es así? Por ejemplo, nos sentimos realmente infelices y tristes cuando nos critican, cuando las cosas no van bien o cuando escuchamos malas noticias. Por otro lado, nos sentimos muy felices cuando nos elogian, las cosas van bien o escuchamos buenas noticias. Sin embargo, nada dura. La vida sube y baja.

Cómo eliminar la confusión

Si pudiéramos deshacernos de esta confusión, podríamos dejar de producir las causas que perpetúan este terrible ciclo. ¿Cómo podemos deshacernos de esta montaña rusa de sensaciones de felicidad e infelicidad? ¿Cómo podemos eliminar la confusión de cada momento de nuestra experiencia y, en cambio, tener una comprensión correcta?

La clave es deconstruir lo que realmente estamos experimentando. Como hemos comentado, cuando nos sentimos deprimidos, tendemos a darle mucha importancia, a identificarnos con eso y a experimentarlo como una gran cosa sólida que nunca cambia. Lo que puede ayudar es si comenzamos a analizar: ¿Qué estamos experimentando realmente en este momento? Podemos investigar todas las causas, también, si queremos profundizar en lo que provoca lo que vivimos en cada momento. Para analizar y deconstruir de esta manera, necesitamos alguna herramienta, algún método analítico que nos ayude. Aquí es donde los cinco agregados son útiles. En cada momento hay una red completa de muchos elementos de cada uno de estos agregados, funcionando juntos para integrar este momento. Todo es interdependiente y está relacionado con todo lo demás.

En este momento no solo nos sentimos deprimidos, ¿verdad? Después de todo, todavía estamos viendo todo un campo sensorial de formas coloreadas y una variedad de sonidos, olores y, al menos, el sabor de la saliva en nuestra boca. También experimentamos sensaciones físicas como la temperatura, la ropa en nuestro cuerpo y la sensación de la silla debajo de nosotros. Sentimos nuestro cuerpo, así como diversas formas de fenómenos físicos que solo la mente puede conocer, como el sonido mental de una voz quejándose en nuestra cabeza. Todos estos factores forman parte de ese conjunto de formas de fenómenos físicos. Claramente, no es solo la depresión.

Con cada uno de estos diversos objetos, sentimos algún nivel de felicidad o infelicidad, disfrutando o no disfrutando de las cosas, deseando que continúen o no. Estas diversas sensaciones también se están interconectando. Una puede ser predominante, pero en realidad hay muchas sensaciones diferentes de felicidad e infelicidad al mismo tiempo. Es posible que nos sintamos tan infelices por nuestro estado de ánimo deprimido o lo que sea, que no disfrutamos de ver nada, escuchar música o incluso comer. Esto ciertamente puede suceder. Sin embargo, nuevamente, ¿cuál es el nivel de infelicidad que sentimos con respecto a estos otros objetos? Incluso cuando estamos deprimidos, podemos disfrutar un poco de nuestra música favorita. Todo esto es parte de ese agregado de las sensaciones, de los diferentes niveles de felicidad e infelicidad.

En cada momento, también estamos distinguiendo algo. Distinguimos cada uno de estos objetos que disfrutamos o no. Sin embargo, no es que nuestra experiencia sea como una pintura abstracta. Juntamos las diversas piezas de datos sensoriales en objetos cognoscibles y los distinguimos de otras cosas y del fondo. Este es solo el mecanismo básico aquí para distinguir. Darle un nombre, identificarlo como esto o aquello, es otro factor mental. A veces distinguimos correctamente y otras veces incorrectamente. Tenemos este estado de ánimo depresivo y lo juntamos incorrectamente con algunos pensamientos extraños y perturbadores; por ejemplo, distinguimos nuestro estado depresivo como un gran problema, concreto, horrible e inmutable. Esto forma la base del pensamiento: “Quiero morir. Ya no puedo manejar esto". Puede ser una distinción bastante incorrecta. Todos estos ejemplos son parte del agregado de la distinción.

A través de este proceso de analizar y deconstruir cada momento de la experiencia en todos sus componentes, podemos observar, durante una serie de momentos, que todo está cambiando constantemente. Con este nivel de conciencia, podemos comenzar a reconocer algunos de los aspectos dentro de nuestra experiencia que están equivocados. Esos errores causan problemas como cuando, con una distinción incorrecta, agrupamos ciertas cosas que realmente no van juntas, y luego sentimos que es lo peor del mundo y que no podemos sobrevivir, cambiarlo o superarlo.

Lo que estamos haciendo con nuestro análisis de los cinco agregados es, en realidad, la resolución de problemas. Estamos tratando de descubrir los aspectos y componentes equivocados de nuestra experiencia, de modo que podamos entrar como un buen reparador para quitar la pieza que está causando el problema o reemplazarla por otra. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado en este proceso para no creer lo que se siente. Se siente como si hubiera un "yo" separado, el reparador que entra, observa, hace las reparaciones y luego nos envía una factura. Esta es una verdadera fantasía. ¿Qué estamos experimentando realmente cuando esto sucede? En Occidente, se conoce como alienación. Estamos alienados de nuestro cuerpo, nuestros sentimientos y nuestra mente; en este estado de alienación, tratamos de hacer algo para solucionarlo, como si hubiera un "yo" independiente y separado entrando para hacer esto. El punto es simplemente eliminar lo que se debe quitar y reemplazar lo que se debe reemplazar o agregar lo que se debe agregar. Simplemente lo hacemos. No como un "yo" separado que lo hace, sino simplemente hacemos lo que sea necesario.   

Cuando bebemos un vaso de agua, no pensamos que hay un "yo" dentro de nuestro cuerpo y un agujero en nuestra cara. No estamos pensando que ahora levantaremos este objeto y vertiremos el líquido en este agujero, esta boca, en nuestra cara. No hacemos eso, ¿verdad? Solo tomamos el vaso y bebemos. No estamos preocupados por nosotros mismos, pensando en un "yo" separado de todo el proceso. 

Del mismo modo, debemos abordar el análisis y la deconstrucción de los momentos de nuestra experiencia simplemente haciendo las cosas sin demasiada auto-preocupación. No le damos mucha importancia a nada. No nos felicitamos por encontrar la boca y por no echar agua en la nariz, o lo que sea. Ya no somos bebés; no necesitamos decirnos “buen trabajo” por saber distinguir cómo beber de un vaso por nosotros mismos. Lo mismo aplica a cambiar nuestras actitudes sobre lo que experimentamos. En términos de corregir la forma en que experimentamos las cosas, simplemente lo hacemos como una forma de trabajar en nosotros mismos.   

Una de las lecciones más útiles mientras nos familiarizamos con la vacuidad, usando una frase coloquial, es no hacer la gran cosa de nada. Nada es gran cosa. Nada es especial. Puede ser un poco decepcionante porque nos gustaría que las cosas fueran muy dramáticas, con luces de neón, etc., pero no es así en realidad. No significa que la vida sea aburrida; simplemente significa que las cosas son como son. Imaginemos, por ejemplo, que nos levantamos en medio de la noche y golpeamos nuestro pie en la oscuridad. Experimentamos una sensación física de dolor. Entonces, ¿qué más hay de nuevo? No es la gran cosa. Nos duele el pie y pasará. Por supuesto, va a doler. ¿Qué esperábamos?

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