Introducción a la vacuidad (vacío)
La vacuidad, o vacío, es un tema central y extremadamente importante en las enseñanzas budistas. Lo que significa es una ausencia; algo está ausente, no está allí. Lo que está ausente es una forma imposible de existir, algo que nunca ha existido en absoluto. Es muy importante entender esto y entender por qué. Se trata de todo el problema de la proyección. Todos tenemos una gran cantidad de confusión, algunas de las cuales son muy burdas. Puede que seamos conscientes de que estamos confundidos, pero también hay niveles muy sutiles.
Proyectamos todo tipo de cosas que son pura fantasía. Creemos que son la realidad y luego respondemos a estas proyecciones de manera inapropiada. Por ejemplo, cuando un ser querido al que estamos muy apegados llega tarde a reunirse con nosotros debido al tráfico, nuestra mente proyecta: "Llegas tarde porque ya no me quieres", "me has abandonado" y "nunca vas a venir". Debido a nuestra inseguridad y apego, nos volvemos muy infelices. Luego, cuando finalmente aparece, nos enojamos con él o ella: "¿Por qué llegas tarde?" y ni siquiera le damos la oportunidad de explicar.
Estas cosas suceden todo el tiempo de una forma u otra. Tenemos todo tipo de extrañas proyecciones sobre nosotros mismos, sobre otras personas, sobre las situaciones del mundo, etc. Al creer que la realidad corresponde a esas proyecciones, creamos cada vez más sufrimiento y problemas para nosotros mismos y para los demás. El objetivo de la vacuidad es comprender que lo que estamos proyectando no corresponde a nada real. Básicamente, lo que está ausente, lo que no está, es un referente real de nuestras proyecciones. No corresponden a nada. ¿Qué está ausente? Un verdadero referente de nuestras proyecciones que nunca estuvo ahí para empezar. Es imposible.
Ahora, por supuesto, lo que es imposible tiene muchos niveles diferentes de sutileza. Al trabajar para comprender la vacuidad, necesitamos deconstruir nuestras proyecciones, nuestros mitos personales y sociales, porque hay muchos mitos que proyectamos, que toda la sociedad está proyectando, no solo los nuestros. Pero tenemos que ir paso a paso para deconstruirlos y tratar de darnos cuenta de que cada capa de proyección es simplemente basura.
Es realmente importante entender que no solo tenemos nuestros propios mitos y proyecciones personales, sino que hay algunos que toda nuestra sociedad podría compartir, por ejemplo: "El enemigo nacional, esta gente, cada uno de ellos es malo", y este tipo de cosas. Ese es el nivel más burdo, pero también hay otros niveles más sutiles.
El objetivo de toda esta discusión sobre las proyecciones es tratar de comprender que son la causa del sufrimiento, la causa de nuestros problemas, la causa de los problemas de todos, estas proyecciones de lo que es imposible. Debido a que queremos superar nuestros problemas y sufrimientos, debemos comprender esto, al igual que todos los demás. Si queremos superar nuestros problemas y sufrimientos y alcanzar la liberación, entonces básicamente tenemos que entender que estas proyecciones no corresponden a nada real; básicamente, tenemos que dejar de creer en nuestras falsas proyecciones. Necesitamos pensar: "Esto es basura", y luego no creer en ellas.
Permítanme darles como ejemplo el escorpión que acabamos de encontrar aquí en el suelo hace unos minutos. Nuestra mente podría hacer que aparezca como un monstruo. Si creemos que esta apariencia corresponde a la realidad, experimentamos mucho miedo, el cual no es un estado mental muy agradable. Sin embargo, entender que no es un monstruo, no significa que el escorpión no exista y que no sea peligroso. Por supuesto que lo es. Tenemos que sacarlo de la habitación con mucho cuidado, poner un papel debajo, algo encima, y sacarlo. Comprender la vacuidad no significa que ya no tengamos cuidado con el escorpión. Por supuesto, debemos tener cuidado. Hablo en un nivel muy superficial; la vacuidad es mucho más sutil que esto, pero solo usando esto como ejemplo, si nos damos cuenta de que este escorpión no existe como un monstruo, podemos manejarlo sin miedo. No nos molesta.
Así, podemos pensar en muchos ejemplos en los que esta comprensión es muy útil, incluso en un nivel muy superficial. Amamos mucho a alguien, por ejemplo, y estamos muy apegados a él o ella, pero entonces no nos llama y no viene a recibirnos cuando se supone que debe hacerlo. Puede pasar un tiempo y todavía no nos llama, por lo que nos enojamos mucho. ¿Cuál es la proyección aquí detrás de nuestro enojo? Eso es lo que necesitamos analizar. "¿Qué está mal en la forma en que esto me aparece?". Hay muchas cosas que están mal, pero una de las cosas que es muy común aquí es pensar: "Soy lo más importante del universo" y, en particular, "soy lo más importante en la vida de esta otra persona, y no le está pasando nada más en su vida, excepto yo. Todo lo que hace tiene que ver solo conmigo". Si no llama es porque "no le agrado" o lo que sea.
Esta no es la realidad. La gente tiene vida; no somos los únicos en su vida. Tienen otras personas en su vida, muchas cosas que les están sucediendo y muchas otras personas con las que están interactuando. Incluso si es nuestro cónyuge, tiene muchas cosas en su vida además de nosotros. Esto nos aterriza un poco más en términos de nuestra relación con esta persona y luego, cuando la veamos de nuevo, podríamos descubrir que había estado ocupada con algo o que había surgido algo importante. Entonces podemos preguntarnos con calma: "¿Qué pasó?". Con el fin de superar nuestro propio sufrimiento y superar el hecho de hacernos sentir miserables por todo el asunto, incluso si nuestra mente lo hace aparecer como: "Soy la única razón para cualquier cosa que suceda en la vida de esta otra persona", entonces nos decimos a nosotros mismos: "¡Vamos, eso es ridículo!", y no lo creemos.
Si alguien llega tarde a reunirse con nosotros, o nuestro adolescente llega tarde a casa por la noche, también podríamos proyectar que tuvo un accidente y por eso nos preocupamos incesantemente. Aquí se aplica el mismo análisis. Estar preocupados por la seguridad de nuestro hijo no es lo mismo que preocuparse obsesivamente por él. En la mayoría de los casos, llegar tarde no se debe a que les haya pasado algo horrible. Necesitamos calmarnos y ser pacientes hasta que regrese a casa. Después de todo, llegar tarde a casa es típico de todos los adolescentes.
Sin embargo, si realmente queremos poder ayudar a todos, lo que realmente tenemos que hacer es llegar al punto en el que nuestra mente deje de proyectar tales escenarios. Porque incluso si no creemos en la basura que hacen aparecer nuestras proyecciones, aun así, si nuestra mente está proyectando esto, eso realmente nos impide ver la realidad con claridad. Necesitamos acostumbrarnos una y otra vez a la vacuidad. ¿Qué hacemos cuando nos enfocamos en la vacuidad? Nos enfocamos en: “No existe tal cosa, no existe un referente real que corresponda a lo que mi mente está proyectando”.
Ahora, cuando nos enfocamos en “no existe tal cosa”, no aparece nada, no hay nada. Primero usemos un ejemplo más simple. Por ejemplo, si nos enfocamos en: “No hay chocolate en el piso aquí”, ¿en qué nos estamos enfocando, qué aparece? Nada. Primero, tal vez aparezca el piso, pero nuestro principal interés no es el piso. Estamos enfocados en "No hay chocolate". Cuanto más nos absorbemos en esa ausencia de chocolate, ¿qué está pasando? Nuestra mente deja de proyectar "chocolate". Podemos tener grandes esperanzas de que haya chocolate allí, pero no lo hay. Vamos al frigorífico y no hay chocolate. Vamos a la despensa, no hay chocolate. Luego nos sentamos allí y, finalmente, entendemos: "No hay ninguno". Entonces, no está apareciendo “nada”. Entendemos que eso significa que no hay chocolate; no hay ninguno. Entonces, nuestra mente ya no proyecta "chocolate" o la "esperanza del chocolate". Cuanto más nos acostumbremos a esto, eventualmente nuestra mente dejará de proyectar "chocolate".
Pero el chocolate es algo que existe. Puede que no haya ninguno en nuestra casa, pero existe en otro lugar. La vacuidad se refiere a la ausencia de algo que no existe; nunca existió y nunca existirá. Supongamos que estamos proyectando, por ejemplo, el ejemplo que me encanta usar porque es tan común, el Príncipe Azul o la Princesa Caramelo en el caballo blanco, la pareja perfecta que todos anhelamos encontrar, para vivir, como en el cuento de hadas, "felices para siempre". Todos tenemos la esperanza, al menos la mayoría de nosotros ha esperado, y tal vez todavía esperamos, encontrar al príncipe o a la princesa en el caballo blanco, la pareja perfecta. Y, por supuesto, proyectamos eso en alguien que conocemos, con la gran esperanza de que sea así. Sin embargo, cuando no cumplen con eso, nos sentimos muy decepcionados y enojados.
Por muy triste que sea, tenemos que entender que no existe tal cosa. Nadie existe como el príncipe o la princesa del caballo blanco. Con el tiempo, si nos familiarizamos lo suficiente y realmente podemos creer a un nivel emocional que "realmente no existe tal cosa", no es que "todos los demás encuentran una y yo no encuentro una, pobre de mí, yo soy el perdedor”, sino que “no existe tal cosa, es imposible”, entonces en algún momento nuestra mente dejará de buscar una. Tal vez, al principio, lloramos: "Oh, qué triste es que no exista tal cosa". El gran maestro indio Shantideva dijo que es como un niño que llora cuando su castillo de arena junto al océano se desmorona al entrar el agua.
De hecho, es un alivio que "no exista tal cosa". Porque hay un gran alivio, es realmente muy gozoso darnos cuenta de que estábamos, como dice la expresión en español, "golpeándonos la cabeza contra la pared", tratando de encontrar algo que no existe. No solo queremos dejar de creer que nuestra pareja es el príncipe o la princesa de tal forma que dejemos de sufrir, sino que, si pudiéramos dejar de proyectar eso, entonces podríamos ver a nuestra pareja tal como es en realidad, y estaríamos en una mejor posición para ayudarla. Aunque estoy simplificando mucho, no obstante, este es el principio general que seguimos. Si queremos alcanzar la liberación, tenemos que dejar de creer en estas proyecciones de fantasía; y si queremos alcanzar la iluminación, tenemos que conseguir que nuestra mente deje de proyectarlas.
Por lo tanto, tenemos que entender la vacuidad, esta ausencia total de cualquier referente real de cualquier fantasía que proyecta nuestra mente, y familiarizarnos con ello una y otra y otra vez, para que nuestra mente deje de proyectarlas, al enfocarnos en “no existe tal cosa", como usamos en este ejemplo: “no hay chocolate". Luego, trabajamos por etapas para deconstruir y conseguir que nuestra mente deje de proyectar niveles cada vez más sutiles de lo que es imposible. Por supuesto, cada nivel que deconstruimos es muy útil, pero es importante no detenerse a la mitad.
Esto es lo que en realidad es bastante difícil. Hay muchas, muchas cosas sobre la comprensión de la vacuidad que son difíciles. Nadie dijo que fuera fácil. Sin embargo, lo que necesitamos identificar son nuestras proyecciones, porque realmente creemos que son reales. No sentimos el hecho de que “esto es solo basura proyectada por mi mente”; para eso, tenemos que trabajar muy duro y ser muy abiertos. Necesitamos estudiar y aprender qué es esta basura que proyecta nuestra mente. Alguien tiene que señalarlo, ya sea un libro o un maestro; no es tan obvio, y tenemos que pensar en ello, tratar de entender lo que está sucediendo aquí y realmente examinarnos a nosotros mismos y examinar la forma en que el mundo aparece ante nosotros, y cómo aparecen ante nosotros otras personas, y cómo aparecemos ante nosotros mismos. Requiere mucha reflexión, y esta es una reflexión activa para tratar de comprender y reconocer lo que está apareciendo aquí.
Entender las proyecciones
En el budismo hay muchas prácticas que tratan sobre cómo aparecen las cosas, que en realidad nos ayudan a comprender la proyección, y esto es muy útil. Estoy sentado frente a ustedes y podría estar asustado, por ejemplo. Podría pensar: “Todas estas personas me están mirando; me están juzgando" y "¿Qué van a pensar de mí?". Podría ponerme muy nervioso y esto podría convertirse en un evento muy tortuoso para mí. ¿Cuál es el problema aquí? El problema es que solo estoy pensando en términos de "yo, yo, yo", y todo gira en torno a "yo" y lo que piensan de "mí".
Es cierto que estoy sentado aquí, y la mayoría de ustedes me están mirando, pero ¿y qué? Ahora hablamos de proyección. En lugar de verlos como personas que me están juzgando y a quienes probablemente no les agrado, o que piensan que soy un idiota, puedo cambiar mi actitud. El budismo siempre habla de cambiar nuestra actitud a una más positiva y útil. Podría verlos como mis mejores amigos, como mis hermanos y hermanas, como mis padres o mis hijos, y les estoy explicando con tanta preocupación por ustedes como lo hubiera hecho por mi mejor amigo. Entonces, estoy realmente preocupado de que entiendan y hay una gran cantidad de, al menos amistad, si bien no amor. Además, no voy a fingir nada. ¿Cómo puedes fingir algo con tu hermano, tu hermana o tu mejor amigo? Al pensar así, con ese cambio de actitud, entonces estoy muy relajado; esta es una velada muy agradable.
¿Qué está involucrado aquí? Es proyección, ¿no? En realidad, no conozco a ninguno de ustedes, quiero decir, a uno o dos he llegado a conocerlos un poco, y a Claudia que conozco desde antes, pero no he conocido a la mayoría de ustedes antes de esta noche. Entonces, no es cierto que sean mis mejores amigos, al menos no en términos de esta vida. En el budismo, hablamos de vidas anteriores, por lo que en alguna vida de hace mucho tiempo podrían haber sido mi mejor amigo, claro, esa es la base para pensar así. Pero lo que estoy proyectando, que sean mi mejor amigo, no es completamente irracional. En el budismo, hablamos de que todo el mundo ha sido nuestra madre en una vida anterior; sin embargo, si eso no es cómodo, entonces podemos pensar que todos han sido nuestros mejores amigos. Todo el mundo también ha sido nuestro peor enemigo en alguna vida anterior según esa lógica, pero eso no ayuda.
Quizás estén sentados ahí, juzgándome. ¿Y qué? Si quieren juzgarme, me juzgarán. El problema no es si me están juzgando o no. Ese no es el problema. El problema es que estoy concentrado en "mí" y me preocupo por "mí", "¿Qué piensas de "mí"? Estoy preocupado por "mí" porque quiero que todos me amen. Quiero decir, todos quieren que los demás los amen, ¿no es así?
Entonces, recordamos que no a todo el mundo le gustaba el Buda, así que: "Si no a todo el mundo le gustaba el Buda, ¿por qué yo debería gustarle a todo el mundo?". Eso es muy útil, pero si nos resulta un poco lejano, entonces: “No a todo el mundo le gusta Su Santidad el Dalái Lama. Miren a los chinos, no les agrada, entonces, ¿qué puedo yo esperar? ¿Que le agradaré a todo el mundo? Entonces, si no te agrado, si me estás juzgando mal, bueno, está bien". Aquí está el punto. La cuestión es que, inicialmente, entendemos que gran parte de lo que experimentamos se basa en la proyección. Cuando entendemos eso, podemos cambiar la proyección. En lugar de proyectar algo que nos hará sentir miserables, como: "Todos me están juzgando", proyectamos algo que es útil, por ejemplo: "Todos ustedes son mis mejores amigos".
Entonces, con el tiempo, no tenemos que proyectar nada. Cada uno de ustedes es una persona individual y puede juzgarme, puede ser un amigo cercano o puede ser un enemigo. Bien, no hay problema. Sin embargo, como siempre señala Su Santidad, todo el mundo es un ser humano -bueno, no todo el mundo, un perro no es un ser humano- pero, de todos modos, todos quieren ser felices y nadie quiere ser infeliz. Así que hablemos con todos como iguales, y entonces no habrá problema.
Creo que esto ilustra el hecho de que hay etapas en las que podemos trabajar con la proyección para disminuir y eventualmente detener cualquier sufrimiento, detener cualquier problema. Sin embargo, para ambos tipos de proyección, útil e inútil, tenemos que entender que lo que me hace sentir miserable es pensar "yo, yo, yo", "todo se trata de mí" y "¿qué piensan todos de mí?". Ese es el problema.
Sin embargo, aquí estamos en una interacción. E incluso si entiendo que esta proyección de ustedes como mis jueces -"no les agrado" y "no me van a querer", etc.-, es basura y no creo en eso ya, aun así, mi mente la proyecta. Así es como funciona nuestra mente: proyecta. Entonces, también podría proyectar algo más beneficioso, como: "Todos ustedes son mis mejores amigos". Eso me permite ayudarlos hasta cierto punto, pero no al máximo. ¿Por qué? Porque tal vez sí me están juzgando, y tal vez de hecho no les agrado.
Ahora, para poder ayudarlos realmente, necesito poder lidiar con esa realidad. No solo: “Todo el mundo me ama; todo el mundo es mi mejor amigo". Una vez que ya no les tenga miedo y ya no me enfoque solo en "yo, yo, yo", entonces estaré listo para acabar con estas proyecciones "más bonitas" y estar realmente abierto y lidiar con la realidad de cada persona individualmente. Puede que a algunos no les guste, que a algunos les agrade, que algunos puedan ser amigos cercanos, algunos puedan ser distantes, sea lo que sea; luego lidiamos con ello, sea lo que sea.
Esta es una introducción a la forma general de trabajar con la vacuidad y la basura que proyecta nuestra mente. A veces, nuestras proyecciones no son beneficiosas; no son de ninguna ayuda. En otras ocasiones, proyectamos algo que es útil; sin embargo, en algún momento queremos dejar de proyectar por completo.
Eso da una idea de lo que estamos hablando aquí. Creo que esto es suficiente por esta noche. Podemos tener algunas preguntas ahora, y luego, a partir de mañana, hablaremos un poco más en detalle sobre qué es la basura que proyecta nuestra mente y cómo podemos reconocerla y deconstruirla.
Preguntas
Si deconstruimos tanto, ¿no deconstruiremos nuestros buenos sentimientos?
Bueno, no necesariamente. El vacío no es nihilista. No estamos afirmando aquí que nada existe, que no hay nada. De lo que queremos deshacernos es de nuestras proyecciones de fantasía y exageraciones.
Ahora, cuando hablamos de codicia, apego o ira, eso es básicamente una exageración de los puntos buenos o malos de algo. Sin embargo, la energía que subyace a la exageración de los buenos puntos puede resultar útil. Si nuestro deseo de tener algo exagera las cualidades de, digamos, helado o dinero, entonces es un estado mental muy perturbador. Sin embargo, si nos deshacemos de esa exageración, entonces necesitamos esa energía, que dice: "Deseo lograr algo", como, por ejemplo, "ayudarte". Esta es simplemente la energía para luchar por algo que, en este caso, es positivo y útil, y lo necesitamos. Entonces, cuando deconstruimos, lo que estamos deconstruyendo es la exageración: “Que lo que haga para ayudarte tenga éxito o no depende totalmente de mí. Yo soy la única causa de que superes tu problema y alcances la felicidad. Si funciona, entonces soy el más grandioso, y si falla, es mi culpa y yo soy culpable". De eso queremos deshacernos. Esa es la exageración.
Cuando deconstruimos aquí, todavía nos queda el deseo de ayudar a los demás: el amor, el deseo de que sean felices y la compasión, el deseo de que se liberen de su sufrimiento. Aún nos quedamos con ello, pero con una actitud realista de los mismos. Es como, discúlpenme si son vegetarianos, pero si puedo usar este ejemplo, es como un trozo de carne. Queremos cortar la grasa a su alrededor, deshacernos de eso y quedarnos solo con la parte nutritiva.
¿Saben de lo que estoy hablando? Como si tuvieran compasión por alguien, pero luego, si se dejan llevar, esa es toda la grasa que lo rodea. Como si tu hijo está herido y tú solo: "¡Aaah!", gritas y lloras y continúas con eso y no haces nada para ayudar al niño. Esto es simplemente: "Pobre de mí, no puedo lidiar con esto". Deshazte de toda esa grasa, toda esa basura. Mira: “Ah, mi hijo está herido”, y luego cuídalo con compasión. Sentir compasión no tiene por qué ser dramático o melodramático para ser muy positivo.
Parece muy difícil distinguir entre realidad y exageración.
Eso es correcto; es muy difícil diferenciar entre las dos. Por eso necesitamos tener un maestro. Solo por leer en un libro, puede que no sea tan claro. Necesitamos que alguien responda a nuestras preguntas, que nos señale cosas. Sin embargo, incluso si tenemos un maestro que trabaje con nosotros personalmente, lo cual es raro, pero si tenemos uno, nuestra mente tiene que estar abierta. Si no estamos abiertos, entonces el Buda mismo podría estar allí tratando de enseñarnos y no servirá de nada. Para abrirnos, tenemos que hacer -lo que se llama en el budismo- "purificación y construir fuerza positiva". Hay muchas prácticas que podemos hacer para ayudar a abrirnos y superar los bloqueos mentales y emocionales. Entonces, los maestros pueden ayudarnos.
Puedo darles un ejemplo de mi propia experiencia: Gueshe Wangyal, un gran maestro mongol calmuco. Murió hace mucho tiempo, pero fue tremendo. Los mongoles son bastante diferentes a los tibetanos, pero, en cualquier caso, se parecen un poco más a lo que imaginamos de un maestro zen clásico.
Gueshe Wangyal siempre hizo que la gente construyera cosas para él, que supervisaba muy de cerca. Tenía un estudiante, un amigo mío, que estaba ayudando a construir una casa para que vivieran los estudiantes y Gueshe-la, y un día estaba en la azotea construyéndola. Gueshe Wangyal se subió al techo, se acercó a este amigo, su alumno, y comenzó a gritarle: “Lo estás haciendo de manera completamente incorrecta. ¡Lo estás arruinando todo, sal de aquí!". Mi amigo replicó: "¿Qué quieres decir con que lo estoy haciendo incorrectamente? Lo estoy haciendo exactamente de la manera que me dijiste que lo hiciera". Y luego Gueshe-la dijo: "Verás, ese es el 'yo', el 'yo falso'. Esa es la proyección de la que debes deshacerte".
Gueshe Wangyal fue un experto en esto. Era un anciano cuando lo conocí. Un día, algunos de nosotros estábamos sentados en su sala de estar, y entró esta mujer. Estaba muy alterada y quería hablar con Gueshe-la en privado sobre algún problema personal. Gueshe-la dijo: "Está bien, todos somos amigos aquí. Puedes hablar libremente". Entonces, contó su historia, y fue muy, muy difícil emocionalmente para ella terminarla. Cuando finalizó, Gueshe-la se llevó la mano a la oreja y dijo: “¿Qué dijiste? No te escuché. Dilo de nuevo, más alto. Problemas de audición". Luego, tuvo que repetirlo y gritarlo palabra por palabra al oído de Gueshe-la. A veces él la hacía repetir palabras dos, tres, cuatro veces, y cuando había terminado, ella misma se daba cuenta, sin que Gueshe-la tuviera que decir nada, que estaba exagerando demasiado y alterándose demasiado. Entonces fue capaz de calmarse.
Sin embargo, se tiene que ser un gran maestro para poder hacer eso, para saber con quién puedes hacer eso y con quién no. Para algunas personas, sería útil; sin embargo, algunas personas se enfadarían mucho. Es por eso que una persona necesita estar abierta y lista, y luego, con la guía de un maestro hábil, se da cuenta de cuáles son sus exageraciones o proyecciones. Es muy difícil saber realmente, como profesor, quién está preparado para un método y quién no. Es por eso que uno realmente necesita deshacerse de las proyecciones, especialmente sobre las personas a las que estamos tratando de ayudar. Sin embargo, es muy difícil diferenciar entre nuestras proyecciones y la realidad porque las proyecciones se sienten tan reales, y no solo se sienten muy reales, sino que reaccionamos muy emocionalmente a ellas.
Si pensara que todo es una proyección, eso podría ser peligroso. Podría volverme descuidado, tomar posibles peligros como proyecciones.
Por eso utilicé el ejemplo del escorpión. Dejamos de proyectar que es un monstruo, pero es peligroso y por eso tenemos mucho cuidado. Como dije, y creo que es muy importante repetirlo una y otra vez, la vacuidad no niega ni elimina todo. De lo que nos estamos deshaciendo es de la proyección de lo irreal, lo imposible.
Al darme cuenta de todos los problemas asociados con las proyecciones, particularmente en las relaciones, puedo tratar de reducirlas de mi lado, pero las proyecciones de otras personas siguen ahí. Alguien podría decir: "Eres la peor persona que conozco", pero incluso si no proyecto "pobre de mí" y me doy cuenta de que "esta es su proyección", ¿cómo lidiar con eso?
Creo que fue el Buda quien dijo: "Si alguien quiere darte un regalo y tú no lo aceptas, ¿quién tiene el regalo?". La persona que lo ofrece todavía lo tiene en la mano. No lo hemos aceptado; todavía es de ella. Si alguien proyecta algo sobre nosotros, es muy difícil que deje de proyectar; pero, al menos por nuestra parte, no lo aceptamos y no reaccionamos de esa manera.
Usemos un ejemplo, en lugar de hablar teóricamente. Supongamos que estamos en una relación y la otra persona dice: "No me amas". Ahora, eso puede ser cierto, quiero decir, tal vez no la amamos, pero digamos que no es cierto. Ahora podemos decir: "Pero no es así". Sin embargo, podemos decir eso basándonos en estar realmente molestos o podemos decir eso basándonos en estar más tranquilos al respecto.
Si por el hecho de estar muy molestos negamos no amarla, nos enojamos con la otra persona, nos sentimos inseguros o lo que sea. De eso queremos deshacernos. Lo que queremos es responder sin enojarnos. Hay muchas formas de lidiar con esta acusación de que no la amamos. Si estamos muy tranquilos al respecto, entonces examinamos: “¿Hay una base para esto? ¿Estoy ignorando a la otra persona o qué es?". Y si pensamos que la persona es racional, podemos discutirlo con ella, ver que tal vez hay una parte de eso que es verdad, tal vez alguna parte que no lo es.
Como acotación al margen, algo muy útil en este tipo de situaciones, ya sea que proyecten sobre nosotros o nosotros proyectemos sobre los demás, es pensar en términos de la analogía de diferentes monedas. Por ejemplo, quieren que les paguemos en una determinada moneda, digamos euros, y les decimos: "Lo siento, no tengo euros, pero puedo pagarte en dólares". Así como cada persona puede pagar con una moneda diferente, cada persona muestra amor y afecto de una manera diferente: "Tal vez no pueda demostrártelo de la manera que a ti te gusta. No puedo darte el dinero en euros, aunque eso es lo que quieres, pero puedo dártelo en dólares. Así, esa es la forma en que muestro mi amor y cariño”. Señalamos: “Bueno, sí te amo. He estado haciendo esto y esto y aquello, y así es como demuestro amor". O al revés, si queremos el pago en dólares, pero nuestra pareja lo da en euros, debemos reconocer que está pagando en una moneda diferente. Eso es muy útil. Solo tienen rupias o liras, que ya no es una moneda válida, pero eso es todo lo que tiene.
El punto es no molestarse emocionalmente por sus proyecciones, como la proyección de que no los amamos. No lo aceptamos, sino que lo afrontamos porque eso es lo que están proyectando. Esto es lo que están sintiendo, así que lo afrontamos, pero de una manera más racional. Sin embargo, a veces tenemos que tratar con la otra persona como si fuera un niño pequeño, por ejemplo, cuando tenemos un niño de dos o tres años y decimos: "Es hora de irse a la cama", y el niño dice: "Te odio, te odio". Esa es una proyección, obviamente, pero la tomamos en serio y creemos: “¡Oooh! ¿Me odia?". Simplemente decimos: "Es hora de irse a la cama".
A veces, no es el momento de discutir algo más con la persona si está realmente molesta; tenemos que esperar hasta el día siguiente. En tales situaciones, decimos: "Mira, ahora es un momento fuerte y emocionalmente volátil. Quizás este no sea el mejor momento para discutirlo. Esperemos hasta mañana". En ese sentido, ponemos al bebé a dormir y lo comentamos cuando la persona está más tranquila.
Si, a través de la comprensión de la vacuidad, el “yo” colapsa, entonces, ¿quién comprende la vacuidad?
No es cierto que el "yo" esté colapsando. Lo que está colapsando es la exageración de cómo existe el "yo".
Entonces, ¿existe una existencia intrínseca de un "yo"?
Ahora tenemos un problema de terminología técnica, así que no estoy muy seguro de qué quieres decir con "existencia intrínseca de un 'yo'". Sin embargo, si se trata de una creencia en una forma de existencia imposible para un "yo", entonces, cuando eso se ha ido, nos quedamos con lo que se conoce como el "yo convencional". Estoy sentado aquí, estoy hablando contigo y estás haciendo una pregunta y eso sigue sucediendo. Te estoy escuchando; no es que alguien más te esté escuchando o que nadie te esté escuchando. Y tú estás haciendo una pregunta, no alguien más o nadie.
Si el problema es el apego al "yo" y yo creo en este "yo" convencional, entonces podría volver a apegarme al "yo" convencional.
¿Quién se está apegando al "yo" convencional? ¿Es alguien más? ¿Hay dos personas aquí: "yo" y el "yo" convencional?
Si hay un "yo", entonces podría tener miedo de morir.
Verán, lo que estaba tratando de señalar un poco en esta charla introductoria es que es muy, muy importante estudiar, recibir instrucción, pensar mucho y abrirnos lo suficiente para poder entender lo que es realmente la proyección, ¿qué es lo que es imposible y qué es lo que es posible? Si no tenemos una idea clara y precisa de lo que es posible y lo que es imposible, entonces el peligro es que negamos demasiado o muy poco.
Estamos lidiando con asuntos muy, muy sutiles. Si nos sentamos simplemente aquí y tratamos de reconocer nuestras proyecciones por nosotros mismos sin guía alguna, tal vez las reconozcamos correctamente. Sin embargo, lo más probable es que nos sentemos aquí durante mucho tiempo y no las identifiquemos correctamente o no profundicemos lo suficiente. Sin embargo, si reconocemos correctamente el "yo" convencional y cómo existe realmente, y cortamos toda la "grasa" de la exageración de lo que no existe, lo que es imposible, entonces no hay razón para sentir miedo a la muerte. No hay razón para apegarse a nada. El problema se ha ido. La causa del problema desapareció y, por lo tanto, el problema desapareció. Si todavía le tememos a la muerte, entonces no hemos entendido la vacuidad con la suficiente profundidad.
Entonces es por eso que estoy aquí.
Perfecto, eso significa que le tienes miedo a la muerte. Ese es un miedo muy serio que tiene la mayoría de la gente, y es muy importante lidiar con él. Es muy bueno enfrentar ese problema y tratar de lidiar con él porque hay mucha gente que niega la muerte y no quiere pensar en ella, y no quiere lidiar con ella, y luego están muy aterrorizados al final de su vida.
Dice que las proyecciones negativas podrían transformarse en proyecciones positivas. Pero luego, de todos modos, hay proyecciones. ¿No es mejor entonces centrarse en la intención y la motivación?
La intención y la motivación son importantes independientemente del método que utilicemos para abordar un problema. La intención y la motivación es con lo que partimos para afrontar un problema, pero luego tenemos que aplicar un método. Podríamos encontrarnos con alguien que haya tenido un accidente y se haya caído en la calle. Podríamos tener la motivación de la compasión y la intención de ayudarla, pero eso no es suficiente. También podríamos tener la proyección y la actitud de: "Esto es demasiado horrible y no puedo lidiar con esto, y toda la sangre, es tan horrible", y entonces nos asustamos por completo. Aunque queremos ayudar, no podemos porque nos sentimos demasiado perturbados y asustados emocionalmente.
No obstante, si cambiamos nuestra proyección: “¿Y si fuera yo el que estaba allí? Ciertamente querría que alguien me ayudara, y no solo que enloqueciera", o "si este fuera mi hijo, no importaría lo horrible que se viera, haría algo". Sin embargo, como dije, esa no es la solución más profunda. Lo mejor es no proyectar nada. “Tengo la motivación, tengo la intención y luego simplemente me ocupo de eso. Veo lo que soy capaz de hacer, lo que no soy capaz de hacer y tal vez la mejor forma en que puedo ayudar es llamar a un médico".
Dedicatoria
Terminemos aquí con una dedicatoria. La dedicatoria es muy importante al final. El ejemplo que uso a menudo es con una computadora, ya que estamos familiarizados con las computadoras. Escribimos un documento y luego queremos guardarlo. Lo mismo ocurre con la construcción de alguna fuerza positiva. Si no hacemos nada especial, la configuración predeterminada es que cualquier comprensión o fuerza positiva que haya surgido de nuestra discusión de esta noche irá a la carpeta "samsara", mejorando el samsara. Ahí es donde irá automáticamente si no hacemos nada al final, sin dedicatoria.
Lo que queremos hacer es que esa fuerza positiva no entre en la carpeta "samsara". Queremos presionar el botón, con la dedicatoria, y guardarlo en la carpeta "iluminación": "Que esto actúe como una causa para alcanzar la iluminación". Pero solo hará eso si dedicamos la fuerza positiva de esa manera. Si no es así, solo servirá para tener, digamos, una conversación agradable e interesante sobre esto con alguien, tomando un café. Es un buen samsara, pero no conduce a la liberación ni a la iluminación. La dedicatoria es poner la fuerza positiva en la carpeta "iluminación" y guardarla allí.
Nuestra computadora, sin embargo, no funciona solo con un comando de voz; no podemos simplemente recitar las palabras: "Que actúe como una causa para alcanzar la iluminación en beneficio de todos". Tenemos que presionar el botón. Entonces, tenemos que realmente, internamente, con gran fuerza, tener la intención y desear que vaya hacia la iluminación. Tiene que haber algún movimiento de nuestra energía; no solo "bla, bla, bla", solo palabras. Con eso en mente: "cualquier fuerza positiva ...".
Esta es, por cierto, la forma en que traduzco "mérito". “Mérito” suena como cuando, en los scouts, obtenemos una insignia al final, si tenemos suficientes puntos. No me gusta la palabra "mérito", sino que uso "fuerza positiva". "Cualquiera que sea la fuerza positiva y la comprensión que haya surgido de esta discusión, que actúe como una causa para alcanzar la iluminación en beneficio de todos".