La esencia de la práctica: las cinco fuerzas

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Cómo usar las cinco fuerzas en esta vida

El cuarto de los siete puntos es la síntesis de las prácticas para una vida: cómo condensar todas las prácticas en lo esencial para una vida. Este proceso se divide en dos etapas: lo que hacemos durante una vida y luego lo que podemos hacer al final de esta vida, cuando morimos. Para comenzar nuestra discusión, repasemos las prácticas que podemos hacer en esta vida.

El texto dice:

En resumen, la esencia de las enseñanzas quintaesenciales es aplicar los cinco poderes.

Esto se refiere a las fuerzas que podemos aplicar todos los días, durante todo el día. Estas fuerzas son la esencia de la práctica. La primera de ellas es la fuerza de la intención. Cuando nos despertamos, es muy importante establecer la intención para todo el día, que es tratar de trabajar con bodichita y fortalecer nuestra determinación de la bodichita. Nuestro objetivo debe ser siempre ser amables y no enojarnos. Podemos hacer esto antes de ir al supermercado, por ejemplo; podemos tomar la firme determinación de que no seremos codiciosos ni compraremos cosas que no necesitamos, como dulces, galletas o chocolates. También podemos establecer esta firme determinación cuando tenemos que estar rodeados de personas con las que es bastante difícil estar. De antemano podemos establecer la intención de no irritarnos ni enojarnos. 

Los Gueshes Kadam utilizaron una técnica bastante útil para ayudar a establecer su intención. Escribían dichos como: “No dejes que tu mente divague”, “no te enojes”, “desarrolla la bodichita” en las paredes de las cuevas en las que meditaban y vivían. 

La segunda fuerza es la fuerza de la semilla blanca, que significa tratar de acumular cada día más y más fuerza positiva - el llamado “potencial kármico blanco” - y purificarnos del potencial negativo, lo que significa deshacernos de él. Esta práctica actúa como semilla para cambiar nuestras circunstancias. Se dice que una persona valiente no puede matar enemigos solo con valentía; una persona valiente necesita armas, un escudo, ayudantes, etc. Aunque necesitamos aumentar nuestra fuerza positiva y disminuir nuestro potencial negativo, no podemos confiar solo en la base de la determinación: “Quiero ser capaz de superar mis negatividades; quiero poder beneficiar a todos”. También necesitamos el tipo de prácticas adecuadas para desarrollar estas habilidades. 

La tercera fuerza es la fuerza de la habituación. Necesitamos convertir las prácticas de entrenamiento mental en un hábito aplicándolas cada día más. Para hacer esto, entonces sin importar lo que estemos haciendo, podemos utilizarlo como una oportunidad que nos habitúe a preocuparnos por los demás y no solo por nosotros mismos. Por ejemplo, cuando comemos, podemos pensar: “Estoy comiendo para hacerme fuerte y saludable, para poder ayudar a los demás”. Cuando nos ponemos ropa abrigada, podemos pensar: “Al hacer esto, que mi cuerpo esté más en forma y no enfermo, para poder ayudar a los demás”. Además, cuando ayudamos a alguien, podemos pensar no solo en términos de la ayuda trivial que podríamos estar ofreciendo, sino que podemos tener el fuerte deseo de “que pueda ayudarlos a alcanzar la iluminación”. Todos estos son ejemplos de la fuerza de la habituación. Podemos habituarnos así cada minuto de cada día. De esta manera, podemos transformar incluso acciones completamente neutras en cosas que pueden ayudarnos en el camino. 

La cuarta fuerza es la fuerza de eliminar todo a la vez. A veces se traduce como “disgusto”, pero literalmente significa “deshacerse de algo de una vez”. Por ejemplo, nos disgusta tanto cuando surge nuestro egocentrismo y nuestro egoísmo durante el día, que se desarrolla el fuerte deseo: “No puedo esperar para deshacerme de eso” o “simplemente quiero deshacerme de eso de una vez por todas”. Es como si un mosquito o una mosca zumbara alrededor de nuestra cara, no tenemos mucha paciencia ni tolerancia en absoluto. Pensamos: “Quiero deshacerme de él de inmediato para que deje de molestarme”. Ese es el tipo de actitud de la que estamos hablando. Es bastante efectivo pensar que nuestro egocentrismo es como un mosquito o una mosca zumbando alrededor de nuestra cara. Además, cuanto más rechazamos nuestro egoísmo, más débil se vuelve. Si pensamos en todas las desventajas del egoísmo cuando surge, estaremos en mejores condiciones de rechazarlo. 

Creo que podemos apreciar cada vez más lo avanzadas que son estas prácticas. Estas no son prácticas para principiantes en absoluto. De hecho, estas son prácticas de bodisatvas reales que necesitamos aprender y hacer. No podemos solo tener una práctica cómoda, donde “todo es agradable, placentero y muy fácil”. Gueshe Ngawang Dhargyey solía decir: “Si queremos eso, es una señal de nuestra pereza”. Es como si quisiéramos alcanzar la iluminación a bajo costo. 

La quinta fuerza es la fuerza de la plegaria. Al final de nuestras sesiones de meditación y al final del día, hacemos la plegaria: “Que nunca me separe de las dos bodichitas”. Como ejemplo de esto, el Gueshe Kadam Benkungyal solía tener una colección de piedras blancas y negras. Solía dejar a un lado una piedra blanca por cada vez que tenía pensamientos positivos o realizaba acciones positivas durante el día, y una negra por cada vez que tenía pensamientos egoístas y negativos o realizaba acciones negativas. Al final del día, las contaba para ver cómo le había ido. Si había más piedras negras, se determinaba a hacerlo mejor, y si había más blancas, se felicitaba, aunque no de manera orgullosa. Luego, hacía plegarias para poder mejorar más y más cada día. 

Cuando les pedimos a nuestros maestros espirituales que hagan plegarias por nosotros, no es apropiado pedir cosas egoístas o personales: “Que no tenga ninguna enfermedad, que mi negocio vaya bien, que mi hija encuentre un buen marido”, etc. En cambio, es mejor pedirles a nuestros maestros que hagan plegarias para que podamos desarrollar la bodichita lo más rápido posible.

Cómo utilizar las cinco fuerzas en el momento de la muerte

En el momento de la muerte, también podemos aplicar estas cinco fuerzas. Este proceso se describe en el siguiente verso:   

La enseñanza quintaesencial para la transferencia Mahayana de la mente son los cinco poderes mismos, mientras dé importancia a mi senda de conducta.

Senda de conducta significa cómo actuamos. Tenemos buen comportamiento si actuamos correctamente en esta situación crítica de nuestra muerte. En general, este verso se refiere al mejor tipo de la transferencia Mahayana de la mente en el momento de la muerte, que se llama powa (‘pho-ba) en tibetano. El mejor tipo de powa no es cuando imaginamos que nuestra mente sale disparada del cuerpo y va a una tierra pura, sino aplicar las cinco fuerzas mismas. Esa es la mejor transferencia de la mente a mejores circunstancias en el momento de la muerte, ya que nos permite seguir el camino del bodisatva en vidas futuras. Entonces, cuando morimos, es importante recordar aplicar estas cinco fuerzas nuevamente. 

La intención se refiere a la mejor plegaria para morir que podemos hacer en nuestro lecho de muerte: “Que pueda desarrollar la bodichita y mantenerla firmemente en el reino del bardo entre vidas y en mis próximas vidas”. Esta es la mejor manera de transferir nuestra conciencia a un estado de renacimiento propicio para desarrollar aún más la bodichita. 

De hecho, así es como murió Gueshe Chekawa. Tenía una intención de bodisatva aún más fuerte, que era: “Que pueda renacer en uno de los reinos del infierno para poder ayudar a otros que se encuentren ahí”. Esta plegaria, sin embargo, tiene que ser realmente sincera. Lo que generalmente sucede como resultado de tal plegaria es que nacemos en uno de estos reinos del infierno solo por un tiempo muy corto, e inmediatamente después obtenemos un maravilloso renacimiento debido a toda la fuerza positiva que hemos construido. Sin embargo, si el objetivo final de la plegaria es simplemente saltar al infierno brevemente y obtener un renacimiento realmente bueno después de eso, no contará como una práctica del bodisatva, ya que este tipo de intención es solo para nuestros propios propósitos egoístas. Tenemos que querer realmente renacer en uno de los infiernos y tener un deseo real de ayudar a los seres allí. 

A pesar de sus plegarias, cuando murió Gueshe Chekawa, recibió señales de que su plegaria no se iba a cumplir. Tenía indicios de que iba a renacer en alguna situación maravillosa, por lo que estaba bastante triste en el momento de su muerte. Sus discípulos le preguntaron por qué estaba triste y así salió la historia. Él dijo: “Siempre hice plegarias para renacer en un infierno y ahora veo que no va a suceder”. 

Un renacimiento en un estado maravilloso es el resultado de pensamientos tan altruistas como los que tuvo Gueshe Chekawa, por supuesto, pero aun así debemos estar dispuestos a ir a un lugar terrible lleno de sufrimiento y dificultades. También en esta vida, Serkong Rinpoche siempre fue a los peores lugares para enseñar, lugares a los que nadie quería ir, como con los soldados tibetanos que formaban parte del ejército indio en la frontera del Himalaya. Aunque era viejo, solía subir en yak a las altas montañas para enseñar a estos soldados tibetanos. Con esta tradición en mente, también viajé para enseñar el Dharma en países comunistas (cuando eran comunistas), y luego por Sudamérica, África y el Medio Oriente islámico a finales de los años 80 y principios de los 90. Iba a los lugares más difíciles, donde nadie quería ir. Entonces, en el momento de la muerte, podríamos tener el deseo: “Incluso si no es en los reinos del infierno, que pueda nacer en un lugar donde no hay Dharma, para poder ayudar y enseñar a otros allí”. 

La segunda fuerza en el momento de la muerte es la fuerza de la semilla blanca, que es dar todo a los demás, para que no muramos con un equipaje pesado, por así decirlo. Hacemos esto porque todas nuestras posesiones, etc., serán consideradas basura cuando muramos y serán desechadas por nuestros familiares que no quieren tener que lidiar con ellas; es mucho mejor regalar o deshacernos de cosas ahora, mientras podamos. Tampoco deberíamos estar apegados a nuestro propio cuerpo. Más bien, deberíamos querer dárselo a los gusanos, o a lo que sea que se vaya a comer nuestro cuerpo si vamos a ser enterrados en el suelo. Si estamos muy apegados a nuestro cuerpo, para usar un ejemplo horrible, podemos renacer como un gusano que entra y sale de nuestro esqueleto y se come nuestra carne. Para evitar este tipo de situaciones, lo mejor es dar libremente ahora, mientras podamos. 

La tercera fuerza es la fuerza de la habituación. Mientras morimos, lo que intentamos hacer es mantenernos habituados a la bodichita. A medida que nuestra conciencia se vuelve más y más sutil conforme atravesamos el proceso de morir, necesitamos tratar de mantener nuestro enfoque, tanto como sea posible, en la bodichita. Eso significa concentrarnos en nuestra propia iluminación individual futura que anhelamos alcanzar. Hacemos esto con la intención que establecimos antes: “Quiero trabajar hacia la iluminación en todas las vidas futuras para poder ayudar mejor a todos”. A medida que avanzamos en el proceso de la muerte, tratamos de mantener una estrecha familiaridad con esta intención, si podemos hacerlo con cierta claridad mental; por supuesto, solo si el proceso de la muerte ocurre lentamente, no rápidamente, como en el caso de que nos atropelle un camión. 

Es muy importante que nos familiaricemos con esta fuerza de habituación durante nuestra vida también, porque a menudo lo que sucede es que un camión puede venir directamente hacia nosotros, y el primer pensamiento que nos viene a la mente es: “¡Oh, mierda!”. No es el pensamiento más maravilloso que podamos tener como nuestro último pensamiento. Si realmente estamos acostumbrados a tomar refugio y a la bodichita, entonces en tiempos de peligro real, cuando no tenemos tanto tiempo, particularmente en el momento de la muerte, estaremos mejor preparados y no pensaremos: “¡Oh, mierda!”. Como podemos ver, necesitamos tener cuidado con nuestro último pensamiento para no renacer como una mosca en un montón de mierda, si se me permite ser un poco gráfico. 

En lugar de usar este explicativo “¡Oh, mierda!” los tibetanos dicen “konchog sum”, que son las “tres joyas de refugio”. Es un poco equivalente a decir “¡Jesucristo!” cuando estamos en una situación difícil. Aunque esta frase no se suele decir en el estado mental más positivo, es un pensamiento mucho mejor para morir que “¡Oh, mierda!”. Eso es porque al menos al refugiarnos existe la esperanza, la posibilidad de que nuestra muerte termine con un significado más positivo. 

La cuarta fuerza en el momento de la muerte es eliminar todo a la vez. Esto se aplica a la obsesión con nuestro propio cuerpo. Se dice que deberíamos intentar morir como un pájaro que emprende el vuelo desde una roca, simplemente volar sin mirar atrás. Antes de morir, deberíamos arrepentirnos de nuestras acciones negativas pasadas, intentar renovar nuestros votos del bodisatva, o si hemos hecho un retiro tántrico, hacer la autoiniciación para tratar de purificarnos de la fuerza negativa de haber roto nuestros compromisos, y luego simplemente irnos. 

La quinta fuerza es el poder de la plegaria en el momento de la muerte. Podría ser, como sugerimos antes, una plegaria para renacer en los infiernos, para tomar el sufrimiento de todos los demás que se encuentren ahí. Pero lo que podría ser un poco más fácil es la plegaria de no separarse de la bodichita y tener la oportunidad de trabajar hacia la iluminación en todas nuestras vidas futuras.

Mientras dé importancia a mi senda de conducta.

Esta línea se refiere a lo que realmente estamos haciendo mientras morimos. Los tibetanos consideran que la posición física en la que morimos es bastante significativa. Se aconseja que nuestra cabeza mire hacia el norte y que nuestra cara esté vuelta hacia el oeste. También se recomienda morir en la misma posición en la que murió el Buda, sobre nuestro lado derecho, así como intentar dormir en esa posición. Por lo general, la posición implica tener la mano derecha debajo de la cabeza, la mano izquierda a lo largo del costado y la pierna izquierda sobre la derecha, formando una línea recta con nuestro cuerpo. Asimismo, tratamos de morir con todos estos pensamientos sobre las cinco fuerzas mientras también hacemos tonglen. En realidad, Serkong Rinpoche murió haciendo tonglen en esta posición, aunque tenía las manos cruzadas en una versión tántrica del mismo. 

Obviamente, esta forma de morir solo es apropiada para alguien que ha practicado todos estos tipos de entrenamiento mental y prácticas del bodisatva de manera muy intensiva durante su vida. No se recomienda para alguien que no esté familiarizado con estas prácticas avanzadas. Para concluir, esta ha sido una descripción general del cuarto punto, que es la reunión y la síntesis de las prácticas para una vida.

Discusión: Hacer aspiraciones para renacer en una tierra pura

¿No está bien también renacer en una tierra pura?

La plegaria para renacer en una tierra pura es otro tipo de práctica del bodisatva, pero no forma parte de la tradición del entrenamiento mental lojong.   

En la tradición del lojong, ¿no hacemos aspiraciones para renacer en una tierra pura?

No, hacemos aspiraciones para renacer en un infierno.

¿O tener una vida humana?

Bueno, están las plegarias para continuar teniendo una vida humana preciada con el fin de poder beneficiar a los demás, pero también está la plegaria: “Que pueda ser un bodisatva lo suficientemente fuerte como para ir a los infiernos y ayudar a todos allí”. 

Renacer en una tierra pura que es, por supuesto, otro gran tema de discusión sobre lo que eso significa en realidad, es básicamente como tener un tiempo libre de tener que lidiar con todas las situaciones difíciles del samsara. Queremos eso para hacer una práctica intensiva sin parar, para realmente poder avanzar más sin ningún obstáculo. Pero eso es, en muchos sentidos, lo opuesto a la tradición del entrenamiento mental, que no es tomarse un descanso, sino transformar las circunstancias negativas y difíciles en circunstancias positivas que sean conducentes para la práctica. Pero, obviamente, tanto las prácticas de la tierra pura como las del entrenamiento mental se realizan para beneficiar a otros, por lo que es solo una práctica diferente, una tradición diferente. Entonces, ¿cuál hacemos? Esa es una elección completamente individual.

Pero es un gran riesgo nacer en el samsara…

Por eso he dicho varias veces que estas prácticas son muy avanzadas, en absoluto para principiantes, y en absoluto para los débiles de corazón, o para aquellos que aún no son estables en su práctica. Sin embargo, toda la práctica del tonglen es desarrollar la valentía y la disposición para realizar todas estas prácticas avanzadas que hemos discutido. Ya sea que seamos capaces de hacerlas o no, como dice el refrán, un zorro no salta donde puede saltar un león. Eso significa que no deberíamos intentar hacer prácticas cuando no estamos preparados, aquellas que son demasiado avanzadas y difíciles para nosotros. 

El entrenamiento mental, lojong, es una práctica muy avanzada, pero la gente lo trivializa: “Oh, esto es un sutra”. Es realmente triste que no entiendan ni aprecien su profundidad. Pero si estamos en la etapa en la que podemos practicarlo, es increíblemente efectivo, y ciertamente es lo que hacen los grandes maestros.

¿Qué pasa si nos entrenamos en lojong, pero en el momento de la muerte nos damos cuenta de que no estamos listos para un renacimiento difícil, que nosotros y todos los demás seres estaríamos mejor si fuéramos a una tierra pura?

Está bien, pero solo si es una intención sincera. Sin embargo, a menudo se mezcla con un malentendido de las tierras puras. El deseo de nacer en una tierra pura se mezcla con el deseo de ir a un paraíso, donde todo es agradable y fácil. No pensamos que vamos a tener que trabajar allí en una práctica intensiva ininterrumpida las veinticuatro horas del día. Creemos que nos vamos a sentar a relajarnos junto a la piscina y divertirnos, jugando a las cartas con nuestros amigos, como si estuviéramos retirados en Florida. Sin embargo, no es así en absoluto. No es un paraíso en ese sentido. No vamos allí para pasar un buen rato. Vamos a trabajar, el increíblemente arduo trabajo de la práctica intensiva del Dharma. 

Sin embargo, el deseo de nacer en una tierra pura depende completamente de la persona. Al igual que Su Santidad el Dalái Lama, personalmente nunca me he sentido atraído por las tierras puras. Lo que encuentro más atractivo es tener una preciada vida humana una y otra vez, de modo que pueda trabajar para ayudar a los demás tanto como sea posible ahora, en el camino hacia la iluminación. No importa si se necesitan tres incontables eones, al menos trato de beneficiar a los demás tanto como pueda en este momento. Seguir teniendo una preciada vida humana es algo que siempre me ha atraído más. 

Entonces, sí, existe un peligro tanto en querer ir a una tierra pura como en querer quedarse en el samsara para ayudar a otros. En términos de permanecer en el samsara, el peligro es que nos veamos atrapados en situaciones realmente difíciles y actuemos mal o nos demos por vencidos; por eso nos entrenamos en estas prácticas, para transformar situaciones difíciles. Y como digo, el gran peligro de practicar powa para ir a una tierra pura es que puede ser con el deseo de ir a un paraíso, que es básicamente egocentrismo. 

Pero creo que no es necesariamente así.

No, por supuesto que ninguno de estos tratados de práctica tiene que ser así.

Si se trabaja para otros, también se puede hacer por ego; y a veces es mejor decir: “No, es mejor descansar y trabajar en mí mismo”. Pienso que también necesitamos revisar diferentes situaciones para ver si realmente estamos en condiciones de adaptarnos a una situación en particular.

Absolutamente. A veces, cuando trabajamos para ayudar a los demás, puede ser un gran viaje del ego, y ciertamente necesitamos trabajar para superarlo. Todo depende de la persona, la situación, etc. Por eso aprendemos muchos métodos diferentes. 

Cuando estamos aprendiendo un método en particular, como de la tradición lojong, tratamos de aprenderlo por sí mismo, sin pensar: “¿No sería mejor o más adecuado para mí trabajar en otro método?”. Quizás otro método nos convenga mejor, pero ese no es el punto. El punto es aprender este método para que lo tengamos en nuestro repertorio. Luego, de acuerdo con las circunstancias, vemos lo que conviene que practiquemos personalmente. Cuantas más posibilidades tengamos, mejor: más flexibilidad tendremos. ¿Quién sabe en qué nivel de desarrollo estaremos cuando estemos a punto de morir? 

“Que pueda renacer en uno de los infiernos”, ese es el nivel más avanzado, pero normalmente decimos que las mejores plegarias para morir son: “Que nunca me separe de la bodichita. Que nunca me separe de gurús perfectos y plenamente calificados en todas mis vidas. Que siempre tenga una preciada vida humana hasta la iluminación. Que pueda trabajar siempre para alcanzar la iluminación en beneficio de todos”. Esas son las plegarias que necesitamos decir al final de cada día y después de todas nuestras prácticas cuando dedicamos la fuerza positiva acumulada. Estas son las plegarias básicas. 

Además, “Que pueda renacer en cualquier situación que sea mejor para todos esos objetivos”.  Ya sea en una tierra pura, en un infierno o en cualquier lugar. Hacemos esa plegaria sin especificar, porque ¿cómo sabemos qué va a ser mejor? ¿Qué sabemos? No lo sabemos. Así que lo dejamos abierto. En otras religiones, diríamos que lo dejamos en manos de Dios, pero en el budismo lo dejamos a lo que resultaría apropiadamente de nuestro karma y nivel de entrenamiento, lo que naturalmente seguiría. Esa es una forma importante de formular la plegaria: “Cualquiera que sea la mejor circunstancia, la circunstancia más propicia, cualquiera que sea, para ayudar a los demás, estoy feliz de aceptarla”. Creo que ese es el mejor tipo de plegaria, ya que deja las cosas abiertas.

Sí, entonces está abierto, y es lo mismo donde sea que renazcas si tienes bodichita, entonces puedes trabajar hacia la iluminación y beneficiar a los demás. Ya sea en una tierra pura, en la tierra, donde sea, está bien.

Sí, “que pueda renacer donde sea más eficiente y beneficioso para mí en este punto de mi desarrollo”. Y si hacemos aspiraciones para ir a una tierra pura, pero terminamos en una situación difícil, es mejor que nos hayamos entrenado en el lojong de antemano, para que podamos manejarlo. 

Incluso si no podemos practicar estos métodos de lojong de manera efectiva ahora, si aún no estamos en ese nivel, al menos podemos hacer plegarias para poder alcanzar un nivel en el que podamos practicar sinceramente así; hacemos eso porque vemos lo poderosos que pueden ser. Si nacemos en una situación en la que las cosas son demasiado fáciles, similar a lo que se describe en los reinos de los dioses, nos volveremos muy perezosos y no estaremos motivados para hacer nada. Crecemos cuando realmente estamos en situaciones más difíciles y somos realmente desafiados.

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