Detalles de la astrología tibetana: 6 Año nuevo y estaciones

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Meses y Año Nuevo mongol o tibetano      

Gengis Khan, el abuelo de Kublai Kan, ya había adoptado de los uigures, a principios del siglo XIII, el conteo de 12 animales para los años y lo estandarizó en todo su imperio. De acuerdo con un relato, Gengis Kan es quien introdujo el término “meses mongoles” (hor-zla), los cuales correspondían y eran una designación sustituta para los meses chinos, con motivo de la conquista del reino tangut en el año 1207 e.c., conocido como Kharakhota en mongol, Minyag (Mi-nyag) en tibetano y Xixia en chino, en la región general del oeste de Gansu y el oeste de la actual Mongolia Interior. 

Cuando el calendario tibetano fue introducido al Imperio mongol a mediados de ese mismo siglo, el primer mes mongol fue conservado como el inicio del año, de acuerdo con la costumbre china, aunque es dos meses antes que el primer mes del Kalachakra. Esto se adaptó también en el Tíbet, de tal forma que había uniformidad con respecto al inicio del año a lo largo del Imperio mongol. En el Tíbet, de forma alternada se hacía referencia a los meses mongoles como meses tibetanos (bod-zla), e incluso hoy en día las dos designaciones se usan de forma intercambiable. 

El primer mes del Kalachakra, entonces, corresponde al tercer mes mongol, de tal forma que, incluso en la actualidad, aunque el año nuevo tibetano empieza en el primer mes mongol y se le llama el inicio del nuevo año “prominente”, el verdadero punto de partida utilizado en los cálculos del calendario no es sino hasta dos meses después. Sin embargo, los años nuevos chino y tibetano aun así no siempre coinciden. Esto es porque, cada uno de estos sistemas de calendario tiene su propia fórmula matemática para sumar los meses bisiestos (zla-zhol) y para determinar el inicio y la longitud de cada mes, lo cual se discutirá un poco más adelante. 

Los meses mongoles son llamados por su número, primer mes, segundo mes, etc., como los meses chinos. Los meses del Kalachakra, por otro lado, son nombrados, como sus contrapartes hinduistas, de acuerdo con la constelación lunar en la que ocurre la luna llena. El primer mes del Kalachakra, entonces, es llamado Spica, o literalmente “el Negro” (nag-pa), “Chaitra” en sánscrito, el nombre de una constelación cercana a Libra en oposición a Aries. Entonces, este nombre “el Negro” no tiene nada que ver con que no sea auspicioso. 

Comparación del Kalachakra y diversos años nuevos hinduistas  

La mayoría de los calendarios hinduistas indios también empiezan con Chaitra, tanto los calendarios religiosos hinduistas, los cuales son solares-lunares, como los calendarios civiles indios, que son meramente solares. Así, Chaitra es el mes durante el cual el sol está en conjunción con la cúspide de Aries. Aunque los sistemas hinduistas indios de astrología originalmente usaron una estrella fija del zodíaco, empezaron a usar una precesión del factor del equinoccio para convertirse al sistema europeo que era más preciso físicamente. En los calendarios indios modernos, por lo tanto, tanto el religioso como el civil, Chaitra y el año nuevo empiezan durante el mes en el que el sol está en conjunción con la cúspide de Aries, de acuerdo con la posición zodiacal sideral de Aries. En el zodíaco sideral, la cúspide de Aries se toma como la posición del sol en el equinoccio vernal en el hemisferio norte.

En los sistemas religiosos del norte de la India que siguen el Suryasiddhanta o Sistema de principios del sol, el mes inicia con el primer día después de la luna llena, y se nombra al mes de acuerdo con la posición de la constelación de la luna en ese día de luna llena, en el último día del mes anterior. En los sistemas del sur de la India, empieza con el primer día después de la luna nueva. Así, en el calendario hindú moderno del norte de la India, Chaitra y el año nuevo empiezan el día posterior a la luna llena, directamente antes del equinoccio vernal. Se necesita llevar a cabo más investigación para determinar si el calendario hindú actual del sur de la India sigue su ejemplo y empieza Chaitra con el día posterior a la luna nueva directamente antes del equinoccio vernal. En el calendario Shaka moderno, Chaitra empieza en el equinoccio vernal mismo, mientras que en el Vikram inicia ocho días antes. 

El año del Kalachakra empieza con Chaitra calculado de acuerdo con la estrella fija del zodíaco. Entonces, este es el mes durante el cual el sol en realidad está en conjunción con la cúspide de la constelación de Aries según se observa en el cielo, el cual es el punto en el que sucede la primera de las 27 constelaciones lunares. Indudablemente, antes del periodo mogol y el cambio en los astro-sistemas hindúes, los Chaitras hindú y budista coincidieron aproximadamente. El Chaitra hindú del norte de la India empezaría el día después de la luna llena, antes de que el sol entrara en la estrella fija de Aries, mientras que el de Kalachakra empieza el día después de la luna nueva antes de este día. 

Así, hoy en día, debido a la precesión del equinoccio, el año nuevo indio, de acuerdo con sus diversos calendarios religiosos e indios y, por lo tanto, Chaitra, son al menos un mes o más antes del Chaitra y el año nuevo en el Kalachakra. 

El Kalachakra, así como los meses mongoles y chinos, entonces, empiezan a partir de la primera fecha después de la luna nueva. Esto concuerda con la tradición del sur de la India, dado que el Kalachakra se enseñó por primera vez cerca de lo que hoy en día es Amaravati, en Andhra Pradesh, en el sur de la India. Esto fue en la luna llena de Chaitra.

Comparación de los años nuevos tibetano y chino 

Para entender por qué el año nuevo chino y, en consecuencia, el año nuevo mongol y tibetano, empiezan dos meses antes que el de Kalachakra -por lo general, en la luna nueva en febrero-, debemos revisar el concepto de las cinco estaciones chinas asociadas con los cinco elementos. Como se mencionó, este sistema fue formulado en el siglo III a.e.c. en China y tiene su influencia en la medicina tibetana en términos de los pulsos estacionales. 

La primavera es madera, el verano es fuego, el otoño es metal, el invierno es agua y las cuatro estaciones intermedias son tierra. Cada una de las cuatro estaciones principales tiene una duración de 72 días, mientras que las estaciones intermedias son de 18 días cada una. Los equinoccios y los solsticios ocurren justo en la mitad de las estaciones principales. En algunos contextos, las cuatro estaciones principales están constituidas por dos meses cada una, asociadas con sus cuatro elementos reales, y luego un mes intermedio asociado con la tierra. Pero, de cualquier manera, el desarrollo de cada una de las cuatro estaciones inicia al comienzo del mes previo a aquel en el que ocurre el equinoccio o el solsticio. El año nuevo inicia con el desarrollo hacia la primavera, lo cual sería dos lunas nuevas antes del equinoccio vernal, y esto sucede aproximadamente en algún momento de febrero. Esto varía debido a la adición de meses bisiestos. Dado que las reglas clásicas chinas y tibetanas para añadir meses dobles y determinar la duración de los meses es diferente, entonces, como ya se señaló, los años nuevos chino y tibetano en su mayoría no coinciden exactamente. 

Año Nuevo astrológico derivado de los chinos 

Sin embargo, para los cálculos de elementos derivados de los chinos que se hacen en el sistema tibetano y que se utilizan con fines astrológicos, el año de una combinación particular de elemento y animal empieza en el onceavo mes mongol, que es el noveno mes de Kalachakra y, por lo tanto, cuatro meses antes del inicio del año “prominente” con el que está asociado. Este es el mes que inicia más cercano al solsticio de invierno, que es también cuando comienza el año europeo. La asignación en esta tradición de la secuencia de los números del cuadrado mágico y los trigramas para las fechas también comienza el primer día del onceavo mes mongol. 

Todo esto está en consonancia con el sistema chino clásico el cual, aunque no vincula los meses con los 12 animales, sino con las 12 ramas terrenales, inicia la secuencia con el onceavo mes como el primer mes de los cálculos astrológicos, aunque no el primer mes oficial del año. Vimos esto antes con la asignación china clásica de los nueve números del cuadrado mágico a las fechas, en la cual, la secuencia ascendente se inicia a partir de la fecha que tiene el número uno del cuadrado, que cae directamente antes del solsticio de invierno. Asimismo, también se vio en la forma china de contar la edad, en donde cada persona se vuelve un año mayor en el solsticio de invierno. Pero, mientras que al hacer las correlaciones los chinos asignan el onceavo mes a la rama número uno, el sistema tibetano, usando animales, no le asigna el primer animal tibetano, la liebre, ni el primero chino, la rata, sino el anterior a la liebre, a saber, el tigre, que es el doceavo en la secuencia tibetana y el tercero en la china. 

Estaciones chinas de acuerdo con Shao Yung

La razón por la que el astro-sistema chino clásico y, mediante su influencia, también el tibetano, empieza con el onceavo mes para propósitos astrológicos es debido a las teorías de mediados del siglo XI del I Ching del maestro chino Shao Yong (邵雍, Shao Yung) con respecto a que el año inicia con el resurgimiento de las fuerzas yang y su presentación de las estaciones. A él es a quien se le atribuye la codificación de la astrología del I Ching. En su sistema, los 12 meses se correlacionan con 12 de los 64 hexagramas del I Ching. Las líneas yang de un hexagrama son continuas y representan el calor; las de yin son discontinuas y representan el frío. Hay cuatro estaciones, y cada una de ellas tiene tres meses: el preludio, el medio y el final. Representan el desarrollo gradual hacia esa estación, en lugar de su despliegue, que es la forma europea de considerar a las estaciones. Esta presentación del I Ching de las estaciones, entonces, es diferente de la de cinco estaciones correlacionadas con los cinco elementos, de Zou Yan. 

El mes del desarrollo final del invierno es cuando todas las líneas del hexagrama son yin, discontinuas, lo cual corresponde con la culminación de ese mes, el solsticio de invierno, cuando el sol se ha ido más al sur en el cielo, en el hemisferio norte. Esa culminación puede tener lugar ya sea al final del mes del desarrollo final o al inicio del siguiente mes de desarrollo, dependiendo de cuándo ocurra la luna nueva con relación al solsticio de invierno. Después de eso, conforme el sol empieza a moverse hacia el norte, pasa por los meses preludio, medio y final de la primavera. Los hexagramas correspondientes tienen una línea yang que entra en el lugar inferior, luego dos y luego tres, de tal forma que el hexagrama del mes final de la primavera tiene tres líneas yang abajo y tres líneas yin arriba. Esto corresponde con el equinoccio vernal que culmina el mes final de la primavera.

Las otras tres estaciones pueden entenderse de manera similar. Los tres meses del verano empiezan con más líneas entrando en el hexagrama. En el mes final del verano, todas son líneas yang o continuas, lo cual representa el desarrollo completo hasta el punto de culminación, el solsticio de verano, cuando el sol ha alcanzado su límite más hacia el norte. Conforme el sol empieza a regresar hacia el sur, los tres meses del otoño empiezan con una línea yin entrando al lugar inferior del hexagrama. El mes final con tres líneas yin cubiertas por tres líneas yang representa la culminación con el equinoccio otoñal, cuando la eclíptica o el camino del sol está nuevamente a medio camino en el cinturón del zodíaco y, por lo tanto, cruzando el ecuador estelar. Entonces, empiezan los tres meses del invierno, culminando con seis líneas yin en su hexagrama y el solsticio como antes. 

Así, esta secuencia inicia con el mes preludio de la primavera, lo cual corresponde con el mes chino y, en consecuencia, con el onceavo mes mongol y tibetano. Esto se considera como el primer mes astrológico y se le asigna el nombre del animal tigre. En el sistema tibetano, junto con el nombre del animal de cada mes se da su mes correspondiente dentro de las estaciones chinas, por ejemplo, mes preludio de la primavera y demás, de acuerdo con el esquema anterior. Sin embargo, no se hace referencia a los hexagramas ni tampoco se utilizan.

Se puede notar que en el astro-sistema clásico chino del I Ching, los mismos 12 hexagramas son asignados a los 12 periodos de dos horas del día. Las líneas yang nuevamente son luz y las yin son oscuridad. El ocaso y el amanecer, que culminan los periodos a las 5 p.m. y a las 5 a.m., son mitad luz, mitad oscuridad, mientras que la media noche y el medio día, los cuales culminan los periodos a las 11 p.m. y a las 11 a.m., son todo oscuridad o todo luz, respectivamente. La media noche y el mediodía, entonces, son vistos como los momentos en los que el sol alcanza su límite extremo de subir por el cielo o descender, paralelo a la visión de que los solsticios son los extremos de los movimientos del sol hacia el norte y hacia el sur. Por lo tanto, al igual que en la correlación con los 12 meses, el día inicia con el periodo de 11 p.m. a 1 a.m., cuando la primera luz o línea yang entra al hexagrama que ha estado todo oscuro o en líneas yin. Asimismo, como en el caso de los 12 meses, a este se le asigna la primera de las 12 ramas. 

En el sistema tibetano, como se mencionó anteriormente, el primer periodo del día es de las 5 a.m. a las 7 a.m. y es el periodo de la liebre. Eso hace que el periodo de las 11 p.m. a la 1 a.m. sea el periodo de la rata, el cual, como el primer animal en la secuencia china, corresponde a la primera rama terrenal. 

Si esta correlación con los 12 hexagramas es la explicación de por qué quizás los cálculos derivados de los chinos inician con el onceavo mes mongol para fines astrológicos, aún está el asunto de por qué se asigna este mes como el mes del tigre, el doceavo en la secuencia tibetana y el tercero en la secuencia china, en lugar de ser el mes de la rata para equipararse a la asignación china clásica de la primera rama terrenal, o como el mes de la liebre para equipararse a la asignación tibetana de los animales a los 12 periodos del día. Mi hipótesis personal es que esto puede ser una influencia proveniente del sistema de cálculo de los cinco elementos-cinco estaciones de las Órdenes mensuales que se mencionó anteriormente. 

Se recordará que en ese sistema el mes que tiene el equinoccio o el solsticio está a la mitad de la estación, y cada estación empieza con el mes anterior. El mes con el solsticio de invierno está correlacionado con la rata y la primera rama terrenal, mientras que aquel con el equinoccio vernal está correlacionado con la liebre y con la cuarta rama. Así, la primavera empieza con el mes anterior al de la liebre, a saber, el mes del tigre. Dado que el año siempre parece comenzar con el desarrollo o preludio hacia la primavera, entonces quizás esta es la razón por la que al mes en el que ocurre el solsticio de invierno, y que es el mes preludio de la primavera, de acuerdo con la formulación de Shao Yong, se le asigna el tigre en la tradición tibetana, pero esto es pura especulación. Sin embargo, el tigre es el punto de partida, por ejemplo, para determinar el signo animal en progresión para cada año de edad para los varones, en el sistema tibetano de cálculo de los elementos, como se mencionó anteriormente. 

Estaciones del Kalachakra 

Además, junto con cada mes mongol se da su correspondiente mes de estación del Kalachakra, tres por cada estación: preludio, medio y final. Un nombre de animal se asigna a cada mes de estación del Kalachakra, pero sin un hexagrama asociado. Los nombres de animales son asignados como están en la lista de los meses de las estaciones chinas y, por lo tanto, el mes preludio de desarrollo de la primavera es el tigre. Sin embargo, la forma en que el preludio, el medio y el final de cada estación se calculan en el sistema Kalachakra es diferente de aquel que se usa en el sistema chino. En el sistema Kalachakra de las estaciones, la correspondencia es un poco más similar a los conceptos europeos de las estaciones. El mes culminante con el solsticio de invierno es el mes preludio del invierno, aquel culminante con el equinoccio vernal es el mes preludio de la primavera, etc. Como anteriormente, culminante significa que el solsticio o el equinoccio llega ya sea al final de este mes o justo antes de él, al inicio del siguiente. 

Así, el primer mes mongol (equivalente al onceavo mes Kalachakra) es hoy en día el mes preludio de la primavera del Kalachakra (tigre), el cual se ajusta a ser el primer mes del año y el mes final chino de la primavera (dragón); mientras que el onceavo mes mongol es el mes intermedio del invierno del Kalachakra y el mes preludio chino de la primavera. Como se señaló anteriormente, el primer mes Kalachakra, aunque contiene la cúspide de Aries, ya no contiene el equinoccio vernal, debido a su precesión, así que ahora es el mes final de la primavera del Kalachakra. Sin embargo, un nombre alternativo para él es “mes de la primavera” (dpyid-zla).

Comparación de las asignaciones de tronco-rama chinos y elementos-animales tibetanos 

En el sistema clásico chino, la secuencia de 60 combinaciones de troncos y ramas o “binomios” es usado para todos los llamados cuatro pilares, el año, el mes, la fecha y el periodo de dos horas del nacimiento de alguien. Sin embargo, originalmente, los meses y los periodos de dos horas eran contados solamente con las 12 ramas. Como ya se ha explicado, el conteo chino de los años empieza con el primer binomio, equivalente al año madera-rata, mientras que el conteo tibetano empieza con el año fuego-liebre, equivalente al cuarto binomio. Ambos sistemas entonces cuentan el resto del ciclo de 60 años en secuencias paralelas. 

El conteo de los meses en el sistema chino empieza con el onceavo mes. Si el primer binomio anual de tronco uno y rama uno empieza en el primer mes chino de, por ejemplo, 1984 e.c., el primer binomio mensual, equivalente a madera-rata, sería dos meses antes de eso. Los 60 binomios mensuales continúan a partir de ahí en su secuencia habitual y cubren cinco años. Así, el binomio para el primer mes chino de 1984 sería tronco tres, rama tres.   

En el sistema de los elementos o cálculos negros utilizado en el calendario tibetano, por ejemplo, en la tradición Pugpa, el conteo de los meses también empieza con el onceavo mes. Sin embargo, la asignación de animal para este onceavo mes, como ya también se ha explicado, es el tigre, el doceavo en la secuencia tibetana de animales y el equivalente del tercero en la secuencia china de las ramas. El elemento para el primer par de meses, a saber, los meses mongoles onceavo y doceavo, es el hijo del elemento del año. Esto es equivalente al tercer tronco. El elemento de cada par subsecuente de meses para el resto del año es el hijo del elemento para el par precedente, que es la secuencia habitual. Esto funciona para generar el ciclo habitual de los 60 miembros. 

Este primer onceavo mes del ciclo tibetano, entonces, el cual es un mes fuego-tigre, es equivalente a ser contado con el binomio tronco tres, rama tres, el cual sería el binomio para el primer mes chino del nuevo año, dos meses después empieza la secuencia china para contar los meses. En otras palabras, si el onceavo mes es el inicio del año astrológico y el primer mes es el inicio del año del calendario, el sistema chino asigna el primer binomio al anterior y el tercero al siguiente, mientras que el tibetano asigna la combinación de elemento-animal equivalente al tercer binomio al mes que empieza el año astrológico, en lugar del año de calendario. Esta es una explicación adicional de por qué el sistema tibetano asigna el animal tigre al onceavo mes mongol. Tanto en el sistema tibetano como en el chino, los meses intercalados agregados tienen el mismo binomio elemento-animal o tronco-rama que el mes anterior que están duplicando. 

Aunque el ciclo de 60 años en el sistema chino tiene un punto de partida bien definido, este no es el caso con el ciclo de 60 días. Los meses chinos, como se señaló anteriormente, tienen treinta o veintinueve días, los primeros conocidos como los meses mayores y los últimos como los meses menores. A diferencia de los calendarios hinduista indio y budista tibetano, no hay fechas duplicadas ni omitidas, y el año nunca tiene 360 días. Así, las secuencias de 60 días contadas por las 60 combinaciones tronco-rama pueden empezar en cualquier fecha del año.   

En la tradición tibetana del cálculo de elementos, cada mes tiene una secuencia de treinta combinaciones de elemento-animal, sin importar cuántos días haya en el mes. Así, a las fechas omitidas se les asigna una combinación que luego es saltada, mientras que la combinación para la primera de un par de fechas duplicadas se repite para la segunda del par, o a la segunda del par simplemente no se le asigna una combinación. Por lo tanto, cada año tiene seis ciclos de 60 fechas. Las fechas del segundo de un par de meses duplicados tiene las mismas combinaciones de elemento-animal que aquellas del primero del par, pero ajustadas para la variación en las fechas duplicadas y omitidas.  

La secuencia del ciclo de 60 días empieza con el onceavo mes mongol, a saber, el mes del tigre, cada año. La primera fecha es el tigre, y los animales siguen la secuencia habitual. El elemento de la primera fecha del mes es el hijo del elemento de ese mes, y a cada fecha subsecuente se le asigna el elemento que es el hijo de la fecha precedente. Así, a diferencia del conteo de los años y meses tibetanos, y la secuencia del sistema chino equivalente de los diez troncos, los elementos para las fechas tibetanas no se repiten en pares. Sin embargo, esto aún genera un ciclo de 60 miembros, lo cual toma 60 fechas o dos meses para que se repita la primera fecha en la secuencia, tierra-tigre. 

La asignación de los nueve números del cuadrado mágico y los ochos trigramas a las fechas en el sistema de cálculo tibetano de elementos también inicia con la primera fecha del onceavo mes mongol. Sigue las mismas reglas para las fechas duplicadas y omitidas y para los meses duplicados que la asignación de las combinaciones de elemento-animal. Como se mencionó anteriormente, la secuencia numérica inicia con uno y procede en orden ascendente, y la secuencia del trigrama empieza con “li” y continúa en el sentido de las agujas del reloj. Por lo tanto, cada año tiene seis ciclos de combinaciones elemento-animal, cuarenta ciclos de números del cuadrado mágico y 45 ciclos de trigramas. Así, después de 360 fechas se repite la misma combinación de elemento, animal, número del cuadrado mágico y trigrama. No he encontrado la asociación de los números del cuadrado mágico o los trigramas con las fechas en el sistema chino clásico, pero se necesita llevar a cabo más investigación. 

En el sistema chino clásico, los periodos de dos horas inician con el que tiene la medianoche como su centro, esto es de las 11 p.m. a la 1 a.m. A esto se le asigna el primer binomio de tronco uno-rama uno, equivalente a madera-rata, y la secuencia de 60 horas dobles continúa en el orden habitual, repitiéndose cada cinco días. 

De acuerdo con el sistema tibetano de cálculo de elementos, el primer periodo de hora doble es el de la liebre, con el amanecer en su centro, es decir, de las 5 a.m. a las 7 a.m. La liebre es equivalente a la tercera rama, por lo que la rama con la medianoche en su centro sería la rata, el equivalente de la primera rama, lo mismo que en el sistema chino. Sin embargo, la asignación de los elementos a las horas es como la de los meses tibetanos y, por lo tanto, es completamente diferente de la forma china. El elemento para el primer periodo, aquel de la liebre, es el hijo del elemento del día. El elemento de cada periodo de horas dobles que sigue a eso es el hijo del elemento del periodo precedente. Por lo tanto, de nuevo, los elementos no se repiten de dos en dos, pero aún generan un ciclo de 60 miembros.

Entonces, puede verse que las asignaciones tibetanas de elemento-animal para los años, meses, días y horas en el sistema de cálculo de los elementos o sistema de cálculos negros, son muy diferentes de las asignaciones chinas clásicas de las combinaciones binomiales de tronco y rama. Aunque el sistema tibetano puede parecerse al chino, en una revisión más cercana hay diferencias significativas. 

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