Detalles de la medicina tibetana: 2 Clasificación de enfermedades

Otros idiomas

Categorías de enfermedades

Para obtener una perspectiva general del sistema médico tibetano, revisemos cómo clasifica y entiende las enfermedades. Un sistema para hacerlo es dividir las enfermedades en tres categorías generales: 

  • Enfermedades dependientes (gzhan-dbang) – enfermedades que surgen por la influencia de otros factores; por ejemplo, desequilibrios dentro de nuestro sistema corporal, una dieta o conducta no saludable, condiciones externas, el medio ambiente, los microorganismos, etc. Esta es la categoría más grande de enfermedades e incluye las más habituales.  
  • Enfermedades completamente establecidas (yongs-grub) – heredadas, congénitas o defectos genéticos. Tales enfermedades son muy difíciles de curar, tales como la hemofilia, el asma o las alergias que alguien ha tenido desde la infancia. 
  • Enfermedades “conceptuales” (kun-btags) – trastornos psicosomáticos. Estos a menudo son vistos como generados por espíritus dañinos. Son tratados principalmente por rituales que realizan monjes o monjas, lo cual parece ser efectivo en muchos casos.   

Aun si no aceptamos la base metafísica para el tratamiento ritual de las enfermedades psicosomáticas, podemos entender su frecuente efectividad a un nivel psicológico a partir de algo similar en ciertos sistemas de tratamiento africanos. Si alguien en una tribu está enfermo y están rodeados por toda la aldea que baila y canta toda la noche con el deseo de que se cure, la persona recibe un gran refuerzo y soporte emocional de que a todo el mundo le importa. Esto ciertamente puede ser muy útil, particularmente para problemas psicosomáticos.  

Si lo vemos meramente desde un punto de vista científico, podemos describir un mecanismo similar en el sistema budista tibetano. Si alguien tiene a un grupo de monjes o monjas desarrollando complejos rituales a su nombre, y especialmente si tiene una gran confianza y fe en su eficacia espiritual, la persona se sentirá mucho más positiva en torno a mejorar y, en muchos casos, así será. Recientes estudios científicos han sugerido que nuestro estado psicológico afecta al sistema inmunológico de nuestro cuerpo. Si nos sentimos parte de una comunidad y amados, si somos optimistas y entusiastas, si estamos calmados y relajados, si sentimos que, de alguna manera, podemos controlar la situación y tener esperanza y demás, nuestro sistema inmunológico se fortalece. Nuestras oportunidades de recuperación son mucho mayores que si estamos ansiosos, somos pesimistas, irascibles y nos sentimos solos, alejados e indefensos. Esto ha resultado ser cierto en un amplio espectro de enfermedades, tales como el cáncer, las enfermedades del corazón y demás, no solamente con las psicosomáticas. 

En otro esquema de clasificación, están:

  • Trastornos de esta vida – estos corresponden a las enfermedades dependientes. Surgen principalmente por la influencia de condiciones o acciones de esta vida y entonces se manifiestan en esta vida. 
  • Trastornos de vidas previas – corresponden a enfermedades completamente establecidas. Surgen principalmente de la influencia de acciones kármicas de vidas previas.  
  • Trastornos provenientes de espíritus dañinos – estos corresponden a las enfermedades “conceptuales”. 

Se agrega una cuarta categoría:

  • Trastornos superficiales – estos simplemente surgen por una dieta o conducta inapropiadas y requieren meramente la modificación de esos aspectos para poder ser curados.  

Cada una de estas cuatro categorías tiene 101 enfermedades principales, de las cuales se deriva el número frecuentemente escuchado de 404 enfermedades que se abordan en la medicina tibetana.  

Entremos en detalle sobre esta primera categoría de enfermedad, aquellas que surgen debido a la influencia de otros factores, dado que este es el principal enfoque del sistema médico tibetano. Sin embargo, en teoría, cada una de las tres o cuatro categorías generales de enfermedad tienen las mismas subdivisiones. 

Clasificación en términos de desequilibrios en los tres humores 

Un punto importante a resaltar antes de avanzar: la medicina tibetana es un sistema holístico que considera y trata al cuerpo como un todo y no solo considera un aspecto aislado. Así, debido a factores internos o externos o ambos, los desequilibrios ocurren dentro del cuerpo como un todo. 

El sistema médico tibetano aborda los desequilibrios en términos de lo que es más frecuentemente traducido como los tres “humores”. Las palabras tibetana y sánscrita original para “humor” (nyes-pa, sct.: dosha) connotan algo que puede salir mal o ser defectuoso. Los tres pueden referirse a diversos sistemas bioquímicos, neuro-eléctricos, fisiológicos o energéticos dentro del cuerpo, pero es mejor tratar de entender la visión tibetana dentro de su propio contexto. 

Los tres humores se traducen principalmente como “viento” (rlung, sct. vata), “bilis” (mkhris-pa, sct. pitta) y “flema” (bad-kan, sct. kapha). Algunas veces se agrega un cuarto humor, “sangre” (khrag). Pueden ser o muy fuertes o muy débiles, en diversos grados y en diversas combinaciones. Además, cada uno de los tres incluye cinco subcategorías. No siempre es fácil entender por qué cada uno de estos grupos de cinco constituye un conjunto.  

Los cinco tipos de viento

Los cinco tipos de viento son: 

  • El viento que sustenta la vida (srog-‘dzin)– localizado desde la coronilla de la cabeza a través de la garganta y hacia el pecho. Es la energía involucrada con inhalar y exhalar, tragar y vomitar, escupir, toser, estornudar, hipar y eructar. Es sustentador de la vida en el sentido de que brinda la base psicológica para que la mente funcione con concentración y los sentidos sean claros. 
  • Viento ascendente (gyen-rgyu) – se encuentra principalmente en la región de la garganta. Es responsable de funciones salientes, tales como el discurso, la fuerza física, el tono muscular, la complexión y la corpulencia. También controla la fortaleza de la mente en términos, por ejemplo, de la memoria y la diligencia. 
  • Viento difusivo (khyab-byed) – reside o se origina en el corazón y se encuentra a lo largo del cuerpo. Esta es la energía involucrada con los músculos y la actividad motora, tal como caminar, levantar, estirar, agarrar, abrir y cerrar la boca y los párpados, etc. 
  • Viento que acompaña al fuego (me-mnyam) – ubicado en la porción inferior del estómago y a lo largo de los órganos y los canales del cuerpo. Es la energía involucrada en digerir la esencia nutricional de la comida que ha sido separada de la parte de los desechos. También dirige el funcionamiento de los órganos del cuerpo, la circulación, el sistema nervioso y el metabolismo en general.  
  • Viento de evacuación descendiente (thur-sel) – localizado en el abdomen inferior y los genitales. Es la energía involucrada en la expulsión y retención de la orina, las heces, el semen, la menstruación y el feto. 

La descripción y ubicación de estos cinco vientos en la medicina tibetana es diferente de aquellos que se encuentran en los diversos tantras budistas, y ambos son diferentes del sistema ayurvédico. 

Si hablamos en general, los trastornos del viento pueden estar relacionados con cosas tales como presión arterial alta o baja, enfermedades del corazón, flatulencias, nerviosismo y tensión tanto muscular como mental. Muchos desequilibrios psicológicos se deben a perturbaciones del viento, tales como la paranoia, la depresión, la melancolía, estar nerviosos o inquietos, y el síndrome de lo que coloquialmente se conoce como “corazón roto”, cuando un ser amado nos abandona. 

Los cinco tipos de bilis

Los cinco tipos de bilis son: 

  • Bilis digestiva (‘ju-byed) – ubicada en la parte media del estómago. Es responsable de la separación de ciertos nutrientes de la comida ingerida, una vez que la comida ha sido digerida. Brinda calor y fortaleza corporal y, en general, sostiene el adecuado funcionamiento de los otros cuatro tipos de bilis.  
  • Bilis del logro (sgrub-byed) – en el corazón, nos da impulso, ambición, deseo, determinación y autoconfianza. 
  • Bilis reguladora del color (mdangs-sgyur)– en el hígado, es responsable del color rojo de la sangre y los músculos, como la hemoglobina, por ejemplo, así como del color blanco de los huesos, el semen y demás.  
  • Bilis del ver (mthong-byed) – en los ojos, está involucrada en el funcionamiento de los ojos y la vista.  
  • Bilis que aclara el cutis (mdog-byed) – en la piel, es responsable del color de la piel, como cuando tenemos ictericia o quemaduras solares.

En general, entonces, es difícil decir si estos tipos de bilis son energías o sustancias bioquímicas. Pero podemos ver una correlación entre los problemas de digestión del hígado y la vesícula biliar con la ictericia, la fatiga visual, el mal humor y sentir fiebre. Estos son síntomas típicos de un trastorno biliar en general. 

Los cinco tipos de flema

Los cinco tipos de flema son: 

  • Flema de apoyo (rten-byed) – en las regiones torácica y abdominal. Provee humedad al cuerpo, como con la saliva y la mucosa, regula los fluidos corporales y, en general, apoya el funcionamiento de los otros cuatro tipos de flema.  
  • Flema que descompone (myad-byed) – en el estómago superior, descompone los alimentos sólidos en un estado semi-líquido.  
  • Flema de la experiencia (myong-byed) – en la lengua, permite que funcione el sentido del sabor. 
  • Flema saciadora (tshim-byed) – en el cerebro, termina nuestro apetito y nos hace sentir saciados en términos no solo de comer, sin con relación a todos los sentidos. También nos permite diferenciar sabores, olores, sonidos, lo visible y las sensaciones táctiles. 
  • Flema que conecta (‘byor-byed) – en todas las articulaciones, permite la flexibilidad.

La flema en general, entonces, tiene que ver con los diversos fluidos del cuerpo, los sistemas mucoso y linfático, y la lubricación de las articulaciones. Los trastornos de la flema incluyen los resfriados, las alergias, secreción nasal, los pulmones congestionados, ciertos tipos de asma, micción frecuente, artritis, reumatismo y demás. 

Clasificación de enfermedades como caliente y frío

El sistema budista tibetano también clasifica a las enfermedades como caliente o frío: 

  • Trastornos de la flema – pesados y fríos. La flema apaga el calor corporal, por lo que todos los trastornos de la flema son fríos. 
  • Trastornos de la bilis – ardientes. Todos los desórdenes de la bilis son calientes. 
  • Trastornos del viento – comunes tanto para el frío como para el calor, y apoya al que sea prominente. Así, los desequilibrios del viento pueden ser calientes o fríos. 

Cuando se presentan cuatro humores, entonces los trastornos de la bilis y la sangre son calientes, mientras que los de la flema y el viento son fríos. La tradición mongola de la medicina tibetana enfatiza esta clasificación en frío y caliente. 

Clasificación de enfermedades en términos de los cinco elementos

El sistema médico budista tibetano algunas veces también clasifica las enfermedades como desequilibrios del conjunto pan-indio de los cinco elementos. Estos cinco son: 

  • Tierra
  • Agua
  • Fuego
  • Viento
  • Espacio. 

En cuanto a las correlaciones:

  • Los desequilibrios de tierra y agua corresponden a trastornos de la flema.
  • Los desequilibrios del fuego a trastornos de la bilis.  
  • Los desequilibrios del viento a trastornos del viento. 
  • El espacio todo lo impregna, así que los desequilibrios en él se pueden encontrar en cualquier trastorno. 

Los elementos del pan-indianismo pueden ser entendidos como sigue: 

  • Tierra – influencia la formación de músculos, tejidos y huesos. Entonces, se refiere al aspecto sólido del cuerpo.  
  • Agua – tiene que ver con la formación de la sangre y los otros fluidos corporales, esto es, el aspecto líquido del cuerpo. 
  • Tierra y agua – ambos son refrescantes, por lo que amortiguan el calor corporal, así como la flema es fría; mientras que los trastornos de los huesos y los fluidos corporales son, de igual forma, más comúnmente flema.  
  • Fuego – lidia con la temperatura y el aspecto corporal, o color de la piel, las cuales son ambas funciones de la bilis y, de igual forma, calientes. La temperatura y lo que se llama “calor digestivo”, la acidez del estómago, etc., todo estaría involucrado con los procesos digestivos de la bilis. 
  • Viento – tiene que ver con la respiración y la energía, las cuales están con frecuencia involucradas con trastornos del viento. El viento puede avivar el calor o aumentar el frío. 
  • Espacio – se refiere a las cavidades y conductos del cuerpo, las posiciones de los diversos órganos dentro del cuerpo y demás, los cuales podrían afectar cualquier enfermedad. 

La clasificación de enfermedades en realidad es bastante compleja, porque cualquier enfermedad a menudo es una combinación complicada de desequilibrios, no solo de uno, sino de dos o de los tres humores. Y debemos recordar que cada uno de estos humores tiene cinco subcategorías.  

Siete variables que afectan la clasificación de enfermedades 

Además, para una variable, como el asma o las úlceras, hay siete variables que afectan su clasificación en el sistema budista tibetano. 

  1. La causa – tal como los humores específicos que están fuera de equilibrio como resultado, a un nivel profundo, de sus correspondientes emociones perturbadoras, que se abordarán en un momento. Una enfermedad puede tener muchas variedades que pueden ser causadas por un desequilibrio de cualquiera de los tres humores, o cualquier combinación de ellos. 
  2. Las condiciones – esas que contribuyeron a las causas que dieron surgimiento a la enfermedad, tal como la dieta, la conducta, las influencias estacionales, el clima, los espíritus malévolos y demás. Un asma causada por la bilis provocada por trabajar en una fábrica contaminada es diferente de una causada por la bilis provocada por el clima o por el contacto con una sustancia a la que somos alérgicos. 
  3. El punto de entrada – hay una secuencia de cómo las enfermedades se propagan en el cuerpo en general, y una enfermedad específica pudo haber entrado a los sistemas corporales en cualquier punto en esa secuencia.
  4. El lugar – la ubicación del trastorno dentro del cuerpo. Una úlcera del duodeno es diferente de una del estómago. 
  5. Las características generales de la enfermedad – tal como su nivel de gravedad y en dónde se encuentra dentro de los límites de cuán severa puede llegar a ser. 
  6. Los detalles específicos – si se trata de un desorden de viento, bilis, flema o un desorden complejo de un niño, adulto o anciano, que vive en este o aquel clima, o en esta o aquella latitud, y en esta o aquella época del año. 
  7. La conclusión específica – es decir, cómo las primeras seis variables se suman para dar la etapa de avance de la enfermedad, hasta llegar a ser un caso terminal.

Detalle con respecto a la clasificación de la enfermedad de acuerdo con su lugar dentro del cuerpo 

Dentro de las siete variables arriba mencionadas para clasificar a las enfermedades, los lugares se refieren al tipo de órgano involucrado. Hay dos tipos de órganos corporales: 

  • Órganos vitales o sólidos, todos ellos clasificados como calientes.
  • Órganos huecos o reservorios, todos ellos clasificados como fríos. 

Los cinco órganos vitales o sólidos (don-lnga) son:

  • Corazón.
  • Pulmones.
  • Hígado.
  • Bazo.
  • Riñones.

Los seis órganos huecos o reservorios (snod-drug) son: 

  • El estómago.
  • El intestino delgado.
  • El intestino grueso.
  • La vesícula biliar.
  • La vejiga urinaria.
  • Los órganos reproductores, esto es, los ovarios y las vesículas seminales. 

Cualquier enfermedad, entonces, tiene un amplio número de variedades dependiendo del lugar en el cuerpo y, por lo tanto, los tratamientos diferirán de acuerdo con eso. Asimismo, dado que la medicina tibetana sigue un acercamiento holístico, cada paciente tendrá su propio estado básico y actual de salud, fuerza física y un conjunto de otros trastornos, los cuales a su vez afectarán la clasificación y tratamiento de la enfermedad. Por eso es tan difícil en el sistema tibetano hablar de una enfermedad en general, tal como el cáncer, excepto a un nivel muy superficial. Simplemente hay demasiadas variedades y posibilidades. 

Sin embargo, un factor que no afecta la enfermedad o el tratamiento, dado que alguna vez alguien preguntó al respecto, es la raza o antecedentes étnicos del paciente. Los humanos son humanos en todos lados y, dentro de una misma raza, se pueden encontrar todas las posibilidades y permutaciones. 

Clasificación de enfermedades de acuerdo con las condiciones externas

La estación y el clima, así como la dieta y la conducta, pueden no solo ser factores causales para contraer una enfermedad, sino que también afectarán su tratamiento y curso. La misma enfermedad contraída en diferentes estaciones es considerada y se aborda de manera distinta. Revisemos algunos de los detalles.

Factores estacionales

En general, los desequilibrios de cualquiera de los humores se pueden formar cuando las estaciones son inusualmente calientes o frías, por lo que los ritmos naturales del cuerpo se ven perturbados. También pueden formarse si no nos vestimos de acuerdo con el clima, como portar muy poco en el frío o demasiado en el calor. 

Durante diferentes estaciones del año, los humores naturalmente se acumulan, se manifiestan o disminuyen. Esto también puede proveer la condición para que la enfermedad se desarrolle, se presente o se vaya naturalmente. Los climas y las características estacionales difieren alrededor del mundo, y lo que se describe en los textos tibetanos con respecto al clima de la India puede no aplicar a otras regiones. Sin embargo, al ver cuál es el caso en la India, podemos darnos cuenta de algunos de los principios generales. 

En las regiones montañosas del norte de la India, aunque el invierno y la primavera son como en cualquier clima templado, el verano tiene dos partes. El primero es muy caluroso, árido y seco, mientras que el segundo es el monzón, que es lluvioso, húmedo y más fresco. El otoño vuelve a ser bastante cálido, y luego llega el invierno.

  • Los trastornos del viento se desarrollan durante la primera parte del verano, cuando el clima es suave y agitado, como el viento. Pero, dado que la naturaleza del viento es fría, el calor de la estación lo mantiene latente. Cuando llegan las lluvias del monzón y el clima se vuelve frío y ventoso, los trastornos de viento acumulados se vuelven manifiestos. Después del monzón, cuando vuelve a ponerse cálido en el otoño, el viento naturalmente disminuye.
  • Los desequilibrios de la bilis se desarrollan durante la húmeda temporada de lluvias, pero debido a que el clima es frío y la naturaleza de la bilis es caliente, no pueden manifestarse. Solo lo hace cuando llega el cálido y soleado otoño. En el invierno, la bilis naturalmente disminuirá debido al frío.  
  • Los trastornos de la flema se desarrollan durante el invierno, cuando está pesado y frío. La flema misma es fría por naturaleza, pero el frío invernal casi la congela, por así decirlo, por lo que la flema se vuelve inmóvil y no puede surgir. En la primavera, la flema acumulada se derrite y se manifiesta. Luego, el calor del verano la quema, por lo que la flema disminuye. 

Además, los niños son más proclives a los desequilibrios flemáticos, los adultos a los de la bilis, y los ancianos a los del viento. Debemos ser cuidadosos, entonces, en ciertos momentos del año y en ciertas edades de tal forma que no se empeoren los humores por tener una dieta o conducta inadecuada, lo cual puede proporcionar más circunstancias para que los trastornos se manifiesten.

Factores dietéticos y conductuales

En cualquier momento del año y en cualquier clima, si nos quedamos fijados demasiado tiempo a los objetos sensoriales – lo visible, sonidos, olores, sabores o sensaciones físicas – que son sumamente placenteros o excesivamente desagradables, esto también puede causar que se forme un desequilibrio como resultado de la sobre-estimulación. Por ejemplo, las personas obsesionadas con escuchar música a un volumen muy alto todo el día, o aquellos que viven con el ruido constante y abrasivo del tráfico, pueden desarrollar desequilibrios de sus vientos. Un excesivo o escaso ejercicio físico, conversación o uso de la mente también puede causar que surjan desequilibrios en los humores. Además, esforzarse para orinar o defecar, o retener a la fuerza cuando necesitamos realizar estas funciones, también puede actuar como un factor para que se formen enfermedades.

Trastornos del viento

Los trastornos del viento pueden ser generados y verse perjudicados por el exceso de café, té fuerte, pepino, carne de puerco o de cabra. El café, especialmente en altitudes elevadas, es muy malo para los problemas del viento. Las papas, los guisantes y los frijoles que son meramente hervidos y luego comidos sin el agua en la que se hirvieron, también puede agravar los problemas de viento, al igual que el ayuno. Los desequilibrios de viento también se pueden manifestar debido a un excesivo deseo por el sexo, los objetos materiales, la riqueza y demás, y por sentirse muy frustrados y deprimidos por no obtenerlos. También pueden surgir con el llanto excesivo, hacer ejercicio o llevar a cabo una actividad extenuante con el estómago vacío, pasar hambre por mucho tiempo, falta de sueño, trabajar en exceso, hablar en exceso, exponerse a vientos fríos y fuertes, sentarse frente a un ventilador o equipo eléctrico, así como sangrados, vómito y diarrea. Cuando pensamos en esta lista, ¡no es de extrañar que tantas personas en países occidentales tengan trastornos del viento! 

Si somos propensos a ellos, los desequilibrios del viento pueden prevenirse o aliviarse comiendo carne de cordero, carne añejada, mantequilla añejada, melaza, cebolla, ajo, beber leche caliente, quedarse en lugares cálidos y acogedores, tener vistas de larga distancia y quedarse en la compañía de amigos cercanos, riendo y relajándose. El masaje, especialmente con aceite de sésamo, también es muy útil. 

Trastornos de la bilis

Los problemas de la bilis pueden surgir de y verse perjudicados por comer mucho chile, comidas muy grasosas, especiadas y picantes, aceites, especialmente de los granos, mantequilla de maní, nueces, huevos, carne de cordero, carne de yak, mantequilla, melaza y alcohol, especialmente si está añejado. Se agrava al quedarse al sol, con el trabajo físico extenuante -especialmente bajo el sol-, dormirse después del almuerzo -especialmente cuando hace calor-, estar enojado, trotar o correr con fuerza -especialmente con un sentido de competitividad-, etc. 

Si somos proclives a tales trastornos, pueden aliviarse o prevenirse comiendo yogurt de leche de vaca o de cabra, venado, carne de cabra, papilla de cebada o diente de león, beber agua hervida fría, permanecer cerca del mar o en un clima fresco y con brisa, no tomar el sol y permanecer calmado.  

Trastornos de la flema

Los trastornos de la flema pueden ser generados y verse perjudicados por el exceso de dulces, frutas dulces o inmaduras, coliflor, repollo, zanahorias, verduras crudas, alimentos fríos y bebidas frías en general, alimentos demasiado cocidos, poco cocidos, crudos o quemados, carnes añejadas y exceso de trigo y arroz. Se agravan al dormir en lugares húmedos, sentarse en el suelo húmedo y frío, enfriarse después de nadar o ducharse con agua fría, dormir durante el día, no hacer ejercicio, permanecer totalmente inmóvil después de las comidas y demás. 

Los trastornos de la flema pueden aliviarse o, si somos proclives a ellos, prevenirse, comiendo cordero, pescado, miel, bebiendo agua hervida caliente, vino añejo, hacer ejercicio, salir a tomar el sol y mantenerse abrigado. 

Las fuentes psicológicas de la enfermedad

Lo que es más interesante y único en el sistema budista tibetano de medicina es la discusión de la fuente más profunda de desequilibro de los sistemas de tres humores. Aunque un desequilibrio puede surgir de algo externo tal como quedarse en el frío y la lluvia, comer los alimentos incorrectos o entrar en contacto con ciertos microorganismos, sin embargo, en el nivel más profundo, la fuente principal de la enfermedad es el desequilibrio emocional. Esta es una de las características únicas del enfoque budista de la medicina. 

Revisemos más de cerca estas causas subyacentes.  

  • El deseo anhelante, el apego y la codicia – trastornos de viento. Por ejemplo, las personas con una gran codicia por hacer mucho dinero y sobresalir en el mundo, quienes se presionan a sí mismos demasiado y se preocupan incesantemente, a menudo tendrán presión arterial alta, insomnio y tensión nerviosa. Estos son trastornos de viento. O personas con mucho apego a sus parejas, amantes o seres queridos, a quienes luego la otra persona los deja, a menudo experimentarán un corazón roto, con mucha depresión y angustia. Estos también se deben a una perturbación de los vientos.
  • Enojo y hostilidad – trastornos de la bilis. Las personas que se enojan fácilmente, guardan rencores y son malévolas, tienen toda la bilis revuelta en su cuerpo. Su rostro se torna rojo y arden en rabia. Como resultado, pueden sufrir indigestión y úlceras. 
  • La ingenuidad, la cerrazón mental y la obstinación– trastornos de la flema. Por ejemplo, las personas que están cerradas a aprender cualquier cosa y que no son receptivas ni sensibles a los demás a menudo reflejarán esta actitud en su cuerpo, que también está cerrado. Sus senos paranasales o su nariz pueden estar obstruidos por un resfriado, sus pulmones cerrados con asma o sus articulaciones rígidas por la artritis. 

Este aspecto es uno de los puntos más estimulantes de todo el sistema de medicina tibetana. Dice que, sin importar cuánto tratemos de regresar a nuestro cuerpo su equilibrio, hasta la más mínima cosa causará que pierda su armonía de nuevo. Este es un síndrome incontrolablemente recurrente – lo que en el budismo se llama “samsara”. Si trabajáramos solamente en un nivel físico, constantemente estaríamos batallando para mantener todo en equilibrio; nunca podríamos alcanzar una victoria duradera. Esto es porque la fuente real de la salud física es el bienestar mental y emocional. 

Esto es muy profundo y estimulante, especialmente con respecto a cuáles estados mentales psicológicos pueden corresponder y causar qué tipos de enfermedades. Por ejemplo, a menudo sucede que personas con una actitud muy negativa hacia sí mismas y hacia la vida en general, que sienten que no tienen nada por qué vivir, desarrollan cáncer. De forma paralela a su odio hacia sí mismos, su cuerpo se autodestruye con un tumor maligno. Frecuentemente, esto se ve en personas mayores cuya pareja ha muerto y entonces, al sentir que su propia vida ya no tiene sentido, rápidamente desarrollan cáncer y mueren.

Otro ejemplo serían las personas que son excesivamente autoindulgentes, sin restricción alguna, y tienen sexo sin protección indiscriminadamente con numerosas parejas, o tienen dependencia a drogas intravenosas, quienes luego contraen VIH. De forma paralela a su inhabilidad para ejercer el autocontrol y refrenarse de prácticas no saludables, el sistema inmunológico de su cuerpo falla y ya no se defiende de la enfermedad. 

Estas ideas son muy sugerentes y nos dan mucho en qué pensar. La causa más profunda de toda enfermedad, sin embargo, es el no darse cuenta y confusión acerca de la realidad y de nuestra identidad, lo cual nos causa emociones perturbadoras y dese anhelante, enojo e ingenuidad. 

Descubrimientos científicos con respecto a los efectos de nuestras actitudes sobre el sistema inmunológico 

En los últimos años, científicos occidentales han empezado a investigar la relación entre los estados emocionales de la mente y la salud. Hasta ahora [en 1990], han estudiado solo a aquellos que son proclives al enojo y a la depresión, y a aquellos que tienen a reprimir sus sentimientos. Aún no han estudiado a las personas con codicia y deseo. La evidencia preliminar es que, aquellos que están llenos de enojo, estrés o miedo, o que tienen baja autoestima o un sentimiento de separación, depresión o desconexión de su familia o comunidad o, en general, tienen una perspectiva de la vida negativa y pesimista, que reprimen sus sentimientos, tienen un número más bajo de células T, células protectoras naturales en el sistema inmunológico, etc. Por lo general, no suelen recuperarse tan bien de las enfermedades, tienen una menor tasa de supervivencia, una esperanza de vida más corta, y se enferman con más frecuencia que aquellos con un sentido de gozo por la vida, que ríen frecuentemente, están tranquilos y relajados, se sienten amados y parte de un grupo de apoyo, son optimistas y tienen una perspectiva optimista de la vida. Los científicos han notado esto con respecto a pacientes con cáncer, presión arterial alta, enfermedades del corazón, VIH y demás. Sin embargo, aún no han estudiado la correlación entre estados emocionales específicos y enfermedades específicas. 

Sin embargo, los científicos han descubierto que la actividad cerebral de los lóbulos frontales derecho e izquierdo es diferente es diferente para dos estados y temperamentos emocionales. Han notado una mayor actividad en el lado izquierdo en aquellos que están orientados hacia el acercamiento, mientras que hay una mayor actividad del lado derecho en aquellos orientados hacia la retirada. En el contexto de estos estudios, el acercamiento implica querer involucrarse en actividad, ser extrovertidos, sociables, felices y optimistas. La retirada significa ser tímido, temeroso, pesimista, deprimido, o estar lleno de aversión y enojo. 

Entonces, estos no corresponden exactamente con las dos emociones perturbadoras que se abordan en el budismo, del deseo anhelante, la codicia y el apego versus enojo y odio. Podemos acercarnos o alejarnos debido a un estado mental constructivo o destructivo, como con la amistad o el apego por un lado y, por el otro, la hostilidad o un sentido de consideración y buenos modales. Pero, aunque los estudios modernos no han hecho esta diferenciación más fina, los científicos han visto que una mayor actividad electroneural en el lado izquierdo, ya sea debido al temperamento básico o a un estado emocional pasajero, corresponde a un sistema inmunológico más débil. Se necesita mucha más investigación. 

Comparación con los enfoques ayurvédico indio, griego y chino 

El sistema médico ayurvédico indio 

Con respecto a este punto del origen último de la enfermedad, la teoría médica budista tibetana difiere significativamente del enfoque ayurvédico indio. El sistema ayurvédico también tiene los tres humores de viento, bilis y flema. Pero allí, una falta de armonía entre los tres aspectos materiales fundamentales de toda la materia provoca desequilibrios entre ellos, más que desequilibrios emocionales. Estos tres aspectos son llamados en sánscrito los tres “guna” o “cualidades constitutivas”: 

  • Sattva – la cualidad física de la ligereza, lo cual causa trastornos de viento. 
  • Rajas – El aspecto activo de la materia, lo cual causa problemas con la bilis. 
  • Tamas – el aspecto oscuro, el cual causa desequilibrios de la flema. 

Al igual que en el sistema médico budista tibetano, el sistema ayurvédico algunas veces también agrega el cuarto humor, “sangre”. 

Filosóficamente, los enfoques ayurvédico y budista a la medicina también son bastante diferentes. Así como la diferencia entre los enfoques hindú y budista al camino espiritual, el Ayurveda enfatiza las manipulaciones y aspectos físicos, mientras que el budista enfatiza el cambio mental. 

El sistema médico griego clásico 

El sistema de medicina griego clásico también clasifica la enfermedad en términos de los cuatro humores, pero estos son diferentes del conjunto indio. Los cuatro humores griegos clásicos son:  

  • Sangre.
  • Flema.
  • Bilis amarilla.
  • Bilis negra.

El viento no es un humor, sino que es algo que fluye por la sangre, dándole energía al cuerpo. La principal fuente de desequilibrio son las condiciones externas, no internas, como en los enfoques budista o hindú, ya sea que la fuente interna sea vista como mental o física. 

Además, los griegos creían que, a partir de los trastornos físicos, desarrollamos alteración emocional, lo cual es contrario a la forma budista tibetana de verlo. Por ejemplo, la palabra griega para la bilis negra es “melancholia”, de la cual se deriva melancolía.

El sistema médico chino tradicional

El sistema médico tradicional chino no habla de humores. En lugar de ello, considera a la enfermedad como un desequilibrio del “yin” y el “yang”. Este concepto de yin y yang no se encuentra en absoluto en ningún sistema tibetano, sea médico, astrológico o filosófico. 

La clasificación china de los órganos es el opuesto exacto de eso en el sistema budista tibetano. Si caliente corresponde al yang y el yin al frío, entonces en la medicina china los órganos vitales son yin y frío, mientras que los huecos son yang o caliente. En el sistema macrobiótico de la medicina, fundado a principios del siglo XX en Japón por George Oshawa, los órganos vitales son yang y el hueco yin, paralelo al sistema tibetano.

El sistema chino también analiza la enfermedad como un desequilibrio de los cinco elementos o agentes activos que afectan la materia física. Pero el conjunto chino de los cinco elementos difiere enormemente del conjunto pan-indio encontrado en los sistemas budista e hinduista.  

Los cinco elementos chinos son: 

  • Tierra
  • Agua
  • Fuego
  • Madera
  • Metal.
Top