Las decisiones de dejar de ser egoístas y valorar a los demás

La decisión de que definitivamente nos liberaremos del egocentrismo

La segunda decisión que tomamos es que definitivamente nos liberaremos del egocentrismo. Esto lo hacemos al pensar en las fallas de tener una actitud egocéntrica. El énfasis principal aquí es que, debido a que actuamos egoístamente, cometemos todo tipo de acciones destructivas. Shantideva explica esto refiriéndose a la actitud egocéntrica en términos del apego y aprecio a este cuerpo nuestro. Él dice que, debido a que estamos tan apegados a este cuerpo como “yo” y pensamos en él como “yo”, entonces tenemos miedo, en todo tipo de situaciones, de que podamos lastimar a este cuerpo o que la gente no lo encuentre atractivo., etc., y por eso dice:

(VIII.121) Debido a un apego pegajoso a este cuerpo como “yo”, incluso en pequeñas situaciones de miedo, surge el miedo. Así que ¿quién no rechazaría, como un enemigo que inspira miedo, tal cuerpo (como “yo”)?

Entonces dice,

(VIII.122) (Este) cuerpo que, con el deseo de remediar aflicciones tales como el hambre, la sed y similares, mata aves, peces y venados y se esconde en el camino en emboscada (para robar),
(VIII.123) Y quien, por obtener ganancia y muestras de respeto, asesinaría incluso a su padre y madre, y que, por robar la propiedad de la Triple Joya, ardería en (un reino sin gozo de) constante sufrimiento –
(VIII.124) ¿Qué hombre sabio desearía, protegería y veneraría a tal cuerpo (como “yo”)? ¿Quién no lo vería como un enemigo y no lo despreciaría? 

Es muy importante tratar de incorporar esto en nuestra vida diaria. Como Gueshe Chekawa dice en su Entrenamiento mental en siete puntos:

Cuando el ambiente y sus habitantes estén colmados de fuerzas negativas, transformar las condiciones adversas en un camino hacia la iluminación, desterrando una cosa [mi actitud egoísta] que (cargue) con toda la culpa y meditar con gran bondad hacia todos.

En cualquier situación de nuestra vida ordinaria, cuando surja un problema y tengamos mucho miedo y luego tengamos una sensación de inquietud, tratemos de reconocer que toda esta incomodidad y miedo se debe a que estamos pensando solo en yo, yo, yo. Estamos pensando: ¿qué va a pensar esa persona de mí? ¿Me va a querer? Estamos invitados a una cena y nos preocupamos por: “¿Me va a gustar la comida?”. Estamos impacientes en un restaurante cuando la comida no llega a tiempo, así que solo pensamos en yo, yo, yo, no en las personas que trabajan en la cocina y lo ocupadas que están. En cualquier desacuerdo en el que nos encontramos, nos enojamos mucho porque estamos pensando en nosotros, en el yo: "¡Tengo razón!". Cuando hay una fila larga para comprar algo o conseguir algo, estamos muy molestos e impacientes porque estamos pensando en nosotros, en el yo, no en todos los demás en la fila.

Matamos porque estamos pensando en el yo. No nos gusta este insecto en la habitación, así que lo matamos – pasando de eso al extremo de asesinar a alguien más, a un ser humano. Aunque el insecto no pueda hacernos daño, como una araña inofensiva, le tenemos miedo porque estamos pensando en yo, yo, yo; la matamos por pensamientos sobre el yo. Luego robamos cosas; tomamos cosas que no nos son dadas: “lo quiero para mí”. Cometemos adulterio y todo tipo de mala conducta sexual porque estamos pensando en el yo, en nuestro placer. Mentimos por protegernos a nosotros mismos. Nos involucramos en charlas ociosas porque pensamos que lo que tenemos que decir es tan importante que tenemos que decirlo, así que interrumpimos a cualquiera.

Es muy importante poder reconocer cuando nos sentimos incómodos en una situación y ver que esto se debe a nuestra actitud egoísta. Y no solo decir eso en nuestra cabeza, sino realmente reconocerlo, cuando es parte de nuestra actitud, en términos de cómo actuamos, cómo nos sentimos. Tratamos de darnos cuenta de que, si no nos deshacemos de este egoísmo y actitud egocéntrica dentro de nosotros, no hay forma de que alguna vez podamos tener felicidad y paz mental. Entonces, decidimos que nunca vamos a dejarnos caer bajo la influencia de esta actitud egoísta; le pedimos a nuestros mentores espirituales, maestros espirituales, que nos inspiren a hacer esto, y eso significa ver dentro de un maestro espiritual totalmente calificado su ejemplo de no ser egoísta y cómo siempre está pensando en los demás. Su Santidad el Dalái Lama es un muy buen ejemplo de ello. Tenemos este segundo verso ahora, de La puya del gurú:

(91) Inspíranos a ver que esta enfermedad crónica del egocentrismo es la causa que da surgimiento a nuestro sufrimiento no solicitado, y así, resintiéndolo como aquello que ha de culparse, destruir el monstruoso demonio del egoísmo.

Enfoquémonos en esa decisión, a la que llegamos sobre la base de pensar en todas las desventajas y problemas que surgen del egocentrismo. En nuestra práctica diaria tratamos, como digo, de reconocer niveles cada vez más sutiles de ese egoísmo, ese egocentrismo. El nivel burdo, por supuesto, sería tomar el mejor pedazo de pastel, o la mejor porción de algo, cuando hay comida en la mesa para toda la familia – y así hasta aspectos cada vez más sutiles del egoísmo. Siempre preocupándonos por si podemos obtener el mejor asiento en cualquier evento para poder ver, y nos molestamos mucho si no lo conseguimos. Eso es todo debido al egocentrismo, ¿no es así?

Me parece que, en esta meditación, la frase importante es “monstruoso demonio del egoísmo”, para ver que nuestro egoísmo realmente es nuestro peor enemigo.

[Meditación]

A menudo, ponemos mucha resistencia emocional para reconocer este egoísmo dentro de nosotros porque es bastante feo, y como tenemos aquí en el verso, es un demonio monstruoso. Sin embargo, es realmente importante tratar de admitir nuestro egoísmo, no solo reconocerlo, sino admitir que es nuestro mayor alborotador, y más que eso, determinarnos a tratar de deshacernos de él. No podríamos ir a ese paso y simplemente decir: "Bueno, es un alborotador", y eso es todo.

Obviamente, este egoísmo se basa en aferrarse a un “yo” falso, el yo, yo, yo sólidamente existente, ese "tengo que salirme con la 'mía'". Tenemos que trabajar en conjunto para deshacernos del egoísmo y el egocentrismo, por un lado, y el aferramiento a un “yo” verdaderamente establecido por el otro. Esto requiere un trabajo conjunto por el lado de lo que se conoce como método y sabiduría. Ahora, obviamente, hasta que estemos muy, muy avanzados, aún tendremos este egoísmo. Solo cuando nos convertimos en un arhat estamos completamente libres de aferrarnos a un “yo” verdaderamente establecido, pero incluso un arhat tiene la desventaja de que él o ella no es capaz de ayudar realmente a los demás por completo, y eso se debe a una forma más sutil de egocentrismo con la que solo pretendían alcanzar su propia liberación. No estamos hablando aquí de un bodisatva que, en el camino de convertirse en un buda, alcanza primero el estado de arhat, sino que estamos hablando de un arhat que se caracteriza por pensar solo en su bienestar, en términos de obtener la liberación. Aunque, por supuesto, aquellos que siguen el camino Hinayana también tienen mucha meditación sobre el amor y la compasión, no es que estén completamente libres de ello.

Su Santidad el Dalái Lama dice que, si vamos a ser egoístas, al menos seamos lo que él llama "egoístas inteligentes", que es, por interés propio, trabajar por nuestra propia liberación e iluminación, tratar de obtener las circunstancias apropiadas y así sucesivamente. Por supuesto, si tuviéramos una motivación pura, estaríamos tratando de acumular todas las condiciones adecuadas y demás solo para beneficiar a los demás, pero incluso si lo hacemos solo para beneficiarnos a nosotros mismos, como parte de beneficiar a los demás, eso sería interés propio inteligente.

Preguntas sobre superar el egocentrismo

Mi pregunta es sobre matar insectos. Si un escarabajo de Colorado se está comiendo nuestras papas, ¿qué hacer?

En cuanto a los insectos que están causando daño, ya sea que estén causando daño a los cultivos o a las personas, como la malaria y los mosquitos, este tipo de cosas, tratamos de usar métodos que no los maten, especialmente si alguno de esos métodos está disponible. Como, por ejemplo, dormir con un mosquitero, o cuando en nuestra habitación hay insectos que pican y son difíciles, tratar de atraparlos en una taza y poner un papel debajo, ya sabes, cuando se posan en la ventana, pones un papel debajo de él y lo llevas afuera, en lugar de matarlo. Sin embargo, si no hay forma de evitar matar a estos insectos, entonces, como el ejemplo del Buda en una vida anterior que tuvo que matar al remero que mataría a todos los mercaderes en el barco, tratamos de tener una motivación tan pura como sea posible. En el caso de que los insectos destruyan tu cosecha, entonces una motivación más pura sería poder cultivar este alimento para alimentar a otros; nuestra preocupación es por los demás, en lugar del motivo egoísta de querer preservar nuestras ganancias y poder hacer dinero con ese cultivo. Entonces, si tenemos que exterminar a los insectos, tratar de hacerlo de la forma menos cruel con ellos, con buenos deseos y plegarias por su vida futura, y aceptando plenamente sobre nosotros las consecuencias negativas que traerá matarlos, sin ser ingenuos acerca de la causa y el efecto kármico.

Shantideva tiene un verso como este:

(VIII.107) Aquellos con continuos mentales así acostumbrados y que aprecian (de igual forma) apaciguar el sufrimiento de otros, se sumergen incluso en (un reino sin gozo) de sufrimiento imparable, como un cisne en un estanque de lotos.

En otras palabras, un bodisatva está dispuesto a ir a los peores infiernos para poder beneficiar a los demás. De hecho, tenemos un voto del bodisatva secundario de que, si es necesario cometer una acción destructiva para beneficiar a otros, no debemos dudar; en cierto sentido, le damos la victoria a los demás (que los salvemos de algún desastre), y asumimos la derrota sobre nosotros (las consecuencias negativas), aunque signifique un renacimiento en un reino inferior. Sin embargo, sabemos que el resultado de una acción kármica, la pesadez de lo que madura de ella, estará influenciada por la motivación. Si nuestra motivación es compasión pura, entonces las consecuencias negativas, incluso de matar, serán menos severas que si nuestra motivación fuera solo salvar nuestra ganancia de la cosecha. Después de matar a los insectos, tratamos de sentir arrepentimiento. No nos sentimos felices por eso, y tenemos el deseo de no tener que repetir esto en el futuro, y traemos algunas fuerzas que lo contrarresten como, como decía, plegarias por el buen renacimiento de estos insectos.

Dos grupos de personas están esperando mi decisión, y sé que cualquiera de mis decisiones hará feliz a un grupo y causará sufrimiento al otro grupo. ¿Qué hacer? En esta situación, por ejemplo, estamos hablando de empleados y dueños administrativos de empresas. Los empleados quieren tener un salario más alto y los dueños de negocios quieren tener más ganancias.

En esta situación, necesitamos ver, nuevamente, cuál es el motivo de los empresarios (para obtener más dinero) y cuál es el motivo de los empleados (para obtener más dinero), y tratamos de dar de acuerdo con quién tiene la mayor necesidad y cuál será el resultado, y tratamos de no recompensar o fomentar la codicia. Quiero decir, esto es muy claro en términos de políticas económicas. Por ejemplo, si bajamos los impuestos a los dueños de negocios con la esperanza de que, si tienen más dinero, pagarán salarios más altos y emplearán a más personas, lo cual es una filosofía política, entonces debemos examinar, con base en la experiencia y las pruebas pasadas, si es realmente el caso o no que estos empleadores darán mejores salarios y contratarán a más personas, o esto solo alimenta su codicia para que obtengan más ganancias. Si su motivo es la codicia, o la codicia de los accionistas de la empresa, entonces esa no es la mejor manera de mejorar una economía. Por otro lado, si damos una exención de impuestos a los empleados en lugar de a las empresas, es posible que tengan un poco más de dinero (los empleados), pero entonces los empleadores pueden no tener suficiente dinero para pagar a tantos empleados y pueden despedirlos. Nuevamente, ¿los empleados necesitan más dinero para poder alimentarse o, nuevamente, es solo por avaricia para comprar cosas innecesarias, cosas no esenciales, debería decir? En otras palabras, ¿realmente estimula su economía?

Estas preguntas económicas son extremadamente, extremadamente difíciles porque se basan en una premisa defectuosa, una suposición defectuosa. Todo el sistema se basa en una suposición errónea, porque se basa en la suposición de que medimos la eficacia de una economía en términos de cuánto progreso hacemos cada año; la suposición es que tiene que crecer cada año, y si no crece en un cierto porcentaje, entonces eso es un desastre. Nunca se basa en la idea de suficiente; siempre se basa en la idea de obtener más y más, por lo que toda la premisa es la codicia. Esta es realmente una situación muy difícil. No hay una solución fácil porque, obviamente, todo el mundo trabaja bajo la influencia de la codicia y, de alguna manera, es necesario llegar a un acuerdo. En situaciones en las que es bastante obvio que una de las partes está trabajando sobre la base de la codicia y la otra parte tiene una gran necesidad, la decisión es mucho más fácil de tomar. En situaciones donde no está tan claro, eso es mucho más difícil, y simplemente subraya la necesidad de que, para realmente eliminar todas estas dificultades, uno tiene que trabajar de alguna manera para permitir que las personas superen el estar bajo la influencia de la codicia y el egoísmo. Reafirma nuestra motivación de la bodichita de que necesitamos convertirnos en un buda para permitir realmente, de alguna manera, un cambio en la mentalidad social que entonces no se basará solo en la codicia, ya sea que la codicia esté en un sistema capitalista para el individuo o, en un sistema socialista, la codicia por la nación o para los gobernantes autoritarios.

¿La motivación egoísta es realmente destructiva? Por ejemplo, todas las mejoras que tenemos aquí, todas las cosas que nos rodean, los autos que usamos, etc., todas estas cosas fueron creadas por personas, la mayoría de las cuales tienen una motivación egoísta para expresarse o para obtener ganancias. Entonces, sin estas personas y su influencia, difícilmente tendríamos algo de esto.

Eso es cierto, pero cuando hablamos de las consecuencias del egoísmo, estamos hablando de las consecuencias para la persona que es egoísta. Como explicó Su Santidad y mencioné, si vamos a ser egoístas, al menos seamos inteligentemente egoístas, de modo que, al trabajar para nuestro propio beneficio (en términos de codicia con un trabajo, etc.), al menos lo hagamos en algún tipo de esfuerzo que beneficiará a otros, como hacer un producto que otros necesitan, en lugar de hacer un producto que nadie realmente necesita.

Recuerdo que cuando viajaba con Serkong Rinpoche, entramos en una tienda muy, muy elegante y cara en Zúrich, que estaba llena de todo tipo de cosas exóticas y caras. Después de que nuestro anfitrión nos mostró la tienda y salimos, el comentario de Serkong Rinpoche fue que no había nada en esa tienda que alguien realmente necesitara. Entonces, si nuestro afán de lucro es solo hacer cosas que otros no necesitan, entonces eso ciertamente no es muy beneficioso, eso no es un interés propio inteligente. El interés propio inteligente sería, si queremos obtener ganancias, al menos involucrarnos en la industria alimentaria o algo así, una industria de servicios, que no es solo entretenimiento estúpido para aumentar el deseo o el enojo de las personas, como el sexo y la violencia.

La decisión de hacer que valorar a los demás sea nuestra práctica principal

La tercera decisión es que haremos de valorar a los demás nuestra práctica principal. Aquí pensamos en todos los beneficios y ventajas que se derivan de valorar a los demás, toda la felicidad que experimentamos. Todo lo que va bien es el resultado de valorar a los demás. En otras palabras, pensar en los demás.

Cuando hablamos de acciones constructivas, que son las que producen la felicidad, se enumeran en términos de acciones constructivas generales y acciones constructivas especiales. En nuestras acciones generales o meramente constructivas, es refrenarse de las acciones destructivas. Cuando tenemos el impulso de matar algo, refrenarnos de matar. Eso es porque pensamos en el bienestar de ese (o la felicidad de ese) insecto, animal, pez o lo que sea que querríamos matar. Si nos refrenamos de robar algo que pertenece a otra persona, nuevamente, es por pensar en la infelicidad que le causaría a esa otra persona. Por supuesto, también podemos refrenarnos de pensar en términos de "quiero evitar el sufrimiento que me causará si cometo el comportamiento destructivo".

En la presentación general del karma que comparten el Hinayana y el Mahayana, el motivo para refrenarse del comportamiento destructivo es que “quiero evitar el sufrimiento que me causaría ese comportamiento destructivo”. Eso es lo único que es seguro, que nos causará sufrimiento, y es incierto cuál será el efecto en la otra persona. Sin embargo, además de eso, la presentación especial del Mahayana es para tratar de evitar el sufrimiento que posiblemente causaría a los demás. Es este punto de vista Mahayana el que se enfatiza aquí, en términos de la felicidad de refrenarse de un comportamiento destructivo que se obtiene al valorar a los demás.

Además, el tipo especial de comportamiento constructivo Mahayana es, en lugar de quitar o dañar la vida de los demás, hacer algo que apoye la vida de los demás. Eso no es solo salvar la vida de alguien que se está ahogando, por ejemplo, o un animal o un insecto que se está ahogando, lo que significa incluso sacar la mosca de un inodoro sucio cuando la mosca se está ahogando, sacándola con las manos (después de todo, podemos lavarnos las manos). Es también cuidar de alguien, para sostener su vida, y en lugar de robar a los demás, dar a los demás. Todas estas acciones opuestas a las acciones destructivas: en lugar de mentir, decir la verdad, o en lugar de la charla ociosa, siempre hablar cosas significativas, etc.

En general, si somos egoístas, nadie nos quiere. Si siempre estamos pensando en los demás y somos amables con los demás, les agradaremos y estarán felices con nosotros. Incluso en este nivel tan mundano, podemos ver las ventajas y desventajas. Como dijo Shantideva, si vemos al Buda, el Buda logró la iluminación debido a que valoraba completamente a los demás, y ¿no sería esa la mayor felicidad que podríamos lograr, la felicidad de poder brindar felicidad a todos? Podemos entender cómo todos valoran y quieren amabilidad. La amabilidad se basa en valorar a los demás, pensar en los demás y, a través de la amabilidad y el afecto -y por afecto no nos referimos al afecto sexual, sino en general a ser afectuoso- eso genera armonía y felicidad en cualquier grupo.

Tratamos de tomar esta decisión, que valoraremos a los demás, que esta es la base y la raíz de toda felicidad; independientemente del daño que puedan causarnos a nosotros o a los demás, siempre los valoraremos y nos sentiremos terriblemente si algo les sale mal, y nunca los rechazaremos. Pase lo que pase, siempre tendremos un corazón amable y cálido hacia ellos.

De nuevo, solicitamos inspiración a nuestro mentor espiritual, a su ejemplo. Esta es la inspiración para nunca separarse, ni siquiera por un momento, de tener un sentimiento tan cálido de bondad, afecto y valoración por los demás. Tenemos el verso de La puya del gurú:

(92) Inspíranos a ver que la mente que ama a nuestras madres y las aseguraría en la bienaventuranza, es la puerta de entrada que conduce a las virtudes infinitas, y entonces valorar a estos seres errantes más que a nuestras vidas, incluso si aparecen como nuestros enemigos.

Enfoquémonos en tomar esa decisión.

[Meditación]

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