Afecto
Al hacer de valorar a los demás nuestra práctica principal, debemos tener en cuenta el hecho de que todos aprecian la amabilidad y el afecto, pero a veces la palabra "afecto" se malinterpreta. Es más que amor. El amor es (en la definición budista) el deseo de que los demás sean felices y tengan las causas de la felicidad. Por supuesto, ese amor, en su forma pura, no está mezclado con una emoción perturbadora de apego o aferramiento o lujuria y deseo, y no está mezclado con el deseo de recibir algo a cambio de nuestro amor. En forma impura, está mezclado con estas emociones perturbadoras; en su forma pura, no.
El afecto es una exhibición o una demostración o una acción que está involucrada en mostrar nuestro amor. Esto puede ser cualquier cosa, desde una sonrisa –podemos sonreírle a otra persona para mostrar una expresión amable en nuestro rostro–, incluiría cualquier otra forma de ser amable con la persona, como ayudarla de una forma u otra como muestra de afecto. Preparar una buena comida para alguien, eso es una muestra de afecto. O mantener una casa bonita, ordenada y hermosa, que también puede ser una muestra de afecto a quienes tamibién viven en la casa. También incluye hablar amablemente si la persona está molesta, dar palabras de consuelo y aliento; también puede incluir señales físicas, como ayudar a una persona mayor a levantarse; y, a veces, dar palmaditas en el hombro a alguien, o abrazar, o dar algún tipo de consuelo con un abrazo cuando alguien está llorando, molesto o asustado, e incluso solo acariciar al perro es una muestra de afecto.
Todas estas diversas señales de afecto pueden ser igualmente impuras (mezcladas con emociones perturbadoras) o no. Mezcladas con emociones perturbadoras, puede ser, de nuevo, apego, deseo, lujuria, insinuaciones sexuales –que lo hacemos para obtener placer sexual– y también pueden estar mezcladas con el deseo de obtener algo a cambio. O puede ser simplemente en forma pura, para dar al otro, para ayudar al otro. Por supuesto, necesitamos tener darse cuenta que discrimina para ver con qué se sentiría cómoda la otra persona. Como siempre enfatiza Su Santidad el Dalái Lama, todo el mundo necesita afecto. Es útil, incluso a nivel físico, para la salud y, particularmente, no solo útil sino absolutamente necesario e imprescindible para el desarrollo de un pequeño bebé tener un contacto físico afectuoso.
La decisión de que definitivamente somos capaces de intercambiar nuestras actitudes acerca de nosotros mismos y los demás
Ahora, la siguiente de las cinco decisiones, la cuarta, es: “Definitivamente soy capaz de intercambiar mi actitud con respecto a mí mismo y a los demás”. En otras palabras, podríamos tener esta objeción de que: "Bueno, ¿cómo puedo valorar a los demás y cuidar de los demás con la misma fuerza que lo haría conmigo mismo?". Un punto que siempre se menciona es que el mismo Buda comenzó como un ser ordinario como nosotros, y fue capaz de cambiar su enfoque de egocentrismo a valorar a los demás, y veamos lo que logró. No hemos intercambiado nuestras actitudes y veamos lo que hemos logrado en la vida.
Shantideva lo dijo muy bien;
(VII.38) ¡No he liberado del miedo al atemorizado, ni ofrecido consuelo a los afligidos! ¡Todo se resume a que lo único que he producido han sido incomodidades, y el dolor (de un objeto extraño) en el vientre de mi madre!
Necesitamos usar nuestro preciado renacimiento humano para hacer algo más que causarle dolor a nuestra madre cuando estaba embarazada de nosotros y nos dio a luz. El argumento que usa Shantideva, también en su texto, sobre nuestra capacidad para cambiar nuestra actitud es uno muy fuerte. Él dice que, si examinamos este cuerpo, en realidad se deriva de partes del cuerpo de otras personas, por lo que creció del esperma y el óvulo de nuestra madre y nuestro padre, no creció de nuestro propio esperma y óvulo, por lo que en realidad no es nuestro cuerpo en absoluto, es el cuerpo de otra persona. Si hemos llegado a valorar y cuidar este cuerpo que tenemos y a considerarlo como nuestro, somos capaces de hacerlo con cualquier cuerpo que venga del espermatozoide y del óvulo de otros padres.
Escribió:
(VIII.111) Así como, por familiaridad, hay un entendimiento de un “yo” con respecto a gotas de semen y sangre pertenecientes a otros, a pesar de que no existe como una “cosa”,
(VIII.112) ¿Por qué no podría igualmente tomar como “yo” un cuerpo que pertenece a alguien más? (Después de todo) vivir con la otredad de mi propio cuerpo no es algo difícil de hacer.
Si pensamos en eso, ¿cuál es la diferencia entre limpiarnos la nariz, limpiarle la nariz a nuestro bebé o limpiarle la nariz al borracho de la calle? Es solo una nariz, ¿no? Lo mismo con limpiarnos después de ir al baño, ¿cuál es la diferencia entre hacerlo por nosotros mismos y hacerlo por otro cuerpo? Es solo un cuerpo. No es que, debido a que es mío, está limpio, y debido a que es de otra persona, está sucio. Entonces, así como podemos limpiarnos a nosotros mismos, podemos limpiar a cualquier otra persona. Así como podemos alimentarnos a nosotros mismos, podemos alimentar a cualquier otra persona. Somos perfectamente capaces de intercambiar nuestra actitud acerca de valorarnos a nosotros mismos y valorar a los demás.
Entonces, examinamos así: “¿Soy capaz de valorar a los demás, de cambiar a quién considero más importante, de cambiarlo de ser yo a que sean otros?”. Pensando de esta manera, llegamos a la comprensión y convicción de que “Sí, soy capaz de hacer eso”.
Reafirmamos nuestra determinación, pensando como lo puso Shantideva:
(VIII.130) Pero, ¿qué necesidad hay de elaborar más? Tan solo vean la diferencia entre ambos: una persona infantil actuando por sus propios objetivos y el Sabio (Buda) actuando por los objetivos de los demás.
Por lo tanto, solicitamos inspiración a nuestro mentor espiritual, y esta es nuestra cuarta estrofa aquí de La puya del gurú, y dice:
(93) En resumen, inspíranos a desarrollar las mentes que entienden las distinciones entre las fallas de los seres infantiles esclavizados únicamente por sus fines egoístas y las virtudes de los Reyes de los Sabios que trabajan únicamente por el bien de los demás, y así ser capaz de igualar e intercambiar nuestras actitudes con respecto a los demás y a nosotros mismos.
La decisión aquí es que definitivamente podemos intercambiar nuestras actitudes, y así lo haremos.
Enfoquémonos de esta manera con esta decisión.
[Meditación]
La decisión de que definitivamente intercambiaremos nuestras actitudes sobre nosotros mismos y los demás
La quinta decisión es una reconfirmación final de que definitivamente intercambiaremos nuestras actitudes con respecto a nosotros mismos y a los demás. Para ello, recorreríamos las diez acciones destructivas y las alternaríamos con las correspondientes diez acciones constructivas, tanto las que son comunes al Hinayana y Mahayana como las que son especiales del Mahayana.
Aquí recorremos, una por una, las acciones destructivas –digamos quitar la vida a otros– y vemos que esto se hace por egocentrismo y produce todo tipo de sufrimiento. Luego, vemos la acción constructiva correspondiente, que es abstenerse de quitarle la vida a otros o, de hecho, hacer algo para sostener su vida: cuidarlos si están enfermos, dar comida a los hambrientos, es decir, todas las cosas que sostendrían la vida: dar medicinas, etc. Eso trae felicidad, y eso se debe a valorar a los demás.
Con cada uno de estos diez pares de acciones, el lado destructivo y el constructivo, estamos contrastando que las consecuencias negativas provienen del egocentrismo y las consecuencias positivas (nuestra felicidad) provienen de valorar a los demás. Para que esto esté completo, necesitamos estudiar las enseñanzas más extensas sobre el karma, en otras palabras, los resultados de cada una de las diez acciones destructivas y los resultados de cada una de las diez constructivas. Después de revisar estos diez pares de acciones de esta manera, llegamos a esta quinta decisión, que realmente, definitivamente, vamos a intercambiar nuestra actitud con respecto a nosotros mismos y a los demás. El verso de La puya del gurú para esto es:
(94) Dado que valorarnos a nosotros mismos es la puerta de entrada a todo tormento, mientras que valorar a nuestras madres es la base de todo lo bueno, inspíranos para que nuestra práctica central sea el yoga de intercambiar a los demás por nosotros mismos.
Esta es en realidad una meditación complicada. No he tenido tiempo de explicar cada uno de estos puntos con respecto a estos diez conjuntos de acciones destructivas y constructivas, así que hagámoslo de forma muy abreviada con solo uno o dos de estos pares. Por matar, por quitar la vida a los demás, se acorta nuestra propia vida. Tendremos muchas enfermedades, y aunque tomemos medicinas, no serán efectivas. Todo esto se debe al debilitamiento de la fuerza vital de los demás, por lo que nuestra propia fuerza vital se debilita. Además, podemos sufrir hambre, nuestras cosechas pueden fallar, etc. Si esto no ocurre en esta vida, ocurrirá en alguna vida futura, ya que la mayoría del karma madura en vidas futuras. Mientras que refrenarse de quitar la vida a otros o dañar su fuerza vital y hacer cosas para ayudar a sostener su vida, da como resultado que tengamos una larga vida libre de enfermedades, y si nos enfermamos, la medicina será muy efectiva para nosotros; tendremos todas las facilidades (suficiente comida, etc.) para sostener nuestra vida.
Así, pensamos en este par en términos de cómo quitar la vida a los demás y todas las desventajas que de ello se derivan provienen del egocentrismo y viceversa; todas las ventajas del lado constructivo aquí provienen de valorar a los demás. Luego, esa decisión final: "Definitivamente voy a intercambiar mi actitud sobre mí mismo y los demás y hacer de esta mi práctica central", escribió el Cuarto Panchen Lama en La puya del gurú.
[Meditación]
Preguntas
Aquí en este verso, dice el yoga de intercambiar a otros por nosotros mismos, y también estamos hablando de intercambiar nuestra actitud hacia nosotros mismos y nuestra actitud hacia los demás. ¿Hay alguna diferencia entre estas formas de decirlo?
No. Cuando decimos “intercambiar a otros por nosotros mismos” aquí en el verso, eso no significa que ahora yo soy tú y tú eres yo. Simplemente significa intercambiar nuestro punto de vista sobre a quién consideramos más importante y a quién prestamos más atención para ayudar. En el texto de Shantideva, él explica otra aplicación de este intercambio de otros por nosotros mismos en la que básicamente está cambiando nuestro punto de vista de uno mismo al otro. Lo hace en función de las tres emociones perturbadoras – de sentir arrogancia con respecto a alguien, competir con otro y sentir celos de alguien – y en esta práctica, como decimos en inglés, nos ponemos en el lugar del otro y recordamos cuando nosotros mismos hemos actuado de esta manera arrogante o competitiva o celosa, y tratamos de sentir lo que es ser objeto de una emoción tan perturbadora. En otras palabras, a quien está dirigido, y en cierto sentido, le informamos a nuestro viejo yo lo terrible que es, y "en lugar de menospreciarme", por ejemplo, "¿por qué no me ayudas?”. En el caso de la arrogancia y el orgullo, “soy mucho mejor que tú”, le respondes: “Tengo que hacer todo el trabajo sucio, y tú crees que eres maravilloso. ¿Por qué no me ayudas?”.
¿Qué hacer en una situación en la que deseo ayudar a otra persona, pero esta persona no quiere que la ayude, rechaza mi ayuda?
Incluso si somos un buda, solo podemos ayudar a otros que son receptivos con nosotros. Se usa la analogía de que el sol solo puede calentar aquellos que salen al sol. Si no salen al sol, no hay mucho que podamos hacer. Deséales lo mejor, pero si no son receptivos, no son receptivos. Indirectamente, tal vez, podamos ayudar a proporcionar las circunstancias que les permitan ayudarse a sí mismos.
Muchas veces tenemos el caso de padres mayores que quieren ser muy, muy independientes y no aceptan nuestra ayuda. Así, podemos acondicionar su casa en cuanto a facilitar el acceso al baño, a la ducha, o lo que sea, que les facilite cuidarse. Sin embargo, algunas personas pueden ser muy difíciles de ayudar. Ese es uno de los tipos de paciencia que necesitamos desarrollar: paciencia con las dificultades que implica tratar de ayudar a los demás. Porque se oponen, nos hacen pasar un mal rato y nos contestan cuando tratamos de darles un consejo; necesitamos medios hábiles, lo que en realidad significa que debemos ser hábiles en nuestra aplicación de métodos para ayudar.
Se dice que debemos hacer de esta práctica nuestra práctica central. ¿Qué significa “central”?
“Central” significa nuestra práctica principal, y se refiere a lo que sigue en el texto (y también en esta secuencia), a la práctica de tonglen, dar y tomar.