El agregado de las sensaciones

El significado de las sensaciones en el contexto de los cinco agregados

El segundo agregado es el agregado de las sensaciones. En este contexto, significa sentir un nivel de felicidad o infelicidad. Este agregado no se refiere a sentimientos emocionales; en cambio, se encarga de la dimensión única de la felicidad o la infelicidad en un espectro, desde el mayor grado de infelicidad hasta el mayor grado de felicidad. Es un factor mental que acompaña tanto a la cognición sensorial (sentirse feliz o infeliz al ver o escuchar algo) como a la cognición mental (sentirse feliz o triste al pensar o recordar algo).

Comprender esta dimensión de felicidad o infelicidad es útil para obtener una apreciación inicial de los diferentes tipos de formas de vida que se discuten en el budismo. Los seis reinos y los tipos de seres sensibles limitados que se encuentran en ellos son un punto particularmente difícil de entender en el budismo. Hagamos una breve revisión para arrojar algo de luz sobre este tema.    

Las sensaciones con relación a los seis reinos de los seres limitados

En el budismo, hablamos de seres limitados o seres sensibles. Un ser sensible es, literalmente, alguien con una mente limitada por los oscurecimientos y, por lo tanto, no es omnisciente y amoroso. También está implícito alguien con un cuerpo limitado, incapaz de manifestarse simultáneamente en innumerables formas para ayudar a todos los demás. Un buda, entonces, no es un ser sensible; por lo tanto, el término "ser limitado" parece más aplicable. “Limitado” no significa discapacitados físicos o mentales en el sentido ordinario del término, sino simplemente que el cuerpo y la mente están limitados en sus habilidades para ayudar a todos los seres.     

Hay muchas formas de vida limitadas diferentes a través de las cuales podemos experimentar los resultados o la maduración de nuestros potenciales kármicos. Podemos renacer en cualquiera de estas diferentes formas de vida. Cualquier continuidad mental, la nuestra o la de cualquier otra persona, no se limita a una forma de vida; puede manifestarse en cualquier forma de vida en cualquier vida. 

La suma de sentir un nivel de felicidad o infelicidad es en realidad cómo experimentamos la maduración de nuestros potenciales kármicos. Cuando vemos, escuchamos, saboreamos y sentimos cosas, ¿cómo las experimentamos? ¿Las experimentamos con algo de felicidad o con algo de infelicidad? Por ejemplo, podríamos hacer que a un grupo de personas se les sirva un chile muy picante; algunos lo comen con placer, mientras que otros lo comen con disgusto. La forma en que experimentamos algo no depende realmente del objeto en sí. De hecho, depende de la maduración de nuestros potenciales kármicos.       

La maduración del potencial kármico también puede manifestarse en el tipo de cuerpo y mente con el que nacemos. En términos de niveles de felicidad e infelicidad, estos diversos tipos de cuerpos y mentes pueden experimentar diferentes porciones de un amplio espectro de lo que es visible, audible, sentido, etc. El ojo humano solo puede experimentar o sentir ciertos niveles de intensidad de luz, por ejemplo. A medida que envejecemos, esta capacidad se vuelve más limitada. Por ejemplo, no podemos ver en la oscuridad. Los ojos de ciertos animales pueden ver muy bien en la oscuridad e incluso ver infrarrojos o ultravioleta a lo largo del espectro de luz. Esta capacidad difiere según los órganos cognitivos de diversas formas de vida, como los ojos de un insecto frente a los ojos de un animal o un humano.   

En términos de sonidos, solo podemos escuchar ciertas frecuencias con oídos humanos; sin embargo, los perros pueden escuchar sonidos de un tono mucho más alto. La nariz de un perro puede oler el olor de alguien que ha pasado por una carretera hace mucho tiempo, mientras que la nariz humana ciertamente no puede.      

Esto es algo que podemos aceptar, ¿no es así? Necesitamos un momento para pensar en esto y confirmar si realmente es cierto. El hecho de que el aparato sensorial humano no pueda detectar todos los datos de los sentidos no significa que esta información no pueda detectarse. Traslademos este mismo principio básico al espectro de sentir un nivel de felicidad o infelicidad. Esto se comprende mejor con el ejemplo del placer y el dolor físicos. En realidad, el placer y el dolor son sensaciones físicas y, por lo tanto, se incluyen en el conjunto de formas de fenómenos físicos. La sensación de felicidad e infelicidad con la que experimentamos placer y dolor es un factor mental. Sin embargo, dado que normalmente nos sentimos infelices cuando experimentamos dolor y queremos que termine, y felices cuando experimentamos placer y queremos que continúe, podemos usar este punto para investigar el hardware limitado de nuestro cuerpo.             

Con el aparato sensorial de un cuerpo humano, existe un cierto umbral, y cuando nuestra experiencia va más allá de ese umbral, automáticamente nos desconectamos. En otras palabras, cuando el dolor y la infelicidad que lo acompaña se vuelven muy intensos y alcanzan un cierto umbral, caemos inconscientes. El cuerpo no puede tolerar más; básicamente se apaga. Lo mismo ocurre con el placer y la felicidad acompañante con la que lo experimentamos. Por ejemplo, con el placer de acercarse a un orgasmo, cuanto más intensa se vuelve la sensación, más rápidamente queremos experimentarla, lo que en realidad la destruye y la apaga. Lo mismo ocurre con la comezón. La comezón es en realidad un placer muy intenso, no un dolor; sin embargo, es tan intenso que tenemos que rascarlo para destruirlo.    

La próxima vez que experimenten comezón, intenten observarlo. ¿Es placentero? Este método puede sonar un poco perverso, pero traten de ver la comezón como placer y experimentarla como tal. De hecho, la única forma de lidiar con una comezón crónica es aceptar y disfrutar el placer de la comezón y no rascarla. Observen cómo deseamos compulsivamente destruir ese placer. En lugar de ello, nos sentamos y tratamos de disfrutarla. Es un ejercicio muy interesante. Con una erupción crónica o una picadura de mosquito, realmente es la única forma de manejarlo sin que nos dañemos la piel al rascarnos demasiado.   

El aparato sensorial de nuestro cuerpo humano, entonces, está limitado en cuanto a qué cantidad del espectro de placer o dolor podemos experimentar. Asimismo, es limitado con respecto a cuánto del espectro de felicidad e infelicidad podemos experimentar. Si es el caso que los cuerpos y las mentes de otros tipos de formas de vida pueden experimentar cosas en la dimensión visual o auditiva más allá de los umbrales que los aparatos humanos pueden, ¿por qué no puede ser este también el caso en términos del espectro de placer y dolor? ¿Y de felicidad e infelicidad? ¿No parece razonable que pueda haber formas de vida que experimenten diferentes niveles de tolerancia que los humanos en ese espectro de placer, dolor, felicidad e infelicidad?

Pensar de esta manera hace que sea un poco más aceptable considerar que puede haber más formas de vida desafortunadas que las humanas, por ejemplo, los llamados "seres del infierno". La palabra en sánscrito y tibetano para estos seres significa literalmente "seres atrapados en los reinos sin alegría". Esta traducción es una descripción más precisa de estos seres desafortunados, ya que pueden experimentar mucho más dolor e infelicidad que los humanos. Los fantasmas aferrados, llamados en chino "espíritus hambrientos", en referencia a los espíritus de los antepasados muertos a quienes no se les da comida, también experimentan mucha más infelicidad que los humanos. Los seres celestiales, los llamados dioses, pueden experimentar mucho más allá en el otro extremo de este espectro, en términos de felicidad más intensa, y pueden hacerlo sin destruirla. Por otro lado, los seres humanos bloqueamos cualquier experiencia de placer y felicidad intensas o dolor e infelicidad intensas que estén más allá de nuestro alcance de tolerancia.

Como podemos ver, esta forma de pensar nos permite, con el tiempo, aceptar estos otros tipos de formas de vida. Dependiendo de los potenciales kármicos que hayamos acumulado que se activen en el momento de nuestra muerte, renaceremos en una forma de vida con un aparato físico y mental que podrá experimentar solo una cierta porción de ese espectro de felicidad e infelicidad. Estos seres atrapados en los reinos sin alegría pueden experimentar un dolor y una infelicidad realmente intensos; sin embargo, a medida que el cuadrante del medidor se acerca un poco más al lado del placer y la felicidad, se cortan automáticamente. No pueden experimentar este nivel, razón por la cual existen en los llamados "reinos sin alegría". Por otro lado, los seres celestiales pueden experimentar mucho más placer y felicidad, pero a medida que el cuadrante del medidor se acerca un poco más al lado del desagrado y la infelicidad, se apagan y no pueden experimentarlo. Esto tiene sentido, ¿no? ¿Por qué no? No hay ningún argumento lógico en contra de esto.

No tenemos que preocuparnos por cómo se ven realmente los cuerpos en estos reinos, o dónde existen estos seres. Ese no es realmente el punto. La pregunta es si una continuidad mental, particularmente nuestra propia continuidad mental, puede experimentar todo el espectro de placer y dolor, felicidad e infelicidad. Ese es el problema. ¿Podemos experimentar todo el espectro, dependiendo del tipo de cuerpo con el que nazcamos? He encontrado que este es el argumento más convincente y una forma eficaz para que un occidental se acerque a estos otros tipos de formas de vida en los seis reinos. De lo contrario, es posible que sea demasiado ajeno como para que trabajemos con ello.     

El agregado de las sensaciones es cómo experimentamos la maduración del potencial kármico 

Este agregado de las sensaciones es la forma en que experimentamos la maduración de nuestro potencial kármico. Es cómo experimentamos los objetos y las cosas, ya sean físicas o mentales. La felicidad es ese sentimiento del que, cuando lo experimentamos, nos gustaría no separarnos de él. La infelicidad es ese sentimiento del que, cuando lo experimentamos, nos gustaría separarnos de él. Experimentamos algún nivel de felicidad o infelicidad en cada momento, en algún lugar del espectro de lo que nuestra forma física es capaz de experimentar. Ese nivel madura de nuestros potenciales kármicos.         

La intensidad de la felicidad o la infelicidad no tiene por qué ser terriblemente dramática. A menudo, cuando pensamos en ser felices, tendemos a imaginar que tiene que ser súper intenso y maravilloso. Imaginamos que es como en una película de Hollywood. Estamos bailando por la calle, cantando y todo es fantástico. Sin embargo, de hecho, la felicidad puede ser mucho más sutil que eso, y generalmente lo es.      

Es muy interesante cuando empezamos a analizar e intentamos reconocer el nivel de felicidad que estamos viviendo en un momento determinado. Podríamos decir que no sentimos nada, pero eso no es realmente posible. Podríamos experimentar algo exactamente en el medio entre la felicidad y la infelicidad y esa sería una sensación neutral; sin embargo, eso es bastante raro. Si está un milímetro hacia un lado o hacia el otro, ya está en la zona de la felicidad o la infelicidad. Cuando el budismo habla de sensaciones neutrales, sensaciones que no son felices ni infelices, se refiere a lo que se experimenta en una absorción meditativa extremadamente profunda en la que todas las sensaciones se bloquean temporalmente.       

Reconocer el nivel de felicidad o infelicidad que estamos experimentando

¿Cómo reconocemos el nivel de felicidad que experimentamos cuando vemos algo? Necesitamos conectar esto con el agregado anterior, las formas de fenómenos físicos. Por ejemplo, vemos algo visible, las diversas formas de colores de los objetos de sentido común, y si seguimos viéndolos, esto indica que los estamos experimentando con felicidad. Recordemos, la felicidad es la sensación que, cuando la experimentamos, no deseamos separarnos de ella. Si vemos hacia otro lado, cerramos los ojos o buscamos algo más, experimentamos esa imagen con infelicidad; queremos separarnos de ella. En otras palabras, si disfrutamos viendo algo, lo seguimos viendo. Si ya no disfrutamos viéndolo o no lo disfrutamos en absoluto, miramos hacia otro lado. Ese nivel de disfrutar o no disfrutar, en otras palabras, ese nivel de felicidad o infelicidad al ver un espectáculo, ese es el agregado de las sensaciones.            

Tomemos unos minutos para tratar de reconocer la experiencia de un nivel de felicidad o infelicidad que ocurre cuando vemos varios objetos visuales. Al ver a nuestro alrededor, vemos imágenes de ciertos objetos y, si los disfrutamos, nos gustan y seguimos viéndolos. Nuestros ojos se quedan ahí. Con otros objetos, inmediatamente nuestros ojos se mueven; no disfrutamos viendo esos objetos. No nos dan placer. No es que nos hagan sentir mal, no tiene por qué ser tan dramático. Por eso, a veces, cuando hablamos de sufrimiento o no sufrimiento, se habla en términos de que las cosas son satisfactorias o insatisfactorias y si estamos contentos o a disgusto. Es la misma dimensión con respecto a la felicidad o la infelicidad. Vean a su alrededor e intenten hacer esto con todo lo visible.     

[Pausa]

Reconocer nuestro agregado de las sensaciones durante la cognición sensorial

También podemos notar con bastante facilidad cómo al principio podríamos experimentar la visión de un objeto con felicidad. Nos gusta mirarlo; sin embargo, a menudo nos cansamos y luego ya no se experimenta con felicidad. En este punto, se experimenta con infelicidad y miramos hacia otra cosa. Ese es ciertamente el caso de los programas de televisión, ¿no es cierto?     

También experimentamos un nivel de felicidad con todos los demás campos de los sentidos. Con sonidos, por ejemplo, imaginemos escuchar el sonido de una sirena de un camión de policía o de un camión de bomberos. Si tuviéramos una emergencia, podríamos experimentar el sonido con alegría, pero ¿nos gustaría seguir escuchándolo durante toda la tarde o preferiríamos dejar de escucharlo? Puede que no esté en nuestro poder apagarlo como una radio o una televisión, tal vez podríamos taparnos los oídos para no escucharlo tan fuerte, pero ciertamente lo experimentaríamos con infelicidad. Hay otros sonidos que nos gustaría seguir escuchando, por ejemplo, nuestra música favorita o el sonido de la voz de un ser querido. Con algunas personas, es realmente maravilloso escuchar su voz; nos da placer. Sin embargo, hay otras personas que no soportamos escuchar.         

Una vez más, todos los diferentes sonidos que escuchamos, los experimentamos con alegría o con infelicidad, dependiendo de si queremos o no seguir escuchándolos. O lo estamos disfrutando o no. Esto también incluye escuchar el silencio. Algunas personas experimentan el silencio con gran alegría. Otras personas lo experimentan con gran ansiedad y disgusto, tanto que necesitan tener música todo el día. Incluso les resulta desagradable caminar por la calle sin auriculares en los oídos.      

Hagamos una pausa y tomemos un momento para comenzar a notar el nivel de felicidad que sentimos con los diversos sonidos que estamos escuchando en función de querer que continúen o se detengan.        

[Pausa]

Experimentar diferentes sensaciones

Esta discusión sobre los niveles de felicidad e infelicidad puede volverse muy detallada y con muchas capas. Cuando escuchamos el sonido del tráfico y el canto de los pájaros, podemos experimentar el sonido del tráfico en la calle con tristeza y, al mismo tiempo, el sonido de los pájaros con alegría. Quizás también estamos mirando a nuestro alrededor y experimentamos ver el abrigo de una persona con felicidad; nos parece bonito, por ejemplo. Realmente no prestamos atención a otra persona en nuestro campo de visión porque no nos da placer; no disfrutamos viendo a esta o aquella persona. De hecho, tenemos muchas sensaciones diferentes de felicidad e infelicidad, todas conectadas al mismo tiempo.

Sin embargo, no podemos experimentar felicidad e infelicidad al mismo tiempo hacia el mismo objeto; pero podemos experimentar diferentes niveles de felicidad o infelicidad hacia diferentes objetos al mismo tiempo. Además, podemos oscilar de un lado a otro en nuestras sensaciones hacia un objeto. En un momento, nos gusta y en otro momento, no. De manera similar, en un momento estamos contentos con eso y en otro, no estamos contentos con eso. Una vez más, los dos sentimientos contradictorios no ocurren simultáneamente.

Más exactamente, lo que sentimos es un entramado que une muchas sensaciones diferentes de felicidad e infelicidad con respecto a todos los diferentes tipos de objetos de los sentidos, incluidos todos nuestros pensamientos, que tenemos en cualquier momento. Por eso lo llamamos agregado de las sensaciones. Es un entramado de muchas sensaciones con respecto a todos los diferentes objetos que estamos experimentando al mismo tiempo en cada momento.     

Puede ser muy útil analizar el entramado de nuestras sensaciones, especialmente cuando las convertimos en algo sólido, que obviamente no son. Por ejemplo, los buenos restaurantes intentan asegurarse de que experimentemos felicidad en lo que vemos en la decoración y en la presentación de la comida, lo que escuchamos de fondo con música relajante y lo que saboreamos con la comida, todo ocurre al mismo tiempo. De hecho, sin embargo, podríamos estar comiendo cierta comida con enorme felicidad y escuchando música horrible a todo volumen. A veces la infelicidad con la música es tan fuerte que ya no disfrutamos de la comida. Es un tema muy revelador, analizar en nuestra propia experiencia la felicidad y la infelicidad de esta manera.

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