Traducción tibetana del término sánscrito Sambhara
De acuerdo con Un comentario que aclara el significado (’Grel-ba don-gsal), el comentario del maestro indio Haribhadra de finales del siglo VIII e.c. al texto Filigrana de realizaciones de Maitreya (mNgon-rtogs rgyan, sct. Abhisamaya-alamkara), el término sánscrito sambhara significa yang-dag-par sgrub-pa, constructor de pureza.
Desde la perspectiva de este comentario, la traducción tibetana como tshogs, colecciones o entramados, es imprecisa. En lugar de traducir punyasambhara y jnanasambhara como “un entramado de fuerza positiva” (bsod-rnams-kyi tshogs, colección de mérito, colección de potencial positivo) y “un entramado de conciencia profunda” (ye-shes-kyi tshogs, colección de sabiduría), se expresan con mayor precisión como "fuerza positiva constructora de pureza" y "conciencia profunda constructora de pureza".
Que podamos o no entender también "entramados" del término sambhara es otra cuestión, que abordaremos a continuación.
Dos tipos de constructores de pureza
Hay dos tipos de constructores de pureza:
- Aquellos que aspiran a la liberación a través de los caminos shrávaka o pratyekabuda agrupan a los constructores de pureza comunes.
- Aquellos que aspiran a la iluminación a través de los caminos del bodisatva agrupan a los constructores de pureza completamente definidos.
En aras de la claridad, llamemos a los primeros “constructores de liberación” y a los segundos “constructores de iluminación”.
Constructores de samsara y constructores de pureza
La fuerza positiva (bsod-nams, mérito, potencial positivo) y la conciencia profunda (ye-shes, sabiduría, entendimiento experiencial) tienen formas tanto constructoras de samsara como constructoras de pureza. La diferencia depende de:
- La motivación (kun-slong) con la que emprendemos y llevamos a cabo la acción constructiva (dge-ba, acción virtuosa) o absorción total (mnyam-bzhag, equilibrio meditativo) en los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles con las que la fuerza positiva o la conciencia profunda se construyen.
- La dedicatoria (bsngo-ba) posterior.
En el budismo, motivación significa la intención (‘dun-pa), en otras palabras, el deseo de hacer algo que hemos decidido hacer, hacia un objeto al que hemos decidido hacérselo, para obtenerlo o no, o separarse o no de él. La motivación también implica las emociones positivas o negativas, tal como los celos, la repulsión por nuestro sufrimiento o la compasión por los demás, que acompañan a la intención. El samsara es el renacimiento incontrolablemente recurrente debido la influencia del comportamiento kármico compulsivo y a las emociones y actitudes perturbadoras, caracterizado por el sufrimiento.
Si emprendemos tales acciones o la meditación con una motivación mundana o sin una motivación particular en mente, y luego las dedicamos a cumplir esa meta mundana o no las dedicamos en absoluto, la fuerza positiva y la conciencia profunda asociadas con ellas actúan como constructores de samsara. Sirven meramente como causas para experimentar una de las mejores situaciones samsáricas, la felicidad y la inteligencia samsáricas, de acuerdo con las leyes del karma. Es como la configuración predeterminada de una computadora; contribuyen automáticamente a mejorar el samsara, a menos que reiniciemos nuestra mente y, de manera consciente, las dirijamos y dediquemos de otra manera.
Si, por el contrario, emprendemos y llevamos a cabo acciones constructivas o de absorción total en los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles con la motivación de la renuncia (nges-’byung) – la determinación de liberarse del samsara y alcanzar la liberación – y las dedicamos después a lograr ese objetivo, la fuerza positiva y la conciencia profunda asociadas con ellas actúan como constructores de liberación. Traen la liberación del samsara, el logro de la felicidad y la conciencia profunda de la liberación. En el camino hacia la liberación, la fuerza positiva y la conciencia profunda constructoras de liberación también maduran en preciosos renacimientos humanos con la felicidad y la inteligencia conducentes para alcanzar la liberación.
Si emprendemos y llevamos a cabo acciones constructivas y absorción meditativa con una motivación de la bodichita y luego las dedicamos para alcanzar la iluminación en beneficio de todos, la fuerza positiva y la conciencia profunda asociadas a ellas funcionan como constructores de iluminación. Producen el logro de la iluminación y la capacidad de beneficiar a los demás tanto como sea posible con la conciencia gozosa, la conciencia profunda y las habilidades iluminadoras de un Buda. A lo largo del camino hacia la iluminación, la fuerza positiva constructora de iluminación y la conciencia profunda también maduran en las circunstancias y facilidades conducentes para ayudar a otros y alcanzar la iluminación.
Los dos niveles de los dos tipos de constructores de pureza
Tanto los constructores de liberación como los constructores de iluminación tienen dos niveles:
- Constructores de pureza facsímiles: antes de alcanzar una mente que es el camino de la construcción (tshogs-lam, camino de la acumulación), la primera de las cinco mentes que son el camino (cinco caminos) que conducen a la liberación o la iluminación.
- Constructores de pureza definitorios: desde el primer logro de una mente que es el camino de la construcción hasta el último momento de tener la cuarta mente que es el camino, una mente del camino de la familiarización (sgom-lam, camino de la meditación) inmediatamente antes de alcanzar la liberación o la iluminación.
El nivel facsímil es cuando la renuncia y la bodichita son elaboradas (rtsol-bcas), lo que significa que se generan a través de apoyarse directamente en líneas de razonamiento. En el caso de la bodichita, la línea de razonamiento puede ser el método de causa y efecto en siete partes o el método de igualación e intercambio de nuestras actitudes sobre nosotros mismos y los demás. Sin embargo, incluso si la renuncia y la bodichita son elaboradas, aún se pueden sentir sinceramente.
Para los constructores de pureza definitorios, la renuncia y la bodichita necesitan ser no elaboradas (rtsol-med); necesitan surgir sin depender directamente de una línea de razonamiento. De acuerdo con los libros de texto de la tradición Panchen (Pan-chen bSod-nams grags-pa) seguida por los monasterios de Drepung Losel-ling (‘Bras-spungs Blo-gsal gling Grva-tshang) y Ganden Shartse (dGa’-ldan Shar-rtse Grva-tshang), tanto la bodichita no elaborada como la elaborada, son bodichitas reales. De acuerdo con los libros de texto de la tradición Jetsunpa (rJe-btsun Chos-kyi rgyal-mtshan) seguida por los monasterios de Sera Je (Se-ra Byas Grava-tshang) y Ganden Jangtse (dGa’-ldan Byang-rtse Grva-tshang), solo la bodichita no elaborada es la bodichita real.
El logro de la renuncia o bodichita no elaborada marca la obtención de una mente que es el camino de la construcción. Además, la renuncia y la bodichita de una mente que es el camino de construcción son ininterrumpidas en su continuidad. Seamos o no conscientes de ellas, nunca perdemos nuestra intención de obtener la liberación de nuestro sufrimiento o de alcanzar la iluminación y ayudar a todos los demás a liberarse de su sufrimiento.
Además, la conciencia profunda constructora de pureza no necesita ser la cognición no conceptual de las cuatro verdades nobles o la vacuidad, con las que alcanzamos una mente que es el camino del ver (camino del ver). Puede ser una absorción conceptual en cualquiera de las cuatro, por ejemplo, con los cuatro emplazamientos cercanos de la recordación (dran-pa nyer-bzhag, pali: satipattana). Por lo tanto, la absorción no necesariamente tiene que ser con la concentración unipuntual (ting-nge-’dzin, sct. samadhi).
La necesidad de tener los dos constructores de pureza de forma unida
Tener un solo constructor de pureza, el de la fuerza positiva o el de la conciencia profunda, sin el otro, es insuficiente para lograr la meta. Sin la fuerza de la conciencia profunda, la fuerza positiva de las acciones constructivas, dedicadas ya sea a la liberación o a la iluminación, no puede producir una verdadera detención (‘gog-bden, cesación verdadera) del sufrimiento y sus causas. Solo puede lograr esto en conjunción con la conciencia profunda, el oponente real que arranca la raíz del samsara, el no darse cuenta (ma-rig-pa, ignorancia).
De igual manera, si la conciencia profunda se dedica a la liberación o a la iluminación, sigue siendo insuficiente para alcanzar esos objetivos. Requiere de la fuerza positiva del comportamiento constructivo para proporcionar las circunstancias internas y externas conducentes para la meditación, y para meditar con algún éxito.
Así, la fuerza positiva producto de las acciones constructivas sirve como causa obtentora (nyer-len-gyi rgyu, causa material) para el cuerpo y la felicidad de un ser liberado o un ser iluminado; mientras que la conciencia profunda producto de la absorción total en los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles sirve como la condición que actúa simultáneamente (lhan-cig byed-rkyen, condición acompañante) para ese logro. Para la mente y la conciencia profunda de un ser liberado o un ser iluminado, las funciones de las dos se invierten.
Dos interpretaciones de los constructores de pureza
Según una interpretación de la explicación de Haribhadra, el término sambhara se usa con los términos fuerza positiva y conciencia profunda solo en el caso de que los dos sean directamente constructores de pureza. Además, se refieren a una sola acción constructiva de fuerza positiva o a una sola meditación sobre la conciencia profunda, no a un entramado de muchas. Cuando tal acción o meditación es un constructor de samsara, no se llama sambhara.
También podemos interpretar sambhara en el contexto de las enseñanzas de la naturaleza de Buda, en cuyo caso la fuerza positiva y la conciencia profunda son factores de la naturaleza de Buda. En este caso, necesitamos hablar de entramados de fuerza positiva y de conciencia profunda (sea correcto o no traducir sambhara como “tshogs” en tibetano) y no solo hablar de acciones individuales o sesiones individuales de meditación.
Como factores de la naturaleza búdica, los dos entramados son constructores de iluminación en las tres etapas:
- En la etapa base, cuando no están purificados y funcionan directamente como constructores de samsara de los estados de renacimiento que son más conducentes para trabajar hacia la iluminación.
- En la etapa del camino, cuando están parcialmente sin purificar o parcialmente purificados – parcialmente sirviendo directamente como constructores de samsara o constructores de liberación y parcialmente sirviendo directamente como constructores de iluminación.
- En la etapa resultante, cuando están completamente purificados y funcionan como los Cuerpos de Forma (sct. rupakaya) y la Mente Iluminada (sct. dharmakaya) de un Buda.
Entramados de fuerza positiva y de conciencia profunda
Independientemente de la interpretación de sambhara que consideremos, necesitamos entender la relación entre:
- Meditaciones y acciones constructivas individuales
- Karma (las, impulso kármico)
- Fuerza positiva
- Entramados de fuerza positiva.
Limitemos nuestra discusión a cómo se presenta el tema en las dos divisiones de la escuela Madyámaka: Svatántrika y Prasánguika, como afirma la tradición Gelug. Omitamos también de nuestra discusión la presentación de la fuerza positiva que acontece en el presente (da-lta-ba) y la fuerza positiva que ya no acontece (‘das-pa), y las distinciones entre las dos.
La visión Svatántrika
La visión Svatántrika se deriva del texto Chitamatra: Antología de temas especiales de conocimiento (Chos mngon-pa kun-las btus-pa, sct: Abhidharma-samuccaya) del maestro indio del siglo IV o V e.c., Asanga. Según esta visión, un impulso kármico es exclusivamente una forma de darse cuenta de algo (shes-pa): un factor mental (sems-byung, darse cuenta secundario) que acompaña a una conciencia primaria (rnam-shes), como la conciencia visual o la conciencia mental. Específicamente, un impulso kármico es el factor mental de un impulso.
- Un impulso (sems-pa) es el factor mental que afecta a la conciencia y a sus otros factores mentales acompañantes para moverse hacia un objeto y conocerlo y, por extensión, llevar a cabo una acción física, verbal o mental dirigida al objeto.
Para cualquier acción kármica, existen los impulsos que la inician, la sostienen y le ponen fin. El karma de una acción, entonces, no es equivalente a la acción misma. Una acción kármica es una variable no congruente que afecta (ldan-min ‘du-byed), un fenómeno no estático que no es una forma de fenómeno físico ni una forma de darse cuenta de algo. Como tal, es un fenómeno de imputación sobre la base de un camino de un impulso kármico.
- Un fenómeno de imputación (btags-pas ‘dogs-pa) es aquel que no puede existir independientemente de una base para la imputación (gdags-gzhi) y no puede ser conocido separado de esa base. Literalmente, es un fenómeno ligado a una base.
- Un camino de un impulso kármico (las-lam) incluye (1) una base hacia la que se dirige una acción, (2) los factores mentales de intención (‘dun-pa), distinción (‘du-shes) y una emoción positiva o negativa, (3) la aplicación de un método para llevar a cabo la acción, y (4) un final. El camino no incluye el impulso kármico en sí mismo.
Como fenómeno de imputación, la acción kármica es realizada por una persona, y los diversos componentes del camino de un impulso kármico son conocidos como partes de los cinco agregados experimentados por esa persona como partes de su continuo mental. Estas acciones kármicas, cuando son constructivas, son en sí mismas una fuerza positiva obvia.
- “Obvia”, aquí, no significa que la fuerza kármica se pueda ver o escuchar al ver o escuchar una acción kármica física o verbal. Es simplemente una forma conveniente de significar esta fase de la fuerza kármica sobre la base de una acción que se puede ver u oír y que, por lo tanto, es "obvia".
Después de que termina la acción constructiva, la fuerza positiva continúa aún como una variable no congruente que afecta que es un fenómeno de imputación sobre la base de la conciencia mental de la persona que cometió la acción, pero ahora se convierte en una “fuerza positiva que se ha convertido en tener la naturaleza esencial de una tendencia kármica (semilla)” (sa-bon-gyi ngo-bor gyur-ba). Continúa ahora como una fuerza positiva no obvia.
Una fuerza positiva con la naturaleza esencial de una tendencia kármica es un fenómeno constructivo (dge-ba), como lo fue la acción kármica que la precedió. Este tipo de tendencia kármica constructiva (sa-bon) no es lo mismo que el tipo de tendencia kármica que es un fenómeno no especificado (lung ma-bstan) –un fenómeno no especificado por el Buda puede ser constructivo o destructivo– lo que también es una repercusión de la acción constructiva pero no es una fuerza kármica.
- Si algo es una fuerza kármica positiva, se incluye (khyab) que es un fenómeno constructivo.
- Si algo es un fenómeno constructivo, no se incluye que sea una fuerza positiva. Los impulsos mentales que son los impulsos kármicos que provocan las acciones kármicas físicas, verbales y mentales son fenómenos constructivos, pero no son fuerzas kármicas positivas.
El término fuerza positiva, entonces, se aplica tanto a las fases obvias como a las no obvias, las cuales son variables no congruentes que afectan sobre la base de la continuidad, específicamente, de la conciencia mental. En ambas fases, la fuerza positiva es un fenómeno constructivo.
Los momentos de fuerza positiva de cualquier acción constructiva se entrelazan, al igual que los continuos de fuerza positiva de muchas acciones constructivas, reforzándose entre sí y aumentando así su fuerza. Por lo tanto, como un fenómeno de imputación sobre la base de todos ellos que aún no han terminado de madurar, hay un entramado (colección) de fuerza positiva. Este entramado es también una variable no congruente que afecta sobre la base del continuo de conciencia mental de la persona que ha cometido estas acciones.
La visión Prasánguika Gelug
Esta visión se deriva del capítulo 17 del texto del siglo II de Nagáryuna: Versos raíz sobre el Camino Medio, llamado darse cuenta que discrimina (dBu-ma rtsa-ba shes-rab, sct: Prajnanama Mulamadhyakarika), según elaboró Chandrakirti, maestro del siglo VIII, en Palabras claras (Tshig-gsal, sct. Prasannapada), su comentario al texto de Nagáryuna. Los detalles completos de esta visión, sin embargo, se encuentran en el texto del siglo IV o V de Vasubandhu: Tesoro de temas especiales de conocimiento (Chos mngon-pa’i mdzod, sct. Abhidharma-kosha). Allí, los detalles se dan dentro del contexto del sistema de principios filosóficos Vaibáshika.
Aunque esta visión describe que una acción kármica de cuerpo, palabra o mente requiere una base hacia la cual se dirige la acción, una intención, una emoción motivadora y la implementación de un método para llevar a cabo la acción, no se refiere a estos colectivamente, como el camino de un impulso kármico. En cambio, se refiere a la implementación de un método para llevar a cabo la acción como el camino de un impulso kármico.
De acuerdo con esta visión, un impulso kármico mental es el factor mental de un impulso que puede mover a la conciencia y a sus factores mentales acompañantes hacia un objeto con la intención de cometer una acción kármica de cuerpo, palabra o mente dirigida a él.
En el caso de las acciones kármicas de la mente:
- El impulso kármico para una acción kármica mental es el factor mental de un impulso.
- El camino para el impulso kármico es la implementación de un método para llevar a cabo la acción kármica mental, a saber, pensar con una emoción perturbadora o con una emoción constructiva. Tal pensar, mencionado en los textos simplemente como emoción perturbadora o emoción constructiva, es la acción kármica de la mente. Sin embargo, algunos maestros, como lo menciona Su Santidad el Dalái Lama en el Discurso sobre la “Gran presentación de las etapas graduales del camino a la iluminación” (de Tsongkhapa) (Byang-chub lam-rim chen-mo’i bka’-khrid), consideran a la acción kármica mental como una conciencia principal (gtso-sems), que entonces incluiría, no solo a la emoción perturbadora o constructiva, sino también a la conciencia mental y a todos los demás factores mentales congruentes con ella.
- En el caso de las acciones constructivas mentales, la fuerza positiva obvia es la acción kármica mental, mientras que la fuerza kármica no obvia es la fase durante la cual la fuerza kármica obvia ha cambiado para tener la naturaleza esencial de una tendencia kármica constructiva.
Los impulsos kármicos para las acciones de cuerpo y palabra son estrictamente formas de fenómenos físicos (gzugs) y son la implementación de métodos para llevar a cabo una acción kármica de cuerpo o mente. Siguen siendo impulsos kármicos, pero, en este caso, son impulsos físicos en lugar de mentales. El impulso kármico para una acción de cuerpo o palabra tiene dos aspectos:
- La forma reveladora (rnam-par rig-byed-kyi gzugs) de la acción, que es el movimiento o los movimientos del cuerpo o la pronunciación del sonido de la voz como la implementación de un método para llevar a cabo la acción. Vasubandhu se refirió a esto simplemente como la forma del cuerpo o el sonido de las palabras. Es conocible por cognición visual o auditiva y es revelador en el sentido de que revela la motivación. Dura a lo largo de la implementación de los métodos preliminares, actuales y de seguimiento para llevar a cabo una acción física o verbal. Así, en el caso de las acciones constructivas del cuerpo, incluiría, por ejemplo, las formas reveladoras del movimiento del cuerpo al atrapar una mosca en la ventana, ponerle un papel debajo y un vaso encima, mientras se abstiene de matarla y mientras abre la ventana y suelta la mosca hacia afuera. O, en el caso de las acciones constructivas verbales, incluiría, por ejemplo, la emisión de los sonidos de las palabras pronunciadas durante un debate, mientras se abstiene de decir palabras groseras cuando se demuestra que está equivocado y luego mientras continúa el debate.
- La forma no reveladora (rnam-par rig-byed ma-yin-pa’i gzugs) de la acción, que es como su energía sutil, solo es conocible mediante la cognición mental y no es reveladora porque no revela la motivación. Dura, no solo a lo largo de la implementación de los métodos preliminares, actuales y de seguimiento para llevar a cabo una acción física o verbal, sino que también continúa con el continuo mental después de que la acción ha cesado, siempre que la intención permanezca repitiendo la acción. Cesa cuando surge la intención de dejar de repetir la acción.
En el caso de las acciones kármicas constructivas físicas y verbales -aunque los impulsos mentales que son los impulsos kármicos de la mente que producen esas acciones kármicas, así como aquellos que producen las acciones kármicas de la mente no son fuerzas kármicas- las formas reveladoras y no reveladoras de estas acciones son fuerzas kármicas positivas.
- Durante las tres fases de la acción constructiva, la forma reveladora es una fuerza positiva obvia. Al final de las acciones de seguimiento, si hay alguna, esta fuerza kármica positiva obvia cambia para tener la naturaleza esencial de una tendencia kármica constructiva y, por lo tanto, se convierte en una fuerza kármica positiva no obvia.
- Durante las tres fases de la acción constructiva, la forma constructiva no reveladora es una fuerza kármica positiva no obvia. Al final de las acciones de seguimiento, si las hay, esta fuerza kármica positiva no obvia continúa como una forma constructiva no reveladora mientras uno no renuncie a la intención de repetir la acción constructiva. Si uno renuncia a esa intención, la forma constructiva no reveladora cambia para tener la naturaleza esencial de una tendencia kármica constructiva. Ahora continúa como una variable no congruente que afecta constructiva.
Las fuerzas kármicas positivas que son formas obvias o no obvias de fenómenos físicos y aquellas que son formas obvias de darse cuenta de algo son componentes de los cinco agregados de la persona que ha cometido las acciones kármicas. Las fuerzas kármicas positivas no obvias que son variables que afectan no congruentes son fenómenos de imputación sobre la base del “yo” convencional de la persona que ha cometido estas acciones.
Aquí, un entramado de fuerza positiva es una variable que afecta no congruente constructiva, que es un fenómeno de imputación sobre la base de todos estos diversos tipos de fuerza kármica positiva obvia y no obvia – aquellas que son formas de fenómenos físicos, las que son formas de darse cuenta de algo y las que son variables no congruentes que afectan – en tanto las tendencias kármicas constructivas de ellos aún no hayan terminado de madurar. También es un fenómeno de imputación sobre la base del “yo” convencional de la persona que ha cometido esas acciones.
Entramados de fuerza positiva constructora de pureza
Los dos análisis anteriores se refieren a la fuerza positiva constructora de samsara en el contexto del karma. Después de todo, el karma, junto con las emociones y actitudes perturbadoras, nos mantiene ciclando con altibajos en el samsara, de una vida a la siguiente.
La fuerza positiva constructora de pureza no es un fenómeno del karma, ya que conduce a la liberación y a la iluminación, no al samsara. Por lo tanto, durante la etapa del camino, cuando el entramado de fuerza positiva constructor de iluminación está parcialmente no purificado o parcialmente purificado, la fuerza positiva y el potencial de las acciones constructivas tienen dos aspectos:
- Desde el punto de vista de cualquier emoción perturbadora o aferramiento a la existencia verdadera que acompaña a la acción constructiva, la fuerza positiva es constructora de samsara a través del proceso kármico.
- Desde el punto de vista de la motivación de la bodichita y la dedicatoria, la fuerza positiva es constructora de iluminación y no está involucrada con el proceso kármico.
La base para la imputación de los entramados de fuerza positiva que los llevan a vidas futuras
Debido a la distinción anterior, los sistemas de principios filosóficos Mahayana, como el Chitamatra y el Yogachara Svatántrika-Madyámaka, que afirman el alayavijnana (kun-gzhi rnam-shes, conciencia base que todo lo abarca, conciencia almacén) lo explican como la conciencia fundamental sobre la base de la cual solo la fuerza kármica constructora de samsara es un fenómeno de imputación. Esto se debe a que el alayavijnana es puramente un fenómeno del samsara y, como tal, lleva los componentes no obvios de los entramados de fuerzas kármicas positivas y negativas constructoras de samsara a futuras vidas samsáricas. Dependiendo de la interpretación, la continuidad del alayavijnana termina con la liberación o solo con la iluminación.
La fuerza positiva constructora de iluminación no es un fenómeno de imputación sobre la base del alayavijñana. Es un fenómeno de imputación sobre la base de la esfera de la realidad (chos-kyi dbying, sct. dharmadhatu) de la mente, que es equivalente a la vacuidad de la mente. Los componentes no obvios del entramado de fuerza positiva constructora de iluminación son llevados a vidas futuras y hacia la iluminación por su continuidad.
Paralelamente a esta distinción, el sistema Dzogchen Nyingma explica el álaya para los hábitos (bag-chags-kyi kun-gzhi, base para los hábitos que todo lo abarca) como la base sobre la cual solo la fuerza kármica constructora de samsara es un fenómeno de imputación y, sobre la base de la cual los componentes no obvios de esa fuerza kármica que no han terminado de madurar son llevados a vidas futuras. Las fuerzas positivas constructoras de iluminación y el entramado de ellas, como factores de la naturaleza búdica, son estrictamente fenómenos que son fenómenos de imputación sobre la base de y son cualidades del álaya primordial más profundo (ye-don kun-gzhi, base primordial más profunda que todo lo abarca), sinónimo de rigpa (rig-pa, conciencia pura).
En el sistema Prasángika Gelug, los componentes no obvios de los entramados positivos constructores de samsara y constructores de iluminación, que son formas no reveladoras, continúan en vidas futuras como parte del agregado de la forma; aunque durante la existencia de muerte, asumen temporalmente la naturaleza esencial de un potencial kármico positivo como un fenómeno de imputación sobre la base del “yo” convencional. Los componentes no obvios de estos entramados que son tendencias kármicas positivas que aún no han terminado de madurar, continúan en vidas futuras como fenómenos de imputación sobre la base del “yo” convencional. En el caso de las fuerzas positivas constructoras de iluminación, a menos que se rechace deliberadamente la bodichita, su continuidad sigue en vidas futuras, hasta la iluminación, ya sea como una conciencia principal manifiesta o, cuando no está manifiesta, como un fenómeno de imputación sobre la base del “yo” convencional.
Aunque no he visto un texto específico con este análisis, en general, en el tantra anutarayoga sería razonable postular formas no reveladoras como formas de vientos de energía (rlung). La fuerza positiva constructora de samsara que se compone de formas constructivas no reveladoras serían formas sutiles de vientos de energía (fenómenos del samsara). En la terminología Kalachakra, este tipo de fuerza positiva constructora de samsara serían los vientos del karma (las-kyi rlung). La forma constructora de iluminación de este tipo de fuerza positiva, por otro lado, serían formas del viento de energía más sutil que sostienen a la mente de luz clara.
Esta explicación sería consistente con las teorías que explican bases separadas para la imputación de la fuerza positiva constructora de samsara y constructora de iluminación. La principal diferencia es que solo el viento de energía más sutil continúa a través de la luz clara de la muerte hacia vidas futuras. Durante la luz clara de la muerte, los vientos del karma se disuelven temporalmente y solo están presentes sus hábitos (bag-chags, instintos). En esa ocasión, los vientos del karma asumen el carácter esencial de variables no congruentes que afectan, que son fenómenos de imputación sobre la base del “yo” convencional que es, a su vez, un fenómeno de imputación sobre la base de la mente de luz clara y su viento de energía más sutil.