Repaso
Terminamos la última sesión con un ejercicio en el que practicamos mejorar nuestra conciencia profunda cual espejo. Es importante recordar que este tipo de conciencia profunda no es como un espejo o una cámara fija; es más como una cámara de video. Estamos recibiendo información que está cambiando constantemente. No es sólo información visual, sino que también es audio y otra información. Al igual que la cámara de vídeo, nuestra conciencia profunda cual espejo recibe toda la información en curso sin comentar ni juzgar. Para desarrollar aún más esta conciencia profunda cual espejo, necesitamos tener interés y ser capaces de prestar atención con una mente tranquila y una actitud considerada. Si estamos usando esta conciencia profunda en la interacción con los demás, prestamos atención a su expresión facial, lenguaje corporal y tono de voz.
Para tener éxito en la mejora de este tipo de conciencia profunda cual espejo, obviamente necesitamos tener una gran cantidad de práctica. Esto podría haberse vuelto obvio al practicar el ejercicio por primera vez. No es tan fácil, sobre todo porque tendemos a tener una gran cantidad de comentarios y juicios en nuestra forma de relacionarnos con respecto a los demás. Sin embargo, en realidad no necesitamos un grupo de meditación para practicar esto. Este ejercicio se puede hacer todo el tiempo, siempre que tengamos una conversación con alguien, cuando estemos con alguien o cuando estemos en una tienda.
Cada una de nuestras puertas o canales sensoriales recibe toda la información de ese sentido, independientemente de nuestro nivel de atención; sin embargo, el punto es que podemos mejorar aún más y aprender más y más de cada uno de ellos. Esta habilidad se demuestra cuando perdemos uno de nuestros sentidos. Si somos ciegos, por ejemplo, entonces nuestro sentido del oído se vuelve mucho más desarrollado y parece que obtenemos mucha más información de nuestra audición de la que podríamos haber tenido antes. Si perdemos la audición, parece que obtenemos más información de nuestra vista. Así, es sólo una cuestión de entrenar la conciencia actual cual espejo para que, con mayor atención, cuidado y una mente tranquila, nos demos cuenta cada vez más.
Preguntas
Usted mencionó que todas estas percepciones ocurren simultáneamente. ¿Se refiere sólo a un nivel mental? Fisiológicamente sabemos, por ejemplo, que ver implica longitudes de onda y diferentes colores y brillo que llegan a nuestros ojos; o, por ejemplo, que la audición requiere algún tiempo antes de que el sonido que llega viaje al cerebro o lo que sea. Fisiológicamente, cada estímulo sensorial toma algún tiempo para llegar al cerebro y luego lo percibimos. Por lo tanto, ¿es fisiológica o sólo mentalmente que todo sucede simultáneamente?
Imagino que se refiere, no sólo a los diferentes sentidos, sino también a todos los diversos factores mentales y diferentes tipos de conciencia profunda que están involucrados. ¿Son simultáneos o no?
Ese es un problema con la traducción; es difícil encontrar palabras en otro idioma que tengan la misma definición y connotación que el original. En tibetano, cuando decimos simultáneo, significa, literalmente, "a la vez". La pregunta entonces se refiere a ¿cómo se está definiendo "una vez"? En este contexto, "una vez" se define como una fase de tiempo. Dentro de una pequeña sección de tiempo, todos están ocurriendo. Si dividiéramos ese pequeño período en microsegundos, podríamos encontrar que algunos aspectos ocurren uno tras otro en sucesión; además, varios están ocurriendo exactamente de forma simultánea, y otros no. Aun así, van juntos para formar una pequeña unidad de tiempo. Siempre tenemos que mirar un poco más de cerca las definiciones.
No es que estos aspectos cognitivos estén sucediendo en fases completamente diferentes; van juntos. En otras palabras, hablamos de una pequeña unidad de tiempo, la unidad más pequeña que podemos percibir. Por ejemplo, si esa unidad se define en términos del tiempo de un chasquido de dedo, es posible que no podamos percibir los microsegundos diminutos que componen la secuencia que produce un chasquido. Diríamos que todo sucede a la vez porque es difícil de percibir; en realidad, uno podría sin duda dividirlo en microsegundos.
Sin embargo, escuchar, ver, oler, sentir una sensación física – todos estos están ocurriendo literalmente al mismo tiempo. Hay algunas teorías budistas que proponen que se alternan muy rápidamente, y otras que dicen que están ocurriendo todos al mismo tiempo. Es sólo una cuestión de cuánta atención prestamos a cada uno de ellos. Ciertamente, lo sabemos por nuestra experiencia. Mientras hablamos con alguien, si tenemos todos nuestros sentidos, los vemos y los escuchamos al mismo tiempo.
¿Qué tipo de influencia o efecto pueden tener los juicios y comentarios que hacemos en nuestra mente, kármicamente hablando, en nuestra relación con el Dharma y nuestro progreso con respecto a nuestra participación en el Dharma?
Cuando miramos los juicios que podríamos hacer o varias actitudes que podríamos verbalizar en nuestra mente mientras estamos viendo a la gente o leyendo o cosas por el estilo, ciertamente pueden tener un resultado kármico. Son acciones mentales. Por ejemplo, si pensamos con una actitud distorsionada y antagónica mientras escuchamos algunas enseñanzas o leemos algún libro de Dharma – en otras palabras, con pensamientos como: "Esto es realmente estúpido" y "¡Qué ridículo!" y así sucesivamente, tal actitud ciertamente tiene efectos kármicos.
Del mismo modo, nuestros comentarios mentales mientras interactuamos con alguien que juzgamos como una persona realmente horrible, nuestro rival o enemigo, por ejemplo, también tendrán un efecto kármico. Mientras los escuchamos, estamos pensando en lo que podemos decir o hacer para hacerles mucho daño. Tal pensamiento es la acción mental destructiva de pensar con malicia y ciertamente tiene consecuencias kármicas negativas también. Del mismo modo, si juzgamos a alguien como muy sexy y atractivo y lo único que pensamos mientras interactuamos con él o ella es cómo seducirlos, ese pensamiento codicioso, obviamente, también tendrá efectos kármicos. Otro ejemplo es si sólo estamos pensando en cómo podemos venderles algo. Este tipo de pensamiento codicioso tiene efectos kármicos, ¿no?
¿Hay alguna diferencia entre hacer comentarios sobre nosotros mismos y sobre los demás? Además, ¿nos puede ayudar de alguna manera hacernos comentarios sobre nosotros mismos?
En cuanto a hacernos comentarios a nosotros mismos sobre nosotros mismos, aún no hemos llegado a esto, pero planeo abordarlo cuando discutamos cómo aplicar estos cinco tipos de conciencia profunda a nosotros mismos. Pero, básicamente, también tenemos que interesarnos por nosotros mismos. Después de todo, somos seres humanos, como todos los demás, y también tenemos sentimientos. La actitud que tenemos hacia nosotros mismos y cómo nos tratamos a nosotros mismos va a afectar nuestra experiencia de vida, tal como afectaría a la de otra persona.
Si hacemos comentarios negativos y juicios negativos sobre nosotros mismos mientras estamos interactuando con los demás, y si seguimos convenciéndonos de que: "Oh, soy un perdedor" o "no le voy a gustar a esta otra persona", y así sucesivamente, eso ciertamente afectará nuestra interacción con la persona. Nuestras actitudes negativas se acumulan y fortalecen un hábito de baja autoestima y falta de confianza.
Ahora, es cierto que necesitamos ser conscientes de cómo estamos hablando y actuando para corregir nuestro comportamiento defectuoso. Pero regañarnos a nosotros mismos después de decir algo estúpido, como decir en nuestra cabeza: "Eso fue estúpido. Soy tan idiota", puede que no sea necesariamente la mejor estrategia. Tenemos que reconocer que lo que dijimos fue estúpido y, lo mejor, sin regañarnos a nosotros mismos, es simplemente decidir dejar de hablar de esa manera. A veces es útil decirnos "detente", particularmente antes de que digamos algo estúpido, pero después de haber dicho algo estúpido, regañarnos a nosotros mismos realmente no ayuda. Sólo nos hace sentir mal.
Tenemos que simplemente dejar pasar una estupidez. Si es apropiado, podríamos disculparnos con la otra persona, diciendo: "Lo siento, fue una estupidez decir eso". Pero si lo convertimos en la gran cosa y nos centramos en ello, no sólo nos sentimos muy culpables, sino que también realmente obstaculiza nuestra interacción continua con los demás en nuestra vida. Este punto es muy importante, en realidad. Si cometemos un error o alguien más comete un error, lo reconocemos, nos disculpamos, tratamos de no repetirlo, y luego seguimos adelante. Lo dejamos ir. No hacemos un gran problema con eso. Es como si estuviéramos bailando con alguien y accidentalmente pisamos su pie. Decimos, "Lo siento", y luego seguimos bailando. Sin embargo, si nos disculpamos durante cinco o diez minutos, simplemente se vuelve ridículo.
Ahora, por otro lado, si nos felicitamos en nuestra cabeza: "Wow, realmente lo has dicho bien. Realmente lo hice muy bien; que inteligente soy", eso tiende a crear una gran cantidad de arrogancia y orgullo. No hay nada especial en hacer algo bien o cometer errores. Así es la vida; tiene altibajos. Pero si hacemos un gran alboroto con algo que va bien, entonces es como cuando estamos con alguien y decimos: "¿Acaso no lo estamos pasando muy bien!?". Esto arruina por completo toda la situación, ¿no es cierto?
Hay algo diferente de este ejemplo, que se llama "regocijo". Podemos alegrarnos de las cosas positivas que hemos hecho, pero eso no es lo mismo que pensar en ello, hacer un gran alboroto al respecto o hablar de ello en nuestra cabeza.
Ahora, pasemos al siguiente tipo de conciencia profunda.
La conciencia profunda de la igualdad
Como hemos mencionado, con la conciencia de la igualdad agrupamos las cosas de acuerdo con algo que comparten en común. Por ejemplo, si estamos con varias personas, podemos juntarlas a ellas y a nosotros en términos de algún tipo de comportamiento que todos compartimos. Sin embargo, tendemos a ser muy limitados en esta capacidad. Por ejemplo, desde un punto de vista, estamos limitados en cuanto a cuántas personas reunimos en un grupo. Por ejemplo, si juntamos a las personas que nos gustaría ayudar, es posible que no pongamos a todos en ese grupo.
Desde otro punto de vista, la forma en que vemos a los demás como iguales podría ser limitada. Podríamos verlos como iguales sólo en ciertos aspectos, pero no en otros. Esto, por supuesto, también trae el darse cuenta profundo de la realidad. Por ejemplo, podríamos estar en una tienda y tenemos que esperar en una larga fila en el mostrador de pago. Podríamos ser capaces de considerar a todos en la fila como igualmente en la fila, pero podríamos estar limitados en términos de ver la igualdad de que todos están apurados, que preferirían no esperar en la fila y de que les gustaría llegar rápidamente a su turno. Debido a esta limitación, nos impacientamos y nos molestamos con la gente que tenemos delante.
Esta limitación no es sólo en términos de reunir a otros en un grupo o tener, teóricamente, una consideración igualitaria hacia los demás, incluyéndonos a nosotros mismos. Si estamos con un grupo de personas, ¿prestamos la misma atención a todos? Si somos profesores en un aula, ¿prestamos la misma atención a cada estudiante o sólo a nuestros favoritos? Si es sólo a nuestros favoritos, esa es una falta en nuestra conciencia profunda de la igualdad.
Si desarrollamos esta conciencia profunda de la igualdad cada vez más, hasta el punto en que seamos un buda, tendríamos la misma consideración por todos. Reuniríamos a todos en el grupo de que todos quieren ser siempre felices y nunca infelices, y tendríamos el mismo amor y compasión hacia todos. Entenderíamos que todo el mundo está igualmente desprovisto de formas imposibles de existencia y demás. No dejaríamos fuera a nadie, no ignoraríamos a nadie ni nos olvidaríamos de nadie, incluyendo a ese pequeño insecto debajo de la roca.
Este es el nivel de conciencia profunda que pretendemos, el nivel resultante de esta conciencia profunda de la igualdad. Con el entrenamiento, podemos fortalecer nuestro nivel básico de la misma para que, con el tiempo, podamos desarrollarla al nivel de un buda. Cuando estamos en un grupo, podríamos tratar de tener la misma consideración, la misma atención y demás, hacia todos. No tenemos que especificar de qué manera todos son iguales, eso va un paso más allá, simplemente hacemos lo más básico de considerarlos a todos por igual.
Practiquemos con nuestro grupo aquí. Sólo como un aspecto de interés, esta conciencia de la igualdad es el factor más importante para describir lo que define a una persona realmente muy inteligente. Es la capacidad de ver patrones y nuevos patrones, de juntar más y más cosas y descubrir su igualdad. Si pensamos en alguien como Einstein, por ejemplo, fue capaz de encontrar una fórmula matemática que describió algo que nadie fue capaz de organizar antes. ¿Cuál es ese factor que es tan inteligente en él? Es la capacidad de tener esta poderosa conciencia profunda de la igualdad. Tales personas también descubren nuevas teorías psicológicas y sociales. En general, esa es la conciencia profunda de la igualdad – ser capaz de juntar las cosas y ver el patrón de lo que comparten en común.
En este ejercicio para desarrollar la conciencia profunda de la igualdad, comenzamos, por supuesto, con el cimiento básico de una mente tranquila y una actitud considerada. Luego, miramos alrededor del círculo y observamos como iguales a tantas personas como están en nuestro campo de visión. No tenemos que especificar las formas en que son iguales, como que todas sean mujeres, todos seres humanos, todos mexicanos, o que todas quieren ser felices y no quieren ser infelices. No tenemos que ir tan lejos, sino sólo considerarlos como iguales.
Esta conciencia de la igualdad podría basarse en la información visual de ver a las personas, pero también puede basarse en la información auditiva si estamos participando en una discusión con varias personas. Tenemos la misma consideración para todos los que hablan, y no sólo estamos escuchando los que nos gustan. Después de todo, sólo estamos escuchando el sonido de las voces, y los sonidos son igualmente sonidos. Del mismo modo, las personas que hacen los sonidos cuando hablan son todas igualmente personas hablando.
Comencemos el ejercicio:
- Para empezar, mientras miramos hacia abajo, nos calmamos enfocándonos en la respiración. Obviamente, cuando estamos interactuando con la gente, no podemos llamar a un tiempo fuera mientras nos centramos en nuestra respiración, como en un partido de fútbol; sin embargo, para los fines de un ejercicio es útil.
- Con una mente tranquila y una actitud considerada, miramos alrededor del círculo.
- Con las dos o tres personas que están en nuestro campo de visión, o si estamos escuchando a un grupo de personas, las dos o tres voces que escuchamos, tratamos de considerarlas iguales. Obviamente, es más efectivo si tenemos un grupo muy diverso, pero haremos lo que podamos ahora.
- Recordamos nuestro ejemplo de la Marcha de los Pingüinos, los cien mil pingüinos en el hielo. Si los viéramos, los veríamos como todos iguales, ¿no? Del mismo modo, ver todos estos seres humanos que vemos en el círculo como iguales. Al igual que con los pingüinos, ante nuestros ojos todos se ven exactamente iguales, y para nuestro oído todos suenan exactamente igual. Nadie es especial, pero si pudiéramos llevar a cualquiera de esos pingüinos a casa, podríamos amarlo y cuidarlo por igual, ¿no? Para los pingüinos, tal vez todos los humanos se vean iguales.
- De esta manera, podríamos tener el mismo amor y cuidado por cualquiera. Podríamos ayudar a cualquiera. ¿Cuál es la diferencia? Todos somos iguales.
- Luego, miramos hacia abajo, nos enfocamos en la respiración y dejamos que la experiencia se asiente.
Este tipo de conciencia profunda de la igualdad es algo que podemos practicar muy fácilmente cuando estamos en una tienda llena de gente, una sala de cine, un autobús, un tren o un avión, cualquier tipo de área donde hay mucha gente. Por ejemplo, cuando estamos atascados en el tráfico, pensamos que todo el mundo está igualmente atascado en el tráfico; a todos igualmente les gustaría no estar allí.
Conciencia profunda de la individualidad
Con la conciencia profunda de la individualidad, somos conscientes de una persona o un objeto como distinto de otros objetos dentro de un grupo. Esto es a menudo bastante limitado en un nivel básico. Por ejemplo, vamos a un restaurante y una persona viene a atendernos a nuestra mesa, y sólo vemos a esta persona como otra camarera o mesero. Sólo los vemos como parte de un grupo, y realmente no estamos siendo conscientes de ellos como una persona individual. Sin embargo, este no es sólo otro camarero. Este es un ser humano que tiene una familia, una vida y todas estas cosas como nosotros. Esta es una persona individual, no sólo un camarero.
La conciencia profunda de la individualidad constituye la base para tener respeto por otra persona. Sin ella, realmente no respetamos a alguien como una persona individual, ¿verdad? Si trabajamos en una tienda, no es sólo otro cliente; es un individuo. Si trabajamos como médico, no es sólo otro paciente; es un individuo. Si recibimos un correo electrónico de alguien, no es sólo otro correo electrónico, sino que es el correo electrónico de una persona individual y tenemos que respetarlo. Sobre la base de esta conciencia profunda de la individualidad, junto con la conciencia profunda de la igualdad y la conciencia cual espejo, podemos dar la respuesta adecuada.
En el nivel resultante, seríamos capaces, como Buda, de ver y respetar la individualidad de todos. Un buda tiene el mismo amor, compasión e interés por todos. Además, un buda enseña a cada persona como un individuo, de acuerdo con el nivel que puede entender, sus antecedentes, etc.
Volvamos a nuestros círculos y practiquemos esto el uno con el otro.
- Una vez más, comenzamos mirando hacia abajo y nos calmamos enfocándonos en la respiración.
- Con una mente tranquila y una actitud considerada, miramos alrededor del círculo a cada persona y tratamos de ver y respetar a cada una de ellas como individuo.
- Aunque tenemos la misma consideración por todos, los individualizamos con respeto. Esto funcionaría igual de bien con la escucha. No es sólo otra llamada telefónica, otra voz u otro mensaje de texto. En cambio, con la conciencia de la individualidad, respetaríamos cada mensaje y llamada telefónica – cada voz que escuchamos – con un respeto por el individuo. No necesitamos saber quién es el individuo; sin embargo, tenemos que respetar a cada persona, ya sea que estemos respondiendo a una voz o viendo a alguien.
- Luego miramos hacia abajo, nos enfocamos en la respiración y dejamos que la experiencia se asiente.
¿Encontraron que eran capaces de hacer esto? ¿Tienen una idea general de lo que hablamos?
¿Se deben utilizar algunas características de la persona para individualizarla, o debe ser independiente de cualquier característica del lado de la persona?
Esta pregunta introduce una profunda discusión filosófica sobre la existencia de rasgos característicos distintivos del lado de una persona – estas son las características que nos permiten distinguir a una persona de otra. ¿Son encontrables del lado de una persona y tienen el poder de establecer la existencia de esa persona como un individuo único? La respuesta del Prasánguika Gelug a ambas preguntas es "no".
Una persona, tú o yo, es algo no estático: como persona, estamos creciendo y cambiando todo el tiempo. Pero, como persona, no somos un fenómeno físico ni una forma de darnos cuenta de algo. Una persona es lo que la jerga técnica budista llama un "fenómeno de imputación", algo que no puede existir o ser conocido separado de una base. La base de imputación, en el caso de una persona, es una continuidad individual de un conjunto de cinco factores agregados en constante cambio. Estos son los factores que conforman cada momento de nuestra experiencia: un cuerpo, una mente, emociones, etc.
Además, una persona sólo puede ser conocida con su base o alguna parte de su base cuándo ésta también aparece simultáneamente y es conocida. Para ver a una persona, también debemos ver alguna parte de su cuerpo. No podemos sólo ver a una persona. Pero, cuando investigamos, no podemos encontrar a la "persona" en algún lugar del lado del cuerpo. Sin embargo, hay una persona y podemos verla.
Del mismo modo, las marcas características individualizadoras son fenómenos de imputación que sólo pueden conocerse simultáneamente cuando su base, la persona, también aparece y es conocida. Pero la marca característica definitoria de una persona que nos permite distinguir entre una persona y otra no se puede encontrar del lado de la persona ni del lado del cuerpo de la persona que vemos cuando vemos a la persona.
Es cierto que eso no es fácil de entender. Sin embargo, este punto de vista Prasánguika no es sólo una distinción metafísica inteligente; implica una forma muy diferente de relacionarse con las personas. Si hubiera alguna característica específica, encontrable, identificable del lado de la persona que la convirtiera en un individuo, entonces siempre estaríamos buscando encontrar lo que hace a esta persona tan única o lo que la hace tan especial. Por otro lado, si vemos la característica definitoria como un mero fenómeno de imputación que no se puede encontrar del lado de las personas, entonces no hay nada que sea especial sobre nadie. No importa a quién estemos viendo o con quién estemos interactuando, podemos tener una actitud igualitaria hacia todos.
Su pregunta ilustra un punto muy importante aquí. A menudo estudiamos todas estas distinciones muy sutiles en sistemas metafísicos dentro del budismo, con todos estos sistemas filosóficos. Podríamos preguntarnos qué relevancia tiene esto en cualquier cosa. Tal vez sólo entrenan nuestro intelecto. En realidad, las consecuencias de cada punto de vista en términos de nuestra actitud hacia los demás y la forma en que nos relacionamos con ellos son muy significativas. Sólo tenemos que llevar nuestros estudios más allá del siguiente paso, que es su aplicación práctica en nuestra vida. El punto crucial a considerar es: si realmente pensamos en términos de esta visión metafísica específica, ¿cómo afectaría la forma en que nos interrelacionamos con los demás?
Este es el muy interesante y emocionante desafío de estudiar estos diferentes sistemas filosóficos. No es sólo para aprobar un examen y para poder responder preguntas. El punto es que, una vez que podemos entender una porción significativa de cualquiera de los sistemas filosóficos budistas, podemos ir al siguiente paso e investigar cómo sería realmente ver el mundo de esta manera, y cómo afectaría nuestras interacciones con los demás y nuestras actitudes hacia nosotros mismos. Este tipo de investigación es la parte realmente emocionante de estos estudios. Es importante no ignorar ese aspecto y dejar nuestros estudios en un nivel intelectual.
Conciencia profunda del logro
La siguiente, la conciencia profunda del logro, es la conciencia con la que nos relacionamos con alguien. Es la conciencia profunda para hacer algo con ellos o a ellos, en respuesta a lo que percibimos con una conciencia profunda cual espejo, de la igualdad y de la individualidad.
¿Cómo nos relacionamos con alguien? Esto se logra sobre la base de recibir la información de la conciencia profunda cual espejo, juntarla con otra información con la conciencia profunda de la igualdad -en un grupo que comparte una característica o patrón común- y respetar la individualidad de la persona con una conciencia profunda de la individualidad. Sobre la base de estos tres tipos de conciencia profunda entonces, con la conciencia profunda del logro, somos conscientes de responder. La conciencia profunda de la realidad, sumada a las anteriores, nos informa sobre cómo responder.
Todos tenemos esta capacidad de responder y saber cómo responder, al menos hasta cierto punto. Por ejemplo, si nos encontramos con un bebé, sabemos que interactuamos con el bebé de cierta manera. Si es un adulto, no hablamos con el adulto de la misma manera que hablamos con el bebé, y ciertamente no de la misma manera que hablamos con un perro. Si es un policía o un funcionario del gobierno, también hablaríamos diferente. Somos capaces de relacionarnos con cada persona apropiadamente.
La conciencia profunda de la individualidad es muy importante aquí. Con la conciencia de la igualdad conectamos, a partir de hablar con otros niños, que estamos hablando con un niño; sin embargo, reconocemos que cada niño es diferente. No es que con cada niño hablemos de una manera fija. No es que con cada persona que está molesta podamos mirar en nuestro ordenador y encontrar la solución número 233, que es cómo tratar con personas molestas y, por lo tanto, siempre usamos esa cuando alguien está molesto. No funciona así.
Necesitamos personalizar nuestra respuesta en términos de la conciencia profunda de la individualidad, y esto implica el uso de la conciencia profunda del logro, la conciencia profunda con la que nos relacionamos. Lo que es realmente importante enfatizar con esta conciencia profunda es tener la voluntad de relacionarse con cada persona de acuerdo con lo que sería apropiado para esa persona. Una vez más, requiere interés y una mente considerada y tranquila, ¿no es así? Cuando tenemos esta conciencia profunda del logro, se siente como si nuestra energía estuviera saliendo a cada persona de una manera apropiada.
Cuando esta conciencia profunda está en el nivel de un buda, permite a un buda enseñar y relacionarse con todos de una manera apropiada. Así es como un buda enseña con los llamados medios hábiles. Cuando hablamos de medios hábiles, esta no es la traducción más útil porque el énfasis se pone en los métodos y no en el factor mental de ser hábil en el uso de métodos apropiados, que es lo que realmente significa.
Practiquemos la conciencia profunda del logro:
- Una vez más, arreglemos las sillas en un círculo, comenzando primero por mirar hacia el suelo, centrándonos en la respiración y tranquilizándonos.
- Al habernos calmado, entonces miramos alrededor del círculo con una actitud considerada y con la voluntad de relacionarnos con cada persona de una manera apropiada. Tal vez no sepamos cuál es esa manera apropiada– eso es lo que obtenemos con la conciencia profunda de la realidad, que veremos a continuación- pero esa disposición para relacionarse es lo más importante, ¿cierto? Luego, a medida que interactuamos con la persona, descubrimos cómo.
- Luego, miramos hacia abajo, nos enfocamos en la respiración y dejamos que las cosas se asienten.
Con los grandes lamas notamos que son diferentes con cada persona con la que se reúnen individualmente. Con algunos estudiantes tienen que ser muy gentiles; con algunos, tienen que ser muy estrictos; con algunos, muy amables, y con otros, muy formales. Con cada uno, están respondiendo de una manera apropiada. Lo que es bastante notable es lo fácilmente capaces que son de cambiar instantáneamente de una forma de interactuar a otra.
Somos capaces de hacer esto también. Cuando conducimos nuestro coche, por ejemplo, la situación cambia constantemente y respondemos en consecuencia, en términos del tráfico. Sin embargo, tiene que estar presente la voluntad para responder a lo que está sucediendo de una manera apropiada. Si respondemos a todo simplemente pitando nuestra bocina ruidosamente y conduciendo tan rápido como podamos, eso no funciona.
Conciencia profunda de la realidad
El último tipo de conciencia profunda es la conciencia profunda de la realidad. Con este tipo de conciencia, es más útil trabajar en el hecho de que las cosas están cambiando constantemente. ¿Cuál es la implicación de esto? Es un nivel de apertura.
Obviamente, tenemos esto mientras conducimos. Tenemos que estar abiertos a diferentes curvas en la carretera y a las condiciones del tráfico, y luego respondemos y cambiamos en consecuencia. A menudo, sin embargo, este tipo de conciencia profunda es muy limitada dentro de nosotros. Por ejemplo, muchos de nosotros tendemos a tratar a nuestros hijos, incluso a medida que envejecen, como si aún tuvieran doce años. A pesar de que tienen veinticuatro años, todavía los tratamos como a un niño de doce años. Esto causa muchos problemas, ¿no? Con la conciencia profunda de la realidad, debemos ser conscientes de los cambios en nuestro hijo, ver que están abiertos al cambio, y luego ser abiertos en nuestra respuesta a esos cambios.
Durante nuestras interacciones con cualquiera, es importante notar cómo cambia su estado de ánimo. Tenemos que ser conscientes de que esta persona está sujeta a cambios en el estado de ánimo, dependiendo de la interacción y muchos otros factores. Además, también tenemos que estar abiertos a cambiar en términos de cómo respondemos a las situaciones cambiantes. Este nivel de apertura es muy importante.
Por ejemplo, tengo un amigo que me asesora en varios asuntos relacionados con mi sitio web. Suele darme una sugerencia junto con algunas razones para convencerme de que es una buena dirección a tomar. Le digo que acepto su consejo y haré lo que él sugiera; sin embargo, seguirá tratando de convencerme durante otros quince minutos. No importa la frecuencia con la que diga: "Acepto lo que dices", no cambia. No está abierto al hecho de que he aceptado el consejo y sigue tratando de convencerme.
Podríamos encontrarnos cayendo en ese mismo síndrome: le estamos explicando algo a alguien, y esa persona lo entiende y, sin embargo, seguimos explicándolo una y otra vez. Otro ejemplo podría ser cuando le decimos a nuestra anfitriona que hemos comido suficiente y sigue insistiendo en que comamos más.
Con la conciencia profunda de la realidad, estamos abiertos a situaciones cambiantes, a cambios en los demás a medida que interactuamos, y somos flexibles y abiertos a los cambios en nosotros mismos también. Si perfeccionáramos esto, como un buda, instantáneamente estaríamos frescos y abiertos a cambiar con cada momento, y así seríamos capaces de responder adecuadamente.
Uno podría objetar aquí y preguntar si eso nos convierte en una especie de espejo. "¿Es eso todo lo que soy, sólo un espejo que está reflejando y respondiendo a todo el mundo? ¿Qué hay de ser yo mismo? ¿No necesito ser fiel a mí mismo y ser siempre yo mismo para todos?". Esto, por supuesto, conduce a una gran discusión sobre el "yo" convencional y cómo existimos, y lo que significa ser "yo mismo".
¿Hay un verdadero "yo" como una persona que está separada de todo lo que hacemos, al que le estamos siendo infieles? ¿Estamos siendo un "yo" diferente cuando estamos siendo amables que cuando estamos siendo estrictos con los demás? ¿Es el "yo" convencional sólo una imputación sobre cómo respondemos en cada momento de la experiencia? ¿Es eso el “yo”? Bueno, sí. De hecho, no hay un "yo" separado al que tengamos que serle fieles que esté separado de este "yo" que es una imputación sobre los factores agregados de cada momento de nuestra experiencia. Tenemos que relacionar todos los diversos temas dentro del Dharma entre sí. Todas las piezas del rompecabezas encajan de muchas maneras.
Una vez más, organicemos el círculo y mirémonos unos a otros con esta conciencia profunda de la realidad, esta apertura. Es una actitud en la que estamos abiertos a la realidad de las otras personas a medida que cambian, y abiertos en términos de ser flexibles en la forma en que respondemos.
- Empezamos como siempre mirando hacia abajo y centrándonos en la respiración.
- Luego miramos alrededor del círculo con esta actitud de apertura – esta conciencia profunda de la realidad – con cada persona, manteniendo una mente tranquila y una actitud considerada.
- Mientras estamos haciendo esto, si tenemos éxito al hacerlo, nos volvemos muy relajados. Si estamos tensos y pensando: "Oh, no sé qué hacer", entonces nos estamos aferrando a algún tipo de idea fija. Si estamos realmente abiertos, estamos totalmente relajados.
- Luego, una vez más, miramos hacia abajo, nos enfocamos en la respiración y dejamos que la experiencia se asiente.
Los cinco tipos de conciencia profunda entramados juntos
Cuando hablamos de estos cinco tipos de conciencia profunda, todos ellos necesitan trabajar juntos. Los cinco funcionan juntos como una sola actitud que tenemos hacia los demás. Exploraremos más en la próxima sesión cómo también pueden dirigirse hacia nosotros mismos. Pero cuando tenemos el estado mental de los cinco tipos de conciencia profunda juntos, aunque es difícil de describir en palabras, se convierte en sí mismo en una actitud y una forma de ser conscientes de los demás. Con esta actitud multifacética e integral, nos acercamos al mundo recibiendo toda la información, teniendo el mismo interés y consideración hacia todos. Además, tenemos respeto por cada individuo y una voluntad de responder de acuerdo a tal respeto. También tenemos apertura hacia los demás y hacia toda la situación.
Cuando conocemos a alguien, entonces, por supuesto, necesitamos tener una mente tranquila, no crítica y una actitud considerada. Estamos abiertos a recibir toda la información a medida que cambia. Estamos igualmente interesados en la persona y preocupados por ella como lo estaríamos con cualquier otra persona, lo que significa que estamos sinceramente interesados y preocupados. Reconocemos y respetamos su individualidad y respondemos en consecuencia. Todo encaja realmente como un estado mental. Este es el nivel de conciencia profunda que anhelamos tener en nuestro entrenamiento.
Recuerden, ya tenemos la base de trabajo para todo esto porque todos tenemos un nivel básico de todos estos cinco tipos de conciencia profunda. Cuanto más entrenemos y practiquemos, más los desarrollaremos en el camino espiritual hacia la budeidad. Como un buda, somos capaces de entramar los cinco perfectamente.