La fuente de los tantras
La práctica del tantra requiere convicción en la autenticidad de los tantras, un correcto entendimiento de sus procedimientos y su teoría, y certidumbre de su validez como método que nos lleva a la iluminación. De acuerdo a la tradición tibetana, el mismo Buda Shakyamuni es la fuente de los tantras. Sin embargo, muchos académicos tanto occidentales como budistas, han discutido sobre el punto. De acuerdo a los estándares científicos occidentales, ninguno de los textos adjudicados al Buda, ni los sutras ni los tantras, pueden pasar la prueba de autenticidad. La cuestión es si esto es crucial para los practicantes del tantra, o si es más importante para ellos algún otro criterio.
Los tibetanos explican que el Buda Shakyamuni enseñó tres vehículos o senderos de práctica que llevan a las metas espirituales más altas. El modesto vehículo hinayana, conduce a la liberación, mientras que el vehículo vasto mahayana, conduce a la iluminación. Aunque el hinayana es un término peyorativo que aparece sólo en los textos mahayana, lo usaremos aquí sin ninguna connotación negativa, como el término general ampliamente aceptado por las dieciocho escuelas budistas pre-mahayanas. El tantrayana, el vehículo del tantra, también llamado vajrayana, el vehículo de fortaleza de diamante, es una subdivisión del mahayana . El hinayana sólo transmite los sutras, mientras que el mahayana transmite ambos, sutras y tantras.
Nadie registró los discursos o instrucciones mediante diálogos del Buda cuando los llevó a cabo hace dos mil quinientos años, ya que la costumbre de la India se limitaba al uso de la escritura para asuntos militares y de negocios. Sin embargo, al año siguiente de la muerte del Buda, quinientos de sus seguidores se reunieron en un concilio en el que tres de sus principales discípulos hicieron un recuento de diferentes partes de sus palabras. Subsecuentemente, distintos grupos de monjes tomaron la responsabilidad de memorizar y recitar periódicamente algunas secciones específicas de ellas. Esta responsabilidad pasó de una generación de discípulos a otra. Estas palabras se convirtieron en los sutras del hinayana. La creencia en la autenticidad de estos sutras descansa exclusivamente en la fe en que esos tres discípulos recordaron perfectamente las palabras del Buda y que aquellos en el concilio que corroboraron sus memorias con lo que ellos mismos recordaban. Es imposible establecer científicamente la veracidad de estas dos propuestas.
Aun si la transmisión original hubiera estado libre de corrupción alguna, varios de los principales discípulos de las generaciones subsecuentes carecieron de una memoria perfecta. Unos cien años después de la muerte del Buda, surgieron desacuerdos acerca de varios de los sutras hinayana. Eventualmente surgieron dieciocho escuelas, cada una con su propia versión de lo que el Buda dijo. Las escuelas estuvieron en desacuerdo inclusive acerca de cuántos discursos y diálogos fueron recitados en el primer concilio. De acuerdo con algunas de las versiones, varios de los discípulos del Buda fueron incapaces de atender exclusivamente a sus propios estudiantes y transmitirles oralmente las enseñanzas que recordaban. Los ejemplos más importantes de esto son los textos concernientes a tópicos especiales del conocimiento (sct. abhidharma). Por muchos años, generaciones subsecuentes los recitaron fuera de las reuniones oficiales y sólo tiempo después fue que el concilio los incluyó en la colección hinayana.
Las primeras enseñanzas escritas aparecieron siglos después del Buda, a mediados del primer siglo a.e.c. Fueron los sutras hinayana de la escuela theravada, la línea de los ancianos. Gradualmente, los sutras de las otras diecisiete escuelas hinayana también surgieron de forma escrita. Aunque la versión theravada fue la primera en aparecer en escritos y no obstante que la theravada es la única escuela hinayana que sobrevive en forma intacta hasta hoy en día, estos dos hechos no son suficientes para probar que los sutras theravada son las palabras auténticas del Buda.
Los sutras theravada están escritos en lengua pali, mientras que las otras diecisiete versiones están en varias lenguas indias tales como el sánscrito y el dialecto local de Magadha, la región donde el Buda vivió. No puede ser establecido sin embargo, que Shakyamuni haya enseñado sólo en una o en todas estas lenguas indias. Por esto, ninguna versión de los sutras hinayana puede reclamar autenticidad en términos del lenguaje.
Más aun, el Buda aconsejó a sus discípulos que transmitieran sus enseñanzas de cualquier manera que fuera inteligible. Él no hubiera querido que sus seguidores congelaran sus palabras en un lenguaje sacro arcaico, como era el de las antiguas escrituras indias, los Vedas. De acuerdo a este lineamiento, diferentes partes de las enseñanzas hinayana del Buda aparecieron primero escritas en diversas lenguas indias, y en estilos de composición y gramática acordes a la época. Los sutras y los tantras mahayana también mostraron una gran diversidad de estilos y de lenguaje. Desde un punto de vista tradicional budista, la diversidad de lenguajes es una prueba de autenticidad y no lo contrario.
De acuerdo a la tradición tibetana, antes de que las enseñanzas del Buda fueran escritas, los discípulos recitaban abiertamente los sutras hinayana en los monasterios, los sutras mahayana en pequeños grupos privados, y los tantras eran tratados en extremo secreto. Los sutras mahayana aparecieron por primera vez en el siglo dos de esta era, y los tantras comenzaron a emerger tal vez apenas un siglo después, aunque sin poder precisarlo. Como se dijo antes, de acuerdo a varias tradiciones hinayana, aun algunos de los más famosos textos hinayana fueron transmitidos oralmente en círculos pequeños y privados antes de ser aceptados en el cuerpo de las enseñanzas recitadas abiertamente. Por tanto, la ausencia de un texto en la temática del primer concilio no invalida su autenticidad.
Aun más, los participantes en las recitaciones del tantra juraban votos de guardar en secreto los tantras y no revelarlos a los no iniciados. Por esto, no nos debe sorprender que no hubieran aparecido relatos personales de encuentros acerca del tantra. Así, es difícil probar o desaprobar la transmisión antes de la escritura de los tantras y que hubieran existido esos encuentros secretos. Aun aceptando la transmisión oral antes de la escritura de los tantras, es imposible establecer cuándo y cómo comenzó esto, tal como es el caso de la omisión de las escrituras hinayana en el primer concilio.
Tal como el maestro indio Shantideva argumentó en: Involucrarse en el comportamiento del bodisatva, cualquier línea de razonamiento presentada para probar o desacreditar la autenticidad de los textos mahayana, aplica igualmente a las escrituras hinayana. Por tanto, la autenticidad de los tantras debe descansar en criterios diferentes a factores lingüísticos y de las fechas de su redacción inicial.
Diferentes visiones del Buda Shakyamuni como maestro
Parece que una de las mayores fuentes de confusión al tratar de asentar la fuente de los tantras es que, tanto los budistas occidentales, como los académicos hinayana y las autoridades mahayana, se referían cada uno a Shakyamuni de manera diferente. Los budólogos aceptan a Shakyamuni como una figura histórica y un gran maestro, pero no consideran que hubiera tenido poderes sobrehumanos como para haber instruido inclusive a los no humanos, ni que hubiera seguido instruyendo después de su muerte. Aunque los académicos hinayana aceptan que el Buda Shakyamuni tuvo grandes poderes y podía enseñar a todos los seres, ponen poco énfasis en estas cualidades. Más aun, dicen que la muerte de Shakyamuni marcó el final de sus actividades de enseñanza.
Los académicos mahayana tanto de los sutras como de los tantras, explican que Shakyamuni se convirtió en Buda muchos eones atrás, y que durante su vida como el príncipe Sidharta sólo mostró las etapas para convertirse en un iluminado. Ha seguido apareciendo en diferentes manifestaciones y ha seguido enseñando desde entonces, usando una amplia gama de habilidades paranormales. Ellos citan El sutra del loto, en el cual Shakyamuni proclamó que se iba a manifestar en el futuro en la forma de maestros espirituales, cuyas enseñanzas y comentarios serían tan auténticos como fueron sus propias palabras. Más aun, los académicos mahayana aceptan que los Budas se pueden manifestar de varias maneras y en varios lugares simultáneamente, enseñando, cada emanación, un tema diferente. Por ejemplo, durante su aparición como Shakyamuni propagando Los sutras del Prajnaparamita (La perfección de la sabiduría) en el Pico de los Buitres en el norte de la India, el Buda también se manifestó en el sur de la India como Kalachakra y puso en marcha las cuatro clases de tantra en la Estupa de Dhanyakataka.
La visión mahayana de cómo enseñan los Budas, va más allá de la instrucción personal a discípulos. Shakyamuni, por ejemplo, también inspiró a otros Budas y bodisatvas (aquellos completamente dedicados a alcanzar la iluminación y a ayudar a los demás) a enseñar en su nombre, como cuando Avalokiteshvara expuso El sutra del corazón en la presencia del Buda. También permitió a otros a enseñar el significado de su intención, tal como Vimalakirti en El sutra instruyendo sobre Vimalakirti.
En épocas posteriores, Shakyamuni y otros Budas y bodisatvas autorizados para enseñar en su nombre, se aparecieron a discípulos avanzados en visiones puras, y les revelaron más enseñanzas de los sutras y los tantras. Por ejemplo, Manjushri reveló a Sachen Kunga Nyingpo, el fundador de la tradición tibetana sakya, La separación de los cuatro tipos de aferramiento , y Vajradara se apareció repetidamente a los maestros en la India y Tibet y reveló más de los tantras. Más aun, Budas y bodisatvas transportaron a sus discípulos a otros reinos para darles instrucción. Por ejemplo, Maitreya llevó al maestro indio Asangha a su tierra pura y ahí le transmitió sus Cinco textos.
Ya que la audiencia de las enseñanzas del Buda estaba formada por una gran variedad de seres, no sólo humanos, algunos de ellos guardaron cierto material para después, para tiempos más conducentes. Por ejemplo, los nagas, mitad humanos mitad serpientes, preservaron el sutra del Prajnaparamita en su reino subterráneo bajo un lago hasta que el maestro indio Nagarjuna los rescató. Jnana Dakini, una adepta femenina sobrenatural, mantuvo El tantra de Vajrabairava en Oddiyana hasta que el maestro indio Lalitavajra viajó allá siguiendo el consejo de una visión pura de Manjushri. Más aun, tanto maestros indios como tibetanos escondieron escrituras para salvaguardarlas en ubicaciones físicas, o las implantaron como potenciales en las mentes de ciertos discípulos especiales. Generaciones posteriores de maestros los descubrieron como textos tesoro (terma, gter-ma). Por ejemplo, Asangha enterró El continuum interminable de Maitreya, y el maestro indio Maitripa lo desenterró varios siglos después. Padmasambava ocultó innumerables textos de tantra en Tibet, que fueron descubiertos subsecuentemente por maestros nyngma en los nichos de los templos o en sus propias mentes.
Cuando la tradición tibetana adjudica a Shakyamuni como la fuente de los tantras, se refiere al Buda, como es descrito tanto por los sutras como por los tantras de la tradición mahayana. Si los practicantes potenciales del tantra se aproximaran al tema de la autenticidad con la postura de aceptar simplemente las descripciones de los budólogos o de los académicos hinayana, entonces, naturalmente tal Buda no pudo haber enseñado el tantra. Sin embargo, esto es irrelevante para tales personas. Los practicantes del tantra no aspiran a convertirse en el tipo de Budas descritos por los budólogos y los académicos hinayana. Ellos aspiran, a través de la práctica del tantra, a convertirse en Budas como se contempla en las enseñanzas de los sutras y de los tantras mahayana, y ya que aceptan que Shakyamuni fue un Buda así, seguramente aceptan que él enseñó los tantras en todas las formas milagrosas que relata la tradición.
La relación entre el tantra budista y el tantra e hinduista
La literatura sobre el tantra comenzó a aparecer en ambas tradiciones de la India, la budista y la hinduista, aproximadamente en el siglo III de la era común. No se dispone de fechas precisas e indudablemente, ambas tradiciones anticiparon la fecha de aparición de sus textos. No obstante que los contextos filosófico y ético difieren, siguen siendo prominentes en cada una las prácticas devocionales, ejercicios de yoga, y numerosos aspectos de las tempranas costumbres matriarcales, tribales y costumbres de las clases bajas. Por ejemplo, ambos sistemas incluyen visualizaciones de figuras de caras y brazos múltiples, manipulación de energías sutiles a través de los nodos de energía (sct. chakras), veneración de la mujer, uso de adornos e instrumentos musicales de hueso, imágenes de campos de cremación y mataderos y transformación de productos corporales impuros. Así, es difícil probar que una fue la fuente de alguna característica específica en la otra. Sólo se puede decir que ambas fueron movimientos contemporáneos. Además, ya que a menudo los practicantes budistas e hindúes del tantra frecuentaban los mismos lugares sagrados, cada grupo probablemente influenció al otro.
Los budólogos y los académicos tradicionales del tantrayana están de acuerdo en que las crónicas de la historia del budismo han adaptado algunos temas básicos a diversos ambientes culturales, pero difieren en la explicación de dicho proceso. Los budólogos no aceptan que el Buda enseñó los tantras. Ellos afirman que maestros posteriores desarrollaron la forma tantra del budismo e integraron los textos de acuerdo al espíritu de la época en la India. Por otro lado, los académicos tradicionales del tantrayana sostienen que los poderes sobrenaturales del Buda lo habilitaron para prever y anticiparse a ciertos desarrollos culturales y que él mismo enseñó el tantra que se adaptaría a la gente del futuro. Así, “cuando el tiempo estuvo maduro”, aquellos que secretamente transmitían los tantras, ya sea oralmente o “enterrados” en sus continuum mentales, los hicieron accesibles a los practicantes receptivos. Alternativamente, por medio de visiones puras, el Buda reveló los tantras a los maestros avanzados que los registraron inicialmente. La explicación de cada grupo académico concuerda con su visión particular del Buda, y con el principio general del budismo de enseñarlo utilizando medios hábiles.
El continuum de luz clara como la fuente más profunda de los tantras
En Una lámpara iluminadora, el maestro indio Chandrakirti explicó que los contenidos de los más elevados textos del tantra tienen diferentes niveles de significado, y que sólo algunos pueden ser válidos para ciertos grupos específicos. Por ejemplo, algunos niveles son válidos exclusivamente para los practicantes del más elevado tantra mientras que algunos otros son aceptables para los seguidores de las llamadas enseñanzas bajas del budismo. Además, algunas enseñanzas con significados compartidos podrían tener tanto niveles literales como no literales de interpretación, o podrían tener sólo uno u otro. Tienen un significado literal si están de acuerdo a las experiencias de los grupos que las aceptan; y tienen un significado no literal si se refieren a niveles más profundos de entendimiento.
Apliquemos el análisis de Chandrakirti a las afirmaciones de que el Buda Shakyamuni enseñó los tantras a través de medios extraordinarios, tales como revelaciones. Algunos budólogos aceptarían que las enseñanzas tienen un significado no literal más profundo, pero rechazarían una interpretación directa, ya que la revelación como tal, está fuera del reino de su propia experiencia. Sin embargo, la afirmación concuerda con la experiencia de muchos maestros de los sutras mahayana, ya que tanto ellos como varios maestros del tantra han recibido enseñanzas por medio de revelaciones. Por esto, los seguidores tanto de los sutras como de los tantras mahayana aceptan que dicha afirmación tiene un significado literal.
Chandrakirti afirmó más adelante que los significados no literales de las afirmaciones de los tantras elevados apuntan a un nivel ulterior de significado que concierne al continuum de luz clara. Numerosos textos de tantra afirman que el Buda enseñó su contenido asumiendo la forma de Samantabadra, Vajradara, o el Adibuda (el Buda primordial) Kalachakra, las tres figuras búdicas que representan el continuum de luz clara. Así, el significado fundamental, no literal, de los escritos, es que la fuente más profunda de las enseñanzas del tantra es el continuum de luz clara iluminadora de un Buda.
De acuerdo a la explicación del tantra más elevado acerca de la naturaleza búdica, especialmente de la tradición nyingma, la parte refinada del continuum de luz clara de cada persona posee, innatamente, todas las cualidades iluminadoras. Por eso, así como la confusión que acompaña las partes no refinadas de cada individuo puede dar surgimiento a las enseñanzas engañosas de un charlatán, las partes refinadas se pueden convertir en la fuente de enseñanzas búdicas posteriores. De esta manera, aunque el continuum de luz clara de alguien sea un poco menos que totalmente refinado y siga fluyendo como un tantra del sendero, si las condiciones apropiadas tanto internas como externas están presentes, su parte refinada puede dar surgimiento, de manera espontánea, a nuevas enseñanzas del tantra. Antes de que “el tiempo sea maduro” y de que ocurra un surgimiento espontáneo, las enseñanzas se transmiten de un modo oculto, de una vida a otra, como la parte de los potenciales no realizados del continuum de luz clara de la persona. Si la persona en quien ocurre el surgimiento espontáneo acepta el marco conceptual del mahayana acerca de la revelación, es probable que describa y experimente subjetivamente el fenómeno de acuerdo a dicho marco de acción y la experiencia y su descripción serán válidas para dicha persona.
Consideremos por otro lado, el caso de los budólogos que aceptan las propuestas de la psicología transpersonal, por ejemplo, acerca de la afirmación de que las llaves para alcanzar la auto-realización están implantadas en los potenciales de cada persona. Los bloques mentales simbolizados como mito en dragones subterráneos tales como los nagas, los guardan y mantienen ocultos. Los métodos de auto-realización permanecen ocultos en el inconsciente hasta que el individuo alcanza un nivel suficiente de desarrollo espiritual, y “los tiempos están maduros” para su revelación. Ya que tales budólogos consideran el inconsciente como un equivalente del continuum de luz clara, pueden aceptar un cierto nivel de significado compartido con los practicantes del tantra, respecto a la afirmación de que el Buda sí enseñó el tantra, aunque rechazan fuertemente su significado literal. Aceptarían al Buda como fuente de las enseñanzas del tantra sólo en el sentido de que el Buda representa el inconsciente. En otras palabras, las enseñanzas del tantra vienen del inconsciente de varios maestros de cuyas mentes surgió espontáneamente.
Criterios para establecer la autenticidad de los tantras
Los principales criterios para establecer si una enseñanza de budismo es auténtica, es rastrear una línea ininterrumpida del linaje que la sustenta hasta llegar al Buda, ya sea que se defina al Buda desde la perspectiva clásica de la budología, de la psicología transpersonal, del hinayana, del mahayana o del más alto tantrayana. Sin embargo, cualquier persona podría afirmar que ha recibido una transmisión del tantra directamente del Buda en una visión pura, o que encontró un texto enterrado en algún lugar físico o que estaba depositado en su mente, como fue descrito antes. Por esto, se deben tomar en cuenta otros criterios para establecer la autenticidad de los tantras en general, o de alguno de sus textos.
En El sutra de la gran liberación final de todos los pesares (Mahaparinirvana sutra), el Buda Shakyamuni comentó el caso de que alguien pudiera afirmar que ha recibido una enseñanza auténtica de manera distinta a la que él mismo había indicado. El Buda instruyó a sus discípulos a que la aceptaran como auténtica si, y sólo si, la enseñanza está de acuerdo al contenido del resto de sus enseñanzas.
Abundando en esto, en Comentario al ("Compendio de Dignaga sobre) cognición válida ", el maestro indio Dharmakirti propuso dos criterios decisivos acerca de la autenticidad de un texto budista. El Buda enseñó una variedad enorme de temas, pero sólo aquellos temas que aparecían repetidamente a través de sus enseñanzas indicaban lo que el Buda realmente intentaba decir. Estos temas incluyen: tomar una dirección segura (refugio), entender las leyes de las causas y efectos del comportamiento, desarrollar una disciplina ética más elevada, concentración, conciencia discriminativa acerca de cómo existen las cosas realmente, y generar amor y compasión por todos. Cualquier texto que está de acuerdo con estos temas principales, es una enseñanza auténtica de budismo. El segundo criterio de autenticidad es que, la correcta implementación de las instrucciones presentadas por practicantes calificados, deben dar los mismos resultados que el Buda repetidamente indicó en cualquier otra enseñanza. La práctica adecuada debe llevar a la obtención de las metas últimas de liberación o Iluminación, o las metas provisionales de los logros espirituales que se obtienen a lo largo del camino.
La presencia de los principales temas del Buda entretejidos con la experiencia y los logros de los maestros del pasado y del presente, afirman la autenticidad de los tantras por medio de estos dos criterios. Estos criterios también establecen la autenticidad de los tantras, ya que su correcta puesta en práctica produce los resultados esperados. Además, siguiendo las instrucciones del tantra apropiadamente, uno mismo puede directamente validar su autenticidad.
Los cuatro sellos para etiquetar si un punto de vista está basado en palabras iluminadoras
Como una elaboración posterior a los primeros criterios de Dharmakirti para establecer autenticidad, Maitreya, en El continuum interminable , se refirió a los cuatro sellos, basados en las palabras iluminadoras de un Buda, para etiquetar un punto de vista. Si el cuerpo de una enseñanza contiene los cuatro sellos, conlleva el sello de autenticidad como una enseñanza de budismo, porque su visión filosófica concuerda con la intención de las palabras de un Buda.
- Todos los fenómenos afectados (condicionados) son “no estáticos” (impermanentes).
- Todos los fenómenos entintados (contaminados) por la confusión, implican problemas (sufrimiento).
- Todos los fenómenos carecen de identidades “no imputadas” (existencia inherente).
- Una total liberación de todos los problemas (sct. nirvana), es la pacificación total.
La visión tántrica budista está conformada de acuerdo a los cuatro sellos:
- Todo lo que es afectado por causas y condiciones, cambia de momento a momento. Aun con la obtención de la iluminación a través de los métodos del tantra, la compasión sigue moviendo a un Buda para beneficiar a todos de maneras siempre-cambiantes.
- La clase más elevada del tantra, como un método para alcanzar la iluminación, utiliza y aprovecha la energía de las emociones perturbadas, tales como el deseo. Este método, sin embargo, logra que el practicante se deshaga completamente de las emociones conflictivas y la confusión detrás de ellas. Uno tiene que erradicarlas para siempre, porque todos los fenómenos entintados traen problemas.
- Después de utilizar la energía subyacente de las emociones perturbadas, tales como el deseo, uno la usa para acceder a su propio continuum de luz clara. Este es el nivel mental más conducente para el entendimiento no conceptual de que todos los fenómenos carecen de identidades “no imputadas”.
- Desde esta realización de la vacuidad o total ausencia, uno se pacifica a sí mismo y por tanto se deshace de posteriores sucesiones de momentos de distintos niveles de confusión, sus hábitos, y los problemas que acarrean. El logro de esta total pacificación, es la liberación total de todos los problemas. Por tanto, la visión del tantra, califica como auténticamente budista.
El desarrollo de una convicción firme en la autenticidad de los tantras
Para poner todo el corazón en la práctica del tantra como un método para alcanzar la liberación y la iluminación, es necesario enfocarse en el tantra con una convicción firme (mos-pa) de que es una enseñanza budista auténtica. La habilidad para enfocarse de esta manera nace de creer que un hecho es verdadero (dad-pa). El maestro indio Vasubandu, en La casa del tesoro de temas especiales del conocimiento, y su hermano Asangha en Antología de temas especiales del conocimiento, aclararon el significado de estos dos factores o acciones mentales que ocurren al enfocarse en un hecho. Ninguna de las acciones mentales se refiere a enfocarse con una fe ciega en algo que puede o no ser verdad y que uno no entiende.
Creer que un hecho es verdadero, involucra tres aspectos.
- Creer en un hecho con una mente totalmente clara es la acción mental que tiene certeza acerca de un hecho, y que despeja la mente de emociones y actitudes perturbadas hacia su objeto. Por ejemplo, cuando uno cree, con una mente clara, que el tantra es una enseñanza budista, uno tiene la certeza de que el tantra utiliza las emociones conflictivas, tales como el deseo anhelante, como un método para deshacerse, para siempre, de las emociones conflictivas. Creer en este hecho, despeja la mente del deseo anhelante que experimenta placer a través del tantra como un fin en sí mismo. De esta manera, creer en un hecho con toda claridad se deriva de un correcto entendimiento del mismo.
- Creer en un hecho basado en la razón, es la acción mental de considerar el hecho de que algo es verdadero, basado en pensar en las razones que lo comprueban. Por ejemplo, uno puede estar seguro de que una enseñanza se deriva de cierta fuente sólo cuando se identifica correctamente esa fuente. De acuerdo a los tantras, sólo el Buda, tal como es descrito en los tantras, entregó dichas enseñanzas. Los textos no describen que las haya enseñado el Buda tal como es entendido por los académicos hinayana o por los budólogos occidentales. Más aun, los tantras contienen los temas principales que el Buda enseñó repetidamente en varios lugares, especialmente los cuatro sellos que afirman que su visión filosófica está basada en palabras del Buda. Al entender estas razones, uno puede confiar absolutamente en que los tantras son auténticamente budistas.
- Creer en un hecho teniendo una aspiración acerca de él, es la acción mental que considera verdaderos tanto el hecho, como la aspiración que uno consecuentemente tiene acerca del objeto. Basado en dos aspectos anteriores de creer en el hecho de que el tantra es una auténtica enseñanza budista, uno también puede confiar en que por medio del sus métodos se puede alcanzar la iluminación y por lo tanto, esforzarse en practicarlos correctamente.
Cuando uno cree fuertemente, de estas tres maneras, que el tantra es auténticamente budista, uno desarrolla una firme convicción en este hecho. Estar firmemente convencido acerca de un hecho, es la acción mental que se enfoca en que uno ha validado el hecho como siendo de esta manera y no de otra. Esto vuelve nuestra creencia tan firme, que no nos van a disuadir las opiniones y argumentos de otros. La firme convicción crece de una familiaridad de largo plazo con las consecuencias que se derivan de confiar en un hecho, por ejemplo, al ver los beneficios que uno obtiene de la correcta práctica del tantra. Sin embargo, aun antes de empezar la práctica del tantra, se necesita tener la firme convicción en su validez. Por esto, las ceremonias de preparación para las iniciaciones (empoderamientos) del tantra, incluyen en sus primeros pasos, una explicación del maestro que la confiere, acerca del tantra, para reafirmar la potencial convicción inflexible de los discípulos.