Ser realista sobre el budismo

Cuando los occidentales se acercan por primera vez a las enseñanzas budistas, muchas de las ideas y prácticas con las que se encuentran les parecen extrañas, o incluso totalmente desprovistas de sentido. En este texto echaremos un vistazo a la posibilidad de acercarse al budismo de forma realista, a través de una comprensión de la cultura de la que proviene, de su aplicación en la vida diaria y de las habilidades para superar el desánimo.

Comprender la cultura tibetana tradicional

Es importante que los occidentales que se involucran con el budismo (particularmente con el budismo tibetano) tengan una cierta apreciación de la cultura tradicional de la que proviene. Si no comprendemos el contexto dentro del cual el budismo surgió y mediante el que llegó a nosotros, nos abrimos a una enorme cantidad de malentendidos potenciales.

No hay necesidad alguna de adoptar la cultura tibetana ni ninguna otra cultura asiática, no necesitamos ser como changos que imitan otra cultura. Ciertamente no es necesario que modifiquemos nuestra dieta, nuestra vestimenta ni nada por el estilo. Incluso un entendimiento mínimo de los antecedentes nos conducirá a tener menos proyecciones y confusión.

En la cultura tibetana tradicional, como en cualquier otra cultura, la gente nace dentro de cierto conjunto de creencias culturales. Las personas dan por hecho cosas como el karma, el renacimiento y la existencia de seres iluminados. Existe valoración y enorme respeto por aquellos que han elegido ser monjes o monjas, quienes dedican su vida entera al estudio y la práctica de las enseñanzas budistas.

Las personas laicas realmente no tenían la oportunidad de estudiar budismo en serio, pero decían mantras y circunvalaban objetos sagrados. Apoyaban materialmente a los monasterios, quizás recibían iniciaciones de larga vida, les pedían a los monjes que acudieran a sus hogares a realizar rituales y demás. Todos aceptaban el hecho de que si realmente querías estudiar tenías que dedicarte de tiempo completo a ello y convertirte en monje o monja.

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