Motivación
El día de hoy se encuentran aquí muchas personas de diferentes lugares, incluso del Tíbet, y todos han venido con el propósito dármico de escuchar las enseñanzas. Por lo tanto, con respecto al desarrollo de la determinación de la bodichita y demás, enseñaré aquí en Bodhgaya 37 prácticas del bodisatva, de Togme Zangpo y Los tres principales aspectos del camino de Je Tsongkapa. Como estamos en un lugar muy sagrado, la fuerza positiva o mérito que se desarrolla aquí es mucho más poderosa que en cualquier otro lado. Pero para que esta fuerza positiva sea más efectiva necesitamos tener una motivación y una actitud muy amplias. Esto es necesario, no sólo para quienes escuchan las enseñanzas, sino también para el lama o gurú.
El Buda completamente iluminado, el Compasivo, tiene un cuerpo con treinta y dos características mayores y ocho menores, y una facultad del habla con sesenta características iluminadoras. Además, su mente está libre de todas las emociones y actitudes perturbadoras y de todos los obscurecimientos, de tal forma que siempre tiene una cognición directa y no conceptual de la vacuidad y, simultáneamente, de todos los fenómenos exactamente como son. Ese Buda totalmente iluminado y compasivo demostró su iluminación aquí en Bodhgaya hace 2,500 años y nosotros nos encontramos justo en este lugar ahora mismo.
Los tiempos actuales son muy difíciles con tantas guerras, hambrunas, desastres y demás. Sin embargo, pese a encontrarnos bajo condiciones tan complicadas por haber nacido en este tiempo y lugar, debido a la fuerza positiva que acumulamos anteriormente, hemos tenido oportunidades valiosas para encontrarnos con las enseñanzas y con maestros. Por lo tanto, necesitamos tratar de practicar lo que escuchemos tanto como podamos.
Sin embargo, no podemos considerar que el Dharma sea simplemente rezar para recibir algo. En lugar de eso, el Dharma es algo que nosotros personalmente necesitamos poner en acción. No se trata sólo de tomar una dirección segura (refugio) recitando algunas palabras de dientes para afuera, sino implementar lo que decimos en nuestro comportamiento cotidiano. Así, necesitamos tomar un profundo interés en las enseñanzas e involucrarnos en su estudio y práctica de forma complementaria. Pero primero es necesario saber cómo hacerlo.
El Dharma es algo que nos hace sentir más felices mientras más nos involucramos. Esto sucede como resultado de nuestro entramado de fuerza positiva (colección de mérito) de las diversas acciones constructivas que hemos llevado a cabo. Esta es la razón por la que necesitamos seguir al Buda, no sólo de dientes para afuera, sino con nuestra práctica. De esta forma, es importante que tratemos de acumular tanta fuerza positiva como sea posible mientras estemos aquí en Bodhgaya, en donde tenemos la oportunidad de encontrarnos con el Dharma, especialmente con el Dharma mahayana. Aún más importante es establecer una motivación adecuada. Si tenemos una motivación extensa y muy positiva obtendremos grandes beneficios. Pero si practicamos sin tal motivación, no será tan efectivo y no lograremos gran cosa.
Lo mismo aplica también para los lamas. El lama no debe enseñar por orgullo, ni para obtener fama y respeto, ni por envidia, ni por un deseo de competir con otros. En lugar de ello, su única motivación necesita ser beneficiar a los demás tanto como pueda, respetando a todos los presentes, a todos los seres, sin mirar despectivamente ni hacer menos a nadie. La audiencia tampoco debe ser arrogante, sino escuchar atenta y respetuosamente para recibir las preciosas enseñanzas del Buda. Si tanto el lama como los discípulos se comportan adecuada y cuidadosamente, será extremadamente beneficioso y todos podremos desarrollar mucha fuerza positiva.
Sin importar cuáles emociones y actitudes perturbadoras tengamos, es necesario aplicarles remedios y no desanimarnos. Conforme lo hagamos, muy lentamente seremos capaces de resolver nuestros problemas y, con el tiempo, liberarnos de ellos para siempre. Encontraremos que, gradualmente, mejoraremos cada año. Dado que por naturaleza la mente no está manchada por estas emociones y actitudes perturbadoras, podemos tener éxito si hacemos que nuestra mente se limpie a sí misma. Como el sufrimiento que experimentamos se debe a que nuestra mente no está disciplinada ni entrenada, eso es lo que necesitamos hacer para remediarlo. Pero no sucederá todo al mismo tiempo.
Por ejemplo, si estamos tratando de hacer que una persona muy salvaje y rebelde se vuelva más pacífica y cultivada, sólo podremos lograrlo lenta y gradualmente a lo largo de muchos, muchos años. Lo mismo ocurre con nuestra mente. A pesar de que tenemos fallas, podemos mejorar lentamente. Podemos ver un fenómeno similar con los niños. Al principio no saben nada, están completamente ineducados, pero atraviesan por diversas clases en la escuela: el primer grado, el segundo grado y así sucesivamente; con el tiempo, a través de este proceso gradual, aprenden y se convierten en personas educadas. Lo mismo es cierto cuando construimos una casa. Lo hacemos piso por piso; lo hacemos gradualmente sin preocuparnos por cuánto tiempo tardará, y simplemente progresamos con presteza a través de las diversas etapas hasta que completamos la tarea. Necesitamos aplicar esta misma actitud cuando trabajamos con nuestra mente.
En cuanto a establecer nuestra motivación, necesitamos tratar de hacerlo lo mejor que podamos, a nuestro propio nivel, y lentamente seremos capaces de mejorarla por etapas como se describe en el lam rim o “camino gradual”. La mayoría de ustedes conocen acerca de esto, pero explicaré algunos de los puntos principales para las personas nuevas que se encuentran aquí.
Domar a la mente
Practicar el Dharma no es un proceso de simplemente cambiar nuestra ropa, estatus o la cantidad de riqueza que tenemos. En lugar de ello, significa cambiar nuestras actitudes y domar a nuestra propia mente. No importa quiénes seamos (incluso yo mismo, el Dalái Lama) no puedo ser considerado una persona del Dharma a menos que mi mente esté domada. Y nunca podemos decir que alguien tiene una mente semejante sólo por el nombre que tiene o por la ropa que usa, sino únicamente por su verdadera condición mental y emocional. Por lo tanto, el punto más importante y crucial es domar a nuestra mente.
Todos ustedes aquí presentes necesitan examinarse a sí mismos. Todos queremos felicidad y nadie desea sufrir. Si tenemos un dolor de cabeza, todos nosotros desearíamos que se nos quitara, ¿no es así? Esto es cierto tanto para el dolor físico como para el dolor mental. Pero eliminar el sufrimiento no deseado y obtener la felicidad deseada involucra muchas etapas. No es algo que ocurre de una sola vez. Incluso cuando tratamos de ayudar o domesticar a un animal para brindarle algo de felicidad, tenemos que hacerlo por etapas adaptadas a esa bestia en particular. Por ejemplo, primero tratamos de alimentarla, nos refrenamos de asustarla, maltratarla y demás. Lo mismo aplica con nosotros: tenemos que ayudarnos por etapas.
Primero, tratamos de pensar en términos de beneficiarnos a nosotros mismos este año, o el año entrante. Con el tiempo incrementamos nuestra perspectiva para pensar en términos de los próximos veinte años, y después quizás tratar de obtener un renacimiento humano en nuestra próxima vida, esperando obtener felicidad y no tener sufrimiento a más largo plazo. Progresamos a través de tales etapas. Por lo tanto, ahora que somos seres humanos, es muy importante que pensemos en el futuro y no hacerlo sólo en un nivel temporal y superficial, sino tratar de alcanzar la felicidad última.
En nuestra persecución más común de la felicidad, buscamos comida, ropa, cobijo, etc., para nuestro cuerpo. Pero la razón para ser un humano no es sólo eso. Incluso si somos ricos, encontramos que las personas con grandes riquezas aún pueden tener una gran cantidad de sufrimiento mental, es algo que podemos ver muy claramente en Occidente. Hay muchas personas que tienen mucho dinero y comodidades físicas, pero también tienen muchos problemas mentales como la depresión, mentes confusas y diversos estados miserables. De hecho, encontramos a muchas personas que toman drogas y medicinas para tratar de mejorar su estado. Esto demuestra que, aunque tienen comodidades materiales y riquezas, desean felicidad mental por encima de y además de sus placeres físicos, y la sola riqueza no les proporciona ambas. Aun si somos muy ricos y fuertes, no será suficiente si nuestra mente es infeliz. Por lo tanto, necesitamos tanto felicidad física como mental. De las dos, la mental es la más importante, dado que es la que nos gobierna. Así, necesitamos poner el énfasis en generar felicidad mental.
Generar felicidad mental
Pero ¿qué es lo que genera esta felicidad mental? Proviene del canal de nuestros pensamientos. Si no usamos nuestra mente y pensamos, no seremos capaces de generarnos felicidad. Funciona en ambos sentidos. Por ejemplo, sin importar cuáles sean nuestras emociones perturbadoras más fuertes (el enojo, el deseo, el orgullo, los celos o lo que sea) mientras más pensemos en ellas, más las actuamos y más sufrimiento tenemos. Si, por ejemplo, el enojo es nuestra emoción perturbadora más fuerte, más enojones nos volvemos y más infelices somos.
Por ejemplo, si nos sentimos amargados y enojados por el Tíbet ¿somos felices o infelices? Somos infelices, es muy evidente. Por lo tanto, como un oponente necesitamos pensar en el amor y la compasión; esto contrarresta nuestro enojo y nos genera paz mental. Así, un buen corazón y pensamientos amables nos producen felicidad. Como todos deseamos esta felicidad y deseamos eliminar nuestros sufrimientos, necesitamos tratar de ver que la raíz de esto es la mente.
En resumen, mientras más fuertes sean nuestro apego y aversión mayor será nuestro sufrimiento. Mientras más débiles sean, más felices seremos. Así, necesitamos pensar acerca de lo que necesitamos eliminar, de lo que necesitamos liberar a nuestra mente. Si somos envidiosos o celosos, por ejemplo, ¿qué es lo que sucede? Al final, todos debemos morir, así que nunca seremos capaces de mantener los objetos de nuestra envidia. Como nunca podremos satisfacer completamente nuestros deseos celosos, nunca seremos felices en tanto seamos celosos o envidiosos. Lo mismo es cierto con el orgullo. Nadie puede permanecer en la misma condición para siempre: no podemos permanecer siempre jóvenes y lozanos. De lo que sea que estemos orgullosos tarde o temprano lo perderemos. De esta forma, también el orgullo es un estado mental muy infeliz. Si estamos en un restaurant, por ejemplo, y sentimos envidia del buen platillo que alguien más está comiendo, ¿qué genera esto en nosotros? Sólo nos produce infelicidad, ¡ciertamente, no llena nuestro estómago!
Si pensamos en nosotros, los tibetanos, si nos sentimos enojados y envidiosos de los chinos, ¿somos felices? ¿Es un estado mental feliz? Definitivamente no. Piensen en alguien cuya actividad principal en la vida sea expresar sus apegos y aversiones. Tal persona puede volverse muy poderosa, muy famosa; incluso puede pasar a la historia. ¿Pero qué ha conseguido semejante persona? Sólo ha logrado que su nombre pase a la historia. No se ha convertido en una persona feliz; está muerta. Así que si pasamos nuestra vida entera exteriorizando nuestras emociones perturbadoras, no importa qué tan ricos o poderosos lleguemos a ser, esto no nos traerá felicidad.
Si pensamos en nuestra situación actual en Bodhgaya, por ejemplo, podemos entender esto de forma aún más clara. Incluso estando ante la presencia del Dalái Lama y en un lugar tan sagrado, si se enojan con un mendigo o con las difíciles condiciones físicas, ¿son felices en ese momento? Por otro lado, cuando sus emociones perturbadoras son más débiles y están haciendo algo constructivo aquí, ¿son felices entonces? Piensen en ello.
Su estado mental afecta incluso a sus vecinos, amigos y a los niños. Consideren una situación familiar, por ejemplo. Si están muy enojados y se les atraviesan sus hijos, ustedes les pegan y ellos lloran; eso hace que todos sean infelices, ¿no es así? Pero si no están enojados, si están muy relajados, entonces dejan a sus hijos jugar y todos están muy felices y pacíficos. De la misma forma, en un país encontramos que si el desapego y la tolerancia se practican ampliamente, todos comparten la felicidad del lugar. Esto es válido para individuos, familias y países. Mientras más emociones perturbadoras haya, habrá más infelicidad; mientras que, a menos cantidad de emociones perturbadoras, corresponde más felicidad.
En cuanto a mí, pienso bastante en las desventajas de las emociones y actitudes perturbadoras, en todas las cosas malas que me producen y también en las ventajas de no tener ninguna. Esto me ayuda mucho a enfatizar en mi propia vida el tener menos emociones perturbadoras. Luego, como un plus, encontramos que somos capaces de disfrutar más la vida; nuestra comida sabe mejor y todo va muy bien. Pero si nuestra mente está llena de emociones perturbadoras entonces, aún si estamos haciendo meditaciones, recitaciones o lo que sea, no obtendremos ninguna felicidad de ninguna de esas prácticas. Por lo tanto, siempre necesitamos tratar de pensar en qué tan desventajosas son las emociones perturbadoras.
En resumen, si nuestra mente está domada y no tenemos emociones ni actitudes perturbadoras, nos convertimos en personas muy felices. Por lo tanto, lo mejor que puede resultar de domar a nuestra mente, es que las emociones y actitudes perturbadoras no surjan en absoluto. Pero incluso si acontecen, la siguiente mejor cosa que encontramos es que ya no les damos rienda suelta. Por ejemplo, lo mejor es que nunca nos enojemos para nada, pero si se nos encienden los ánimos, encontramos que, si hemos domado a nuestra mente, no le daremos rienda suelta a nuestro enojo. No golpearemos a alguien en la cara, por ejemplo, ni le diremos groserías, ni tendremos ningún tipo de reacción hostil.
De tal forma que, lentamente, tras un proceso gradual, encontramos que los oponentes se vuelven cada vez más fuertes, nuestra mente se vuelve cada vez más domada y de esta forma nos volvemos más felices. Por lo tanto, como principiantes necesitamos tratar de que nunca surjan nuestras emociones perturbadoras del enojo, el apego y demás. Pero incluso si surgen, necesitamos tratar de no darles rienda suelta. ¿Se comprende? Si domamos a nuestra mente, esto es práctica de Dharma, pero si no lo hacemos, eso no es Dharma. Si eliminamos todas las emociones perturbadoras, si alcanzamos un estado de verdadera cesación o paz, eso es en realidad el verdadero Dharma.
Las Cuatro Verdades Nobles
Existen Cuatro Verdades Nobles: sufrimientos verdaderos, sus verdaderas causas, cesaciones verdaderas: de la muerte, la enfermedad, el envejecimiento y demás. El Buda dijo que es muy importante ser conscientes del sufrimiento. ¿Cuál es la raíz de este sufrimiento? La raíz es una mente no domada, y más específicamente, son las emociones y actitudes perturbadoras. Por lo tanto, se dice que las emociones y actitudes perturbadoras son las verdaderas causas o los verdaderos orígenes del sufrimiento, así como los impulsos kármicos que surgen bajo el poder de estas emociones perturbadoras. Así, las verdaderas causas del sufrimiento son las emociones perturbadoras y el karma. Por lo tanto, dado que ninguno de nosotros deseamos tener ningún sufrimiento y sólo deseamos eliminarlo, necesitamos ver que la causa de este sufrimiento es el tener una mente no domada.
Como queremos generar una cesación verdadera de ese sufrimiento de tal forma que nunca surja de nuevo, lo que necesitamos hacer es causar que nuestras emociones y actitudes perturbadoras cesen en el dharmadhatu o esfera de la vacuidad. Esto se conoce como el nirvana de la cesación verdadera.
Debido a que hay muchas etapas en el proceso de liberarnos de nuestras emociones y actitudes perturbadoras, o en el causar que cesen para siempre, este proceso implica lo que se conoce como la verdadera vía de la mente de los aryas o los nobles. Más precisamente, dado que durante el proceso de eliminar las diversas emociones y actitudes perturbadoras también trabajamos para obtener más y más cualidades, la mente que, por un lado, elimina las emociones perturbadoras y las fallas y que, por otro lado, obtiene buenas cualidades, es conocida como vía de la mente verdadera.
En resumen, existe el sufrimiento verdadero; tiene una causa verdadera; deseamos su cesación verdadera, y para lograrla necesitamos actualizar la verdadera vía de la mente. El resultado de esto es, entonces, el logro de una cesación definitiva, paz, o un estado de nirvana, “el estado más allá del dolor”, y esto nos trae felicidad duradera. Esto es lo que el Buda demostró con su ejemplo aquí en Bodhgaya, y que después enseñó en Las Cuatro Verdades Nobles. Las primeras dos, los sufrimientos verdaderos y sus causas verdaderas, están del lado engañoso o impuro, y las siguientes dos, las cesaciones verdaderas y las vías de la mente verdaderas, están del lado liberador o puro.
Podemos ver entonces que la motivación para la práctica del Dharma no es como, por ejemplo, cuando un niño escucha a su padre y hace lo que éste le dice simplemente porque le dijo que lo hiciera. Es necesario que nuestro involucramiento en el Dharma no sea sólo obedecer las palabras de nuestros padres como niños obedientes. En lugar de ello, nos involucramos en la práctica del Dharma porque deseamos eliminar nuestro propio sufrimiento y por esa razón seguimos las instrucciones de lo que un maestro nos dice que hagamos para domar a nuestra mente. ¿Se comprende?
Las Tres Joyas Supremas
Muchos factores están involucrados en eliminar el sufrimiento. Por ejemplo, están los sufrimientos del hambre, el frío y demás y, para eliminar cada uno de estos, confiaríamos en diferentes tipos de métodos o trabajo. Así, a través del trabajo de campesinos, comerciantes, etc., podemos eliminar nuestra hambre y nuestro frío. Para el sufrimiento de la enfermedad, entonces confiaríamos en los doctores y en la medicina. Pero éstas son sólo ayudas temporales, no curas definitivas. Si estamos enfermos, podemos tomar medicina para fortalecernos, pero esto no eliminará nuestra vejez y nuestra muerte. En resumen, no podemos obtener la eliminación última de los sufrimientos del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte por medios ordinarios, aun si algunos métodos pueden producirnos alivio temporal.
Muchas religiones, tales como algunas de las sectas hinduistas, el cristianismo, el judaísmo, el islam y demás, aceptan a un Dios que es el creador de la felicidad y el sufrimiento. Si le rezamos a este Dios, nos garantizará felicidad. Pero esta no es la forma en la que lo explicó el Buda. El Buda dijo que nuestro sufrimiento y nuestra felicidad no están en las manos de Dios, sino solamente en las nuestras.
A diferencia de las religiones que aceptan sólo una joya de refugio, a saber, Dios, nosotros aceptamos las Tres Joyas Supremas. El Buda es quien enseña el camino de lo que necesita ser aceptado y lo que necesita ser rechazado. Por lo tanto, el Buda es como un maestro y no un dios creador. Nuestro karma o nuestro comportamiento es lo que crea nuestra felicidad y sufrimiento. La felicidad proviene de las acciones positivas o constructivas. Por lo tanto, necesitamos tratar de actuar de esta forma tanto como podamos. Por otro lado, dado que la infelicidad proviene de las acciones destructivas negativas necesitamos tratar de eliminarlas tanto como sea posible.
Entonces, lo que el Buda enseñó es el camino de la causa y el efecto. Nuestro destino yace en nuestras propias manos, no en las manos de Dios, tampoco, en este caso, en las manos del Buda. Así, el verdadero refugio o dirección segura está en el Dharma, y es algo que necesitamos desarrollar en nuestros propios contínuums mentales. En otras palabras, al eliminar las emociones perturbadoras y demás de nuestra propia mente, eliminaremos nuestro sufrimiento y lograremos la felicidad.
Además, para desarrollar esta Joya del Dharma en nuestro propio continuum mental, necesitamos ayudantes que nos provean ejemplos y asistencia en este proceso. Tales personas son conocidas como la Joya de la Sangha.
En resumen, entonces, el Buda muestra la dirección segura que podemos darle a nuestra vida; el Dharma es, de hecho, la dirección segura; y la comunidad de la Sangha nos ayuda a poner el ejemplo. No hay ningún Dios ni Joya de Refugio que nos vaya a dar felicidad y a eliminar nuestro sufrimiento.
El budismo basado en la razón y en la práctica
En inglés, “religión” es una palabra frecuentemente utilizada para traducir el término tibetano que se utiliza para Dharma. Esta palabra religión tiene la connotación de un sistema en el que se acepta a un Dios creador. Por lo tanto, comúnmente se dice que el budismo es ateísta y que realmente no es una religión. Sin embargo, los chinos dicen que ellos son ateos, que los budistas son religiosos y que el budismo es una religión. Pero realmente, de acuerdo con la definición anterior, nosotros también somos ateos.
Además, no aceptamos las palabras del Buda con fe ciega, sino sólo tras haberlas examinado cuidadosamente. Si son razonables las aceptamos, pero si no lo son, no las aceptamos. Por ejemplo, tenemos muchas pruebas lógicas para los fenómenos tales como el renacimiento, y únicamente después de que hemos examinado el asunto podemos aceptarlas. Si algo puede ser establecido por lógica, entonces es aceptable, pero si sólo está basado en fe ciega no funcionará. Por lo tanto, no sólo digan “creo”. El punto principal es analizar por lógica y razón. Si algo no está acorde con la razón y con la realidad no lo acepten. Siempre debemos basar nuestras creencias en el razonamiento.
Cuando el Buda habló en el pasado dio las enseñanzas completas. No hay necesidad de revisar lo que dijo, ni añadir ni mejorar nada. Es sólo un asunto de que practiquemos lo que el Buda predicó; no es muy complicado. Podemos entender esto a partir del ejemplo de la medicina. Los doctores examinan a pacientes individuales y luego les prescriben la medicina adecuada para cada uno. Si el tratamiento no funciona, sólo un tonto diría que el error es de la ciencia de le medicina. Una persona inteligente se daría cuenta de que la razón por la que la medicina no funcionó es debido al médico y no a la ciencia de la medicina. Lo mismo aplica con el budismo. No hay errores en el Tripitaka o en Las Tres Canastas, los textos de las enseñanzas directas del Buda. Si examinamos, veremos que la confusión no radica en las fuentes mismas. Por lo tanto, lo que necesitamos hacer es practicar apropiadamente como se establece en estas diversas fuentes. ¿Se comprende?
Reafirmar una motivación mahayana
Entonces, la práctica principal es domar a la mente. Para esto necesitamos escuchar las enseñanzas y, para hacerlo apropiadamente, necesitamos una motivación correcta. El Buda dio tanto enseñanzas hinayana como enseñanzas mahayana. El principal punto de la mente en el mahayana es ayudar a los demás. En el hinayana, el énfasis está en que, aún si no podemos ayudar a otros, necesitamos al menos no dañarlos. Así, el énfasis en ambos está en cómo ayudar y ser de beneficio a los demás. Necesitamos aprender de esto. Si podemos ayudar a otros necesitamos hacerlo, y si no podemos entonces ciertamente necesitamos no dañarlos nunca. En ningún lado dice que necesitamos enojarnos con alguien, ¿o sí?
En las enseñanzas mahayana también dice que necesitamos tratar de ignorar nuestros propios propósitos egoístas y trabajar por el beneficio de todos los demás. Este es el mensaje budista, ¿no es así? Por lo tanto, necesitamos tener un corazón puro, cálido y amable. Entonces necesitamos tratar de establecer una determinación de la bodichita como nuestra motivación. Nuestra determinación de la bodichita es trabajar para alcanzar la iluminación con el fin de ser capaces de beneficiar a todos los seres. Con tal motivación, ahora escuchen Las treinta y siete prácticas del bodisatva, como fue escrito por el bodisatva Togmey-zangpo.
Las características sobresalientes del autor del texto
Togmey-zangpo vivió en la época de Buton Rinpoche, dos generaciones antes que Tsongkapa. Fue un lama entrenado mayoritariamente en la tradición sakya y, desde muy temprana edad, fue famoso por estar principalmente interesado en ayudar a otros. Por ejemplo, cuando era niño, incluso se molestaba con las personas si éstas no ayudaban a los demás. Con el tiempo se convirtió en monje, estudió y se apoyó en diversos lamas, principalmente en dos maestros específicos. Practicó tanto el sutra como el tantra y se volvió un practicante muy instruido y realizado.
Era muy famoso por su desarrollo de la bodichita, la cual cultivó principalmente a través de las enseñanzas de igualación e intercambio de uno mismo con los demás. De hecho, si tratamos de pensar en un bodisatva, Togmey-zangpo es uno de los que viene de inmediato a nuestra mente como un ejemplo, ¿no es así? Era una gran persona, un ser verdaderamente especial. Siempre que alguien acudía a escuchar sus enseñanzas, por ejemplo, se volvía muy sereno, tranquilo y calmo.
Dado que él escribió acerca de estas treinta y siete prácticas para ayudarnos a todos, necesitamos tratar de examinar estas enseñanzas una y otra vez. Decimos que somos practicantes mahayana pero si no examinamos siempre las verdaderas prácticas mahayana no servirá de nada. Por lo tanto, necesitamos tratar de examinarnos a nosotros mismos en términos de estas treinta y siete prácticas y ver si, de hecho, actuamos conforme a ellas. Entre ellas encontramos enseñanzas para individuos de los tres diferentes niveles de motivación, como se explican en el camino gradual del lam rim.
El texto
Ahora daré sólo un breve comentario sobre este texto. He recibido su linaje de Kunu Lama Rinpoche, Tenzin-gyeltsen, y él lo recibió del anterior Dzogchen Rinpoche en la provincia de Kham. Esta es sólo una pequeña historia de los antecedentes y esta copia, de hecho, la traje conmigo desde Lhasa.
Las fuentes de estas enseñanzas son los textos: Involucrarse en el comportamiento del bodisatva, de Shantideva (sPyod-’jug, sct. Bodhisattvacharya-avatara), Filigrana de sutras mahayana, de Maitreya (mDo-sde rgyan, sct. Mahayanasutra-alamkara), y La guirnalda Preciosa, de Nagáryuna (Rin-chen ’phreng-ba, sct. Ratnavali).
El texto se divide en tres secciones:
- Al principio, acumular fuerza positiva,
- Las enseñanzas propiamente dichas,
- La conclusión.
Al principio, acumular fuerza positiva se divide en dos secciones:
- El saludo inicial,
- La promesa de componer.
El saludo inicial
El primer verso presenta la primera de estas dos secciones: el saludo inicial.
Homenaje a Lokeshvara.
Me postro siempre respetuosamente, a través de mis tres puertas, ante los supremos gurús y el guardián Avalokiteshvara quien, al ver que todos los fenómenos carecen de ir o venir, realiza esfuerzos únicamente para el beneficio de los seres errantes.
La reverencia es para Avalokiteshvara, a quien se refieren aquí como Lokeshvara. Dado que la raíz de la iluminación es la compasión, y debido a que Avalokiteshvara es su encarnación, la postración es para él. Además, para sembrar las semillas y los instintos para que podamos estudiar sánscrito en el futuro, el autor da el nombre de Lokeshvara en sánscrito. La postración es para Avalokiteshvara como inseparable de los gurús y se hace con las tres puertas del cuerpo, palabra y mente. La razón de hacer tal postración son las buenas cualidades de tal objeto de reverencia.
¿Cuáles son estas buenas cualidades? La raíz del mahayana es el anhelo de la bodichita. Esta es una mente que apunta hacia la iluminación con la intención de alcanzarla y hacerlo para ser capaz de beneficiar a todos los seres limitados. Para lograr estos objetivos necesitamos practicar las seis actitudes de largo alcance, las seis perfecciones. Como resultado, podemos alcanzar una iluminación que tiene tanto un aspecto físico como uno mental, a saber, cuerpos de forma y un dharmakaya o cuerpo de darse cuenta profundo que todo lo impregna, la mente omnisciente de un Buda. Para alcanzar estos dos, necesitamos haber acumulado las causas que están en categorías similares a los resultados. Así, necesitamos un entramado de fuerza positiva para lograr los cuerpos de forma de un buda y un entramado de darse cuenta profundo (colección de sabiduría) para obtener la mente de un buda. La base para éstos son las dos verdades.
Lokeshvara es alguien que ve que todos los fenómenos carecen de ir o venir. Cuando examinamos la verdad convencional de las cosas, las cosas de hecho vienen y van. Sin embargo, si examinamos su verdad más profunda, el ir y venir no están establecidos como verdadera e inherentemente existentes. Por ejemplo, existe una cosa que es la causa y el efecto. Ya que las causas no tienen existencia inherente (están desprovistas de existencia inherente) sus efectos deben, de igual forma, estar desprovistos de semejante forma imposible de existencia. Ni las causas ni los efectos tienen existencia inherente; están establecidos como dependientes las unas de los otros. En otras palabras, la naturaleza de surgimiento dependiente de todos los fenómenos está establecida como siendo no inherentemente existente.
Como Nagáryuna dijo, las cosas no tienen ir, venir, ni morar verdaderos. Así, la frase: “ Al ver que todos los fenómenos carecen de ir o venir” se refiere a la vacuidad y al hecho de que el objeto de postración es alguien que entiende o ve la vacuidad con cognición directa y no conceptual. Dado que todo surge dependientemente, todo está desprovisto de existencia inherente. Y dado que todo está desprovisto de existencia inherente, todo surge dependientemente por un proceso de causa y efecto.
Con las emociones y actitudes perturbadoras como la causa, el sufrimiento surge como un resultado, y con las emociones constructivas como causa, la felicidad surge como un resultado. Dado que la llegada del sufrimiento surge dependientemente de las emociones perturbadoras y las acciones destructivas, y dado que el objeto de postración ve que este es el caso de todos los seres vivos, por lo tanto, su compasión está dirigida a ellos solamente con el propósito de enseñarles el camino para eliminar su sufrimiento, hacerlo desaparecer. Así, tanto el lado de la sabiduría como el de los métodos se indican aquí debido a que necesitamos ambos, sin que nos falte ninguno de los dos.
Entonces, podemos ver estos dos lados en el verso de salutación. Lokeshvara ve que todo está desprovisto de existencia inherente y, debido a que todo está vacío, ve que todos los fenómenos surgen de causa y efecto. Específicamente, ve que el sufrimiento de todos los seres surge o proviene de sus emociones y actitudes perturbadoras y, por lo tanto, se dirige compasivamente a eliminar ese sufrimiento o hacerlo desaparecer. Así, los dos lados de sabiduría y método son elogiados aquí con respecto a Lokeshvara. Dado que él ve todo como vacío, ve todo como causa y efecto. Entonces, tiene compasión por todos para sacarlos de su sufrimiento. ¿Se comprende?
La promesa de componer
El siguiente verso es la promesa de componer:
Budas totalmente iluminados, las fuentes de beneficio y felicidad, han surgido de (su) haber actualizado el sagrado Dharma. Además, ya que eso depende de (su) haber conocido cuáles son sus prácticas, explicaré la práctica de un bodisatva.
Primero, el Buda desarrolló un anhelo de la bodichita para alcanzar la iluminación con el fin de beneficiar a todos. Después, una vez que alcanzó la iluminación, su único anhelo ha sido beneficiar a todos. Domó su propia mente, dándose cuenta de que necesitaba eliminar todas sus emociones y actitudes perturbadoras para lograrlo, y que esto es lo que todos necesitan hacer para ser capaces de alcanzar la verdadera felicidad. Así, el Buda enseñó los diversos métodos para hacerlo y nosotros necesitamos practicar de la misma forma en la que él lo hizo. Si practicamos como él enseñó también podremos obtener la felicidad. Por lo tanto, el verso se refiere a los budas como las fuentes de beneficio y felicidad.
El Buda mismo no estaba iluminado desde el principio. Confió en sus propios gurús, practicó sus enseñanzas y domó a su propia mente. Por el proceso de eliminar todas sus emociones y actitudes perturbadoras se volvió un ser iluminado. Por lo tanto, alcanzó su logro al practicar y haber actualizado el sagrado Dharma.
Necesitamos tratar de entender cómo es que tenemos tanto cuerpo como mente. Cuando nuestra conciencia visual ve algo, por ejemplo, no decimos que es nuestra conciencia visual la que ve, sino que soy yo quien veo. Si nuestro cuerpo se enferma decimos “yo estoy enfermo”. La implicación de estas expresiones es que, o soy una conciencia mental o soy un cuerpo. Pero nuestro cuerpo primero se forma en el vientre de nuestra madre y después termina cuando se descompone al morir. Así que “ yo” no puede ser sólo un cuerpo.
De tal forma que quizás se trate de que yo soy una mente que depende de un cuerpo. Sin embargo, el “yo” no es una forma, ni una figura, ni un color. Aún así, cuando vemos un cuerpo en la distancia, sobre la base de ello decimos: “Oh, veo a mi amigo” y nos ponemos muy felices. Pero esa persona, si la examinamos más de cerca, no es solamente su cuerpo. Cuando vamos a ver al doctor, por ejemplo, el doctor dice: “¿Tu cuerpo está bien?”, pero obviamente no somos sólo nuestro cuerpo. En América, en algunos hospitales famosos, vemos doctores que incluso prescriben la meditación para mejorar la salud de las personas. Así que, obviamente, necesita haber cierta relación entre el cuerpo y la mente para que den ese tipo de prescripción no física.
Pero ¿qué hay acerca de que este “yo” sea sólo la mente? Veamos la naturaleza de la mente. Cuando sabemos algo o nos damos cuenta o somos conscientes de algo, decimos: “Yo sé esa cosa”. Pero es muy difícil identificar con precisión qué es la mente. Su definición es sólo una mera claridad y darse cuenta. No es algo físico que tenga algún color y forma. Si pensamos en ello, es algo como un espacio claro, un espacio muy vacío en el que todas las apariencias han cesado y en el que puede surgir el darse cuenta como una mera claridad y darse cuenta dentro del espacio claro.
Así, la mente, que surge simultáneamente con los vientos, gotas y demás en el cuerpo sutil en el primer momento de la concepción, es algo que tiene esta naturaleza de mera claridad y darse cuenta. Para que surja semejante fenómeno se necesita, como su causa inmediata, algo que exista en la misma naturaleza o en la misma categoría que él mismo. Por lo tanto, es necesario que exista un momento anterior de mera claridad y darse cuenta como causa para el primer momento de claridad y darse cuenta en el instante de la concepción. Es por tales líneas de razonamiento que establecemos o probamos la existencia de vidas pasadas. Y si las vidas pasadas existen, entonces también existen las vidas futuras.
Como esta mera claridad y darse cuenta que tenemos es algo que tiene continuidad y que proseguirá en las vidas futuras, es muy importante eliminar los oscurecimientos o velos que la cubren causándonos diversas emociones perturbadoras y sufrimiento. Al removeros, nos volvemos capaces de alcanzar la base natural de la conciencia, la cual es mera claridad y darse cuenta despejada. Esto es lo que puede convertirse en la mente omnisciente de un buda, un Ser Completamente Iluminado. Por lo tanto, dado que la base en nuestra propia mente y en la de un ser iluminado, o en una mente omnisciente, es la misma, el último tipo de mente es algo que definitivamente nosotros podemos alcanzar. Un buda no es alguien que está iluminado desde un inicio; se ilumina apoyándose en diversas causas. Se deshace (abandona) de aquello de lo que es necesario deshacerse y alcanza lo que es necesario alcanzar. Por lo tanto, si hacemos lo mismo, podremos lograr lo mismo.
Así, el texto dice: “Budas totalmente iluminados, las fuentes de beneficio y felicidad, han surgido de su haber actualizado el sagrado Dharma”. ¿Cómo podemos nosotros hacer esto? Dice: “que eso depende de su haber conocido cuáles son sus prácticas”. Así, no es suficiente sólo conocer el Dharma. Es necesario ponerlo en práctica y actualizarlo una vez que sabemos cuáles son las prácticas del Dharma.
Dejaré aquí el texto por hoy. ¿Lo han comprendido todo? Necesitamos practicar tanto como podamos. Lo que necesitamos practicar es la renuncia, la bodichita y la vacuidad. Necesitamos examinarnos a nosotros mismos muy cuidadosa y honestamente, ver cuáles son nuestras propensiones, cuáles son nuestras tendencias e inclinaciones, y después entrenarnos en un camino que se adapte a nosotros.