¿Cómo existe la identidad, lo que llamamos “yo”, y qué establece su existencia? Estas son preguntas cruciales que plantea el budismo. Cuando no nos damos cuenta de cómo existimos nosotros y los demás, ya sea por no saberlo o por saberlo incorrectamente, experimentamos todo tipo de emociones y actitudes perturbadoras basadas en esta ignorancia. Motivados por estas emociones perturbadoras, actuamos de manera destructiva. Los impulsos apremiantes de nuestra mente y los impulsos compulsivos de nuestro cuerpo y palabra nos impulsan a cometer tal comportamiento y son a lo que se refiere el karma. El yo es a la vez el agente de estas acciones compulsivas y el experimentador de sus resultados. Si bien las cuatro escuelas afirman en común que carecemos de un yo o alma burda e imposible –el “atman” afirmado por los diversos sistemas de principios indios no budistas–, atribuyen al yo convencionalmente existente diferentes características con diferentes niveles de sutileza. Cada sistema refuta las características afirmadas por los sistemas menos sofisticados, y el Prasánguika proporciona la comprensión más profunda.