Descripción básica de los cinco tipos de conciencia
Una ventaja adicional de la mente de luz clara más sutil, es que está naturalmente dotada de cinco tipos de conciencia profunda como parte de nuestro entramado innato de conciencias profundas. Estas cinco conforman un tema que se discute principalmente en la clase superior de tantra, anutarayoga. Las tradiciones nyingma y kagyu las relacionan con la naturaleza búdica y proveen la mayoría de los detalles. Como ingredientes cruciales para una sensibilidad equilibrada, las cinco abarcan lo que hasta ahora hemos llamado “entendimiento”.
Son:
- La conciencia cual espejo,
- La conciencia de igualdades,
- La conciencia de individualidades,
- La conciencia del logro,
- La conciencia de la realidad (dharma-datu).
Al igual que la mente, las cinco conciencias son actividades mentales dirigidas a un objeto. Más específicamente, cada una de ellas es una manera de involucrarse con un objeto. Así, de forma más completa, las cinco son:
- Percibir los detalles de un objeto de la forma en que lo hace un espejo,
- Percibir cómo es que el objeto es igual a otros en muchos aspectos,
- Percibir el objeto como algo individual y único,
- Percibir cómo lograr algún propósito relacionado con el objeto, y
- Percibir la realidad del objeto.
Al igual que otros talentos naturales de nuestra mente de luz clara, los cinco tipos de conciencia tienen niveles base, camino y resultado. Para desarrollar una sensibilidad equilibrada, necesitamos reconocer en nuestra experiencia su nivel base y entonces cultivar niveles de camino para alcanzar al menos una aproximación de su estado resultante.
Conciencia cual espejo
Todos tenemos un nivel base de la conciencia cual espejo. Esto es así porque la conciencia mental o sensorial de todos, toma todos los detalles del objeto al que se dirige. La palabra “ espejo” en este término técnico, no implica que este tipo de conciencia se limite a la esfera visual. La conciencia cual espejo también funciona con nuestros sentidos del oído, el olfato, el gusto y con sentir sensaciones físicas, así como con nuestro “sentido mental”, relativo a sentir emociones.
El término “espejo” tampoco implica que nuestra conciencia mental o sensorial refleje información; solamente toma la información, como una cámara de video o un micrófono. Así, siempre que nos enfocamos en un artículo en un campo mental o sensorial, no sólo percibimos ese artículo sino que también tomamos todos sus detalles. Cuando vemos los rostros de las personas, por ejemplo, también vemos sus ojos y su nariz. Además, esta actividad mental no requiere verbalización. Vemos todas estas características sin necesidad de decir en voz alta o en silencio “ojos” o “nariz”.
Aunque tomamos toda la información de nuestro campo sensorial y mental, actualmente nuestra conciencia cual espejo no produce todos los resultados de los que es capaz. Esto es porque los factores mentales de apoyo que la acompañan, tales como la atención y el interés, tampoco funcionan actualmente en su nivel óptimo. Esto, a su vez, se debe al poco interés o a la débil concentración que tenemos. Por ejemplo, nuestra atención puede estar dividida por pensamientos o emociones de ensimismamiento. Además, nuestro interés o preocupación pueden ser meramente por curiosidad o con fines académicos. El resultado frecuente de estas deficiencias es que somos insensibles ante lo que vemos, oímos o sentimos. No respondemos ni recordamos siquiera lo que hemos percibido.
Para beneficiar más plenamente a los demás y a nosotros mismos, necesitamos notar, con una disposición amorosa y considerada, toda la información que nuestros sentidos y nuestra mente toman de manera natural con la conciencia cual espejo. Notar significa entender la presencia de una característica o detalle particular de algo. Es un factor o actividad mental que puede acompañar el ver, escuchar, oler, probar o sentir física o emocionalmente esa característica.
Ver personas y notar la presencia de diversos aspectos es un componente importante de la sensibilidad equilibrada y conduce a un mayor entendimiento. Por ejemplo, podemos decir mucho de una persona cuando notamos su expresión facial, las líneas de su rostro, la forma en que lleva su cuerpo, qué tan calmada o nerviosa está y si nos mira o no durante una conversación. También podemos aprender mucho sobre ella observando qué tan sana o enferma luce, qué tan fresca o cansada parece estar, qué tan limpia o sucia está, cómo se viste, cómo arregla su cabello, qué tanto maquillaje o joyería usa. Siempre que vemos a las personas, vemos todos esos detalles. Solamente necesitamos poner atención y notarlos.
De manera similar, cuando escuchamos hablar a las personas, podemos decir mucho sobre ellas, no sólo al escuchar las palabras que dicen, sino también al notar el tono emocional en su voz y el volumen, la velocidad y la claridad de su expresión. La gramática, el estilo y el acento de la persona también nos revelan información. Además, podemos aprender mucho de nosotros mismos si tratamos de notar las complejas emociones y sentimientos que conforman nuestros estados de ánimo.
En el nivel del camino, podemos trabajar con nuestra conciencia cual espejo para obtener el mayor beneficio de la misma. Lo hacemos ampliando el ámbito de esta conciencia y aumentando nuestro interés y concentración. En consecuencia, notamos cada vez más información de lo que vemos, oímos o sentimos. En el nivel resultante, un buda nota, con una disposición plenamente amorosa, cada detalle de información que su conciencia cual espejo toma. Ese es nuestro objetivo ideal.
Conciencia de igualdades
Cuando percibimos algo, no sólo tomamos información, sino que naturalmente organizamos esa información en patrones de tal forma que podamos procesarla, comprenderla y responder a ella. Organizar la información en patrones es la función de la conciencia de igualdades o conciencia igualadora. Todos tenemos esta conciencia en su nivel base. Por ejemplo, cuando vemos a las personas, nuestra conciencia cual espejo toma la forma de su cuerpo. Cuando nos damos cuenta de esta característica física, la comparamos con nuestro conocimiento previo y comprendemos que esta forma es similar a otras que hemos visto. En consecuencia, vemos a las personas con el entendimiento de que entran en la categoría común de ser delgados o gordos. No necesitamos verbalizar este hecho para ver a las personas con ese entendimiento.
La conciencia de igualdades funciona de manera similar, ya sea que nos enfoquemos en una o en varias personas a la vez y sea que las veamos, las escuchemos o pensemos en ellas. Sin embargo, cuando más de una persona está involucrada, también nos damos cuenta de que son iguales la una a la otra en que comparten alguna característica. También podemos darnos cuenta de que ellas y nosotros podemos ser iguales en algunos aspectos. Además, la conciencia de igualdades puede corresponder a hechos físicos obvios como el peso, o algunos menos obvios, como estar a dieta.
La conciencia de igualdades no opera en su nivel más alto cuando su alcance es limitado. Su alcance varía dependiendo de qué tantos detalles notamos y qué tantos hechos conocemos de alguien o de algo. También depende del rango de personas u objetos que consideramos que comparten estas características. Por ejemplo, supongamos que estamos haciendo fila para pagar en el supermercado detrás de varias personas. Cuando las observamos, vemos que cada una de ellas también está esperando su turno igual que nosotros. Sin embargo, si no notamos que probablemente cada uno de nosotros tenemos otras cosas que hacer, podemos pensar que somos los únicos que tenemos prisa y entonces nos impacientamos y nos enojamos. La conciencia de igualdades nos permite ver lo que tenemos en común con los demás para que podamos relacionarnos con ellos más sensiblemente.
Hay otros hechos sobre la gente que son más básicos que el tener prisa y que pueden aplicarse a todos. Por lo general, no vemos a todos como iguales en cuanto a su deseo de ser felices y de no sufrir, y tampoco los vemos como iguales en cuanto a tener el mismo derecho a ser felices y a no sufrir. En consecuencia, no consideramos a todos con el mismo interés, atención, amor o respeto. Un buda los ve a todos como iguales en el sentido de que todos comparten los mismos deseos y tienen los mismos derechos, todos tienen los mismos potenciales para el crecimiento y todos existen de la misma manera. Si deseamos alcanzar una sensibilidad perfectamente equilibrada, necesitamos tener una conciencia profunda de que todos los seres, incluidos nosotros mismos, somos iguales en estas formas profundas y amplias.
También necesitamos dirigir nuestra conciencia de igualdades para ver patrones en nuestro comportamiento destructivo y en el de los demás. Si no podemos reconocer los patrones de las actitudes perturbadoras que son el combustible de nuestra agitación emocional, no podemos comenzar a responder sensiblemente, con pasos apropiados, para volvernos más equilibrados.
Conciencia de individualidades
Cuando percibimos personas u objetos, no sólo nos damos cuenta naturalmente de cómo son iguales a otros en ciertos aspectos, sino también de su individualidad. Por ejemplo, podemos ver a un grupo de adolescentes indisciplinados como si todos fueran unos escandalosos. Sin embargo, al mismo tiempo podemos ver también a cada persona del grupo como un individuo: Juan, María o Francisco. No necesitamos verbalizar ni saber sus nombres para verlos como individuos.
La conciencia de individualidades o conciencia individualizadora, es esencial para la sensibilidad equilibrada. Por ejemplo, al estar parados en el metro (tren subterráneo) entre una multitud, con frecuencia perdemos de vista esta conciencia y nos volvemos insensibles a los demás. Sin embargo, la gente no existe sólo como otro rostro entre la multitud ni únicamente como otro miembro de una minoría étnica a la que necesitamos temer. Todos en el metro son individuos y cada uno tiene familia, vida privada, vida laboral e historia personal. Ver a cada uno con este entendimiento nos permite respetarlos a todos como individuos. Esto, a su vez, nos permite tener una respuesta más sensible y equilibrada hacia cada uno. Como budas, veríamos a toda la gente de esta manera, siempre y en cualquier lugar.
Cuando nos damos cuenta de los patrones de la conducta neurótica de los demás y de nuestro propio comportamiento neurótico, también necesitamos ver la individualidad de cada manifestación. De otra manera, podríamos responder con un patrón fijo que no se ajusta a la ocasión específica. Aunque dos eventos pueden compartir un patrón, nunca son idénticos, pues situaciones diferentes requieren respuestas diferentes.
Conciencia del logro
El cuarto tipo de conciencia es acerca de qué hacer para lograr algo y cómo hacerlo. Todos tenemos un nivel básico de esta conciencia. Cuando tenemos hambre y vemos comida en nuestro plato, por ejemplo, automáticamente sabemos qué hacer y cómo hacerlo. No necesitamos verbalizar este conocimiento para lograr nuestra meta.
Con este tipo de conciencia, también sabemos cómo relacionarnos con diversas personas y situaciones. Cuando cuidamos a un bebé, por ejemplo, sabemos cómo actuar y cómo hablar. También sabemos cómo comportarnos cuando estamos entre adultos; no relacionarnos de manera idéntica con bebés y con adultos significa que somos naturalmente flexibles. Respondemos de manera diferente de acuerdo a lo que es apropiado.
Sin embargo, en este momento dicha conciencia no está funcionando en su nivel más elevado. Algunas veces podemos tratar a nuestro hijo adulto como si fuera un niño de doce años. En otras ocasiones, podemos no saber en absoluto cómo relacionarnos con alguien. Como budas, sabríamos cómo relacionarnos perfectamente con todo el mundo.
La conciencia del logro se vuelve más competente mientras más aumentamos el alcance de los tres tipos anteriores de conciencia. Por ejemplo, cuando nos encontramos con un amigo y notamos, con la conciencia cual espejo, que tiene una expresión preocupada, veríamos el patrón de trastornos emocionales con la conciencia de igualdades. Con la conciencia de individualidades, lo consideraríamos como un evento en su propio derecho, lo tomaríamos en serio y no supondríamos que es sólo otro berrinche. Basados en esto y en la consideración amorosa, responderíamos apropiadamente con la conciencia del logro, por ejemplo, consolando y calmando a la persona.
Conciencia de la realidad
Cada fenómeno tiene dos hechos o naturalezas que constituyen su realidad, las cuales generalmente son llamadas las “dos verdades”. Éstas son el hecho convencional de lo que el fenómeno es y el hecho más profundo de cómo existe. En un nivel base, la conciencia de la realidad de algo o alguien es la conciencia de qué o quién es. Por ejemplo, cuando vemos a nuestro hijo pequeño actuando de forma grosera, la conciencia cual espejo y la conciencia de igualdades nos proveen la información y los patrones. Éstas permiten que la quinta conciencia señale que es un varón, que es un niño y que está siendo travieso. Dependiendo de qué tanta información notemos, también podemos darnos cuenta de su realidad como alguien que está muy cansado. Independientemente de su terrible comportamiento, quiere cariño, no regaños, justo igual que nosotros. Nuestra conciencia de su individualidad y de cómo lograr algo significativo, puede permitir que nos relacionemos adecuadamente y lo llevemos a dormir. Sin embargo, para seguir siendo de ayuda, también necesitamos darnos cuenta de la esfera más profunda de su realidad.
Al aprender más sobre la realidad, vemos que el chico no tiene una identidad fija de niño malcriado. La situación está abierta y puede actuar de manera diferente mañana, y después de todo, no siempre va a ser un niño y a necesitar supervisión. Dicha conciencia nos da la flexibilidad para relacionarnos con el niño de manera creativa mientras crece, sin las ataduras de preconcepciones o formas de respuesta anacrónicas. Si nuestro objetivo es una sensibilidad equilibrada, necesitamos ampliar el alcance de nuestra esfera de la realidad. Como un buda, conoceríamos todos los hechos acerca del niño en todos los niveles y permaneceríamos conscientes de cada uno de ellos, simultáneamente y en todo momento.
Los cinco tipos de conciencia profunda como un entramado integral
El tantra anutarayoga explica que los cinco tipos de conciencia profunda totalmente funcionales forman un entramado que comprende cada momento de la experiencia de un buda. Esto sugiere que la sensibilidad equilibrada también requiere del funcionamiento conjunto y armonioso de las cinco conciencias profundas como un entramado integral. Un entramado es un sistema no lineal: cada componente opera de manera simultánea, conectándose y apoyándose en los demás. Sin embargo, es difícil desentrañar la forma exacta en la que opera un sistema semejante. Por lo tanto, para apreciar la necesidad de todas sus partes y la manera en que se complementan unas a otras, simplificaremos el sistema en un modelo lineal. Cuando nos entrenemos en mejorar nuestros cinco tipos de conciencias innatas, trabajaremos primero con una forma a la vez y luego trataremos de fusionarlas en un entramado.
Consideremos el ejemplo de trabajar para superar una depresión. Cuando estamos deprimidos, necesitamos tomar todos los detalles de lo que sentimos, como un espejo para las emociones; usando la conciencia de igualdades, compararíamos esta información con lo que hemos experimentado anteriormente para ver el patrón; y con la conciencia de la realidad, identificaríamos el patrón y sabríamos que estamos alterados por algo.
Sin menospreciar la escena considerando que una vez más estamos perturbados y deprimidos, respetaríamos su unicidad con la conciencia de individualidades. Identificar las características únicas implicaría nuevamente la conciencia de la realidad, lo cual nos permitiría responder adecuadamente. Con la conciencia del logro, consideraríamos nuestro estado de ánimo como algo con lo que deseamos relacionarnos y lidiar. Nuestra energía se pondría a la altura de la ocasión y nos apoyaríamos una vez más en la conciencia de la realidad para identificar específicamente qué hacer. Finalmente, con la conciencia de la realidad más profunda, sabríamos que aunque podemos estar deprimidos ahora, ésa no es nuestra identidad inherente y permanente. Al entender esto, no nos censuramos por tratar de cambiar nuestro estado de ánimo.
Ejercicio 10: Aplicar los cinco tipos de conciencia profunda
Como no es fácil dirigir la conciencia cual espejo a imágenes mentales de personas, vamos a practicar la primera fase de este ejercicio solamente mirando fotografías. Comenzamos enfocándonos en una fotografía familiar o en una fotografía de un grupo de amigos. Como en los ejercicios anteriores, tratamos de silenciar nuestra mente de historias mentales, preconcepciones y juicios no verbales. Al estar en un estado más sutil y aquietado, automáticamente podemos sentir cierta cantidad de interés cálido y necesitamos aumentar esa sensación, pues forma el contexto para aplicar los cinco tipos de conciencias. Lo mejor es repetir de forma abreviada la segunda parte del Ejercicio 2 y tratar de generar interés considerado a través de la línea de razonamiento:
- “Cada uno de ustedes es un ser humano y tiene sentimientos igual que yo”.
- “Tu estado de ánimo afectará nuestra interacción, tal como lo hará el mío”.
- “La forma en que te trate y lo que te diga afectará aún más tus sentimientos, tal como tu trato y tus palabras hacia mí afectarán aún más los míos”.
- “Por lo tanto, así como yo espero que te intereses por mí y por mis sentimientos en nuestra interacción, yo me intereso por ti y tus sentimientos”.
Una vez que sinceramente sintamos interés considerado por estas personas, tratamos de enfocarnos en cada una de ellas con la conciencia cual espejo. Como una cámara de video, tratamos de tomar toda la información que vemos, sin comentar ni inventar historias en nuestra mente. A continuación, con la conciencia de igualdades, tratamos de ver a varias personas juntas en diferentes combinaciones. Específicamente con la conciencia de igualdades y de la realidad juntas, tratamos de verlas a todas ellas como iguales en su deseo de ser felices y de nunca sufrir. Basados en esta consideración cuidadosa, tratamos de sentir amor igualitario, compasión e interés por todas ellas. A continuación, tratamos de ver a cada una con la conciencia de su individualidad. Tratamos de acompañar esto con respeto hacia cada una de ellas como individuos, sin siquiera decir sus nombres.
Después, tratamos de enfocarnos con la conciencia del logro. Específicamente con las conciencias del logro y de la realidad unidas, tratamos de ver con el entendimiento de cómo relacionarnos con cada una. Por ejemplo, podemos imaginar que estamos sentados a la mesa con todo el grupo. No tendríamos dificultad alguna en interactuar con una persona y después con otra, y en saber cómo hablar con cada una de acuerdo con su edad, sus intereses y su personalidad. A continuación, tratamos de aplicar la conciencia de la realidad más profunda. Tratamos de ver a cada persona, no sólo como nuestra hermana, padre, hijo o amigo, sino también como alguien abierto a ser muchas cosas. Aunque la persona pueda ser ahora un niño con ciertos intereses, él o ella crecerá y cambiará en los años venideros. Tratamos de ver al niño como abierto a todas las posibilidades.
Por último, tratamos de familiarizarnos con estos estados mentales y tipos de conciencias, usando las siete frases clave:
- “sin historias”,
- “interés considerado”,
- “cámara de video”,
- “iguales”,
- “individual”;
- “relacionarse”;
- “abierto”.
Primero, trabajamos con un estado mental o un tipo de conciencia a la vez, mientras repetimos la secuencia varias veces. Luego, tratamos de combinar un número cada vez mayor de estos estados, usando primero dos frases, luego tres y así sucesivamente hasta que podamos establecer un entramado integral de los siete estados mentales.
A continuación, colocamos la fotografía de un extraño que encontremos en una revista junto a la fotografía de nuestras personas queridas, y repetimos el ejercicio. Aunque no conocemos al extraño personalmente, basados en la conciencia cual espejo de su apariencia, tenemos cierta idea de cómo relacionarnos con él a través de las conciencias del logro y de la realidad unidas. De cualquier manera, sabemos cómo relacionarnos con extraños en general. Como paso final para esta primera fase, colocamos junto a estas dos fotografías una de alguien que nos desagrade y repetimos el procedimiento una vez más.
Durante la segunda fase del ejercicio, nos sentamos con nuestro grupo en un círculo. En cada paso, tratamos de ver a cada persona con una mente silenciosa, con interés considerado y con uno de los cinco tipos de conciencias, usando las siete frases clave como hicimos antes. En este punto es especialmente útil repetir la frase clave también para la generación inicial de cada tipo de conciencia, y ocasionalmente alternar con “sin historias” e “interés considerado”. En la práctica grupal, mirar primero a cada persona con interés considerado ayuda a evitar que, al ser objeto de la conciencia cual espejo, la persona se sienta incómoda con la mirada inquisitiva.
Para la conciencia de igualdades, miramos a dos o tres personas a la vez y meramente las vemos con consideración igualitaria. Lo dejamos así, sin complementar esta conciencia con la conciencia de la realidad. En otras palabras, no necesitamos identificar las formas en las que las personas son iguales, o pensar en las formas en las que son diferentes. De manera similar, para la conciencia de individualidades, simplemente consideramos a cada persona como un individuo, sin identificar los factores que definen su individualidad. Más adelante, para la conciencia del logro, meramente extendemos nuestra energía a cada persona con el profundo deseo de relacionarnos con ellas y estamos dispuestos a ir más allá para conocer a la persona. En este punto no necesitamos identificar la mejor manera en la que nos podamos conectar. Con la conciencia de la realidad nos enfocamos, no sólo en el hecho de que cada persona está abierta al cambio, sino también en nuestra propia flexibilidad y apertura hacia ella.
Cuando tratamos de combinar los siete estados mentales, ya no miramos alrededor del círculo sino que nos enfocamos en un grupo particular de dos o tres personas para la ronda completa. Cuando repetimos este paso para la integración, podemos escoger a otro grupo de personas.
Comenzamos la tercera fase sentándonos con varias personas frente a un espejo grande. Ver nuestra imagen en un grupo y darnos cuenta de que somos iguales a otros puede ser una experiencia poderosa y valiosa. Atravesamos los pasos del ejercicio como en la segunda fase.
Luego, nos sentamos solos sin espejo. Después de tratar de generar silencio mental y una sensación cálida y amable de interés considerado hacia nosotros mismos, dirigimos la conciencia cual espejo a los sentimientos y emociones que estemos experimentando en ese momento. Tratamos de darnos cuenta de los complejos factores que están contenidos en el momento, pero sin comentarios mentales. Esta parte del ejercicio es más efectiva cuando se practica al comienzo de una nueva sesión, cuando los sentimientos del día todavía colorean nuestro estado de ánimo. Necesitamos incluir como parte de lo que notamos cualquier sentimiento de censura que podamos tener en el momento hacia nosotros mismos. También necesitamos incluir el no sentir nada, si ése es nuestro estado presente.
Con la conciencia de igualdades, vemos nuestros sentimientos presentes como iguales a cualesquiera otros que hayamos experimentado, pues sólo son sentimientos, ni más ni menos. Esto nos permite encararlos con ecuanimidad libre de temores. Al unir la conciencia igualadora con la conciencia de la realidad, tratamos de ver e identificar los patrones en nuestros sentimientos y emociones. Sin embargo, con la conciencia de individualidades reconocemos la unicidad de lo que estamos experimentando ahora. Con la conciencia del logro unida a la conciencia de la realidad, tratamos de ver cómo relacionarnos con lo que estamos sintiendo. Posiblemente necesitamos ser más amables con nosotros mismos, o quizás necesitamos ser más firmes para sacarnos de la depresión. Finalmente, con la conciencia de la realidad más profunda, tratamos de no identificarnos sólidamente con nuestro estado de ánimo del momento. Vemos que nuestros estados de ánimo y nosotros mismos estamos abiertos al cambio. Usamos las siete frases clave para asimilar y formar un entramado integral de estos estados mentales y tipos de conciencias.
A continuación, arreglamos frente a nosotros la serie de fotografías de diferentes etapas de nuestra vida. Primero, dirigimos la conciencia cual espejo a los sentimientos que descubrimos en cada una de ellas. Luego, repetimos el procedimiento que usamos para enfocarnos en nuestro estado de ánimo del momento, trabajando a través de los otros cuatro tipos de conciencia. Concluimos tratando de dirigir la conciencia de igualdades para considerarnos con la misma calidez igualitaria a lo largo de nuestra vida.
La aproximación karma kagyu a los cinco tipos de conciencia en su sistema de conciencias específico y profundo (namshey yeshey) sugiere un paso final enfocado en nosotros mismos. Podemos practicarlo mientras nos sentamos en silencio sin apoyo alguno. Primero, con la conciencia cual espejo, nos abrimos a todo el espectro de nuestra personalidad, en el sentido de que nos aquietamos y reflejamos su fundamento, nuestra mente de luz clara. Como la mente de luz clara está libre de pensamientos conceptuales, mantenemos la conciencia de la realidad más profunda enfrentándonos a nuestro carácter sin hacer juicios ni historias. Conforme ponemos atención a nuestra personalidad, aplicamos la conciencia de igualdades para tener consideración igualitaria hacia todos sus aspectos, y de esta manera mantenemos la ecuanimidad.
A continuación, con la conciencia individualizadora, nos enfocamos en un aspecto específico de nuestro carácter. Con la conciencia del logro, extendemos nuestra energía para lidiar con ello. Finalmente, con la unión de las conciencias del logro y de la realidad, vemos cómo relacionarnos con este aspecto y cómo llevarlo a nuestra vida cotidiana de una manera práctica. Al reconocer sus ventajas y sus desventajas, tratamos de identificar métodos para fortalecer los primeros y eliminar o, por lo menos, disminuir los segundos. Podemos repetir esta parte del ejercicio dirigiendo nuestra atención hacia otras facetas de nuestra personalidad.
Esquema de ejercicio 10: Aplicar los cinco tipos de conciencia profunda
I. Mientras te enfocas en una fotografía o en un grupo de personas
1. Al enfocarte en una fotografía familiar o en una fotografía de un grupo de amigos
- Aquieta tu mente de historias mentales, preconcepciones y juicios no verbales.
- Genera interés considerado a través de una línea de
razonamiento:
- “Cada uno de ustedes es un ser humano y tiene sentimientos, al igual que yo”.
- “El estado de ánimo en el que te encuentres afectará nuestra interacción, así como mi estado de ánimo la afectará”.
- “La forma en que te trate y lo que te diga afectará aún más tus sentimientos, tal como tu trato y tus palabras hacia mí afectarán aún más los míos”.
- “Por lo tanto, así como yo espero que te intereses por mí y por mis sentimientos en nuestra interacción, yo me intereso por ti y tus sentimientos” .
- Enfócate en cada una de las personas de la fotografía, una a la vez, con la conciencia cual espejo, tomando toda la información visible, como una cámara de video.
- Enfócate en varias de ellas juntas, en diferentes combinaciones, con la conciencia de igualdades y de la realidad unidas, viendo cómo tienen el mismo deseo de ser felices y de no sufrir.
- Basado en esta consideración cuidadosa, siente amor, compasión e interés igualitario hacia todas ellas.
- Enfócate en cada una de las personas con conciencia de su individualidad y con respeto hacia cada una de ellas como individuo.
- Enfócate en cada una de ellas con la conciencia del logro y de la realidad unidas, entendiendo cómo relacionarte con cada una.
- Enfocado con la conciencia de la realidad más profunda, ve a cada una de las personas, no sólo como quien es en el presente, sino también abierto a todas las posibilidades futuras.
- Repite muchas veces la secuencia de dirigir cada estado mental o
tipo de conciencia a las personas de la fotografía, una a la vez, utilizando las frases
clave:
- “ sin historias”
- “interés considerado”
- “cámara de video”
- “iguales”
- “individual”
- “relacionarse”
- “abierto”
- Dirige hacia las personas de la fotografía un número cada vez mayor de esos estados mentales y tipos de conciencia, utilizando primero dos, luego tres, cuatro, cinco, seis y finalmente las siete frases clave.
2. Repite el procedimiento, colocando una fotografía de revista de un extraño a un lado de la fotografía de tus seres queridos, y enfócate en las personas de ambas fotografías
3. Repite el procedimiento, colocando una fotografía de alguien que te desagrade a un lado de ambas fotografías
II. Mientras te enfocas en alguien en persona
1. Repite el procedimiento mientras estás sentado en círculo con el grupo y enfócate en una persona a la vez para cada paso
- Repite las frases clave también para la generación inicial de cada tipo de conciencia y altérnalo con “sin historias” e “interés considerado”.
- Para la conciencia de igualdades, enfócate en dos o tres personas a la vez y simplemente obsérvalas con el mismo interés, sin identificar las formas en las que son iguales.
- Para la conciencia de individualidades, simplemente considera a la persona como un individuo, sin identificar los factores que definen su individualidad.
- Para la conciencia del logro, simplemente extiende tu energía hacia cada persona con el profundo deseo de relacionarte, sin identificar cuál es la mejor forma de establecer contacto.
- Para la conciencia de la realidad, enfócate no sólo en el hecho de que cada persona está abierta al cambio, sino también en tu propia flexibilidad y apertura hacia él o ella.
- Cuando combines los siete estados mentales, enfócate en un grupo particular de dos o tres personas para una ronda completa, y después elige otro grupo de personas para la siguiente ronda.
III. Mientras te enfocas en ti mismo
1. Mientras te sientas frente a un espejo con un grupo de personas, repite el procedimiento utilizado en el círculo
2. Mientras te sientas solo sin espejo, de preferencia al inicio de una nueva sesión
- Aquieta tu mente y genera interés considerado hacia ti mismo.
- Dirige la conciencia cual espejo a los sentimientos y emociones que actualmente estás experimentando.
- Con la conciencia de igualdades, ve tus sentimientos presentes como iguales a cualesquiera otros que hayas experimentado y considéralos con ecuanimidad.
- Con la conciencia de igualdades y de la realidad unidas ve los patrones de tus sentimientos y emociones.
- Con la conciencia de individualidades, reconoce la unicidad de lo que estás experimentando ahora.
- Con la conciencia del logro, extiende tu energía con el deseo de relacionarte con tu experiencia.
- Con la conciencia del logro y de la realidad unidas, ve cómo relacionarte con lo que estás sintiendo ahora.
- Con la conciencia de la realidad, trata de no identificarte sólidamente con tu estado de ánimo del momento, sino observa que tus estados de ánimo y tú mismo están abiertos al cambio.
- Asimila y combina estos estados mentales y tipos de conciencia utilizando las frases clave como hiciste anteriormente.
3. Mientras ves una serie de fotografías de tu pasado, acomodadas frente a ti
- Repite el procedimiento que seguiste cuando estabas sentado sin el espejo, pero dirige la conciencia cual espejo a los sentimientos y emociones que cada fotografía evoca.
- Concluye dirigiendo la conciencia de igualdades para considerarte a ti mismo con la misma calidez a lo largo de tu vida.
4. Mientras te sientas en silencio sin ningún accesorio
- Con la conciencia cual espejo, abre todo el ámbito de tu personalidad, aquietando y reflejando su fundamento, la luz clara de tu mente.
- Con la conciencia de la realidad más profunda, enfrenta tu carácter sin hacer juicios ni historias.
- Centra tu atención en tu personalidad y aplica la conciencia de igualdades para tener consideración igualitaria hacia todos sus aspectos.
- Con la conciencia de individualidades, enfócate en un aspecto específico de tu carácter.
- Con la conciencia del logro, extiende tu energía para lidiar con ello.
- Con la conciencia del logro y de la realidad unidas, observa cómo relacionarte con este aspecto y cómo llevarlo a la vida diaria de forma práctica.
- Al reconocer sus ventajas y sus limitaciones, trata de identificar métodos para fortalecer las primeras y eliminar, o al menos minimizar, las segundas.
- Repite los últimos cuatros pasos dirigiendo tu atención hacia otras facetas de tu personalidad.