Comprender algo: De forma directa o inferencial

Presentación de ejemplos extremos

Durante el descanso, una persona sacó a relucir que en muchas de mis explicaciones tiendo a irme a los extremos al dar ejemplos de diferentes puntos de vista. Este es un método que se utiliza en el análisis budista, especialmente en el Prasánguika, que consiste en ver las consecuencias lógicas absurdas que se darían si mantenemos cierta posición. Por ejemplo: “Si todo tuviera una existencia autoestablecida, nada podría funcionar”. Ahora, eso es llevar la posición de una existencia autoestablecida al extremo y sacar la conclusión absurda. Por supuesto que este es un método, el reto es saber cuándo aplicarlo y cuando no aplicarlo. En algunas situaciones es muy útil, y tal vez en otras no sea tan apropiado. Admito que algunas veces puedo aplicarlo de manera inapropiada. 

Sin embargo, en realidad, me parece muy útil. Por supuesto que alguien podría decir: “Bueno, no estás siendo justo con una tradición en particular porque en realidad no se afirma de esa manera”. No obstante, encontramos que este método se usa en muchos de los textos. Por ejemplo, tomemos la presentación Mahayana del Hinayana. La lleva al extremo ¿no es así? “Estás trabajando para tu propia liberación, así que es muy egoísta”. Vamos, por supuesto que está la meditación metta, la meditación de amor y compasión en el Teravada. ¿Qué es lo más importante en el contexto de un texto Mahayana – ser justos con la tradición Teravada o señalar nuestra tendencia egocéntrica como un extremo a evitar al trabajar en ayudar a otros? 

Al dar enseñanzas sobre budismo como una práctica, ¿qué sería lo primordial? ¿Ser justos con todas las tradiciones y presentarlas auténticamente, de la forma en que son – que sería, digamos, como presentar un curso universitario de religiones comparadas? ¿No es el objetivo primordial el entrenamiento de los estudiantes para alcanzar la liberación y la iluminación, en cuyo caso necesitamos superar la actitud egocéntrica y no el estudio de religiones comparadas? 

Si nuestro objetivo es la liberación y la iluminación, entonces la aproximación de algunas tradiciones puede sugerir extremos que necesitamos evitar. Así que sí, no es justo para esas tradiciones. Definitivamente la presentación Mahayana del Hinayana no es justa para el Hinayana. Si reducimos la otra tradición tan solo a esta posición extrema, entonces no es válido. Estamos distinguiendo diferentes características para diferentes propósitos. Es muy importante no ser ingenuos ante estas presentaciones de otras tradiciones que tenemos en el budismo. Básicamente plantean una objeción para que estemos más seguros en el camino de nuestro desarrollo personal. 

Es lo mismo que hicimos anteriormente al hablar sobre las tradiciones religiosas abrahámicas. Desde el punto de vista de una religión dhármica, tomamos ciertos puntos de las tradiciones abrahámicas, tales como tener una sola verdad y lo llevamos al extremo, y vemos cómo señalar eso como un extremo a evitar, puede sernos de utilidad. Hacer eso nos ayuda a reconocer cuándo proyectamos ciertas características de otro sistema al budismo, que realmente no son apropiadas.

Bueno, sigamos con nuestro análisis. 

Cognición inferencial y cognición directa

Seguimos hablando sobre la aprehensión. La aprehensión, una cognición precisa y decisiva, ocurre ya sea con una cognición válida directa (mngon-sum tshad-ma) o con una cognición válida inferencial (rjes-dpag tshad-ma).

Cuando mngon-sum se traduce como “cognición desnuda”, se refiere a su uso en las escuelas Sautrántika, Chitamatra y Svatántrika. En estas escuelas la diferencia entre estas dos aprehensiones es que la cognición desnuda es no conceptual, mientras que la cognición inferencial es conceptual. “Desnuda” significa sin la intermediación de categorías conceptuales. Esa no es la presentación de la que quiero hablarles aquí.

De acuerdo con la presentación Prasánguika de Tsongkhapa, mngon-sum tshad-ma significa cognición directa: la cognición que no depende directamente de una línea de razonamiento. Puede ser tanto conceptual como no conceptual. Es directa en el sentido de que la cognición no pasa por una línea de razonamiento. La cognición inferencial, por el contrario, es una cognición conceptual que se basa directamente en una línea de razonamiento. La “cognición conceptual”, ya sea que se apoye o no en una línea de razonamiento, es cognición de algo a través de una categoría conceptual. Por ejemplo, una categoría como “perro”. Cuando vemos a un animal individual como un perro, lo estamos conociendo a través de la categoría “perro”, como si lo metiéramos en una caja llamada “perros”. Esa es una cognición conceptual. 

Si nos enfocamos en la vacuidad, al principio nuestra cognición de ella será conceptual. Será a través de la categoría conceptual “vacuidad”. Sin importar en qué nos enfoquemos cuando meditemos conceptualmente en la vacuidad, la metemos en esta categoría de “vacuidad”. Tenemos esta categoría directamente frente a nuestra mente, y a través de ella conocemos cualquier cosa en la que nos estemos enfocando como si perteneciera a esa categoría, a esa caja. Esa es una cognición conceptual de la vacuidad. 

El primer tipo de cognición conceptual que tendremos será inferencial. Tiene que apoyarse en una línea de razonamiento, tal como “ni uno ni muchos”. No voy a entrar en detalle. Necesitamos desarrollar nuestra cognición conceptual de la vacuidad apoyándonos en dicha línea de razonamiento. Esa es una cognición inferencial.

Con el tiempo, nos familiarizaremos tanto con esa inferencia que no tendremos que pasar por la línea de razonamiento para poder enfocarnos en la vacuidad. Podremos tan solo generarla directamente, pero seguirá siendo a través de la categoría “vacuidad”. Esa es una cognición directa conceptual. En algún momento, seremos capaces de tener una cognición directa no conceptual, que no solo no depende de una línea de razonamiento, sino que tampoco pasa por esa categoría de vacuidad. Ya no la ponemos en una caja conceptual. Esto es muy importante. Esta diferencia es muy útil. 

Este mismo proceso está involucrado en el desarrollo de la compasión. Al principio, tenemos que pasar por alguna línea de razonamiento para desarrollar el sentimiento: “Todos somos iguales. Todos queremos ser felices. Nadie quiere ser infeliz, y demás”. De esta manera, trabajamos con nosotros mismos para generar compasión. Sin embargo, en algún momento, no tendremos que pasar por tales líneas de razonamiento; podremos tan solo generar compasión. Por eso es que esta diferencia entre la cognición inferencial y la cognición directa es tan importante en términos de cómo realmente desarrollamos entendimientos y estados mentales benéficos. 

Podemos apreciar que estos estados de desarrollo conllevan diferentes niveles de aprehensión y entendimiento. Por ejemplo ¿cómo entendemos algo como la impermanencia? Bueno, posiblemente necesitemos seguir todos los pasos de una línea de razonamiento para poder entender la impermanencia y convencernos a nosotros mismos de que es algo verdadero. O tal vez podamos tan solo entenderla sin tener que pasar por todos estos pasos, pero nuestro entendimiento se da sobre la base de haber pasado previamente por la línea de razonamiento. Esa es una distinción muy importante en términos de los pasos de cómo nuestra comprensión se vuelve cada vez más firme.

¿Se comprende la diferencia y cómo la aplicaríamos? Por ejemplo, le mandamos a alguien un mensaje de texto o un correo electrónico, y no recibimos una respuesta inmediata. Tenemos que aplicar el razonamiento, de lo contrario nos enojaríamos. Para evitar enojarnos: “¿Por qué no me habrá contestado inmediatamente?”, pasamos por una línea de razonamiento: “No soy lo único que está sucediendo en la vida de esta persona. Todos tenemos muchas cosas sucediendo en nuestra vida. No soy el centro del universo.  Por lo tanto, puede haber muchas razones por las que no me ha contestado inmediatamente, así que necesito tener paciencia”. Desarrollamos paciencia con base en ese tipo de razonamiento. 

Ese es un nivel de entendimiento – realmente tenemos que trabajar en él para poder calmarnos. Sin embargo, en algún momento, cuando hayamos – lo que en nuestros términos occidentales llamamos – “digerido” este entendimiento, entonces cuando la persona no nos conteste, no tenemos que resolverlo lógicamente; tan solo sabemos: “Bueno, por supuesto que puede estar ocupada, hay muchas cosas que pueden atravesarse para que no me conteste inmediatamente. ¿Por qué tendría que contestarme inmediatamente?”.

Cuando llegamos a una cognición directa no conceptual, ¿cómo sabemos que en realidad no hemos olvidado el significado de algo?

Bueno, nuevamente tenemos el criterio: ¿Es precisa nuestra cognición? ¿Es decisiva? Estos son los criterios que siempre aplicamos. En términos de este ejemplo de desarrollar paciencia cuando no nos contestan de inmediato, podríamos preguntarnos: “Bueno ¿en realidad soy paciente? ¿O estoy intranquilo y cuestionando por qué no me han contestado?”.

Esto es muy práctico. ¿Cuántas veces nos molestamos cuando llamamos a alguien y nos responde el contestador? Nos molestamos muy fácilmente, ¿verdad? Nos enojamos aún más cuando ni siquiera tienen contestador.

Podemos pensar que tenemos una percepción directa no conceptual, pero también puede ser que estemos confundidos o algo así. Como, por ejemplo, cuando no obtenemos respuesta. 

Sí, podría ser que solo estamos acostumbrados a un entendimiento incorrecto, así que pensamos que hemos entendido algo correctamente – aun entendiéndolo conceptualmente. Sin embargo, de hecho, no lo hemos entendido correctamente en absoluto. Podríamos habernos acostumbrado a algún entendimiento incorrecto, tal como: “Bueno, obviamente esa persona no me quiere. Por eso no me contesta inmediatamente. Ese es mi entendimiento de eso, y esa es mi percepción, y estoy absolutamente seguro de eso: No tengo que elaborarlo lógicamente”. Sin embargo, no lo hemos aprehendido porque lo que percibimos no es preciso. 

De cualquier forma, continuemos. 

Cognición inferencial

La cognición inferencial siempre es conceptual, y se apoya en una línea de razonamiento. Hay tres tipos: 

  1. Al primero se le llama lógica deductiva (dgos-stobs rjes-dpag). “Donde hay humo, hay fuego. Aquí hay humo, por lo tanto, debe haber fuego”. Lo deducimos por la naturaleza de las cosas – que siempre que hay humo, hay fuego. Deducimos de eso que, lógicamente, aquí hay un ejemplo de humo y, por lo tanto, debe haber fuego. Lo deducimos del principio de la naturaleza de las cosas.
  2. El segundo tipo es reconocer (grags-pa’i rjes-dpag). Escuchamos un sonido, y, con base en la razón, que es bien conocida por convención, de ser el sonido de una palabra, inferimos que es el sonido de una palabra específica, e inferimos el significado específico. ¿Cómo sabemos que un sonido significa algo, que es una palabra? Es por inferencia y por convención. Todo el proceso de comprensión del lenguaje es inferencial; es a través de conceptos, de palabras y de significados. 
  3. Al tercer tipo de inferencia se le llama inferencia basada en la confianza (yid-ches rjes-dpag). Debido a que sabemos que una fuente de información es confiable, inferimos que lo que él o ella dice es verdadero. Su Santidad el Dalái Lama usa el mejor de los ejemplos: ¿Cómo sabemos cuándo es nuestro cumpleaños? No hay manera de que nosotros pudiéramos saberlo por nosotros mismos. Necesitamos confiar en una fuente fidedigna de información – nuestra mamá o nuestro certificado de nacimiento. Tenemos que confiar en alguien, y necesitamos confiar en que es una fuente fidedigna de información y que lo que dice es verdad. 

La aprehensión en una cognición conceptual

Entonces, la aprehensión puede ser tanto cognición directa como cognición inferencial. Por ejemplo, aprehendemos el sonido de nuestro bebé llorando. Ese es un ejemplo de una aprehensión que es una cognición directa no conceptual. Es precisa y decisiva. De hecho, lo escuchamos y no tenemos dudas al respecto. 

Luego, inferimos que nuestro bebe está llorando, tiene que haber una razón por la que llora – necesita algo. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que necesitamos levantarnos y atender a nuestro bebé. Esa es una aprehensión basada en la inferencia; hay una línea de razonamiento; es precisa y decisiva. 

Si es la media noche y estamos en cama dormidos, escuchamos a nuestro babé llorando y nos despertamos. Pero seguimos medio dormidos, así que tal vez tengamos que resolverlo mediante una línea de razonamiento: “Si mi bebé está llorando, es que algo le está pasando. Aunque realmente no me quiera levantar, tengo que hacerlo”. Sin embargo, esta línea de razonamiento podríamos tenerla tan digerida que no tendríamos que resolverla; tan solo nos levantamos, aunque estemos somnolientos. Entonces, como ven, podemos o no necesitar apoyarnos en una línea de razonamiento.

Pero ¿es no conceptual o conceptual, porque sigue ahí el concepto de “bebé” y de “llorar”?

Bueno, está el concepto de “bebé” y de “llorar”, eso es cierto. Desde ese punto de vista, nuestra cognición podría ser conceptual o no conceptual. Sin embargo, en realidad no hemos llegado a la descripción de la diferencia entre esos dos tipos de aprehensión. Eso vendrá más adelante. 

Bueno, hemos llegado al momento de nuestro almuerzo. ¿Cómo lo sabemos? Vemos a estas dos líneas negras dentro de este objeto circular con un cristal amarrado a nuestra muñeca. ¿Cómo sabemos qué significa? Inferimos. Existe la convención de que significa “la una de la tarde”, lo que sea que eso quiera decir. Eso está basado en un concepto o en una convención ¿no es así? Inferimos que es la una, es la hora de comer el almuerzo.

Por ejemplo: si voy a comer porque tengo hambre, ¿qué es eso?

Ese es un buen ejemplo. Tenemos una sensación física. ¿Cómo sabemos lo que es esa sensación y lo que significa? Lo sabemos por inferencia. Siempre que experimentamos esta sensación física, la conocemos conceptualmente con la categoría de “hambre”. Experimentamos esta sensación como desagradable. Entonces, razonamos de manera inferencial que, para deshacernos de esta sensación desagradable, necesitamos poner materia biológica en nuestra boca, masticarla y deglutirla para que llegue al estómago. Necesitamos poner algo de lo que llamamos “comida” dentro, y esto hará que desaparezca la sensación desagradable. Por lo tanto, en vista de que tengo esa sensación, tengo que comer. 

¿Cómo es que aprendimos esa línea de razonamiento? Lo que es muy interesantes es ¿cómo lo sabe un bebé?

¿Y un animal?

Un bebé animal lo sabe de nacimiento. Con esto entramos en los instintos y en todo ese tipo de asuntos. Pero primero, vayamos a almorzar. 

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