Estamos atravesando las etapas de la meditación que conducen al desarrollo de la bodichita. Hemos pasado por el proceso para desarrollar la mera ecuanimidad, y estamos trabajando a través de las nueve etapas para desarrollar el tipo no común de ecuanimidad Mahayana. El primer tipo de ecuanimidad era la mera ecuanimidad con la que nos liberamos del apego, la repulsión o la indiferencia hacia los demás, y eso se desarrolla en común con el Hinayana. En lo que estamos trabajando ahora es en la forma Mahayana, que además de la mera ecuanimidad, está libre de la actitud de estar cerca de unos o lejos de otros cuando en realidad los vamos a ayudar. Ya hemos trabajado seis de los nueve puntos, los cuales se explican desde el punto de vista relativo (tres desde el propio punto de vista y tres desde el punto de vista de los demás), y ahora vamos a revisar los tres puntos desde el punto de vista más profundo.
Desde el punto de vista de la naturaleza de Buda, nadie está establecido verdaderamente como cercano o distante
El primero es que pensamos ahora, debido a nuestra confusión, que alguien que nos ayuda está cerca de nosotros y alguien que nos daña está más lejos, por lo que consideramos al primero como un amigo verdaderamente establecido y al otro como un enemigo verdaderamente establecido o verdaderamente existente. Sin embargo, si fuera así, entonces el Buda mismo también habría visto a otros en estas categorías, pero como se cita en un texto del gran maestro indio Dharmakirti, el Buda es igual con alguien que está aplicando agua perfumada y masajeándolo en un lado de su cuerpo y con alguien que, del otro lado, está cortando su cuerpo con una espada. En otras palabras, si vemos desde el punto de vista del etiquetado mental válido, entonces el tipo de mente que tiene el etiquetado más válido, por supuesto, sería el de un Buda completamente iluminado. Un buda se concentraría en los factores de la naturaleza búdica del continuo mental de todos y, sobre la base de los factores de la naturaleza búdica, imputaría la iluminación que aún no ha acontecido de todos.
Un buda ve que todo el mundo tiene la capacidad potencial de convertirse en un buda. El continuo mental de nadie está manchado en su naturaleza por las emociones perturbadoras, o cualquier tipo de comportamiento condicionado por esas emociones perturbadoras. Por lo tanto, un buda no etiquetaría a alguien simplemente por su comportamiento en este momento como verdaderamente existente de esa manera, como "amigo" o "enemigo", aunque, en este momento, podría estar actuando de una u otra forma. Al ver a todos por igual como capaces de lograr la iluminación, el Buda también ve y se enfoca en la vacuidad de cada persona y su iluminación que aún no ha alcanzado. Si tenemos una base lo suficientemente amplia para etiquetar y una comprensión de la vacuidad, entonces no etiquetaríamos a nadie como "cercano" o "lejano", sino que veríamos a todos como iguales. Ese es este punto, y nuevamente podemos tratar de pensar en esto, tratar de ver y enfocarnos en cómo nuestra forma de ver a los demás puede estar mezclada con confusión; la forma en que un buda ve a los demás no es así; un buda trabaja para ayudar a todos por igual.
Lo que también es relevante aquí, con este punto, es la forma en que Su Santidad el Dalái Lama explica y la forma en que actúa. Él siempre enfatiza que no debemos etiquetar ni considerar a los demás en términos de su comportamiento; más bien, necesitamos etiquetarlos y considerarlos en términos del hecho de que son personas, son seres humanos y todos quieren ser felices y no quieren ser infelices. Sobre esa base, como ya lo habíamos dicho en los puntos anteriores de esta meditación, todos tienen el mismo derecho a ser felices y a no ser infelices. Aunque no necesariamente tenemos que aprobar ni tolerar el comportamiento destructivo de los demás (podríamos tratar de detenerlo o evitar que continúen con el comportamiento destructivo), sin embargo, la base de nuestra compasión y ayuda no es que hayan sido amables con nosotros, sino que simplemente son seres humanos que quieren ser felices y no ser infelices. Aunque Su Santidad ciertamente intenta crear una situación en la que el gobierno chino detenga su opresión en el Tíbet, sin embargo, Su Santidad mantiene el mismo amor y compasión hacia los chinos y su liderazgo que hacia absolutamente todos los demás. Como él dice, ellos también son seres humanos y quieren ser felices y no ser infelices, y tienen el mismo derecho a ello que los demás. Este es un muy buen ejemplo.
[Meditación]
Desde el punto de vista de la impermanencia, nadie está verdaderamente establecido como cercano o distante
El segundo punto es que, si los seres limitados estuvieran establecidos como verdaderamente existentes en las categorías de “amigo” y “enemigo”, o “cercano” y “distante”, entonces tendrían que estar para siempre en esa categoría. Sin embargo, observamos que el comportamiento de las personas cambia y, con casi todos, a veces son amables con nosotros, a veces son crueles y nos lastiman, aunque no sea intencionalmente. Nadie está verdaderamente establecido desde su propio lado como permanentemente en una categoría u otra, cercano o distante, amigo o enemigo. Una vez más, nos enfocamos en eso.
[Meditación]
Desde el punto de vista de la relatividad, nadie está verdaderamente establecido como cercano o distante
El tercer punto aquí es que cercano y distante son relativos y dependen el uno del otro; son etiquetados en relación con el otro. Si hay dos montañas una frente a la otra y un valle en medio, si vemos de una montaña a la otra, aquella en la que estamos es la montaña cercana, y la otra es la montaña lejana, pero si vemos desde el punto de vista de esa otra montaña, entonces esa montaña es la montaña cercana y la primera es la montaña lejana. Esto es lo mismo en términos de diferentes personas o seres, y también con respecto a uno mismo y a los demás. Desde nuestro punto de vista, somos "yo" y la otra persona es "otro", y desde su punto de vista, ellos son "yo" y nosotros somos "otro". Entonces, "cercano" y "distante", "yo" y "otro" se etiquetan relacionados entre sí y relativos al punto de vista de su etiquetado. Nada ni nadie está establecido desde su propio lado como “cercano” o “distante”, o como “yo” u “otro”, todos son relativos. Una vez más, vemos a los demás desde este punto de vista.
Todo el mundo se considera a sí mismo como "yo" y a todos los demás como "otro", entonces, ¿hay solo un verdadero "yo" verdaderamente establecido, y todos los demás son "otro", o es relativo? “Todos los demás están equivocados, ¿y nosotros somos los únicos que somos 'yo'?”. Esto es obviamente absurdo.
[Meditación]
Igualar a los demás y a nosotros mismos
En este último punto, ¿debemos pensar en cercano y lejano, o en mí y en los demás? ¿Deberíamos considerar ambos o solo uno?
En realidad, al igualarse e intercambiarse con los demás, el paso conocido como igualación puede entenderse de dos maneras. Una es que el yo y los demás son iguales, y esto se enfatiza en la presentación de Shantideva de este material en Involucrarse en el comportamiento del bodisatva. La otra es que, en términos de los demás, todos son iguales. Si no hablamos simplemente en términos de que el yo es igual a los demás, el otro aspecto de la igualación es igualar solo entre los demás en el sentido de que todos son iguales. Muchos de estos puntos que se dan aquí en esta práctica en particular podrían aplicarse a ambos tipos de igualar nuestra actitud. Aunque la forma en que aprendí esto, como mi maestro me la enseñó, es que enfatizaba la igualdad de todos; por eso se le llamó la forma de ecuanimidad “distinguida Mahayana”. Aquí, especialmente en este último punto, podemos ver cómo este (y muchos de los otros puntos también) podrían aplicarse a ambos – dos aspectos de la igualación: el yo y los demás, o dentro de los demás, todos los demás.
Por ejemplo, en términos de “todo el mundo quiere ser feliz, nadie quiere ser infeliz”, etc., esos tres puntos ciertamente se aplican a uno mismo y a los demás, así como a todos los demás. Aquí, en términos del punto de vista más profundo, tenemos un cuerpo diferente en cada vida, por lo que consideramos como "yo", no solo a este cuerpo, sino también a otros cuerpos - Shantideva lo señala. Entonces, qué cuerpo es verdaderamente "yo" y qué cuerpo es "otro" no está verdaderamente establecido ni permanentemente establecido. El Buda ciertamente vería que todos se consideren a sí mismos como "yo", no solo nosotros y los demás; y los demás y nosotros somos iguales en considerarnos a nosotros mismos como "yo". Todos estos tres últimos puntos podrían aplicarse a ambos tipos de igualación de nuestra actitud: yo y otro, y dentro de todos los demás. Dentro de los tres puntos desde nuestro propio punto de vista, también el tercero de ellos, en cuanto a la muerte –que la muerte puede llegar en cualquier momento a nosotros mismos o a los demás–, nosotros y los demás somos iguales en eso, y todos los demás entre sí son iguales en eso. Entonces, eso se aplica a ambos tipos de igualación.
Sin embargo, son los primeros dos puntos de estos nueve los que son un poco más difíciles de aplicar a ambos tipos de igualación. Todos han sido nuestra madre, y es solo cuestión de tiempo cuándo fueron nuestra madre. Supongo que uno podría verlo desde el punto de vista de “yo también he sido la madre de todos; es solo una cuestión de cuándo”. Sin embargo, la segunda, que la cantidad de ayuda que nos han brindado supera el daño que podrían habernos hecho, en otras palabras, que todos han sido igualmente amables con nosotros, supongo que podríamos verlo desde el punto de vista de: "He sido igualmente amable con todos". Pero estos dos primeros puntos, tratar de tomarlos en términos de yo y los demás, es realmente forzarlo un poco. Debo decir que, si observamos este método de igualar nuestra actitud, parece estar un poco mezclado en términos de los dos tipos de igualar nuestra actitud.
Me parece que muchos de estos puntos aquí, especialmente este último, sugieren muchas otras formas en las que podemos entender la relatividad de la posición de cercano, distante, yo, otro. Sugiere muchas más formas de meditar sobre ellos, en términos de relatividad. Si vemos a nuestro alrededor y observamos a las personas (y también a los animales), a cada persona, alguien es muy querido y muy cercano. Aquí en nuestro grupo, tenemos un esposo y una esposa, entonces tal vez entre ellos se ven como la persona más querida y cercana, esa persona es querida y cercana para su cónyuge, mientras que, desde nuestro punto de vista, ellos podrían ser extraños; es posible que nunca los hayamos conocido. Entonces, cada persona que conocemos, o incluso cada animal, la mayoría de ellos han sido amados por su madre, tal vez algunos fueron abusados por su madre, o comidos por su madre en el caso de las arañas, y algunos otros han visto a esa misma persona de una manera diferente. Es posible que no nos haya gustado esa persona. Ni siquiera a todo el mundo le gustaba el Buda. Esta es también una clara indicación de que la posición de cercano, distante, querido, etc., es relativa. ¿Cierto? Si tu madre pudo amarte, ¿por qué yo no? Ese es un pensamiento interesante.
Preguntas sobre el desarrollo de la ecuanimidad
Cuando meditamos sobre la ecuanimidad, y necesitamos tomar tres tipos de personas: personas con las que tenemos sentimientos positivos, sentimientos negativos, y luego con las que tenemos sentimientos neutros, ¿es apropiado usar a nuestros maestros, nuestros maestros espirituales, cuando estamos lidiando con la primera categoría, personas por las que sentimos atracción o sentimientos positivos?
Bueno, eso generalmente no se recomienda, pero si tenemos apego y aferramiento al maestro, esa es una emoción perturbadora y, por lo tanto, no indica el tipo adecuado de relación con un maestro espiritual. Puede generar celos cuando el maestro está con otra persona o en otro lugar, fuera de nuestra ciudad, e incluso enojo con el maestro por no estar disponible para nosotros todo el tiempo. En lugar de escuchar de forma pura lo que enseña el maestro, es posible que tengamos deseos más mundanos. Queremos ser elogiados, o queremos ser del agrado del maestro. Incluso podríamos tener deseos sexuales hacia el maestro, por lo que ciertamente estas son cosas que nos gustaría eliminar. Si vamos a apegarnos a alguien, ciertamente es más beneficioso apegarse al maestro que a alguien con menos cualidades, eso es cierto. En esta meditación de ecuanimidad, probablemente sea mejor no elegir al maestro; de lo contrario, puede complicarse un poco.
Cuando hablamos de los diferentes tipos de confianza o creencia en un maestro, hay un tipo que se llama, creo, "mente clara" o "creencia de corazón claro" (no recuerdo cómo lo traduzco). Es el tipo de creencia en la que creemos que realmente es un hecho que el maestro tiene todas estas cualidades positivas y, como resultado de estar plenamente convencidos de ello, creer que este hecho es cierto, eso aclara nuestra mente de todas las emociones perturbadoras hacia el maestro. Ya no tenemos dudas al respecto, y estamos seguros de que el maestro nos cuidará y guiará, así que no tenemos que aferrarnos ni exigir más y más, ni enfadarnos si está con otra persona. Si ponemos esto en lenguaje ordinario, es el tipo de confianza con la que, como resultado, nos sentimos seguros en la relación. Cuando nos sentimos inseguros en la relación, tenemos todas estas emociones perturbadoras asociadas. Si el maestro, de hecho, tiene todas estas buenas cualidades, el maestro nunca nos va a abandonar o descuidar.
¿Cómo, técnicamente, deberíamos practicar esta meditación? ¿Deberíamos establecer un cierto tiempo cuando hacemos estas meditaciones?
Bueno, siempre es muy recomendable tener una práctica de meditación diaria, y esto nos ayuda a mantener la continuidad en nuestra práctica. Si tenemos el compromiso de practicar cada día, eso nos ayuda a desarrollar la perseverancia y la paciencia, porque, por supuesto, la naturaleza del samsara es que tiene altibajos, por lo que a veces nuestra meditación irá mejor y otras veces irá peor. A veces tenemos ganas de meditar, a veces no; sin embargo, lo hacemos de todos modos porque lo estamos haciendo todos los días. Es importante no hacer sesiones demasiado largas, especialmente al principio. La meditación no debe ser una prueba en la que nos sintamos incómodos porque no tenemos suficiente tiempo y no podemos esperar hasta que termine porque tenemos otras cosas que hacer. Necesitamos ser flexibles para que a veces pueda ser más larga, a veces más corta, pero al menos hagamos algo cada día. Por eso es muy útil establecer un mínimo básico muy pequeño de lo que haremos cada día, no algo que sea un mínimo grande.
En cuanto a estas meditaciones de la bodichita, lo que siempre se recomienda es que tengamos un aspecto preliminar en nuestra meditación. “Preliminar” probablemente no sea una muy buena palabra, “preparación” es mejor; como cuando estamos a punto de emprender un viaje, debemos prepararnos para emprender el viaje. Si llamamos a eso nuestros “preliminares” que hacemos antes de emprender el viaje, realmente no entendemos la necesidad. Sin embargo, si lo vemos como una preparación, bueno, por supuesto, tenemos que prepararnos. Lo que normalmente traducimos como “prácticas preliminares” son en realidad “prácticas preparatorias”. Estamos preparando la fuerza positiva y preparándonos para (disminuir) los potenciales negativos, para que tengamos más éxito en el viaje (la parte principal de la práctica).
Como preparación, siempre comenzamos con el aquietamiento, la motivación, luego el refugio y la dirección segura, y la motivación más general de la bodichita, en general, sin pasar por todos los detalles. Luego, la práctica de las siete ramas, que encontramos muy bien en el texto de Shantideva, que es la postración; ofrendas; admitir abiertamente nuestros defectos y errores (que lamentamos mucho) y aplicar los oponentes; regocijarnos en las cosas positivas que otros y nosotros mismos hemos hecho; solicitar a los maestros que enseñen; solicitarles que no mueran, sino que sigan enseñando; y luego la dedicatoria. Entonces, estamos en el estado mental adecuado para entrar en una u otra de estas meditaciones de la bodichita. Podemos enfocarnos en un aspecto en una sesión en particular, pero con algún tipo de revisión para que tengamos una idea de dónde encaja en el camino, y luego una dedicatoria final.
Todo eso podría hacerse fácilmente en cinco o diez minutos. No tiene que tomar una hora. Lo importante es generar algún tipo de sentimiento con cada paso. Nuestro objetivo es poder generar estas cosas instantáneamente, no lentamente, cuando llega la muerte, como lo tenemos en muchas de nuestras meditaciones sobre la muerte. La muerte no espera a que nos sentemos en la posición adecuada y encendamos un poco de incienso y una vela y hagamos las cosas muy lentamente. Si morimos -como mi amigo muy cercano Alan murió a principios de este año de un ataque cardíaco masivo y simplemente cayó muerto en la ducha- entonces tal vez solo tengamos unos segundos para poder poner nuestra mente en el estado adecuado para morir, y entonces se acabó. Como dice el texto, la muerte no espera.
Eso es lo que pretendemos hacer, simplemente generar estos estados mentales. Aunque al principio nos puede llevar más tiempo generar estos estados mentales, no adquieran el hábito de tener que hacerlo lentamente. Anhelen poder generarlos cada vez más rápidamente sin perder la sinceridad. Esto es muy importante, no solo en términos de la muerte, sino en términos de nuestros encuentros con otras personas. Cuando necesitamos ser capaces de tener paciencia, o perseverancia, o ser más generosos con nuestro tiempo, etc., con los demás, debemos ser capaces de hacerlo instantáneamente, no decir: "Oye, espera un minuto", y luego atravesar todo este proceso de meditación. Eso es especialmente importante en términos de superar el enojo o los celos o cualquier tipo de emoción perturbadora que surja en la interacción. Necesitamos poder contrarrestarla instantáneamente tan pronto como la reconozcamos.
Probablemente podríamos hacer esta práctica en nuestra vida diaria en algunas situaciones reales. Por ejemplo, cuando usamos el transporte público y tenemos algo de tiempo para hacerlo, pero probablemente necesitemos algún tipo de recordación para hacerlo. La pregunta es, ¿qué necesitamos realmente para usar esta práctica en nuestra vida diaria?
Necesitamos estar muy familiarizados para recordar cuál es la práctica. No tenemos que buscar en nuestras notas ni nada por el estilo. La recordación significa recordarla y mantener nuestra atención en ella como un pegamento mental, por lo que debemos tener una motivación para eso. Necesitamos establecer una fuerte intención, antes de salir por la mañana, de que vamos a intentar hacer esto. Al final del día, repasar lo que hemos hecho. “¿Realmente he podido hacer esta práctica durante el día?”. Si es así, entonces nos regocijamos, y si no hemos podido practicarla, o la olvidamos, o no lo logramos, entonces nos arrepentimos y decidimos que mañana lo intentaremos mejor. La motivación y la intención basadas en la familiaridad y la recordación son las claves para ayudarnos a superar los obstáculos de la pereza o el olvido.
Cuando tenemos nuestros nueve puntos, cuando estamos haciendo los últimos tres, no trabajamos con personas con las que tenemos sentimientos neutrales. Pero probablemente, con las primeras etapas, tengamos que trabajar con este tipo de personas. ¿Es verdad? Y, en caso afirmativo, ¿por qué?
Eso no es necesariamente cierto. Los últimos puntos fueron en términos de que un buda no consideraría a nadie como un extraño, por lo que se incluiría a un extraño. Nadie está establecido desde su propio lado, permanentemente, como un extraño; podrían cambiar y convertirse en alguien que conocemos y con quien tenemos una relación cercana. Ser un extraño es relativo al punto de vista, esta persona puede ser un extraño para nosotros, pero no lo es para sus padres, su pareja o su perro. Entonces, un extraño es relativo a la relación de la persona que lo etiqueta como tal. Aunque es posible que no hayamos mencionado a un extraño explícitamente con relación a los últimos tres puntos, ciertamente cubre también a los extraños por quienes sentiríamos indiferencia y a quienes ignoraríamos.
Cuando hablamos en términos de otros, queremos evitar la parcialidad de que algunos están cerca y otros están distantes, entonces en esa categoría distante, incluiríamos probablemente tanto a los extraños como a los que no nos gustan. Es difícil de decir. ¿Consideramos más cercano a un extraño que a alguien que no nos agrada? Es posible que conozcamos muy, muy bien a esa persona que nos desagrada. Por lo general, ese es el caso.