Introducción
Si queremos resumir las enseñanzas budistas en una palabra que describa lo que el Buda estaba tratando de impartirnos, creo que la palabra sería “realismo”. Realismo significa ver más claramente lo que es la realidad, y deshacernos de nuestro no darnos cuenta y de nuestra confusión acerca de ello. Cuando estamos confusos acerca de la realidad y no la entendemos plenamente o no la aceptamos, creamos una tremenda cantidad de problemas para nosotros y para los demás.
Sin embargo, la realidad no es muy fácil de aceptar, o aun de ver. De lo primero que necesitamos darnos cuenta es que la vida es realmente difícil. Es muy complicada, hay muchas cosas sucediendo en el mundo. Y a medida que el mundo se hace cada vez más interconectado con la globalización, el internet, las redes sociales y demás, pareciera que nuestras vidas se hacen más complejas a cada momento. Cuando nos damos cuenta de que en tantos niveles estamos interconectados y afectados por todos y por todo lo que está pasando, eso hace que la realidad de nuestra vida sea aún más complicada.
En nuestra era de la información, hay tanta información disponible, comparada con el pasado, que en verdad hace que la vida sea más complicada ¿o no? Para la mayoría de nosotros es abrumador, es demasiado. No podemos asimilarlo todo, no podemos procesarlo y ordenarlo todo.
Estar en el momento presente no cambia el hecho de que la vida no es simple
La manera natural en la que percibimos las cosas, dado el hecho de que como humanos tenemos cierto tipo de cuerpo y cierto tipo de aparatos sensoriales, es que solo podemos ver lo que está frente a nosotros. Nuestra visión, nuestra audición y demás, tienen un espectro bastante limitado. Y aunque muchos de nosotros podemos hacer multitareas, hay un límite en cuanto a los malabares que podemos llevar a cabo al mismo tiempo.
Si consideramos el efecto de la combinación de la era de la información y nuestras limitaciones biológicas, no es de extrañar que haya mucho con que lidiar en la vida. Así que, queremos simplificar las cosas a nivel mental, emocional. No queremos tomar en consideración el enorme número de factores que se están llevando a cabo al mismo tiempo, en nuestra vida y en el mundo. Queremos limitarlo a un pequeño número de cosas que, quizá, podamos manejar, solo nuestra familia, nuestro trabajo, o lo que sea que esté sucediendo en este momento. Por este deseo que tenemos de simplificar las cosas, nos vemos atraídos a prácticas tales como el llamado “mindfulness” (atención plena), que sobre-simplifica las cosas a “estar solo aquí en el momento presente”, como si el momento presente no se viera afectado por nada más y existiera solo por sí mismo.
Aunque, simplificar las cosas por medio de la práctica de “mindfulness” pueda hacer que, superficialmente, la vida sea más fácilmente manejable, el peligro es que podemos dejar de estar en contacto con la realidad. Porque la realidad es que todo está interconectado y que lo que sucede en la vida es increíblemente complejo. Así que, si tu deseo de simplificar las cosas para que la vida sea más fácil de manejar, está basado en la creencia de que la vida en sí misma es simple, entonces tu creencia está basada en confusión e ingenuidad acerca de la realidad.
Otro aspecto de la realidad, como ya lo mencioné, es que en el momento presente somos seres limitados. Si vemos la palabra que se traduce usualmente como “seres sensibles”, se refiere a alguien con una mente y un cuerpo limitados, comparados con el de un buda. Así que, tenemos limitaciones. Esta es la realidad de tener este tipo de cuerpo, aun si es un preciado cuerpo humano, así como este tipo de mente. Nos cansamos, no podemos entender todo, algunas cosas nos superan; claramente, somos limitados. Esa es la realidad. Definitivamente podemos ir un poco más allá de los límites que creemos tener, pero con este tipo de cuerpo y de mente, hay un límite en cuanto a lo que podemos percibir al mismo tiempo y en cuanto a lo que podemos manejar al mismo tiempo.
El no darse cuenta de imaginar modelos simplificados que correspondan a la complejidad de la vida
En nuestro impulso natural de simplificar las cosas para poder manejar la complejidad de la vida, nos parece que esa versión simplificada de la realidad es la medida de lo real. La realidad nos parece esa imagen limitada con la que nuestra mente puede lidiar en el presente.
Cuando en el budismo hablamos de ignorancia, o no darse cuenta, es que no nos damos cuenta de que la manera en que las cosas aparecen ante nosotros, no corresponde con cómo existen, no corresponden a la realidad completa, a la complejidad de la vida. Estamos confundidos: pensamos que sí corresponde –“así es”– que nuestra simplificación, nuestro pequeño modelo, nuestro modelo económico, o cualquier modelo que tengamos, es la realidad real. Creemos que la realidad realmente corresponde a nuestro modelo simplificado, y ahí es cuando nos metemos en problemas, porque no corresponde.
Para manejar la complejidad de la vida, tenemos varios conceptos, como un modelo económico. Tratamos de poner las cosas en palabras para explicar lo que está sucediendo, pero, de hecho, las palabras y los modelos conceptuales, también son muy limitados cuando estamos hablando de la complejidad total de toda la vida, de todos en todo el universo. Es difícil reducir la complejidad de todo en la vida a tan solo unas pocas palabras; pero necesitamos hacerlo para poder comunicarnos, para poder, de alguna manera, manejarla, procesarla. Esto es necesario, dada la limitación de nuestro cuerpo y mente.
El vacío y las formas imposibles de existencia
La vacuidad, o vacío, se refiere a la ausencia total de cualquier modelo de existencia en la realidad propiamente dicha, que corresponda a nuestra versión simplificada o modelo de vida. Esa forma de existencia está totalmente ausente; nunca fue el caso. La simplificación hecha al limitar nuestra consideración tan solo a algunos factores en la vida, es como encapsular en plástico una porción de la realidad, para poder lidiar con ella; y luego creemos que nuestro modelo es la realidad. Pero esas fronteras de plástico que separan las porciones de vida, son meras proyecciones de nuestras mentes limitadas. No existe tal encapsulación en plástico mental desde la parte de la realidad. La vacuidad, o el vacío, es la ausencia total de dicha encapsulación de las cosas. No es la manera de ser de las cosas.
Sin embargo, con nuestras mentes limitadas, las cosas aparecen simplificadas. El problema se da cuando creemos que esa simplificación corresponde a la realidad. Necesitamos dejar de creer que lo que proyectamos corresponde a la realidad. Sin embargo, por las limitaciones de nuestro cuerpo y nuestra mente, lo que aparece ante nosotros son nuestras proyecciones. En términos técnicos, esa es una consideración incorrecta, estamos considerando algo falso como verdadero. Sin embargo, necesitamos darnos cuenta de que esa es la manera en que las cosas aparecen ante nosotros, es como una ilusión –parece ser verdadero, pero no lo es. Pero eso es lo que aparece.
Algo que es realmente interesante es que, la manera en que las cosas aparecen ante mí, es un poco diferente de la manera en que aparecen ante ti. Podemos pensar en un ejemplo simple, como en una familia en la que hay un conflicto. Cada persona de la familia simplifica la situación en un modelo y luego percibe cualquier cosa que sucede en la familia en términos de su propio modelo simplificado; modelos como “tú nunca me escuchas” o “tú nunca me aprecias”. La manera en que aparece ante el marido, la manera en que aparece ante la esposa, y la manera en que aparece ante el hijo, son todas muy diferentes. Cada uno tienen una visión simplificada, limitada de lo que está sucediendo, pero así es como en realidad aparece ante cada uno de ellos.
Un ejemplo de los extremos del absolutismo y el nihilismo en la vida cotidiana
Si queremos ser capaces de lidiar con los demás, dado el hecho de que las cosas aparecen de formas diversas ante las diferentes personas, necesitamos evitar los dos extremos:
El extremo del absolutismo es la postura: “la forma en que aparece ante mí es la única forma correcta; todos los demás están equivocados”. “No me interesa lo que piensen mi esposa o mis hijos”. “La forma en que el problema familiar aparece ante mí, es la verdad”.
El otro extremo es el del nihilismo, que en este ejemplo significa que “la forma que aparece ante mí, no cuenta en absoluto” o bien “la forma en que los demás lo perciben es correcta; la mía es incorrecta”. Esta posición nihilista niega hasta la validez relativa de cómo aparecen las cosas ante nosotros.
Si queremos evitar estos dos extremos, usando el mismo ejemplo, necesitamos darnos cuenta de que, para cada miembro de la familia involucrado, cada una de sus visiones tiene su propia validez relativa. No es que una sea verdadera y todas las demás falsas, o que “mi opinión es la falsa” o que “mi opinión no cuenta”. Si queremos lidiar con una situación difícil en la familia, necesitamos tomar en consideración la validez de la experiencia de todos, cómo aparece ante cada uno de los miembros de la familia. Esto es así, porque la vida es compleja, ¿verdad?, y dadas nuestras limitaciones, simplificamos nuestra vida con conceptos en modelos como: “es que en realidad no me quieres”.
Aun si solo consideramos los puntos de vista de cómo aparecen las cosas ante cada uno de los miembros de la familia, estos puntos de vista no existen encapsulados en plástico, aislados y sin relación alguna con lo que sucede en la sociedad. Podría haber una crisis económica, o una guerra, podrían estar sucediendo todo tipo de situaciones, no solo en nuestro país, sino en nuestro mundo globalizado, en todos lados – el calentamiento global y demás. Todo esto afecta a cada persona de una manera o de otra, y puede afectar a diferentes personas de formas variadas. Los problemas familiares no existen solos, aislados en el vacío.
Así que, los dos extremos son, el del absolutismo: lo que experimentamos en nuestra familia es verdadero y ninguna otra cosa que suceda en la sociedad la afecta. Y el del nihilismo: lo que sucede en nuestra familia no cuenta para nada, porque nuestros problemas se deben a factores externos. Entonces, como ya dijimos, para ver la realidad, necesitamos evitar los dos extremos. Al mismo tiempo necesitamos aceptar que la forma en que aparece ante cada persona, esa es la realidad con la que tenemos que lidiar – la llamada “realidad convencional”. Pero es como una ilusión, ya que parece ser absoluta, cuando en realidad, no lo es; es tan solo relativa.
Meditación para reconocer los dos extremos en la vida
Esta es una versión simplificada del tema que queremos tocar, pero pienso que quizá sea de ayuda tener, primero, una versión simplificada, aunque esto también sea como una ilusión –el tema de evitar los dos extremos no es tan simple.
Sugiero que nos tomemos cinco minutos para pensar en estos puntos y tratar de relacionarnos con algo que tenga una carga emocional en nuestra vida personal. Pienso que lo más fácil es con una relación que tengamos con alguien, con una carga emocional, ya sea familiar, o de amistad amorosa, o hasta una relación de trabajo. Tratemos de apreciar el hecho de que, tanto la manera en que la situación aparece ante nosotros, como la manera en que aparece ante la otra persona, son limitadas y que ninguna corresponde por completo al cuadro total de la realidad. Sin embargo, necesitamos respetar ambos puntos de vista y tratar de entender de dónde vienen y cómo es que surgieron. Ambos son como una ilusión, en el sentido de que ninguno corresponde a la realidad total de la situación, cada una es un modelo simplificado. Pero, de cualquier forma, necesitamos lidiar con estos diversos puntos de vista y tomarlos en serio si vamos a manejar la situación. Necesitamos evitar los dos extremos, no pensar solo “el mío es el válido”, o “el mío es totalmente irrelevante y estúpido” y negarlo.
Tratemos de entender cómo es que queremos evitar los dos extremos aquí. Una manera de formular los extremos es: “la manera que aparece ante mí, es la única real, la que cuenta y la tuya no cuenta para nada”, negamos el lado de la otra persona. O podríamos hacerlo de forma contraria: “solo tu lado es válido y el mío no cuenta en absoluto”. Necesitamos respetar ambos, al mismo tiempo que nos damos cuenta de las limitaciones de cada uno de ellos.
En otras palabras, necesitamos lidiar con la verdad cual ilusión, la verdad superficial, la verdad convencional, la verdad relativa de cada punto de vista, como queramos traducirla. Recordemos, la vida no es lo mismo que una ilusión -es meramente como una ilusión: la manera en que las cosas aparecen, parece verdadera, pero eso es engañoso. Lo que es una ilusión es una realidad verdadera que corresponda a la manera en que aparecen las cosas – eso es una ilusión.
Tomemos cinco minutos para tratar de relacionar eso con nuestra propia experiencia, particularmente en una relación con carga emocional, así obtendremos la sensación de lo que estamos hablando y la relevancia del tema.
(meditación)
El orden de los pasos en la meditación sobre el vacío de cómo aparecen las cosas ante nosotros
El orden en que meditamos en esto es que primero necesitamos aclarar el malentendido que tenemos sobre cómo aparecen las cosas ante nosotros. Necesitamos refutar que la manera en que aparecen ante nosotros es verdaderamente como existen las cosas y luego necesitamos cortar por completo, no solo nuestra creencia de que eso corresponde con la realidad, sino también la apariencia engañosa de que es así. Esta es la meditación en la “vacuidad cual espacio”, el entendimiento explícito de que no hay tal cosa como una realidad que corresponda a la forma en que nuestra mente limitada hace aparecer las cosas.
Después de esto, nos enfocamos en “no existe tal cosa”. Luego, cuando nuevamente surjan las apariencias engañosas, nos enfocamos en ellas con el entendimiento de que la forma en que las cosas aparecen ante mí y ante ti, son solo relativamente verdaderas. Técnicamente, nos enfocamos en la “vacuidad cual ilusión” – percibimos que las cosas aparecen como si estuvieran encapsuladas en plástico, pero implícitamente entendemos que en realidad están vacías de existir de la manera en que aparecen. En este sentido son como una ilusión. Solo entonces podemos llegar a entender, apropiadamente, cómo es que cada una de estas formas de aparecer surge en dependencia de innumerables causas y circunstancias, y entonces, seguimos con el análisis de cuáles pueden ser dichas causas y circunstancias.
La necesidad de meditar en la vacuidad cual espacio antes de meditar en la vacuidad cual ilusión
Un error común es pensar que podemos meditar primero en la vacuidad cual ilusión, sin aclarar de antemano nuestro malentendido con el correcto entendimiento de la vacuidad cual espacio. ¿Cuál es el error aquí?
Si meditamos en estos dos pasos en orden inverso, comenzaríamos la meditación enfocándonos primero en los dos puntos de vista como si cada uno estuviera encapsulado en plástico, o como si fueran como una pelota de ping- pong. El peligro aquí es que, sin una refutación explícita de que las cosas no tienen la posibilidad de existir como pelotas de ping-pong, tan solo entenderíamos que ninguna de las pelotas de ping-pong es absoluta y que la ilusión es que solo una de ellas es absoluta. Estaríamos entonces enfocándonos en las dos pelotas como interactuando en conflicto una con la otra, simplemente porque cada una es relativa a sus propias causas y condiciones. Pero, debido a que no hemos aclarado primero explícitamente la idea equivocada de que realmente hay una realidad correspondiente en la que estos dos puntos de vista existen como pelotas de ping-pong, estaríamos analizando cómo dos pelotas de ping-pong surgen dependientemente, cuando no hay tal cosa como pelotas de ping-pong.
Primero necesitamos entender que no hay tal cosa como pelotas de ping-pong, y luego, cuando las cosas aparezcan como pelotas de ping-pong y analicemos cómo surgen dependientemente, nuestro análisis no estará infectado con la creencia en pelotas de ping-pong. Es como si nos mudamos a un nuevo departamento, primero necesitamos limpiar todos los deshechos que tenga. No podemos solo llevar todas nuestras cosas a un departamento lleno de basura y luego, ya que ponemos todo en su lugar, limpiar los viejos deshechos.
Pensar cómo es que una situación aparece ante alguien más
No es fácil pensar en cómo aparece ante la otra persona la relación que tenemos con ella. Sin limitar aquí la “relación” tan solo a relaciones íntimas físicamente, sino incluyendo cualquier relación: familia, de amistad o de trabajo.
En realidad, es muy difícil concebir lo que es vernos a nosotros mismos todo el tiempo durante nuestras interacciones. Pienso que muy pocos de nosotros tenemos, en realidad, una imagen mental clara de cómo nos vemos. En cualquier relación, solo vemos a la otra persona, no nos vemos a nosotros mismos; así que es una simplificación de lo que está sucediendo. Aparece como si la apariencia de la otra persona fuera lo único que está sucediendo, como si la realidad fuera una película filmada por nosotros. Es difícil concebir cómo es todo visualmente desde la perspectiva de la otra persona, o cómo se ve desde la perspectiva de una tercera persona que nos ve a ambos juntos. Estas son las limitaciones que ocurren, a las que me refería al hablar del tipo de cuerpo y mente que tenemos.
Imaginar las cosas desde la perspectiva de la otra persona, no solo visualmente, sino también emocionalmente, es de suma importancia. Shantideva da amplias enseñanzas sobre esto en el capítulo ocho de Involucrarse en el comportamiento de un bodisatva. Ahí señala que, si tenemos mucha arrogancia o celos hacia los demás, tratemos de vernos comportándonos de tal manera desde el punto de vista de la persona que es el objeto de nuestra emoción negativa.
Shantideva presenta esto como un método provisional para superar las emociones perturbadoras en el capítulo anterior al noveno sobre la vacuidad, vacío. Esto es algo muy hábil, ya que, al aplicar primero métodos provisionales para superar las emociones perturbadoras, las debilitamos. Y luego, al aplicar los métodos últimos para superar la ignorancia, podemos deshacernos de ellas por completo. También podemos aplicar el método de Shantideva de intercambiar nuestro punto de vista con el de alguien más para ayudarnos a entender la relatividad en nuestra meditación sobre la vacuidad y el surgimiento dependiente, y evitar los extremos del absolutismo y el nihilismo. La practicaríamos después de aclarar primero nuestras concepciones erróneas con la meditación sobre la vacuidad cual espacio y la vacuidad cual ilusión.
El método de Shantideva del intercambio de puntos de vista con el de otros está basado primero en igualarnos con los demás. El principio base de esta igualación es que mi punto de vista y el tuyo son igualmente válidos. Tu opinión puede ser totalmente loca, pero, aun así, es la manera en que aparece ante ti, así que necesitamos lidiar con ello. Así como necesitamos tomar de manera igualmente seria tu sufrimiento y mi sufrimiento –el principio de igualar al yo con los demás – asimismo, necesitamos tomar de forma igualmente seria, la manera en que las cosas aparecen ante mí y ante ti. Aun cuando pueda ser muy difícil siquiera concebir el cómo se ve desde el punto de vista de la otra persona que nos ve todo el día, no podemos negar que exista algo así –negarlo sería el extremo del nihilismo.
Con esta aproximación de la igualación y el intercambio del yo con los demás, podemos llegar mucho más profundamente. Podemos analizar para entender que lo que está detrás de mi visión limitada es el aferramiento a un “yo” sólido. Es como si pensáramos: “Yo soy lo único que es real, tú no eres real”. “Solo mis emociones cuentan, las tuyas no cuentan”. Todas las emociones perturbadoras provienen de esa manera de pensar. Nos aferramos a nuestra postura. Discutimos enojados: “Tu postura está equivocada”; o somos totalmente ingenuos y ni siquiera aceptamos la realidad del punto de vista del otro. Podemos ser muy agresivos, ni siquiera queremos escuchar y solo criticamos, criticamos y criticamos sarcásticamente. Sentimos: “Mi postura es correcta”, así que tenemos apego. Las tres emociones perturbadoras venenosas, todas provienen de esta concepción errónea, porque inconscientemente pensamos: “Soy el único que es real, tú no eres real”.
Ensamblar esto con los cuatro inconmensurables, tong-len y las seis perfecciones
Ahora podemos conectar nuestro análisis con el resto de las enseñanzas – es algo hermoso. Aquí tenemos, claramente, a los cuatro inconmensurables. Ecuanimidad inconmensurable: libertad del apego, la repulsión y la indiferencia. No vamos a apegarnos pensando: “Mi punto de vista es el único correcto” y con la repulsión de: “Voy a pelearme contigo”, o la indiferencia de: “No me importa lo que digas”.
Cuando el Entrenamiento mental en siete puntos da enseñanzas sobre tong-len, dar y tomar, dice que tomemos de los otros la atracción, repulsión e indiferencia y les demos libertad de esos tres. En cuanto al orden a seguir, comencemos por nosotros mismos. Esto es lo que va primero, lo tomamos primero de nosotros mismos.
Luego, sobre la base de: “Te tomo en serio”, viene el amor inconmensurable: “Que puedas ser feliz”, la compasión inconmensurable: “Que puedas liberarte del sufrimiento”, y el gozo inconmensurable: “Que puedas alcanzar no solo la libertad del sufrimiento común, sino que puedas alcanzar el gozo infinito de la iluminación”. Con estas cuatro actitudes inconmensurables, tenemos la motivación apropiada y, además, lidiamos con el punto de vista de la otra persona con las seis actitudes de largo alcance y las seis perfecciones.
Todo se ensambla perfectamente. Tomar ambos lados seriamente, no negar uno ni el otro, y ser generosos teniendo autodisciplina ética, paciencia, perseverancia, estabilidad mental (que no es solo concentración, sino también estabilidad emocional) y darse cuenta que discrimina (ver lo que en realidad está sucediendo: lo que es útil y lo que es dañino).
Conclusión
Me parece importante tener, de esta manera, el principio general del tema del surgimiento dependiente, antes de entrar a una cantidad enorme de niveles y detalles sobre el surgimiento dependiente. El punto que aprenderemos es cómo, con un entendimiento correcto de la vacuidad y del surgimiento dependiente, podemos evitar los dos extremos del absolutismo y el nihilismo, y así ser más capaces de hacer frente a las complejidades de la vida.