Repaso de la necesidad de entender los 12 eslabones
Los 12 eslabones de surgimiento dependiente describen cómo el sufrimiento verdadero, la primera verdad noble, proviene de la causa u origen verdadero del sufrimiento, la segunda verdad noble.
El sufrimiento verdadero se refiere a los factores agregados de nuestra experiencia de cada momento – cuerpo, mente y demás – que están manchados. “Manchado” significa que son recibidos y obtenidos de la causa verdadera del sufrimiento. Esta causa es nuestro no darnos cuenta: nuestra ignorancia o confusión acerca de cómo nosotros y todos los demás existen. No solo son obtenidos de ese no darse cuenta, también contienen esta confusión; y si no hacemos nada acerca de ello, el no darse cuenta que mancha estos agregados obtendrá para nosotros más agregados manchados en vidas futuras, incontrolablemente. La incontrolable recurrencia del renacimiento con agregados manchados es lo que se conoce como “samsara”.
Sobre la base de estos agregados manchados – nuestro cuerpo y mente – experimentamos la maduración de nuestro karma. El karma que nos conduce a nuestra conducta compulsiva también es creado por nuestro no darnos cuenta, y las repercusiones de esa conducta son también activadas por nuestro no darnos cuenta.
Si nuestra conducta compulsiva fue destructiva, llevada a cabo por no darse cuenta y confusión acerca de cómo existimos y acerca de la causa y el efecto, experimentamos como resultado el sufrimiento de la infelicidad y el dolor – el llamado “sufrimiento del sufrimiento”.
Esa infelicidad puede estar acompañada por una cognición sensorial de algo, como cuando vemos algo que no nos gusta, o escuchamos u olemos o probamos o sentimos algo que no nos gusta, como frío o dolor físico. Esa infelicidad también puede ser algo que acompañe nuestra cognición mental de algo, como cuando pensamos en algo o recordamos algo que nos molesta.
Las repercusiones kármicas que hemos construido a partir de la conducta constructiva compulsiva – como ser perfeccionistas – también acumuladas sobre la base de nuestra confusión acerca de cómo nosotros existimos y cómo tú existes – maduran en nuestra experiencia de felicidad ordinaria.
La felicidad ordinaria se llama “el sufrimiento del cambio”. Nunca satisface y, mientras más tenemos, con el tiempo se transforma en insatisfacción e infelicidad – como el ejemplo de la felicidad que experimentamos mientras comemos chocolate. Si fuera felicidad verdadera, mientras más chocolate comiéramos de una sentada, más felices nos volveríamos. Pero obviamente, después de una cierta cantidad de chocolate que comamos, nuestra experiencia de comer más estará acompañada de infelicidad.
De nuevo, esta felicidad ordinaria, algunas veces llamada “felicidad mundana”, puede acompañar, ya sea una cognición sensorial como, por ejemplo, cuando vemos a alguien o escuchamos su voz en el teléfono, u olemos o comemos algo, o tenemos una sensación física. O puede acompañar una cognición mental. Cuando pensamos acerca de algo o lo recordamos, o tratamos de aprender algo, podemos disfrutarlo y sentirnos felices mientras aprendemos algo, pero si tuviéramos que hacerlo durante 15 horas seguidas, pronto nos sentiríamos muy infelices de tener que seguir haciendo eso.
Estos agregados manchados que tenemos – cuerpo, mente, emociones y demás – son la base para experimentar estos dos primeros tipos de sufrimiento: el sufrimiento de la infelicidad y el sufrimiento de la felicidad ordinaria. ¿Por qué? Porque son agregados manchados. Son recibidos a partir de este no darse cuenta y están mezclados con este no darse cuenta. Este no darse cuenta activa el karma antiguo y crea nuevo karma que solo perpetúa todo el ciclo.
Los hábitos de este no darse cuenta – o si hablamos de una forma más general, los hábitos de aferrarse a formas imposibles de existencia – causan que la mente proyecte, sobre la base de este hardware limitado que tenemos, apariencias de formas imposibles de existencia. Debido a las apariencias engañosas que nuestra mente proyecta, nuestra mente está confundida y está acompañada por el no darse cuenta de no saber que estas apariencias son falsas. No nos damos cuenta de que no corresponden con la realidad. Dado que no sabemos eso y pensamos justo lo opuesto, concretamente que las apariencias son verdaderas, experimentamos lo que a menudo se llama “aferramiento a formas imposibles de existencia”.
La causa raíz de este aferramiento, entonces, es el no darse cuenta – el primero de los 12 eslabones. Y aquí, específicamente, estamos hablando del no darse cuenta de cómo existen las personas, tanto nosotros mismos como los demás. Explicar el no darse cuenta de esta manera, permite a los 12 eslabones encajar cómodamente en todos los sistemas doctrinales budistas indios, tanto los hinayana como los mahayana.
De acuerdo con los sistemas doctrinales hinayana, nuestra mente proyecta ciertas formas imposibles de existir sobre las personas; mientras que, de acuerdo con los sistemas mahayana, nuestra mente proyecta formas incluso más sutiles sobre todos los fenómenos, incluyendo a las personas. Los sistemas hinayana y muchos de los sistemas mahayana afirman que, para alcanzar la liberación, solo necesitas deshacerte de ese primer nivel ligeramente más burdo de creencia en esa proyección imposible. Pero dentro del mahayana, el sistema prasánguika guelug afirma que necesitamos entender que el nivel más sutil de esta proyección de formas imposibles de existencia no corresponde con nada real y necesitamos ese mismo entendimiento para obtener, ya sea la liberación o la iluminación.
Pero, en cualquier caso, sin importar cuál sistema de visiones filosóficas dentro del budismo sigamos, aun así, este no darse cuenta, esta confusión – incluso este mecanismo de proyectar formas imposibles de existencia – no está en la naturaleza de la mente. Eso significa que no necesariamente está ahí a cada momento. La prueba de eso es la total absorción en la vacuidad de un arya – y aún más profundamente, con mayor importancia, cuando esa total absorción es con la mente de luz clara más sutil.
Por lo tanto, es posible alcanzar una verdadera cesación de este samsara incontrolablemente recurrente, a través de un verdadero estado mental que sea el camino, el cual es el entendimiento de la vacuidad, también conocido como “vacío”. La vacuidad significa una total ausencia de un referente real de estas formas imposibles de existencia. No hay tal cosa; no existe. Cuando tenemos confianza en que nuestras proyecciones ignorantes, confusas, no corresponden con la realidad, podemos desarrollar más fácilmente una determinación verdadera de liberarnos de todo el sufrimiento que proviene de ser engañados y creer que nuestras proyecciones absurdas son verdaderas. A esta determinación de liberarse se le llama “renuncia” y está basada en la convicción de que realmente es posible deshacernos del no darse cuenta y del resto de los 12 eslabones que provienen de él, y alcanzar la liberación.
Además, también estamos convencidos de que todos los demás pueden alcanzar la liberación sobre la base de obtener esta realización. Eso nos ayuda a desarrollar, no solo el tipo de compasión que dice: “Oh, me siento mal por todos los que sufren. Desearía que no tuvieran este sufrimiento, pero no hay nada que nadie pueda hacer al respecto”, sino la compasión que nos lleva a asumir la responsabilidad de ayudarlos, porque estamos convencidos de que hay algo que puede hacerse acerca de ello, y que podemos, de hecho, ayudarlos mostrándoles el camino.
Pero, incluso si tratamos de mostrarles el camino, los demás necesitan ser receptivos. Necesitamos tener una actitud realista acerca de cuánto podemos realmente ayudar a los demás a alcanzar la liberación y la iluminación. Si pudiera hacerse solo por el poder del Buda mismo, ya lo habría hecho.
La mayoría de los sistemas indios no budistas afirman un estado de liberación del renacimiento samsárico que se obtiene al entender la realidad de la forma en que ellos la han descrito. Y algunos de estos sistemas, como el samkya, dicen que es inevitable que todos en algún momento alcancen la liberación: todos nos dirigimos hacia esa meta. Pero esto no es lo que dice el budismo, aunque muchas personas malentiendan que las explicaciones budistas sobre la naturaleza de buda se refieran a esto.
Todos tienen naturaleza de Buda, lo cual significa que tienen los diversos factores asociados, principalmente con la mente, que les posibilita alcanzar la liberación y la iluminación. Así que todos son capaces de eso, pero eso no significa que todos alcanzarán la liberación y la iluminación. Hay una gran diferencia entre ser capaz de algo y realmente hacerlo. A menos que alguien sea lo suficientemente receptivo y acumule la suficiente fuerza positiva o mérito, no se interesarán en las enseñanzas sobre la vacuidad y demás que los conducirá a la liberación. Aun si intentan entender la vacuidad, no serán capaces de obtener cognición no conceptual de ella.
Eslabón Uno: Ignorancia
Antes de estudiar los 12 eslabones es importante entender que, aunque hay una lista de 12, como son enumerados consecutivamente, uno, dos, tres, etc., tendemos a creer que son lineales, pero ese no es el caso. Los 12 son descritos como “eslabones en una cadena”. Una cadena está hecha de anillos que se entrelazan unos con otros y, si tenemos una pulsera así, forman un largo círculo. Estos 12 eslabones son como las secciones de anillos entrelazados de una cadena. La forma en la que van juntas no es exactamente lineal.
El primer eslabón es el no darse cuenta – eso generalmente se traduce en inglés como “ignorancia”. En algunos idiomas no tenemos problemas en términos de una palabra como “ignorancia” en lugar de “no darse cuenta”. A mí no me gusta “ignorancia” porque en inglés tiene una connotación de ser tontos y no es un asunto de ser o no ser tontos. Es “no darse cuenta”: simplemente no sabes. No hay una cualidad de juicio en ella, como al decir: “Tú, ignorante, estúpido. Eres un idiota, no entiendes esto”. No es así. Eso es importante en términos, no solo de nuestra actitud hacia los demás, sino también de nuestra actitud hacia nosotros mismos.
Después de todo, las enseñanzas budistas están basadas en la compasión, no en ser críticos y estar enojados con nosotros y con los demás: “yo soy un idiota”, “tú eres un idiota”, “¿cómo puedo ser tan tonto?”. A menudo tenemos esa actitud, particularmente acerca de nosotros mismos: “¿Cómo puedo ser tan tonto? Otra vez me enojé. Otra vez causé este o aquel problema”. Ese tipo de actitud quizá sea un poco útil en términos de movilizar nuestra energía, pero por lo general crea más problemas. Porque con frecuencia esa actitud produce culpa: “Soy un chico malo, una chica mala”, etc. Y eso tiene muchas consecuencias emocionales y psicológicas que no son tan placenteras.
Así, automáticamente nuestra mente proyecta estas apariencias de formas imposibles de existencia, proyecta toda esta basura, y se siente como si eso fuera lo que corresponde con la realidad y – no darse cuenta – simplemente no sabemos que es falso; es muy convincente. Otra interpretación del no darse cuenta: no es simplemente que no sabemos que es falso, sino que creemos que sí corresponde con la realidad. Así que eso es: lo sabemos de forma invertida. Esa es la terminología que se utiliza. Pensamos que sí corresponde con la realidad, lo que es inverso al hecho de que no corresponde con la realidad.
No darse cuenta de cómo existen las personas
Ahora, es muy significativo que el primer eslabón es en términos del no darse cuenta de cómo existen las personas – tanto nosotros mismos como todos los demás. No es no darse cuenta acerca de cómo existen los fenómenos en general. Y aun si seguimos el sistema filosófico que dice que, realmente, para alcanzar la liberación, tenemos que entender que la forma imposible en la que todos los fenómenos existen y la forma imposible en que las personas existen - de la que tenemos que deshacernos para alcanzar la liberación- es la misma, incluso si seguimos ese sistema, el énfasis está en deshacernos del no darse cuenta acerca de las personas. Eso tiene una implicación sumamente grande en términos de nuestra aplicación de las enseñanzas budistas.
Nuestro problema, el verdadero problema, y en lo que necesitamos enfocarnos para alcanzar la liberación, no es en nuestro apego al coche o a la computadora o al chocolate ni nada por el estilo. El problema es nuestro apego al “yo”: “Siempre tengo que tener lo que ‘yo’ quiero”, y mi apego a “ti”, que “siempre tienes que hacer lo que yo quiero que ‘tú’ hagas”. E incluso cuando pensamos en términos del problema que tenemos con nuestro apego a la computadora, el coche, el chocolate, etc., el énfasis no está en el coche o en la computadora; el énfasis está en “mí” como una cosa sólida que posee esas cosas, que “soy tan sólido que puedo poseer cosas”.
Esto se vuelve muy interesante y muy importante en términos de lidiar con los problemas cotidianos. Digamos que estamos tratando de hacer mucha meditación y afuera hay mucho ruido. ¿Cómo nos aproximamos a eso? Podríamos hacer todo tipo de meditaciones sofisticadas para deconstruir el sonido: “es solo la vibración del aire” y todo este tipo de cosas, “la percepción del sonido es solo una ola en el océano de la mente”. Hay muchos métodos que podríamos usar: “este es un obstáculo enviado por el demonio Mara, así que haré este pequeño pastel torma, lo enviaré al demonio Mara y le diré que deje de molestarme”.
Podemos usar ese tipo de aproximación. Pero ¿cuál es el verdadero problema aquí? El verdadero problema es este concepto de un “yo” sólido que siempre tiene que tener las circunstancias conducentes y “yo debería tener el control de lo que sucede alrededor de ‘mí’”. Ese es el problema. Porque incluso si deconstruimos el sonido desde su propio lado, aún nos quedamos con un “yo” muy fuerte, que está un poco tenso, esperando que surja el siguiente obstáculo. Así, aún está este “yo” sólido. Este es un punto muy útil que nos ayuda a lidiar con diversos problemas.
Permítanme darles un ejemplo de mi propia experiencia. Hace un par de años un restaurante café se mudó a la planta baja del edifico de apartamentos en el que vivo. Y este café es extremadamente popular y está abierto los siete días de la semana, de las siete de la mañana a las tres de la mañana. Y cuando el clima es cálido, hay mesas afuera, directamente debajo de todas mis ventanas, las personas beben y son ruidosas hasta muy temprano en la mañana. Así que es un problema, no tanto cuando trabajo durante el día, porque puedo lidiar con el ruido a esa hora, sino conciliar el sueño.
Así que podría recostarme en la cama y maldecir a las personas que están afuera pasando un buen rato, tomando mucha cerveza, gritando y riendo. Podría intentar: “Bueno, eso es solo un sonido, ¿qué más da?”, pero eso realmente no me ayuda a dormir. Me parece que tendríamos que ser sumamente avanzados para que eso tuviera algún efecto. Podría mudarme, pero no hay absolutamente ninguna garantía de que el lugar al que me mude será más silencioso. Todo lo que se necesita es un vecino que sea aficionado de escuchar música techno a altas horas de la noche y ese es el fin de tu atmósfera pacífica.
Así que trabajas en deconstruir el “yo”, que “tiene que salir de la forma en la que ‘yo’ quiero”, y “soy más importante que todas estas personas y lo que yo hago, meditar y trabajar en mi página web y todas estas cosas, es mucho más importante que todas estas personas tontas que están afuera, solo bebiendo y pasando lo que ellos consideran un buen rato”. Pero si uno trabaja en deconstruir este gran “yo” sólido, entonces verán: “hay millones y millones de personas y todos actúan bajo la influencia de causas y condiciones, igual que yo. Y no hay nada especial en mí ni en ellos, ni nada por el estilo”.
Así que, ¿qué esperabas? La famosa línea: “¿Qué esperabas del samsara?”. Ahora, sobre esa base, si aplicas la enseñanza del lojong del entrenamiento de actitudes o el entrenamiento mental, “da la victoria a los demás, acepta en ti la derrota”, entonces eso funciona muy bien. Así, en los meses de verano muevo mi colchón a la cocina, que no da a la calle. Es la única habitación silenciosa en la casa. Y duermo en la cocina, en el piso de la cocina, en el verano, lo cual está perfectamente bien.
Pero si simplemente le dan la victoria a los demás y se mudan a la cocina sin el trabajo de tratar de deconstruir el gran “yo” sólido, entonces estás recostado en la cocina, pensando: “Oh, soy tan listo y esas personas terribles están allá afuera bebiendo y haciendo escándalo”. Aún te estás aferrando a un “yo” sólido. Así, aunque ayuda, no has profundizado lo suficiente como para realmente trabajar con la causa del problema.
Este es solo un ejemplo. Me río porque, antes de aplicar cualquier método, cuando estás acostado en la cama, piensas todo tipo de cosas medievales: “debería tener una enorme olla con alquitrán hirviendo que pudiera derramar”, y este tipo de cosas medievales que obviamente tampoco son la gran solución; pero esos pensamientos se nos cruzan por la cabeza.
Poner el énfasis en deconstruir el “yo” sólido
Así, tenemos no darse cuenta acerca de cómo existen las personas, tanto nosotros como los demás. Y, de nuevo, aunque sí se refiere específicamente tanto a nosotros como a los demás, pienso que el énfasis necesita estar en nosotros mismos. Si piensan en ello desde su propia experiencia, si tratan de aplicar estas enseñanzas – alguien no se porta bien con nosotros, no nos presta atención, nos ignora, dice o hace algo que no nos gusta, etc., nos enojamos mucho: “Oh, hiciste esto y estoy muy decepcionado de ti”, y todo este tipo de cosas.
Así que estamos molestos con la otra persona y decimos: “Bueno, ¿quién es la persona? ¿Dónde está la persona? ¿La persona es la mente, el cuerpo, etc.? Solo está imputada sobre todos esos agregados. Y todo lo que hace y ha hecho está influenciado por tantas circunstancias y causas y por su karma, su familia y todo ese tipo de cosas”, así que, en cierto sentido, deconstruyes a la otra persona: “¿Con qué estoy enojado?”, y esto definitivamente ayuda. No hay duda acerca de eso. Sin embargo, si no hemos aplicado ese análisis a nosotros mismos, entonces todavía está el “yo” sólido adentro: “Bueno, he deconstruido esta situación y entonces no estoy enojado”.
Pero aún está el yo que: “Quiero que mis amigos actúen como ‘yo’ quiero que actúen”, de tal forma que nos hemos programado para enojarnos en la siguiente situación con la siguiente persona. Y es muy interesante porque es mucho menos amenazante deconstruir a la otra persona que deconstruirnos a nosotros mismos, ¿no es así? Así que, “OK, te deconstruiré ‘a ti’, pero aquí estoy ‘yo’” y “todos deberían amarme a ‘mí’ y todos deberían ponerme atención a ‘mí’ y valorarme a ‘mí’ y ‘yo’ siempre debería salirme con la ‘mía’”. Así que nos hemos dejado como el centro del universo y solo estamos deconstruyendo algunas de las cosas alrededor de nosotros.
Superar la resistencia del ego
Así que, aunque aquí dice que el eslabón del no darse cuenta es el no darse cuenta de cómo existen las personas, tanto nosotros como los demás, necesitamos empezar con nosotros mismos. Y tenemos que lidiar con el hecho de que es doloroso, es amenazante, y nuestro hábito de aferrarnos a un “yo” sólido y nuestro hábito de egoísmo y egocentrismo opondrán resistencia. La resistencia surgirá; no es como si estos hábitos estuvieran sentados adentro como una fuerza pesada y ellos enviaran esta resistencia. Pero la resistencia va a estar ahí, así que, aunque necesitamos compasión hacia nosotros mismos, necesitamos una fuerza muy poderosa.
Por ejemplo, el texto de entrenamiento mental llamado La rueda de las armas afiladas acude a esta muy poderosa fuerza de Yamantaka. Esa es la representación del aspecto enérgico del darse cuenta que discrimina o sabiduría, parte de la naturaleza de Buda; que tenemos que recurrir a esta gran fuerza dentro de nosotros para aplastar esta resistencia. Yamantaka es el aspecto enérgico de Manjushri. Y tengan cuidado con las traducciones que llamen a este tipo de figuras “deidades coléricas, iracundas”, porque, de nuevo, eso involucra un aspecto de juicio: están enojadas con nosotros y “yo estoy enojado conmigo mismo” y demás, y no se trata de eso en absoluto.
El sentido es solo “fuerte, poderoso” y nosotros somos bastante capaces de ser fuertes y poderosos con nosotros mismos. Por ejemplo, quizás no deseamos salir de la cama en la mañana y tenemos esta alarma -ese es verdaderamente un invento de Mara- con el que podemos apretar un botón para que se apague cinco minutos y vuelva a sonar después. Así que sigues presionándolo y presionándolo y presionándolo hasta que eventualmente tienes que forzarte a levantarte de la cama para ir a trabajar. Así que somos capaces de ser enérgicos con nosotros mismos. De lo contrario, nos quedaríamos acostados para siempre, presionando el botón cada cinco minutos.
No darse cuenta basado en la doctrina
Muy bien. El no darse cuenta acerca de cómo existen las personas, cómo nosotros existimos. Hay dos niveles de esto. Está el no darse cuenta basado en la doctrina y el no darse cuenta que surge automáticamente. El que está basado en la doctrina es algo que nos han enseñado y que hemos aceptado. Específicamente, se refiere a que nos hayan enseñado y hayamos creído una explicación de uno de los sistemas doctrinales indios no budistas de cómo el yo o el alma – el “atman” – existe, y esto es quien realmente somos. Y esta alma tiene un conjunto fijo de características. Incluso si nadie nos ha enseñado nada acerca de estas teorías indias del yo en esta vida, podríamos llegar a esta visión en nuestras propias reflexiones, basados en instintos para pensar de esta forma, desarrollados a partir de aprender y creer estas teorías en alguna vida previa. Porque el budismo, y todos estos otros sistemas indios, afirman la existencia de vidas desde el tiempo sin principio, que todas estas teorías han estado aquí desde siempre, era tras era; todos tienen este no darse cuenta basado en la doctrina, aunque es posible que no se manifieste en esta vida, por ejemplo, en una vida en la que hemos renacido como un insecto.
Cuando nos identificamos con este atman: “Eso es quien realmente soy”, entonces, basados en eso, obtenemos todo tipo de las llamadas “emociones perturbadoras basadas en la doctrina”. Este es el mismo “yo” que sentimos que es nuestro yo cuando somos egoístas, codiciosos, celosos, arrogantes y demás.
Aunque muchas de nuestras religiones occidentales – las religiones abrahámicas del judaísmo, el cristianismo y el islamismo – afirman un alma y muchas de las características del alma suenan muy similares a lo que afirman estos sistemas hinduistas y jainistas en la India, los comentarios budistas son bastante insistentes en que este darse cuenta basado en la doctrina se refiere específicamente a todo el paquete que se obtiene de estos sistemas indios no budistas. Pero entender que las afirmaciones indias de un atman no se refieren a nada real puede, por supuesto, ayudarnos a superar nuestra creencia en algunas de las afirmaciones no indias del alma que tienen puntos similares, así que no está desconectado.
Las tres características de un atman
Así que, ¿cuál es exactamente la descripción de un atman, un alma? Tiene tres características y estas tres características describen lo mismo – atman – así que de muchas formas se superponen.
La primera característica a menudo se traduce como “permanente”. Eso es muy confuso. Tenemos que entender que no estamos hablando de “eterno”, “para siempre”. El budismo dice que el “yo” convencional es eterno: no tiene principio ni final, así que ese no es el problema. El problema es afirmar lo permanente en el sentido de “estático”, “nunca cambiante”, “no afectado por nada”, “nada ‘me’ afecta”.
Recuerdo que una vez me caí en la India al resbalarme sobre el concreto bajo la lluvia monzónica, y me rompí algunas costillas. Y entonces disocias: “Bueno, eso no me afecta a mí, hay un ‘yo’ adentro de mí”, “yo no soy afectado por eso”. Y luego disocias y piensas: “Realmente no quiero estar en este viaje de ahora tener las costillas rotas y toda la recuperación y demás”, así que sientes que hay un “yo” que no es afectado por esto.
O escuché recientemente una descripción de cómo era estar en el ejército soviético. Le están pasando todas estas cosas horribles a tu cuerpo, psicológicamente y demás, pero para protegerte a ti mismo sientes: “Bueno, hay un ‘yo’ adentro que no es afectado por esto. Esto es solo externo”, y entonces tienes una pared, una barrera emocional que pones y sientes: “Todo esto está pasando, pero realmente no me está afectando a mí”; esta es la idea aquí.
La segunda característica a menudo se traduce como “uno”. Podríamos entenderlo como similar a estático, lo cual significa que siempre es lo mismo, sin importar qué pase: “Me fui a dormir anoche y aquí estoy en la mañana, el mismo ‘yo’. Estoy de regreso de nuevo, el mismo ‘yo’”. Pero la verdadera explicación de esta característica es que es un monolito sin partes, que el atman no tiene partes. Es un monolito que es, ya sea del tamaño del universo, como que el atman es Brahman, esta enorme cosa monolítica indiferenciada, o en algunas de las teorías es una chispa diminuta, como la chispa de la vida.
Ese es el atman sin partes, el “yo” sin partes. Así que ahora empezamos a tener un poco el sabor de que esto es realmente algo que alguien nos ha enseñado, que tenemos un alma que es del tamaño del universo, un monolito, sin partes, que nunca cambia, este tipo de cosa, y que nuestra individualidad y demás es solo una ilusión – esto es maya.
Y la tercera característica es que este atman es algo que es totalmente independiente de los agregados, de un cuerpo y una mente, lo cual significa que es como algo que entra en un cuerpo y mente y luego sale y va a otro – pero en su propio estado, por sí mismo, está completamente disociado de cualquier tipo de base, un cuerpo y una mente. Y, por lo general, cuando decimos que estamos liberados, simplemente existimos así, totalmente sin cuerpo o mente.
El sistema Samkya dice que ese atman con estas características de “no afectado por nada”, “es un monolito sin partes” e “independiente” tiene una cualidad de darse cuenta desde su propio lado. Los sistemas Nyaya y Vaisheshika dicen que no tiene la cualidad del darse cuenta, pero cuando entra en un cuerpo, se conecta a un cerebro y una mente y entonces se da cuenta de las cosas. Pero hay muchos, muchos problemas lógicos, inconsistencias, contradicciones y demás que surgen de este tipo de afirmaciones de un atman, de que eso es quienes somos.
Y es importante no solo pensar como occidentales: “Bueno, estos indios tontos lo creen así”, y “muy bien, es interesante refutar esto, pero ¿qué tiene eso que ver conmigo y con mi configuración, perfil emocional?”. Pero, como dije, aunque debieron enseñarnos doctrinalmente todo el sistema, sí tenemos ciertos aspectos de estas creencias, si realmente lo revisamos – como, por ejemplo, que hay un “yo” que es totalmente independiente del cuerpo y de la mente. Entonces, y este es un ejemplo que Su Santidad el Dalái Lama usa, vemos a alguien más y pensamos: “Me gustaría intercambiar cuerpo contigo”, o “me gustaría tener tu inteligencia”, como si de alguna manera este “yo” pudiera dejar este cuerpo y mente y ahora ser “tú”.
Y más relevante es que, cuando recibimos todas estas enseñanzas acerca de la mente de luz clara y “es pura sin principio” y esas cosas, es muy fácil malentender que esa mente de luz clara, esa continuidad, existe como un atman hinduista. Por supuesto que el budismo dice que es eterna, entonces pensamos: “Bueno, nunca cambia. Su naturaleza impoluta nunca cambia”. Bueno, claro que la naturaleza impoluta nunca cambia, pero tiene un objeto diferente a cada momento. Así que cambia momento a momento, pero pensamos: “Nunca cambia, no es afectada por nada, no tiene partes y va de un cuerpo al otro”, así.
Esto es el atman, el atman hinduista. “E incluso como un Buda, mi mente de luz clara iluminada irá a un cuerpo, esta cosa hecha de elementos y demás, y luego lo manejará como una emanación”. Ese es un malentendido, y uno en el que es sumamente fácil caer, si realmente no hemos trabajado en la refutación de este yo falso basado doctrinalmente, en este atman. Así que tengan cuidado con eso. Muchas personas caen en este malentendido.
El yo es imputado sobre los agregados
¿Qué dice el budismo? Lo que el budismo dice – y esto lo dicen todas las tradiciones, todas las escuelas, hinayana, mahayana, la India, el Tíbet, lo que sea – es que hay un “yo” convencional, un yo, una persona, pero eso es algo que está imputado sobre los agregados. Así que tenemos que entender qué significa eso. Aunque quizá sea difícil expresar la palabra “imputación” en algunos idiomas – e incluso en inglés no transmite el significado con claridad – ciertamente no es el mismo que “proyección”. “Proyección” da la connotación de que es falso y que es creado por la mente, y esto no es falso. Un fenómeno imputado es, literalmente, algo que está atado a algo más. Es dependiente del otro fenómeno como base para su existencia y para ser válidamente conocible.
Un ejemplo de un fenómeno imputado es el movimiento. ¿Qué es el movimiento? Cuando vemos nuestra mano, lo único que podemos ver es un nanosegundo a la vez. En este nanosegundo, veo mi mano aquí; en el siguiente nanosegundo mi mano está ahora aquí; en el siguiente nanosegundo está ahí, ahí, ahí, ahí y ahí. ¿Qué es el movimiento? El movimiento es algo imputado sobre esta serie de percepciones. No vemos el movimiento todo de una vez en un solo momento, ¿o sí? Pero sí vemos el movimiento. Así que no es una proyección de fantasía; el movimiento no es solo un objeto de la cognición conceptual. De esto es de lo que estamos hablando. Hay movimiento, ¿no es así? No solo pensamos que hay movimiento, podemos verlo.
De la misma forma, tenemos una serie de momentos, nanosegundos, que están hechos de los agregados, estos factores de experiencia – percepción, objetos percibidos, cuerpo, emociones y todo este tipo de cosas – momento a momento a momento a momento, hechos de todas estas diferentes partes. Y así como el movimiento es algo imputado sobre esta secuencia de la mano en diferentes posiciones a lo largo de muchos nanosegundos, de la misma forma, “yo” es algo imputado sobre esta secuencia de momentos de experiencia hecha por los agregados. Y “yo” no es solo un concepto o algo solo conocido por el pensamiento conceptual; yo puedo verme y tú también puedes verme.
Y cada momento de experiencia, por supuesto, es generado por una secuencia de causa y efecto kármico de lo que pasó antes. Pero no existe de forma aislada, porque lo que es percibido también es afectado por lo que todos los demás están haciendo, lo que está pasando con todos los demás en el universo, etc. Y ese “yo” o persona imputada sobre estos agregados no son los agregados mismos, así como el movimiento imputado sobre una mano en posiciones consecutivas diferentes no es la mano misma. Tanto el movimiento como el yo son fenómenos imputados y no pueden existir ni ser conocidos de manera separada de aquello sobre lo que son imputados, específicamente, su base de imputación – la mano en diferentes posiciones consecutivas y los agregados que comprenden momentos consecutivos de experiencia.
No soy mi cuerpo. Si fuera mi cuerpo, entonces si pierdo mi mano, ¿ya no soy yo? No, no puede ser así. Y no soy mi mente. Conforme envejezco y pierdo partes de mi memoria, ¿eso significa que ya no soy yo? No, no es así. Y entonces el “yo” no es idéntico a ninguno de los agregados, el cuerpo, la mente o cualquiera de sus partes, y no es algo separado de ellos, completamente independiente de ellos. No experimentamos: “el cuerpo es frío, pero yo no estoy frío”, “el estómago tiene hambre, pero yo no tengo hambre”. No experimentamos las cosas así.
El “yo” no es siempre el mismo. Tiene partes. Es algo imputado, no solo sobre la conciencia, sino también simultáneamente sobre el cuerpo, las emociones, las sensaciones físicas y demás. Así que hay partes, es afectado por cosas, etc. No está separado. No es idéntico a los agregados y no puede de ninguna manera existir de forma separada como: “Después de morir solo hay un ‘yo’ sin base alguna para una mente o un cuerpo o algo así”.
Cada sistema budista dice que el “yo” es algo imputado sobre lo que continúa de vida en vida. El sistema de tantra anutarayoga, por ejemplo, explica que es algo imputado en la mente de luz clara inseparable del viento de energía más sutil. Pero el “yo” no es idéntico a ninguno de ellos; son la base para la imputación del “yo”. Siempre hay una base, siempre hay un aspecto de la mente y el cuerpo. Sin importar cuál sistema budista revisemos, afirma que el “yo” es siempre algo que está imputado sobre una continuidad, un continuo, un continuo interminable, sin principio y sin final, y que no puede existir o ser conocido de forma separada de una base de imputación. Esa es la perspectiva budista.
El “yo” no es algo que habite nuestro cuerpo y mente
No hay más cualidades de este “yo” basado en la doctrina, este “yo” falso. Y es que nos imaginamos que existe esta identidad, “yo”, atman, que de alguna manera entra en el cuerpo y mente y vive ahí. Esta es su casa. Una sensación de que esta es la casa del atman, este cuerpo y mente, lo posee – como ahora yo poseo una casa o un coche y puedo entrar en él – y que lo usa, hace uso de él para caminar aquí y allá, para recoger cosas, para comunicarse y demás. Ese es el paquete más grande del malentendido. Y con frecuencia solemos pensar así, ¿no es cierto?
Muchas personas experimentan un dolor terrible, terrible, como, por ejemplo, cuando tienen cáncer terminal o simplemente cuando experimentan una edad extremadamente avanzada. Tengo un tío que tiene 95 años y otro que tiene 96 y a menudo se quejan: “Me siento como si estuviera atrapado dentro de la prisión de este cuerpo”. Para ellos, el cuerpo es una prisión, con este dolor y vejez. No puedes ni caminar. No puedes hacer nada. Ni siquiera puedes leer o algo así, porque tus ojos ya no están en buenas condiciones y es una prisión. Y la concepción es que el “yo” está viviendo dentro de este cuerpo que es como una casa, que ahora se ha convertido en una prisión, y puede de alguna manera salir y existir por sí mismo.
Así que esta es una idea equivocada. Y podemos tener todo tipo de emociones perturbadoras basadas en creer eso: “Esto soy ‘yo’”. “Este es ‘mi’ cuerpo. ‘Yo’ soy el dueño de un cuerpo”. “Yo’ soy el dueño de este espacio alrededor de ‘mí’, no violes ‘mi’ espacio” – este tipo de actitud. Hay tantas emociones perturbadoras que pueden surgir, no solo: “Salgamos y hagamos una guerra religiosa basada en esta creencia”.
Examinar estas ideas equivocadas acerca del “yo”
Lo que necesitamos hacer, entonces, es examinar este tipo de ideas equivocadas con lógica, para ver – es lógicamente consistente, es auto-contradictorio y demás – para darnos cuenta que esto es imposible: nadie, nada podría existir con estas características. Y mientras más estemos convencidos de que no existe tal cosa, con el tiempo dejamos de creer en ello. No sucede inmediatamente. Es un proceso largo. Es como que básicamente no queremos creer que no existe tal cosa.
Un buen ejemplo es que no podemos encontrar nuestras llaves y buscamos en todos los lugares posibles, pero no están ahí; realmente no queremos aceptar que perdimos las llaves, así que buscamos una y otra y otra vez. Y toma un tiempo antes de que nos demos por vencidos y aceptemos el hecho de que “perdí mis llaves. Me quedé fuera de la casa”.
Pero tienes que saber qué son tus llaves para poder saber que: “no las tengo”, ¿no es así? Es como que para saber “no es una manzana”, tienes que saber “manzana”. “Esto no es una manzana”. ¿Cómo sé que esta cosa aquí, que es un vaso, no es una manzana? Si no supiera lo que es una manzana, ¿cómo podría pensar que esto no es una manzana?
Así que para realmente trabajar con este no darse cuenta y deshacernos de él, tenemos que reconocer cuáles son nuestras ideas equivocadas. Solo si lo hemos reconocido, y no solo de forma teórica, sino que lo hemos reconocido en nosotros mismos, al menos algunos de los remanentes de él, eso es mucho más significativo que: “no existe tal cosa”.
Y, como digo, necesitamos trabajar en esto durante un largo tiempo. No es tan fácil. Pero esta refutación a través del análisis es sumamente importante. Permítanme usar un ejemplo, no es exactamente análogo, pero a menudo pensamos “nadie ‘me’ quiere”. Bueno, si analizamos “nadie ‘me’ quiere”, eso significa: “...incluyendo a mi perro, a mi madre, incluyendo mi vida entera en la que no hubo absolutamente nadie que ‘me’ quisiera”. Bueno, esto es ridículo. Es bastante difícil que alguien haya experimentado algo así.
De tal forma que, mientras más nos enfocamos en eso, aunque quizás se sienta como “nadie ‘me’ quiere”, entendemos que no es así: “Eso no corresponde a nada real”. El problema es que pensamos: “Bueno, no cuenta que mi perro y mi mamá me quieran, eso no cuenta. ¡Yo quiero que ‘tú’ me ames a ‘mí’!”. Y luego tenemos que trabajar con este falso concepto de un “tú” sólido y un “yo” sólido. Es interesante cómo funciona nuestra mente, ¿no es así?
Muy bien, así que ese es el no darse cuenta basado en la doctrina y, de hecho, este es el eslabón que tenemos que entender a mayor profundidad, porque de esto es de lo que realmente tenemos que deshacernos. Entonces todo se desmorona. Pero solo deshacernos de este no darse cuenta basado en la doctrina, ciertamente no es suficiente para traer la liberación. Tenemos que deshacernos del no darse cuenta que surge automáticamente que incluso los perros tienen, que todos tenemos. Pero primero nos tenemos que deshacer de toda la basura que estamos creyendo basados en el adoctrinamiento. Una vez que nos deshacemos de eso, entonces podemos empezar a trabajar en niveles más sutiles.
Y pienso que muchos de ustedes pueden saber esto por su propia experiencia. Si les han lavado el cerebro con propaganda – y esto podría suceder en cualquier cultura, en cualquier situación – primero tienen que limpiar su mente de eso: “Esto es completamente basura”, antes de que puedan lidiar con problemas humanos compartidos más universalmente comunes. Y no ayuda pensar: “Qué estúpido fui por haber creído esa propaganda”. Eso no ayuda, sino simplemente darnos cuenta de una forma emocionalmente no crítica: “Bueno, esto era basura, ahora limpiaré eso y seguiré adelante”.
Y lo importante es, por supuesto, aunque no sea el no darse cuenta basado en la doctrina por definición, tratar de no estar bajo la influencia de todos los diferentes esquemas de propaganda. Como, por ejemplo, la publicidad moderna: “si compras esto, entonces todas las chicas te amarán”, o este tipo de sinsentidos. Eso solo incrementa el deseo, la codicia y el apego. ¿El tipo de carro que manejas te hace más o menos sexy? Esto es absurdo.
Lo siguiente es la discusión de la forma de no darse cuenta que surge automáticamente. Esta es de la que tenemos que deshacernos para alcanzar la liberación. Pero, como dije y lo subrayo: no podemos solo trabajar con el que surge automáticamente sin haber primero trabajado con el que está basado en la doctrina. Y la razón dentro del contexto budista es que, sin haber lidiado con este no darse cuenta basado en la doctrina, es muy fácil, y muchas personas caen en la trampa de creer que la mente de luz clara es, por ejemplo, un atman hinduista. Así que necesitamos ser cuidadosos y lidiar con ello.