Prácticas para desarrollar un corazón cuidadoso

Empezamos el entrenamiento brevemente con el ejercicio de aquietar la mente. Cuando decimos “aquietar la mente” eso no significa apagar todo, como un radio cuando está apagado, sino que, por el contrario, significa silenciar las cosas innecesarias que están pasando en nuestra mente, de tal forma que podamos ser más abiertos y positivos. Pero, como se señaló, si solo hacemos eso o lo hacemos de forma incorrecta, tendemos a aislarnos de los demás y no tenemos sentimientos en absoluto. Si nos vamos al extremo de apagar todo, hemos ido demasiado lejos. 

Cuando hablamos de aquietar las cosas problemáticas, extrínsecas, que hay en nuestra mente, también queremos tranquilizar nuestro nerviosismo, preocupaciones y miedos. Para algunas personas, eso no es tan fácil de hacer, obviamente. Pero si estamos en un grupo en el que todo el mundo está de acuerdo en no emitir juicios hacia los demás, eso puede ser muy útil.

El corazón cuidadoso

Ahora, sigamos con el corazón cuidadoso, la actitud cuidadosa; y nuevamente vemos a las personas en el póster y primero comenzamos guardando silencio – ese es el primer paso – y después consideramos a estas personas una a la vez. Solo avancen a través de la secuencia con una persona de las fotografías a la vez, y una vez que sean capaces de generar esta actitud cuidadosa a través de la línea de razonamiento, entonces cambien su atención a otra persona. 

Primero aquietamos nuestro pensamiento discursivo. “Pensamiento discursivo” significa “bla, bla, bla”, hablar en nuestra cabeza. Si queremos aquietarnos nos enfocamos en la respiración. Ese es un uso específico de la meditación en la respiración. En la tradición teravada, del cual se deriva el movimiento vipáshana, la respiración es un objeto focal para muchos tipos diferentes de meditación. Pero cuando revisamos las tradiciones mahayana, la respiración es señalada como un objeto de enfoque específicamente para aquellas personas que tienen mucho pensamiento discursivo. Sus mentes son muy activas; siempre están hablando en su cabeza. Enfocarse en la respiración los aquieta.

Si intentan eso, encontrarán que, aunque por supuesto podemos enfocarnos en la respiración, una parte de la mente aún está hablando. Sin embargo, sigue siendo muy útil, especialmente si tenemos el problema, el cual yo a menudo tengo, de tener una música o canción interminablemente en nuestra mente. Escuchamos una canción y de alguna manera nuestra mente se queda pegada a ella y entonces la cantamos todo el día, lo cual es totalmente estúpido. Es muy difícil detener eso. Hay muchos métodos que podemos usar.

Métodos para aquietar la mente

Un método que se utiliza en el tantra sería recitar un mantra, de tal forma que podamos usar esa energía verbal para hacer algo más, así que recitamos un mantra. Otro método es empezar a analizar algo, tratar de solucionar algo. Algunas personas dicen que, si resuelves un sudoku, uno de estos rompecabezas o algo así, involucras a tu mente en hacer algo que requiere tu intelecto de forma analítica. Eso detendrá la canción que está en tu cabeza, y de hecho así sucede. O simplemente matemáticas. Añade algunos números a tu cabeza.

El tercer método que es el que encontramos en muchos textos es enfocarse en la respiración. Así que necesitamos usar algún tipo de método para ayudarnos a aquietarnos – mi punto es que existen muchos, muchos métodos, así que, si uno no funciona, traten algún otro. 

Ese es un preliminar útil. Antes incluso de que traten deliberadamente de aquietar su mente, solo enfóquense en la respiración un poco y luego suelten si hay más vagabundeo mental y pensamientos discursivos.

También debería mencionar de los métodos de meditación generales que, si nos estamos sintiendo embotados y tenemos que lidiar con alguien, lo que es útil es imaginar una luz brillante. Obviamente, si hay una luz brillante alrededor que podamos mirar, estimulará a la mente, pero si pueden imaginar una luz brillante también – no abajo, sino arriba, porque eso levanta la energía – eso también ayudará a aclarar un poco la mente para que no esté tan embotada.

La práctica para generar un corazón cuidadoso

Ahora vemos una de las fotografías y soltamos si surgen más pensamientos, pensamientos verbales o juicios. Entonces pensamos:

  • Eres un ser humano y tienes sentimientos.
  • Eres un ser humano y tienes sentimientos como yo.
  • El estado de ánimo en el que estás afectará nuestra interacción, así como mi estado de ánimo la afectará.
  • No voy a inventar historias sobre ti ni a contar historias en mi cabeza acerca de ti.
  • Eres un ser humano y tienes sentimientos como yo.
  • El estado de ánimo en el que estás afectará nuestra interacción, así como mi estado de ánimo la afectará.
  • Por lo tanto, la forma en que te trate y lo que diga afectará tus sentimientos.
  • Por lo tanto, así como espero que te intereses por mí y por mis sentimientos en nuestra interacción, yo me intereso por ti. Me interesan tus sentimientos.
  • No inventaré ni diré historias juzgadoras sobre ti.
  • Eres un ser humano y tienes sentimientos.
  • Me intereso por ti, me interesan tus sentimientos.

Después apartamos la mirada, bajamos la mirada y dejamos que la emoción de esa experiencia se aquiete.

Conservar la presencia mental

Si tu mente siempre está divagando o dispersa, la pregunta es ¿por qué? Eso es lo interesante de investigar en nosotros mismos. Podría ser porque aquello a lo que la mente vuela es tan atractivo para ti que te sientes apegado a eso; por ejemplo, pensar en un ser amado o algo así.

Podría ser que estás preocupado por algo, pero también podría ser por miedo o incomodidad en un encuentro real con alguien, y entonces la mente huye de eso. Si tenemos mucho vagabundeo mental y particularmente si es volatilidad, lo cual significa que la mente está volando hacia un objeto de deseo al que estamos apegados, entonces realmente necesitamos empezar a investigar por qué. ¿Qué es lo que realmente está causando esto? Es importante porque es una gran interferencia, no solo en nuestras relaciones interpersonales, sino también en nuestro trabajo, en nuestra vida cotidiana. La aproximación general en el budismo es siempre identificar cuál es el problema, después tratar de encontrar las causas y luego trabajar para eliminar esas causas. 

Es un proceso muy lógico y, como mencionamos, la forma de mantener la presencia mental, la cual es el pegamento mental que se queda en el objeto, es recordarnos cuando lo olvidamos y nuestra mente divaga: “regresa, regresa, regresa”. Escucha lo que la otra persona está diciendo, es un ser humano. No quiere ser ignorada, así como yo no quiero serlo.

Aumentar nuestro interés en los demás

Cuando estamos hablando con alguien y explicando algo que consideramos importante y, después de unos cuantos enunciados, la otra persona dice: “¿Huh? ¿Qué? ¿Qué dijiste? No estaba escuchando”, nos sentimos terriblemente. Bueno, ellos tienen sentimientos también y se sienten terriblemente cuando no escuchamos lo que están diciendo porque no lo encontramos interesante. Lo que nos ayuda a traer de vuelta nuestra atención y permanecer enfocados es recordarnos a nosotros mismos: “Tienes sentimientos igual que yo”. Ese es todo el punto de este entrenamiento en la sensibilidad. 

Lo que tenemos que incrementar, en este caso, es nuestro interés. Estoy interesado en la otra persona y en lo que está diciendo, incluso si objetivamente lo que está diciendo es aburrido y tonto. Sin embargo, cuando la gente nos habla su intención no es “voy a decir algo realmente aburrido para aburrirte”. No es así como las personas consideran lo que dicen, ¿no es cierto?

El problema de la proyección

Otro problema que surge al tratar de aquietar nuestra mente, es que con frecuencia proyectamos cosas sobre otras personas. Una de las más perturbadoras es proyectar sobre alguien expectativas de que actuará como alguien más. Esto puede notarse más en relaciones personales en las que tenemos una relación con alguien, un novio o una novia, termina la relación y empezamos a salir con alguien más. Proyectamos sobre esa persona que nos tratará de la misma forma, así que nos dejará o nos abandonará o algo parecido. O nos imaginamos que tendrá las mismas características y los mismos gustos que nuestra pareja anterior, así que no nos estamos relacionando con esta persona, sino con la proyección de alguien más que colocamos sobre ella.

Esto es sumamente común, especialmente con personas que han sido abusadas o tratadas mal por otros, y entonces proyectan esa expectativa sobre las personas, para quienes eso es completamente injusto.
Esta es una subcategoría de aquietarse, “no voy a contar historias sobre ti de tu propio pasado ni traer a colación historia que es irrelevante para el momento presente. Pero tampoco voy a proyectar sobre ti historias de otras personas. Me voy a relacionar contigo de la forma en que eres ahora”. Y no decir: “Hace treinta años me dijiste esto o aquello”, como si estuviera en el mismo lugar; no lo está. O “hace treinta años alguien más me abandonó y ahora tú me vas a abandonar”. Eso no es quedarse en el momento presente.

Cómo ver a alguien

Para la siguiente fase de aquietarse, necesitamos sentarnos en círculo y tratar de vernos los unos a los otros con una mente aquietada. Eso es mucho más desafiante que ver fotografías. 

Las cosas que necesitamos evitar son, primero que nada, ver fijamente a los demás como si estuviéramos en el zoológico. ¡No estamos en un zoológico! También, el nerviosismo. El nerviosismo se manifestará con risas. Nos sentimos incómodos y una forma de compensarlo es con risa nerviosa, un mecanismo psicológico estándar, y definitivamente ocurre en algunos grupos, especialmente cuando se intenta por primera vez. Así que tratamos de no ser como una jauría de perros, en la que un perro empieza a ladrar y el resto lo sigue. Traten de no unirse a la risa, puede ser contagiosa. Simplemente déjenla ir. 

Habrá algunas personas que se sientan incómodas y mirarán hacia abajo o mantendrán sus ojos cerrados y no mirarán a los demás. Si realmente te hace sentir incómodo mirar a otros, no lo hagas. De igual forma, no veas fijamente a las personas; eso las hará sentir incómodas. Mientras tu mirada recorre a las personas, solo mantén una mente silenciosa y tranquila. 

Un punto más: cuando se hace esto en grupo, se recomienda que realmente no veamos profundamente los ojos de cada persona, especialmente cuando dos personas en el grupo se conocen. Cuando estás observando alrededor y tus ojos se encuentran con los de otra persona, no quedes atrapado en ese intercambio de ver fijamente a esa persona, sigue mirando. Eso puede ser muy, perdón por la palabra, seductor; te pierdes en ver a la otra persona y ella te está viendo. Recuerden, este no es un ejercicio en concentración unipuntual de enfocarte en alguien, es un ejercicio de simplemente ser capaz de estar con un grupo de personas y verlas sin hacer comentarios acerca de nadie. El objetivo es que nuestra mente esté abierta a todos. 

Cuando hacemos este ejercicio uno a uno, como cuando estamos hablando con alguien, ¿cómo se ven el uno al otro? Esa se vuelve una pregunta muy interesante. Cuando estás junto a alguien y estás hablando con esa persona, si realmente solo te le quedas viendo a los ojos y ella se te queda viendo a los ojos, de alguna manera te pierdes. En cierta forma, te abstraes y la conversación termina. Pero, por otro lado, si estás hablando con alguien y diriges tu mirada hacia otro lado y nunca ves a la persona, eso es muy incómodo. “¡Hey! Estoy aquí, no estoy allá”. Alcanzar ese equilibrio en el que estás viendo a la persona, pero no la miras fijamente y no quedas atrapado, de hecho, no es tan fácil. Depende de la relación que tienes con la persona, si empiezas a analizar. Si tienes mucho deseo por esa persona, entonces tiendes a perderte en un fenómeno del tipo: “oh, estoy enamorada(o)”.

También puede haber enojo ahí, “grrrr,” y miras fijamente a la otra persona con un aspecto terrible en tu cara: “estoy muy enojado contigo”. Pero cuando tienes una actitud cuidadosa hacia la persona, y estás relajada y abierta, puedes mirarla y no verla fijamente, puedes verla a los ojos mientras le hablas porque estás relajada y te interesa la persona, no estás preocupada. No eres exageradamente sensible ni estás preocupado de que vaya a rechazarte o de que no le agradarás. No solo estás pensando “yo, yo, yo” y “¿qué va a pensar de mí?”. Dado que estás relajado, no te quedas pegado a los ojos de la otra persona. 

Lo que es difícil es cuando dos personas no están en el mismo nivel de desarrollo. Así que una persona – digamos, tú – estás relajada, pero la otra persona no te está viendo, sino que ve a la pared mientras te habla. Tuve un profesor así en mis estudios de posgrado, era mi asesor. Nunca me miraba cuando le hablaba. Era japonés así que quizás era cultural, pero aun así me hacía sentir incómodo. 

El otro extremo es que estás hablando con alguien y la persona es tan intensa, está muy cerca de ti, así que está este instinto animal de que te va a meter un dedo en un ojo o algo así. Es demasiado intensa y eso también nos hace sentir incómodos. El asunto es, cuando nosotros estamos en esa posición y la otra persona está desequilibrada, de alguna manera tratar de permanecer relajados y no desequilibrarnos también. Eso es mucho más difícil. Después tenemos que darnos cuenta, “bueno, eres un ser humano y tienes tus propios problemas”, y cosas así. Eso viene en otro de los ejercicios: “combinar calidez con entendimiento”.

Dejar ir gradualmente

Al principio, cuando vemos a la gente alrededor del círculo, fácilmente surgirán pensamientos, juicios e historias, pero conforme continuamos con la práctica, empezamos a recordar soltar. Gradualmente, somos capaces de soltar las historias y los pensamientos verbales mentales acerca de las personas que estamos viendo. Una vez que obtenemos cierta familiaridad con esta práctica, veremos que esto sucede también en nuestra vida cotidiana. Vemos a alguien y al principio ese pensamiento surgirá: “Oh, qué bonita”, o “qué horrible vestido está usando esa persona”, o lo que sea que surja. Será algún tipo de comentario que, por lo general, es juzgador, pero luego el punto es soltarlo. Será interesante notar qué tipo de personas disparan más pensamientos juzgadores que otros, es muy interesante.

Hace poco estuve bajo una muy estricta dieta y perdí alrededor de 14 kilos. Lo que he notado es que, en mis propios comentarios, cuando veo personas en la calle que tienen sobrepeso, eso dispara la mayoría de los comentarios: “qué gorda es esa persona”. ¿Por qué? Porque eso es con lo que yo mismo estaba luchando, deshacerme de mi sobrepeso. Y luego proyectamos eso, por supuesto, sobre la otra persona; lo que nos molesta de nosotros mismos, nos molestará más cuando lo veamos espejeado en otras personas.

Análisis de los otros y generar conclusiones

Algunas personas, cuando ven a otros, tratan de identificar cómo es la persona desde su base de datos interna. No es muy juzgador y su motivación podría ser muy buena, pero aun así esta es una tendencia de hacer que las personas parezcan más como objetos, en lugar de seres humanos son sentimientos.
Es posible que utilicemos nuestro análisis de base de datos de las personas para poder tener una buena idea de la estrategia a utilizar para acercarnos a ellas. Sin embargo, para ser capaces de analizar correctamente, la cual es una de las funciones en las que nos entrenamos más adelante en los ejercicios, tenemos los cinco tipos de conciencia profunda. Con ellas, recibimos información, vemos los patrones, etc. Eso es necesario en nuestras interacciones con otros. Un prerrequisito para ellas es no proyectar antes de tener suficientes datos como para hacer un análisis correcto. Y no saltar a conclusiones de forma prematura. 

Por ejemplo, “veo a esta persona; está gorda. No se cuida a sí misma”. Entonces salto a todo tipo de conclusiones acerca de la persona sin realmente conocerla. La analogía en la que estoy pensando es un sitio de citas por internet o interacción nivel Facebook, en el que basamos nuestro análisis de la persona simplemente en el perfil que leemos en Facebook, no realmente en la persona. De nuevo, es saltar a una conclusión basada en una impresión superficial o en alguna caracterización que es solo una caracterización; eso no es la persona. Es solo lo que escribió de acuerdo con el formato que llenó. 

El principal propósito de aquietar la mente es estar abiertos a la realidad de la otra persona. Si la persona es completamente no comunicativa, por ejemplo, si eres un terapeuta lidiando con alguien que está completamente cerrado; he conocido terapeutas que se apoyan en la numerología o en la astrología para tener cierta idea de cómo empezar a comunicarse con la persona. Pero si no están en ese tipo de situación, acudir solo al perfil de Facebook es bastante superficial. A menudo está basado en un tipo de imagen que a la persona le gustaría proyectar, pero que no es realmente auténtica.

La mente aquietada con la actitud cuidadosa

Ahora, añadámosle la “actitud cuidadosa” a este ejercicio de la “mente aquietada” de ver a las personas del grupo. Con esto, sí nos enfocamos en cada persona a la vez, pero no lo hacemos con alguien que se está enfocando en nosotros, porque eso también se volvería un poco raro. Esa será la siguiente fase, cuando lo hacemos de uno a uno.

La forma en que hacemos esto es mirar alrededor del círculo a cada una de las personas con una mente aquietada. Luego, con cada paso con el que generamos la actitud cuidadosa, como “eres un ser humano y tienes sentimientos como yo”, vemos primero con ese reconocimiento a una persona y luego a la siguiente, conforme avanzamos en el círculo. “Eres un ser humano y tienes sentimientos como yo. Y eres un ser humano también, y también eres un ser humano, y eres un ser humano, y eres un ser humano”. De esa forma, vamos alrededor del círculo para cada uno de los puntos principales, terminando con una actitud cuidadosa hacia cada una de las personas. 

Primero simplemente nos aquietamos al mirar hacia abajo y enfocarnos en la respiración. Esta es como la entrada a cada uno de los ejercicios y también la salida, en tanto dejamos que la experiencia emocional del ejercicio se asiente. Es una forma mucho más gentil de practicar estos ejercicios. 

Luego subimos la mirada y vemos alrededor del círculo con una mente aquietada:  

  • No voy a decir historias sobre ti en mi mente; no voy a comentar; no juzgaré.
  • Eres un ser humano y tienes sentimientos igual que yo.
  • Eres un ser humano real y tienes sentimientos; sentimientos reales igual que yo.
  • No historias ni comentarios.
  • El estado de ánimo en el que estás afectará nuestra interacción, así como mi estado de ánimo la afectará.
  • La forma en que te trate y lo que diga afectará tus sentimientos.
  • Por lo tanto, así como espero que te intereses por mí y por mis sentimientos en nuestra interacción, yo me intereso por ti. Me interesan tus sentimientos.
  • No voy a inventar ni a decir ninguna historia sobre ti.
  • Eres humano y tienes sentimientos.
  • Me intereso por ti, me interesan tus sentimientos.

Estas son las palabras clave que podemos repetirnos en nuestra mente, no solo me escuchen decirlas. “No voy a inventar ni a decir ninguna historia sobre ti. Eres humano y tienes sentimientos. Me interesas. Me importas”. 

Muy bien, permitamos que la experiencia se asiente.

Las ventajas de trabajar con una variedad de personas

Para algunos, es difícil enfocarse en muchas personas, así que quizás sea más fácil entrenar en un grupo más pequeño. Pero cuando es útil tener esta actitud cuidadosa con un grupo grande, es cuando tienes que hablar en público. Algunas personas se sienten muy nerviosas y se preocupan mucho al hacer eso. Sin embargo, si nos damos cuenta de que todos en el público son seres humanos como yo, no hay nada por qué sentirse asustados.

Encuentro útil darnos cuenta de que -cuando estemos en medio de un gran grupo de gente en un autobús o en el metro- todos en este vehículo son seres humanos y tienen sentimientos. Pero para practicar en un grupo algunas veces es más fácil hacerlo con un grupo más pequeño. Un grupo mixto tiene la ventaja de que quizás conozcamos a algunas personas, pero otras serán extraños, y eso es útil. Cuando hacemos el ejercicio con las fotos, practicamos con una serie de ellas, no solo con fotos de extraños tomadas de una revista. Primero usamos fotografías de personas que no conocemos, pero luego tenemos nuestras propias fotografías personales de gente que sí conocemos, con la que tenemos una buena relación, de alguien que es solo un conocido – lo conocemos, pero no muy bien – y luego alguien que no nos agrada. Luego podemos poner las tres fotografías enfrente de nosotros y tener una mente aquietada y una actitud cuidadosa igualitaria hacia las tres. Eso es mucho más desafiante, pero algo en lo que vale mucho la pena trabajar.

Practicar la actitud cuidadosa hacia nosotros mismos con un espejo

Para practicar el desarrollar una mente aquietada y una actitud cuidadosa hacia nosotros mismos, podemos vernos en un espejo. Necesita ser un espejo que sea lo suficientemente grande como para ver toda nuestra cara, ¡no solo nuestra nariz! Pero aquí tenemos un espejo grande que cubre toda la pared, así que todos podemos sentarnos frente a él y dirigir estas actitudes hacia nosotros como parte de un grupo. Primero, nos aquietamos enfocándonos en la respiración. Luego nos vemos a nosotros mismos, luego a todo el grupo en el espejo con la mente aquietada, y luego con la actitud cuidadosa.  

  • No voy a hacer ningún comentario juzgador acerca de mí, ni inventaré historias, solo permaneceré en silencio.
  • Soy un ser humano y tengo sentimientos, como todos los demás.
  • La forma en que me considero y trato a mí mismo afecta mis sentimientos.
  • La forma en que me considero y trato a mí mismo afecta mis sentimientos, así como la forma en que otros me consideran y me tratan, afecta cómo me siento.
  • Por lo tanto, así como espero que otros se interesen por mí y por mis sentimientos en nuestras interacciones, yo me intereso por mí.
  • Me interesan mis sentimientos.
  • Me interesan mis sentimientos acerca de mí mismo.
  • Me interesa cómo me trato a mí mismo.
  • No voy a inventar ni a decir ninguna historia acerca de mí.
  • Me importo.
  • Soy un ser humano como todos los demás en el espejo.
  • No soy diferente, solo un ser humano más, como otro pingüino en una parvada en la Antártida.
  • Solo soy otra persona.
  • Así como me importas, me importo.
  • Así como tú tienes sentimientos, yo tengo sentimientos.
  • Me importas, me importo.
  • Equilibrio entre el yo y los demás.

Después bajamos la mirada y dejamos que la experiencia se asiente.

El siguiente paso: Una interacción positiva con los demás

Si hacemos este ejercicio de generar una mente aquietada y un corazón cuidadoso, por supuesto que no es suficiente. Estas son solo las piernas sobre las que se apoya todo el entrenamiento. Sobre esa base, nos desarrollamos más en términos de cómo nos relacionamos realmente con los demás. El siguiente paso es interactuar con ellos de forma equilibrada y sensible. La meta no es simplemente ser capaces de ver a las personas de forma no juzgadora e interesarnos. Ese es solo el inicio.

Nuestra interacción con otros puede ser en muchos niveles. Consideren, por ejemplo, el caso de estar en un autobús o en un vagón del metro saturados de gente. Hay muchas personas. ¿Cómo nos sentimos? Podríamos estar pensando "yo, yo, yo; están todas estas personas apestosas, sudorosas y horribles alrededor de mí”, y sentirnos muy incómodos. Con semejante actitud, se vuelve un viaje muy desagradable. O pensamos: “Solo fingiré que no existen y me perderé en la música de mi iPod. Si puedo mover la mano, jugaré un juego en mi teléfono”.  

En cierto sentido, estamos levantando paredes alrededor de nosotros para tratar de permanecer seguros dentro, lo cual, de hecho, es una sensación muy insegura. Nos estamos protegiendo contra la inseguridad. O podríamos desarrollar la actitud cuidadosa de que todos en este autobús o en este vagón son seres humanos, todos tienen sentimientos, todos los demás se sienten apretados también. Así, nos sentimos interconectados debido a esta experiencia compartida y, aunque no es cómodo estar apretados, aun así nuestro sentido de conexión nos da un sentimiento de calidez en nuestro corazón. Nos sentimos tranquilos y cómodos, sintiendo que todos estamos juntos en esto, en lugar de solo “yo, yo, yo, pobre de mí”. Cambia por completo nuestra forma de experimentar ese viaje saturado en el autobús. 

Si estamos relajados y nos sentimos cómodos, quizás haya una sonrisa en nuestra cara. No una sonrisa idiota con la que las personas creen que estamos locos, sino una sonrisa cómoda y relajada que hace que las personas que nos rodean también se tranquilicen un poco. “No es tan malo”.

Resumen

Entrenarnos para obtener una sensibilidad equilibrada hacia los demás y hacia nosotros mismos nos ayudará enormemente en la vida cotidiana. Evitaremos muchas dificultades cuando nos demos cuenta de que todos son seres humanos y tienen sentimientos, así como cada uno de nosotros. Cuando no somos ni demasiado exagerados ni negligentes hacia sus sentimientos, trataremos a los demás y les hablaremos de forma considerada. Lo mismo es cierto con respecto a no ser exagerados ni negligentes con nuestros propios sentimientos y a cómo nuestra conducta los afecta. Desarrollar una mente aquietada, no prejuiciosa y una actitud cuidadosa igualitaria hacia los demás y hacia nosotros mismos, sentará las bases para obtener el equilibrio emocional que nos permitirá llevar una vida más significativa y plena, y ser de la mejor ayuda para todos.

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