Con sensibilidad equilibrada, evitamos los extremos de ser demasiado sensibles o poco sensibles hacia los demás o hacia nosotros mismos, especialmente hacia nuestros propios sentimientos o los de los demás, y hacia tomar en cuenta cómo la forma en que nos comportamos los afecta. A través de una serie de 22 ejercicios, podemos entrenarnos para alcanzar este equilibrio. La base sobre la cual descansa todo el entrenamiento es desarrollar una mente tranquila, no prejuiciosa, y un corazón cuidadoso. Estos elementos son especialmente importantes en la presente era de los medios sociales de comunicación, en la que, tanto de nuestra interacción ocurre a través de los medios digitales, que a menudo perdemos de vista los sentimientos de los demás.