Por qué necesitamos desarrollar una sensibilidad equilibrada
Hemos visto que “Desarrollar una sensibilidad equilibrada” es un programa de entrenamiento interesado en desarrollar equilibrio en nuestra capacidad de atención: cómo ponemos atención a las situaciones y al efecto de nuestra conducta en los demás y en nosotros mismos, y cómo respondemos. En todos estos casos podemos hacer demasiado o muy poco. Es importante en cualquier tipo de entrenamiento en el cual queramos mejorarnos a nosotros mismos, identificar ¿cuáles son realmente nuestros problemas? ¿Qué es en lo que queremos trabajar y en lo que necesitamos trabajar?
Necesitamos diferenciar entre lo que queremos hacer, lo que necesitamos hacer y lo que tenemos ganas de hacer. La mayoría de nosotros no tenemos ganas de hacer nada. Esa es como la ley de la física, nuestro nivel de energía simplemente desciende hasta el nivel más bajo. Pero si examinamos nuestra vida, si examinamos nuestras relaciones con otros, quizás descubramos que realmente no son muy satisfactorias. No somos personas terriblemente felices y necesitamos hacer algo al respecto.
Inicialmente, queremos hacer algo al respecto porque vemos que “soy infeliz” y después vamos un paso más allá, que “realmente sí necesito hacer esto, de lo contrario, solo se pondrá peor”. Porque si somos exageradamente sensibles y sobre-reaccionamos a todo, las personas no quieren estar con nosotros porque simplemente es demasiado. Si somos totalmente insensibles a los demás y solo estamos atrapados en nuestro pequeño mundo narcisista, de nuevo, ¿cuál es el efecto de eso? Nos sentimos muy aislados y nadie realmente quiere estar con nosotros porque somos totalmente insensibles.
Superar las emociones perturbadoras
A menos que realmente queramos cambiar y veamos que realmente necesitamos cambiar para mejorar la calidad de nuestra vida, no vamos a hacer nada al respecto. En lo que siempre tenemos que trabajar es en superar el no tener ganas de hacer nada, porque eso es lo que nos lo impedirá, realmente, aun si nos sentimos motivados: “simplemente no tengo ganas”. Podemos ver esto claramente con el ejemplo de hacer ejercicio físico. Todos sabemos que necesitamos hacer ejercicio por nuestra salud, pero la mayor parte del tiempo no tenemos ganas de hacerlo, ¿no es así? A pesar de que queramos hacerlo y entendamos que necesitamos hacerlo.
La forma de trabajar con eso es analizar ¿cuáles son las razones por las que no tengo ganas de hacerlo? ¿Cuáles son las razones – las emociones – detrás de porqué quiero hacerlo? Después usamos nuestra discriminación para ver ¿cuál es más importante? ¿Bajo cuál influencia quiero estar? ¿Quiero estar bajo la influencia de la flojera, que es la razón por la que no quiero hacerlo? ¿O quiero estar bajo la influencia de un estado mental en el cual quiero mejorarme a mí mismo? ¿Cuál es más importante para mí? ¿La flojera o querer mejorar?
Esto es lo que el gran maestro budista indio Shantideva siempre enfatizaba. Solía decir que estas emociones perturbadoras, como la flojera, son el verdadero enemigo. Estas son las cosas con las que tenemos que luchar dentro de nosotros para no ser sus esclavos. Aun si no tienes ganas de hacerlo, hazlo de todas formas. Al hacerlo de todas formas, una vez que de hecho te involucras en ello, encuentras que entrenarte realmente vale la pena. Si estamos haciendo este entrenamiento para mejorar nuestras relaciones con otros, especialmente si interactuamos mucho con otros, entonces la motivación y el impulso será mucho más fuerte.
Si tienes un bebé no tienes ganas de levantarte en medio de la noche para alimentarlo. No tienes ganas de levantarte en absoluto, pero lo haces de todas formas por la necesidad del bebé. No tiene que ser en términos de un bebé. Si tienes un perro, no se te antoja sacar a pasear al perro dos veces al día, pero necesitas hacerlo y el perro realmente se quejará si no lo sacas, así que simplemente lo haces. Es lo mismo en el trabajo, la mayoría del tiempo ciertamente no tenemos ganas de ir a trabajar y ciertamente no tenemos ganas de hacer el trabajo, pero lo hacemos de todas formas.
Luego puedes experimentar hacer ese trabajo con quejas, sean en voz alta o en tu mente, y ser completamente miserable mientras lo haces, o podrías tratar de involucrarte con él. Ve que hay cierto beneficio en hacerlo, ya sea para ti o para los demás, y entonces puedes sumergirte en él. Y después de un rato se siente bien y quizás sea incluso disfrutable. Tengo un amigo que es muy muy gordo y no hace ejercicio, pero tiene un perro. Y, a pesar de que no se le antoja sacar a pasear al perro, ese es su ejercicio. Cuando sale a caminar con el perro, entiende que él mismo se beneficia de ello también, porque al menos hace un poco de ejercicio.
Beneficios del entrenamiento en la sensibilidad
Vimos que el entrenamiento en la sensibilidad es algo en lo que, de hecho, encontramos mucho desequilibrio; cuando nos examinamos a nosotros mismos y vemos ¿cómo presto atención a los demás? ¿Cómo respondo? ¿Cómo me pongo atención a mí mismo y cómo respondo? Al ver eso, desarrollamos cierta motivación: realmente quiero cambiar; necesito cambiar. Y cuando hacemos el entrenamiento en un grupo, aun si es un grupo muy pequeño, las personas encuentran que tienen muchas más ganas de ir que si lo hacen solos en su casa, debido a la interacción social. No debería ser solo un club social en el cual se reúnen solo para chismear y tomar té, ese tipo de cosas; por el contrario, están haciendo algo constructivo para ser de ayuda los unos a los otros. Eso le da más energía a todo el grupo y a cada participante.
Etapas del entrenamiento en la sensibilidad
Después vimos en nuestro panorama general que cualquier tipo de entrenamiento que hagamos es progresivo. Este es el caso cuando aprendemos a tocar un instrumento musical; es así cuando hacemos algún tipo de entrenamiento físico. También es el caso aquí, cuando nos entrenamos en asuntos de sensibilidad. Es importante entender la estructura de cómo funciona este entrenamiento en términos de pasos graduales, de tal forma que entonces tengamos más confianza en lo que estamos haciendo; vemos hacia dónde va. Vemos que los temas son poner atención y responder; esos son los asuntos básicos.
Vemos que la base para ser capaces de lidiar con estos temas es aquietar a nuestra mente, de tal forma que estemos abiertos y no juzguemos, e interesarnos por los demás y por nosotros mismos. Seguimos principios éticos básicos y entendemos que somos capaces de alcanzar este equilibrio, que tenemos las habilidades. Después aprendemos a descubrir esas habilidades, cómo acceder a ellas al entender la forma en la que opera la mente y las emociones. Luego, lo que nos impide realmente utilizar de forma efectiva estos factores básicos que tenemos, es que tenemos todo tipo de proyecciones. No estamos prestando atención a la situación real porque solo le estamos prestando atención a nuestra proyección, y estamos respondiendo a la proyección, no a la situación real. Aprendemos cómo deconstruir estas proyecciones y llegar a la realidad, y después aprendemos cómo cultivar estos talentos básicos de nuestra mente y nuestras emociones, para ser capaces de desarrollar sensibilidad equilibrada.
Ese es el entrenamiento, así que vemos que es en etapas, tiene sentido lógico y tenemos cierta idea de cómo va y cómo funcionará. Cuando tenemos ese entendimiento de la estructura de lo que estamos haciendo, de cómo podemos hacerlo y de cuál es la meta, entonces podemos poner nuestro corazón en ello.
Lo que estoy explicando son básicamente las instrucciones de cómo meditar exitosamente. La meditación tiene que ver con cómo producir una transformación positiva en nosotros mismos, en nuestra personalidad y demás. Ese es el punto de la meditación.
Dos formas de aproximarse al desarrollo personal
Estas instrucciones básicas de saber qué estamos haciendo, cómo lo hacemos, cómo va a funcionar, qué es lo que queremos alcanzar, son aplicables en cualquier tipo de entrenamiento, porque hay dos formas de aproximarse a cualquier tipo de desarrollo personal.
Uno está basado solo en la fe. “Realmente no sé qué va a suceder ni cómo va a funcionar, pero tengo fe y simplemente lo hago”. Eso funciona para algunas personas, pero no es muy estable, porque si un maestro o quien sea, se vuelve abusivo o actúa de formas extrañas y demás, entonces perdemos toda nuestra fe.
Pero si nos acercamos al desarrollo personal, sea de una forma espiritual o solo de una forma secular ordinaria, basados en el entendimiento y la confianza, entonces no importa si la persona que lo conduce es un buen ejemplo de lo que está haciendo o no, porque tenemos confianza en el método y sabemos lo que estamos haciendo. Por supuesto que ayuda que la persona que lo está dirigiendo sea un buen ejemplo de eso, pero es muy difícil encontrar personas realmente muy desarrolladas e inspiradoras; son muy raras. Existen, pero son muy raras. Existe una diferencia, cuando pensamos en términos de terapia, psicoterapia y un maestro espiritual. Un terapeuta no tiene que ser un ejemplo vivo de lo que está tratando de ayudarnos a alcanzar; un maestro espiritual debería ser un ejemplo vivo.
Pero cuando el maestro espiritual no es un ejemplo vivo, es cuando hay realmente un problema. Es muy decepcionante. Dado que no es muy fácil conseguir un ejemplo vivo realmente bueno, necesitamos poner más énfasis en ganar confianza en el método, porque este entrenamiento en la sensibilidad equilibrada puede hacerse en el contexto de un camino espiritual, pero también podría hacerse en el contexto de una terapia.
El efecto deshumanizante de la tecnología moderna
Hoy en día solo somos capaces – porque tenemos poco tiemo – de tener una probada de cómo son estos ejercicios. El que he elegido es “Desarrollar un corazón cuidadoso” o “actitud cuidadosa”, o como sea que quieran llamarlo. Pienso que con el desarrollo social actual que está sucediendo en el mundo, con los medios sociales, las redes sociales y demás, la necesidad de un corazón cuidadoso se está haciendo cada vez más fuerte.
Mucha de nuestra interacción con otros ahora es a través de los medios de comunicación o algún tipo de tecnología, en lugar de ser de persona a persona. Eso tiende a ser muy deshumanizante, porque las personas empiezan a convertirse en personajes en un juego de realidad virtual. En el mejor de los casos, los vemos conectados– por ejemplo, a través de Skype, una llamada telefónica de Skype – pero con frecuencia ni siquiera los vemos, si estamos enviando mensajes o solo interactuando con ellos a través de Facebook y demás. Quizás solo vemos algunas fotos de ellos cuando están de vacaciones.
Juzgamos a las personas por su perfil en Facebook y los encerramos en ese perfil, y nosotros mismos nos encerramos en nuestro perfil y realmente no vemos a la persona detrás de eso. Esa es la razón por la que este corazón cuidadoso es tan importante, porque este condicionamiento que obtenemos de los medios sociales de deshumanizar a los otros, nos hace cada vez más insensibles también en la vida real – vida real, lo cual significa no enfrente de la computadora o el teléfono celular.
Es muy interesante observar a un grupo de personas en un autobús o en el metro. Tantas personas están perdidas en sus pequeños mundos, con sus audífonos y jugando con sus celulares. Sea que estén enviando mensajes de texto a otras personas o que estén jugando algo, no hay un sentido real de que hay otras personas sentadas a tu lado o en el mismo vagón del metro.
Ya teníamos este fenómeno antes de los medios sociales y los celulares, en términos del tráfico. Estamos atrapados en el tráfico y realmente no consideramos que las personas en los otros autos son seres humanos reales con sentimientos, que están tan incómodos e infelices como nosotros. Así que el tráfico deshumaniza a otros también, ¿no es así?
¿Cuál es el resultado de este proceso de deshumanización? El resultado, el efecto de eso emocionalmente, es que nos sentimos más y más aislados y más y más solitarios. Para poder compensar eso, entonces tenemos esta tendencia ahora de: “Si pongo este tweet, si subo este pequeño mensaje y lo transmito al mundo, o lo pongo en mi página de Facebook, de alguna manera eso me hará significativo”. Estamos muy solos, nos sentimos muy aislados y de alguna manera sentimos que transmitir lo que sentimos nos conectará con otros. Pero realmente no sucede, ¿o sí? La respuesta que buscamos es una respuesta tan insatisfactoria, la cual es el número de “me gusta” que obtenemos en nuestra página de Facebook. Eso es totalmente inhumano. No es una respuesta humana, es una respuesta mecánica. No significa nada, cuando realmente empezamos a pensar “¿me satisface? 100 ‘me gusta’ no me satisface, pero si son 101, ¿me satisfacerá?”. No funciona, ¿no es así?
El corazón cuidadoso
El corazón cuidadoso es tan útil para abrirnos de nuestro aislamiento, de nuestra sensación de soledad, a darnos cuenta de que “todos los demás son una persona, un ser humano y tienen sentimientos como yo”. Así que no estamos solos y estamos abiertos a otros y a la interacción con otros – y no solo una interacción de negocios, sino una interacción emocional y positiva con otros.
¿Cuál es la idea básica aquí del corazón cuidadoso? Primero tenemos que tranquilizarnos; la actitud cuidadosa a menudo viene en segundo lugar en el proceso. Si estamos distraídos, si estamos escuchando música o incluso sin nuestros audífonos, si la música suena en nuestra cabeza o tenemos parloteo mental o cosas así, es muy difícil desarrollar este corazón cuidadoso. Si no estamos enfocados, tenemos muchas otras cosas pasando en nuestra cabeza. Si estamos siendo juzgadores en nuestras interacciones con otros, o trayendo a colación viejas historias acerca de las personas o prejuicios, preconcepciones, que también interfieren, es un problema al desarrollar el corazón cuidadoso. Así que tenemos que silenciar todo eso, lo cual de hecho puede ser un poco atemorizante.
Cómo nos protegemos
Si piensan en eso, toda esta música que las personas escuchan y demás es en cierto sentido un escudo o una protección para no tener que pensar. No tienen que enfrentar la situación ni las dificultades en la vida. Simplemente lo ahogan todo con la música. Por lo general, la música es algo que va a crear un cierto estado de ánimo que queremos. Podría ser estilo techno, de tal forma que nos da mucha energía, o algo parecido. De nuevo, ahora nos estamos apoyando en un mecanismo externo para poder ser capaces de desarrollar cualquier sentimiento. Así que nos estamos deshumanizando a nosotros mismos aún más. Aquí en nuestro entrenamiento no es que queramos tener cierta música de alguna balada cuidadosa, con una voz bella que cante “amor, amor, amor”. Desarrollar una actitud cuidadosa necesita provenir de nuestro corazón.
Una vez que nos hemos aquietado, lo cual –como dije- puede ser atemorizante porque no tenemos esa armadura, no tenemos la protección, entonces podemos empezar a desarrollar un corazón cuidadoso. La base para eso es reconocer qué es la realidad absolutamente. La realidad es: “Eres un ser humano y tienes sentimientos, así como yo. El estado de ánimo en el que estás afectará nuestra interacción, así como mi estado de ánimo la afectará”.
Tenemos que reflexionar sobre esto, ¿esta es en verdad la realidad? Y lo es, ¿no es así? Eres un ser humano, yo soy un ser humano. En una interacción real, en la vida real, no en una interacción virtual, tu estado de ánimo afectará, así como mi estado de ánimo afectará. En la realidad virtual, si estamos de mal humor simplemente apagamos la máquina, ¿no es así? Pero esa no es la vida real. Nuestro estado de ánimo realmente no se comunica muy bien, incluso con un ícono de una carita sonriente, si se trata de un mensaje de texto, el cual tiene que ser muy críptico y corto, o un tweet, el cual tiene 160 caracteres. El estado de ánimo, los sentimientos, no son realmente esenciales. Lo único que estamos haciendo es transmitir una información básica. Como dije, es muy atemorizante realmente encontrarnos con alguien en la vida, cuando estamos tan habituados a estar detrás de los escudos de nuestra tecnología. Quizás no estemos experimentando esto aún, pero podemos ver que esta es la tendencia en el mundo.
Causa y efecto
¿Por qué tengo miedo de realmente encontrarme con otro ser humano? Esta se vuelve una pregunta muy interesante. Nos sentimos vulnerables o no sabemos qué hacer. Hemos perdido nuestras habilidades sociales, así que esta actitud cuidadosa, este corazón cuidadoso, se vuelve aún más esencial para ver que no hay nada qué temer. Tú tienes sentimientos, yo tengo sentimientos, vamos a afectarnos mutuamente, pero el siguiente punto aquí es que la forma en que te trato y lo que diga afectará posteriormente tus sentimientos. Así que ahora surge un sentido de la ética con el que no queremos hacer que sea un encuentro desagradable con otro ser humano; es decir, “causa y efecto”.
Estás en cierto estado de ánimo, yo estoy en cierto estado de ánimo. Tengo que respetar eso, reconocer eso, pero la forma en la que interactuamos mutuamente nos afectará mutuamente. La forma en que te trato afectará tu estado de ánimo y la forma en que me tratas afectará mi estado de ánimo. Me intereso por ti. “Interesarse” – estoy utilizando una palabra tibetana, una palabra sánscrita que de hecho estoy tyraduciendo aquí… tiene la connotación de, no que estoy preocupado, sino que me lo tomo muy en serio, que me importa.
¿Qué me tomo en serio? Que eres un ser humano que tiene sentimientos. Que la forma en que te trate te afectará, así que eso me lo tomo en serio. Y, por lo tanto, me interesa lo que sucederá en nuestra interacción y cómo te afectará y me afectará. Esta palabra también tiene la connotación de ser cuidadosos. “Interesarse” y “ser cuidadoso” – las dos palabras están relacionadas. Soy cuidadoso en mi interacción contigo. Eso no significa que soy rígido, no significa eso, sino cuidadoso, como cuando caminamos por un camino muy angosto y estamos preocupado por no caer, así que somos cuidadosos. Ese interés y cuidado y ser cuidadosos funcionan juntos.
Por lo tanto, la conclusión que tenemos aquí es que “así como espero que te intereses por mí y por mis sentimientos en nuestra interacción, espero que seas así y que no me abandones a media conversación para revisar un mensaje de texto o hablar por teléfono e ignorarme. Me intereso por ti, me interesan tus sentimientos; te tomo en serio. En verdad estoy con un ser humano, no estoy solo frente a la pantalla de la computadora”. Muy bien, ¿se dan una idea general?
La línea de razonamiento
Entonces, cuando atravesamos esta línea de razonamiento: “eres un ser humano y tienes sentimientos como yo”, etc. – a través de esta línea de razonamiento llegaremos a una conclusión. Para generar un estado mental y un sentimiento, hay un proceso. Por supuesto, con el tiempo no necesitamos atravesar el proceso y las etapas para generarlo, simplemente somos capaces de siempre ser así. Solo necesitamos recordarnos a nosotros mismos y entonces generamos ese estado mental.
Pero al inicio no viene tan fácilmente, así que trabajamos en nosotros para generar cierto sentimiento. Esa es la razón por la que llamo a esto “línea de razonamiento”. “Eres un ser humano. Eres un ser humano y tienes sentimientos como yo. El estado de ánimo en el que estás afectará nuestra interacción, así como la afectará mi estado de ánimo”. Así que esta es una línea de razonamiento o pasos para pensar, que nos conducirán a generar un cierto sentimiento. La conclusión, el estado mental y el sentimiento que estamos tratando de generar es: “me intereso por ti, me interesan tus sentimientos”.
Presencia mental
Luego, en las instrucciones sobre la concentración que encontramos en los grandes textos budistas de meditación, tenemos la siguiente guía con respecto, específicamente, a la presencia mental (recordación). La presencia mental es un factor mental que es básicamente como un pegamento mental. Hoy en día, la palabra “mindfulness” o presencia mental ha sido tomada por el vipassana y el movimiento mindfulness, y ahí tiene un significado diferente al del término sánscrito original, concretamente solo ser conscientes de la respiración, las situaciones, las sensaciones corporales, los sentimientos, etc. Esa es una palabra diferente, de hecho, en sánscrito y en tibetano. Muy bien, pero la terminología tiende a confundirse y entonces se pierde algo de precisión. El término real, original para mindfulness o presencia mental, es la misma palabra que “recordar”. Significa mantener algo en mente. Es como un pegamento mental. De hecho, cuando te estás enfocando en algo, es el pegamento que te mantiene ahí, de tal forma que no lo olvides.
Este pegamento mental es esencial cuando estamos tratando de obtener concentración – que una vez que generamos un estado mental o un sentimiento, no lo perdemos. Ese es este factor mental del mindfulness o presencia mental. Nos mantiene pegados ahí de tal forma que no perdamos ese sentimiento o ese entendimiento o ese enfoque, lo que sea que estemos practicando. ¿Cómo se mantiene esa presencia mental? Esta es la guía que encontramos en los textos budistas antiguos, y es utilizando palabras clave.
Usar palabras clave
Los textos dicen que usar palabras clave no es vagabundeo mental; no es empezar con un “bla, bla, bla” en nuestra cabeza de nuevo. Eso sería solamente una distracción, no estamos prestando atención. Usar palabras clave es solo para ayudarnos a recordar permanecer enfocados. Así que de tanto en tanto utilizamos una palabra clave para mantener ese pegamento mental ahí, cuando notemos que nuestro pegamento mental se está yendo y lo hemos perdido, o que ha degenerado de nuevo.
Primero desarrollamos, a través de una cierta línea de pensamiento, un estado mental. No surge de forma natural todavía. Y luego, mientras tratamos de mantener ese estado mental y ese entendimiento: “tú eres un ser humano y tienes sentimientos como yo”, entonces ocasionalmente nos lo recordamos con una palabra clave: “ser humano”, “tienes sentimientos”, de esa forma.
Si nos acostumbramos a eso – que es en realidad lo que significa la palabra “meditación”, acostumbrarnos a desarrollar un hábito positivo – entonces en nuestra vida ordinaria lo recordaremos. De nuevo, eso es la palabra “mindfulness” o presencia mental. Empezaremos a interactuar con otros sobre esa base de que eres un ser humano y tienes sentimientos. Así que nos tomamos a los demás en serio y la forma en que los tratamos, la forma en que les hablamos, tiene un efecto; no es que estemos en un juego de realidad virtual. Tú tendrás sentimientos en respuesta a esto.
Y durante esa interacción, cuando nos damos cuenta de que estamos deshumanizando a la otra persona, usamos una palabra clave. Si nos acostumbramos a este tipo de práctica, la palabra clave surgirá si empezamos a sentirnos molestos con la persona: “No puedo molestarme en hablar con ella y desearía que se fuera y me dejara solo(a)”, y ese tipo de cosas. Usen una palabra clave – “ser humano”, “sentimientos”. Recuérdensela a ustedes mismos. Esta guía es sumamente útil si realmente la entendemos y la ponemos en práctica.
Por ejemplo, si tenemos un hijo(a) o un bebé, y nos aturdimos y molestamos mucho. Está llorando y quejándose y demás, pero nos recordamos que es un bebé. ¿Qué esperábamos? Lo que está sucediendo es que estamos proyectando sobre el bebé que debería ser un adulto y eso es ridículo. Tenemos que recordarnos a nosotros mismos, en eso consiste esta práctica de la presencia mental de utilizar palabras clave. En realidad, es una guía muy profunda.
La palabra clave puede ser una frase, no tiene que ser solo una palabra. La primera es del primer preliminar: “no voy a inventar ni a decir ninguna historia sobre ti”. En otras palabras, no ser juzgadores, no quejarnos ni criticar al otro en nuestra cabeza: “Oh, eres tan tonto”, y cosas así. Nos recordamos, especialmente cuando empezamos a seguir historias de juicio sobre la persona en nuestra cabeza mientras interactuamos. Podríamos simplemente usar las palabras “cálmate” o “guarda silencio”. Hagan sus propias palabras clave, lo que sea que les ayude, lo que sea que funcione.
Luego, para “eres un ser humano, tienes sentimientos”, simplemente decimos “seres humanos”, solo decimos “sentimientos”, lo que sea que quieran usar. Quizás eso sea suficiente, quizás necesitemos decir más: “me intereso por ti, me interesan tus sentimientos”. Con el tiempo quizás solo necesitemos una palabra para recordarnos a nosotros mismos: “humano”, “ser humano”. Es, por ejemplo, como recordarnos de nuestra postura. Cuando estamos con alguien y tenemos un aspecto horrible en nuestra cara y nuestros hombros están rígidos, estamos tenso y demás, solo nos recordamos a nosotros mismos: “suelta”, “postura”, “relájate”. Encuentro que realmente esto es sumamente útil.
Ahora nos estamos saliendo un poco del tema, pero me parece muy útil que durante el día cuando, por ejemplo, me doy cuenta que los músculos de mi cara están tensos – mi frente está arrugada y mi boca está apretada – solo recordarme “relájate”. Así, relajamos los músculos de la cara. O si tenemos los dientes muy apretados, “relájate”. Utilizamos una palabra clave para recordárnoslo a nosotros mismos. Y solo recordaremos utilizar la palabra clave si nos hemos acostumbrado a eso. De eso se trata la meditación, pensar acerca de ello una y otra vez.
Concentración
La concentración es un factor mental que es parte de la meditación. Pero la concentración puede encontrarse en cualquier actividad, no solo en la meditación. La meditación es literalmente para desarrollar un hábito positivo, un hábito positivo de la mente y de las emociones; no estamos hablando de un hábito positivo de tocar un instrumento musical o un deporte. Desarrollar un hábito significa habituarnos o acostumbrarnos a algo, y eso quiere decir a través de la repetición. Generamos un cierto estado mental, un cierto entendimiento o amor o lo que sea, y lo hacemos una y otra y otra vez de tal forma que se convierta en un hábito, un hábito natural. O aquietarnos una y otra y otra vez hasta que eso se convierta en un hábito natural, que nuestra mente está tranquila.
La concentración es el factor mental que mantiene la atención colocada cuando ha sido dirigida hacia algo. Hace que nuestra atención se quede ahí. Tenemos eso en diversos niveles. Es solo parte de cómo opera la mente. Estamos cortando vegetales: necesitamos concentración, de lo contrario nos cortaremos un dedo. Eso no es meditación. Así que, sea lo que estemos haciendo, necesitamos estar concentrados de tal forma que nuestra atención permanezca enfocada en lo que estamos haciendo. Variará en fuerza de muy poca concentración a concentración perfecta.
Cuando estamos practicando para desarrollar la concentración en meditación, estamos trabajando básicamente con evitar dos obstáculos. Uno es que nuestra atención vuela hacia algún objeto atractivo, de tal forma que nos distraemos: vagabundeo mental. El otro es embotarnos, de tal forma que no estamos realmente prestando atención, la sujeción de nuestra atención en el objeto se vuelve muy suelta, o podemos incluso perderla.
La concentración es absolutamente esencial en este entrenamiento en la sensibilidad. Estamos hablando con alguien o alguien nos está hablando a nosotros, necesitamos ser capaces de concentrarnos. Necesitamos seguir poniendo atención a lo que están diciendo y no dejar que nuestra mente empiece a pensar en otra cosa y divagar, o hacer comentarios en nuestra cabeza. También necesitamos vigilar el no volvernos tan embotados que estamos simplemente como ausentes y decimos: “¿qué dijiste? No estaba prestando atención”. Ni siquiera estamos perdidos en nuestros pensamientos, simplemente estamos embotados porque estamos aburridos o lo que sea.
Otra indicación de que la sujeción mental es débil es que escuchamos las palabras de la persona, pero la expresión en español es que “nos entra por un oído y nos sale por otro”. Realmente no le estamos dando ningún significado a lo que estamos oyendo.
Las meditaciones de concentración que se tienen con el llamado “entrenamiento en la presencia mental o mindfulness”, hacen que nos enfoquemos en la respiración. Como dijo uno de mis maestros: no es que nos estemos entrenando para ser una lagartija en una roca, solo sentada ahí, respirando. Sino es para desarrollar una habilidad que utilizaremos en nuestras interacciones con otros, así que nos estamos concentrando y prestando atención a la otra persona, a lo que está sintiendo ella, a lo que está diciendo, a lo que está haciendo, y prestando atención a cómo estamos actuando nosotros mismos.
La meditación apropiada tiene que tener concentración. La utilizamos para desarrollar nuestras habilidades de concentración y luego usamos esa concentración en la vida diaria. Todos tenemos el factor mental básico de la concentración, de lo contrario no podemos hacer nada. Los animales tienen concentración cuando cazan o cuando están cavando un hoyo o lo que sea; tienen concentración. Este factor mental de la concentración es uno de los talentos básicos de la mente.
Consideraciones culturales para la práctica
Ahora, aterrizando en el entrenamiento, en cualquier ejercicio particular, entrenamos primero con personas que no están presentes porque emocionalmente es más fácil. Luego realmente depende de cada cultura, si primero interactúan con otros en persona y luego consigo mismos, o primero consigo y luego con otros. En algunas culturas, es muy difícil para las personas interactuar con otros, son muy tímidos, como los alemanes. Así que es más fácil para ellos trabajar primero consigo mismos y luego con otros. Si bien los latinoamericanos son muy abiertos y relajados con los demás, para ellos es mucho más difícil observarse a sí mismos. El entrenamiento siempre necesita adaptarse a la cultura y a los individuos del grupo.
Interactuar con otras personas en la era de la teconología
Al considerar la tendencia actual generalizada de interactuar con personas a través de dispositivos digitales, pienso que la primera etapa en los ejercicios, trabajar con personas que no están presentes, es especialmente relevante. En este contexto, es extremadamente importante entender: “eres un ser humano, estoy lidiando con un ser humano, no solo estoy tratando con pixeles en una pantalla”. Es una pregunta muy interesante: ¿esta persona es solo pixeles en una pantalla o es un ser humano verdadero? ¿Hay una persona real detrás de esto? Esto nos lleva a la meditación de la vacuidad (vacío): ¿estamos identificando a la persona con los pixeles en la pantalla del mensaje de texto o la actualización del Facebook? ¿Eso es la persona? ¿Quién o qué es la persona?
Es esencial darnos cuenta que cuando confundimos a la persona con los pixeles en una pantalla y los consideramos solo como pixeles, entonces es fácil desarrollar una actitud indiferente de “¿a quién le importa ella y sus sentimientos?”. Si no estoy interesado, puedo solo presionar el botón y apagarlo; son solo pixeles.
Empezar los ejercicios
Trabajemos entonces con estas fotos de desconocidos que he colocado en el pizarrón. Las tomé de una revista. Hay una variedad de personas diferentes, hombres y mujeres de diferentes edades y razas. Primero, necesitamos ser capaces de verlos sin comentar nada en nuestra cabeza. Eso no es fácil. Tratamos de hacerlo mirando solo a una persona a la vez, yendo de una foto a la siguiente.
La mayoría de las personas encuentra que hacen más comentarios mentales acerca de un tipo de persona que de otra. Es posible que tengan más comentarios acerca de los niños pequeños, las mujeres, los hombres, aquellos que son de diferente raza o quizás aquellos que encontramos sexualmente atractivos. Notar esto no solo revela mucho de nosotros mismos, sino que también nos ayuda a entender el tipo de ruido verbal que ocurre en nuestra mente.
Para generar una actitud cuidadosa, necesitamos pasar algo de tiempo primero en la práctica base que necesita precederla, que es “aquietar la mente”. Si estamos inventando historias sobre estas personas de las fotos mientras las miramos, nunca vamos a generar un corazón cuidadoso. El método más sencillo para aquietarnos es el método de soltar. Simplemente soltamos el ruido verbal que hay en nuestra cabeza. Lo que hacemos como una ayuda para esto es hacer un puño con nuestra mano; no tiene que estar muy apretado. Luego, conforme soltamos el puño y relajamos la mano, dejamos ir también los pensamientos extrínsecos. Para recordárnoslo, podemos usar la palabra clave “soltar”.
Inténtenlo por un momento mirando las fotografías y solo aquieten su mente, sin juicios, ni comentarios, solo estén abiertos a la persona. Por favor, háganlo durante unos cuantos minutos. Empiecen la práctica enfocándose más en una foto, y luego, si pueden ver en silencio a esa persona, entonces enfóquense en otra persona en la siguiente foto. Si su mente está muy ruidosa, pueden enfocarse primero en la respiración, para aquietarse antes de empezar a mirar las fotografías.
[Pausa para la práctica]
Equilibro entre la mente aquietada y el corazón cuidadoso
Algunas personas encuentran que cuando se aquietan, no sienten mucho. Esa es la razón por la que tenemos las dos piernas sobre las que se apoyan todas las prácticas siguientes. Una pierna es aquietarse y la segunda es el corazón cuidadoso. No podemos simplemente aquietarnos porque entonces, exactamente, la persona se vuelve totalmente irrelevante, es solo pixeles. Por otro lado, si tratamos primero de desarrollar una actitud cuidadosa, tendemos a ser juzgadores y a comentar acerca de la persona. Realmente no podemos desarrollar el corazón cuidadoso, así que necesitamos ambos factores. Hay un equilibro. Es muy útil darse cuenta a través de la propia experiencia en este ejercicio que solo aquietar la mente no es suficiente, pero es la base para entonces ser capaces de desarrollar algún sentimiento positivo.
Empatía
Algunas veces, cuando vemos estas fotos, empezamos a sentir la misma emoción que la persona muestra. Lo mismo sucede a menudo en la vida. Este es el efecto de las llamadas “neuronas espejo”, un mecanismo biológico, así que no es “nada especial”. Es la razón por la que te ríes cuando se ríen las personas con las que estás, o lloras cuando ellas lloran. Es un sentimiento de empatía, lo cual está bien, pero si la otra persona está deprimida y nosotros solo nos deprimimos, eso no será de ayuda.
Si recuerdan en la secuencia de nuestros ejercicios de entrenamiento, había uno que abordaba los sentimientos, uno en el cual, cuando estamos con alguien que está deprimido o muy infeliz, necesitamos sentir esa infelicidad para poder empatizar con ella y no temerle. Pero si ya nos hemos entrenado de tal forma que podamos aquietarnos y obtener acceso al nivel más profundo de la mente aquietada, entonces dejamos que esa tristeza y depresión que sentimos de la otra persona, se aquieten internamente en nosotros. Entonces somos capaces de acceder a la calidez natural, entendimiento y otros factores positivos de nuestra mente, que nos permitirán consolar a la persona. Ese es el secreto de cómo se hace. Obviamente, ser capaces de hacer eso requiere mucho entrenamiento, pero al menos el hecho de sentir algo cuando vemos a las personas en las fotografías, es un primero paso muy importante.
Sin embargo, necesitamos vigilar el desequilibrio extremo de ser extremadamente sensibles. Si ese es el caso, simplemente nos dejamos llevar emocionalmente. Si la persona está lastimada, gritando y en un estado de pánico, nosotros también estaremos en pánico y no podremos ayudarla. Es como, por ejemplo, cuando estamos con una persona nerviosa; si también nos ponemos nerviosos, la situación empeorará. Podemos sentir su nerviosismo, pero si estamos bien entrenados, tenemos la habilidad interna de calmar cualquier nerviosismo que podamos sentir, y luego nuestra calma causará un efecto espejo para ayudar a calmar a la otra persona. Funciona.
Eso es muy diferente de cuando estamos con una persona nerviosa y nosotros no sentimos nada. No sentir nada, estar en blanco, no ayuda a la otra persona a tranquilizarse. Si somos capaces de acceder a la calma básica de la mente, aunado a ello habrá otras cualidades útiles, tales como la calidez, el entendimiento y el afecto.
Por supuesto, algunas personas pueden afectarnos más que otras. Eso es debido a la realción y a la historia que tenemos con esa persona, razones kármicas, hay muchos factores diferentes. ¡No todos los pingüinos son iguales! A menudo los miembros de nuestra familia son los más retadores.
Calma al interactuar con otros
En algunas culturas, es grosero estar calmado cuando se habla con otras personas. Por ejemplo, con los latinoamericanos es necesario ser más emocional. Pero ¿cómo mantener el equilibrio entre estar calmado y ser emocional cuando es apropiado? Me recuerda a un tipo de entrenamiento que solía hacer en un grupo de artes marciales en Berlín. Era un grupo que practicaba ninjutsu, el cual es un tipo de arte marcial muy agresivo y combativo. En lo que trataba de entrenar a la gente era a estar muy calmados interiormente, pero muy fuertes exteriormente. Los invitaba a hacer un gesto o grito muy fuerte “¡Hah!”, al tiempo que mantenían una energía calmada dentro. Esa es la única forma de tener éxito en un arte marcial. Pero eso requiere de mucho entrenamiento y práctica.
Y con respecto a la necesidad de ser emocionales con los latinoamericanos, también tengo mucha experiencia en eso. Lo que encuentro es que hay una diferencia: tenemos que diferenciar entre estar calmados y estar con cara de piedra. Estar calmados de hecho los ayuda; los hace sentir cómodos. Cuando están todos emocionados, si tú estás calmado, pero aún expresando emociones en tu cara, de hecho, estás mostrando emociones, pero son emociones calmadas. No estás todo emocionado como ellos.
No obstante, nuestras emociones tienen que ser sinceras. Si solo estamos fingiendo y ellos pueden sentir que estamos fingiendo, entonces se vuelve sumamente desagradable. Y nuevamente, mientras más relajados estamos, más capaces somos de generar sentimientos emocionales. Este es el arte implicado: mientras más relajados estamos, más fácilmente surgen las emociones; por ejemplo, es más fácil que lloremos si somos alguien que habitualmente no llora. Además, estamos relajados; no estamos tensos ni almacenando todo en nuestro interior.
Esta actitud cuidadosa es muy importante, especialmente con los miembros de nuestra familia. Tienden a ser los que nos hacen sentir más nerviosos y molestos. Si podemos tener un poco de calma con ellos, eso será de enorme ayuda. Y con respecto a esa calma, solo estamos hablando en un nivel superficial, el cual, sin embargo, no es un nivel muy fácil: dejar de quejarnos en nuestra cabeza e insultarlos, etc. Si no podemos aquietar eso, es posible que no estemos emocionalmente calmados, pero si al menos detenemos eso, entonces podemos desarrollar esta actitud cuidadosa. Al dirigir eso hacia nuestra madre, nuestro padre, nuestro tío o tía, o quienquiera que sea quien realmente nos saca de nuestras casillas, pensamos: “Eres un ser humano y tienes sentimientos. Quieres ser feliz, no quieres ser infeliz. Estás haciendo lo mejor que puedes. Lo que estás haciendo para tratar de ser feliz quizás no funciona, pero aún así eres un ser humano. Lo estás intentando lo mejor que puedes, igual que yo”.
Soltar nuestras preconcepciones
En uno de los últimos ejercicios, en el que nos aquietamos a un nivel más profundo que sólo silenciar la voz en nuestra cabeza, una de las cosas que realmente necesitamos soltar son las preconcepciones, particularmente en términos de qué papel esperamos que juegue la otra persona y qué rol se supone que nosotros debemos jugar. “Se supone que tú seas la madre, se supone que tú seas el padre”. Las madres y los padres deben ser así o asado, pero tú no eres así”, y entonces eso nos resulta muy molesto. Esa es la razón por la que las personas de nuestra familia nos molestan más que los extraños o que nuestros amigos, porque tenemos expectativas de los papeles que proyectamos sobre ellos. Eso es algo que tenemos que soltar para poder tener una interacción humana real con la persona.