El desarrollo de una sensibilidad equilibrada, requiere que tengamos una idea clara del objetivo que deseamos alcanzar para que podamos enfocar nuestros esfuerzos en esa dirección. Un buda es el ejemplo supremo de alguien completamente sensible en un sentido positivo y totalmente liberado de los aspectos negativos. Por lo tanto, la descripción de las cualidades de un buda sugiere los rasgos que necesitamos lograr.
Cualidades sugeridas por los entramados iluminadores
Un buda es, literalmente, alguien totalmente despierto, alguien que ha superado todas sus limitaciones y actualizado todos sus potenciales para ser de máxima ayuda a los demás. Las cualidades de un buda se clasifican en varios entramados iluminadores (cuerpos de un buda) que están operando en su totalidad en dicha persona y en todo momento. Un entramado iluminador está hecho de una amplia gama de componentes, no necesariamente físicos, que inspiran y ayudan a conducir a otros a la iluminación. Los constituyentes no forman una mera colección porque funcionan juntos como un sistema integrado.
Cada buda tiene un entramado que todo lo abarca (dharmakaya) y un entramado de formas iluminadoras (rupakaya). El primero es un entramado de cualidades que comprenden una mente totalmente sabia y amorosa. El segundo es el entramado de formas físicas infinitamente variadas en las que un buda se manifiesta para ayudar a otros.
Si deseamos ser totalmente sensibles en un sentido positivo, necesitamos cualidades similares a las de ambos entramados iluminadores. Como si poseyéramos un sistema activo de darse cuenta completamente sabio y plenamente amoroso, necesitamos un profundo interés por todo y todos, y atención a los detalles. Comprender cada situación y a cada persona, nos permite saber cómo ayudar. También necesitamos flexibilidad completa para responder apropiadamente, como lo sugiere un buda que ayuda a otros a través de sus entramados de formas iluminadoras. Además, necesitamos que todos los aspectos funcionen de manera conjunta y armoniosa como sistemas coordinados, como es el caso de aquellos que están totalmente despiertos.
Formas de respuestas sensibles
Un entramado de formas iluminadoras incluye dos sistemas: un entramado de formas totalmente operativas (sambogakaya) y un entramado de emanaciones (nirmanakaya). El primero es un entramado de formas sutiles que hacen uso pleno de las enseñanzas del Buda sobre el altruismo. El segundo es un entramado de formas burdas emanadas del primer entramado. La literatura tántrica (textos de métodos avanzados para la transformación personal) explica un entramado de formas totalmente operativas como un sistema integrado de todas las formas de discurso iluminador. Un entramado de emanación comprende un sistema integrado de todas las formas iluminadoras visibles, sin importar el nivel de sutileza.
De manera similar, una sensibilidad perfecta requiere del uso pleno de nuestro cuerpo y de nuestras habilidades comunicativas. Necesitamos sensibilidad en la forma en la que hablamos a los demás y en nuestra forma de actuar. Por ejemplo, necesitamos evitar decir o hacer algo que lastime a otros o a nosotros mismos. Más aún, las respuestas físicas sensibles necesitan extenderse a varios niveles. En un nivel sutil, necesitamos mostrar simpatía con nuestra expresión facial y lenguaje corporal, y en un nivel más burdo, necesitamos, por ejemplo, dar un abrazo de consuelo o ayudar a lavar los platos.
Un entramado de formas no es como una colección de trajes en un armario. Para adaptarse a la ocasión, un buda no escoge una forma burda o sutil particular de un repertorio fijo. En lugar de eso, un buda aparece espontáneamente en cualquier forma que se requiera para ayudar a otros. De manera similar, cuando somos apropiadamente sensibles hacia los demás, no respondemos con una rutina fija escogida entre un cierto número de rutinas aprendidas. Reaccionar a los demás con una respuesta establecida nos hace rígidos e innaturales y causa que los demás sientan que no somos sinceros. Necesitamos ser flexibles y responder espontáneamente con palabras y acciones honestas.
Cualidades de la mente y el corazón
Un entramado que todo lo abarca también incluye dos sistemas: un entramado de conciencia profunda (jnana-dharmakaya) y un entramado básico o marco de referencia (svabhavakaya). Las tradiciones tibetanas ofrecen varias explicaciones. El linaje guelug y algunos autores sakya, afirman que el primero es la mente totalmente sabia y amorosa de un buda, con conciencia profunda de todo. El segundo es la naturaleza “desprovista de identidad” o “vacía de identidad” de dicha mente. La falta de identidad de algo es su total ausencia de existir de manera fantasiosa e imposible. Como el entramado básico o marco de referencia de todo, una ausencia de lo imposible explica la existencia y funcionamiento de todos los entramados iluminadores de un buda.
Las escuelas kagyu y nyingma, así como varios autores sakya, explican un entramado iluminador de conciencia profunda como la naturaleza “desprovista de otro” o “vacía de otro” de una mente totalmente sabia y amorosa. La vacuidad de otro es la ausencia de todos los niveles más burdos en el nivel más sutil de la mente, como los pensamientos conceptuales o las emociones perturbadoras. El vacío de otro también implica dotar a este nivel de la mente con todas las cualidades iluminadoras; éstas incluyen la compasión, el entendimiento y la habilidad de beneficiar a otros evitando cometer acciones inapropiadas e involucrándose en acciones apropiadas. De acuerdo con esta postura, el entramado básico de un buda es la inseparabilidad de los sistemas iluminadores individuales que funcionan juntos como un “meta-entramado”. La literatura de Kalachakra (ciclos de tiempo) ofrece otra variante. El gozo profundo que caracteriza la conciencia totalmente sabia y amorosa, constituye el entramado básico o marco de referencia para todo.
Cada uno de los entramados que todo lo abarcan, sugiere los factores necesarios para el desarrollo de la sensibilidad equilibrada. Una sensibilidad apropiada no depende solamente del amor y la comprensión. También depende del hecho de que nosotros, nuestro corazón y nuestra mente no existen de formas fantasiosas. Nadie es el centro del universo ni existe alguien que esté totalmente excluido de los demás o de sí mismo. De igual forma, nadie es incapaz de ser sensible. Esto es así porque la mente de cada uno de los seres está totalmente dotada de todas las habilidades, tales como la capacidad de amar, la aptitud de comprender y de evitar hacer lo que es inadecuado.
Más aún, cuando somos adecuadamente sensibles, nuestra mente se mantiene libre de pensamientos perturbadores, emociones alteradoras y actitudes inquietantes. Nuestros sentimientos, habla y conducta están integrados y son consistentes. Libre de la inseguridad desde la cual proyectamos miedos y fantasías, nuestra mente también es naturalmente gozosa.
Los entramados iluminadores
Ejercicio 3: Imaginar la sensibilidad ideal
El siguiente ejercicio de tres partes tiene un enfoque más intuitivo que el anterior. Está basado en el procedimiento básico de la práctica de la visualización tántrica. En el tantra imaginamos que ya tenemos las cualidades iluminadoras de un buda. Nos imaginamos a nosotros mismos actuando con dichas cualidades hacia todos los que nos rodean. En este ejercicio, usaremos las cualidades sugeridas por las características de los entramados iluminadores. Como en el ensayo de una obra de teatro, tales prácticas nos familiarizan con las formas en las que nos gustaría actuar en el futuro. Esto sirve como una causa para actualizar estas capacidades más rápidamente. Al final, fortalecemos nuestra determinación adoptando la estructura de la meditación en las cuatro “ actitudes inconmensurables”: amor, compasión, gran gozo y ecuanimidad.
La primera fase del ejercicio se enfoca en una fotografía o en una imagen mental de una persona con quien tenemos o hayamos tenido una relación emocional positiva. Empezamos creando un espacio silencioso y considerado, como en el Ejercicio 2. Un procedimiento abreviado es suficiente. Usamos el método triple de soltar, escribir sobre el agua y olas en el océano para aquietar la mente mientras nos enfocamos en la persona. Cuando hayamos logrado un mínimo de silencio mental, pensamos:
- “Eres un ser humano y tienes sentimientos”.
- “Me intereso por ti”.
- “Me interesan tus sentimientos”.
Enseguida, utilizamos la respiración y la imagen de escribir sobre el agua para tratar de aquietar aún más nuestra mente de preconcepciones y juicios no verbales. Después tratamos de soltar nuestro sentimiento de arrogancia, recordándonos que no somos el centro del universo y que la otra persona también existe. Respetamos los límites convencionales de la urbanidad. Por ejemplo, no nos inmiscuimos impertinentemente en sus asuntos privados; sin embargo, tratamos de sentir que no hay entre nosotros barreras sólidas que eviten una comunicación honesta. La inexistencia de barreras no nos deja expuestos, asustados ni inseguros. Al contrario, sin barreras que obstruyan el amor y la comprensión entre nosotros, tratamos de relajar nuestras defensas y no sentir temor.
Con una sensación de alegría ante las posibilidades de nuestro encuentro, ahora nos enfocamos atentamente en la persona. Al tratar de verla con calidez y entendimiento, ejercemos el autocontrol para evitar hacer o decir algo que pudiera lastimar a la persona o a nosotros mismos. Después expresamos nuestro interés considerado con una expresión facial y un lenguaje corporal adecuados. Si escucháramos los problemas de alguien sin expresión alguna en nuestro rostro, él o ella podría sentir que no nos importa. Por otro lado, si tuviéramos una sonrisa tonta, la persona podría pensar que no la tomamos en serio. Asimismo, si nos sentamos con los brazos cruzados, la persona podría pensar que somos distantes y críticos.
Cualquiera que sea la situación de la otra persona, nos imaginamos respondiendo con palabras amables y acciones consideradas. Por ejemplo, si estamos escuchando a alguien por teléfono, a menos que ocasionalmente asintamos, la persona imaginará que ni siquiera estamos oyéndola. Por otro lado, si hablamos demasiado, él o ella puede sentir que sólo queremos escucharnos a nosotros mismos. Es más, escuchar con una sonrisa de solidaridad en nuestros ojos y afirmar con la cabeza no siempre es suficiente. Necesitamos tomar más pasos demostrativos con acciones apropiadas. Por ejemplo, podríamos pasar nuestro brazo alrededor de los hombros de la persona, si esto fuera reconfortante, o bien, ofrecernos a ayudarla con sus tareas.
Finalmente, necesitamos familiarizarnos con estos factores. El guía de nuestro grupo o nosotros mismos podemos repetir varias veces, lentamente, una por una y en secuencia, las siguientes catorce frases clave:
- “sin historias mentales”
- “con interés considerado”
- “sin juicios”
- “sin arrogancia”
- “sin barreras”
- “sin temores”
- “con alegría”
- “atención”
- “calidez”
- “comprensión”
- “autocontrol”
- “expresión facial”
- “palabras amables”
- “acciones consideradas”
Con cada frase, tratamos de ver a la persona con el estado mental o sentimiento que se sugiere.
Concluimos pensando detenidamente en los siguientes tres pensamientos, uno por uno, y tratando de sentirlos sinceramente:
· “Qué maravilloso sería si pudiera llegar a ser así”.
· “Me gustaría llegar a ser así”.
· “Definitivamente voy a tratar de llegar ser así”.
Después tratamos de pensar en un claro ejemplo de sensibilidad equilibrada, ya sea el Buda, un guía espiritual o alguien de nuestra vida personal. Miramos una fotografía o simplemente imaginamos a la persona y solicitamos inspiración. Tratamos de imaginar que una luz amarilla cálida irradia de la persona y nos llena con la fuerza inspiradora para alcanzar nuestro objetivo. Al imaginar que la figura se disuelve en nuestro corazón, tratamos de sentir que brillamos con la luz de la inspiración.
A continuación, repetimos dos veces una versión corta del procedimiento mientras nos enfocamos en fotografías de personas anónimas que encontremos en revistas. En cada ocasión, nos enfocamos en diferentes personas para llevar a cabo la secuencia completa, incluyendo la repetición de las frases clave. Omitimos los pasos de la práctica que siguen de este procedimiento. Por último, repetimos el proceso mientras nos enfocamos en una fotografía o en la imagen mental de un familiar escandaloso y dominante, o de un odioso vecino o compañero de trabajo.
Tener una sensibilidad equilibrada hacia alguien en persona y hacia nosotros mismos
Durante la segunda fase del ejercicio, nos sentamos en círculo con los otros miembros del taller. En cada paso, tratamos de ver a la persona en turno con los mismos catorce estados mentales, actitudes, sentimientos e intenciones que cuando practicamos con la fotografía o con alguien en mente. Para mantenernos atentos, podemos usar las frases clave como lo hicimos antes. Luego repetimos el procedimiento frente a un compañero.
Comenzamos la tercera fase mirándonos en un espejo. Nuevamente repetimos la secuencia de catorce actitudes, dirigiéndolas ahora hacia nosotros mismos de la siguiente manera. Aquietamos la mente de historias y sentimientos de indiferencia, también tratamos de soltar nuestras actitudes fijas y de desprendernos de juicios hacia nosotros mismos. Para disipar nuestras fantasías, notamos que no somos la persona más importante en el mundo ni la única con problemas. Más aún, tratamos de ver que no hay barreras que nos impidan relacionarnos con nosotros mismos. Cualquier separación de nosotros mismos que sintamos, está basada en una mera ficción. Sin temor, tratamos de sentir alivio y alegría ante la posibilidad de ser abiertos y relajados con nosotros mismos. Después nos enfocamos en nosotros mismos con una comprensión cálida y tratamos de ejercer autocontrol para no reaccionar de forma exagerada con baja autoestima y para no ser autodestructivos. Tranquilos y en paz con nosotros mismos, suavizamos la expresión de nuestro rostro y tratamos de mirarnos al menos con una sonrisa en nuestra mirada. Tomamos la decisión de hablarnos con amabilidad, no menospreciarnos y tratarnos de forma considerada.
Con las catorce frases clave, repetimos la secuencia varias veces, lentamente. Luego, bajamos el espejo y repetimos la secuencia una vez más, pero ahora solamente experimentando los sentimientos de forma directa. Por último, repetimos dos veces el ejercicio dirigiendo nuestra atención a una fotografía de nosotros mismos, en un período diferente de nuestro pasado cada vez. Es especialmente útil trabajar con períodos que nos gustaría olvidar o con los que sentimos aversión hacia nosotros mismos. Por ejemplo, podemos enfocarnos en una época en la que actuamos de forma estúpida en una relación malsana, y sustituimos las frases “palabras amables” y “acciones consideradas” por “ bondadosos pensamientos de perdón”.
Esquema de Ejercicio 3: Imaginar la sensibilidad ideal
I. Mientras te enfocas en alguien de tu vida
1. Mientras te enfocas en una fotografía o en una imagen mental de alguien con quien tienes o hayas tenido una relación positiva.
- Crea un espacio silencioso y considerado aplicando el procedimiento aquietador de tres pasos,
mientras te enfocas en la persona y piensa:
- “Eres un ser humano y tienes sentimientos”.
- “Me intereso por ti”.
- “Me interesan tus sentimientos”.
- Aquieta tu mente de preconcepciones y de juicios no verbales, soltándolos con la exhalación y sintiendo su presencia como si los escribieras sobre el agua.
- De manera similar, suelta todos los sentimientos de importancia personal.
- Asimismo, siente que no hay barreras que te impidan tener una comunicación sincera.
- De igual forma, no tienes temores.
- Sientes alegría ante las posibilidades del encuentro.
- Te enfocas atentamente en la persona.
- Eres cálido y comprensivo.
- Ejerces el autocontrol en lugar de las tendencias destructivas.
- Muestras una expresión facial y un lenguaje corporal apropiados.Te imaginas respondiendo con palabras amables y acciones consideradas.
- Repite varias veces la secuencia de dirigir cada estado mental a la persona, usando las
siguientes frases clave:
- “sin historias mentales”
- “con interés considerado”
- “sin juicios”
- “sin importancia personal”
- “sin barreras”
- “sin temores”
- “alegría”
- “atención”
- “calidez”
- “comprensión”
- “autocontrol”
- “expresión facial”
- “palabras amables”
- “acciones consideradas”
- Siente:
- “Qué maravilloso sería si pudiera llegar a ser así”.
- “Me gustaría llegar a ser así”.
- “Definitivamente voy a tratar de llegar a ser así”.
- Observa la fotografía de un brillante ejemplo de sensibilidad equilibrada o simplemente crea una imagen mental de la persona.
- Solicita inspiración.
- Imagina que una luz amarilla irradia de la figura y te llena de inspiración.
- Imagina que la figura se disuelve en tu corazón.
- Te sientes resplandeciente de inspiración.
2. Repite el procedimiento dos veces, hasta la repetición de las frases clave, mientras te
enfocas en fotografías de diferentes personas anónimas que encuentres en una revista, una para cada vez.
3. Repite el procedimiento mientras te enfocas en la fotografía o imagen mental de un
familiar escandaloso y dominante, o de un odioso vecino o compañero de trabajo.
II. Mientras te enfocas en alguien en persona
1. Repite el procedimiento sentado en círculo con el grupo, enfocándote en una persona a la vez.
2. Repite el procedimiento frente a un compañero.
III. Mientras te enfocas en ti mismo
1. Mientras te miras al espejo.
- Crea un espacio silencioso y considerado.
- Suelta las actitudes fijas y los juicios sobre ti mismo.
- Desvanece las fantasías de importancia personal.
- Siente que no existen barreras que eviten que te relaciones contigo mismo.
- No sientes temor.
- Sientes alegría ante la posibilidad de ser abierto y de sentirte relajado contigo mismo.
- Te enfocas con atención en ti mismo.
- Eres cálido y comprensivo.
- Suaviza tu expresión facial.
- Ejerce autocontrol en contra de las tendencias autodestructivas.
- Imagina que te hablas con amabilidad y que te tratas consideradamente.
- Repite las frases clave como lo hiciste antes.
2. Repite el procedimiento sin espejo.
3. Repite el procedimiento dos veces más, mientras ves una fotografía tuya de diferentes
periodos de tu vida, una para cada vez.
- Crea un espacio silencioso y considerado.
- Suelta las actitudes fijas y los juicios con respecto a ti mismo.
- Desvanece las fantasías de importancia personal.
- Siente que no existen barreras que te impidan relacionarte contigo mismo
- No sientes miedo.
- Sientes alegría ante la posibilidad de ser abierto y estar relajado contigo mismo.
- Te enfocas atentamente en ti mismo.
- Eres cálido y comprensivo.
- Ejerces el autocontrol en lugar de las tendencias autodestructivas.
- Suavizas tu expresión facial.
- Tienes pensamientos amables de perdón.
- Repite las frases clave:
- “sin historias mentales”
- “con interés considerado”
- “sin juicios”
- “sin prepotencia”
- “sin barreras”
- “sin temores”
- “con alegría”
- “atención”
- “calidez”
- “comprensión”
- “autocontrol”
- “expresión facial”
- “pensamientos amables de perdón”