Durante el período soviético, el budismo fue severamente reprimido en las regiones budistas étnicas tradicionales de Rusia: Buriatia, Kalmukia, Tuvá y Altái. Sin embargo, con la apertura “glásnost” de finales de los años 80, las restricciones se fueron relajando gradualmente. Desde entonces se han construido monasterios y salas de oración en las cuatro regiones. Maestros tibetanos han visitado la India para impartir enseñanzas y algunos han establecido su residencia permanente en Rusia. Se ha enviado a jóvenes locales a la India para estudiar en instituciones monásticas tibetanas y, una vez completados sus estudios, varios han regresado a sus regiones nativas para convertirse allí en maestros de Dharma. Los laicos viajan regularmente a la India en peregrinación y para asistir a enseñanzas. De todas estas maneras, el budismo está reviviendo en las regiones tradicionales budistas mongolas y turcas de Rusia.