La importancia de entender la mente
Es importante entender la mente, ya que todos queremos ser felices y no sufrir y ser infelices. La fuente de una felicidad estable y duradera, sin embargo, no es la riqueza material o el placer físico, sino la mente y nuestras actitudes y emociones. Por lo tanto, necesitamos entender qué es la mente y cómo funciona en cada momento. También necesitamos entender todo lo que compone cada momento de nuestra mente, que es de lo que se tratan los cinco agregados. Cuando las entendamos, entenderemos nuestras actitudes y emociones y cómo funcionan. Si entendemos cómo funcionan, podemos obtener confianza en que podemos superar los que son destructivos y podemos cambiar nuestras actitudes. En resumen, necesitamos trabajar en nuestra mente, y hacerlo requiere entender nuestra mente.
Todas las escuelas budistas están de acuerdo en lo que es la mente, pero hay varias formas de presentarla y varios análisis diferentes en el budismo sobre cómo funciona la mente. Aquí, presentaremos la explicación del sutra dada por la escuela Karma Kagyu.
Mente es actividad mental
En general, la mente en el budismo se refiere a la actividad mental: la experiencia individual y subjetiva de algo. Se refiere a la actividad mental de ver, oír o pensar algo, etc. Eso significa que la mente no es una “cosa” inmaterial que ve, escucha o piensa en algo.
La actividad mental cambia de un momento a otro, ya que hace cosas diferentes en momentos individuales de su continuo, como ver, oír o pensar cosas diferentes. En ese sentido, la actividad mental es transitoria y está condicionada o afectada por lo que está haciendo. Pero su naturaleza esencial, es decir, su naturaleza convencional y más profunda, sigue siendo la misma. En ese sentido, la actividad mental, es decir, la naturaleza esencial de la actividad mental, es un fenómeno permanente, no condicionado o no afectado, ni creado por nadie.
La actividad mental es individual. El budismo no afirma una mente universal o un inconsciente colectivo. Aunque la naturaleza convencional y más profunda de todas las mentes es la misma, eso no hace que todas las mentes sean una mente, como el ejemplo de las narices. Todos tenemos nariz, pero no todos tenemos la misma. Mi experiencia de algo y la tuya no son la misma experiencia, aunque ambas son iguales en términos de su naturaleza de ser la experiencia de algo.
La actividad mental tiene una base física burda: en los humanos, un cerebro y un sistema nervioso vivos y en funcionamiento dentro de un cuerpo. Incluso en el momento de la muerte existe la actividad mental de experimentar la muerte; ocurre sobre la base física de la energía más sutil. Después de la muerte, existe la actividad mental de experimentar el estado intermedio, el bardo, y eso ocurre sobre la base de la energía sutil. La actividad mental luego continúa cuando la actividad mental se conecta con los elementos físicos burdos de su próximo renacimiento y continúa para funcionar con ellos como su base. La mente no se refiere a ninguna de estas bases físicas burdas o sutiles, sino a su actividad, a su funcionamiento, que en la naturaleza es siempre el mismo en esencia.
Restrinjamos la discusión solo a la actividad mental en un renacimiento humano. No estamos hablando de estimular una neurona en una placa de Petri con una corriente eléctrica. Estamos hablando de un cerebro y un sistema nervioso vivos y funcionales. No puede haber actividad mental sin un cerebro vivo y en funcionamiento, y no puede haber un cerebro vivo y en funcionamiento sin alguna actividad mental. Por lo tanto, la actividad mental no puede existir sin una base física funcional. La actividad y la base de funcionamiento son inseparables.
Cada continuo individual de actividad mental es eterno. No tiene principio ni fin. Nadie lo creó. Nunca tiene una interrupción en su continuidad, incluso cuando está dormido, inconsciente o muerto. En ese sentido de ser eterno, también es permanente. Incluso con la iluminación, aún conserva su individualidad y continúa para siempre. No todos los ríos desembocan en el océano, como en algunos principios hindúes. Por lo tanto, el buda Shakyamuni y el buda Maitreya son budas individuales diferentes, aunque su logro es el mismo en naturaleza. Su diferencia se demuestra por el hecho de que diferentes discípulos tienen conexiones kármicas con uno u otro.
El funcionamiento de la actividad mental, ya sea ver, oír o pensar, puede describirse desde un punto de vista físico, material, como la transmisión de energía neuronal e intercambios bioquímicos en una red neuronal, o puede describirse desde un punto de vista individual y subjetivo. Ambos se refieren al mismo fenómeno, el funcionamiento de la actividad mental, pero pueden diferenciarse entre sí desde dos puntos de vista conceptuales: objetivo y subjetivo. El fenómeno descrito físicamente, objetivamente, y el fenómeno descrito subjetivamente, experiencialmente, no son duales. “No dual” no significa idéntico. Significa que, si una es una descripción válida, también lo es la otra. La actividad mental descrita subjetivamente, experiencialmente, de un cerebro y un sistema nervioso vivos y en funcionamiento es lo que entendemos por "mente".
Además, la actividad mental siempre tiene contenido. No puede existir simplemente la actividad mental de experimentar, tiene que ser la experiencia de algo. No puede haber algo que se experimente sin que exista la experiencia de ello. Los dos son no duales en este sentido.
La definición de actividad mental: claridad y darse cuenta
La definición más general de mente es claridad y darse cuenta (gsal-rig). “Claridad” se refiere a la actividad mental de dar surgimiento a un aspecto mental (rnam-pa), lo que yo llamo un “holograma mental”. Los hologramas mentales no son necesariamente visuales, también pueden ser auditivos, olfativos, etc. Además, no son necesariamente claros o enfocados.
En términos más científicos, la actividad mental es la actividad de transformar los datos de fotones u ondas electromagnéticas, u ondas sonoras, o información sensorial del olor, el sabor o la sensación física, u ondas cerebrales, para que surjan como información visual, auditiva o visual inteligible. La actividad mental muestra esa información visual, auditiva o mental inteligible en forma de un holograma mental de algo visible, un sonido o un pensamiento. Es similar a la actividad de una computadora al transformar los datos de cadenas de ceros y unos en información y mostrar esa información como imágenes en un monitor o sonidos de un parlante, para que puedan utilizarse más adelante.
“Darse cuenta” se refiere a un involucramiento cognitivo (’jug-pa), aunque no necesariamente consciente. “Cognitivo” y “cognición” son los términos más básicos para conocer, es decir, ver, escuchar o pensar algo. El involucramiento cognitivo puede ser preciso o impreciso, decisivo o no decisivo, con comprensión o sin comprensión, conceptual o no conceptual.
La claridad y el darse cuenta son no duales. Transformar los datos de fotones u ondas electromagnéticas en información inteligible puede describirse como dar surgimiento a información visual inteligible o como ver. Son no duales: son el mismo fenómeno descrito desde dos puntos de vista. Ver es equivalente a transformar fotones en información visual inteligible. No es que la actividad mental primero transforme los fotones en información visual inteligible en el aspecto de un holograma mental visual, y luego vea ese holograma mental. No es que primero surja un pensamiento y luego ocurra el pensamiento del pensamiento.
Lo más importante es que no hay un "yo" que exista de forma independiente que se pueda encontrar dentro del cerebro material o dentro de una mente inmaterial que use el "cerebro" o la "mente" para ver o pensar cosas. Esa es una apariencia engañosa. Eso no significa que nadie sea el agente de la actividad mental o que nadie la experimente. La actividad mental, después de todo, es individual y subjetiva. Es solo que la persona o individuo no es algo totalmente separado de la actividad mental. Sin embargo, la persona tampoco es idéntica a ella. Una vez más, la persona y la actividad mental son no duales. Una no puede surgir por sí sola sin que la otra también surja. No puede haber actividad mental sin que sea la actividad mental de alguien y no puede haber alguien sin algún nivel de actividad mental.
Por lo tanto, la actividad mental está desprovista de ser dualista, tanto en el sentido de que la claridad y el darse cuenta se establezcan de forma dualista como si existieran independientemente una de la otra, como en el sentido de que las personas y la actividad mental se establezcan de forma dualista como si existieran independientemente una de la otra. La ausencia total de esas dualidades se llama “vacuidad” (vacío). La ausencia total de que este par de fenómenos sean establecidos de formas dualistas imposibles, cuando son conocidos de manera no conceptual, se conoce como vacuidad “más allá de las palabras y más allá de los conceptos” (brjod-pa-dang-rtog-pa-las ’das-pa).
Cada momento de actividad mental está conformado por cinco agregados
La actividad mental es multiparte. Está el ver, oír y pensar, pero siempre van acompañados por un conjunto de muchos factores mentales. Estos incluyen interés, atención, concentración, sentir cierto nivel de felicidad o infelicidad y emociones constructivas o perturbadoras. Las diversas variables que componen cada momento de experiencia individual y subjetiva de algo están organizadas en el esquema analítico de los cinco agregados. Los cinco, aunque no en el orden tradicional en el que normalmente se presentan, son los agregados de:
- Conciencia (rnam-shes-kyi phung-po)
- Formas de fenómenos físicos (gzugs-kyi phung-po)
- Distinguir (’du-shes-kyi phung-po)
- Sentir un nivel de felicidad (tshor-ba’i phung-po)
- Otras variables que afectan (’du-byed-kyi phung-po).
Estos cinco agregados no deben considerarse como cinco "bolsas" ubicadas en algún lugar de cada uno de nuestros cerebros; son simplemente una herramienta analítica. Uno o más elementos de cada grupo comprenden cada momento de la experiencia subjetiva individual de algo.
Los cinco agregados incluyen todos los fenómenos cambiantes no estáticos. Aunque la actividad mental también incluye fenómenos estáticos (como categorías conceptuales), los cinco agregados no incluyen fenómenos estáticos, ya que no cambian de un momento a otro.
Queremos ser capaces de identificar los cinco agregados en nuestra experiencia momento a momento para que, cuando lo que estamos experimentando (un estado de ánimo, etc.) parezca algo sólido y pesado, podamos deconstruirlo en todos sus componentes en constante cambio, los cuales están cambiando a diferentes velocidades. Entonces podemos entender lo que necesitamos trabajar y cambiar dentro de nuestra actividad mental.
Además, al comprender cómo el sí mismo, el “yo”, encaja en estos momentos de experiencia de múltiples partes siempre cambiantes, podemos superar nuestro no darse cuenta, la ignorancia con la que imaginamos que el yo existe de forma dualista como algo separado de esta claridad y darse cuenta. O bien concebimos erróneamente que el yo está separado tanto de la claridad como del darse cuenta, observándolo o tratando de controlarlo, o que el yo es idéntico al componente del darse cuenta y está separado de forma dualista de los hologramas mentales que surgen. Cuando pensamos en cualquiera de estas formas equivocadas, nos sentimos inseguros. Queremos tratar de asegurar a este "yo" que existe de forma independiente al obtener cosas para nosotros (deseo), al alejarlas de nosotros (hostilidad) o al levantar muros (ingenuidad). Estas emociones perturbadoras conducen a un comportamiento compulsivo y, como resultado, experimentamos problemas y sufrimiento.
El agregado de la conciencia
El agregado de la conciencia incluye los diversos tipos de conciencia primaria. Hay seis tipos básicos, cinco sensoriales y uno mental, no solo uno como en la ciencia:
- Conciencia del ojo
- Conciencia del oído
- Conciencia de la nariz
- Conciencia de la lengua
- Conciencia del cuerpo
- Conciencia mental.
Estos seis tipos de conciencia primaria conocen la naturaleza esencial convencional de lo que son algunos datos: algo visible, un sonido, un olor, un sabor, una sensación física o un objeto mental. Los cinco sensoriales son siempre no conceptuales. La conciencia mental puede ser no conceptual o conceptual.
Cada momento de cognición sensorial no conceptual con uno de los cinco tipos o conciencia sensorial, es seguido inmediatamente por un momento de cognición mental no conceptual con conciencia mental. Cada uno de los dos da surgimiento a hologramas mentales de la misma información. De esta manera, el análisis budista incluye una presentación del papel central de la conciencia mental: simplemente analiza su papel con detalles más sutiles.
El Karma Kagyu acepta ocho tipos de conciencia primaria.
- La conciencia base (kun-shes rnam-shes, sct. alayavijnana; conciencia almacén) es la base sobre la cual se llevan las tendencias kármicas, los potenciales y los hábitos, así como los recuerdos.
- La séptima mente (bdun-yid) es simultánea con la conciencia fundamental y está dirigida a ella. Afecta a la conciencia base de modo que da surgimiento a apariencias dualistas.
El agregado de las formas de fenómenos físicos
Hay tres grupos de formas de fenómenos físicos:
- Sensibilia, que significa la información sensorial momentánea y siempre cambiante. Estos son conglomerados de partículas y moléculas lo suficientemente grandes como para ser detectadas por la conciencia sensorial y solo duran un pequeño momento. Incluyen diminutas formas de colores (píxeles de luz de colores, fotones u ondas electromagnéticas), sonidos, olores, sabores y sensaciones físicas. Surgen de elementos externos y pueden ser conocidos tanto por un tipo específico de conciencia sensorial como por la conciencia mental. Esta no es una visión Chitamatra de Solo Mente.
- Formas que son solo objetos de la conciencia mental: formas en sueños, imaginación y visualizaciones, así como átomos y partículas subatómicas.
- Células sensoriales cognitivas: las células fotosensibles de los ojos, las células sensibles al sonido de los oídos, etc. Aunque la presentación budista tradicional no incluye aquí las células del sistema nervioso, los transmisores neuroquímicos y el cerebro, podrían encajar cómodamente en este grupo.
Si bien la escuela Gelug incluye como formas de fenómenos físicos a los objetos completos convencionales que se extienden por toda su información sensorial y a lo largo del tiempo, las escuelas Kagyu, Nyingma y Sakya no los incluyen entre los cinco agregados.
Fotones momentáneos u ondas electromagnéticas, ondas sonoras, etc. son las que funcionan y producen efectos. Cambian de un momento a otro. La cognición sensorial no conceptual de ellos dura solo un instante, seguido de un instante de cognición mental no conceptual y luego, inmediatamente, de la cognición conceptual.
Durante la cognición sensorial y mental no conceptual, no hay apego manifiesto a una existencia dualista verdaderamente establecida. Esto se debe a que, durante estas dos fases de cognición, la actividad mental aún no ha dado surgimiento a hologramas mentales de objetos completos cotidianos y convencionales. Solo dan surgimiento a hologramas mentales de diminutas formas de colores, diminutos momentos de sonido, etc.
Primero, ocurre un momento de una onda electromagnética y luego, en el momento siguiente, cuando ese momento anterior de una onda electromagnética ya no está sucediendo, la actividad mental da surgimiento a un holograma mental de la visión de formas coloreadas. El holograma mental es opaco en el sentido de que el momento que ya no está aconteciendo que lo condicionó, no es visible a través de él. Otro momento de onda electromagnética está aconteciendo en el presente.
Cognición conceptual
La cognición conceptual sintetiza mentalmente y da surgimiento, como su objeto que aparece, a una apariencia (un holograma mental) que representa un objeto completo convencional que se extiende a lo largo de la información sensorial de todos los sentidos y durante un período prolongado de tiempo. A medida que continuamos viendo diminutas formas de colores que cambian ligeramente cada momento, tenemos una cognición conceptual continua de esta representación mental de un objeto convencional completo, pero con un pequeño retraso de tiempo. Estas representaciones mentales de objetos completos convencionales sintetizados conceptualmente son los objetos que aparecen solo de la cognición conceptual, comenzando el momento posterior a la cognición sensorial de un momento de un sentido seguido por un momento de cognición mental desnuda. En realidad, no los "vemos", solo los conocemos a través de la cognición mental.
Los mismos objetos completos convencionales sintetizados conceptualmente son objetos metafísicos estáticos. En realidad, no funcionan, porque para funcionar tendrían que hacer algo, lo que significa que tendrían que cambiar. Solo parece que las representaciones mentales no estáticas y cambiantes de estos objetos completos convencionales sintetizados conceptualmente están funcionando, pero esta es una apariencia engañosa. Es una ilusión. En realidad, son las ondas electromagnéticas momentáneas y siempre cambiantes las que funcionan y producen efectos.
Al ser estáticos, los objetos completos convencionales sintetizados mentalmente no se incluyen entre los cinco agregados. Las representaciones mentales de ellos se incluyen como formas de fenómenos físicos conocibles solo por la conciencia mental.
En el primer momento del surgimiento de la cognición conceptual de un objeto completo convencional conceptualmente sintetizado, todavía no hay un aferramiento manifiesto a la existencia dualista verdaderamente establecida, como fue el caso durante la cognición sensorial desnuda no conceptual seguida de la cognición mental desnuda no conceptual. Esta es una afirmación especial y única del Karma Kagyu. Ese aferramiento solo ocurre a partir del segundo momento en adelante, donde el aferramiento a una existencia dualista verdaderamente establecida proyecta una apariencia dualista.
En el segundo momento de la cognición conceptual, la cognición conceptual da surgimiento a una categoría fija y estática (una mesa, un perro, una mano, etc.) que etiqueta mentalmente sobre la síntesis conceptual de un objeto convencional completo. Junto con este etiquetado mental, el hábito de aferrarse a la existencia verdaderamente establecida ahora interpola la apariencia engañosa de que la categoría es como una caja sólida y concreta y que el objeto completo sintetizado mentalmente es un objeto verdaderamente establecido que existe en esta caja y se puede encontrar como un “esto” o un “aquello”. La cognición conceptual también puede dar surgimiento a una palabra o nombre designado sobre la categoría y, a través de la categoría, sobre el objeto completo sintetizado y su representación conceptual. Aferrarse a la existencia verdaderamente establecida considera a esta apariencia engañosa como si correspondiera con la realidad y la ignorancia no se da cuenta de que esto no es cierto. Esta confusión dispara el surgimiento de emociones perturbadoras y ellas desencadenan un comportamiento kármico compulsivo, que resulta en sufrimiento y problemas.
Además, los hábitos de aferrarse a la existencia verdaderamente establecida dan surgimiento a una apariencia dualista del objeto completo convencional sintetizado conceptualmente, por un lado, y la conciencia mental y los factores mentales que lo conocen por el otro, como si cada uno de ellos estuviera verdaderamente establecido como objetos concretos separados entre sí. También hace que la conciencia mental y los factores mentales parezcan idénticos al yo. Es como la apariencia dualista de nosotros mismos viendo la vida a nuestro alrededor como si estuviéramos viendo una película, con el lado mental siendo la identidad, el "yo", y los objetos completos convencionales sintetizados mentalmente que se extienden a lo largo del tiempo siendo la película que estamos viendo dentro de nuestra cabeza. Aferrarse a la existencia verdaderamente establecida también toma esa apariencia engañosa como si correspondiera a la realidad.
Ese aferramiento no se clasifica como perteneciente a ninguno de los cinco agregados, pero es no estático y parte de una cognición. No es ni una conciencia primaria, ni un factor mental (como la atención o una emoción positiva o negativa), ya que interpola (proyecta) algo que no es el caso o no está ahí, cosa que no hacen ni la conciencia primaria ni los factores mentales.
El Karma Kagyu afirma de manera única que tanto la cognición no conceptual de formas coloreadas como este primer momento de cognición conceptual de una síntesis mental en un objeto completo convencional son, por naturaleza, Dharmakaya: la mente misma (claridad y darse cuenta). La mente misma (sems-nyid) es como un océano y las apariencias de formas coloreadas y objetos completos convencionales sintetizados mentalmente, como el resplandor o el brillo de la conciencia (rigs-kyi rtsal), son como las olas del océano. Estos diminutos primeros momentos de cognición conceptual no deben abandonarse, simplemente no deben seguirse.
Factores mentales
Un entramado de factores mentales acompaña cada momento de conciencia primaria. Los factores mentales son conscientes de sus objetos de manera especial, pero sin interpolar ni repudiar nada. La interpolación (sgro-’dogs) proyecta y agrega algo que no está ahí, mientras que el repudio (skur-’debs) niega algo que está ahí. Es aferrarse a una existencia dualista verdaderamente establecida que interpola y repudia. Algunos factores mentales desempeñan funciones que ayudan a la conciencia primaria a la que acompañan a tomar un objeto o involucrarse cognitivamente con él. Otros añaden un sabor emocional a la toma cognitiva del objeto.
Cada factor mental comparte cinco características congruentes (mtshungs-ldan lnga) con la conciencia primaria a la que acompaña:
- Soporte – apoyarse en el mismo sensor cognitivo
- Objeto – dirigirse cognitivamente al mismo objeto focal
- Aspecto mental – da surgimiento a la misma apariencia cognitiva (holograma mental) del objeto focal
- Tiempo – surgir, permanecer y cesar simultáneamente
- Fuente natal – surgir de su propia fuente natal, su propia tendencia.
Hay cinco factores mentales siempre operantes (kun-’gro lnga) que acompañan cada momento de actividad mental. Dos de ellos, la distinción y sentir algún nivel de felicidad, constituyen sus propios agregados. Esto se debe a que, ansiar sentimientos de felicidad provoca disputas entre las personas laicas y también activa los potenciales kármicos, de modo que un “impulso kármico que arroja” impulsa al continuo mental hacia un nuevo renacimiento. Distinguir esta visión de la realidad de esa visión causa disputas entre los monásticos. Además, distinguir una visión incorrecta y luego considerarla correcta es una causa adicional para el renacimiento incontrolablemente recurrente.
El agregado de la distinción
El agregado de la distinción se enfoca en una marca característica definitoria de un objeto que aparece (un holograma mental) y lo diferencia de todo lo que no sea él mismo. Según el Karma Kagyu, en la cognición sensorial, que siempre es no conceptual, es no manifiesto. Entonces, cuando el Karma Kagyu afirma que no hay distinción en la cognición sensorial no conceptual desnuda o en la cognición mental no conceptual desnuda, esto se refiere a que no se distinguen los objetos completos convencionales como este o aquel objeto.
En el siguiente momento después de esta secuencia de cognición no conceptual desnuda, la cognición conceptual da surgimiento a un objeto que aparece, un objeto completo convencional mentalmente sintetizado que se extiende sobre toda la información sensorial y el tiempo, y un holograma mental que lo representa.
En la cognición conceptual de objetos completos convencionales, la distinción se enfoca en la marca característica definitoria individual de la representación del objeto completo convencional sintetizado mentalmente y lo diferencia como distinto de otros objetos que no son esta representación. También se centra en la característica compuesta del propio objeto completo convencional sintetizado mentalmente y lo diferencia de otros objetos completos sintetizados mentalmente que no son este objeto.
A partir del segundo momento de la cognición conceptual, la distinción también se centra en el rasgo compuesto de la categoría etiquetada mentalmente y la característica definitoria individual de la palabra o nombre designado, si lo hay. Distinguir, sin embargo, no se aplica a una palabra o nombre. El segundo momento de la cognición conceptual misma hace eso. Además, distinguir no es lo mismo que el reconocimiento. El reconocimiento implica recordar lo conocido antes y compararlo con lo que se conoce ahora.
El agregado de sentir un nivel de felicidad
La sensación se refiere a conocer un objeto con felicidad, infelicidad o un sentimiento neutro. La mayoría de las sensaciones están en algún lugar del espectro entre la infelicidad extrema y la felicidad extrema. La mayoría de las veces no son dramáticas. Una sensación neutra es lo que sentimos en la meditación extremadamente profunda en el cuarto dhyana – un nivel de estabilidad mental mucho más profundo que el shámata – y en las absorciones sin forma.
La felicidad es esa sensación que, cuando cesa, deseamos volver a encontrarnos con ella. La infelicidad o el sufrimiento es esa sensación de la que, cuando surge, queremos alejarnos. Una sensación neutra es aquella que no es ninguna de las dos anteriores.
Sentir un nivel de felicidad se define como la forma en que experimentamos la maduración de nuestro karma, es decir, la maduración de los potenciales y tendencias kármicos establecidos por nuestro comportamiento kármico compulsivo anterior. Lo que madura es encontrarnos y conocer compulsivamente diversos fenómenos siempre cambiantes en cada momento. Que sintamos cierto nivel de felicidad o infelicidad mientras eso sucede es cómo lo experimentamos. Nuestros potenciales kármicos no dan surgimiento a estos fenómenos que experimentamos, sino a que los encontremos, conozcamos y experimentemos.
Sentir, entonces, se refiere a:
- Cómo experimentamos los factores agregados con los que nacemos (cuerpo, inteligencia, talentos, personalidad, etc.) y los factores agregados en cada momento a medida que cambian momento a momento a lo largo de la vida. Tengamos en cuenta que la sensación misma es uno de estos agregados.
- Cómo experimentamos el entorno en el que vivimos.
- Cómo experimentamos los eventos que nos suceden similares a lo que hemos hecho en el pasado.
- Cómo experimentamos nuestro deseo compulsivo de repetir nuestros patrones de comportamientos pasados.
Experimentamos cada uno de estos con algún nivel en la escala entre la felicidad y la infelicidad, o si estamos en una absorción meditativa muy profunda, con una sensación neutra. Un nivel de felicidad es lo que experimentamos como la maduración del karma constructivo; un nivel de infelicidad es lo que experimentamos como la maduración del karma destructivo. Sin sentir algún nivel de felicidad o infelicidad mientras nuestra actividad mental está dando surgimiento a un holograma mental de estas cosas mencionadas anteriormente y participando cognitivamente en ellas, no las estamos experimentando. Las sensaciones pueden acompañar la cognición sensorial o mental (tanto conceptual como no conceptual) de estos acontecimientos y el contenido que surge.
El agregado de otras variables que afectan
El agregado de otras variables que afectan (’du-byed-kyi phung-po, sct. samskaraskandha) incluye todos los demás factores mentales además de distinguir y sentir un nivel de felicidad. También incluye variables que afectan no congruentes (ldan-min ’du-byed), como la impermanencia, el envejecimiento, el movimiento, las tendencias y las personas (el yo). Algunas presentaciones se refieren a esto como el agregado de la voluntad. Esto se debe a que uno de sus componentes, impulso (sems-pa), es el miembro más destacado de este agregado y, en estas presentaciones, lo que traduzco como “impulso” se traduce como “voluntad”. Pero, como se puede ver con las definiciones de los factores mentales que se dan a continuación, "volición" o "voluntad" en inglés –y en español– tiene un significado más cercano al factor mental "intención", en lugar de "impulso".
Los cinco factores mentales siempre operantes
Los cinco factores mentales siempre operantes incluyen distinguir y sentir un nivel de felicidad, pero aquí, en el agregado de otras variables que afectan, solo se incluyen los otros tres.
- Un impulso (sems-pa, impulso mental) es el factor mental principal que afecta la actividad mental y que la pone en movimiento, haciéndola ir hacia algo específico, como el movimiento de una pieza de hierro provocada por un imán. Hace que vaya hacia pequeñas formas de colores, así como hacia objetos completos convencionales sintetizados conceptualmente, para involucrarse cognitivamente con ellos. Al describir el funcionamiento de un impulso como el movimiento de una pieza de hierro provocada por un imán, la definición indica que no es que el impulso primero vea un objeto y luego se dirija hacia él para verlo. Karma es equivalente a un impulso cuando es compulsivo, basado en potenciales y tendencias previamente desarrollados. Un impulso o karma mental mueve la actividad mental a pensar algo sobre un objeto. Un impulso o karma físico o verbal lo mueve para hacer o decir algo al objeto o acerca de él.
- Prestar atención o tener en cuenta (yid-la byed-pa) es el factor mental que diferencia un objeto como un objeto en el que enfocarse, lo que permite que la actividad mental lo conozca. Este factor mental presta cierto nivel de atención al objeto, desde muy poca atención hasta mucha atención. La atención puede ser solo momentánea, o puede ser repetida cuando perdemos nuestro enfoque; puede ser esmerada o sin esfuerzo. Además, la atención puede considerar un objeto de cierta manera, en cuyo caso podemos llamarlo “consideración”. Puede considerar su objeto correctamente de acuerdo con lo que realmente es o incorrectamente como lo que no es – por ejemplo, felicidad en lugar de sufrimiento, limpio en lugar de sucio, estático en lugar de no estático.
- El darse cuenta que contacta (reg-pa) es el factor mental que diferencia que el objeto de una cognición, ya sea conceptual o no conceptual, es agradable, desagradable o neutro y, por lo tanto, sirve de base para experimentarlo con una sensación de felicidad, infelicidad, o neutra.
Los cinco factores mentales determinantes
Los cinco factores mentales determinantes (yul-nges lnga) ayudan a la conciencia primaria a tomar su objeto con certeza:
- La intención (’dun-pa) es, en general, el deseo que hace que la actividad mental se apodere de tal o cual fenómeno deseado. Dirigida a un fenómeno en el que se ha pensado previamente y en el que se tiene vivo interés, la intención puede ser querer encontrarse (o no encontrarse) con un objeto o meta previamente pensado, querer no separarse (o separarse) de un objeto o meta en la que se pensó previamente, o tener un gran interés (o ningún interés) en un objeto o meta en la que se pensó previamente. Entonces, la intención incluye interés y varía en fuerza en un espectro de fuerte a débil. Además, es el deseo de hacer algo con o para el objeto una vez obtenido.
- La consideración (mos-pa) considera que su objeto tiene cierto nivel de buenas cualidades –en el espectro de ninguna buena calidad a todas las buenas cualidades– y puede ser exacto o distorsionado.
- La recordación (dran-pa) se aferra a algún objeto conocido sin perderlo como objeto de enfoque. Es equivalente a una especie de “pegamento mental” que sujeta el objeto de atención sin soltarlo e impide que la actividad mental lo abandone. Su fuerza abarca el espectro de débil a fuerte.
- Fijación mental (concentración) (ting-nge-’dzin) mantiene la actividad mental enfocada en un objeto y puede variar de débil a fuerte.
- El darse cuenta que discrimina (shes-rab) discrimina decisivamente si algo es correcto o incorrecto, constructivo o destructivo, etc. Agrega cierto nivel de decisión para distinguir un objeto de cognición, incluso si ese nivel es extremadamente débil, y puede ser preciso o impreciso.
Los diez factores mentales operantes y determinantes trabajan juntos
Si analizamos en términos de la combinación de una secuencia de momentos de cognición sensorial desnuda y cognición mental desnuda de los datos de un sentido junto con momentos subsiguientes de cognición conceptual, podemos entender cómo estos diez factores trabajan simultánea y armoniosamente juntos, dirigidos hacia el mismo objeto focal con el mismo holograma mental.
Al conocer un objeto, hay:
- Inicialmente, un impulso apremiante de ir en su dirección.
- Distinguirlo de otros objetos que no es.
- Prestarle atención.
- Considerarlo como si tuviera buenas o malas cualidades.
- Darse cuenta que discrimina, agregando certeza de que no es algún otro objeto y que es constructivo o destructivo.
- Intención, desear obtener el objeto deseado de interés, habiéndolo pensado antes, para hacer algo con él o para él.
- Darse cuenta que contacta de él como agradable o desagradable.
- Sentir un nivel de felicidad o infelicidad.
- Fijación mental, manteniéndose enfocado en ello.
- Recordación, no soltar.
Los once factores mentales constructivos
- Creer que un hecho es verdadero.
- Autodignidad moral o tener un sentido de los valores.
- Interés en cómo nuestras acciones se reflejan en los demás y, por lo tanto, abstenerse de actuar de forma escandalosamente destructiva.
- Desapego: repulsión aburrida por los objetos del deseo compulsivo.
- Imperturbabilidad: no ser beligerante en respuesta al comportamiento negativo de los demás, o ponerse irritable y agresivo cuando se sufre.
- Falta de ingenuidad, no ser insensible a los efectos de nuestro comportamiento sobre los demás y sobre nosotros mismos, y sobre nuestra propia situación y la de los demás.
- Perseverancia.
- Una sensación de aptitud: confianza en sí mismo de que podemos mantenernos enfocados y lograr lo que deseamos.
- Una actitud considerada: tomar en serio la causa y el efecto y las situaciones, lo que nos lleva a actuar con sensibilidad y constructivamente, sin querer herir los sentimientos de los demás.
- Equilibrio: actividad mental sin volatilidad ni aburrimiento, en un estado natural de espontaneidad y apertura.
- No ser cruel: no desear lastimar a nadie, además de sentir compasión por ellos.
- Muchos más: amor, paciencia, compasión, generosidad, autodisciplina ética, etc.
Emociones perturbadoras raíz
Las emociones perturbadoras se definen como factores mentales que, cuando surgen, hacen que perdamos la paz mental y el autocontrol. Hay seis emociones perturbadoras raíz, la última de las cuales incluye cinco actitudes perturbadoras.
- Deseo anhelante (por objetos que no tenemos), apego (no querer soltar lo que tenemos) y codicia (el deseo de tener aún más de lo que ya tenemos).
- Enojo (’khon-khro) – hostilidad (zhe-sdang) es una subcategoría del enojo, dirigida a las personas.
- Arrogancia.
- No darse cuenta o ignorancia: la perplejidad o la estupefacción de no conocer la causa y el efecto del comportamiento o la naturaleza misma de la realidad. La perplejidad es una pesadez de mente y cuerpo. La ingenuidad (gti-mug) es una subcategoría del no darse cuenta, dirigida a las personas.
- Vacilación indecisa sobre aceptar o rechazar lo que es verdad.
- Perspectivas engañosas: un grupo de cinco actitudes perturbadoras, la más importante de las cuales es una perspectiva engañosa hacia un entramado transitorio (’jig-lta). Busca y se aferra a algún entramado transitorio de nuestros cinco agregados perpetuadores del samsara con un marco conceptual acompañante (actitud) al que se aferra firmemente. El marco conceptual es el de “yo” o “mío”. Por sí mismo no fabrica ni interpola este marco conceptual; lo interpola el aferramiento a un yo imposible o “alma” de una persona que lo acompaña. Este aferramiento es a que los agregados sean idénticos a un “yo” estático, sin partes, que existe de forma independiente o completamente separados y la posesión de ese “yo” como algo en lo que vive y puede controlar.
Emociones perturbadoras auxiliares
Estas se derivan de las tres emociones perturbadoras venenosas y tóxicas: deseo anhelante, hostilidad o ingenuidad. Esta lista incluye:
- Odio
- Resentimiento
- Ocultamiento de haber actuado indebidamente
- Animosidad
- Envidia
- Avaricia
- Pretensión
- Ocultamiento de defectos (hipocresía)
- Petulancia o presunción
- Crueldad
- Falta de autodignidad moral (no tener sentido de los valores)
- Desinterés por cómo las acciones propias se reflejan en los demás (falta de control de un comportamiento escandalosamente destructivo)
- Aletargamiento
- Volatilidad mental
- No creencia en un hecho
- Pereza
- Descuido
- Olvido
- No estar alerta
- Divagación mental.
Factores mentales cambiantes
Estos factores mentales no se especifican como constructivos o destructivos. Se vuelven constructivos o destructivos según el estatus ético de la cognición que acompañan.
- Somnolencia
- Arrepentimiento
- Detección burda - investigación burda
- Discernimiento sutil - escrutinio fino para discernir detalles específicos.
La bodichita no está incluida entre los factores mentales, y tampoco es una conciencia primaria. Es lo que se llama un darse cuenta principal (gtso-sems), un tipo de actividad mental que es un compuesto de conciencia primaria y factores mentales específicos. Consiste en la conciencia mental dirigida a la propia iluminación que aún no ha acontecido y está acompañada por la intención de alcanzarla y la intención de beneficiar a todos los seres por medio de su consecución. Se sostiene por la fuerza del amor, la compasión y la determinación excepcional con la que se genera.
Variables que afectan no congruentes
Las variables que afectan no congruentes no comparten los cinco elementos en común con la conciencia primaria y el grupo de factores mentales que acompañan: el mismo soporte, objeto focal, holograma mental, tiempo y ser lo mismo en cada surgimiento de su propia fuente natal, su propia tendencia.
Son fenómenos de imputación que están ligados a un continuo mental individual (actividad mental), que se compone de cinco agregados de experiencia siempre cambiantes. No pueden existir ni ser conocidos por separado del continuo mental que es su base para la imputación. En otras palabras, son hechos no estáticos sobre los diversos elementos de los cinco agregados. Nadie los imputa; son hechos objetivos. Desempeñan funciones; producen efectos. Ejemplos incluyen:
- Impermanencia
- Cambio
- Envejecimiento
- Movimiento
- Tendencias a que surjan factores mentales, incluidas las tendencias kármicas a que surjan impulsos apremiantes de repetir algún comportamiento.
- Personas.
Todos estos son hechos que se aplican y, en cierto sentido, están presentes en cada momento del continuo mental. Eso incluye los pequeños momentos de cognición sensorial no conceptual desnuda de pequeñas formas de colores y momentos de cognición conceptual de objetos completos convencionales sintetizados mentalmente.
En cada momento,
- Los cinco factores agregados de la cognición (las formas de los fenómenos físicos, la conciencia primaria y los factores mentales) son impermanentes (no estáticos): están cambiando.
- Las formas de los fenómenos físicos (las diminutas formas de colores) están en movimiento.
- La conciencia primaria y los factores mentales tienen fuerzas variables debido a la fuerza de sus potenciales y tendencias a repetir, que también están cambiando.
- Hay una persona que está experimentando todo esto.
- La persona está envejeciendo.
- Y si vemos las diminutas formas coloreadas que nuestra cognición conceptual sintetiza en una apariencia que representa un cuerpo completo convencional, el nuestro o el de otra persona, es un hecho que estas son las formas coloreadas y el cuerpo de una persona.
La impermanencia, el cambio, el envejecimiento y el movimiento no son lo mismo que lo que es impermanente, lo que está cambiando, envejeciendo o moviéndose, ni pueden existir por sí mismos como algo separado, independientemente de lo que es impermanente, está cambiando, envejeciendo o moviéndose. Una tendencia a repetir tampoco es lo mismo que algo que se repite, ni puede existir como algo separado e independiente de lo que se repite. Entonces, estos son hechos sobre estos objetos que cambian a cada momento y desempeñan funciones.
Aunque estos hechos son hechos válidos que se aplican a momentos de cognición sensorial desnuda no conceptual y todos sus componentes agregados, son demasiado sutiles para que la mente los perciba instantáneamente en el primer momento. El cambio o el movimiento o una tendencia a repetir solo pueden ser conocidos en varios momentos, lo que significa que solo pueden ser conocidos conceptualmente como síntesis conceptuales estáticas. Pero eso no significa que el cambio, el movimiento, etc., sean solo constructos conceptuales, como lo son los objetos completos convencionales. El movimiento y el cambio momento a momento de las ondas electromagnéticas o diminutas formas de colores son hechos objetivos y producen efectos. El cambio de presencia o fuerza de varios factores mentales en cada momento es también un hecho objetivo y produce efectos.
Personas, el “Yo”
Lo mismo ocurre con las personas, “yo” y “tú”. En términos de momentos de actividad mental no conceptual o conceptual compuesta de cinco agregados, cada momento es la vivencia individual y subjetiva de algo, por lo que es un hecho que hay una persona que lo experimenta. La persona como alguien que experimenta algo no es lo mismo que él o ella está experimentando, ni una persona como alguien que experimenta algo puede existir como algo separado, independientemente de algo que está experimentando. Pero, al igual que la impermanencia, el cambio o el movimiento, una persona es demasiado sutil para que la mente la perciba instantáneamente en el primer momento, ya sea que se trate de uno mismo o de otra persona.
La secuencia cognitiva para conocer a una persona es:
- Un momento de ondas electromagnéticas o fotones que son la base para una persona.
- Un momento de cognición sensorial desnuda no conceptual que da surgimiento a un holograma mental de las diminutas formas de colores que son la base de una persona.
- Un momento de cognición mental no conceptual desnuda que da surgimiento a lo mismo. Este momento y el momento anterior de cognición no conceptual son demasiado breves para poder determinar sus objetos cognitivos, ya sean las formas coloreadas o la persona. Son cogniciones no determinantes (snang-la ma-nges-pa), sin distinción manifiesta.
- Un momento de cognición conceptual que da surgimiento a una síntesis mental de un cuerpo completo convencional de una persona que se extiende sobre toda la información sensorial y el tiempo, y una síntesis mental de una persona completa convencional como una imputación sobre la base de este cuerpo completo, que se extiende por los cinco agregados y el tiempo. El factor mental de distinguir se manifiesta y distingue lo que aparece como este cuerpo completo convencional de lo que no es este cuerpo, pero no distingue lo que aparece como la persona completa convencional de lo que no es esta persona. La cognición conceptual determina el cuerpo completo convencional, pero no a la persona completa convencional.
- Un momento de cognición conceptual que da surgimiento a síntesis mentales tanto de un cuerpo completo convencional como de una persona completa convencional como una imputación sobre él. El factor mental de distinguir distingue cada uno de ellos de lo que no son y determina tanto al cuerpo como a la persona. Hasta ahora, no hay problema.
En el siguiente momento de la cognición conceptual:
- El hábito de aferrarse a la verdadera existencia dualista da surgimiento a la apariencia engañosa de que el cuerpo completo convencional y el yo completo convencional son objetos cuya existencia está establecida por algo que se puede encontrar desde su propio lado, independientemente de la cognición conceptual que los sintetiza mentalmente; y este aferramiento los conoce como tales. También da surgimiento a la engañosa apariencia dualista de que el cuerpo se establece por sí mismo, por un lado, como el objeto conocido, y la conciencia, por otro lado, como la persona que conoce; y este aferramiento los conoce como tales.
- Al mismo tiempo, el hábito de aferrarse al yo imposible (o “alma”) de una persona da surgimiento a la apariencia engañosa del yo completo convencional como conocible por sí mismo, independientemente de la cognición del cuerpo completo convencional inmediatamente precedente y simultánea.
- Estos dos aferramientos hacen que el darse cuenta que discrimina tome incorrectamente estas apariencias engañosas como si correspondieran con la realidad, y la ignorancia (no darse cuenta) que las acompaña agrega el no saber que esto es incorrecto.
- Sobre la base de este no darse cuenta, la actividad mental da surgimiento a emociones perturbadoras y conductas compulsivas. Como resultado, la actividad mental da surgimiento al sufrimiento.
Necesitamos desarrollar el darse cuenta que discrimina de que esta apariencia engañosa es incorrecta; no corresponde a la realidad. Sin embargo, la refutación de que esta apariencia engañosa no corresponde a la realidad no niega la existencia y el funcionamiento del yo. Es solo que no podemos distinguirlo en la cognición no conceptual y, cuando lo distinguimos, lo distinguimos como una síntesis mental estática, construida mentalmente por la cognición conceptual. Pero eso no convierte al yo en un mero objeto imaginario que no sabe, hace o experimenta nada. El yo es parte del agregado de otras variables que afectan, pero es demasiado sutil para que lo conozcamos de manera no conceptual. De este modo, el surgimiento de un holograma de él en la cognición sensorial y mental no conceptual y el surgimiento de un holograma que representa una síntesis mental del yo en un objeto completo convencional, son inseparables como olas del Dharmakaya.
Resumen
La mente es la actividad mental individual y subjetiva de experimentar algo, y constituye un continuo individual sin principio ni fin. No es un objeto inmaterial el que está haciendo esta actividad, momento a momento. Su característica definitoria convencional es que es claridad y darse cuenta.
La claridad es la actividad de hacer surgir en cada momento un holograma mental:
- Ya sea de forma no conceptual a un holograma mental de información sensorial – un momento de pequeñas formas de colores o un sonido momentáneo.
- O conceptualmente a un holograma mental de un objeto completo convencional sintetizado conceptualmente estático, representado por una apariencia mental no estática, junto con una categoría estática y, a menudo, también una palabra o un nombre.
El darse cuenta es el involucramiento cognitivo: ver, oír, pensar, etc. La claridad y el darse cuenta no son duales. Son dos formas de referirse a la misma ocurrencia: un momento de actividad mental.
Cada momento de actividad mental puede analizarse como compuesto por cinco factores agregados, pero estos son meramente un esquema analítico que incluye solo los componentes no estáticos, ya que estos son afectados por otros fenómenos y, a su vez, afectan a otros. Los fenómenos estáticos no pueden verse afectados por nada.
El holograma mental que surge es el agregado de formas de fenómenos físicos. El involucramiento cognitivo se compone de los otros cuatro agregados. Sobre la base de estos cuatro elementos, como la impermanencia, el movimiento y el yo, que no son formas de fenómenos físicos ni formas de darse cuenta de algo, y que están incluidos en el agregado de otras variables que afectan.
El agregado de la conciencia es la conciencia primaria que conoce la naturaleza esencial del holograma mental como algo visible, un sonido o un objeto mental. La conciencia primaria va acompañada de un grupo de factores mentales que comparten cinco cosas en común: se centran en el mismo objeto focal externo, dan surgimiento al mismo holograma mental, etc. Estos se dividen entre los otros tres agregados.
El agregado de la sensación es el factor mental de sentir algo en el espectro entre la felicidad y la infelicidad, es cómo se experimenta el holograma mental y surge como resultado de las repercusiones kármicas. También puede ser una sensación neutra en estados profundos de meditación.
El agregado de la distinción es el factor mental de distinguir la marca característica definitoria individual del holograma mental como siendo esto y nada más que esto. No se manifiesta durante la cognición sensorial no conceptual y la cognición mental no conceptual de pequeñas formas de colores, sino solo con la cognición conceptual de objetos completos convencionales sintetizados mentalmente.
El agregado de otras variables que afectan incluye todos los factores mentales restantes más las variables que afectan no congruentes, como la impermanencia, el movimiento y el yo. Los factores mentales incluyen:
- Los mecánicos, como el impulso, la atención, la intención, la concentración y la recordación.
- Los constructivos, como la creencia en los hechos, el amor y la paciencia.
- Los destructivos, como el apego, la ira, el orgullo, los celos y la ignorancia.
- Los cambiantes, como el arrepentimiento y la somnolencia.
Cuando nos sentimos perturbados o de mal humor, necesitamos deconstruirlo en todas sus partes componentes con este esquema analítico de los cinco agregados y reconocer que cada componente está cambiando en cada momento y cada uno a un ritmo diferente. No hay nada sólido en la “experiencia” conceptualmente sintetizada.
Si uno o más componentes son débiles en la cognición, como la atención o la concentración, podemos fortalecerlos, o si un componente es problemático, como la ira, podemos contrarrestarlo activando o fortaleciendo otros componentes, como el amor.
El esquema también nos ayuda a comprender que el yo es un hecho acerca de cada momento de la actividad mental. Pero un momento de cognición no conceptual es demasiado rápido para poder distinguir y conocer el yo. El yo solo puede distinguirse y conocerse conceptualmente, a lo largo de una secuencia de momentos, cuando se sintetiza mentalmente en un objeto completo convencional.
Sin embargo, el yo no es solo una construcción conceptual. Alguien está experimentando la actividad mental, no nadie. Pero esa persona, yo, no es dual con la actividad mental. Surge simultáneamente con la actividad mental pero no es idéntico a la actividad mental ni totalmente separado de ella. Es lo que se llama una imputación sobre la actividad mental. Cuando comprendemos eso, podemos contrarrestar la ignorancia con la que creemos que el yo es una entidad separada concreta, lo que desencadena deseo anhelante, enojo e ingenuidad más prolongados para obtenerle cosas, quitarle cosas o construir muros a su alrededor para hacerlo sentir seguro. De esta manera, obtenemos la liberación del sufrimiento y, en algún momento, con la bodichita, la iluminación para el beneficio de todos.