Cómo hacer la práctica de Vajrasatva

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Introducción

La práctica de Vajrasatva (rDo-rje sems-dpa’) es una meditación tántrica que se hace para la purificación del karma. Como práctica mahayana se emprende con un anhelo de la bodichita para purificar todo nuestro karma, para alcanzar la iluminación tan rápido como sea posible, con la intención de estar mejor capacitados para ayudar a todos los seres (seres sensibles). En un nivel último, la práctica de Vajrasatva es una meditación no conceptual en la vacuidad (vacío). En un nivel provisional, implica la recitación repetida del mantra de las cien sílabas (yig-rgya), acompañada por estados oponentes de la mente y complejas visualizaciones.

La recitación del mantra y visualización de Vajrasatva pueden ser emprendidas meramente dentro del contexto de la práctica del sutra, antes de comenzar cualquier práctica tántrica. En tales casos, pueden hacerse formando parte o no de un grupo de “prácticas preliminares” formales (sngon-‘gro; “ngondro”) para tantra, durante las cuales repetiríamos el mantra 100,000 veces. La recitación y visualización podrían constituir también parte de una práctica de “sadana” tántrica formal (sgrub-thabs) para actualizarnos como una figura búdica (yi-dam). Tal práctica de sadana podría estar dentro del contexto de cualquier clase de tantra.

Sin importar en qué nivel practiquemos la meditación de Vajrasatva, está orientada a purificarnos del karma. El karma (las) se refiere, ya sea a los impulsos mentales incontrolablemente recurrentes que nos conducen a actuar, hablar o pensar de una forma específica, o a los impulsos con los que las llamadas “acciones kármicas” son llevadas a cabo. Existen diversas explicaciones ligeramente diferentes, dadas por varios maestros budistas indios. No hay necesidad de ver con detalle tales diferencias en este momento.

Cuando cometemos acciones kármicas, éstas dejan “remanentes kármicos”, tales como tendencias kármicas (semillas) en nuestra continuidad mental. Posteriormente, con frecuencia en un renacimiento futuro, estos remanentes kármicos maduran o provocan nuestra experiencia de “resultados kármicos” que de alguna manera concuerdan con aquellas acciones kármicas. “Maduran”, entonces, no se refiere al surgimiento de resultados inmediatos hechos por el hombre (skyes-bu byed-pa'i 'bras-bu, sct. purushakaraphalam), como el dolor de golpear nuestro dedo del pie, o los efectos inmediatos de nuestras acciones en otros.

“Purificación del karma” es realmente una forma abreviada de decir “purificación de los remanentes kármicos”. En este contexto, “purificación” significa eliminar la posibilidad de que experimentemos los resultados kármicos provenientes de la maduración de estos remanentes.

Solamente el mahayana establece la posibilidad de purificar el karma antes de que termine de madurar. De acuerdo con las escuelas hinayana, todos nuestros remanentes kármicos deben madurar, aun si solamente es en la experiencia de un resultado menor, antes de que muramos en la vida en que nos liberemos como un arhat o nos iluminemos como un buda.

El proceso de purificación en general

Contexto: Las Cuatro Verdades Nobles

Para comprender cómo puede ser purificado el karma, necesitamos comprender Las Cuatro Verdades Nobles. La purificación del karma solamente puede ocurrir dentro del marco de Las Cuatro Verdades Nobles: sufrimiento verdadero, causas verdaderas (orígenes verdaderos), cesación verdadera (cesaciones verdaderas) y vías de la mente verdaderas (caminos verdaderos).

Sufrimientos verdaderos

Los sufrimientos verdaderos se refieren a experimentar los resultados que maduran del karma. Pueden ser sensaciones manchadas de algún nivel de felicidad o infelicidad, o pueden ser factores agregados de experiencia manchados (phung-po, sct. skandha). En general, “manchado” (zag-bcas, contaminado) se refiere a algo que deriva del no darse cuenta (ma-rig-pa, sct. avidya; ignorancia) de la realidad, concretamente, no saber cómo existen todos los fenómenos o tener una visión errónea de cómo existen.

Existen tres variedades de sufrimientos verdaderos:

  • La experiencia de infelicidad. Ésta madura de una conducta destructiva cometida por la falta de darse cuenta de la causa y efecto conductual, y ocurre con no darse cuenta de la realidad. En general, una acción destructiva es motivada por una emoción perturbadora de apego, hostilidad o ingenuidad, así como por no tener un sentido de los valores ni escrúpulos.
  • La experiencia de una felicidad contaminada efímera que no satisface, debido a que no puede evitar el retorno de la infelicidad, y cuando termina, no existe certeza de lo que seguirá. Esta es la maduración de conductas constructivas llevadas a cabo con falta de darse cuenta de la realidad. En general, una acción constructiva es motivada por el desapego, la falta de hostilidad o la falta de ingenuidad, así como por tener un sentido de los valores y escrúpulos.
  • La experiencia de los factores agregados de la experiencia que surgen con el renacimiento incontrolablemente recurrente (‘khor-ba, sct. samsara). Estos factores agregados de la experiencia constituyen la base y el contexto dentro del cual experimentamos los dos primeros tipos de sufrimiento verdadero. Asimismo, estos factores maduran de los dos tipos de comportamiento previos, destructivos y constructivos, y de una conducta no específica llevada a cabo también con falta de darse cuenta de la realidad. Más específicamente, este tercer tipo de sufrimiento verdadero se refiere a:
    • La experiencia de los factores agregados del renacimiento mismo – la forma de vida, características físicas y mentales e instintos con los cuales nacemos. Estos factores constituyen el resultado madurado (rnam-smin-gyi ‘bras-bu, sct. vipakaphalam) del karma y son éticamente neutros: ni constructivos ni destructivos.
    • La experiencia del lugar y situación en la cual nacemos. Esto surge como el resultado dominado (bdag-po'i 'bras-bu, sct. adhipatiphalam, resultado predominante, resultado completo) del karma.
    • Durante ese renacimiento, experimentar momentos de sentir hacer, decir o pensar de formas que se asemejan a nuestras acciones kármicas pasadas o, más precisamente, gustar (dga’-ba) o desear (‘dod-pa) actuar, hablar o pensar de esa manera. Tales experiencias son resultados que corresponden con su causa por nuestra conducta (byed-pa rgyu-mthun-gyi 'bras-bu).
    • La experiencia de cosas que nos ocurren, similares a nuestras anteriores acciones kármicas. Éstas son resultados que corresponden con su causa en nuestra experiencia (myong-ba rgyu-mthun-gyi 'bras-bu).

Causas verdaderas

Las causas verdaderas de estos tres tipos de sufrimiento son el karma y las emociones y actitudes perturbadoras (nyon-mongs, sct. klesha; emociones aflictivas). “Las emociones y actitudes aflictivas” son factores mentales que, cuando acompañan cualquier momento de nuestra experiencia, provocan la pérdida de nuestra paz mental y autocontrol. Éstas motivan acciones kármicas y sirven como las condiciones para producir la maduración de los remanentes kármicos de esas acciones. En última instancia, sin embargo, el karma y las emociones y actitudes perturbadoras se derivan de la falta de darse cuenta de la realidad o, más específicamente, del aferramiento a la existencia verdaderamente establecida (bden-‘dzin).

De acuerdo con la ley de certeza del karma, cuando experimentamos infelicidad, es certero que esta infelicidad ha madurado de los remanentes kármicos de acciones destructivas. Cuando experimentamos felicidad manchada, es certero que esta felicidad manchada ha madurado de los remanentes kármicos de las acciones constructivas. Tanto las acciones kármicas destructivas como las constructivas, sin embargo, son motivadas y llevadas a cabo con falta de darse cuenta de la realidad.

Tres condiciones producen la maduración de los remanentes kármicos en el tercer tipo de sufrimiento verdadero: la experiencia de los agregados contaminados, los cuales forman la base para experimentar los primeros dos tipos de sufrimientos verdaderos, las experiencias de infelicidad y de felicidad manchada. Las primeras dos condiciones son tipos de emociones y actitudes perturbadoras, mientras que la tercera es un impulso kármico. Estas tres condiciones surgen dentro del contexto de experimentar algún nivel de felicidad manchada, infelicidad o una sensación neutra. Esos tres tipos de sensaciones manchadas, a su vez, son lo que ya ha madurado de otros remanentes kármicos. Las tres condiciones son:

  • apego (sred-pa),
  • lo que prevalece (len-pa),
  • un impulso kármico por una existencia posterior (srid-pa).

“Apego” -literalmente del sánscrito “sed” (trsna)- es la emoción perturbadora de anhelar deshacerse de la infelicidad, no separarse de la felicidad manchada o mantener una sensación neutra. Como una emoción perturbadora, el apego exagera las cualidades positivas o negativas de la sensación en la cual se enfoca, mientras que el apego por la existencia verdaderamente establecida que acompaña al apego proyecta existencia verdaderamente establecida sobre esas sensaciones y sus cualidades.

“Lo que prevalece” podría ser la emoción perturbadora de desear algún objeto sensorial deseable, ya sea apego por uno que ya estamos experimentando actualmente, o el deseo anhelante por uno que todavía no tenemos. Similar al apego, este deseo anhelante que prevalece o aferramiento, exagera las buenas cualidades del objeto sensorial deseable en el cual se enfoca, mientras que el aferramiento por la existencia verdaderamente establecida que acompaña la emoción que prevalece, proyecta existencia verdaderamente establecida sobre ese objeto sensorial.

Alternativamente, lo que prevalece puede ser una de las muchas actitudes perturbadoras. La principal es una perspectiva engañosa hacia un entramado transitorio (’jig-lta), que en este caso se refiere al aferramiento a los agregados contaminados, que es la base para estas sensaciones contaminadas, para constituir un “yo” verdaderamente existente. Noten que estos agregados contaminados a los que se aferra la actitud perturbadora también han madurado previamente de remanentes kármicos. Estas actitudes que prevalecen están acompañadas por el aferramiento a una existencia verdaderamente establecida que se enfoca en los agregados contaminados, y que proyecta existencia verdaderamente establecida sobre ellos y sobre el “yo” convencional que es una imputación sobre ellos.

Por lo tanto, tanto el apego como una emoción o actitud perturbadora que prevalece surgen debido a la falta de darse cuenta de la realidad, más específicamente, debido al aferramiento a la existencia verdaderamente establecida, y son acompañados por esa falta de darse cuenta y aferramiento. El apego y el aferramiento, entonces, provocan un impulso kármico para el surgimiento de una existencia posterior. Este impulso kármico activa el remanente kármico de los tipos de acciones kármicas que tienen el poder de producir un renacimiento posterior. Los remanentes kármicos activados consisten, tanto en el impulso kármico que arrojará a nuestra continuidad mental a la experiencia de su próximo renacimiento, como el impulso kármico que producirá su experiencia de las condiciones de ese renacimiento. Estos impulsos kármicos son conocidos como “karma que arroja” (‘phen-byed-kyi las) y “karma que completa” (rdzogs-byed-kyi las), respectivamente.

En resumen:

  • Debido a la falta de darnos cuenta de la realidad, cometemos acciones kármicas. Esto deja remanentes kármicos en nuestra continuidad mental. Algunos remanentes kármicos maduran en nuestra experiencia de sentir algún nivel de felicidad manchada, infelicidad o una sensación neutra. Experimentamos esas sensaciones contaminadas dentro del contexto de los agregados contaminados que han madurado de otros remanentes kármicos.
  • La falta de darnos cuenta de la realidad produce un apego dirigido hacia una sensación contaminada que experimentamos, y produce también una emoción o actitud que prevalece dirigida, ya sea hacia el objeto por el cual experimentamos esa sensación contaminada, o hacia los factores agregados dentro de los cuales ocurre la experiencia de ese objeto.
  • Este apego y aferramiento sirven como las condiciones para el surgimiento de un impulso kármico por una existencia posterior. Ese impulso kármico activa otros remanentes kármicos y entonces esos remanentes kármicos activados, ahora en la forma de un karma que arroja, produce nuestra experiencia de agregados contaminados futuros.
  • Entonces, otros remanentes kármicos maduran en sensaciones contaminadas que experimentamos dentro del contexto de aquellos agregados contaminados futuros, y experimentamos esas sensaciones aún con más falta de darse cuenta de la realidad.

En última instancia, entonces, la verdadera causa del sufrimiento es la falta de darse cuenta de la realidad, o más específicamente, el aferramiento a una existencia verdaderamente establecida.

Este complejo mecanismo describe el renacimiento incontrolablemente recurrente, conocido como “samsara”, completamente lleno de sufrimiento. Los doce eslabones de surgimiento dependiente resaltan completamente este mecanismo.

Cesación verdadera

Una cesación verdadera de los sufrimientos solamente puede ser llevada a cabo mediante una cesación verdadera de sus causas. Por lo tanto, la cesación verdadera se refiere a una absoluta ausencia de karma y de emociones y actitudes perturbadoras como causas verdaderas, y a una ausencia absoluta de lo que madura de ellas: sensaciones contaminadas y agregados contaminados como sufrimientos verdaderos. Una “ausencia absoluta” significa la cesación de algo de tal forma que nunca vuelva a surgir.

Vías de la mente verdaderas

Una vía de la mente verdadera que produce una cesación verdadera es una cognición no conceptual de la vacuidad (vacío), basada en la dirección segura (refugio), ya sea simplemente con renuncia o con el anhelo de la bodichita.

  • “Renuncia” es la fuerte determinación de liberarnos de todos los sufrimientos verdaderos y deshacernos de todas sus causas verdaderas.
  • “Bodichita” es una mente enfocada en nuestra iluminación individual aún no acontecida, pero que es una imputación válida sobre nuestra continuidad mental y que puede ocurrir sobre la base de nuestros factores de naturaleza búdica. Este enfoque es acompañado por la intención de alcanzar la iluminación y beneficiar a todos los seres limitados a través de este logro.
  • En el contexto del anutarayoga tantra, esta cognición no conceptual es tener una realización gozosa de la vacuidad con la conciencia de la luz clara (‘od-gsal). “Conciencia de la luz clara” es el nivel más sutil de conciencia que poseen todos los seres. Dentro del contexto de la práctica dzogchen, esta cognición no conceptual gozosa de la vacuidad es con darse cuenta puro (rig-pa, “rigpa”). En aras de la simplicidad de la discusión, limitemos nuestra presentación a la conciencia de la luz clara, ya que los puntos más relevantes sobre ella pertenecen también al darse cuenta puro.

Vajrasatva representa la conciencia de la luz clara totalmente realizada en sus dos aspectos:

  • Su aspecto de tercera Verdad Noble de doble pureza (dag-pa gnyis-ldan): tiene (1) la pureza natural de que su naturaleza nunca haya sido manchado por el karma o por emociones y actitudes perturbadoras, y (2) la pureza alcanzada por remover esas manchas pasajeras de tal forma que nunca se repitan.
  • Su aspecto de cuarta Verdad Noble como aquella que nos libera de los sufrimientos verdaderos y de sus causas verdaderas.

La meditación de Vajrasatva se practica con el objetivo de purificar el karma. Alcanzamos la iluminación cuando, con conciencia de la luz clara de Vajrasatva, logramos la purificación final de todo el karma.

Lo que se purifica: remanentes kármicos

Debido a que purificar el karma significa purificar los remanentes kármicos de nuestras acciones kármicas, veamos los tres tipos de remanentes kármicos que necesitan purificarse. En este contexto, he acuñado el término remanente kármico para referirme a los tres:

  • entramados (tshogs, colecciones) de fuerza kármica,
  • tendencias kármicas (sa-bon, semillas, rastros),
  • hábitos kármicos constantes (bag-chags).

Las fuerzas kármicas incluyen tanto fuerza kármica negativa (sdig-pa, “pecados”) como fuerza kármica positiva (bsod-nams, “mérito”). Solamente los sistemas filosóficos mahayana establecen los hábitos kármicos constantes; los sistemas filosóficos hinayana no lo hacen.

Las fuerzas kármicas, pero no las tendencias kármicas, maduran en la experiencia general de los agregados manchados de un renacimiento samsárico. Sin embargo, tanto las fuerzas kármicas como las tendencias kármicas maduran durante un renacimiento en:

  • experimentar sensaciones contaminadas de felicidad o infelicidad,
  • experimentar sensaciones de repetir las acciones kármicas similares a aquellas que cometimos previamente,
  • experimentar que las cosas nos ocurren de manera similar a las acciones kármicas que hemos cometido,
  • experimentar tipos de ambiente en los cuales ocurre todo lo anterior.

Las fuerzas kármicas y las tendencias kármicas también son similares en el sentido de que ambas maduran de forma intermitente, no continua. Una vez que han dejado de dar surgimiento a sus resultados, se agotan, ya no pueden ser activadas. Sin embargo, aún están presentes en nuestra continuidad mental, pero ahora en la forma de lo que se conoce como “semillas quemadas”. Hasta que hayan sido completamente eliminadas con el logro de una verdadera detención de todos los oscurecimientos cognitivos (shes-sgrib), a través de la cognición no conceptual de la vacuidad (vacío) continúan, transformadas en hábitos kármicos constantes, limitando nuestro darse cuenta y, por lo tanto, osbtaculizando nuestro logro de la iluminación omnisciente.

Por otro lado, los hábitos kármicos constantes dan surgimiento a sus efectos continuamente. Dan surgimiento a un darse cuenta limitado en cada momento de nuestra experiencia y a la inhabilidad de conocer las dos verdades simultáneamente: lo que existe y cómo existe cada cosa. Al igual que las tendencias kármicas, son fenómenos no específicos. La forma en la cual los hábitos kármicos constantes dan surgimiento al darse cuenta limitado y a esta inhabilidad no es llamada “maduración”. Una maduración (smin-pa) es la conclusión natural de algo cuando se agota y ya no es capaz de dar resultados posteriores. Los hábitos kármicos constantes nunca se agotan; nunca terminan de forma natural. Solo terminan cuando nuestra cognición no conceptual de la vacuidad nos libera también de nuestros oscurecimientos cognitivos (shes-sgrib), con el logro de la iluminación.

Los remanentes kármicos son variables que afectan no congruentes

“Purificar el karma”, entonces, significa liberar a nuestro continuum mental de los tres tipos de remanentes kármicos al causar que sean incapaces de dar surgimiento a resultados en el futuro. No podemos purificar o eliminar los resultados que ya han surgido de ellos, tales como haber nacido ciego.

Para comprender cómo es posible la purificación, necesitamos comprender qué tipo de fenómenos son los remanentes kármicos. A pesar de que existen presentaciones más complejas de los tipos de fenómenos que algunos de ellos son, veamos la explicación menos compleja.

De acuerdo con esta explicación, los tres tipos de remanentes kármicos son todos abstracciones no estáticas y todos son imputaciones sobre una continuidad mental. En terminología técnica, son variables no congruentes que afectan (ldan-min ‘du-byed), lo cual significa que son fenómenos no estáticos que no son ni formas de fenómenos físicos, ni formas de darse cuenta de algo. No comparten las cinco características congruentes con las conciencias primarias del momento cognitivo en el cual ocurren.

“No estático” (impermanente) quiere decir que los remanentes kármicos surgen dependientemente y, por lo tanto, son afectados por causas y condiciones. Además, debido a que son afectados por condiciones, cambian momento a momento. Como los remanentes kármicos producen efectos, afectan nuestra experiencia.

El “yo” convencional también es una variable que afecta no congruente, una imputación sobre una continuidad mental. Sin embargo, el “yo” convencional nunca puede ser eliminado de una continuidad mental, ni siquiera con la iluminación; mientras que la repercusión kármica puede ser eliminada para siempre. Podemos alcanzar una verdadera detención (cesación verdadera) de ellas.

Un “yo” convencional es una imputación válida sobre una continuidad mental para siempre, dado que no hay ningún oponente mutuamente excluyente a él que pueda destruirlo y eliminarlo, de tal forma que nunca recurra. Sin embargo, la presencia de remanentes kármicos es solo una imputación válida sobre una continuidad mental que contenga la experiencia de sus acciones kármicas causales y que tenga la posibilidad de contener momentos futuros de experimentar los resultados kármicos que pueden surgir de ellas.

Las tres repercusiones kármicas existen imputablemente sobre una continuidad mental solo mientras aún son capaces de producir un efecto. La producción de un efecto sólo puede ocurrir dependiente de causas y condiciones. Cuando eliminamos las causas y condiciones que son capaces de causar los remanentes kármicos para producir sus efectos, su producción de un efecto ya no es posible. Cuando su producción de un efecto ya no es posible, la existencia de las repercusiones kármicas que podrían haber producido un efecto ya no es una imputación válida sobre una continuidad mental.

Esta es la forma en que purificamos los remanentes kármicos. A través de la cognición no conceptual de la vacuidad eliminamos el aferramiento a la existencia verdaderamente establecida, y de igual forma eliminamos el apego y las emociones y actitudes perturbadoras que prevalecen que podrían actuar como condiciones para activar los remanentes kármicos y dar surgimiento a sus efectos.

El proceso de purificación

Primero, liberamos (spang-ba) a nuestro continuum mental de su entramado de fuerzas kármicas y de sus tendencias kármicas. “Liberarnos” de algo – usualmente traducido como “abandonar” algo – significa purificar a nuestro continuum mental de algunos fenómenos contaminados en el sentido de lograr una verdadera cesación de ellos. Nos liberamos de nuestros entramados de fuerzas kármicas positivas y negativas y de todas nuestras tendencias kármicas con el logro del estado de arhat, en otras palabras, el logro de la liberación.

Durante el resto de la vida en la cual hemos logrado la liberación, aún experimentamos los agregados contaminados con los cuales nacimos. Además, aún experimentamos que las cosas nos ocurren de manera similar a nuestras acciones kármicas pasadas. Sin embargo, ya no experimentamos sensaciones contaminadas de felicidad o infelicidad, y tampoco experimentamos la sensación de que repetimos nuestro comportamiento kármico pasado.

Debido al renacimiento en una tierra pura después de esa vida, tampoco experimentamos los agregados contaminados ni que las cosas que nos suceden son similares a nuestras acciones kármicas del pasado. Sin embargo, aún tenemos un darse cuenta limitado.

Nos liberamos de los hábitos kármicos constantes solamente con el logro de la iluminación. Con tal logro, nos convertimos en budas omniscientes.

Práctica provisional de Vajrasatva

Aunque en última instancia la práctica de purificación de Vajrasatva es una meditación no conceptual en la vacuidad, realizada dentro del contexto de la práctica del tantra anutarayoga, especialmente con darse cuenta de luz clara, la práctica provisional de Vajrasatva se lleva a cabo con recitación de mantras y con visualizaciones y, en el mejor de los casos, con un entendimiento conceptual de la vacuidad. La purificación provisional da como resultado que los potenciales y las tendencias kármicas se vuelvan “semillas quemadas”. Al igual que los potenciales y tendencias kármicas que han agotado su maduración en resultados kármicos, estas semillas quemadas ya no pueden ser activadas para producir resultados kármicos. Sin embargo, aún son imputaciones válidas sobre la continuidad mental y, ahora transformadas en hábitos kármicos constantes, obstaculizan el logro de la liberación. Más aun, dado que no nos hemos liberado del aferramiento a la existencia verdaderamente establecida, aún desarrollaremos emociones perturbadoras e impulsos kármicos, y acumularemos más remanentes kármicos. Sin embargo, la purificación provisional nos da lo que se conoce como “un respiro” para poder acumular más causas para la iluminación.

Señalemos los diversos niveles y contextos dentro de los cuales esta práctica provisional de purificación es llevada a cabo. Todos esos niveles necesitan emprenderse dentro del contexto de estar dirigidos hacia alcanzar la iluminación en beneficio de todos, en otras palabras, con el anhelo de la bodichita.

El nivel pre-tantra

Aunque la meditación del mantra de Vajrasatva es realmente una práctica tántrica, la mayoría de las personas comienzan a hacerla antes de estar verdaderamente comprometidas con el tantra. Esta práctica inicial estaría en la etapa en la que se están entrenando puramente en el nivel sútrico del mahayana. Este nivel tiene tres etapas, de acuerdo con los tres niveles graduales de motivación y objetivo presentados en las enseñanzas de las vías graduales de la mente del lam rim: inicial, intermedio y avanzado. Aunque solamente el nivel avanzado del lam rim tiene estrictamente un nivel de motivación mahayana, los niveles inicial e intermedio necesitan ser emprendidos como peldaños en el camino para desarrollar la motivación avanzada. Más aún, los tres niveles de motivación del lam rim desarrollados en el contexto de la práctica sútrica mahayana necesitan ser emprendidos como peldaños para la práctica tántrica.

Nivel inicial de motivación

Al principio, podríamos involucrarnos en la práctica del mantra y la visualización de Vajrasatva con el objetivo de evitar el sufrimiento burdo. Podríamos emprender tal práctica debido a que estamos aterrados con la perspectiva de experimentar cualquier infelicidad o dolor. Tal práctica está en un nivel que se comparte con el nivel inicial de motivación señalado en las enseñanzas del lam rim.

El objetivo de este nivel inicial de la práctica de Vajrasatva es meramente purificar a nuestro continuum mental de fuerzas kármicas negativas y de tendencias kármicas negativas, que juntas madurarían en el primero de los tres tipos de sufrimientos verdaderos: peores renacimientos e infelicidad burda aún en un renacimiento humano. Trabajamos para purificar a nuestro continuum mental de esas fuerzas y tendencias negativas que hemos acumulado, no solamente durante esta vida, sino también a lo largo de todas nuestras vidas previas, sin principio. Nos esforzamos por lograr uno de los mejores estados de renacimiento como humano o ser divino, “deidad”.

En este nivel, trabajamos para purificarnos de tener que experimentar los efectos kármicos negativos de:

  • Haber cometido cualquiera de las diez acciones destructivas (diez no virtudes).
  • Haber transgredido y, por consiguiente, debilitado nuestra dirección segura (refugio) en alguna de las Tres Joyas.
  • Haberse comportado inapropiadamente con alguno de nuestros mentores espirituales y, por lo tanto, haber debilitado nuestro vínculo cercano (dam-tshig, sct. samaya) con alguno de ellos.
  • Haber transgredido o debilitado uno de nuestros votos pratimoksha para la liberación individual, alguno de nuestros votos del bodisatva, y alguna de las dieciocho prácticas de vinculación y los veintidós puntos para entrenarse en la limpieza de nuestras actitudes (lojong; entrenamiento de actitudes; entrenamiento mental).

Sin embargo, si la meditación de Vajrasatva se practica como un fin en sí misma podría ser el equivalente de una práctica no budista para ser limpiados de nuestros pecados por la gracia de Jesucristo con el fin de que podamos ir al cielo. La purificación budista debe estar basada en la dirección segura, con los objetivos de la tercera y cuarta Verdades Nobles: cesación verdadera y vías de la mente verdaderas, y debe considerar la eliminación de las fuerzas kármicas negativas y de las tendencias kármicas negativas solamente como peldaños en el camino hacia la liberación y la iluminación.

Para que la meditación de Vajrasatva en este nivel constituya una práctica mahayana, también debe estar basada en el anhelo de la bodichita y en considerar esencial la eliminación de la futura maduración de fuerzas y tendencias kármicas negativas en sufrimiento burdo, para ser más capaces de ayudar a otros. Obtener mejores estados de renacimiento, específicamente con preciadas vidas humanas completamente dotadas con todas las libertades y enriquecimientos que permiten una práctica óptima del Dharma, tiene el objetivo de tomar ventaja de tales renacimientos para alcanzar la iluminación para el beneficio de todos.

Nivel intermedio de motivación

Al tener la renuncia como nuestra motivación, podremos practicar la meditación de Vajrasatva con el objetivo de alcanzar la liberación de todo el sufrimiento. Tal práctica está en un nivel compartido con el objetivo de motivación intermedio del lam rim. El objetivo en este caso es purificar nuestro continuum mental de sus entramados de fuerzas kármicas, tanto positivos como negativos, y de las tendencias kármicas tanto positivas como negativas. Al lograr eso, evitaremos experimentar los tres tipos de sufrimiento verdadero: infelicidad, felicidad contaminada y el renacimiento incontrolablemente recurrente con agregados contaminados. Alcanzaremos la liberación del samsara.

La meditación de Vajrasatva con este nivel intermedio de motivación, sin embargo, necesita estar basada en poseer el anhelo de la bodichita. Necesitamos ver que para ser más capaces de ayudar a otros, necesitamos liberarnos para siempre del renacimiento incontrolablemente recurrente, con sus altibajos de felicidad e infelicidad y sus sufrimientos de nacimiento, enfermedad, vejez y muerte. De otra manera, nos veremos severamente obstaculizados en nuestra labor de beneficiar a los demás.

No necesitamos esperar hasta que hayamos logrado purificar nuestro continuum mental de todas las fuerzas kármicas negativas ni de todas las tendencias kármicas negativas para enfocar nuestra práctica de Vajrasatva en purificar nuestro continuum mental también de las positivas. Conforme nuestra motivación evoluciona del nivel inicial al nivel intermedio, naturalmente expandimos la perspectiva de lo que nos esforzamos por purificar.

Nivel avanzado de motivación

Con el anhelo de la bodichita como nuestra única motivación, nuestra práctica de Vajrasatva se amplía para purificar nuestro continuum mental, no solamente de todas las fuerzas y tendencias kármicas, sino también de todos los hábitos kármicos constantes. Para beneficiar a todos los demás tanto como sea posible, necesitamos alcanzar el estado omnisciente de un buda. Eso significa que necesitamos liberarnos del darse cuenta limitado, que es el resultado de nuestros hábitos kármicos constantes en cada momento. Sin conocer todos los medios hábiles, sin ser plenamente amorosos y demás, ¿cómo podríamos ser capaces de ayudar a alguien?

En resumen, los niveles inicial e intermedio de motivación del lam rim son para purificar a nuestro continuum mental de los problemas asociados con el extremo del samsara compulsivo (srid-mtha’). El nivel avanzado es para purificarlo de los problemas asociados con el extremo de la paz serena del nirvana (zhi-mtha’).

Nivel de práctica ngondro

Cuando nos comprometemos con la práctica del mantra y visualización de Vajrasatva estrictamente dentro del contexto de la práctica del sutra mahayana, el nivel de motivación del lam rim con el que lo hagamos no hace ninguna diferencia. En cualquiera de los tres niveles, necesitamos considerar nuestro nivel de práctica como un peldaño para un futuro involucramiento con el tantra. Cuando estamos realmente preparados para avanzar al tantra, practicamos la meditación de Vajrasatva como parte de nuestro “ngondro”, nuestro grupo de prácticas preliminares formales. Esto implica repetir 100,000 veces el mantra de las cien sílabas, en cuatro, tres, dos o una sesión cada día, sin faltar un día, hasta que completemos el total. Emprendemos esto para purificarnos al menos de los obstáculos más burdos que pudieran obstaculizar nuestro éxito en la práctica tántrica para alcanzar la iluminación en beneficio de todos.

La meditación de Vajrasatva dentro del contexto de comprometerse con la práctica tántrica

En todas las cuatro clases de tantra, practicamos el mantra de Vajrasatva y la meditación de visualización como parte de la sección de preliminares de las sadanas completas de todas las figuras búdicas. Más adelante, en las sadanas repetimos la práctica de Vajrasatva en forma extremadamente abreviada después de la recitación de los mantras de las figuras búdicas, para purificar cualquier repercusión kármica proveniente de fallas en la recitación de los mantras.

La práctica del yoga tantra y el anutarayoga tantra en las tradiciones sakya, kagyu y gelug – y, de igual forma, la práctica del yoga tantra, mahayoga, anuyoga y atiyoga en la tradición nyingma – implica tomar los votos tántricos con cualquier empoderamiento (iniciación). En tales casos, podemos practicar también el mantra de Vajrasatva y la meditación de visualización para la purificación de los votos tántricos debilitados o para las prácticas de vínculo cercano debilitadas (dam-tshig, sct. samaya). Si perdemos los votos tántricos por transgredirlos totalmente, podremos purificar la fuerza negativa de la acción a través de 100,000 repeticiones del mantra de las cien sílabas y luego retomar los votos.

De igual forma, en todos estos contextos tántricos para la práctica de Vajrasatva, es preciso que nuestra motivación sea la bodichita. Deseamos evitar experimentar las consecuencias negativas de nuestras acciones que pudieran obstaculizar o retrasar nuestra habilidad para ayudar a otros y nuestro logro de la iluminación. La motivación no es simplemente una del nivel inicial no mahayana, simplemente evitar peores situaciones de renacimiento y evitar el sufrimiento del dolor y la infelicidad.

En resumen, en todos los niveles, el mantra de Vajrasatva y la meditación de visualización necesitan ser prácticas mahayana. Después de todo, solamente el mahayana asegura que el karma puede ser purificado. Por lo tanto, las meditaciones para purificar el karma solamente tienen sentido cuando son practicadas con una motivación mahayana.

Los cuatro oponentes

Video: Gueshe Tashi Tsering — “¿Qué es la purificación en el budismo?”
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Sin importar el nivel con el cual nos comprometamos con la práctica de purificación de Vajrasatva, necesitamos comenzar cada sesión con la admisión abierta (bshags-pa, “confesión”) de nuestras acciones kármicas previamente cometidas, con el reconocimiento de que fueron equivocadas y que, a menos de que se purifiquen, nos producirán sufrimiento y problemas. Entonces aplicamos los cuatro poderes oponentes (gnyen-po'i stobs-bzhi):

  • Arrepentimiento sincero,
  • La firme decisión de intentar no repetir la acción,
  • Reafirmar nuestra base, a saber, dirección segura y el anhelo de la bodichita,
  • Aplicación de acciones constructivas de remedio, tales como el mantra de Vajrasatva y la meditación de visualización.

De acuerdo con el mahayana, aún después de haber cometido acciones kármicas, podemos debilitar la fuerza de sus remanentes kármicos a través de aspiraciones y otros medios. Aún si otros ofrecen las aspiraciones después de que hayamos muerto y mientras experimentamos el período del bardo entre renacimientos, la fuerza de sus remanentes puede ser debilitada. Esto es porque sus aspiraciones afectan el surgimiento de las condiciones que pueden madurar la repercusión. De manera similar, la admisión abierta y las cuatro fuerzas oponentes disminuyen la pesadez de la maduración kármica, ya que contrarrestan los factores que hacen que la maduración sea pesada.

  • La admisión abierta de la falla se opone a no considerar la transgresión como perjudicial.
  • El arrepentimiento se opone a no sentir ningún arrepentimiento, a deleitarse en la acción kármica negativa y emprenderla con gozo.
  • Tratar de no repetir la acción se opone a no tener ningún deseo o intención de evitar repetir la transgresión.
  • Reafirmar nuestra dirección segura y anhelo de la bodichita se opone a no tener autodignidad moral y a no preocuparnos por cómo se reflejan nuestras acciones en los demás.
  • Aplicar acciones constructivas de remedio se opone a no pensar en reparar el daño.

Cualquier acción constructiva de remedio que llevemos a cabo necesita hacerse con el anhelo de la bodichita y estar acompañada por las seis actitudes de largo alcance (pha-rol-tu phyin-pa, sct. paramita; perfecciones): generosidad, autodisciplina ética, paciencia, perseverancia gozosa, estabilidad mental y conciencia discriminativa, para que las acciones califiquen como conducta de un bodisatva. Especialmente, esto significa practicar la meditación de Vajrasatva con algún nivel de concentración correcta y de cognición correcta de la vacuidad; específicamente, algún nivel de logro subsecuente (rjes-thob, estado postmeditativo) de ver todo como una ilusión. Inicialmente, el nivel de cognición correcta de la vacuidad será conceptual, y podría no ser el entendimiento madyámaka más sofisticado.

Notemos que la aplicación de las cuatro fuerzas oponentes produce el cambio de una consideración incorrecta (tshul-min yid-la byed-pa) de nuestras acciones kármicas previamente cometidas, a una consideración correcta.

  • Ver la acción kármica como perjudicial indica que cambiamos nuestra forma de considerar la acción, de verla como felicidad a verla como sufrimiento, y de verla como pura a verla como impura.
  • Arrepentirse de la acción, en lugar de deleitarse en ella, proviene de este cambio en nuestra forma de considerarla.
  • Prometer intentar no repetir la acción indica el cambio de la forma en que consideramos el modo de conducta, de ser permanente a ser impermanente.
  • Impermanente o no estático quiere decir que puede ser afectado por otros fenómenos, y, por lo tanto, reafirmar nuestra dirección segura y bodichita y aplicar acciones constructivas de remedio indica el entendimiento de esto.
  • Acompañar la acción constructiva de remedio con cierto entendimiento de la vacuidad también indica cambiar la forma en que consideramos la acción kármica, de poseer una identidad verdaderamente establecida a carecer de una.

Para ver todo como una ilusión primero necesitamos haber analizado y después habernos concentrado en “los tres portales hacia la liberación” (rnam-par thar-pa’i sgo gsum) con respecto a la acción kármica y a la purificación de sus remanentes kármicos. Los tres portales son:

  • vacuidad (stong-pa-nyid) – se refiere a la vacuidad del fenómeno involucrado,
  • falta de un signo (mtshan-ma med-pa) – se refiere a la carencia de un signo de una causa verdaderamente existente de aquellos fenómenos,
  • falta de expectativa (smon-pa med-pa) – se refiere a la falta de expectativa por un resultado verdaderamente existente de aquellos fenómenos.

Por lo tanto, necesitamos enfocarnos en la vacuidad de:

  • los fenómenos mismos – a saber, las acciones kármicas y sus repercusiones.
  • las causas de las acciones kármicas y las causas que producirá la purificación de sus repercusiones kármicas,
  • los resultados que surgirán de las repercusiones kármicas y los resultados que surgirán de la purificación de las repercusiones kármicas.

Podríamos también analizarla en términos de los “cuatro portales hacia la liberación,” en cuyo caso el cuarto portal es:

  • falta de las variables que afectan en una acción (mngon-par ‘du-byed med-pa) – se refiere a la falta de los “tres círculos” verdaderamente existentes (‘khor-gsum) de la acción, a saber un acto a ser realizado, un agente y una acción (bya-byed-las-gsum).

Por lo tanto, necesitamos también enfocarnos en la vacuidad de:

  • la purificación que necesita ser realizada,
  • nosotros, como el agente que desarrolla esa purificación,
  • el acto de meditar en la vacuidad que producirá la purificación y el acto mismo de purificar.

El aferramiento a la existencia verdaderamente establecida y la purificación

Como hemos visto, al aferramiento a la existencia verdaderamente establecida le subyace el apego y una emoción o actitud que prevalece, los cuales son los factores mentales que activan las repercusiones kármicas, especialmente a la hora de nuestra muerte, de tal forma que producen sus resultados kármicos. También hemos visto que aún los métodos de purificación provisionales, tales como la meditación en el mantra de Vajrasatva, requieren al menos de un entendimiento básico de la vacuidad de la existencia verdaderamente establecida. Necesitamos darnos cuenta de que las apariencias de existencia verdaderamente establecida que nuestra mente proyecta sobre todas las cosas no se refieren a ninguna forma real en la cual algo exista. No existe tal cosa como existencia verdaderamente establecida.

Existen muchas consecuencias dolorosas que experimentamos por proyectar y creer en la existencia verdaderamente establecida. Por ejemplo, nos podemos aferrar a:

  • la existencia verdaderamente establecida como “mala” de una acción kármica destructiva que hayamos cometido, independientemente de la etiqueta mental “mala”,
  • nuestra propia existencia verdaderamente establecida como “mala” por haberla cometido,
  • la existencia verdaderamente establecida de los resultados kármicos de esa acción como “castigo eterno inevitable”.

Tal aferramiento a la existencia verdaderamente establecida subyace a la actitud perturbadora de la culpa.

De forma similar, podríamos aferrarnos a:

  • la existencia verdaderamente establecida como “buena” de una acción kármica constructiva que hayamos cometido,
  • nuestra propia existencia verdaderamente establecida como “buena” por haberla cometido,
  • la existencia verdaderamente establecida como “recompensa inevitable” del resultado kármico de esa acción.

Tal aferramiento subyace a una emoción perturbadora de orgullo.

La comprensión de la vacuidad que acompañe a nuestra práctica del mantra de Vajrasatva podría no ser tan precisa o sofisticada y, por lo tanto, sería incapaz de purificar nuestras repercusiones kármicas completamente. Sin embargo, alguna meditación en la vacuidad de nuestras acciones kármicas, de nosotros mismos y demás, no es solamente apropiada sino esencial. Al hacer eso podríamos deshacernos, al menos en un nivel provisional, de la culpa o del orgullo, y de los problemas que ambos acarrean.

Aún si practicamos la meditación de Vajrasatva sin un correcto entendimiento de la vacuidad, pero con una motivación pura y buena concentración, las cuatro fuerzas oponentes tienen la fuerza para purificar las repercusiones kármicas provisionalmente, al menos hasta cierto punto. Ésto se asemeja a la habilidad que tiene la meditación en la fealdad para ayudarnos a superar provisionalmente el deseo y el apego. La meditación en la fealdad del cuerpo de alguien sin piel puede eliminar el deseo y el apego que experimentamos por ese cuerpo. Sin embargo, esto no impide que el deseo y el apego recurran, debido a que no se ha atacado, mucho menos eliminado, la causa raíz o condición para que el deseo y el apego recurran, a saber, el aferramiento a la existencia verdaderamente establecida.

Formas de Vajrasatva utilizadas en las prácticas de purificación

El mantra de Vajrasatva y la meditación con visualización pueden ser practicadas para la purificación sea que hayamos o no recibido un empoderamiento tántrico (dbang, sct. abhishekha; iniciación, “wang”) para alguna otra figura búdica. En cualquier caso, podemos practicar Vajrasatva con o sin el permiso correspondiente (rje-snang; “jeynang”) de Vajrasatva, a pesar de que necesitamos al menos una transmisión oral (lung) del mantra.

Si practicamos Vajrasatva sin un empoderamiento tántrico, o si lo hacemos en conjunción con la práctica de cualquier figura búdica de las tres primeras clases de tantra, Vajrasatva es una sola figura. La figura sola es blanca, con una cara y dos brazos.

Si practicamos Vajrasatva en conjunción con la práctica de cualquier figura tántrica del anutarayoga, Vajrasatva es una pareja. Ambos miembros de la pareja serían blancos, con un rostro y dos brazos; el masculino tendría, ya sea una expresión pacífica en la boca, como en Guhyasamaja y Yamantaka, o bien una expresión semifuerte y semipacífica en la boca colmilluda, como en Vajrasatva Heruka practicada en Chakrasamvara, Vajrayoguini y Hevajra. En Kalachakra, Vajrasatva es azul, la parte femenina es verde y ambos poseen tres rostros y seis brazos.

Si estamos practicando Vajrasatva sin empoderamiento para una figura búdica, nos visualizamos en nuestra forma ordinaria durante la práctica. Visualizamos a todos los seres a nuestro alrededor, cada uno con un Vajrasatva sobre su cabeza y cada uno siendo purificado también. Si practicamos teniendo un empoderamiento para una figura búdica, nos visualizamos como esa figura búdica durante la práctica, pero mantenemos un “orgullo de la deidad” muy débil (lha’i nga-rgyal). Nos visualizamos en nuestra forma ordinaria en un disco lunar en nuestro corazón, rodeados por todos los seres, siendo cada uno purificado. “Orgullo de la deidad” es una sensación de realmente ser la figura búdica.

Las escuelas nyingma y sakya también practican Vajrasatva como una figura búdica (yidam), en cuyo caso también existe la posibilidad de recibir un empoderamiento de Vajrasatva. Si hemos recibido tal empoderamiento, podríamos visualizarnos como Vajrasatva durante la práctica, con nosotros en nuestra forma ordinaria, rodeados por todos los seres, todos sentados en un disco lunar en nuestro corazón. También podemos visualizar a todos los seres alrededor nuestro, y después de haber logrado la purificación, imaginar que nosotros, como Vajrasatva, emitimos rayos de luz y los purificamos a todos. Las escuelas gelug y kagyu no practican Vajrasatva como un yidam. Por lo tanto, no hay un empoderamiento de Vajrasatva, no hay visualización de nosotros mismos como Vajrasatva, y no hay visualización de luces que surgen de nosotros mismos y que purifican a todos los seres a nuestro alrededor.

Sesión de meditación de Vajrasatva

Preliminares

Para el mantra de Vajrasatva y la meditación con visualización, los preliminares empiezan con aquietar la mente al enfocarse en la respiración, mientras se respira normalmente por la nariz. Si tenemos mucho ajetreo mental, contamos las respiraciones. Si nuestra mente está aceptablemente tranquila, nos enfocamos meramente en la sensación de la respiración que entra y sale por las fosas nasales. Podemos entonces visualizar a Vajrasatva ante nosotros incorporando todos los objetos que indican una dirección segura. Entonces reafirmamos nuestra motivación de la dirección segura y nuestro anhelo de la bodichita.

En forma opcional, podemos entonces hacer la práctica de las siete ramas:

  • postración, realizada en el contexto de la dirección segura y la bodichita,
  • ofrendas,
  • admitir abiertamente las fallas y aplicar los cuatro poderes oponentes,
  • regocijarnos en nuestras buenas cualidades y en las de los demás, y en las buenas cualidades de Vajrasatva como conciencia de luz clara totalmente iluminada,
  • solicitar enseñanzas, en este caso, solicitar purificación, concretamente que Vajrasatva permita la purificación como conciencia de luz clara,
  • suplicar a los maestros no morir, en este caso, acceso a Vajrasatva, como conciencia de luz clara, no irse sino continuar, permitiendo la purificación y la ayuda hasta la iluminación,
  • dedicar cualquier purificación que se haya acumulado para lograr la iluminación y ayudar a los demás tanto como sea posible.

Entonces decidimos conscientemente meditar con concentración y luego enfocarnos en el punto entre las cejas para corregir el sopor, y en el ombligo para corregir la volatilidad.

Si no hacemos la práctica de las siete ramas, simplemente recordamos y abiertamente admitimos como erróneo lo que hayamos hecho que deseamos purificar y aplicamos los cuatro poderes oponentes. Para el cuarto oponente, hacemos la parte principal de la práctica de Vajrasatva, con la decisión conciente de concentrarnos.

Visualización de Vajrasatva

En conjunción con el contexto dentro del cual estamos practicando, visualizamos la forma apropiada de Vajrasatva sentada sobre nuestra cabeza. Si tenemos dificultad para visualizar los detalles, podemos visualizar meramente una bola de luz blanca. El aspecto de sustentar el orgullo de la deidad – en este caso, la sensación de que un Vajrasatva está realmente sentado sobre nuestra cabeza – es más importante que el aspecto de hacer aparecer algo con claridad en nuestra imaginación. Un método para aprender cómo visualizar algo sobre nuestra cabeza es poner nuestra mano sobre nuestra cabeza y luego quitarla. Podemos aún sentir el sitio en nuestra cabeza en donde estaba nuestra mano, y aún se siente como si algo estuviera ahí.

Mantra de las cien sílabas

La pronunciación tibetana del mantra difiere del sánscrito original. Algunos maestros tibetanos enseñan a sus estudiantes no tibetanos a pronunciar el mantra de la forma en que lo hacen los tibetanos; algunos recomiendan pronunciarlo al estilo sánscrito. Su Santidad el Dalái Lama recomienda que los no tibetanos sigan la forma del sánscrito original:

OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA, VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA, DRIDHO ME BHAVA, SUTOSHYO ME BHAVA, SUPOSHYO ME BHAVA, ANURAKTO ME BHAVA, SARVA SIDDHIM ME PRAYACCHA, SARVA KARMA SUCHA ME, CHITTAM SHRIYAM KURU HUM, HA HA HA HA HOH BHAGAVAN, SARVA TATHAGATA VAJRA, MA ME MUNCHA, VAJRI BHAVA, MAHA-SAMAYA-SATTVA, AH HUM PHAT.

La traducción literal del mantra es:

Om Vajrasatva, mantén tu vínculo cercano. Haz que permanezca cercano a este estado de Vajrasatva. Haz que sea estable. Haz que sea feliz. Haz que sea gozoso. Haz que esté protegido. Confiéreme todos los logros verdaderos. Haz todas mis acciones excelentes. Haz la mente suprema – HUM. HA HA HA HA HO, Incomparable Maestro Vencedor, Estado de Vajra de todos los así idos. No me abandones, Oh Ser Vajra, ser con el gran vínculo. AH HUM PHAT.

Aunque existen varias maneras de explicar cada frase del mantra, una manera es:

OM = sílaba raíz para el cuerpo; VAJRASATTVA = El de la mente con la fortaleza del diamante.

  • OM, El de la mente con la fortaleza del diamante – significa: tú, con el estado mental indestructible, a saber, Vajrasatva, representando la conciencia dichosa de la luz clara de la vacuidad. El OM al comienzo del mantra va junto al AH y HUM al final, para palabra y mente, indicando el cuerpo, la palabra y la mente que requieren ser purificados y los estados purificados del cuerpo, la palabra y la mente alcanzados como resultado de la purificación.

SAMAYAM = vínculo cercano; ANUPALAYA = mantener.

  • Mantén tu vínculo cercano – a saber, el vínculo cercano o promesa de que, a través de la conciencia gozosa de la clara luz de la vacuidad, seré capaz de purificar todas las repercusiones kármicas.

VAJRASATTVATVA = Estado de Vajrasatva; ENA = esto; UPATISHTA = permanezca cercano.

  • Haz que permanezca cercano a este estado de Vajrasatva – en otras palabras, el estado de conciencia de la luz clara.

DRIDHO = estable; ME = yo; BHAVA= haz que sea.

  • Haz que sea estable – a través de la eliminación de los entramados de fuerzas kármicas negativas y tendencias kármicas negativas de mi continuum mental.

SUTOSHYO = feliz; ME = yo; BHAVA = haz que sea.

  • Haz que sea feliz – a través de la eliminación de los entramados de todas las fuerzas kármicas y todas las tendencias kármicas de mi continuum mental, para que pueda alcanzar la liberación, con su felicidad no contaminada.

SUPOSHYO = gozoso; ME = yo; BHAVA = haz que sea.

  • Haz que sea gozoso – a través de la eliminación de todos los hábitos kármicos constantes, para que pueda alcanzar la iluminación, con este gozo eterno.

ANURAKTO = protegido; ME = yo; BHAVA = haz que esté.

  • Haz que esté protegido – para que mi mente nunca deje la clara luz de la conciencia dichosa de la vacuidad.

SARVA = todos; SIDDHIM = logros verdaderos; ME = yo; PRAYACCHA = confiéreme.

  • Confiéreme todos los logros verdaderos – específicamente, el logro verdadero supremo de la iluminación.

SARVA =todo; KARMA = acciones; SUCHA = excelente; ME = yo.

  • Haz todas mis acciones excelentes – en términos de iluminación, pueda yo obtener un rupakaya (un cuerpo de formas) de un buda, para que todas mis acciones sean excelentes en beneficio de los demás.

CHITTAM = mente; SHRIYAM = suprema; KURU= haz;

  • Haz (mi) mente suprema – en términos de la iluminación, pueda obtener un dharmakaya (un cuerpo que abarque todo), tener conciencia omnisciente y un corazón que lo incluya todo.

HUM = sílaba raíz para la mente; HA = representa una vía de la mente de acumulación (camino de acumulación); HA = representa un vía de la mente de aplicación (camino de preparación); HA = representa una vía de la mente del ver (camino del ver); HA = representa una vía de la mente de la familiarización (camino de la meditación); HOH = representa una vía de la mente en la que no se necesita más entrenamiento (camino de no más aprendizaje).

  • Pueda mi mente progresivamente desarrollarse en las cinco vías de la mente.
  • Alternativamente, HA HA HA HA HOH pueden representar los cinco tipos de conciencia profunda los cuales, en sus estados totalmente purificados, constituyen la mente omnisciente de un buda. En este caso, la línea significa: Pueda mi mente desarrollarse en los cinco tipos de conciencia profunda purificada.

BHAGAVAN = Incomparable Maestro Vencedor; SARVA = todo; TATHAGATA = los así idos; VAJRA = fuerza del diamante.

  • Y pueda así convertirme en uno que ha vencido y purificado todas las repercusiones kármicas, y dominado -y por lo tanto- obtenido todas las buenas cualidades, superando al resto de los seres. En otras palabras, pueda alcanzar el estado de la fuerza del diamante de todos los que así han ido a la iluminación.

MA = no; ME = yo; MUNCHA = abandones,

  • No me abandones – en otras palabras, no me dejen perder o soltar la dichosa conciencia de la clara luz de la vacuidad.

VAJRI = fuerza del diamante; BHAVA = ser,

  • Oh Ser Vajra – a saber, Vajrasatva.

MAHA = gran; SAMAYA = vínculo cercano; SATTVA = el de la mente,

  • Oh tú, cuya mente posee el gran vínculo – en otras palabras, Oh conciencia dichosa de la luz clara de la vacuidad que posee el gran vínculo para producir la completa purificación.

AH – sílaba raíz para la palabra; HUM = sílaba raíz para la mente; PHAT = sílaba estabilizadora.

  • El AH y HUM para palabra y mente completan el OM al inicio del mantra para el cuerpo. Puedan todas las interferencias del cuerpo, la palabra y la mente ser abandonadas y pueda la purificación permanecer estable.

Formas variantes del mantra

El mantra anterior es la forma genérica del mantra de las cien sílabas y aparece en la mayoría de las prácticas kriya, charya y yoga tantra, también en la práctica del anutarayoga tantra de Guhyasamaja, Vajrapani Mahachakra y Kalachakra. Sin embargo, existen muchas variantes del mantra de las cien sílabas, por ejemplo, que termina en AH HUM PHAT, o AH HUM, o simplemente AH. No hace ninguna diferencia utilizar cualquiera de ellas.

En partes de las prácticas de Vajrabhairava (rDo-rje ‘jigs-byed), también conocidas como prácticas de Yamantaka (gShin-rje gshed):

  • OM YAMANTAKA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,
  • YAMANTAKA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • YAMANTAKA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • YAMANTAKA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

En muchas prácticas de Chakrasamvara (‘Khor-lo sdom-pa, ‘Khor-lo bde-mchog), también conocidas como prácticas de Heruka (He-ru-ka), también en prácticas de Vajrayoguini (rDo-rje rnal-‘byor-ma), también conocidas como de Vajravarahi (rDo-rje Pag-mo):

  • OM VAJRA HERUKA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,\
  • HERUKA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • VAJRA HERUKA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • HERUKA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

En muchas prácticas de Hevajra (Kyai rdo-rje):

  • OM SHRI VAJRA HERUKA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,
  • HERUKA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • SUTOSHYO ME BHAVA, ANURAKTO ME BHAVA, SUPOSHYO ME BHAVA substitutos para SUTOSHYO ME BHAVA, SUPOSHYO ME BHAVA, ANURAKTO ME BHAVA,
  • VAJRA HERUKA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • HERUKA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

En muchas prácticas de Hayagriva Guhyasadhana (rTa-mgrin gsang-sgrub):

  • OM PADMA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,
  • PADMA-SATTVA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • PADMA-SATTVA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • PADMA-SATTVA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

En muchas prácticas de la forma Tamdrin Yangsang (rTa-mgrin yang-gsang) de Hayagriva:

  • OM PADMA SHRI HERUKA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,
  • PADMA SHRI HERUKA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • PADMA SHRI HERUKA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • PADMA SHRI HERUKA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

En muchas prácticas del Gurú Rinpoche (Gu-ru rin-po-che) Padmasambava (Pad-ma ‘byung-gnas), tales como Sasum-rigdzin (Sa-gsum rigs-‘dzin) y Yangsang Dorje-trolo (Yang-gsang rDo-rje Gro-lod):

  • OM GURU PADMA SAMAYA MANU-PALAYA substitutos para OM VAJRA-SATTVA SAMAYA MANU-PALAYA,
  • GURU PADMA TVENO-PATISHTA substitutos para VAJRA-SATTVA TVENO-PATISHTA,
  • GURU PADMA MA ME MUNCHA substitutos para SARVA TATHAGATA VAJRA MA ME MUNCHA,
  • GURU PADMA BHAVA substitutos para VAJRI BHAVA.

Existe también una versión corta del mantra de Vajrasatva que también puede repetirse para la purificación, pero no es tan comúnmente utilizada como el mantra de las cien sílabas:

  • OM VAJRASATTVA HUM, en algunas prácticas nyingma.

Visualizaciones de purificación

Varios textos y maestros presentan diferentes grupos de visualizaciones para aplicar en conjunto con la meditación en el mantra de Vajrasatva. Enfaticemos uno de tales esquemas de múltiples pasos.

Para la purificación de acuerdo con el nivel inicial de motivación del lam rim

Como primer paso en el proceso de purificación necesario para alcanzar la iluminación, trabajamos en purificarnos de la fuerza kármica negativa y de las tendencias kármicas negativas. Debido a que estos tipos de repercusiones kármicas negativas maduran en sufrimiento burdo y en peores estados de renacimiento, el alcance de la práctica es acorde con el nivel inicial de motivación del lam rim. Se enfocan en la purificación del primero de los tres tipos de sufrimiento verdadero.

Para purificar las repercusiones kármicas negativas que podrían madurar en terribles experiencias que afecten nuestro cuerpo o palabra, aplicamos el siguiente grupo de tres visualizaciones, un grupo completo para el cuerpo, seguido por un grupo completo para la palabra. Hacemos esto mientras recitamos una y otra vez cualquiera de los mantras de Vajrasatva. Mientras recitamos el mantra en conjunto con la práctica sútrica o cualquiera de las tres clases de tantra, imaginamos luces que salen del dedo gordo del pie derecho de Vajrasatva, que entran a través de la coronilla de nuestra cabeza y llenan nuestro cuerpo. Cuando se practica en conjunción con el anutarayoga tantra, imaginamos que ambos, luces y néctar, fluyen del lugar de unión de la pareja Vajrasatva y de forma similar ingresan en nosotros y llenan nuestro cuerpo.

Con relación a nuestro cuerpo, imaginamos que la luz -o que la luz y el néctar- llenan nuestro cuerpo de arriba hacia abajo y que las impurezas relevantes nos abandonan a través de nuestros orificios inferiores por los que se excretan desechos sólidos y líquidos. Con relación a nuestra palabra, imaginamos que la luz -o la luz y el néctar- llenan nuestro cuerpo de abajo hacia arriba y un grupo similar de impurezas nos abandonan a través de nuestros orificios superiores, a saber, la boca, nariz, cuencas oculares y conductos auditivos.

  • Las repercusiones kármicas negativas de experimentar (1) los sufrimientos burdos de infelicidad y dolor y (2) cosas que nos ocurren, similares a nuestras acciones kármicas pasadas, salen a través de esos orificios en forma de hollín, alquitrán y tinta negra.
  • Aquellas de experimentar (1) obstáculos kármicos, bloqueos y manchas en los agregados y ambiente de peores renacimientos futuros o (2) impedimentos físicos o verbales en un futuro renacimiento humano, así como (3) momentos de sentir que hacemos, decimos o pensamos de formas semejantes a nuestras acciones kármicas pasadas, nos abandonan en forma de mocos, pus, heces y orina.
  • Aquellas de experimentar en el futuro enfermedades y cualquier otra interferencia, tales como las de fuerzas dañinas, nos abandonan en forma de cualquier criatura a la que más temamos, por ejemplo, escorpiones, arañas, ratas o serpientes.

Para la purificación de nuestra mente, empleamos solamente una visualización y la aplicamos tres veces, una por cada uno de los tres tipos de impurezas. Así, imaginamos en nuestro corazón cada uno de estos tres tipos de impureza, a su vez, en la forma de un bulto negro. Mientras recitamos el mantra de Vajrasatva, imaginamos que un destello de rayos de luz brota desde el corazón de Vajrasatva al nuestro y desintegra cada bulto.

Para purificar cualquier impureza restante que pueda afectar nuestro cuerpo, palabra y mente al mismo tiempo, aplicamos las visualizaciones para el cuerpo, palabra y mente juntas, simultáneamente, por cada uno de los tres conjuntos de impurezas.

Para la purificación de acuerdo con los niveles intermedio y avanzado de motivación del lam rim

Para alcanzar la liberación, que es el objetivo del nivel intermedio de motivación del lam rim, necesitamos deshacernos no solamente de los obscurecimientos emocionales (nyon-sgrib), sino también de todas las fuerzas kármicas y tendencias kármicas -tanto de las negativas como de las positivas-. El enfoque, entonces, es la purificación de los tres tipos de sufrimiento verdadero. Para alcanzar la iluminación, el cual es el objetivo del nivel avanzado, necesitamos deshacernos no solamente de los obscurecimientos cognitivos (shes-sgrib), sino también de los hábitos kármicos constantes que limitan a nuestro cuerpo, palabra y mente de funcionar como los de un buda.

Entonces, en este segundo paso de la meditación en el mantra de Vajrasatva repetimos las mismas visualizaciones que hicimos en el primer paso. Sin embargo, con respecto a la purificación de cuerpo y palabra, imaginamos:

  • El hollín, alquitrán y tinta negra que nos abandonan representan las fuerzas kármicas;
  • Los mocos, pus, heces y orina representan las tendencias kármicas;
  • Las criaturas que más tememos representan los hábitos kármicos constantes.

Con respecto a la purificación de nuestra mente, nos imaginamos el bulto negro en nuestro corazón como representando cada uno de los tres tipos de remanentes kármicos, uno a la vez.

Noten que en ambos pasos de este esquema de purificación, las tres visualizaciones de hollín, moco y criaturas atemorizantes son las mismas que en las tres visualizaciones que se emplean en la práctica de dar y tomar (gtong-len, “tonglen”). En esa práctica, imaginamos que tomamos de otros lo que estas tres cosas representan, visualizadas en estas tres formas. El punto es que la mayoría de las personas desean, progresivamente, cada vez con más intensidad, quitarse estos tres tipos de cosas de su piel y limpiarse si han sido manchadas por ellas.

Resultados de la práctica de Vajrasatva

Purificación provisional

Los resultados de la purificación del mantra de Vajrasatva son limitados. Si repetimos el mantra veintiún veces diariamente, evitamos que las fuerzas kármicas negativas y las tendencias kármicas negativas se fortalezcan cada día. Esto es porque la fuerza de nuestra aplicación de los poderes oponentes contrarresta y minimiza el peso de nuestras acciones destructivas. De esta forma, la práctica diaria neutraliza la fuerza de la maduración de los remanentes kármicos. Una de las leyes del karma es que de pequeñas acciones pueden madurar enormes resultados.

Si repetimos el mantra 100,000 veces de forma pura (con un anhelo de la bodichita, concentración apropiada y, de forma óptima, también con un entendimiento conceptual de la vacuidad) alcanzamos una “purificación provisional” de nuestras fuerzas y tendencias kármicas acumuladoras de samsara. Con la purificación provisional producida por los métodos mahayana que carecen de la cognición no conceptual de la vacuidad, estos remanentes previamente acumuladas se vuelven “semillas quemadas” y ya no pueden ser activadas ni dar surgimiento a resultados kármicos. Ahora, transformadas en hábitos kármicos constantes y aún imputaciones sobre nuestra continuidad mental, obstaculizan nuestro logro de la liberación. Sin haber alcanzado todavía una detención verdadera del aferramiento a la existencia verdaderamente establecida, aún acumulamos más remanentes kármicos constructores de samsara. Sin embargo, dado que hemos llevado a cabo nuestra purificación provisional con un anhelo de la bodichita y hemos dedicado la fuerza positiva de nuestro logro al beneficio de todos, hemos acumulado también una gran cantidad de fuerza positiva constructora de iluminación.

Purificación última

La purificación última es equivalente a la verdadera detención: la total eliminación de todos los remanentes kármicos de nuestra continuidad mental, para siempre. Alcanzamos esta detención verdadera con una repetida cognición no conceptual de la vacuidad, en conjunción con el anhelo de la bodichita; en otras palabras, con darse cuenta que discrimina de largo alcance de la vacuidad, prajnaparamita. Tal cognición es el mantra de Vajrasatva por excelencia. Como establece el Sutra del Corazón: “El darse cuenta que discrimina de largo alcance es el (gran) mantra protector de la mente, el mantra protector de la mente del gran conocimiento, el mantra protector de la mente que es incomparable, el mantra protector de la mente igual a lo incomparable, el mantra protector de la mente que calma completamente todo el sufrimiento”.

Con el logro de una detención verdadera de nuestros oscurecimientos emocionales, liberamos a nuestra continuidad mental del aferramiento por la existencia verdaderamente establecida. Sin más aferramiento, ya no hay posibilidad alguna de desarrollar actitudes de apego ni actitudes que prevalecen que harían que cualquier constructor del samsara que haya permanecido no madurado o no purificado, dé surgimiento a sus resultados. Como los constructores de samsara que ya se han convertido en semillas quemadas al haber agotado su maduración o al haber sido purificadas con la práctica provisional de Vajrasatva, también se transforman en hábitos kármicos constantes.

Con el logro de una detención verdadera de nuestros oscurecimientos cognitivos, liberamos a nuestra continuidad mental de los hábitos constantes del aferramiento por la existencia verdadera. Alcanzamos una cognición no conceptual, simultánea y omnisciente de las dos verdades. Al hacerlo, los hábitos kármicos constantes ya no pueden impedir nuestro logro de la iluminación. Alcanzamos una detención verdadera de todos los oscurecimientos kármicos (las-sgrib).

Podemos alcanzar una cognición no conceptual de la vacuidad con una cognición yóguica desnuda (rnal-sbyor mngon-sum) o con darse cuenta de luz clara.

  • La cognición yóguica directa se utiliza en el camino del sutra y con las tres primeras clases de tantra. Emplea la conciencia mental sutil, que es el nivel de conciencia en el cual puede recurrir la creación de apariencias de existencia verdaderamente establecida, y que es incapaz de conocer simultáneamente las dos verdades.
  • La conciencia de luz clara se utiliza exclusivamente en el camino del tantra anutarayoga. Emplea el nivel más sutil de conciencia, el nivel de conciencia que no hace apariencias de existencia verdaderamente establecida y que es capaz de conocer simultáneamente las dos verdades.

Con la cognición yóguica directa de la vacuidad y el anhelo de la bodichita, podemos progresar hasta alcanzar una mente bumi del décimo nivel. Sin embargo, para alcanzar la completa cesación verdadera de hábitos kármicos constantes y, por lo tanto, la iluminación, necesitamos lograr la cognición no conceptual de la vacuidad con conciencia gozosa de la luz clara. Vajrasatva representa esa cognición no conceptual.

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