Repaso
Ayer comenzamos nuestra plática sobre los tipos de apariencias a las que da surgimiento la mente. Vimos que para poder entender esto, necesitamos entender lo que queremos decir con “mente”. Vimos que, a lo que se refiere, es a la actividad mental, que es la experiencia individual y subjetiva de las cosas. Lo que en realidad está sucediendo en esa actividad mental puede ser descrita desde dos puntos de vista: Uno es el dar surgimiento a un holograma mental. La palabra para un holograma mental se traduce comúnmente como un “aspecto” del objeto, pero, como lo explicamos, se refiere a un holograma mental. Esa misma actividad es lo que significa “conocer algo”. La palabra más común es “conocer” algo, que es conocerlo de cualquier manera. Eso significa no solo verlo o pensar en ello, sino que también incluye ponerle atención, concentrarse en ello, con gusto o disgusto, sintiendo felicidad o infelicidad acerca de ello, sentir apego a ello, amarlo, o sentirse enojados con ello. Además, tal como vimos, la actividad mental implica a la conciencia primaria, que está involucrada simplemente con el acto de ver, oír o pensar. Congruente con la conciencia primaria –en otras palabras, en el mismo paquete, haciendo lo mismo con ello– están todos estos factores mentales, como la atención y la emociones.
Si algo es actividad mental, necesita conservar su “función natural innata”. Eso significa que, sin importar lo que estemos experimentando, sigue siendo actividad mental. Además, los continuos mentales de actividad mental no tienen principio ni fin. Y no hay nada que pueda reemplazar la actividad mental, que sea exactamente lo contrario, mutuamente excluyente de ella, y que aún nos dejara como una persona. Inclusive los budas son personas, y todas las personas son imputaciones sobre continuos individuales de actividad mental.
Lo que queremos buscar en términos de los diferentes tipos de actividad mental y las cosas que están sucediendo en esa actividad mental, son las cosas de las que realmente podríamos tener una detención verdadera; que podamos eliminar para siempre y aún quedarnos con actividad mental. Las cosas que podríamos eliminar para siempre, las que podrían tener una detención verdadera, son las cosas que causan nuestro sufrimiento, nuestros problemas.
Así que la cuestión básica que necesitamos examinar es: ¿cuáles son los aspectos de nuestra experiencia que no son un problema y que pueden continuar, sin un principio y un final, aun cuando lleguemos a ser budas, y cuáles son esos aspectos de los que podemos deshacernos sin dañar a los otros factores que continuarán cuando lleguemos a ser budas? Si podemos diferenciar correctamente estos dos grupos, entonces sabremos con qué tenemos que trabajar en nuestra práctica de Dharma, sin deshacernos de demasiado (refutación excesiva) y sin deshacernos de muy poco (refutación insuficiente).
La actividad mental consta de dos aspectos, a los que tradicionalmente se les llama “claridad” y “darse cuenta”. Ambos aparecen, o surgen, a cada instante de cognición, a cada momento de experiencia. “Aparecer” solo significa que surgen. Así que, por un lado, tenemos las diferentes maneras de darse cuenta de un objeto que surge. Y luego, tenemos lo que normalmente llamamos “apariencias” – los objetos de cognición que surgen – básicamente estos hologramas mentales que no están limitados a aquellos con forma visual. Entonces, cuando analizamos tipos de apariencias, necesitamos analizar tanto las formas de conocer algo que aparece en nuestra actividad mental, como los objetos de cognición que aparecen.
Entonces, primero necesitamos observar qué tipos de conocer las cosas que surgen están bien y cuáles son los que traen problemas y de los que nos queremos deshacer. Esto significa que necesitamos convencernos de que podemos detenerlos para siempre, para que nunca vuelvan a surgir. Luego, necesitamos ver los hologramas mentales que surgen y diferenciar cuáles son confusos y tienen algún problema y cuáles son precisos y están bien. Por supuesto, estos dos aspectos –modos de conocimiento y objetos cognitivos– están relacionados entre sí; hablan de dos aspectos inseparables de lo que surge y aparece en un momento de actividad mental. Si hay una manera problemática de darse cuenta de algo, da surgimiento a un holograma problemático. Sin embargo, podemos diferenciar conceptualmente a uno de otro para poder trabajar en las causas de nuestros problemas y sufrimiento desde dos ángulos diferentes.
Los cinco factores mentales siempre operantes
Entre los factores mentales, hay algunos que encajan bien con la actividad mental todo el tiempo así que hasta los budas los tienen. Entre ellos, hay algunos que están presentes y activos en cada momento, como el sentir cierto nivel de felicidad, y otros que están presentes y activos solo algunas veces, como el amor y la paciencia. Además, hay otros factores mentales que son problemáticos: uno de ellos, el no darse cuenta, está presente en cada momento, excepto cuando estamos enfocados no conceptualmente en la vacuidad, y otros solo están presentes algunas veces, como el enojo. Necesitamos hacer estas distinciones.
En primer lugar, ¿cuáles son los factores mentales que están bien, que están presentes y activos todo el tiempo, en cada momento, y que continuaremos teniendo como budas? No necesitamos deshacernos de estos; de hecho, no podemos deshacernos de ellos. Se les llama “los cinco factores mentales siempre operantes”. Como lo dice su nombre, están siempre operantes: siempre están presentes y activos.
¿Cuáles son? En cada momento, siempre tenemos (1) la sensación de cierto nivel de felicidad; de otra manera, no experimentaríamos nada de lo que conocemos. Siempre podemos (2) distinguir – no podemos lidiar con un campo sensorial dado si no podemos distinguir algún objeto del campo sensorial de fondo. Siempre hay un tipo de (3) impulso – esto es lo que hace que nuestra actividad mental se enfrente a un objeto o vaya en su dirección. Es fácil de reconocer: ¿por qué volteamos la cabeza a un lado a ver algo y luego vemos algo más? Porque sentimos el impulso mental de mover la cabeza. Queremos mover la cabeza y ver algo más, así que el impulso mental que surge lleva ahí a nuestra actividad mental. O hay un impulso mental que lleva a nuestra actividad mental a pensar en otra cosa.
Luego está el (4) darse cuenta que contacta, que diferencia si el objeto de cognición es agradable, desagradable o neutral. No estamos hablando de un acto mental o físico de contactar un objeto cognitivo; no es eso de lo que estamos hablando. Más bien, cuando nuestra actividad mental contacta un objeto, ¿este contacto se experimenta como agradable, desagradable o neutro? Por supuesto que eso depende de muchos factores ¿verdad? Vemos algo de comer que nos gusta, así que nos parece agradable; pero si no nos gustara, lo veríamos desagradable. Si vemos a una persona que nos cae bien, es agradable verla. Si vemos a alguien que nos cae mal, no es muy agradable. Esto es el darse cuenta que contacta.
El darse cuenta que contacta es el fundamento para sentir felicidad, infelicidad o neutralidad. Si vemos a alguien que es agradable ver, nos sentimos felices. Quizá no sea “¡viva!” o gozoso, pero nos sentimos felices, no infelices.
El quinto factor mental siempre operante es (5) poner atención, que literalmente significa “tener algo en mente”. Se involucra con el objeto cognitivo de cierta manera. Hay muchas variables de cómo este factor mental puede involucrarse con el objeto. Una variable es tenerlo en mente con cierto nivel de atención: ya sea con mucha atención o con muy poca atención. Otra variable es tenerlo en mente considerándolo de cierta manera. Podemos considerarlo bonito, o podemos considerarlo feo. Podemos considerarlo de muchas maneras; así es como le prestamos atención. Podríamos poner atención a todos como siendo iguales, o podríamos poner atención a “este es más importante que los demás”. Así que tener algo en mente puede ser preciso o impreciso.
Los cinco factores mentales siempre operantes son indispensables para que ocurra la actividad mental
Bien, estos son los cinco factores mentales siempre operantes; siempre están presentes y activos en cada momento de actividad mental. Aunque no son estrictamente parte de la naturaleza funcional innata de la actividad mental, no entran en conflicto con esta naturaleza. De hecho, son indispensables para que ocurra la actividad mental y ayudan a su funcionamiento. En realidad, no podemos tener actividad mental sin ellos.
Asanga, un gran maestro indio, explicó cómo es que son indispensables. Dijo que en realidad no experimentamos un objeto a menos que sintamos cierto nivel de felicidad hacia él. Esa es la diferencia entre la actividad mental y una computadora. Las computadoras dan surgimiento a la representación de objetos en sus pantallas, en forma de píxeles y sonidos, pero definitivamente, las computadoras no tienen nivel alguno de felicidad hacia ellos; tampoco los robots. No podemos decir que una computadora o un robot experimenten algo en realidad.
En realidad, no tomamos algo cognitivamente en un campo sensorial como un objeto de cognición, a menos que distingamos algún rasgo característico del mismo. De otra manera, estaríamos percibiendo solamente un campo sensorial completo de píxeles. O pensemos que estamos en un restaurante ruidoso: hay toda una cacofonía de sonidos que escuchamos. No podemos escuchar una conversación específica a menos que podamos distinguir un conjunto de sonidos de otros ¿cierto?
Entonces, ni siquiera vemos o vamos en dirección de objeto alguno de cognición, a menos que tengamos un impulso mental hacia él. No vamos a ver lo que hay del otro lado del cuarto a menos que tengamos el impulso de mirar allí.
Además, no tenemos base alguna para experimentar un objeto con una sensación, a menos que tengamos un darse cuenta que contacta para diferenciar si es agradable, desagradable o neutral. De otra forma, no tendríamos base alguna para sentir felicidad o infelicidad.
Además, en realidad no nos involucramos con un objeto específico a menos que le prestemos atención, aunque sea un bajo nivel de atención. Así que lo que necesitamos entender es que estos factores mentales están funcionando todo el tiempo, aún si fuéramos budas. Sin embargo, el valor de ellos será diferente.
Necesito explicar lo que significa “el valor de ellos”. Cada uno de estos factores mentales es una variable, lo que significa que su contenido, su fuerza y sus niveles varían, dependiendo de muchos factores. Por ejemplo, como seres ordinarios, algunas veces nos sentimos infelices. Algunas veces sentimos felicidad ordinaria, mundana – el tipo de felicidad que no dura, que no satisface, etc. Cada una de estas sensaciones abarca un espectro, desde débil hasta intenso. Su “valor” se refiere al lugar del espectro en el que se encuentran.
Los diversos niveles de infelicidad y felicidad mundana constituyen los valores samsáricos de esta variable de sentir algún nivel de felicidad. Como budas aún sentiríamos un nivel de felicidad, pero siempre sería gozosa. Sigue siendo el mismo factor de la sensación; así que sentir puede tener un valor samsárico o un nivel nirvánico.
Podemos distinguir solo muy poco acerca de las cosas, o bien, como budas, podemos distinguir todo acerca de todo simultáneamente. Como seres samsáricos comunes, nuestro nivel de atención varía; puede ser muy pobre. Como budas, tendríamos atención perfecta – 100% de atención todo el tiempo.
Así que esto es lo que tenemos que entender: estos cinco factores mentales siempre operantes no son algo de lo que nos quisiéramos deshacer; de hecho, no nos podemos deshacer de ellos. Operan armoniosamente con la naturaleza básica de la actividad mental y la ayudan a funcionar. ¿De acuerdo? ¿Se entiende? Digirámoslo por un momento. No queremos deshacernos de esto para llegar a ser budas. En un sentido, queremos purificarlos – deshacernos de sus imperfecciones para que funcionen a la perfección.
(pausa para reflexionar)
Deshacernos de demasiado, sería una refutación excesiva si, por ejemplo, tratáramos de deshacernos de todas las sensaciones. Sería una refutación excesiva si nuestro objetivo fuera simplemente no sentir nada. No sentir nada no es liberación. Tampoco lo es el no distinguir nada, donde todo se vuelve solo “uno”. Para poder ser de ayuda a todos los seres, necesitamos ser capaces de distinguir a uno de otro; no son todos iguales. Para nosotros, todos los pingüinos en la Antártica se ven iguales, pero no lo son. De esa manera, no tendríamos que pensar que para un buda todos los humanos se ven iguales. Un buda tiene igual respeto por todos, pero también respeta la individualidad de cada persona.
Los cinco factores mentales determinantes
Luego, también tenemos los cinco factores mentales determinantes. Permiten que la actividad mental tome a su objeto de manera decisiva, y tampoco entran en conflicto con la naturaleza funcional innata de la actividad mental. Las dos presentaciones del abidharma que estudian los tibetanos presentan a estos cinco de forma ligeramente diferente entre sí. El abidharma es la literatura que analiza todo esto. Vasubandhu explica los cinco factores mentales determinantes de manera general como estando presentes en cada momento de nuestra actividad mental. Asanga los define solo en el contexto de cómo acompañan a estados mentales constructivos. Veamos la explicación de Vasubandhu.
El primero de estos factores mentales determinantes es (1) la intención. Es la motivación para alcanzar cualquier objeto o lograr una meta, o hacer algo con el objeto o meta una vez que se ha alcanzado. Como seres ordinarios, podemos tener a veces una buena intención de ayudar a alguien, o una no tan buena intención de lastimarlos. Sin embargo, como budas, nuestra intención siempre sería la de ayudar a otros, y de darles ayuda a largo plazo para alcanzar la iluminación.
Luego esta (2) la consideración. La “consideración” toma a su objeto como teniendo cierto nivel de algunas buenas cualidades. ¿Consideramos a un objeto como útil? ¿Lo consideras tú como bello? ¿Lo consideramos como no bello? ¿Cómo lo consideramos? Es considerar las buenas cualidades de algo en el espectro de no tener ninguna cualidad hasta tener todas las buenas cualidades. Así que: de preciso a distorsionado.
(3) Recordación es la siguiente. Se refiera a un tipo de pegamento mental. Es el factor mental de sostener a cualquier objeto que se conozca sin perderlo como objeto de enfoque. Por eso lo describo como “pegamento mental”: lo está “sosteniendo”, “no lo suelta”. Incluye traer a la memoria o recordar el objeto de enfoque; es la misma palabra que “recordar”. Por supuesto que la fuerza de nuestra recordación puede variar.
(4) Fijación mental es la siguiente. Generalmente se traduce como “concentración”, pero podemos ser un poco más precisos que eso. Se refiere a mantenerse fijos en un objeto de cognición. Todos estos factores estar relacionados entre sí: estamos poniendo atención a algún objeto y luego la fijación mental es lo que mantiene la atención ahí. La recordación es la que no suelta al objeto. Así que todos están describiendo el mismo proceso mental.
Necesitamos darnos cuenta de que estos diez factores mentales funcionan al mismo tiempo y se conectan entre sí. No es que funcionen independientemente unos de otros de forma discordante. Recordemos que son congruentes entre sí y, por lo tanto, trabajan juntos armoniosamente, con solo un valor de cada uno, en cada momento de cognición. Cada uno de ellos es un factor mental individual; pero no es que no tengan relación entre sí. Todos están trabajando juntos en cada momento. Así que, estamos prestando atención a algo, tomándolo en mente y considerándolo de cierta manera.
El quinto factor mental determinante es (5) el darse cuenta que discrimina. Este, discrimina decisivamente si algo es verdadero o falso, constructivo o destructivo, útil o inútil. Añade cierto nivel de decisión a la distinción, incluso si esa decisión es débil, y podría ser correcta o incorrecta. Así que, por ejemplo, distinguimos cierta forma de actuar, entre todas las otras formas de actuar, y con el darse cuenta que discrimina nos convencemos de que es útil. Otro ejemplo; beber vodka todo el día. Podríamos estar absolutamente convencidos que eso resuelve todos nuestros problemas. Este es un ejemplo de que el darse cuenta que discrimina puede ser muy fuerte, pero completamente incorrecto.
Entonces, podemos ver que los diez trabajan juntos y que, como budas, también los tendríamos, solo que estarían completamente libres de defecto alguno. Pero como seres no iluminados, podemos considerar algo correcta o incorrectamente. Podemos considerar incorrectamente que algo es lo que no es. Por ejemplo: considerar que el estar ebrio es algo que no es; que es útil, cuando en realidad no lo es. O podríamos considerar que estamos añadiendo agua a algo que estamos cocinando, cuando de hecho es vodka.
De cualquier manera, estos son los diez factores mentales operantes que están presentes y ayudan a nuestra actividad mental en cada momento de actividad mental. Esto es importante de entender. Cuando hablamos de purificarlos, en lo que estamos trabajando, es en purificar su valor. Cada uno funciona sobre un espectro de valores y lo que queremos hacer es que funcione a su nivel absolutamente óptimo. No queremos alcanzar la detención verdadera de ninguno de ellos porque, de hecho, no podemos. Por el contrario, hay ciertos factores emocionales perturbadores que no ayudan a nuestra actividad mental a realizar su naturaleza funcional innata y que causan problemas y sufrimiento. De esos queremos lograr una detención verdadera.
El no darse cuenta no es indispensable para la actividad mental
Algunos factores mentales perturbadores, tales como el no darse cuenta o ignorancia de cómo existe todo, también ocurre en cada momento de nuestra actividad mental habitual sin comienzo. “No darse cuenta” significa tanto que no conocemos cómo existe todo, como que lo conocemos de una manera incorrecta – es la forma exactamente opuesta a conocer cómo existen realmente las cosas. El no darse cuenta no tiene principio, así como la actividad mental no tiene principio. No es que originalmente fuéramos perfectos y luego comimos la manzana del árbol del conocimiento y nos volvimos ignorantes. No es así. Por supuesto, ese es un tema: ¿qué significa que las cosas no tengan principio? Sin embargo, eso no lo abordaremos hoy aquí. Lo importante aquí es que el no darse cuenta sin principio puede tener un final. Porque, aunque el no darse cuenta acompaña cada momento de nuestra actividad mental habitual, no es parte del funcionamiento innato de la actividad mental y no ayuda a que la actividad mental funcione.
No podemos tener actividad mental sin los diez factores mentales que describimos – los cinco siempre operantes y los cinco determinantes. Ellos describen cómo funciona la actividad mental, cómo trabaja. Sin embargo, podemos seguir teniendo actividad mental sin la ignorancia o no darse cuenta. Ese es el punto. Podríamos deshacernos de ella y seguiría habiendo actividad mental. Pero no podemos deshacernos de la sensación de algún nivel de felicidad y que siga habiendo actividad mental. No podemos deshacernos de la intención y que siga habiendo actividad mental.
Eso es lo que realmente necesitamos entender: qué significa cuando hablamos de las manchas pasajeras de las que podemos deshacernos de nuestra actividad mental y de las cosas que son parte de la naturaleza funcional de cómo opera nuestra actividad mental.
Ahora viene un punto difícil: ¿Cómo podemos deshacernos del no de darse cuenta para siempre? En otras palabras ¿cómo es posible evitar que vuelva a aparecer en nuestra actividad mental? Eso es con lo que realmente necesitamos trabajar. ¿Podemos alcanzar una detención verdadera de este no darse cuenta de manera que nunca vuelva a aparecer? Necesitamos alcanzar esa detención verdadera porque ese no darse cuenta es la causa de todo nuestro sufrimiento; es la causa verdadera.
Un correcto darse cuenta que discrimina sigue siendo actividad mental
Esto es importante porque, si pensamos que nunca podremos deshacernos de nuestro no darse cuenta, nuestra ignorancia, entonces ¿qué estamos tratando de lograr con nuestra práctica espiritual? Podemos deshacernos de eso porque, entre los factores mentales determinantes que están presentes en cada momento de actividad mental, está el darse cuenta que discrimina. Como hemos visto, los factores mentales tienen valores variables, así que el darse cuenta que discrimina puede ser correcto o incorrecto. El darse cuenta que discrimina correcto de cómo existen en realidad las cosas, es el correcto darse cuenta de la vacuidad. Eso es mutuamente excluyente con el darse cuenta que discrimina incorrecto y con el no darse cuenta con el que no sabemos que el darse cuenta que discrimina incorrecto, es incorrecto.
Si simplificamos el lenguaje, o bien no sabemos cómo existen las cosas o sí sabemos; o sabemos cómo existen las cosas de manera incorrecta, o sabemos cómo existen las cosas de manera correcta. Estas alternativas son mutuamente excluyentes una de la otra. Cuando tenemos una no podemos tener la otra. Con nuestro no darse cuenta, creemos que las cosas existen en una manera imposible, en la manera en que nuestro darse cuenta que discrimina incorrecto es decisivo. En otras palabras, no nos damos cuenta de que este darse cuenta que discrimina está equivocado. “Vacuidad” significa que la manera real de existencia que corresponda a esta forma imposible de existencia está totalmente ausente: no existe tal cosa. Así que un darse cuenta que discrimina incorrecto de cómo existen las cosas y un darse cuenta que discrimina de la vacuidad son mutuamente excluyentes ¿verdad? Y, o bien creemos que existe tal cosa como una forma imposible de existencia, o creemos que no existe tal cosa.
Por ser mutuamente excluyentes, el darse cuenta que discrimina correcto puede contrarrestar y desplazar al darse cuenta que discrimina incorrecto y al no darse cuenta, y al hacerlo, aún dejaría a la actividad mental como actividad mental. No desplazaría la naturaleza funcional de la actividad mental de meramente dar surgimiento a un holograma mental, que es lo que el darse cuenta de un objeto cognitivo es. ¿Se comprende? Es un poco sutil.
No podemos deshacernos de sentir un nivel de felicidad mental y seguir manteniendo la actividad mental, porque sentir un nivel de felicidad es esencial para que la actividad mental experimente al holograma al que da surgimiento. En otras palabras, la actividad mental no funcionaría como actividad mental sin ser acompañada y asistida por la sensación de un nivel de felicidad. Sin embargo, podríamos deshacernos del no darse cuenta y mantener la actividad mental. Si reemplazamos el darse cuenta de las cosas de manera incorrecta, con el darse cuenta de las cosas de manera correcta, nuestra actividad mental seguiría siendo actividad mental. Y cuando reemplazamos el darse cuenta que discrimina incorrecto que ayuda a nuestra actividad mental a determinar a su objeto, con un darse cuenta que discrimina correcto, no se detiene el funcionamiento de nuestra actividad mental
Un darse cuenta que discrimina correcto puede eliminar para siempre al no darse cuenta
¿Por qué entonces el darse cuenta que discrimina correcto, esta comprensión correcta, puede triunfar sobre el darse cuenta que discrimina incorrecto y el no darse cuenta? ¿Por qué es más fuerte? Después de todo, el no darse cuenta no tiene principio y está presente en cada momento de nuestra actividad mental habitual, mientras que la comprensión correcta es poco común y difícil de lograr.
A un nivel muy general, podríamos decir que ese darse cuenta que discrimina correcto es corroborado o apoyado, por la lógica, por el razonamiento. En contraste, nuestro darse cuenta que discrimina incorrecto y un no darse cuenta, en otras palabras, nuestras creencias incorrectas sobre cómo existen las cosas, no son lógicas; no están respaldadas por la razón. No podemos confirmarlas o corroborarlas. Recordemos también que nuestro objetivo es deshacernos del sufrimiento. Un entendimiento incorrecto y un darse cuenta incorrecto provocan mayor sufrimiento e infelicidad; el entendimiento correcto y la convicción de que es correcto elimina nuestro sufrimiento. Pero esa es una explicación muy general; necesitamos verlo a mayor profundidad.
Aunque el darse cuenta que discrimina correcto de la vacuidad por sí solo puede funcionar como un oponente para el no darse cuenta de cómo todo existe, porque son mutuamente excluyentes, no puede funcionar en sí mismo como un oponente obliterante del no darse cuenta. Un “oponente obliterante” es aquel que produce a una detención verdadera de aquello a lo que se opone, de modo que nunca vuelve a ocurrir. “Obliterante” significa que lo destruye para que no quede nada.
Este es el problema. Cuando tenemos un darse cuenta que discrimina correcto, no podemos tener simultáneamente un darse cuenta que discrimina incorrecto. Vacilar con indecisión entre el entendimiento incorrecto y el correcto, no conoce ambas alternativas simultáneamente. Así que, cuando tenemos un entendimiento decisivo correcto, funciona como un oponente al entendimiento incorrecto porque, al contar con el apoyo de la lógica y la razón, es más fuerte que el entendimiento incorrecto.
El darse cuenta que discrimina correcto y el entendimiento surgen a través de la cognición inferencial, que se basa en una línea válida de razonamiento. En cuanto al darse cuenta que discrimina y el entendimiento incorrectos, si solo se basan en una línea cualquiera de razonamiento, sería en una línea de razonamiento incorrecta. Pero esto solo es el caso con el no darse cuenta basado en la doctrina – un no darse cuenta basado en nuestro aprendizaje de líneas de razonamiento defectuosas de una tradición no budista y en discriminarlas incorrectamente como correctas. Con el no darse cuenta, no creemos que son incorrectas, o equivocadamente pensamos que son correctas. Pero también está el no darse cuenta que surge automáticamente, que no se basa en una línea de razonamiento. Nadie tuvo que enseñarnos eso. Ahora el análisis se vuelve mucho más complicado, especialmente porque el budismo enseña que tenemos ambos tipos de no darse cuenta – el basado en la doctrina y el de surgimiento automático – sin principio.
Entonces, la verdadera pregunta es: ¿cómo puede un entendimiento correcto basado en un correcto darse cuenta que discrimina, impedir que vuelvan a surgir, tanto el entendimiento incorrecto basado en la doctrina como el de surgimiento automático? Una respuesta muy sencilla sería: si tenemos correcto entendimiento en cada momento de nuestra existencia, entonces no volveríamos a tener entendimiento incorrecto. Sin embargo, esa es una respuesta demasiado superficial, porque deja sin respuesta la pregunta de ¿cómo podemos mantener un entendimiento correcto en cada momento? Después de todo, hasta ahora, hemos tenido un entendimiento incorrecto y un no darse cuenta en cada momento sin principio, y entendimiento correcto solo muy raramente.
¿Qué necesita añadirse a ese entendimiento correcto para que no solo sea un oponente al no darse cuenta, sino un oponente obliterante? Esto es lo que realmente necesitamos analizar y tratar de resolver. Necesitamos trabajar en esto. Es fácil y obvio ver que conocer correctamente y no conocer correctamente son opuestos. Si conocemos algo correctamente, entonces no lo conocemos incorrectamente. Pero ¿cómo podemos llegar al punto en el que nunca más volvamos a conocer incorrectamente?
Necesitaríamos algo además del entendimiento correcto que viene con el darse cuenta que discrimina correcto de la vacuidad. Lo que necesitamos tener es algo que incremente la fuerza de nuestra actividad mental que contiene ese darse cuenta que discrimina correcto, para que se convierta en un oponente obliterante para el no darse cuenta. Hay ciertos factores que necesitan estar presentes que sostienen ese darse cuenta que discrimina para que el correcto entendimiento tenga la fuerza para ser la causa de que el no darse cuenta no vuelva a surgir nunca más. Esto requiere mucha meditación analítica para descubrir: por qué la actividad mental con un darse cuenta que discrimina correcto y todos los otros factores mentales determinantes y los factores mentales siempre operantes, no son lo suficientemente fuertes para como para provocar la verdadera detención del no darse cuenta. ¿Qué más necesitan? Eso es lo siguiente que necesitamos analizar.
Resumen
Pero primero, ¿de qué hemos hablado hasta el momento? ¿Lo pueden recordar? Déjenme darles un minuto para ver qué es lo que pueden recordar.
(pausa)
Hemos hablado de que hay diez factores mentales que siempre son parte de cada momento de nuestra actividad mental. Estos describen cómo funciona. No son cosas de las que podamos deshacernos. Sin embargo, está el no darse cuenta, o ignorancia, que, como estos otros diez factores, no tiene principio, pero a diferencia de ellos, puede tener un final. Esto es así porque puede ser reemplazado por un darse cuenta que discrimina correcto de la vacuidad. Sin embargo, el solo hecho de que pueda ser reemplazado, no significa que el darse cuenta que discrimina, por sí mismo, pueda obliterar al no darse cuenta para que nunca más vuelva a surgir. Necesitamos fortalecer nuestra actividad mental para que tenga más fuerza – más poder – para que nuestra actividad mental con un correcto darse cuenta que discrimina, puede alcanzar la verdadera detención del no darse cuenta, o ignorancia.
Preguntas
Los cinco factores determinantes y los cinco siempre operantes ¿acompañan también a los niveles más sutiles de actividad mental, la luz clara de la mente?
Sí, acompañan a la actividad mental de la luz clara, aún en el caso de un buda que tiene exclusivamente este nivel de luz clara. De otra manera, la actividad mental de luz clara, realmente no podría tomar cognitivamente a objeto alguno.
Todo esto es muy complicado. ¿Es posible progresar en el camino budista si tan solo practicamos? ¿Realmente necesitamos estudiar todo esto, y luego contemplarlo, analizarlo y actualizarlo en nuestro entendimiento? ¿No sería natural el progreso si solo practicáramos e hiciéramos algo?
¿Hacer qué? Como siempre nos dice Su Santidad el Dalái Lama, el solo orar, por sí mismo, no va a resolver nuestros problemas. O el solo hacer rituales o solo recitar mantras – eso tampoco va a resolver todos nuestros problemas. No podemos decir que todo eso sea inútil, pero no vamos a progresar a menos que desarrollemos un entendimiento correcto y decisivo.
Ahora bien, algunas personas pueden haber acumulado un alto nivel de entendimiento de las enseñanzas en vidas pasadas por lo que pueden entenderlas fácil y rápidamente en esta vida. Sin embargo, si no hemos hecho eso, necesitamos desarrollar hoy esa comprensión con esfuerzo.
Este es el punto que abordaremos en nuestra siguiente sesión: ¿qué es lo que necesitamos además de una comprensión correcta? Se torna complejo, porque primero necesitamos analizar: ¿cuáles son los factores que necesitamos para, incluso, desarrollar esa comprensión? Y luego, ¿qué necesita acompañar a dicha comprensión para que sea lo suficientemente fuerte para anular nuestro no darnos cuenta? Esto nos lleva a la discusión sobre la “fuerza positiva”, usualmente traducida como “mérito”, que es un concepto muy difícil de entender. Hablaremos de todo eso a continuación.