Cognición directa y apariencias de una cognición directa

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Cognición directa

Los modos de conocer que toman como sus objetos que aparecen entidades objetivas y entidades metafísicas son, respectivamente, la cognición directa y la cognición conceptual. 

De acuerdo con la explicación Sautrántika, todos los fenómenos válidamente conocibles son entidades objetivas (rang-mtshan) o entidades metafísicas (spyi-mtshan). Los primeros son impermanentes: surgen habiendo sido afectados por causas y circunstancias y tienen la capacidad de producir un efecto. Los segundos son todos permanentes: no se ven afectados por causas y condiciones y carecen de la capacidad de producir un efecto. Tanto las entidades objetivas como las metafísicas tienen existencia establecida desde su propio lado (rang-ngos-nas grub-pa) y, por lo tanto, existencia autoestablecida (rang-bzhin-gyis grub-pa).

Las entidades objetivas tienen una existencia sustancialmente establecida (rdzas-su grub-pa). Al tener la capacidad de desempeñar una función, son fenómenos externos (phyi-don) y sirven como fuentes natales (rdzas) de las cogniciones de ellos. Tienen una existencia verdaderamente establecida (bden-par grub-pa) y, por lo tanto, son los fenómenos verdaderos más profundos (don-dam bden-pa). Por otro lado, las entidades metafísicas carecen de existencia sustancialmente establecida y no pueden desempeñar ninguna función. Al carecer de una existencia verdaderamente establecida, su existencia se establece meramente como fenómenos etiquetados mentalmente por conceptos y designados por palabras. Por lo tanto, solo pueden conocerse conceptualmente y son fenómenos verdaderos superficiales (kun-rdzob bden-pa).

Dado que la existencia de las entidades objetivas no es establecida meramente por conceptos y palabras, pueden conocerse fuera del contexto de la cognición conceptual de las mismas. Por lo tanto, pueden conocerse válidamente de manera no conceptual por cognición directa. En tal cognición, el objeto que aparece (snang-yul) es siempre una entidad objetiva. Como objeto que aparece, un aspecto de la entidad objetiva, a saber, un derivado mental (gzugs-brnyan) de ella, surge en la cognición, algo así como un holograma mental. Surge solo sobre la base de la experiencia personal, ya que la fuente natal de la cognición debe ser la entidad objetiva que existe externamente antes de la cognición de la misma.

Debido a que la fuente de una cognición directa, distinta de la cognición directa por darse cuenta reflexivo, debe ser externa a la cognición, no puedes describir a alguien simplemente con palabras la diferencia entre la dulzura del azúcar y la del chocolate. La persona solo puede saberlo probando personalmente los dos. Lo mismo ocurre con el amor de un padre por su hijo y lo que es tener tendencias suicidas o los talentos latentes de un genio. Todas estas son entidades objetivas válidamente conocibles que deben ser experimentadas personalmente para conocerlas válidamente como el objeto que aparece de tu cognición directa.

Las entidades metafísicas, al ser permanentes, solo pueden ser válidamente conocidas en la cognición conceptual (rtog-pa, rtog-bcas kyi shes-pa). Si algo es el objeto que aparece de una cognición conceptual, se incluye que es una entidad metafísica, es decir, una categoría, por ejemplo, una categoría de objeto (don-spyi) como la categoría “la sensación física de dar a luz”. Como objeto que aparece de una cognición conceptual, la categoría es un derivado mental de todas las instancias de las sensaciones físicas experimentadas por cualquier mujer durante el parto. Es a través de esta categoría que puedes pensar en esa sensación física, que representarías mediante un holograma mental de tal sensación. En la terminología occidental, a la combinación de la categoría y el holograma mental probablemente se le llamaría una “idea”, una idea de cómo es la sensación física de dar a luz.

No es necesario que estés experimentando actualmente esa sensación física con la conciencia corporal para pensar en ella conceptualmente. Ni siquiera necesitas haber experimentado personalmente esa sensación para imaginar conceptualmente cómo es. Eso es porque la categoría permanente no es una fuente natal externamente existente de la cognición conceptual. Aunque el holograma mental impermanente que representa la categoría puede cambiar en intensidad y claridad de un momento a otro, y puede ser reemplazado por una representación más precisa basada en la experiencia personal, la categoría misma, como entidad metafísica, permanece estática, no afectada por causas y condiciones.

Aunque es incluyente que, si algo es el objeto que aparece de una cognición conceptual, es una entidad metafísica, no es incluyente que, si algo es una entidad metafísica, es el objeto que aparece de una cognición conceptual, por ejemplo, un espacio y la falta de identidad burda o sutil de una persona. El espacio es una ausencia de algo tangible que obstruya la existencia de algo en tres dimensiones y, como tal, es un fenómeno de imputación permanente sobre la base de algún objeto físico. La falta de identidad de una persona es la ausencia de un yo estático, sin partes, independientemente existente, o la ausencia de un yo autosuficientemente conocible y, como tal, es un fenómeno de imputación permanente sobre la base de un continuo individual de cinco factores agregados. Al ser permanentes, tanto el espacio como los dos niveles de falta de identidad son entidades metafísicas, pero ninguno es el objeto que aparece de la cognición conceptual de ellos. Ambos son válidamente conocibles solamente con la aprehensión implícita del darse cuenta reflexivo que acompaña a la cognición directa en la que su base para la imputación es el objeto que aparece o la cognición conceptual en la que una categoría de objeto de su base para la imputación es el objeto que aparece.

Además, la cognición directa se define como un darse cuenta que no es engañoso y está separado de los conceptos. Cuando se divide, hay cuatro tipos: (1) cognición directa sensorial, (2) cognición directa mental, (3) cognición directa reflexiva y (4) cognición (directa) yóguica. 

Como estas cuatro son no engañosas, es importante primero conocer las causas del engaño (‘khrul-rgyu) del que están libres.

Las cuatro causas para que (una cognición directa sea) engañosa son su (1) dependencia, (2) objeto, (3) situación y (4) condición inmediatamente precedente. 

[1] Una cognición puede ser engañosa a través de depender (rten) en un órgano defectuoso. Si eres bizco verás dos lunas. [2] Si el objeto (yul) de tu cognición se mueve muy rápido, como una antorcha que se mueve en círculos en la oscuridad, puedes ser engañado y ver un anillo de fuego. [3] Si observas desde un tren en movimiento, es posible que veas árboles que se acercan y retroceden rápidamente debido a su situación (gnas). [4] Si inmediatamente antes de mirar algo tu mente está violentamente perturbada por el enojo, entonces, debido a esta condición inmediatamente precedente (de-ma-thag rkyen), puedes ver figuras rojas o, con paranoia, figuras amenazantes cuando no hay nadie allí. Las cogniciones directas no se ven afectadas por ninguna de esas causas de engaño.

La cognición directa que surge (únicamente) de uno de los sensores cognitivos físicos como su condición dominante (exclusiva) es la cognición directa sensorial.

Las palabras "único" y "exclusivo" deben agregarse a la definición, ya que la cognición directa por darse cuenta reflexivo puede surgir de un sensor cognitivo físico o mental como su condición dominante (bdag-rkyen).

Hay cinco (tipos), desde la cognición directa sensorial que toma una forma visible (como su objeto) hasta la cognición directa sensorial que toma una sensación física.

Por lo tanto, hay cogniciones sensoriales directas de imágenes, sonidos, olores, sabores y sensaciones físicas.

Cada una de estas tiene también las tres (variedades de) cogniciones: válida, subsecuente y no determinante.

Cuando ves una vasija de barro sin engaños y sin conceptualizar sobre ella, el primer momento es tu cognición válida directa de ella. A partir del segundo instante, tienes cognición visual subsecuente, mientras que el último momento es no determinante. Ver esta vasija de barro mientras se escucha música atentamente es también un ejemplo de una cognición visual no determinante.

La cognición directa que surge (solo) de un sensor mental como su (exclusiva) condición dominante es la cognición directa mental. Hay cinco (tipos) tales como la cognición directa mental que toma una forma visible (como su objeto) y así sucesivamente.

Cuando recuerdas, imaginas o sueñas con algo visible, un sonido, un olor, un sabor o una sensación física, el objeto que aparece de tu cognición es una categoría de dicho objeto, representado por un holograma mental de estos objetos de los sentidos, que es lo que realmente aparece. En estos casos, conoces una entidad metafísica por una cognición conceptual. No es cognición directa mental.

Sin embargo, con la cognición directa mental te das cuenta de una entidad objetiva, uno de estos cinco tipos reales de objetos de los sentidos, a través del sensor cognitivo de tu mente, sin ninguna cognición conceptual de ellos. Tienes tal cognición directa mental de una vasija de barro, por ejemplo, inmediatamente después de tu cognición visual de ella y justo antes de conceptualizar sobre ella. Su continuidad dura solo un tiempo muy corto.

La cognición directa por darse cuenta reflexivo es aquella que (solo) da surgimiento a un aspecto cognitivo de los tomadores de cognición (de los objetos en una cognición), de forma no engañosa y separada de los conceptos.

Los tomadores cognitivos (‘dzin-pa) de una cognición se refieren a la conciencia primaria y los factores mentales congruentes que toman cognitivamente los objetos de una cognición. Estos son los objetos de cognición directa por darse cuenta reflexivo. Aquello que da surgimiento a un aspecto cognitivo de estos tomadores cognitivos (‘dzin-rnam) es el darse cuenta reflexivo.

Ambas también se explican, como arriba, como teniendo tres (variedades) cada una – cognición válida, etc.

Tanto la cognición directa mental como la cognición directa por darse cuenta reflexivo tienen fases válidas, subsecuentes y no determinantes.

Con respecto a ellas, en cuanto a la cognición directa yóguica, es la cognición directa en el continuo mental de un arya que ha surgido de la fuerza de haber meditado con la concentración absorta de un par unido de shámata y vipáshyana como su condición dominante.

Como se explicó anteriormente, la cognición directa yóguica tiene solo momentos válidos iniciales y subsecuentes. Nunca es no determinante. Ocurre solo durante la parte de absorción total (mnyam-bzhag) de la sesión de meditación de un arya cuando el arya está totalmente absorto de manera no conceptual con un par unido de shámata y vipáshyana, completamente enfocado en la impermanencia sutil o en la falta de identidad burda o sutil de las personas.

Cuando se divide desde el punto de vista de su base, hay tres (tipos: el de) (1) (aryas) shrávaka, (2) (aryas) pratyekabuda y (3) aryas Mahayana.

Tanto los shrávakas (oyentes) como los pratyekabudas (auto-realizadores) trabajan para su propia liberación personal del renacimiento incontrolablemente recurrente (samsara). Los primeros confían en escuchar las enseñanzas de un maestro durante toda su formación, mientras que los segundos no lo hacen durante las etapas finales. Los bodisatvas, por otro lado, trabajan para lograr la iluminación total de la budeidad para poder ayudar a liberar a todos los demás. Según la explicación Sautrántika, cuando cualquiera de estos tres alcanza la cognición directa yóguica de la falta de identidad de las personas, se convierte en un arya, ya sea shrávaka, pratyekabuda o bodisatva, que es la clase Mahayana según su motivación y estilo de práctica.

Desde el punto de vista de sus naturalezas esenciales, cada una de ellas también tiene tres (subdivisiones: cognición directa yóguica) con (1) una mente que es el camino del ver, (2) una mente que es el camino de la familiarización, y (3) una mente que es el camino que no necesita más entrenamiento.

Los shrávakas, pratyekabudas y bodisatvas progresan cada uno hacia sus objetivos a través de un camino quíntuple mediante el cual desarrollan, progresivamente, cinco caminos mentales que conducen a sus respectivos objetivos. Estas mentes que son el camino se centran en los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles, la impermanencia sutil y la falta de identidad burda y sutil de las personas que los experimentan. Además, la impermanencia sutil y la falta de identidad burda y sutil de las personas son aspectos de la primera verdad noble, el sufrimiento verdadero.

Cuando han desarrollado como su motivación una determinación no elaborada de estar libres (renuncia) de los verdaderos sufrimientos y sus causas, es decir, una renuncia que surge sin tener que construirse a través de una línea de razonamiento, los shrávakas, pratyekabudas y bodisatvas desarrollan su primera mente que es el camino. Todos tienen la misma motivación y cada uno de los tres sigue prácticas similares con cada una de sus cinco mentes que son el camino, y desarrolla el mismo darse cuenta que discrimina (shes-rab, sabiduría). El Sautrántika no afirma que los bodisatvas tengan el anhelo de la bodichita de alcanzar la iluminación para poder beneficiar mejor a todos los seres limitados.

Con la primera mente que es el camino, una mente que es el camino de la construcción (tshogs-lam, camino de acumulación), se desarrollan hasta el logro de un par unido de shámata y vipáshyana. Una vez que han alcanzado tal par unido conceptual, entonces con la segunda mente que es el camino, una mente que es el camino de aplicación (sbyor-lam, camino de preparación), aplican el par unido conceptual para alcanzar un estado no conceptual del mismo. Cuando logran eso, han alcanzado la tercera mente que es el camino, una mente que es el camino del ver (mthong-lam, camino del ver), con la cual “ven” de manera no conceptual los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles. Con esto, se convierten en aryas de sus respectivas clases y, con cognición directa yóguica, logran una detención verdadera de las emociones perturbadoras basadas en la doctrina (nyon-mongs kun-btags), emociones perturbadoras basadas en la creencia de que tú y todos los demás existen como identidades estáticas, sin partes, que existen de forma independiente (atman), lo cual han aprendido de un sistema de principios indio no budista.

Con la cuarta mente que es el camino, una mente que es el camino de la familiarización (sgom-lam, camino de la meditación), se acostumbran a esta cognición directa yóguica para lograr una verdadera detención, en etapas, de las emociones perturbadoras que surgen automáticamente (nyon-rmongs lhan-skyes). Con el logro de la verdadera detención de estas también, cada uno alcanza la quinta mente que es el camino, una mente que es el camino que no necesita más entrenamiento (mi-slob lam, camino de no más aprendizaje). Debido a las cantidades muy diferentes de fuerza positiva (bsod-nams, mérito) que cada uno ha construido, los shrávakas y los pratyekabudas alcanzan, con esta quinta mente que es el camino, la liberación como arhats, mientras que los bodisatvas alcanzan la iluminación como un buda. Esta es la forma en que se explican estas cinco mentes que son el camino en el sistema Sautrántika.

Desde el punto de vista de sus objetos, hay dos: (1) aquella que conoce tanto como puede ser válidamente conocido, y (2) (aquella que conoce) cómo existen los fenómenos.

Cuando se enfoca en los cinco agregados, la cognición directa yóguica puede aprehender explícitamente tanto los agregados como su impermanencia sutil. Al hacerlo, conoce todo lo que puede conocerse válidamente (ji-snyed-pa), aunque estrictamente hablando, los cinco agregados incluyen solo fenómenos no estáticos. Alternativamente, cuando se enfoca en los agregados, la cognición directa yóguica puede aprehender explícitamente los agregados, mientras que la cognición directa por darse cuenta reflexivo en una cognición conceptual que la acompaña, aprehende implícitamente la falta de identidad burda o sutil de las personas, cómo existen los fenómenos (ji-lta-ba).

Apariencias de una cognición directa

En cuanto a las apariencias de una cognición directa, que son lo contrario (de la cognición directa),

Una apariencia de una cognición directa (mngon-sum ltar-snang), mutuamente incluyente con una cognición engañosa (‘khrul-shes), se define como un darse cuenta que está engañado con respecto a su objeto que aparece. Considera que el objeto que aparece es el objeto real. La cognición distorsionada, por otro lado, es engañosa con respecto a lo que realmente existe, no meramente con algo que surge en la cognición.

Tanto las cogniciones engañosas como las distorsionadas pueden ser conceptuales o no conceptuales. En una cognición conceptual, el objeto que aparece es una entidad metafísica, a saber, una categoría como "vasijas de barro". Su objeto conceptualmente implicado (zhen-yul) es un holograma mental de una vasija de barro genérica que representa a los miembros de la categoría “vasijas de barro”. El objeto conceptualmente implicado es una entidad objetiva que solo puede ser conocida por la conciencia mental y es el objeto involucrado de la cognición conceptual. Las cogniciones conceptuales son engañosas en la medida en que mezclan y confunden una categoría, que en este caso incluye a todas las vasijas de barro, con este holograma mental conceptualmente implicado de una vasija de barro genérica, como si todas las vasijas de barro se parecieran a esta. Si el objeto conceptualmente implicado de una cognición conceptual no corresponde con la realidad, entonces no solo es engañoso, sino también distorsionado. Un ejemplo es aquel en el que el objeto que aparece es la categoría “cuernos de conejo”, mezclada y confundida con un holograma mental que representa un conjunto de cuernos de conejo, aunque no existen los cuernos de conejo.

Aunque todas las cogniciones conceptuales son engañosas, no todas están distorsionadas. De hecho, algunas de ellas, como las cogniciones inferenciales, son cogniciones válidas en la medida en que son un darse cuenta nuevo y no engañoso de su objeto involucrado. Por ejemplo, la cognición inferencial de “la vasija de barro está rota”, basada en la línea de razonamiento “la vasija está rota porque tiene una fuga”, aprehende de forma nueva y correcta su objeto involucrado, el holograma mental conceptualmente implicado de una vasija de barro rota genérica. Es válida y, en este sentido, no engañosa. Pero debido a que confunde la categoría “vasijas de barro que se rompen porque tienen una fuga” con una representación mental de una vasija de barro rota específica, como si todas las vasijas de barro rotas se vieran así, es engañosa.

En una cognición no conceptual, por ejemplo, la cognición directa sensorial válida que aprehende explícitamente una vasija de barro, tanto el objeto que aparece como el objeto involucrado son la vasija de barro en sí misma, una entidad objetiva existente externamente. Aquí no hay objeto conceptualmente implicado, ya que solo las cogniciones conceptuales tienen objetos implicados. Cuando una persona miope mira esta vasija de barro, ve un objeto borroso con una apariencia no conceptual de una cognición directa. Al confiar en un órgano sensorial defectuoso, su cognición es engañosa porque confunde su objeto aparente, una vasija de barro borrosa, con lo que en realidad está allí, una vasija de barro objetiva. También está distorsionada porque no existe tal cosa como una vasija de barro borrosa real. Es no conceptual porque no mezcla la vasija de barro borrosa que aparece ante ella con la categoría “vasijas de barro borrosas”.

Hay siete tipos de apariencias de una cognición directa, seis conceptuales y una no conceptual.

dice (en Compendio de mentes que conocen válidamente de Dignaga): “Se denominan (1) aquellas que son (totalmente) engañosas, (2) aquellas que conocen algo como superficial, (3) aquellas en la cognición inferencial y aquellas de (4) algo derivado de una cognición inferencial, (5) algo recordado y (6) algo esperado. También se tiene (7) la apariencia de una cognición directa que está borrosa”. Las primeras seis son apariencias conceptuales de cogniciones directas, mientras que la última, conocer algo borroso, es una apariencia no conceptual de una cognición directa. Para que el significado sea entendido (para cada una), uno debe referirse a dichos (textos) como Una filigrana de líneas de razonamiento, (Un tratado explicativo del “Comentario al [‘Compendio] de mentes que conocen válidamente [de Dignaga’]” de Dharmakirti)

De acuerdo con el Compendio de mentes que conocen válidamente de Dignaga (Tshad-ma kun-btus, sct. Pramanasamuccaya):

[1] La cognición conceptual que es (totalmente) engañosa (‘khrul) también está distorsionada. Es la apariencia conceptual de la cognición directa de cualquier cosa que no concuerde con los hechos, como la idea errónea de que el sonido es permanente. También se incluyen en esta clase los sueños y fantasías de la gente común, que confunden la ficción con la realidad.

[2] La cognición conceptual de conocer algo como superficial (kun-rdzob shes-pa) no está distorsionada. Es una aprehensión correcta de algo que está hecho de partículas o de un conjunto de momentos, como una vasija de barro o un estado mental. Es engañoso porque mezcla tal entidad objetiva con la categoría metafísica de que es un fenómeno superficial. Aquí, "superficial" se entiende en el sentido en que lo usa el sistema Vaibáshika y no en el sentido del significado Sautrántika de un fenómeno verdadero superficial. Una vasija de barro o un estado mental es superficial en el sentido Vaibáshika de que la vasija de barro pierde su identidad convencional cuando se divide en sus partículas componentes y el estado mental pierde su identidad convencional cuando se divide en sus momentos componentes. Tales cogniciones conceptuales, sin embargo, no están distorsionadas porque sus objetos conceptualmente implicados correspondan a la realidad.

[3] Todas las cogniciones inferenciales (rjes-dpag) son cogniciones conceptuales en las que conoces algo oscuro (lkog-gyur), que no es fácilmente obvio, al confiar en una línea de razonamiento válida. Son engañosas porque confunden su objeto que aparece, una categoría, con un holograma mental de un miembro representativo de esa categoría, su objeto conceptualmente implicado. Por ejemplo, puedes saber válidamente que el sonido es impermanente apoyándote en la razón: porque es un fenómeno afectado (‘dus-byas-kyi chos), como una vasija de barro y no como el espacio. Llegas correctamente a esta conclusión porque se cumplen los tres factores de aplicabilidad al tema, inclusión e inclusión negativa. (a) Ser un fenómeno afectado es una propiedad del sonido, (b) si algo es un fenómeno afectado, se incluye que es impermanente, por ejemplo, una vasija de barro, y (c) si algo es permanente, se incluye que no es un fenómeno afectado, por ejemplo, un espacio. Tu cognición conceptual inferencial, entonces, tiene como objetos que aparecen las categorías "sonidos" y "fenómenos afectados" para el primer factor, "fenómenos afectados", "fenómenos impermanentes" y "vasijas de barro" para el segundo factor, y "fenómenos no afectados", "fenómenos permanentes" y "espacio" para el tercero. El primer conjunto de categorías está representado por un holograma mental de un sonido como un fenómeno afectado, el segundo por uno de una vasija de barro que representa tanto un fenómeno afectado como un fenómeno impermanente, y el tercero por uno de un espacio que representa tanto un fenómeno no afectado como un fenómeno permanente. Si bien esta cognición conceptual es válida, es engañosa porque mezcla estas categorías con los objetos conceptualmente implicados, que son sus objetos involucrados, representaciones mentales de un miembro genérico de las categorías.

Un buda no necesitaría apoyarse en tal cognición conceptual de una cognición inferencial para conocer la impermanencia del sonido. Al tener una cognición auditiva directa que aprehende explícitamente un sonido, un buda también aprehendería explícitamente su impermanencia sin ningún uso de la lógica.

Otro ejemplo de este tercer tipo de cognición conceptual es conocer un efecto y decir que conoces su causa, como sentir el calor de los rayos del sol y saber por cognición inferencial que el sol calienta. También se incluye dar el nombre de un efecto a su causa, como llamar a un buda El Compasivo. En este caso, estás mezclando el efecto de ser un buda, que uno es compasivo, con su causa, que uno es un buda. Otro ejemplo es pensar en el sonido como algo producido, que también mezcla un efecto con su causa.

[4] Las cogniciones conceptuales de algo derivadas de una cognición inferencial (rjes-su dpag-las byung) son tus cogniciones de las conclusiones derivadas del proceso anterior de cognición inferencial. Un ejemplo es tu cognición conceptual de que el sonido es impermanente, obtenida después de inferir esto a partir de los tres factores.

[5] Una cognición conceptual de algo recordado (dran-pa) de algo mezcla la categoría del evento u objeto con una representación mental del evento u objeto original.

(6) Una cognición conceptual de algo esperado (mngon-‘dod) se trata de algo que aún no ha sucedido y que esperamos que suceda o no suceda, o de lo que podría haber sido si las cosas fueran diferentes. Confunde la categoría de un plan o una idea con un holograma mental que representa lo que esperas que suceda. Por lo tanto, los seis tipos de cognición conceptual son engañosos ya que mezclan y confunden su objeto que aparece con su objeto conceptualmente implicado.

[7] Una apariencia no conceptual de una cognición directa de algo borroso (rab-rib-can) también es engañosa porque lo que aparece ante ella no es así en realidad.

Una apariencia no conceptual de una cognición directa, un conocer en el que hay una apariencia clara de algo no existente que aparece claramente, y la cognición distorsionada no conceptual son mutuamente incluyentes.

En un conocer en el que hay una apariencia de algo no existente (med-pa gsal-snang-can-gyi blo), un elemento real no existente, como un cuerno de conejo o un yo estático, sin partes, con existencia independiente, no aparece, ya que no existe. El objeto que aparece en tal cognición es solo una apariencia inventada de cómo imaginas que sería tal cosa.

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