Cogniciones no determinante, subsecuente, distorsionada e indecisa

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Cognición no determinante

Un conocer (algo) que es una cognición no determinante es uno cuyo objeto involucrado es una entidad objetiva que aparece claramente, pero sin decisión. Cuando se divide, hay tres: (1) cognición directa sensorial (no determinante), (2) cognición directa mental (no determinante) y (3) cognición directa (no determinante) por darse cuenta reflexivo.

En general, hay cuatro clases de cognición directa (mngon-sum): sensorial, mental, la del darse cuenta reflexivo y yóguica. Con estas, se pueden conocer entidades objetivas como los objetos involucrados (‘jug-yul). En el sistema Sautrántika, las entidades objetivas (rang-mtshan) son aquellos fenómenos cuya existencia se establece no por ser meramente algo imputado por la cognición conceptual. Incluyen a todos los fenómenos impermanentes.

Cuando, a través de un órgano sensorial no defectuoso, uno de tus cinco tipos de conciencia sensorial aprehende un objeto de forma nueva y correcta, sin mezclarlo con ninguna conceptualización, esto es cognición directa sensorial (dbang-mngon). Un ejemplo es el primer momento en que tu conciencia visual percibe correctamente la forma de una vasija de barro. Después de tener tal cognición directa sensorial y antes de que tu mente comience a conceptualizar sobre ella, tu conciencia mental primero también debe tomar la forma de esta vasija de barro correctamente. Esta es la cognición directa mental (yid-mngon) de una forma. Dura muy poco tiempo. Tu darse cuenta inicial de tales cogniciones válidas, que te permite recordarlas más tarde, es la cognición directa del darse cuenta reflexivo (rang-rig mngon-sum). Cuando has tenido estas cogniciones directas, pero no estás seguro de ellas o tu atención está desasosegada, se denominan cogniciones no determinantes (snang-la ma-nges-pa).

En cuanto a la cognición directa yóguica en este sentido, dado que todo lo que aparece (ante ella) es decisivamente (conocido), no existe tal cosa como la cognición directa yóguica no determinante.

Cada momento en el continuo de cada ser limitado individual consta de cinco factores agregados de la experiencia. Cada uno de estos factores cambia continuamente de un momento a otro. Este cambio de momento a momento se conoce como impermanencia sutil (mi-rtag-pa phra-mo, no estatismo sutil).

En cuanto a estos cinco agregados, todos los objetos de cognición que son formas de fenómenos físicos, incluyendo el cuerpo de la persona y sus sensores cognitivos físicos, constituyen su agregado de la forma (gzugs-kyi phung-po). Su agregado de la conciencia (rnam-shes-kyi phung-po) son sus seis tipos de conciencia primaria, mientras que su agregado de la distinción (‘du-shes-kyi phung-po) y el agregado de sentir un nivel de felicidad (tshor-ba’i phung-po) son sus factores mentales que desempeñan estas dos funciones. Todos sus otros factores mentales, así como sus tendencias, hábitos constantes, su “yo” o sí mismo convencional y todos los demás fenómenos impermanentes que no son ni formas de fenómenos físicos ni formas de darse cuenta de algo, se agrupan en las otras variables que afectan (‘du-byed-kyi phung-po). Por lo tanto, este quinto agregado incluye todo lo demás que integra sus cogniciones que es impermanente y no se encuentra en sus otros cuatro agregados.

La persona (gang-zag) –el sí mismo, el “yo” convencional– es un fenómeno de imputación sobre la base de un continuo individual de tales factores agregados. Un fenómeno de imputación (btags-pa) es aquel que no puede existir independientemente de una base para la imputación (gdags-gzhi) y no puede ser conocido independientemente de esa base. Como tal, la persona es la base sobre la cual se puede designar la palabra “yo” o cualquier nombre para referirse a él o ella.

Las personas están desprovistas de existir (1) como un alma estática, sin partes (bdag, sct. atman) que, cuando se libera, puede existir independientemente de esos cinco agregados y (2) como un alma autosuficientemente conocible (btags-yod), una que puede ser conocida independientemente por sí misma, sin que alguna parte de su base para la imputación también aparezca y sea conocida simultáneamente. Que la vacuidad (vacío) o la ausencia total del “yo” convencional se establezca como existente como cualquiera de estos dos tipos de almas se conoce, respectivamente, como la falta de identidad burda de una persona (gang-zag-gi bdag-med rags-pa, falta de identidad burda de una persona) y la falta de identidad sutil de una persona (gang-zag-gi bdag-med phra-mo, falta de identidad sutil de una persona).

Cualquiera que tenga una aprehensión no conceptual de cualquiera de estos dos niveles de identidad de las personas es llamado “arya” (‘phags-pa, un ser noble, un ser altamente realizado). Esa aprehensión no conceptual es con un par unido (‘zung-brel) o “yoga” (rnal-‘byor, un yugo) de un estado mental tranquilo y estable de shámata (zhi-gnas) y un estado mental excepcionalmente perceptivo de vipáshyana (lhag-mthong). El primero es un estado estimulante del cuerpo y la mente con concentración absorta (ting-nge-‘dzin, sct. samadhi) en un objeto, libre de toda volatilidad mental y sopor mental. El segundo agrega un nivel más de estimulación, al ser capaz de detectar y discernir todos los detalles de su objeto.

La aprehensión no conceptual de la impermanencia sutil o la falta de identidad, ya sea burda o sutil, de las personas, cuando tal aprehensión ocurre durante la absorción total (mnyam-bzhag) en tales objetos y es con un par unido de shámata y vipáshyana, se conoce como cognición directa yóguica (rnal-‘byor mngon-sum). Solo los aryas tienen tal cognición. Nunca es no determinante. De acuerdo con las afirmaciones Sautrántika, durante tal cognición en la falta de identidad burda o sutil de las personas, por ejemplo, la cognición directa yóguica aprehende explícitamente los cinco agregados y la persona, mientras que una cognición conceptual acompañante que también aprehende explícitamente los cinco agregados y la persona tiene cognición directa por darse cuenta reflexivo que aprehende implícitamente la falta de identidad de la persona.

Además, hay cinco tipos de cognición sensorial directa de este tipo (no determinante), tales como los cinco de un ser ordinario, desde la cognición directa sensorial que toma (como su objeto involucrado) una forma visible, hasta la cognición directa sensorial que toma una sensación física, cuando la mente (de la persona) se desvía en otra dirección,

Un ser ordinario (so-so’i skye-bo) es cualquiera que aún no ha alcanzado el estado de un arya. Cuando, como un ser ordinario, estás escuchando música atentamente, tienes cognición directa auditiva de su sonido. En ese momento, tus cogniciones sensoriales de la imagen que está en la pared de enfrente, el olor o sabor de tu cigarrillo y la sensación física del reloj en tu muñeca no son determinantes. Aunque cada uno de estos objetos sensoriales aparece claramente ante tu conciencia visual, olfativa, etc., no puedes estar seguro de que estén allí. No les prestas atención porque tu atención está desasosegada, está desviada hacia otra parte.

o el momento final de los cinco tipos de cognición directa sensorial en el continuo mental de un ser ordinario.

Cuando, por ejemplo, como un ser ordinario con sentidos no defectuosos, ve correctamente una vasija de barro, tu cognición visual libre de cualquier conceptualización puede durar varios momentos. El primer instante, cuando tu conocimiento es nuevo, es tu cognición visual directa de la vasija de barro, y esto es un conocimiento válido de ella. Inmediatamente después, aunque aún puedas aprehender la vasija de barro correctamente, tu conocimiento de ella ya no es nuevo y, por lo tanto, tu cognición subsecuente no es válida. Sin embargo, durante el último instante del continuo de esta cognición sensorial particular, ni siquiera aprehendes correctamente la vasija de barro. Tu atención está a punto de cambiar a otro objeto y, como una vela a punto de apagarse, tu claridad se vuelve muy tenue. Aunque la vasija de barro todavía aparece ante tu conciencia visual, no le estás prestando plena atención. Este momento final es un ejemplo de cognición visual no determinante.

Como ser ordinario, el diminuto momento de cognición directa mental y todos los (diminutos momentos de) las reflexivas, son cogniciones no determinantes. En cuanto al (tipo de) cognición directa mental indicada aquí, cuando se trata de un arya, se dice en Filigrana de líneas de razonamiento (del primer Dalái Lama) que es una cognición válida.

A diferencia de los budas, los aryas inferiores tienen cognición directa yóguica solo durante la fase de absorción total de su meditación en la falta de identidad de las personas, y esto nunca es no determinante. Durante la fase no conceptual del logro subsecuente (rjes-thob, “post-meditación”) de tal meditación, cuando tales aryas se enfocan en los agregados y la persona como si fueran una ilusión, aprehenden explícitamente a los agregados y a la persona con cognición directa mental y, de nuevo, aprehenden implícitamente la falta de identidad de la persona con la cognición directa del darse cuenta reflexivo en una cognición conceptual acompañante que aprehende explícitamente a los agregados y a la persona. Durante este período, de acuerdo con Una filigrana de líneas de razonamiento, (Un tratado explicativo del “Comentario al [‘Compendio] de mentes que conocen válidamente [de Dignaga’]” de Dharmakirti) [Tshad-ma’i bstan-bcos rigs-pa’i rgyan) del Primer Dalái Lama (rGyal-ba dGe-‘dun grub), incluso el más mínimo momento de su cognición directa mental y de su darse cuenta reflexivo nunca es no determinante.

Este no es el caso de los seres ordinarios. El más mínimo momento de cognición directa mental que sigue un flujo de continuidad de su cognición directa sensorial es demasiado rápido como para estar atentos. Asimismo, aunque su cognición directa del darse cuenta reflexivo pueda estar atento, esta atención requiere varios momentos para establecerse. Por lo tanto, sus momentos más pequeños por sí mismos son no determinantes.

En cuanto a este tipo de cognición directa (no determinante) por darse cuenta reflexivo, hay muchos ejemplos, tal como el darse cuenta reflexivo que experimenta cogniciones inferenciales válidas en el continuo mental de un chárvaka o un jainista, (aquellos que experimentan) cogniciones distorsionadas, etc. También están, por ejemplo, (todas las cogniciones directas del) darse cuenta reflexivo en los continuos mentales de los Vaibáshika de nuestra propia tradición, así como el momento final de cualquier continuo del darse cuenta reflexivo de un ser ordinario.

De acuerdo con los sistemas de principios chárvaka (rgyang-‘phen-pa) y jainista (gcer-bu-pa), no se puede conocer nada válidamente por cognición inferencial. Sin embargo, cuando los seguidores de estas dos escuelas no budistas ven humo en una montaña, saben que hay fuego. Aunque esa cognición inferencial válida aparece claramente en su continuo mental, y aunque su darse cuenta reflexivo realmente experimenta esta cognición inferencial, no son plenamente conscientes de ello. Esto se debe a que su mente está absorta con su creencia de que su cognición inferencial no es una forma válida de conocer nada. Por lo tanto, la cognición por su darse cuenta reflexivo de su cognición inferencial es no determinante.

Del mismo modo, cuando tienes una cognición distorsionada, como la de una montaña nevada azul, y un holograma mental de una aparece claramente ante tu conciencia visual –aunque de hecho no existe tal cosa– tu darse cuenta reflexivo de esta cognición también es no determinante. Excepto por la de un arya, el darse cuenta reflexivo de un ser ordinario meramente experimenta o se da cuenta de un estado mental o cognición. No entiende de qué es esta cognición o si es correcta o no. Así, con tu darse cuenta reflexivo, meramente experimentas una cognición distorsionada sin saber que es incorrecta. Sin embargo, debido a que tu mente está absorta pensando que lo que ve es realmente así, no eres plenamente consciente de tu cognición distorsionada. Por lo tanto, la cognición de esta cognición distorsionada por parte de tu darse cuenta reflexivo es no determinante.

Cuando el Buda enseñó el sistema de principios Vaibáshika (bye-brag smra-ba), no explicó que los seres limitados tienen una facultad mental de darse cuenta reflexivo. Aunque los adherentes a este sistema experimentan sus estados mentales y cogniciones a través de tal facultad, no son plenamente conscientes de ello. Esto se debe a que su mente está absorta en su concepto erróneo de que no tienen tal facultad. Por lo tanto, todas esas cogniciones por el darse cuenta reflexivo en sus continuos mentales también son no determinantes.

Cognición subsecuente

La cognición subsecuente se define como un darse cuenta no válido que aprehende lo que ya ha sido aprehendido. Cuando se divide, hay tres (tipos): las cogniciones subsecuentes que surgen en un continuo de (1) una cognición directa o (2) una cognición inferencial, y (3) las cogniciones subsecuentes que no son ninguna de esas dos.

Tanto los fenómenos impermanentes como los permanentes pueden ser conocidos válidamente. De acuerdo con los principios Sautrántika, los fenómenos impermanentes pueden ser válidamente conocidos y aprehendidos explícita o implícitamente, ya sea de manera no conceptual con cognición directa o conceptualmente con cognición inferencial. Los fenómenos permanentes pueden ser aprehendidos implícitamente por el darse cuenta reflexivo que tiene cognición directa de una cognición conceptual.

Aunque los fenómenos impermanentes cambian de un momento a otro con la impermanencia sutil, sin embargo, de acuerdo con la rama de los Aspectos Verdaderos del Sautrántika, tal como lo acepta la tradición Gelug, los objetos completos de sentido común todavía existen objetivamente desde su propia instancia individual. Un objeto de sentido común es aquel que se extiende sobre todas sus partes y sobre toda su información sensorial –lo visible, sonido, olfato, sabor y sensación física– y durante un cierto período. Por lo tanto, una vez que has aprehendido una vasija de barro correctamente, puedes hacerlo de nuevo ya que, aunque la vasija de barro impermanente ha cambiado de un momento a otro, aún existe objetivamente una vasija de barro como un objeto externo que puede verse repetidamente de forma correcta.

Tu cognición de esta vasija de barro puede durar varios momentos y, por lo tanto, se puede decir que tiene una continuidad ininterrumpida. Inicialmente, lo ves con cognición directa sensorial. Como un darse cuenta nuevo, no engañoso de ella, aprehendiendo explícitamente la vasija de barro correcta y decididamente, esta es una forma válida de conocerla. A medida que esta vasija de barro cambia de un momento a otro, también lo hace tu cognición de ella. Puedes seguir aprehendiéndola correctamente, pero normalmente solo es válida la primera vez que lo haces. Esto se debe a que solo esta cognición inicial es un darse cuenta nuevo.

Durante la continuidad ininterrumpida de tu darte cuenta de esta vasija de barro, cada momento subsecuente de cognición depende del momento inmediatamente precedente del mismo objeto como la condición inmediata para que dé surgimiento a una apariencia de este objeto y una aprehensión de él. El momento inicial en tal secuencia, sin embargo, no tiene tal dependencia. Da surgimiento a una apariencia de este objeto y lo aprehende por su propio poder y, por lo tanto, solo él es verdaderamente válido según la explicación Sautrántika.

Cada momento en la cognición de un buda, sin embargo, es nuevo y válido, sin depender nunca del inmediatamente precedente para tener el poder de aprehender su objeto. Pero para todos los demás seres, incluidos los aryas, cada continuo de una aprehensión que tiene un momento inicial nuevo continúa aprehendiendo su objeto involucrado, pero a través de una forma objetivamente no nueva y, por lo tanto, no válida de conocerlo. Tales momentos se conocen como cogniciones subsecuentes (bcad-shes).

Además, en cuanto al primero, hay muchos (tipos), como las cogniciones subsecuentes de las cogniciones directas sensoriales, mentales, reflexivas y yóguicas. Ejemplos de cada uno progresivamente son las segundas fases de (1) los cinco tipos de cognición directa sensorial, (2) darse cuenta avanzado que conoce la mente de alguien más, (3) darse cuenta reflexivo que tiene una continuidad y (4) cognición directa yóguica que aún necesita más entrenamiento. La segunda fase de una cognición directa puede incluirse como una cognición subsecuente que no es (específicamente) ninguna de esas cuatro.
En cuanto al segundo (tipo), sería como la segunda fase de una cognición inferencial válida. En cuanto a la tercera, sería como una cognición decisiva inducida por una cognición directa o cognición inferencial específica (previa) y, por ejemplo, la segunda fase de una cognición válida. 

En esta tercera categoría están todas las cogniciones de recordar algo que has conocido válidamente antes, ya sea a través de la cognición directa o la cognición inferencial, incluido su primer momento.

En resumen, pueden condensarse en dos: (1) cognición subsecuente conceptual y (2) cognición subsecuente no conceptual.

La cognición directa y la cognición inferencial son no conceptuales y conceptuales, respectivamente. Por lo tanto, la cognición subsecuente de la primera es igualmente no conceptual, mientras que la de la segunda es conceptual.

Cognición distorsionada

La cognición distorsionada se define como un modo de conocer que toma su propio objeto de manera contraria.

De las cinco formas no válidas de conocer las cosas, la cognición no determinante y la cognición subsecuente no son necesariamente perjudiciales para tu progreso espiritual. La primera puede conducir a una cognición correcta y válida y la segunda puede seguirla. Por ejemplo, el último momento de tu comprensión conceptual de la falta de identidad de una persona antes de que tengas una cognición directa yóguica de ella no es determinante, pero conduce directamente a este estado mental beneficioso. Tu cognición yóguica subsecuente de la falta de identidad, aunque no válida porque no es nueva, te lleva a una familiaridad plena con esta verdadera forma en que existen las personas. Al desarrollar tal familiaridad con esta aprehensión correcta en la meditación, serás capaz, cuando te conviertas en un buda, de tener una cognición válida directa en todo momento.

Sin embargo, la cognición distorsionada es extremadamente perjudicial para tu desarrollo. Sin embargo, puede tener una última instancia. Si se aplican los oponentes apropiados, todas esas cogniciones pueden ser destruidas. Los verdaderos practicantes sienten que las emociones perturbadoras y las distorsiones son mucho más fáciles de superar que los enemigos externos. Esto se debe a que se dan cuenta de que no se necesitan bombas ni armas sofisticadas para erradicarlos. Al desarrollar los oponentes apropiados en sus continuos mentales, pueden estar libres de todos esos obstáculos a su liberación e iluminación.

Cuando se divide, hay dos (tipos): (1) cognición distorsionada conceptual y (2) cognición distorsionada no conceptual. La definición de la primera es una conciencia conceptualmente implicada que es engañosa en términos de su propio objeto conceptualmente implicado. La definición de una cognición distorsionada no conceptual es un darse cuenta que tiene una apariencia clara (de un objeto) que es engañosa en términos de su propia manera de tomarlo cognitivamente. El primero es como los dos tipos de aferramiento a un “alma” imposible, es decir, de fenómenos y personas, mientras que el segundo es, por ejemplo, como la cognición sensorial ante la que una montaña nevada parece ser azul.

Todos los tipos de cognición conceptual –también conocidos como darse cuenta conceptualmente implicado (zhen-rig)– son engañosos (’khrul-ba) en el sentido de que una categoría estática, por ejemplo, la categoría de objeto (don-spyi) “Tíbet” se confunde con un holograma mental (rnam-pa) de algún aspecto del Tíbet para representar al Tíbet en algún pensamiento al respecto. El objeto que aparece ante tal cognición es una categoría estática. Un objeto que aparece (snang-yul) es el objeto directo que surge en una cognición como si estuviera directamente frente a la conciencia y es un derivado mental (gzugs-brnyan) de un objeto cognitivo. El holograma mental que representa la categoría se conoce como el objeto conceptualmente implicado (zhen-yul), literalmente, un objeto que se “aferra” a una “base a la que está aferrado” (zhen-gzhi, una base sobre la que se conceptualiza). En el caso de una cognición conceptual no distorsionada, como una del Tíbet, por ejemplo, la categoría "Tíbet" es el objeto que aparece ante tu conciencia, mientras que el holograma mental que representa algún aspecto del Tíbet es su objeto conceptualmente implicado. Aunque el holograma mental que usas para representar al Tíbet cuando piensas en él no es lo mismo que el país en sí, sin embargo, el Tíbet, como la "base a la que está aferrado", es algo válidamente conocible.

Sin embargo, en una cognición conceptual distorsionada, como la de una identidad permanente y estática de ti mismo como persona, la categoría de objeto "yo permanente" es el objeto que aparece ante tu conciencia, representado por un holograma mental de lo que imaginas que es un yo permanente. El holograma mental es el objeto conceptualmente implicado. Pero, dado que no existe tal cosa como un yo real permanente con una identidad permanente, esta cognición conceptual es engañada con respecto a lo que conceptualiza. Como tal base a la que se aferra no existe, cualquier cognición conceptual en la que uno piense en términos de esta categoría, "yo permanente", está distorsionada.

Cuando ves una montaña de nieve blanca como azul, como a través de una neblina a gran distancia o cuando usas anteojos polarizados, o cuando ves dos lunas al hacer bizcos, los hologramas mentales de tales objetos aparecen claramente ante tu conciencia visual. No se mezclan con ninguna categoría. Pero tu cognición no conceptual de ellos está distorsionada. Lo que aparece ante tu conciencia visual como si fueran objetos externos reales, en realidad, no existe en absoluto. Tu forma de tomar cognitivamente (‘dzin-stangs) el objeto es engañosa y, por lo tanto, tu cognición está distorsionada.

De Eliminar la oscuridad mental: (Una filigrana para los siete volúmenes sobre) cognición válida [de Dharmakirti]: “La cognición conceptual distorsionada, la cognición distorsionada conceptual y la interpolación son mutuamente incluyentes. También se puede decir que un titubeo indeciso no inclinado hacia los hechos es una cognición distorsionada conceptual.

La interpolación (sgro-‘dogs) es la proyección sobre un objeto de algo que no está allí o de un modo de existencia que no es el caso.

Titubeo indeciso

El titubeo indeciso es un factor mental que vacila entre dos conclusiones con respecto a su objeto. Hay tres (tipos): Titubeo indeciso que está (1) inclinado hacia el hecho, (2) no inclinado hacia el hecho, y (3) uniformemente equilibrado (entre los dos). Estos, a su vez, serían (por ejemplo) modos de conocer que (1) se preguntan: “¿Podría el sonido ser impermanente?” (2) se preguntan igualmente: “¿Podría ser permanente?” y (3) se preguntan: “¿Podría el sonido ser permanente o impermanente?”. 
Con respecto al titubeo indeciso, (algunos) afirman que es incluyente con ser una emoción perturbadora raíz. También hay quienes los diferencian en dos: siendo o no siendo un factor perturbador.

Es esta última tradición la que comúnmente se sigue. Así, un titubeo indeciso inclinado hacia una conclusión correcta no se considera una emoción perturbadora, mientras que aquellos que se inclinan hacia una conclusión incorrecta o que está equilibrada se toman como perturbadoras. Una emoción o actitud perturbadora (nyon-mongs, sct. klesha) se define como un factor mental que, cuando surge, hace que uno pierda la paz mental y el autocontrol. Las seis emociones perturbadoras raíz son el deseo anhelante, el enojo, la arrogancia (orgullo), el no darse cuenta (ignorancia), el titubeo indeciso perturbador y las perspectivas engañosas.

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