Hay una larga historia de la tradición tibetano-mongola del budismo, principalmente de la tradición Gelug, entre los pueblos mongol y turco de Rusia. La primera ola fue con los mongoles oirates que emigraron de Turquestán Oriental a Kalmukia en la región del Mar Caspio, a principios del siglo XVII. Su ruta pasaba por Altái, y muchos de los pobladores turcos de esta región adoptaron el budismo de los oirates. A finales del siglo XVIII, muchos oirates regresaron a Turquestán Oriental. Los calmucos actuales son los descendientes de los que se quedaron. Sin embargo, el desarrollo más amplio del budismo en el Imperio Ruso fue entre los mongoles buriatos de Transbaikalia, Siberia, a inicios del siglo XVIII. A finales del siglo XVIII, el budismo llegó al pueblo túrquico de Tuvá desde Mongolia, ya que tanto Tuvá como Mongolia en ese momento estaban bajo el control de la Dinastía manchú Qing de China.