Meditación en la mente y en los 4 aspectos de las detenciones verdaderas

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La mente es no estática

Pasemos al emplazamiento cercano de la recordación o pegamento mental que ahora se sostiene o se enfoca en la mente, es decir, específicamente la conciencia primaria: los cinco tipos de conciencia sensorial (conciencia visual, auditiva, olfativa, gustativa y corporal) y conciencia mental. La forma en que consideramos la mente es entendiendo en general que es no estática, cambia de un momento a otro. Eso se refiere al hecho de que somos conscientes de las cosas momento a momento. En lo que se enfocan nuestros diversos tipos de conciencias primarias está cambiando, ya sea visual, auditivo, olfativo, gustativo, sentir una sensación física o la conciencia mental al pensar, soñar, imaginar, etc. El objeto cambia de un momento a otro, por lo que la conciencia también cambia de un momento a otro. Cuando escuchamos en las enseñanzas Kagyu y Nyingma que la mente es permanente, están usando esa palabra “permanente” para significar eterna, sin principio ni final, y que la naturaleza de la mente nunca cambia y no se ve afectada por nada. No contradicen el hecho de que la mente tiene un objeto diferente en cada momento. Es solo ver dos significados diferentes de las palabras “permanente” e “impermanente”.         

La conciencia cambia de un momento a otro y los factores mentales que acompañan a cada momento cambian de un momento a otro. La conciencia primaria se da cuenta simplemente de la naturaleza esencial de su objeto, como algo visible, un sonido, un olor, un sabor, una sensación física o un objeto mental. Los factores mentales ayudan a la conciencia, como la atención, la concentración o la intención, o colorean la cognición con una emoción positiva o negativa. Hay tantos factores mentales. Hay cincuenta y uno que se enumeran en la presentación del abhidharma de Asanga. Hay más que eso; cincuenta y uno son solo los más destacados.                     

¿Qué es la mente?

¿De qué hablamos realmente cuando hablamos de mente? Este es el punto importante. Para responder a esto, necesitamos observar la naturaleza convencional de la mente. Cuando hablamos de mente, no hablamos de una cosa o una herramienta que el “yo” usa, como usar mi mente para descubrir algo. Hablamos de actividad mental. Es una actividad mental subjetiva e individual que se produce, por supuesto, sobre una base física. En nuestro caso como humanos, se basa en un cerebro y un sistema nervioso y todo eso, pero no hablamos de su base física. Tampoco hablamos de la energía eléctrica o química involucrada ni nada por el estilo, hablamos de la actividad en sí.    

¿Qué es esa actividad? Es una actividad subjetiva. No es la actividad de una máquina, se experimenta individualmente. Esa actividad mental se describe con tres palabras que generalmente se traducen como “mera”, que significa solamente, “claridad” y “darse cuenta”. Pero, de nuevo, no pensemos en claridad como una cosa y darse cuenta como otra cosa. Tenemos que revisar las definiciones.    

“Claridad” significa dar surgimiento a algún aspecto mental. Me gusta describir ese aspecto mental como un holograma mental. Es el surgimiento de un holograma mental. Desde un punto de vista occidental, eso tiene sentido. Si vemos algo, los fotones llegan a la retina y eso se traduce en impulsos eléctricos y químicos a través del sistema neural y, de alguna manera, hay un holograma mental y eso es lo que se ve.      

“Darse cuenta”, el segundo aspecto, significa cierto involucramiento cognitivo. El surgimiento de un holograma mental es, de hecho, lo que es ver. No son dos funciones separadas. No es que primero surja un holograma mental y luego lo veamos. Si primero surgiera un holograma mental antes de que nos diéramos cuenta de él, ¿cómo lo notaríamos para verlo? El surgimiento del holograma y el ver son lo mismo. Lo mismo ocurre con oír, oler, saborear, sentir una sensación física y pensar. No es que surja un pensamiento y luego lo pensemos. El surgimiento del pensamiento es pensar el pensamiento.        

La palabra “mera” significa que solamente está sucediendo eso y que no hay un “yo” separado que lo haga suceder, lo controle, esté fuera de control o lo observe. Además, “mera” excluye que la mente sea una máquina que el “yo” está utilizando para producir un holograma mental con un involucramiento cognitivo. Y ciertamente no es que el holograma esté dentro de una caja en nuestra cabeza y de pronto salga. La mente es solo actividad mental. Continúa de momento a momento a momento con diferentes objetos. Por ejemplo, hay un holograma mental de la pared, la columna, el cojín, el piso, la alfombra, esta persona y esa persona. Vemos este cuerpo o ese cuerpo.              

Esa actividad mental es lo que está sucediendo en cada momento y este es el punto principal aquí. Independientemente del objeto -el contenido del holograma mental-, la actividad mental es la misma. Además, por favor recuerden que los hologramas mentales no son solo hologramas mentales de imágenes visuales. Pueden ser hologramas mentales de un sonido, de música que suena en nuestra cabeza, o una voz que suena en nuestra cabeza, o un olor, o un sabor, o una sensación física, o un pensamiento abstracto. Estos también son hologramas mentales. Muchos de nuestros pensamientos están con palabras o imágenes, pero a veces también son abstractos, como pensar que uno más uno es dos.       

La mente como puerta de entrada para entender las detenciones verdaderas

Si entendemos que, a pesar de que el contenido está cambiando de un momento a otro -que es la comprensión general de la mente en términos del emplazamiento cercano de la recordación-, con lo que realmente estamos lidiando es con esa naturaleza convencional. No está manchada, para usar la jerga técnica; no está manchada por el contenido, independientemente de los factores mentales negativos que puedan acompañarla. La naturaleza convencional no cambia. Depende, por supuesto, de cómo se entienda esta palabra “no cambiar”. No degenera ni nada por el estilo. Momento a momento la mente cambia, porque el objeto está cambiando, pero la naturaleza de la mente misma no cambia, siempre es la misma. Solo es un surgimiento y un involucramiento, que son la misma actividad desde dos puntos de vista, y no hay un “yo” separado.          

Esto es en lo que uno se enfoca en la meditación mahamudra. Está en esa naturaleza convencional y luego en la naturaleza más profunda, la ausencia de la mente de existir de maneras imposibles, en otras palabras, su vacuidad o vacío. No solo no hay un “yo” imposible experimentándolo, sino que la actividad mental en sí misma está desprovista de existir de una manera imposible. Esta es la meditación mahamudra.       

El emplazamiento cercano de la recordación en la mente, en esta naturaleza convencional de la actividad mental, es la puerta de entrada para comprender las detenciones verdaderas y cómo las detenciones verdaderas son posibles. Las llamadas “manchas” son superficiales, en el sentido de que las emociones negativas perturbadoras no solo están cambiando todo el tiempo sino, lo que es más importante, no afectan ni “contaminan” la naturaleza de la conciencia que acompañan. Por tanto, es posible tener una detención verdadera de todas estas manchas superficiales.         

Nunca puede darse el caso de que la actividad mental no esté haciendo nada. La actividad mental siempre tiene contenido, pero en lugar de ese contenido incontrolablemente recurrente que proviene del no darse cuenta y la ignorancia y todo eso, puede haber una pura apariencia de las cosas. Esto sería sin la apariencia de formas imposibles de existencia y sin factores mentales perturbadores. Aún tendríamos actividad mental, con objetos, sensaciones, concentración, compasión, etc., pero de formas no manchadas. Habría una detención verdadera para siempre de la ignorancia, las emociones perturbadoras y el comportamiento kármico compulsivo.                 

Meditación para reconocer y enfocarse en la actividad mental

La mente, tal como la define el budismo, es bastante difícil de identificar, porque tendemos a enfocarnos solo en el contenido de nuestras cogniciones, en lugar de en la actividad real que se está llevando a cabo. Pero para aplicar el emplazamiento cercano de la recordación en la mente, en la conciencia, necesitamos ser capaces de identificar y enfocarnos en la mente misma. Necesitamos enfocarnos solo en la actividad mental en sí, en la actividad mental que está sucediendo, en lugar de enfocarnos en el contenido de lo que está sucediendo. Entonces, antes de continuar, ¿por qué no tratamos de identificar la actividad mental y nos mantenemos enfocados en eso con comprensión? El entendimiento es que su naturaleza siempre permanece igual, aunque el contenido cambia de un momento a otro. En otras palabras, ocurre lo mismo con contenido diferente de un momento a otro. Veamos si podemos reconocerlo, porque si no podemos reconocer de lo que hablamos, entonces tratar de reconocer sus características adicionales no tiene mucho sentido. Entonces, intentemos eso por un minuto o dos.                   

Así, mientras estamos sentados aquí, por favor mantengamos los ojos abiertos para poder ver; esa es actividad mental. También estamos escuchando, parece haber un zumbido en el fondo de alguna máquina. También está la sensación física del asiento debajo de nosotros y de nuestra ropa. Hay muchas cosas diferentes que están ocurriendo en términos de actividad mental.  

Por supuesto, ayuda no solo mirar fijamente algo, porque entonces lo que está surgiendo tiende a permanecer igual. Si movemos la cabeza, vemos cosas diferentes y notamos que, sin importar lo que veamos, aunque el contenido visual no es estático, la actividad mental sigue siendo la misma.  

Es lo mismo cuando pensamos en cualquier cosa, el pensamiento verbal, especialmente cuando es extrínseco o lo que podemos llamar “pensamiento basura”. Tratemos de no quedar atrapados en la trama; lo único que está sucediendo es actividad mental.   

Mientras hacemos esto, para la mayoría de nosotros imagino que es difícil mantener en silencio a la voz en nuestra cabeza. Así, mentalmente estamos diciendo algo, ya sea relacionado o no con la meditación. Tratemos de notar y entender que no es un “yo” separado el que está hablando. Es meramente el surgimiento del holograma mental de un sonido mental que representa una voz y el involucramiento cognitivo con él. Se siente como si hubiera un “yo” separado hablando, pero no existe tal cosa.     

Cuando imaginamos que hay un “yo” que tiene sus propias características definitorias, y que existe por separado y aparece por separado de este contenido, y no se ve realmente afectado por lo que está sucediendo, cuando proyectamos eso sobre el “yo” convencional, creemos que corresponde a la realidad. Lo experimentamos como si hubiera un “yo” separado que estuviera observando, pero eso no corresponde con la realidad. Eso es lo que tenemos que entender y no solo entender, sino refutar. No existe tal cosa como este “yo” separado; es imposible. Esta es la comprensión de la vacuidad. No existe el objeto de referencia: un pequeño “yo” que exista de forma independiente y que en realidad esté sentado en mi cabeza, para usar una analogía simple, como una caricatura, observando lo que sucede en la pantalla. Está totalmente ausente, porque nunca existió tal cosa. Sin embargo, soy yo, no alguien más, ni nadie, quien está meditando. Ese es el “yo” convencional, una imputación sobre todos los componentes -los cinco agregados- que conforman cada momento de nuestra experiencia.             

Detenciones verdaderas

Por eso el análisis es muy importante. Si estamos familiarizados con la teoría de la cognición en el budismo, cómo funciona la mente, cómo funcionan los factores mentales, cómo funciona la cognición conceptual y todo eso, entonces podemos realmente deconstruir nuestra experiencia confusa y ver dónde está el problema. Si podemos entender dónde radica la falla en nuestra comprensión de lo que está sucediendo, entonces podemos corregirlo. Si no podemos hacer el análisis, entonces no podemos hacer la deconstrucción. Así, lo único que podemos hacer es aplicar un método temporal para suprimir temporalmente nuestras emociones perturbadoras o ignorarlas. Ninguna de estas estrategias provoca una verdadera detención de las mismas de tal forma que nunca vuelvan a repetirse.        

Este es el punto central de la discusión de las detenciones verdaderas. Solo cuando deconstruimos todo y entendemos lo que está sucediendo, vemos cuál es el problema. Entonces entendemos que la naturaleza de la mente, la convencional y también la más profunda, no está manchada. Es pura por naturaleza, y debido a no está manchada, aunque tenemos todo el contenido de lo que está sucediendo mezclado con no darse cuenta, confusión y producido por el no darse cuenta y la confusión y todo eso, sin embargo, eso es meramente el contenido. El contenido no forma parte de la naturaleza de la mente.        

Eso significa que, en términos de la naturaleza convencional de la mente, podemos tener una verdadera detención, una ausencia total, como una imputación sobre ella. Cuando tenemos algo presente y luego está ausente, podemos ver que ya no está allí. Podemos ver una ausencia, pero como esa cosa que estaba presente podría regresar, la ausencia es solo temporal, por lo que es una ausencia no estática. Pero, ¿qué pasa con la ausencia de algo que nunca estuvo allí? La ausencia de algo que nunca existió es algo que nunca cambia. Es una imputación estática, una ausencia eterna, sin principio ni final. Nunca estuvo allí y nunca fue parte de la naturaleza convencional.       

Una detención verdadera es una detención eterna que se produce mediante el poder de las fuerzas oponentes obliterantes o eliminadoras. Una fuerza oponente puede suprimir algo temporalmente. Un ejemplo es enfocarse en el amor para oponerse al enojo hacia algo o alguien, pero eso no borra el enojo. No se deshace de ella por completo, para siempre, simplemente se deshace de ella temporalmente. Pero queremos aplicar un oponente obliterante para deshacernos de los verdaderos orígenes del sufrimiento para siempre. Si podemos hacer eso, lograremos una verdadera detención de las causas verdaderas. Pero dado que la naturaleza de la mente nunca estuvo manchada por las causas verdaderas, entonces la ausencia que es la verdadera detención se reduce a esa misma naturaleza no manchada. Lo que necesitamos entender, entonces, es que la naturaleza de la mente es una base apropiada para la imputación de una detención verdadera por una fuerza obliterante.                     

¿De qué nos estamos deshaciendo? Nos deshacemos de estas manchas pasajeras porque no son una parte intrínseca de la naturaleza convencional de la mente. Nos hemos liberado, por ejemplo, del enojo y el no darse cuenta, o de lo que estábamos hablando específicamente en términos de lo que activa el karma que arroja, la actitud sedienta y las actitudes perturbadoras obtentoras. Nos estamos deshaciendo de ellas eliminándolas para que nunca vuelvan a ocurrir. La naturaleza de la mente es una base apropiada para eso porque no son parte de su naturaleza. Puede liberarse de ellas para siempre, porque nunca fueron parte intrínseca de ella; nunca estuvieron allí por naturaleza.       

Si lo pensamos, el no darse cuenta -no saber cómo existe el “yo”, o saberlo de forma inversa- puede ocurrir en cada momento de actividad mental. Por lo tanto, hay tendencias de ese no darse cuenta como imputaciones sobre el continuo mental, las cuales tampoco tienen comienzo. Sin embargo, necesitamos entender que este no darse cuenta y sus tendencias no son parte de la naturaleza intrínseca de la mente, la naturaleza convencional de la mente, aunque están ahí en todo momento sin principio. Nuestro no darnos cuenta no ha sido creado por un creador todopoderoso, no es que una vez estuvimos en el paraíso y luego lo perdimos, o una vez lo supimos y luego lo olvidamos; no es nada de eso.                

¿Por qué el no darse cuenta, la comprensión incorrecta, es algo que se puede eliminar para siempre? Es porque hay otro factor mental llamado “darse cuenta que discrimina correcto” que puede surgir en el continuo mental y que es mutuamente excluyente y opuesto al no darse cuenta. El hecho de que los dos sean opuestos y mutuamente excluyentes significa que no podemos saber y no saber de forma simultánea cómo existe el yo. No podemos saber de forma correcta y saber de forma incorrecta simultáneamente. Mutuamente excluyente significa que no podemos tener algo que sea ambos. O lo sabemos correctamente o no. Son exactamente opuestos entre sí, ¿cierto? No pueden ocurrir simultáneamente.         

Entonces, puede haber un estado en el que no hay no darse cuenta y se tiene un darse cuenta que discrimina correcto, es decir, cuando se tiene una cognición no conceptual de la vacuidad. Recuerden la definición de darse cuenta que discrimina. Basado en distinguir un cierto rasgo característico de algo -que es esto y no eso- el darse cuenta que discrimina agrega certeza absoluta a eso sin vacilaciones y sin dudas. Cuando estamos absolutamente seguros de que definitivamente es esto y no aquello, entonces eso es darse cuenta que discrimina. Dado que el no darse cuenta puede ser reemplazado por su opuesto mutuamente excluyente, el darse cuenta que discrimina correcto, el no darse cuenta no es parte de la naturaleza convencional de la actividad mental.               

El darse cuenta que discrimina puede ser con cognición conceptual, donde ponemos lo que conocemos en la caja mental de una categoría, o puede ser no conceptual, sin ponerlo en una caja de esto y no de aquello. La caja de esto y la caja de no esto son mutuamente excluyentes, como cuando eres Theo y no eres Theo. Esos son mutuamente excluyentes. También puedes decir que eres Theo y no Alfredo. En cualquier caso, podría tener la caja, la categoría de Theo, en la que pienso en ti a lo largo de toda tu vida y, sin importar lo que hagas, te coloco en esa caja y no en la caja de no Theo o no Alfredo. O podría reconocer de forma no conceptual simplemente el hecho de que eres Theo y no Alfredo.       

Solo para aclarar, en la percepción sensorial se distingue no conceptualmente algo como esto y no aquello, y eso puede ser con la certeza del darse cuenta que discrimina. Pero un microsegundo después, ponemos lo que percibimos en una caja, pero eso no es necesario. No es parte de la naturaleza intrínseca de la mente ser conceptual y tener categorías. Si lo fuera, nunca podríamos tener actividad mental sin categorías, pero sí la tenemos. El primer microsegundo de la visión no tiene categorías, al igual que la cognición no conceptual de la vacuidad.          

Las manchas pasajeras pueden eliminarse para siempre de la actividad mental

Entonces, hay una forma de conocer que es mutuamente excluyente con la confusión o con el no darse cuenta y que puede reemplazar al no darse cuenta, porque hay momentos en los que ese darse cuenta que discrimina está presente y el no darse cuenta no está presente. Un ejemplo es la absorción total no conceptual en la ausencia total de un “yo” imposible, y debido a que puede haber momentos de tal cognición, eso demuestra que el no darse cuenta no es una parte intrínseca de la actividad mental.               

Pero, en términos de la naturaleza convencional misma -este surgimiento simultáneo e involucramiento mental- ¿hay algo que sea mutuamente excluyente, exactamente opuesto de aquello que podría ocurrir y seguir siendo actividad cognitiva? No lo hay. Lo que es mutuamente excluyente es el no surgimiento y la no actividad cognitiva. Pero si no hay surgimiento ni actividad cognitiva, entonces no es actividad mental; mientras que, si no hay surgimiento de un “yo” imposible y una creencia en eso, aún hay actividad mental. Por lo tanto, la actividad mental en sí misma no está manchada por ese no darse cuenta o esa ignorancia.       

Lo mismo es cierto en términos del “yo” convencional - aunque la actividad mental aún ocurre a pesar de que existe una ausencia de un “yo” imposible como una imputación sobre ella como su base, la actividad mental no podría ocurrir si no hubiera un “yo” convencional como una imputación sobre ella como su base. La actividad mental tiene que ser la actividad mental de alguien, no puede ser la actividad mental de nadie. Por eso, la actividad mental no está manchada por el “yo” convencional, y debido a que el “yo” imposible nunca existió, no se puede decir que la actividad mental alguna vez estuvo manchada por un “yo” imposible, ni siquiera fugazmente. Pero el no darse cuenta, la creencia de que el “yo” imposible corresponde a la realidad, es algo que ha estado manchando la mente, pero es pasajero y puede ser eliminado. Se puede eliminar para siempre de tal forma que nunca recurra y, al hacerlo, aún deja a la actividad mental intacta y funcionando.                         

Cognición no conceptual de la vacuidad y el logro de las detenciones verdaderas

Como hemos visto, la cognición conceptual se realiza a través de una categoría. Tal cognición siempre da la apariencia de que todo lo que se piensa a través de la caja, como pensar en “yo” o “tú”, realmente pertenece a esa caja y que las cosas pertenecen a cajas desde su propio lado, la cual es una forma imposible de existir. Las cajas y categorías mentales son meras construcciones mentales. Enfocarse en la ausencia de un “yo” imposible conceptualmente aún tiene la apariencia de un “yo” imposible que está haciendo la meditación y poniendo esa ausencia en una caja mental. Entonces, tal meditación no traerá el logro de una detención verdadera. Solo la cognición no conceptual de la vacuidad, en la que no hay apariencia de un “yo” imposible, puede traer el logro de una detención verdadera. Cuando te enfocas en la vacuidad de manera no conceptual, no estás poniendo esa ausencia en la caja de la vacuidad.               

Entonces la siguiente pregunta es, ¿cómo se vuelve no conceptual la cognición de la vacuidad? Se vuelve no conceptual porque la meditación tiene detrás el poder de un incontable eón de fuerza positiva y darse cuenta profundo, las dos llamadas “colecciones de mérito y sabiduría”. Estas se construyen porque estamos absolutamente motivados para lograr una detención verdadera, no es solo que queramos ayudar a los demás. Queremos lograr una verdadera detención -la determinación de ser libre- y queremos que todos los demás alcancen una detención verdadera de todo esto; eso es compasión.                 

Entonces, hemos acumulado una cantidad tan increíble de fuerza positiva dedicada a la liberación y la iluminación que el darse cuenta profundo, entramado con esa fuerza positiva, puede borrar para siempre el no darse cuenta o, al menos, una parte de ese no darse cuenta - primero la parte basada en la doctrina y luego, en etapas, diferentes grados de la parte que surge automáticamente. Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo se puede tener una detención verdadera de una cierta parte de la ignorancia, pero no una detención verdadera de toda?               

Cómo se alcanzan las detenciones verdaderas por etapas y no todas a la vez

Cuando se tiene una absorción total no conceptual en la vacuidad, esa ausencia total de un “yo” imposible aparece de forma manifiesta y es explícitamente conocida. Aparece una ausencia, que parece nada, pero sabemos que no es nada. La ausencia de una manzana en la mesa y la ausencia de un plátano en la mesa se ven exactamente iguales. ¿Qué vemos cuando vemos que no hay una manzana sobre la mesa? No vemos nada en la mesa. Pero sabemos que esto es la ausencia de una manzana y no la ausencia de un plátano o la ausencia de un elefante. Entonces, aunque nada aparece, sabemos de qué es una ausencia, de lo contrario es una meditación inútil y en blanco. Cuando estamos totalmente enfocados en esa ausencia de un “yo” imposible, la base de la imputación - el continuo de la actividad mental o conciencia, con su naturaleza convencional, para hacerlo simple - y la apariencia de esa base no surgen. Lo único que está surgiendo es esta ausencia, que aparece como una nada.            

Luego viene la fase de logro subsecuente de esa meditación no conceptual sobre la vacuidad, que generalmente se traduce como “posmeditación”, pero eso no significa que ya no se esté meditando. El término se puede usar de manera vaga para los momentos entre sesiones en los que no se está meditando formalmente, pero hay otra palabra para eso. Aún se está en meditación no conceptual sobre la vacuidad y esa comprensión subsecuente solo ocurre inmediatamente después de esa absorción total en la vacuidad. Es cuando ya no se está totalmente absorto en la vacuidad misma, pero ahora aparece explícitamente la base sobre la cual la vacuidad es un fenómeno imputado. Ahora estamos enfocados no conceptualmente en la actividad mental en términos de su naturaleza convencional. Parece como si hubiera un “yo” imposible separado de este objeto de meditación que está meditando en él - primero un compuesto de un “yo” imposible burdo y sutil y después solo la apariencia de un “yo” sutil imposible. Implícitamente, sin embargo, nos damos cuenta de la vacuidad de ese “yo” – primero, que la forma burda de existencia imposible como un “yo” estático, sin partes, con existencia independiente, no corresponde a la realidad, y luego que la forma sutil imposible como un “yo” conocible de forma separada de una mente y un cuerpo tampoco corresponde. “Implícito” significa que esta ausencia en realidad no aparece. En realidad, no “vemos” una ausencia en el “ojo” de nuestra mente, pero la conocemos implícita y no conceptualmente.                

La pregunta realmente es si esa fase de logro subsecuente dura solo mientras aún se está en meditación no conceptual sobre la vacuidad, o continúa incluso cuando no se está meditando. En otras palabras, ¿mantenemos la cognición implícita de la vacuidad todo el tiempo, una vez que hemos conocido no conceptualmente la ausencia total de un “yo” imposible? La verdadera detención de una parte del no darse cuenta, una parte de la verdadera causa del sufrimiento, está presente todo el tiempo. Esa parte del no darse cuenta nunca ha manchado la naturaleza convencional de la actividad mental, solo la oscureció como una mancha pasajera. Pero, ¿qué pasa con el darse cuenta que discrimina? ¿Es como la bodichita no elaborada que, como dijo Shantideva, está ahí todo el tiempo, ya sea que estemos meditando o no? ¿El factor determinante de su presencia todo el tiempo es simplemente tener una reserva lo suficientemente fuerte de los dos entramados: fuerza positiva y conciencia profunda? ¿Lograr una verdadera detención de las partes del no darse cuenta que surgen automáticamente depende solo de la construcción del segundo y tercer incontables eones de fuerza positiva? Estas son preguntas que debemos explorar en la meditación analítica.  

Debilitar el impulso que hay detrás de la mente de dar surgimiento a una apariencia que representa al “yo” imposible

Por eso esa fuerza positiva es tan esencial. La mente que comprende que esta apariencia de un “yo” imposible, a la que la mente da surgimiento automáticamente, es una absoluta basura: esa comprensión y convicción deben ser realmente fuertes y estar dirigidas con la intención de lograr que esa ignorancia y esa creación de apariencias falsas no vuelva a repetirse jamás. Tenemos que estar absolutamente convencidos de que la falsa apariencia no corresponde con la realidad: hay una ausencia total, una vacuidad de una cosa referente que respalde a esa apariencia. Y esa comprensión tiene que tener una enorme cantidad de fuerza positiva detrás y tener como objetivo deshacerse del malentendido para que no vuelva a ocurrir. Al menos implícitamente, tenemos que seguir entendiéndolo. Cuanto más nos enfoquemos en total absorción en que no existe tal cosa y aparezca explícitamente como una ausencia total de una cosa referente real para ello, más romperemos la continuidad. Se romperá la fuerza detrás de la creación de apariencias y las creencias falsas.   

Creo que este es el punto. El no darse cuenta tiene un impulso detrás que se ha ido construyendo desde el tiempo sin principio. Un momento trae el momento siguiente y el momento siguiente y el momento siguiente. Hay un fuerte impulso. Rompemos ese impulso teniendo períodos en los que nos enfocamos en que “no existe tal cosa” como el “yo” imposible, por lo que no hay ninguna creencia de que esta apariencia engañosa corresponda a algo real. Pero no es solo que la apariencia engañosa aparezca e implícitamente sepamos que no corresponde a nada real. Nos enfocamos en la ausencia total de una cosa referente real que le corresponda, y durante esa absorción total no conceptual ni siquiera se da el surgimiento de esa falsa apariencia. Se ha roto el impulso del no darse cuenta al haber roto el impulso de la creación de apariencias de esa basura. Por lo tanto, debilita el impulso que hay detrás del no darse cuenta de seguir apareciendo y de que sigamos creyendo en él.                 

Creo que este es el punto de cómo, por etapas, se debilita ese aferramiento a un “yo” imposible. Se debilita la percepción, el dar surgimiento a esta apariencia de algo así como una caricatura que representa al “yo” imposible. Si algo es realmente imposible y no existe, no puede aparecer. Solo puede aparecer algo que lo represente. 

Las emociones perturbadoras son pasajeras y pueden ser eliminadas para siempre

Cualquier emoción perturbadora, basada en la creencia en un “yo” imposible, y especialmente cualquier actitud sedienta y emoción perturbadora obtentora que surja son no estáticas y pasajeras, por lo que la mente que las contiene tampoco es estática. Lo no estático de la mente era parte de la comprensión general del emplazamiento cercano de la recordación en la mente o la actividad mental. Está cambiando constantemente. Pero lo no estático de las emociones perturbadoras pasajeras y lo no estático de la actividad mental no son lo mismo. Tanto la actividad mental como las emociones perturbadoras no son estáticas en el sentido de que ambas cambian de un momento a otro. Ambas carecen de principio, pero solo las emociones perturbadoras, las manchas pasajeras, pueden tener un final. Las emociones perturbadoras pueden tener una detención verdadera, pero no así la actividad mental. Las emociones perturbadoras, sin embargo, no son no estáticas en el sentido de la impermanencia sutil: no se están acercando a su fin en cada momento como resultado de haber sido creadas; no tienen principio y nunca fueron creadas. Por supuesto, un episodio específico de una emoción perturbadora no es estático en el sentido de que va a terminar, pero ese no es el logro de una detención verdadera de tal emoción perturbadora.                             

Por ejemplo, si compramos una computadora, es inevitable que se descomponga y falle. Forma parte del sistema, como sucede con nuestro cuerpo. Es como una botella de leche; tiene una fecha de vencimiento, pero con nuestro cuerpo no sabemos cuándo es esa fecha de vencimiento. Aun así, viene con una fecha de vencimiento; va a expirar como la leche y se descompondrá. Cada día se acerca más al momento en que dejará de servir, pero no sabemos cuándo sucederá. Es una analogía muy interesante y bastante precisa.

Las emociones perturbadoras no son así en términos de ser no estáticas, que en algún se desmoronarán por sí mismas y terminarán. La actitud sedienta no tiene comienzo y tiene como base el continuo mental. Es parte de un continuo mental y, como tal, surge solo ocasionalmente, pero no es algo que pueda terminar cuando termina la base. No es como la vacuidad de algo. La vacuidad de la mesa no cambia de un momento a otro, pero esa vacuidad de la mesa ya no existe cuando la mesa no existe. Entonces, no es que vaya a haber una detención verdadera de las emociones perturbadoras cuando ya no haya un continuo mental como su base, eso es porque no puede haber fin de un continuo mental. No hay nada que sea exactamente lo contrario de un continuo mental que pueda provocar una verdadera detención de un continuo mental, de modo que ya no sea una base para las emociones perturbadoras y, de esta manera, producir una verdadera detención de las emociones perturbadoras. Pero dado que existe un opuesto exacto del no darse cuenta, el darse cuenta que discrimina de la vacuidad, que puede reemplazar y borrar al no darse cuenta y la sed que se deriva de él, las emociones perturbadoras son solo manchas pasajeras y es posible lograr una detención verdadera de ellas.

Con todo esto como antecedentes, ahora estamos listos para ver el emplazamiento cercano de la recordación en la mente, es decir, en la naturaleza convencional de la actividad mental, específicamente la naturaleza convencional de la conciencia mental, en términos de la tercera verdad noble, las detenciones verdaderas.     

El primer aspecto del emplazamiento cercano de la recordación en la mente: la naturaleza de la mente como detención

El primer aspecto de la verdad noble de la detención verdadera es que es una detención. La naturaleza convencional de la mente, o actividad mental, nunca fue manchada por las manchas pasajeras de las causas verdaderas del sufrimiento. Esta naturaleza convencional, naturalmente, tuvo una verdadera detención de estas manchas pasajeras. Debido a ese hecho, la liberación de las manchas pasajeras y del sufrimiento que producen es posible. Esto elimina la visión distorsionada de que no existe la liberación. Este es el punto de vista incorrecto afirmado por la escuela Charvaka de los sistemas filosóficos indios no budistas; afirman que no existe la liberación. Entonces, cuando seamos capaces de reconocer y comprender la naturaleza convencional de la mente, estaremos convencidos de que las detenciones verdaderas y la liberación son posibles.                  

El segundo aspecto del emplazamiento cercano de la recordación en la mente: la naturaleza de la mente como una pacificación

Cuando el continuo mental en el que las manchas son fugaces se deshace totalmente para siempre de una parte de los sufrimientos verdaderos y de los verdaderos orígenes, es un estado de pacificación o paz eterna. Esta palabra “pacificación” o “paz” es la misma palabra para la pacificación de las emociones y actitudes perturbadoras.      

La naturaleza convencional de la actividad mental en sí no está manchada por las emociones perturbadoras. Sin embargo, si esas manchas fugaces solo se suprimen temporalmente con un oponente, como meditar en el amor para vencer el enojo, o como meditar en la impureza del cuerpo para contrarrestar el apego al cuerpo, o cualquiera de estos otros métodos que se utilizan, entonces las tendencias todavía están ahí si solo se aplica uno de estos oponentes provisionales. La tendencia está ahí, así que volverá a surgir. Pero si las tendencias para que surjan se han eliminado por completo aplicando un oponente obliterante o eliminador, y dado que las emociones perturbadoras ya no pueden surgir sin tendencias para ellas, entonces la verdadera detención es para siempre y no se ve afectada por nada.                  

Por lo tanto, tenemos que deshacernos de la tendencia. Para hacer eso, necesitamos deshacernos de lo que activará la tendencia. Si no hay nada que pueda activar una tendencia, esa tendencia ya no es una imputación sobre el continuo mental. Una tendencia es solo una causa que depende de que exista un resultado. Si no hay ningún resultado posible, ya no es una causa. Aun así, Tsongkhapa señala, en su Gran presentación del camino gradual, Lam-rim chen-mo, que incluso si tenemos una tendencia kármica específica que ha terminado de dar su resultado, aún continúa como una imputación sobre el continuo mental. No es que haya sido eliminada y desaparecida para siempre con una verdadera detención de ella. Continúa como un oscurecimiento que impide y retrasa la liberación hasta que es eliminada con la cognición no conceptual de la vacuidad.                                 

Además, si has purificado tus potenciales y tendencias negativas con la meditación de Vajrasatva realizada de manera absolutamente perfecta y correcta, lo cual es casi imposible de hacer, pero si lo has hecho con total comprensión y concentración total y todo perfecto 100.000 veces, todas tus tendencias negativas, llamadas “semillas” kármicas, son “quemadas”, como dicen, y nunca darán su resultado. Entonces, podríamos pensar que ya no son una causa y, por lo tanto, ya no son imputaciones sobre nuestro continuo mental. Pero Tsongkhapa dice “no” y no da una respuesta definitiva de cómo, pero da varias posibilidades de cómo todavía lo son. Él dice que lo más probable es que ralenticen el logro de los caminos posteriores para obtener una cognición no conceptual de la vacuidad. Su presencia como semillas quemadas en nuestro continuo mental ralentiza ese proceso. Así como cuando el enojo, dice, devasta el potencial positivo, no lo elimina por completo; solo significa que los resultados madurarán mucho más débilmente y llevarán mucho más tiempo. Dice que lo más probable es que ocurra lo mismo con las semillas quemadas de las tendencias negativas.             

Es solo con una fuerza obliterante, un oponente obliterante al no darse cuenta, que se alcanza una verdadera detención, y la práctica de Vajrasatva no lo es porque no aplica un opuesto exacto mutuamente excluyente al no darse cuenta. No es suficiente simplemente hacer la meditación de Vajrasatva para liberarse para siempre de todo el karma, no será así porque aún podremos construir más potenciales y tendencias kármicas negativas. La práctica exitosa de Vajrasatva no impide que eso suceda. Las antiguas tendencias kármicas quemadas no van a madurar en sufrimiento, pero aún harán más difícil el progreso futuro. El ejemplo que se da es cuando nos rompemos una pierna, se curará y podremos caminar bien, pero aun así sería mucho mejor si nunca nos sucediera; no va a funcionar tan perfectamente como si nunca nos hubiéramos roto la pierna. Ese es el ejemplo; nos sale una cicatriz, en cierto sentido.            

Al aplicar este oponente obliterante, el darse cuenta que discrimina, la mente puede deshacerse de las manchas pasajeras para siempre, de modo que la mente pueda tener una pacificación completa de ellas con su verdadera detención. Esto elimina la visión distorsionada de que ciertos fenómenos contaminados específicos son liberación, lo cual se refiere a las absorciones meditativas profundas. Esta era una gran creencia en algunos de estos sistemas filosóficos indios no budistas, que simplemente se entra en estos “dhyanas” o absorciones sin forma, “samadhi” lo llaman, y luego te liberas. Esto es incorrecto. Incluso en el más profundo de esos estados, aún se tiene sed por que la sensación neutra que se experimenta no se degenere. Aún se tienen emociones perturbadoras, pero ahora con relación a lo que se está experimentando en uno de estos planos superiores de existencia.            

Por lo tanto, esa no es una detención verdadera. Además, en el continuo mental, independientemente de si se están experimentando cosas en el plano de los objetos sensoriales deseables o en el plano de las formas etéreas -estas formas muy sutiles-, o en el plano de los seres sin forma, aún existen las emociones perturbadoras. Son de diferentes tipos, pero aún existe este sentimiento de que el “yo” está haciendo esta meditación profunda. Entonces, la detención verdadera, la naturaleza pura de la mente convencional, es la pacificación de todo eso.        

El tercer aspecto del emplazamiento cercano de la recordación en la mente: la naturaleza de la mente como un estado superior

Cuando la mente en la que las manchas son impermanentes tiene detenciones verdaderas, entonces ha alcanzado un estado superior. Está en un estado superior que es inmaculado, en el sentido de que está separado para siempre de una parte de las emociones y actitudes perturbadoras. Además, es dichosa en el sentido de que está separada para siempre de los verdaderos sufrimientos provocados por esa parte de emociones y actitudes perturbadoras.   

Esto elimina la visión distorsionada de que algunos estados de sufrimiento específicos son liberación. En otras palabras, que si obtenemos el cuerpo de un ser del reino sin forma, eso es liberación. En estos reinos sin forma, es posible que no se tenga el sufrimiento de la infelicidad o la felicidad ordinaria cambiante, pero aún se tiene el sufrimiento que todo lo impregna. El renacimiento en este estado llegará a su fin. El estado de las detenciones verdaderas es superior a cualquiera de estas absorciones profundas.          

El cuarto aspecto del emplazamiento cercano de la recordación en la mente: la naturaleza de la mente como una emergencia definitiva

La mente que tiene detenciones verdaderas como imputaciones sobre ella tiene una emergencia definitiva, se le llama. Eso significa que ha salido para siempre del samsara, porque las verdaderas detenciones de las verdaderas causas del samsara duran para siempre. Entonces, la mente tiene una emergencia definitiva del samsara.    

Esto elimina la visión distorsionada de que, aunque puede haber un agotamiento del sufrimiento, aún es algo que se repetirá. Si las tendencias que dan surgimiento a la recurrencia de renacimientos incontrolablemente recurrentes no pueden nunca ser activadas, ya que las tendencias de lo que las activan se han deshecho del continuo mental para siempre, entonces el sufrimiento que todo lo impregna del renacimiento samsárico nunca podrá repetirse.          

Convicción de que la liberación y la iluminación son posibles

Esa es la presentación de la tercera verdad noble en términos de la naturaleza convencional de la actividad mental, la mente. Es un tema muy difícil, pero uno que Su Santidad el Dalái Lama enfatizó repetidamente en Hamburgo hace un par de semanas. Si no estamos convencidos de que la liberación y la iluminación son posibles, ¿qué rayos hacemos con cualquiera de las prácticas budistas que tienen como objetivo la liberación y la iluminación? La mayoría de nosotros ni siquiera entendemos qué significa realmente la liberación y la iluminación, y mucho menos cómo es posible alcanzarlas. Pero si no sabemos lo que son e, incluso si lo sabemos, no creemos que sea posible lograrlas, entonces, ¿qué estamos haciendo? ¿Estamos siguiendo un método que creemos que no puede producir su resultado? Esto lo hace muy ineficaz.          

¿Están utilizando métodos budistas como una forma de terapia para mejorar esta vida? Eso es muy bueno, pero eso no es lo auténtico en términos de budismo. Eso es algo en lo que realmente necesitamos enfocarnos; y enfocarnos en el hecho de que la liberación y la iluminación son posibles requiere comprender la vacuidad. Las formas imposibles en que nuestra mente confusa hace que las cosas parezcan existir no corresponden con nada real. No hay ninguna “cosa” referente, que se pueda encontrar mediante el análisis, que respalde esa apariencia. Si comprendemos eso, entonces comprenderemos que creer en ello es pasajero, solo una mancha, y puede eliminarse para siempre, porque la naturaleza de la actividad mental es pura. Entonces podemos desarrollar sinceramente la determinación de ser libres y la bodichita, porque sabemos que es posible alcanzar las detenciones verdaderas de la liberación y la iluminación.              

Esta es la forma en que Nagáryuna lo explica en sus Alabanzas a la bodichita. Hay dos formas de desarrollar la bodichita. Una es desarrollar primero la bodichita relativa, con la que se anhela la liberación y la iluminación; y luego, en segundo lugar, se desarrolla la bodichita más profunda enfocada en la vacuidad y entonces te convences de que realmente puedes alcanzar la liberación y la iluminación. Ese enfoque es para aquellos que están más inclinados emocionalmente. Funciona sobre la base de meditar en cómo todos han sido mi madre y las emociones positivas que surgen de esa comprensión. Pero, para aquellos que tienen una mente más aguda, existe la otra forma que es más estable y es convencerse, primero, de que la liberación y la iluminación son posibles, y luego motivarse para alcanzarlas. Entonces estamos seguros de que realmente es posible alcanzar la meta y podemos poner todo nuestro corazón en ella. Pero luego, para lograr ese objetivo, es absolutamente necesario desarrollar el lado emocional, la calidez del amor y la compasión.                    

Eso es algo muy interesante para aquellos de nosotros que podríamos estar más inclinados intelectualmente, darnos cuenta de que no va a suceder a menos que desarrollemos también ese cálido lado emocional. De lo contrario, no nos interesamos por nadie más y no podremos relacionarnos con nadie más.

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